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  • Los astilleros todavía sobreviven en Samborondón, en Guayas

    Redacción Guayaquil

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    Samborondón es uno de esos pueblos que ha tenido un vínculo histórico con el río. A orillas del Babahoyo se levanta este cantón del Guayas que mantiene activo el transporte fluvial y es lo que da vida a los astilleros.

    El historiador Willington Paredes señala que es uno de los cuatro pueblos montuvios que ancestralmente han sobrevivido por los ríos que los atraviesan. Esos son los cantones Daule y Santa Lucía, cruzados por el río Daule; y, Babahoyo y Samborondón bañados por el río Babahoyo. En su confluencia ambos forman el Guayas.

    Cuando se recorre los diferentes caseríos es común observar la canoa pequeña colgada en los soportales de las chozas montuvias. Estas son el medio de transporte más común para salir de sus casas en época de lluvias.

    Paredes destaca que el montuvio de Samborodón ha desarrollado una actividad anfibia. En época seca trabaja más en la agricultura, sobre todo en la siembra del arroz, y en el invierno en la pesca de río.

    En el astillero D’Anita, en el centro de Ciudad Samborondón, la actividad aumentó desde diciembre. Los martillazos sobre la madera se escuchan a medida que se acerca a la casa esquinera donde funciona.

    Marcos Rodríguez, el dueño de este astillero, Cuenta que en estos tiempos ya no se las hace con un solo tronco, ahora se fabrican con piezas de madera guachapelí. “Antes se hacían con un solo tronco cortado de raíz, pero con el tiempo eso cambió”. Dice que ya no hay árboles tan grandes.

    Por eso en el letrero de su astillero se lee que es un depósito de madera donde hay tablas duras, semiduras, encofradas, tablones y tiras maestras que sirven para fabricar canoas.

    Esta es una actividad que heredó de su padre ya fallecido hace 16 años. El deseo es que su hijo César, de 21 años, mantenga la tradición familiar, pero no guarda muchas esperanzas. El joven ayuda en estos días en el taller en la reparación de canoas, pero no cree que se mantendrá en el astillero.

    Su padre dice que también la modernidad y las nuevas carreteras han reducido la actividad. Eso ocurrió en Tarifa. Antes la comunicación fluvial por el río Los Tintos era lo más común en Tarifa, pero con la construcción de una vía carrozable disminuyó.

    En el 2017 el astillero fabricó 12 canoas grandes, cuatro de canaletes y 10 a remo y otras reparaciones.

    En el astillo D’Anita la canoa más grande que se reparó es una que tiene 14,5 metros de largo, 1,50 m de ancho o boca y de 58 centímetros de alto. Es modelo samborondeña con el fondo tipo cajón, que se distingue de las salitreñas con fondo de tres piezas, que también llegan al taller para reparaciones.

    Rodríguez señala que el trabajo aumenta por la cercanía del invierno. Las familias que viven en las zonas bajas donde se siembra el arroz normalmente se inundan y usan la canoa para salir sus casas.

    Samborondón es un cantón arrocero. El 99% de la actividad comercial en la zona rural depende de la siembra, cosecha, pilado y venta de la gramínea. En toda la campiña se observa desde principios de diciembre el inicio de la siembra de invierno y extensas plantaciones totalmente verdes.

    Las canoas se reparan para que estén listas en la época de invierno. Es un medio de transporte del montuvio. Foto Enrique Pesantes / LÍDERES
    Las canoas se reparan para que estén listas en la época de invierno. Es un medio de transporte del montuvio. Foto Enrique Pesantes / LÍDERES
  • Samborondón cuenta con un espacio para el coworking

    Redacción Guayaquil

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    Como un espacio para compartir experiencias y conocimientos entre emprendedores. Así define Pedro Huerta, gerente general de Recoseg Coworking, a su propuesta de alquiler de oficinas compartidas.

    El empresario vio que esta tendencia, muy extendida en los últimos diez años en países europeos y en Estados Unidos, también está imponiéndose en Ecuador, sobre todo en Quito y Guayaquil.

    Huerta vio un mercado desatendido en el sector de la vía a Samborondón, donde habitan alrededor de 10 000 familias. Allí surgen, cada vez, más emprendimientos de jóvenes y empresarios ‘freelances’ o también llamados independientes.

