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  • La cosmética natural es su sello diferenciador

    Redacción Quito  (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    El emprendimiento Mama Tungurahua tiene su origen en Baños de Agua Santa (Tungurahua), donde Rosa González, dueña del Hospedaje Higuerón, aprendió a elaborar jabones, en el 2014, con la orientación de una norteamericana.

    Paralelamente, su hermana Sofía González –quien se había quedado sin empleo en Quito– comenzó a preparar cremas para uso personal, que le ayudaron a mantener su piel hidratada durante su embarazo. “Era difícil encontrar productos naturales. Así que investigué y empecé a hacerlas yo”, comenta.

    Fue así como vieron en la elaboración artesanal de productos de cuidado personal una oportunidad de negocio.

    La producción la comenzaron con una inversión de USD 2 000, para la compra de insumos y adecuación de un taller en el hostal, en la ciudad de Baños.

    El primer producto que comercializaron, a inicios del 2014, fue jabón. De este, actualmente, tienen seis variedades con notificación sanitaria: aguacate y leche, rosas y chocolate, avena y miel, chocolate, cenizas del volcán de Tungurahua y enfieltrado. Además, producen bálsamos labiales en barra, de coco y caléndula.

    En un comienzo su principal punto de venta eran las ferias agroecológicas, como la del Parque La Carolina, en Quito. Actualmente, esta se encuentra suspendida por la pandemia de covid-19.

    La pequeña empresa ha desarrollado otros productos; se encuentra en proceso de gestionar la certificación técnica para la venta formal de los mismos. En jabones tiene presentaciones de caléndula, sábila, cerveza y café. Adicionalmente, elabora champús en barra y jabón para la higiene dental; cremas en barra a base de cacao y un bálsamo para la barba.

    “Todo se produce en el mismo taller, con permisos sanitarios”, explica Sofía, cofundadora. Las dueñas investigan muy bien sobre los beneficios de cada producto que utilizarán como materia prima; trabajan con más de 15 proveedores, en su mayoría locales.

    La fórmula se testea por entre uno y tres meses; luego se ajusta para su comercialización, etapa en la que también se realiza un testeo. “No siempre son demandados”, indica Sofía González.

    Todos los productos están en estado sólido, para evitar el embalaje en plástico. Los jabones se entregan en cajas de cartulina de caña y las cremas en cajas de madera. Los bálsamos son el único producto que entregan en plástico, pero están en proceso de cambiar a papel, con el objetivo de evitar la contaminación ambiental.

    Los productos de Mama Tungurahua se encuentran en alrededor de 21 tiendas del país, que comercializan artículos naturales y artesanales y que promueven la tendencia de “cero desperdicios”. Están localizadas en las provincias de Pichincha, Tungurahua, Imbabura, El Oro, Santa Elena y Loja. Actualmente, también se pueden encontrar en una feria artesanal, que se realiza cada sábado en el local El Cafecito, del sector La Mariscal, en Quito.

    All Green Shop, una tienda de productos orgánicos, biodegradables y naturales localizada en Ambato, ofrece los productos de Mama Tungurahua por alinearse con sus objetivos de cuidado del planeta. “Tienen conciencia ambiental desde el origen de los insumos hasta la presentación de los productos”, señala Andrea López, copropietaria de la tienda .

    Alexandra Carrera, de 34 años, es una clienta frecuente del emprendimiento de cosmética artesanal. Les ha comprado champús en barra y jabones para rostro y cuerpo. “Los productos naturales le hacen muy bien a mi cuerpo. Estoy tratando de no usar tantos químicos, los estoy dejando poco a poco. Su jabón de sábila me dejó muy bien el rostro”, comenta.

    Con la pandemia, Sofía y Rosa han fortalecido la venta directa por medio de canales digitales, con entrega a domicilio, en todo el país. La marca de productos de cuidado personal factura entre USD 1 200 y 1 500 mensuales.

    2 000 DÓLARES Fue la inversión inicial para comenzar con la producción de Mama Tungurahua

    Sofía y Rosa González, fundadoras del emprendimiento cosmético, que produce al mes cerca de 200 jabones, en su taller, en Baños de Agua Santa. Foto: cortesía Mama Tungurahua
    Sofía y Rosa González, fundadoras del emprendimiento cosmético, que produce al mes cerca de 200 jabones, en su taller, en Baños de Agua Santa. Foto: cortesía Mama Tungurahua
  • Japón y el dilema de un sello rojo

    Agencia AFP

    Los empleados de oficina en Japón continúan desplazándose a sus lugares de trabajo a pesar del estado de emergencia declarado en parte del país para luchar contra la pandemia de covid-19. Esto ocurre por un pequeño sello tradicional que marca muchos documentos con una suerte de logo rojo.

    Si bien el teletrabajo se ha extendido ampliamente por la pandemia, el uso del ‘hanko’ (que sirve para firmar contratos, aprobar propuestas y verificar quién ha visto este o aquel documento) todavía empuja cada día los días a muchos empleados en el metro y en los trenes suburbanos.

    Único para cada persona y empresa, generalmente es cilíndrico con una superficie entintada no más grande que una uña. Por razones de seguridad, el hanko de una empresa no debe llevarse fuera de la propia oficina.

