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  • Santiago Mosquera: ‘El 2020 será aún más complicado’

    Pedro Maldonado

    (I) Editor del Semanario LÍDERES

    Santiago Mosquera, director de Business School de la Universidad San Francisco de Quito, analiza la reciente emisión de bonos, el trabajo de las autoridades económicas y los retos que tiene el país con los vencimientos de bonos durante la próxima década.

    El país acaba de hacer una nueva emisión de bonos la semana pasada. ¿Cómo se mueve el tablero económico con este hecho?

    Esto es parte de un proceso en el cual el Gobierno busca encontrar fuentes de financiamiento adecuadas. Estamos hablando de necesidades por unos USD 8 000 millones que el Gobierno necesita levantar en el 2019. Para ello se buscan fuentes tradicionales, así como poco convencionales. A fines del 2018 se esperaba un desembolso de China atado a temas de inversión, pero este no se ha materializado en su totalidad. En los últimos 10 años el país, a finales o inicios de año, siempre ha recibido desembolsos importantes, sea con emisiones de bonos o crédito de un organismo o de China. Eso se esperaba ahora, pero no se dio y Ecuador necesita recursos líquidos en enero para empezar la ejecución del Presupuesto 2019. Ante la falta de recursos, el Gobierno quiere financiar las necesidades y esta es la primera colocación.

    ¿Qué esperaba el mercado?

    El mercado creo que sobredimensionó el anuncio hecho por el FMI durante la cumbre de Davos, en donde Lenín Moreno se reunió con Christine Lagarde. Yo no me emocioné tanto con el comunicado emitido por el Fondo Monetario. Es muy específico y trata de no atribuir nada que no sea real. Allí se dijo que las relaciones con Ecuador se han fortalecido y que el FMI ofrece asistencia técnica al Ecuador.

    Y el Gobierno, por su parte, mantiene el discurso de apertura a que el FMI acompañe el plan económico

    Es correcto y en ese escenario hay que leer entre líneas. Sí hubo una apreciación de los bonos de Ecuador, pero no fueron los únicos. La mayoría de países emergentes tuvo una apreciación de sus bonos. En ese escenario se dio la emisión. El mercado, por su parte, estaba a la espera de algún anuncio con el FMI y pensaba que Ecuador iba a posponer cualquier búsqueda de financiamiento directamente en el mercado.

    Eso era lo que se esperaba…

    Eso era lo lógico. Se pensaba que si tenemos que levantar recursos y estamos en un proceso con el Fondo, entonces esperemos el programa con el Fondo, hagamos el anuncio y luego vamos a los mercados. Estos últimos deberían ver con mejores ojos el programa económico al tener el visto bueno del Fondo Monetario.

    Ahora, ¿todo ese escenario se mueve?

    Conseguir solo 1 000 millones a una tasa alta sugiere que las conversaciones con el Fondo continúan y que no vamos a tener nada en el corto plazo.

    ¿Un acuerdo no está tan cerca como se pensaba?

    No está tan cerca. El Ministro de Finanzas, de hecho, señaló que no habrá ningún tipo de anuncio en los próximos días, lo que puede ser semanas o meses. Entonces las necesidades de financiamiento siguen siendo muy altas y el costo de financiamiento está también más alto. Aún tenemos unos 7 000 millones por delante.

    La emisión tiene una tasa alta, pero las autoridades defienden lo hecho…

    Ante la situación en la que está el Ecuador reconozco el esfuerzo del Gobierno, está dando señales claras. Los resultados aún no se ven en todas las cuentas, pero se nota el deseo de consolidar las cuentas fiscales. Creo que el mercado también reconoce ese esfuerzo, pero para salir adelante el Ecuador no tiene otra alternativa que continuar financiándose, acudir a nuevo endeudamiento. Como dijo Augusto de la Torre: es un tema de endeudarse para corregir, no para posponer. Yo creo que Ecuador se está endeudando para corregir los excesos de los 10 años anteriores.

    ¿Se puede esperar una nueva emisión en el primer semestre de este año?

    Todo depende del apetito o de la respuesta de los mercados. Con esta reciente emisión de bonos la demanda no fue tan grande, se habla de una demanda por 2 500 millones de dólares, pero solo se asignaron 1 000 millones. Entonces cuando un gobierno anuncia y da una cifra sobre rentabilidad, los inversionistas demandan una tasa de rentabilidad menor o mayor y en este caso el gobierno fijó la tasa en 10,75%. Entonces, en adelante no creo que haya apetito de parte de inversionistas para tomar más deuda del Ecuador (…) Hemos visto que cada vez hay menos interés de inversionistas en deuda del Ecuador y esto se mide por el monto total demandado ante un ofrecimiento de deuda. En el 2014, al volver a los mercados tras el ‘default’, el monto total demandado fue ocho veces más que el monto ofertado. En la emisión de ahora hablamos de 2,5 veces el monto ofertado.