    Recoseg Coworking abrió sus puertas el 2 de mayo de este año en el kilómetro 2,5 de la vía a Samborondón y cuenta actualmente con clientes en áreas como: seguros, bienes raíces y negocios.

    Daniel Menoscal, un emprendedor de 28 años radicado hace tres meses en Ecuador, alquila un espacio en Recoseg Coworking. Su empresa tiene sede en Miami (EE.UU.) y se dedica a la venta de diferentes productos artesanales, como el sombrero de paja toquilla. Con la finalidad de realizar un mejor control de calidad de los productos que exporta decidió operar desde Guayaquil. Según Menoscal, este tipo de oficinas son ideales para su trabajo porque le da presencia institucional y la inversión es mínima.

    Además, según Huerta, los coworking crean una comunidad que va más allá del alquiler de un espacio físico. “Cada uno de los clientes aporta desde su segmento y su experiencia con el resto”.

    Esta iniciativa surgió en enero de este año, cuando analizó la necesidad que tenía la zona. Según su estudio, uno de los principales problemas que enfrentan los emprendedores es la inversión inicial que implica tener una oficina comercial, así como cubrir gastos de alquiler y otros servicios.

    “Tener una oficina física es una barrera de entrada bastante alta para muchos emprendedores. Los costos son muy elevados”, menciona el gerente.

    Equipar y mantener una oficina puede tener un costo inicial entre USD 5 000 y 10 000, además de los trámites y permisos que deben obtenerse para su funcionamiento.

    Recoseg Coworking ofrece varios servicios que van desde el alquiler por día de puestos de trabajo hasta el alquiler mensual de oficinas privadas para empresas constituidas.
    La “oficina virtual” es otra modalidad de servicio. Esta consiste en ofrecer la dirección comercial del local para recibir documentos, paquetería y llamadas telefónicas, sin necesidad de estar presente.

    Esto le interesó a Pablo Rizzo, empresario que presta servicios portuarios. Estas facilidades le permiten trabajar a él y a sus empleados desde casa y sólo utilizar las oficinas para reuniones con el personal y con los clientes. En dos años, la empresa tiene como objetivo instalar al menos diez estaciones de coworking en el país.

    Emprendedores y empresarios independientes alquilan las oficinas de coworking en la vía a Samborondon. Foto: EnrIqie Pesantes / LÍDERES
    Emprendedores y empresarios independientes alquilan las oficinas de coworking en la vía a Samborondon. Foto: EnrIqie Pesantes / LÍDERES
  • Samborondón es el eje de los emprendimientos de Nelson Oñate

    Thalíe Ponce Redacción Guayaquil /LÍDERES Thaliep@revistalideres.ec

    El ambateño Nelson Oñate empieza su jornada laboral a las 07:00. Su día transcurre entre sus negocios, ubicados en la vía a Samborondón: un minimarket, un restaurante, una papelería y unsupermercado. Este último, inaugurado en octubre del año pasado; se trata de un proyecto de cerca de USD 2 millones y “uno de sus sueños hechos realidad”.

    ‘Don Nelson’, como lo conocen sus colaboradores, se radicó en Guayaquil hace 35 años, en compañía de su esposa Doris Núñez. Ambos, bachilleres en esa época, llegaron a buscar mejores oportunidades de vida en una ciudad donde tenían algunos amigos y familiares.

    A su llegada, Oñate abrió una tienda de víveres. Se inclinó por ese negocio ya que uno de sus tíos posee una despensa donde él trabajó y de la cual dice que aprendió “muchísimo”. La tienda, ubicada en el suburbio de la urbe, la mantuvo por unos 8 años, hasta que decidió arriesgarse: alquiló un local en la ciudadela Entreríos y montó una despensa.

    Las ventas le permitieron ahorrar y posteriormente, en 1990, por sugerencia de su esposa, compró un terreno en la misma ciudadela. Allí, montó un minimarket, que existe hasta la actualidad.

    La zona de la vía a Samborondón apenas empezaba a desarrollarse, recuerda este emprendedor de 60 años. Pero él confió en que el crecimiento residencial de la zona se daría pronto, y que este, a la vez, impulsaría su emprendimiento.