    “Tengo que estar físicamente presente en la oficina porque tengo que revisar documentos en papel y sellarlos”, dice Mizuho, quien trabaja en una empresa de tecnología de la información. Aunque trabaja en un sector que utiliza las nuevas tecnologías, el ‘hanko’ sigue siendo la norma en la empresa, agrega Mizuho, que no quiso revelar su apellido.

    “Utilizamos software de Microsoft como una herramienta de comunicación (…) pero no podré trabajar desde mi casa mientras exista la cultura del ‘hanko”.

    Ella incluso teme que su compañía no tome en serio la pandemia, ya que un empleado del edificio ha contraído el virus. “ Siento una presión tácita que me empuja a estar en la oficina”, señala la ­empleada.

    La mayoría de adultos nipones tiene su propio sello, marcado con sus nombres en caracteres japoneses y utilizado como firma para autentificar una multitud de documentos, desde abrir una cuenta bancaria hasta recibir ­cartas registradas.

    Grandes empresas, incluidos importantes bancos, han comenzado a eliminar esta práctica.
    Sin embargo, los pequeños sellos permanecen firmemente anclados en la tercera mayor economía del mundo, al igual que otros hábitos que parecen arcaicos en los otros poderes económicos, como el uso del fax y la preferencia por el documento en papel.

    Según una reciente encuesta realizada por la Asociación Japonesa de Directores Financieros (Jacfo), 40% de las empresas que han introducido el teletrabajo indican que los empleados continúan yendo a la oficina, principalmente para tratar documentos en papel y hacer uso del hanko.

    “Hay una cultura conservadora, una negativa de las compañías a cambiar su forma de trabajar”, dice Hiroshi Yaguchi, de Jacfo.

    Aunque el número de compañías que cambian a documentos digitales está en aumento, deberían ir más allá al introducir conferencias en línea para facilitar el teletrabajo, comentó.
    El Gobierno japonés introdujo esta semana un estado de emergencia en siete regiones. El primer ministro pidió una reducción del 70% al 80% en los contactos personales para frenar la progresión del coronavirus, mientras que los expertos temen una explosión en el número de casos.

    Japón registra más de 9 000 casos confirmados de contagio, con más de 90 muertes. La ley japonesa ofrece muy pocos medios de coerción en esta área, y este estado de emergencia no implica un confinamiento impuesto como en otras regiones del mundo. Sello electrónico

    La cantidad de pasajeros en los trenes y trenes subterráneos de Tokio, que suelen estar abarrotados durante la hora pico se ha reducido drásticamente, pero Yumi, una empleada de una compañía de seguros, dice que el teletrabajo es imposible para ella y sus colegas.

    “En mi empresa todos vienen (…) nuestros clientes completan las solicitudes de seguro y, por lo tanto, es difícil para nosotros trabajar en casa”, dice, negándose a dar su apellido. Ella trata de tener cuidado en el tren eligiendo los vagones que parecen menos llenos.

    Por el contrario, la agencia de viajes de Yuki, de 30 años, utiliza principalmente documentos electrónicos y un hanko digital.

    “Con un clic puedo añadir el sello digital a los documentos. Es fácil”, dice esta japonesa.
    Sin embargo, no todos los datos son accesibles de forma remota y todavía tiene que ir al sitio varias veces a la semana.

    “Los japoneses son trabajadores y si no se les impide ir a trabajar, será difícil reducir el contacto en un 80%”, comenta Yuki.

    El primer ministro japonés, Shinzo Abe, anunció el jueves pasado que extendía el estado de emergencia a todo el país, para poder luchar más eficazmente contra la propagación del nuevo coronavirus.

    “Las zonas donde el estado de emergencia debe aplicarse pasarán de siete regiones a todas las regiones”, dijo el Jefe de Gobierno en una reunión con expertos médicos dedicada a la pandem

    Decenas de japoneses en una estación del metro de Japón, rumbo a sus trabajos, en esta foto del 20 de febrero pasado
    Decenas de japoneses en una estación del metro de Japón, rumbo a sus trabajos, en esta foto del 20 de febrero pasado. Foto: Charly Triballeau / AFP
  • Artesanías que tienen sello pluricultural

    María Victoria Espinosa

    Contenido Intercultural

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    En dos vitrinas de vidrio, los turistas pueden observar los productos que realiza Lisseth Delgado, en el Rincón Artesanal.

    Este negocio está ubicado en las oficinas de la agencia de viajes Equinoccial Touring, en Santo Domingo de los Tsáchilas.

    Cada artesanía que se exhibe cuenta la historia de su nacionalidad o pueblo indígena. Por ejemplo, hay un afro esmeraldeño elaborado con resina, tocando un tambor y sonriendo.

    Para la artesana, ese muñeco, que se puede colgar en la refrigeradora, representa el orgullo con que los afrodescendientes muestran al mundo su cultura.

    El Rincón Artesanal inició formalmente hace un año, pero la idea se formó hace más de cuatro, cuando Lisseth estaba en el colegio. Elaboraba artesanías para regalarles a su familia y amigos.

    Luego tuvo la oportunidad de viajar a Jamaica, donde observó que cada artesanía que se vende en los lugares turísticos muestra algo característico de la zona y que, a través de estos productos, se puede dar a conocer la cultura y tradiciones de un país.