    El Ministro de Finanzas señaló a inicios de año que los retos económicos van hasta más allá del 2020, con el inicio de los vencimientos de los bonos. ¿Qué se puede esperar una vez que se deban cumplir esos pagos?

    Lo ideal es que el Gobierno diseñe una estrategia de manejo de pasivos, con lo que se intente reestructurar la deuda para ofrecer a los tenedores de deuda la posibilidad de realizar un canje por deuda de un plazo mayor. Tiene que ser un canje amigable sin obligar a los inversionistas, porque si ellos tienen alguna pérdida en términos de valor presente de su deuda, eso va a ser marcado por las calificadoras de riesgo como un ‘default’. Lo idea sería hacer manejo de pasivos, hacer emisiones en las cuales se permita al inversionista entregar sus bonos que vencen a partir de 2020 y que ellos estén dispuestos a recibir bonos a un plazo mayor. Para hacer esto, la probabilidad de éxito requiere que el FMI esté involucrado. No es requisito sine qua non, pero la probabilidad de éxito es más alta si tenemos un programa económico con el Fondo.

    ¿Esto pone más presión al Gobierno?

    Aquí siempre vivimos pensando en lo urgente antes que en lo importante. Lo importante debe ser competitividad, crecimiento, inversión extranjera… Pero seguimos viviendo para saber cómo cerramos el 2019. Todos los años, en febrero, tenemos esa discusión y cuando se acerca diciembre no conseguimos el financiamiento. Pero a la vuelta de la esquina, en enero del 2020, estaremos a tres meses del pago de USD 2 200 millones con los bonos 2020.

    Seguimos de deuda en deuda…

    Lo que está haciendo el Gobierno es razonable. Sin embargo, el gobierno enfrenta un perfil de vencimientos bastante complicado y demandante. Son muchos vencimientos concentrados en los próximos diez años. Y el primero es en marzo del año próximo. Para llegar a ese momento deberíamos haber buscado y encontrado financiamiento pare el 2019. Los inversionistas ya están pensando en el bono del 2020. Este año ya es complicado, pero a partir del 2020 será aun más. Mi opinión es que el Estado ya no puede hacerlo solo, va a necesitar alguien adicional que reafirme y verifique los compromisos. Ese alguien tiene que venir del FMI.

    Hoja de vida

    Cargo.  En la actualidad es el director de Business School de la Universidad San Francisco de Quito. También es director del programa de MBA de la misma universidad.
    Formación. Estudió Economía en la PUCE. Tiene un PhD de Fordhman University, en EE.UU.
    Experiencia.  Fue economista Senior de IHS Global Insight, en EE.UU., donde elaboraba análisis económico de países como Argentina, Colombia, México, Costa Rica, Ecuador. También trabajó para Fitch Ratings, una firma especializada en servicios de información Financiera. En Ecuador fue jefe de investigación de Analytica Investments.

    Santiago Mosquera es director de Business School de la Universidad San Francisco de Quito. Foto: Vicente Costales  / LÍDERES
    Santiago Mosquera es director de Business School de la Universidad San Francisco de Quito. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Santiago Ribadeneira: Trabaja para que las pymes se vuelvan globales

    Patricia González

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    “Siempre he sido tímido y reservado. No me gusta hablar en público. Me gusta que los resultados hablen por mí”, dice Santiago Ribadeneira, quien a sus 28 años lidera la oficina en Ecuador de Endeavor, una red global que impulsa a emprendedores de alto impacto.

    Ribadeneira considera que tuvo una infancia privilegiada. Creció en un hogar unido, de padre y madre, con tres hermanas mayores, en el que estuvieron presente los abuelos. Su héroe de la niñez fue su abuelo materno, emigrante del País Vasco durante la Guerra Civil Española, que llegó en los años 50 al país. “Era un ingeniero autodidacta. Si veía algo que le gustaba lo hacía, desde armar una radio hasta hacer figuras con resina”.

    Su padre le inculcó la importancia del trabajo. Un juguete era la recompensa por lustrar los zapatos, limpiar el carro o bañar el perro. “Esto fue determinante en mi vida profesional”.
    Estudió en el Colegio Menor San Francisco de Quito, en Cumbayá. Era estudiante de “A”. Pero con los años se dio cuenta que a aquellos que fueron excelentes estudiantes, les cuesta salir del ‘statu quo’, a diferencia de los buenos emprendedores, que se mueven con facilidad en las “zonas grises”, donde no hay procedimientos claros.

    Santiago no rompió el ‘statu quo’, aunque luego se vincularía con los emprendedores. Se graduó en Administración, en la Universidad de Boston, EE.UU., y cursó una maestría en Finanzas en la Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas, en Barcelona, España.

    Su primer empleo fue en la época del colegio, como asistente de mecánica en Casabaca. En la universidad, trabajó en el estadio de la institución y durante los veranos hizo pasantías en Zaimella y Pronaca, en Ecuador.