    “Las cosas no fueron fáciles”, comenta. Atendían el local entre él y su esposa. Ella estudiaba por las mañanas mientras él se ocupaba del minimarket; y viceversa. Así, ambos obtendrían títulos universitarios y el negocio seguía creciendo.

    Núñez culminó sus estudios en Secretariado, sin embargo, Oñate, nunca pudo terminar la carrera de Ingeniería Mecánica. Se dedicó al emprendimiento y a desarrollar nuevas estrategias para expandirlo. De esa manera, en el 2000, implementó algo novedoso para la zona: el servicio de entrega a domicilio.

    Esta estrategia permitió que el minimarket Súper Nelson gane clientela. Hoy, entre los dos locales poseen un mercado potencial de unos 5 000 residentes de la vía a Samborondón.

    Pero Oñate agrega que el éxito también se lo debe a su esposa, quien lo ha “acompañado incondicionalmente”. Núñez -quien adquirió experiencia como secretaria en grupo El Rosado- se encarga del trato con los proveedores. “Si no fuera por ella, los locales no estarían completamente surtidos”, dice.

    El trabajo en equipo ha sido clave. Ella también dice que sin él no hubiera podido salir adelante. “Es un padre muy unido a su familia, valora el sacrificio”. Agrega que tiene una personalidad calmada, que refleja en su trato diario.

    Esa unión familiar, con su esposa y sus cuatro hijos, es producto de la devoción a la Virgen de Aguasanta de Baños, según Oñate. Él visita todos los años Baños de Aguasanta (Tungurahua), para venerar a la Virgen.

    Carlos González es el propietario de Surtitodo, una de las firmas que provee a los locales de Oñate de productos de consumo masivo. Dice que su relación comercial empezó hace 10 años, cuando también iniciaba su negocio. Destaca que es una persona recta y emprendedora. “Es impresionante el desarrollo que ha logrado. Empezó con un pequeño negocio y ha ido creciendo de a poco”.

    Luego, en el 2005, Oñate realizó una inversión de casi USD 100 000, para la ampliación y remodelación del local. El crecimiento repuntó y abrió un restaurante. Lo hizo luego de que detectó la necesidad en los residentes de la vía a Samborondón. En un inicio, se vendían cebiches, pero luego de un estudio de mercado, diversificó la oferta.

    Un año después, abrió un tercer negocios: una papelería. “De esa manera buscamos satisfacer de una forma casi integral las necesidades de quienes viven en Entreríos”, asegura. Pero él no quería parar, ya entonces se iban sembrando en él las ganas de tener un supermercado.

    El proyecto empezó a tomar forma en el 2011, cuando encontró el terreno ideal, de unos 1 500 m2, ubicado en el km 5 de la vía a Samborondón. Sin embargo, sus ahorros no eran suficientes para realizar la inversión requerida.

    Acudió a entidades financieras, quienes le negaron un crédito. Finalmente, a finales de ese año, Banco del Austro le otorgó un préstamo, con el que completó un capital de USD 2 millones. Compró el terreno e inició la construcción.

    En octubre pasado, la edificación de tres plantas abrió. Esta alberga un supermercado en la planta baja y una bodega en el subsuelo. Además, en tres meses, en la planta alta funcionarán otro restaurante y papelería, áreas en las que este amante de la lectura ya tiene experiencia.

    Otra de las pasiones de Oñate es viajar; busca hacerlo a menudo con sus allegados. No obstante, trata de que alguien de la familia siempre se quede en el país para no descuidar los locales. “Es fundamental cuidar del negocio siempre. Uno tiene que darle seguimiento para que todo se haga de manera correcta”.

    Otra de las claves para que el negocio crezca, dice, es la capacitación constante del personal. Oñate no deja de soñar y aspira abrir otro supermercado en la zona o en la vía a la Costa, en dos años.

    Alfredo Ramos, su amigo desde hace 12 años, no duda que logre este sueño, ya que lo describe como “un visionario”. Esto, lo contrasta con uno de sus defectos: “puede llegar a ser demasiado bondadoso, lo que hace que algunas personas abusen de la confianza”.