    Cuando volvió a Ecuador quiso replicar esa idea. Así que empezó a elaborar la indumentaria de las mujeres tsáchilas para vestir a sus muñecas. La idea le gustó a los turistas y pudo comercializar la primera Barbie tsáchila.

    Eso la motivó a investigar la cultura de esa etnia y luego viajó a otras provincias para conocer a fondo a otras nacionalidades. “Puedo hacer una muñeca afrodescendiente si el cliente lo pide. Podemos personalizar cualquier tipo de artesanías”, explica.

    Con materiales de la zona de Santo Domingo, Esmeraldas y Manabí, como la tagua, semillas tsáchilas, palma real, coco y bambú, empezó a elaborar otras artesanías y cuando ya tuvo más de 20 modelos inició con la exposición en un pequeño rincón de la agencia Equinoccial Touring.

    Las artesanías llamaron la atención de los clientes que visitaban el lugar. Poco a poco se convirtió en una exposición permanente.

    Para tener diversidad de artesanías pluriculturales se puso en contacto con otros productores del país y, ahora, también exponen sus creaciones en este lugar.

    Al mes se venden entre 10 y 20 artesanías a los turistas que compran paquetes para viajar al exterior. Lo hacen para llevar recuerdos de Ecuador a sus familiares o amigos en otros países.
    Por eso, Delgado señala que cada artesanía lleva un proceso de revisión para que las figuras no distorsionen la identidad cultural de las nacionalidades.

    Incluso, en la página web hay una reseña histórica de las regiones del país y las nacionalidades que hay en cada sector. La idea es que a través de las redes se difunda el valor cultural de Ecuador.

    Entre las artesanías más vendidos están los tsáchilas y los indígenas de la Sierra como las cholas cuencanas y los esmeraldeños.

    La demanda de ese tipo de productos hizo que crecieran en número en las vitrinas del Rincón Artesanal.

    En cada percha se observan a tsáchilas representados en camisetas, gorras, figuras de bambú, títeres, porta esferos, calcomanías, entre otros productos.

    Lisseth también comercializa sus productos vía redes sociales y a través de la página web.
    Al mes se pueden hacer hasta tres pedidos. Cada uno de entre 25 y 45 figuras artesanales. Pueden ser figuras elaboradas como muñecas tsáchilas, tortugas de las islas Galápagos, chivas o solo llaveros y porta esferos.

    De hecho, la agencia Equinoccial Touring es uno de sus clientes permanentes.
    Édison Enríquez, gerente de este negocio turístico, señala que realizan pedidos de llaveros en tagua, personalizados con el logo de la empresa. Estos se entregan en los paseos en chiva, cada mes.

    Además, si los clientes contratan paquetes turísticos familiares o empresariales se realizan artesanías con el logo de la empresa o con el apellido de la familia. “Es un valor agregado para nuestros consumidores. A nosotros nos ayuda fidelizarlos”.

    La artesana Lisseth Delgado es la propietaria de Rincón Artesanal, un negocio con artesanías pluriculturales. Foto: Juan Carlos Pérez para LíDERES
    La artesana Lisseth Delgado es la propietaria de Rincón Artesanal, un negocio con artesanías pluriculturales. Foto: Juan Carlos Pérez para LíDERES
  • La autenticidad es el sello de este licor de cacao

    Patricia González (i)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Fue en Rancho San Jacinto donde Fernando Crespo comenzó a aplicar sus conocimientos en siembra y propagación del cacao.

    Esta hacienda ganadera, cacaotera y de palma africana, ubicada en el kilómetro 98 de la carretera Guayaquil-Machala, fue un negocio familiar, desde que su padre comenzó a administrarla.

    Fernando es técnico agrónomo con especialización en propagación de cacao, estudios que realizó en Honduras y Costa Rica. También cursó inglés en EE.UU.

    Tras retornar al país, en 1986, comenzó a poner en práctica lo aprendido en Rancho San Jacinto. Con una producción de 350 toneladas de cacao, la familia Crespo exportaba el grano.
    Con el tiempo, Fernando incursionó en la elaboración de chocolate. Además, se fue actualizando para la elaboración de otros productos, con cursos en el exterior.

    En Brasil conoció que la pulpa de cacao podía ser utilizada para hacer jugo. Este y otros productos se vendían en un parador turístico a la entrada de la hacienda.

    Con el jugo de cacao, Fernando comenzó a dar valor agregado a la mazorca. La idea evolucionó.

    Tras cuatro años de investigación, arrancó con la elaboración de un licor hecho a base de la pulpa de cacao, en la finca El Colibrí, de su propiedad, aledaña al rancho familiar, en la que desarrolló su propia planta productiva.

    El licor que prepara Crespo tiene la particularidad de que es el primer destilado de cacao en el mundo; de hecho no existe una categoría para este licor. Su creador lo describe como un “aguardiente de buena calidad, con la sutileza de un ron, de amplia versatilidad”.

    La segunda particularidad del producto, que lleva el nombre de Solbeso, es su lanzamiento: fue primero en Nueva York (EE.UU.), en 2013, antes que en Ecuador.