    En el tercer año de la carrera cursó un semestre en Madrid, tiempo que aprovechó para hacer una pasantía en Deloitte. Esa oportunidad se convirtió en su primera oferta de empleo. Al culminar la carrera se mudó a Madrid y por dos años realizó consultorías y auditorías en Deloitte para empresas de la talla de Repsol.

    “Pero, me di cuenta que mi carrera iba por otra dirección”. Ese fue el punto de quiebre. Renunció y se mudó a Barcelona a cursar una maestría en finanzas con concentración en capital de riesgo.

    Sus amigos del colegio, José Jaramillo y Sebastián Nankervis, coinciden en que Santiago es una persona enfocada, con visión clara de lo que quiere lograr. “Piensa mucho en los demás. Siempre está pensando en cómo ayudar a otros a progresar”, añade Jaramillo.
    Al finalizar la maestría, trabajó en Imena Holdings, un fondo de capital de riesgo, con sede en Jordania, que invierte en portales de habla árabe. Una experiencia corta de cinco meses, que le permitió salir de su “zona de confort”.

    “Me encantó Jordania. Es un país con apego a sus tradiciones, pero que busca ser internacional. Me abrió las puertas y me permitió hacer conexiones internacionales”, comenta Ribadeneira.

    Retornó a España y ejerció por casi un año en fondos de riesgo. Pero por una decisión personal, retornó al Ecuador, junto con su esposa, en octubre de 2015.

    Sus conocimientos le permitieron asumir en enero del 2016 la dirección de Kruger Labs, una aceleradora de emprendimientos digitales, a través de levantamiento de fondos de inversión, entre otras estrategias. “Santiago sabe entender muy bien las necesidades de tu negocio”, comenta Guillermo Zárate, cofundador del emprendimiento Cuestionarix.

    En junio del 2016, estuvo presentó en el Global Entrepreneurship Summit, un evento que conecta a emprendedores del mundo, celebrado en la Universidad de Stanford, EE.UU. Fue allí la primera vez que escuchó hablar de Endeavor, una organización sin fines de lucro, presente en 28 países.

    A su regreso al país, contactó a la oficina en Nueva York de Endeavor y les propuso conformar la filial en Ecuador. Para ello debía conseguir a seis directores para el financiamiento y una lista de empresas con potencial para formar parte de Endeavor.

    Ribadeneira no solo consiguió reunir a ocho de los empresarios más importantes del país, sino que luego de un proceso de selección, en febrero de este año se convirtió en el director más joven de una oficina de Endeavor en el mundo. La experiencia ha sido como la de cualquier emprendedor, porque significó comenzar de cero.

    Para Linus Frank, compañero de trabajo, Ribadeneira es muy autocrítico. Y él lo sabe, por eso dice que se rodea de personas más inteligentes que él para que lo complementen. “Las cosas llegan con esfuerzo. Desde que me levanto, trabajo para cumplir mi sueño”.

    Una red que potencia emprendimientos

    Endeavor fue fundada en 1997 en Argentina. Su misión es brindar apoyo a emprendimientos que están escalando en su modelo de negocios y que tengan potencial para convertirse en líderes de su sector, generando empleo e ingresos.

    Los negocios que integran la red, en los 28 países donde tiene presencia, han generado más de 650 000 puestos de empleo y en 2016 facturaron en conjunto más de USD 10 000 millones.
    Endeavor Ecuador se constituyó en marzo de este año. Su directorio está constituido por 10 importantes empresarios del país, entre ellos Roque Sevilla, presidente del Grupo Futuro y Juan Carlos Serrano, del Grupo KFC.

    Para recibir el apoyo de Endeavor, las empresas deben facturar al menos USD 1 millón y estar en proceso o con planes de internacionalizarse, es por ello que en Ecuador deben ser pequeñas o medianas empresas. En el proceso de selección, los candidatos se reúnen con mentores y con un panel nacional e internacional. Solo el 2,4% pasan el último filtro.
    En Ecuador, de 80 empresas a las que se han evaluado, la firma de chocolates Pacari y Location World, una compañía de tecnología, están en la red.

    Endeavor ofrece el acceso a los mercados donde opera la red, la vinculación con talentos de las universidades de Harvard ó Stanford, y el acceso a capital, a través de un fondo propio de USD 100 millones y de otros fondos institucionales.

    Participar del proceso de selección, que suele durar de seis meses a un año, no tiene costo. Luego se debe dar un aporte anual de USD 10 000.

    Santiago Ribadeneira vivió por cinco meses en Jordania, trabajando en un fondo de inversión. Foto: Vicente  Costales / LÍDERES
    Santiago Ribadeneira vivió por cinco meses en Jordania, trabajando en un fondo de inversión. Foto: Vicente Costales / LÍDERES