    En eso concuerda Norman Carrillo, residente de Entreríos y dice que es cliente de Súper Nelson, desde que inició en la ciudadela. “A veces íbamos a comprar. Él siempre nos atendía con una sonrisa”.Agrega que ha sido testigo del excelente trato de Oñate, tanto con los clientes como con los más de 30 colaboradores de sus negocios. “Es un hombre honesto, recto y sobre todo, muy inteligente”.

    La jornada de este empresario culmina a las 24:00, al cerrar la atención al público del supermercado. “Es que para tener éxito hay que saber sacrificarse”, dice. A pesar de esto, aprovecha su tiempo libre para compartir con sus familiares y amigos. Ramos cuenta que Oñate disfruta de cantar canciones de José José en las reuniones sociales.

    EMPRENDER ES SU ESTILO DE VIDA

    Las proyecciones. Oñate espera, en un par de años, abrir un supermercado en Ciudad Celeste (vía a Samborondón) o en la vía a la Costa.

    La familia. Oñate inspiró a sus hijos a emprender como él. Su hijo Nelson abrió un bar – restaurante en la Piazza de Villa Club. Sus otros hijos colaboran en los negocios familiares.

    2012 LA PREINAUGURACIÓN DEL SUPERMERCADO

    Nelson Oñate aparece en la foto junto a su familia, en la pre inauguración del supermercado, ubicado en el kilómetro 5 de la vía a Samborondón. Este es uno de sus emprendimientos más recientes en esa localidad.

    SUS ESTRATEGIAS

    La capacitación . El personal de sus locales se capacita por lo menos una vez al mes, en el servicio al cliente.

    Las promociones del negocio.

    En sus locales, ofrece el 20% de descuento en legumbres y el 10% en carnes, los días jueves.

    «El sacrificio y el apoyo de la familia  han sido aspectos fundamentales para sacar adelante todos mis emprendimientos».

  • Ambiente familiar en un hotel boutique en Samborondón

    Redacción Guayaquil

    La vivienda de los García Sánchez se convirtió, hace 17 años, y ‘poco a poco’ en un hotel. En la Urbanización Entre Ríos (cantón Samborondón, Guayas), Sara Sánchez junto con su esposo Francisco García, creyeron que en su residencia había mucho espacio y empezaron a adecuar el lugar para alojar a turistas, deportistas y amigos de sus hijos, que venían del extranjero.

    En 1996 iniciaron las adecuaciones para convertir el lugar en un hostal. Los acomodamientos no han parado hasta ahora, pero su residencia se convirtió en un sitio especial. Así nació el Hotel Boutique Orilla del Río, un espacio que dispone de siete habitaciones, un jacuzzi y un jardín dividido en siete ambientes.

    En noviembre del año pasado, instalaron un minispa, que hasta ahora es exclusivo para los huéspedes, pero que se lo pretende abrir al público.

    Uno de los atractivos de este servicio es que se realizan masajes y tratamientos de relajación con productos ecuatorianos como el cacao. A esto se suma la oferta de otros artículos de origen nacional, como sombreros de la marca EcuaAndino, chocolates de Caoni y vino ecuatoriano.

    En el 2013, por arreglos, adecuaciones y tratamiento de la madera, los propietarios del hotel invirtieron alrededor de USD 15 000.

    Este lugar tiene una decoración singular. La escalera y el techado es de madera y en cada espacio hay detalles diferentes que evocan el pasado. Por ejemplo, en el último piso está un fonógrafo. En la sala principal se observan muebles que han sido reconstruidos, para darles un toque ecléctico al área.

    Francisco García, gerente del hotel, afirma que cada detalle del lugar tiene detrás una historia.

    Los clientes que se han hospedado en el Orilla del Río resaltan la calidez del lugar. «Aunque es pequeño, el ejecutivo se siente como en casa», cuenta María José Regalado, de Semgroup. Esa firma hospeda a sus ejecutivos y visitantes, al menos una vez al mes. La relación de las dos firmas surgió hace unos 14 meses.

    En promedio, la tarifa de una noche oscila entre los USD 70 y 130.

    García resalta que el hotel permanece prácticamente lleno, lo que se traduce como un 90% de ocupación diaria. Al menos el 40% de los huéspedes son nacionales y el 60%, son turistas extranjeros y ‘turistas por negocios’. «En Samborondón la oferta de hoteles es limitada y el movimiento comercial y de negocios es amplio, por ello tenemos demanda de ejecutivos», señala García.