    Se logró gracias a la asociación de Crespo con un fondo de inversión americano. Así nació la empresa New World Spirits Intl, con la que se comercializa la marca en licorerías y restaurantes de Nueva York , Florida y Los Ángeles.

    En 2015, Solbeso entró al mercado ecuatoriano mediante la empresa NWS Solbeso New World Spirits, propiedad de Fernando. Dice que el lanzarlo primero en EE.UU. fue un impulso a la hora de traerlo a Ecuador.

    La finca El Colibrí no es el único proveedor de Solbeso. También, otros 1 800 productores de cacao.

    Uno de estos agricultores es Juan Carlos Rivera, propietario de la hacienda Rancho El Jardín, en la provincia de Guayas, donde cosecha 45 hectáreas de cacao.

    Desde hace cuatro años, Rivera le vende semanalmente 2 000 litros de jugo de cacao a Fernando por USD 80. “Para mí ha sido muy beneficioso. Antes ese jugo se perdía”, comentó.
    Por su parte, en la planta de Solbeso se producen entre 20 000 y 30 000 litros al año, de los cuales cerca del 90% es para exportar.

    Ganar mercado en el Ecuador ha sido un trabajo arduo, de puerta a puerta, por ser un producto desconocido. Sin embargo, Crespo está contento con las ventas, que en 2017 fueron de 2 800 botellas.

    El producto se vende en las cadenas Supermaxi y Megamaxi, en República del Cacao, Licorería La Guarda y en restaurantes, bares, hoteles y hosterías, principalmente de la Costa.

    El bar Rayuela, ubicado en el sector Las Peñas, de Guayaquil, es uno de sus clientes desde hace dos años y medio. “Es un producto diferenciador y muy versátil”, dice Alejandro Bolaños, propietario del local. En Rayuela lo utilizan para elaborar caipiriñas y mojitos.

    En La Pizarra, un restaurante-bar localizado en el centro comercial Plaza Lagos de Samborondón, han creado cocteles con Solbeso, como Guayaquil caliente, que lleva jalea de ají, maracuyá y ese licor. “Es muy aromático, totalmente diferente a lo que había en el mercado”, manifiesta Juan Morán, propietario.

    Para este año, Fernando prevé lanzar 1 500 botellas de Solbeso añejado. Además, participará en ferias de gastronomía en Europa, con el apoyo de Pro Ecuador.

    “Lo estuve catando y es muy bueno”

    Carlos Veliz Cevallos. 
    Ingeniero industrial.

    He trabajado durante 34 años en el área de producción de alcohol etílico. Fernando me presentó la idea del licor de pulpa de cacao. Me pareció muy buen proyecto y le presté mi asesoría. Yo tenía un alambique de mi fabricación y con eso hicimos las primeras pruebas y luego se fue corrigiendo. El destilado que sale del alambique de Fernando es muy bueno.

    También le asesoré en el tratamiento del jugo de la baba de cacao, conservación y fermentación. De la baba del cacao previamente se hace un tratamiento de calentamiento para que salgan todos los azucares, se licúa y se tamiza. Ese jugo tamizado se pone en tanques de fermentación para obtener el alcohol o espíritu de cacao. Al obtener esto, se calienta en el alambique por dos o tres horas para la obtención del licor de cacao Lo importante es que la materia prima sea 100% baba de cacao, que es lo que hace Fernando. Es el primer alcohol que se hace a partir de esa materia prima. Yo estuve hace dos o tres meses catándolo y me pareció muy bueno. Fácilmente puede competir con licores como el pisco de Perú o el tequila mexicano.

    Este año, Fernando Crespo, fundador de Solbeso, prevé lanzar 1 500 botellas de licor añejado, que se asemeja a un brandi. Se está añejando desde 2011 y el año pasado liberó tres botellas. Foto. Enrique Pesantes / LÍDERES
    Este año, Fernando Crespo, fundador de Solbeso, prevé lanzar 1 500 botellas de licor añejado, que se asemeja a un brandi. Se está añejando desde 2011 y el año pasado liberó tres botellas. Foto. Enrique Pesantes / LÍDERES
  • Wyndham Garden, sello verde en hotel

    Mónica Mendoza

    Macroeditora

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    Wyndham Garden es una marca nueva en Ecuador y una marca joven entre los hoteles de la región. Tiene cuatro estrellas y un sello verde, que va de la mano de la tendencia actual de responsabilidad social con el medioambiente.

    Los anteriores Howard Johnson de Quito y Guayaquil mutaron hasta convertirse en el nuevo hotel, ahora con otra identidad.

    El 15 de noviembre fue el lanzamiento oficial de la marca en Guayaquil. Pero el nombre de Wyndham Garden se empezó a posicionar desde meses antes.

    En el caso de Guayaquil, su nombre comenzó a ser visible en lo alto de la torre circular hotelera, de la avenida Juan Tanca Marengo, en el norte de la metrópoli, a solo cinco minutos del aeropuerto José Joaquín de Olmedo.

    Las letras verdes de la marca, que reemplazaron al azul del antiguo edificio, denotaban que algo pasaba en el hotel del Consorcio Nobis, también propietario de las franquicias Wyndham y Sonesta.

    La estrategia comenzó a diseñarse aproximadamente hace un año, explicó Andrés Pachano, presidente de la Unidad de Negocios Hotelero del Consorcio Nobis.

    “Se trata de un refrescamiento. Estamos haciendo inversiones importantes para que el hotel se adapte a la marca, ya que venía de un Howard Johnson un poco más antigua y queríamos ofrecer un mejor servicio a los clientes”, dijo.

    Los dos Howard, de Quito y Guayaquil, cambiaron sus nombres, pero también se reinventaron con toques verdes. La intención es ir moviéndose hacia marcas más limpias, eficientes y amigables con el medioambiente, que es una tendencia mundial.

    Durante el acto de lanzamiento, Isabel Noboa, presidenta ejecutiva del Consorcio Nobis, destacó que la compañía siempre está pensando en función del desarrollo sostenible y que el turismo es uno de esos sectores. Le dio la bienvenida a la nueva marca, consciente con los impactos en el medioambiente y como parte de una industria turística comprometida con los visitantes, el entorno y las comunidades.

    Cuando decidieron traer el nuevo hotel al país, los Howard ya ofrecían facilidades e instalaciones acogedoras, pero era necesario refrescarlas para entregar una nueva experiencia de producto y servicio a los clientes.

    El nuevo hotel es separado de los Wyndham que se mantienen en Guayaquil (Puerto Santa Ana) y Quito (Tababela) y que tienen su propia estrategia y operación.

    Es parte del portafolio de Wyndham Hotel Group, que tiene una cadena de más de 9 000 hoteles divididos en 18 marcas. Son más de 705 700 habitaciones en 79 países.

    Es una de las marcas más jóvenes y de rápido crecimiento del portafolio de la compañía, que tiene su sede en Parsippany, Nueva Jersey (EE.UU.).

    Eduardo Cruz del Río, vicepresidente de Operaciones para América Latina y el Caribe de Wyndham Hotel Group, destaca que ahora hay dos marcas en Ecuador. “La reputación que tienen los Wyndham en el país y cómo se han posicionado en el mercado es un orgullo para el grupo”.

    Según Cruz del Río, los Wyndham están en los primeros lugares de la hotelería en el país y haber añadido ‘Garden’ a la marca y al concepto es una fortaleza. Destaca que eso se ha logrado por tener al Consorcio Nobis como uno de “los mejores socios”.

    El equipo de Nobis y el grupo internacional analizaron la lista de marcas y establecieron que la que mejor se adaptaba a los que buscaban era Wyndham Garden. Así se evaluaron cambios, inversiones y retorno financiero para los socios del hotel, explica Pachano.

    Luego de esa evaluación financiera vino la ejecución de los planes. La inversión inicial en el cambio de marca en los dos hoteles suma más de USD 500 000 y varía según la ciudad.
    En el caso de Guayaquil se remodeló la fachada, se cambió la entrada principal, el lobby, la recepción (front desk), el restaurante y el área de recreación. Hubo menos cambios en las habitaciones, ya que habían venido de una reciente renovación. En Quito los cambios se centraron en el lobby, el lobby bar y las habitaciones.

    Pachano calcula que la inversión entre los dos llegará a USD 1 millón, además que los hoteles requieren renovación permanente por el deterioro normal.

    El ‘target’ de clientes del hotel son ejecutivos y grupos corporativos. Guayaquil y Quito son dos reconocidas ciudades para turismo de convenciones.

    En el Puerto Principal la estrategia apunta a satisfacer un segmento de ejecutivos más exigente de lo que tenían antes. El nivel de ocupación está por encima del 75% .

    En la capital, la intención es recuperar un 5 o 6% del mercado, ya que el nivel de ocupación es de 65%. Entre los dos hoteles suman 198 habitaciones. En Quito hay 90 y en Guayaquil 108.

    Eduardo Cruz del Río, de Wyndham Group (i); y Andrés Pachano, del Consorcio Nobis. Fotos: Enique Pesantes / Líderes
    Eduardo Cruz del Río, de Wyndham Group (i); y Andrés Pachano, del Consorcio Nobis. Fotos: Enique Pesantes / Líderes
  • Los emprendedores tienen un nuevo sello que asegura calidad

    Redacción Quito

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    La Corporación Mucho Mejor Ecuador y la Alianza para el Emprendimiento y la Innovación (AEI) desarrollaron un sello que garantiza la calidad de los emprendimientos. Se trata del sello Emprende Calidad.

    Las dos entidades comparten valores como apoyar a la producción nacional y promover una cultura de calidad. “Eso nos motivó a generar este sello que brinda confianza a las empresas y a los consumidores”, explica Mónica Malo, directora de la corporación Mucho Mejor Ecuador.

    Un antecedente se encuentra en el sello Mucho mejor si es hecho en Ecuador, que lleva 11 años en el mercado y está presente en cerca de 500 marcas nacionales. “Con el Emprende Calidad queremos que los emprendedores se sientan respaldados”, añade Malo.

    Este nuevo sello se empezó a discutir en el 2015 y se presentó en noviembre del 2016. Hasta la fecha está presente en productos de 10 pequeñas empresas de sectores como alimentos, tecnología, cosméticos y servicios.