    Los reconocimientos
    Buenas críticas. En el 2013, el sitio especializado en viajes y turismo, Trip Advisor, le otorgó un reconocimiento por los comentarios de sus usuarios.Ambientes. En el jardín tiene siete espacios destinados para diferentes actividades de relajación y distracción.7 habitaciones tiene este hotel familiar

  • La infraestructura crece en Samborondón

    EVELYN TAPIA (I) Redacción Guayaquil / LÍDERES

    El primer campus universitario que tuvo el cantón Samborondón, en Guayas, fue el de la Universidad Espíritu Santo (UEES), ubicado en el km 2,5 de la Puntilla; de eso ya hace 20 años.

    La Universidad se fundó en 1994 y actualmente cuenta con 29 carreras, 290 profesores y alrededor de 5 000 alumnos, entre pregrado y posgrado.

    Este año, la institución celebra su aniversario con cambios: un nuevo rector y un nuevo Centro de Convenciones y edificio de Posgrado, que fue inaugurado el 25 de octubre. Además, la UEES se plantea nuevos retos: a partir del 2015 comenzará a construir un hospital regional en alianza con un grupo hospitalario internacional y en el área académica se espera la acreditación de sus primeras cuatro carreras ante el Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior, durante el próximo año.

    El fundador, Carlos Ortega, fue quien ocupó el rectorado de la institución durante estos años, pero en abril cedió la posta a Joaquín Hernández, que estudió Filosofía en la Universidad de San Salvador (El Salvador) y tiene una maestría en Filosofía y un diplomado en Pensamiento Estratégico y Prospectivo. Anteriormente fue vicerrector de la UEES.

    Mientras efectúa un recorrido por las instalaciones del nuevo Centro de Convenciones y Posgrado, Hernández destaca que esta Universidad ha puesto énfasis en la tecnología y la internacionalización del currículum. «Nuestros estudiantes pueden tomar semestres de intercambio con las universidades del mundo, con las que tenemos convenios».

    La nueva edificación que también acoge a las facultades de Derecho, Estudios Internacionales, Posgrado y Educación Continua, es una respuesta al crecimiento que ha tenido en esas áreas la Universidad, añade Hernández. En el nivel de posgrado, reciben clases 1 500 alumnos en 16 programas.

    Otro de los retos académicos es el crecimiento de la carrera de Medicina. En julio, la UEES graduó a su primera promoción de médicos, y aunque tradicionalmente Negocios había sido la Escuela con más demanda, Hernández comenta que este nuevo año Medicina, con 500 alumnos, podría superar a Negocios.

    La carrera de Medicina, que arrancó en el 2008, cuenta con un edificio en el que se han implementado seis laboratorios, pero Ortega planea dar un paso mucho más grande en ese campo. «El Hospital Docente UEES es una realidad», dice mientras muestra la maqueta de la edificación que espera comenzar a construir a finales del 2015, en el km 13 de la vía Samborondón, que tendrá capacidad para unas 300 camas.

    Ortega explica que en la primera fase ya se han invertido USD 12 millones. «Son 100 000 m2; sería un hospital regional, con soporte científico de un grupo hospitalario muy prestigioso del extranjero», comenta, aunque no menciona el nombre del grupo, porque aún se ajustan detalles del proyecto.

    Añade que esperan las autorizaciones del Consejo de Educación Superior para las carreras de Enfermería y Odontología que solicitaron hace dos años.

    Nuevos espacios

    Área de eventos y posgrado. El Centro de Convenciones y Posgrado se construyó en un terreno de 23 000 m2; cuenta con 44 aulas, cuatro laboratorios de computación y una plazoleta de estacionamiento con espacio para 345 vehículos. Este proyecto comenzó a construirse hace dos años. Tiene un auditorio con capacidad para 311 personas; salón de eventos para 800 y un salón fundacional para 191 personas.

    El hospital. En un terreno de 10 000 m2 se construirá a finales del 2015 el Hospital Docente UEES, en el km 13 de la vía Samborondón. En este espacio funcionará también la Facultad de Medicina y su capacidad será de 300 camas.