    Para obtener el sello existe un proceso. Corporación Mucho Mejor Ecuador evalúa y verifica puntos como tratamiento de materia prima, manejo de proveedores, capacitación, embalaje, bodegaje y distribución. Además, están previstas evaluaciones semestrales. “La idea es mantener una mejora continua en los procesos”, dice Malo. Además, los emprendedores pagan un valor en función de sus ventas anuales. La cifra promedio es USD 500.

    Entre las empresas que ya llevan el sello están Quinoa Cotopaxi, Savilar, Go Raymi, Easy Dry y Ethnisnack. Sus voceros están animados por la implementación del sello. Ellos lo usan desde hace un mes y lo consideran un plus para sus productos.

    Tatiana Guevara, representante de Savilar (productos alimenticios) asegura que el sello permite mostrar al mercado que “tenemos un producto d e calidad”. Otra opinión es la de Mercedes Cañizares, de Easy Dry (productos de limpieza). Ella cree que el sello potenciará a su emprendimiento.

    El sello Emprende Calidad es iniciativa de  la Corporación Mucho Mejor Ecuador y la AEI. Foto: Armando Prado / LÍDERES
    El sello Emprende Calidad es iniciativa de la Corporación Mucho Mejor Ecuador y la AEI. Foto: Armando Prado / LÍDERES
  • Esta papelera tiene sello verde

    Carolina Enriquez

    La empresa no hubiera sido lo que es sin el apoyo de José Mora, padre de María Dolores. Así es como describe la gerenta general de Artepapel a la principal fortaleza de esta compañía que importa papel y desarrolla productos para papelería y artes gráficas.

    La compañía nació en el 2001 luego de una reunión con ejecutivos de Fox River Paper, un molino de papel en EE.UU. Ellos querían ampliar su cadena de distribución y decidieron probar con Mora por un año, para luego entregarles la representación de la marca.

    “Antes la oferta de papeles era limitada y los precios altos. Contar con la ayuda de mi padre desde el 2003 fue clave porque tiene un don especial y nos ha ayudado a crecer” . Buscaron dar ‘algo más’ a los clientes y por ello el nombre de la compañía se ajusta a eso: impulsar la creatividad y el arte.

    Artepapel trajo productos de especialidad. Al inicio tenían cinco líneas de papel y ahora 20.
    La empresa recibe insumos, además, de empresas como las del molino italiano Fabini, del cual también accedió a la representación en el 2003. Un año más tarde consiguieron la de molinos Celulosa Argentina.

    Cuando empezó la empresa tenía 10 clientes, pero ahora son más de 1 500 que incluyen imprentas, autoservicios y distribuidores. Estos reciben producto, desde el 2007, de la fusión de Fox River Paper y Neenah Paper, que adoptó este último nombre.

    Artepapel es representante exclusiva para Ecuador y Perú de esta marca. La firma cuenta desde noviembre del 2016 con una oficina en Lima desde la que distribuye el producto y ofrece valor agregado con la entrega a domicilio, stock suficiente y variedad.

    Al ser representantes de marcas deben estar alineados a las filosofías de las empresas y una de ellas es el cuidado ambiental. De ahí que desde el 2014 cuentan con la certificación Forest Stewarship Council (FSC), que la dan a conocer a sus clientes como un plus.

    “Antes no había esta corriente fuerte de enfocarse en lo ambiental, pero seguimos insistiendo (…) El papel que usamos es de pulpas que pasan por auditorías para determinar que no estamos dañando ecosistemas, medioambiente y comunidades. El FSC, por ello, toma en cuenta los aspectos económicos, ambientales y sociales”.

    Artepapel tiene papeles generados ecológicamente. La línea Crush, por ejemplo, es elaborada con cáscaras de diversas frutas y la Shiro con algas marinas.

    La variedad de la empresa es uno de los aspectos que destaca David Silva, de Artes Gráficas Silva, ubicada en La Floresta, en el norte de Quito. “Les compro papeles de alta calidad, de lujo, para hacer trabajos como tarjetas especiales, invitaciones, etc. También, cartulinas para libros de pasta dura y booksel de 65 y 80 gramos para los interiores de los libros. Las impresiones a color salen bien bonitas”, manifiesta.

    La oferta de Artepapel también incluye producción propia. Esta oferta denominada Arteimagen, está en el mercado desde el 2014 y su producto estrella es Artecolor, una cartulina para niños. “La ventaja, frente a otros, es que ofrece colores no tradicionales, posee certificación ecológica, tinturada en masa para evitar que se despigmente al hacer manualidades e impide que se haga blanca cuando se borre”, comentó Mora.

    También, ofrecen tarjetas, sobre de invitación, hojas A4, diplomas, cartulinas para artes, cartulinas para impresión digital, etc. Tienen la línea de insumos para empresas y de empacados para el consumidor final con el fin de que la persona pueda escribir, pintar o hacer artesanías ellos mismos. El producto se vende en librerías y autoservicios en el país.

    Los consumidores destacan la oferta. Dolores Carvajal, de la Imprenta Monsalve Moreno en Cuenca, dice que compra a Artepapel desde hace 10 años y que hay buena atención y cumplimiento.

    La empresa tiene definidos su planes para futuro. “Queremos afianzar nuestra cadena de distribución, lograr que nuestros productos se consuman en cualquier parte del país y, sobre todo, que lleguen a los mismos precios”.

    Asimismo, la empresa busca afianzarse aún más en el tema ecológico, que ha sido uno de sus ejes básicos. Mora explica que buscan más certificaciones ecológicas, “que le den al cliente final más confianza con lo que nosotros estamos haciendo”.

    Artepapel tiene planes de expansión a otros países de Sudamérica. Esto dependerá de cómo se vaya desarrollando la marca. No tiene proyecciones de abrir más oficinas en el país, porque se apoya en un cadena de distribuidoras a escala nacional.

    Los empleados se dedican a la organización de los productos extranjeros, pero también de la producción de la oferta local que se comercializa en diferentes negocios. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Los empleados se dedican a la organización de los productos extranjeros, pero también de la producción de la oferta local que se comercializa en diferentes negocios. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • 28 negocios de Cumbayá tienen sello ambiental

    Redacción Quito

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    Sus mimados tienen cuatro patas y una nariz desarrollada. Hacen travesuras y, a la vez, obedecen sus órdenes. Corren, ladran y son considerados el mejor amigo del hombre. Son los perros de Totos Hospedaje y Guardería.

    Es un emprendimiento que se asentó en la parroquia de Conocoto (al oriente de Quito) y tiene como objetivo cuidar a los perros de las personas que aman y miman a los animales.

    Su dueña es Sinthia Gudiño y levantó este negocio hace 10 años. Comenzó como una peluquería canina; pero creció por la necesidad que tienen los propietarios de los perros de dejarlos en un lugar seguro. “Es un hospedaje para perros mimados, que pasan sus días dentro de la casa; comen pollo, carne y otros alimentos”.

    La idea es que los animales se sientan como en casa. Es decir, se los cuida con amor y paciencia; además se los entrena.

    En Totos hay varios servicios. Uno de ellos es la guardería canina. Es similar a un establecimiento educativo para niños, es decir, los perros tienen un recorrido que les recoge desde las 06:00 hasta las 09:00. Posteriormente, llegan a la casa estilo campestre y tienen un tiempo para correr, jugar en la piscina (una vez a la semana) y comer un refrigerio.

    El costo del paquete es de USD 7 cada clase. No incluye el transporte que depende del lugar de residencia, ya que es de casa en casa.

    También se brinda el servicio de hospedaje, que crece en feriados como Navidad, Carnaval y otros. El local tiene capacidad para alrededor de 60 canes.

    Si los dueños del animal gustan una habitación dentro de casa el costo es de USD 13. Pero si son habitaciones en el exterior con techo y paredes, el precio baja a USD 10.

    Los amantes de los perros deben tomar en cuenta que la alimentación deben proporcionarla, porque el animal está acostumbrado a comida de casa. Además, si el perro se queda más días deben enviar una manta con el olor de la casa para que el perro no extrañe su hogar, ni su familia.

    El negocio, que comenzó con USD 40 000 de inversión creció a pasos veloces, según relata Ricardo Arellano, quien se encarga de la logística de los canes.

    El hombre renunció a su trabajo para ayudar a su esposa y, juntos, levantaron el espacio para los mimados peludos de la casa. “Le apoyo siempre y nunca pensamos que crecería tan rápido”.

    La facturación mensual de Totos es de USD 3 000. La pareja cuenta que otro valor agregado de su negocio es la peluquería que se ofrece e manera gratuita para los ‘huéspedes’ que se quedan en la guardería o en el hotel reciben el servicio, una vez al mes.

    Esta casa para perros tiene otras sorpresas. Por ejemplo, en festividades como Navidad, los canes juegan al ‘amigo secreto’ e intercambian regalos. O en Navidad hacen el pesebre canino, donde todos los animales se disfrazan según los personajes. La pasan genial, asegura Gudiño, quien dejó las leyes para dedicarse de lleno al cuidado de estos animales.

    César Torres es dueño de Francesa. Cuando sale de viaje, lo más difícil es dejar a su perra en la casa, por lo que buscaba un lugar para dejarla. “No me gusta que se quede sola”, dice el hombre, quien deja a su mascota en Totos.

    En Cervecería Nacional se entregaron certificados de buenas prácticas ambientales a dueños de negocios. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES
    En Cervecería Nacional se entregaron certificados de buenas prácticas ambientales a dueños de negocios. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES
  • Zhafra le pone su sello al vestuario kichwa

    José luis rosales  (F)
    Contenido intercultural

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    Los tonos café, beige, ocre… fueron agregados al bordado que decora el vestuario de la mujer indígena en Otavalo.

    Esa es una de las propuestas de Zhafra, una marca de moda kichwa, que incursiona con alta costura en la vestimenta tradicional.

    Las mencionadas gamas de colores son una alternativa a los rojos, violetas, fucsias, entre otros, que se usan en esta cultura andina. Así explica Hilda Males Andrango, propietaria de Zhafra.

    El nombre de la firma proviene del vocablo kichwa zhapra (que significa hojarasca, en español).

    En junio, con el inicio de la celebración del Inti Raymi, los campos se tornan oscuros. Es por eso que también utiliza esos colores, que se han puesto de moda.

    A Males, arquitecta de interiores de profesión, le apasiona el diseño. En su etapa universitaria ganó concursos por sus propuestas de muebles y mobiliario.

    Ahora, si bien no ha abandonado su carrera, dedica más tiempo al diseño de modas. Todo empezó en el 2008 cuando buscaba una camisa con un diseño distinto a la habitual. No encontró en el mercado por lo que decidió armar una a su gusto.

    Las suyas eliminaron los tradicionales encajes anchos en la parte del pecho y las mangas.
    Hilda Males hizo una investigación del atuendo. Halló en varios elementos de la camisa una influencia de la técnica europea.

    Por ello, su propuesta fue mantener algunas líneas tradicionales de la prenda kichwa otavalo, pero sumó toques contemporáneos.

    El resultado fue prendas diferentes, más ceñidas al cuerpo y personalizadas. La iniciativa tuvo una buena acogida. Así nació Zhafra en el 2011. Al inicio, la parte más difícil fue encontrar costureras que se acoplen a sus sugerencias. A ella le gusta la perfección en sus diseños y confecciones.

    La producción se hace bajo pedido. Los cortes y la costura de las prendas se realizan en el Taller Román, en Quito. Mientras que, el bordado, que es hecho a mano, es el valor agregado otavaleño.

    Por eso, la confección de una prenda puede tomar entre 15 días y 2 meses. Todo depende del modelo y los materiales.

    Estos últimos los trae de Europa. En un viaje que hizo a España e Italia entabló contactos con proveedores de telas, especialmente de algodón, hilo de seda y encajes. También de cintas, piedras, perlas, cristales… que es la materia prima que Zhafra utiliza.

    No tiene un almacén. Su mejor vitrina son las redes sociales. Una de las razones es que el 60% de sus clientes son mujeres otavaleñas, que por cuestiones de trabajo están fuera del país.

    Los pedidos aumentan en celebraciones como el Pawkar Raymi, entre febrero y marzo, y el Inti Raymi, en junio… Pero su especialidad son los trajes de novia étnico, que bordean los USD 500.

    El negocio en breve
    Los pedidos
    Se pueden realizar a través de la cuenta de Facebook Zhafra (Fan Page) o al whatsapp 098 7869 525.

    Costos
    Oscilan entre USD 75 a 350. Todo depende del modelo y el material.

    Bordado
    Las figuras, como rosas, aves o geométricas, son elaboradas a mano.

    En Otavalo,  la arquitecta Hilda Males estableció un emprendimiento en torno a las camisas bordadas kichwas. Foto: Francisco Espinoza para LÍDERES
    En Otavalo, la arquitecta Hilda Males estableció un emprendimiento en torno a las camisas bordadas kichwas. Foto: Francisco Espinoza para LÍDERES
  • Réplicas precolombinas, con sello oficial

    Patricio Ramos
    (F-Contenido Intercultural)

    Las figuras de arcilla con motivos precolombinos que son elaboradas por artesanos en la parroquia La Pila de Montecristi, ya pueden ser exportadas legalmente. Desde el pasado 27 de julio, 30 artesanos del lugar recibieron del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) Manabí, los sellos de no autenticidad.

    El proyecto piloto a nivel nacional, que se inició en La Pila, permite a los alfareros marcar sus artesanías con el sello que en el caso de Manabí tiene la leyenda, INPC-LA PILA. Ese sello que fue elaborado en monel (acero inoxidable) fue entregado por el INPC.

    Neptalí Santana, presidente de la parroquia La Pila, dice que el sello permite a los artesanos aumentar la producción de las réplicas de arcilla, con motivos precolombinos que había decaído.

    En La Pila, el 80% de sus 6 000 habitantes vive de la elaboración de artesanías. Hasta hace 10 años, la fortaleza de la población era la producción de réplicas precolombinas. La fabricación decayó -dice Santana- debido a los problemas que los turistas extranjeros especialmente tenían en los aeropuertos, a la hora de pasar los filtros de aduanas: no se les permitía llevar la artesanía, pues se aducía que podían ser piezas originales.

    Los artesanos, desde julio -cuando entró en vigencia el sello de no autenticidad-, han empezado a recibir llamadas de comerciantes, quienes realizan pedidos de entre 100 y 800 piezas a un solo artesano. A los lados de las callejuelas de tierra en La Pila se encuentran los talleres. Uno de esos es el de Genaro López Quijije.

    El pasado 10 de septiembre, él trabajaba en la elaboración de 400 réplicas de las culturas Valdivia, Machalilla y Manteña. El barro que le entregan es extraído de las zonas montañosas de Jipijapa, en el sureste de Manabí.

    Genaro López comenta, mientras moldea las figuras, que una vez otorgado el sello tiene más pedidos. “Habíamos perdido la esperanza de seguir con la elaboración de las réplicas, pues los extranjeros se quejaban que no podían sacarlas del país”.

    Este artesano, una vez que termina la figura, con el barro aún húmedo, aplica el sello y en 30 segundos la figura está lista.

    La inscripción INPC-LA PILA queda visible; es como la partida de nacimiento que afirma que la pieza no es auténtica, no es parte de las piezas patrimoniales. Para López, este sello no solo ayuda a evitar la fuga de objetos patrimoniales, también pone en evidencia la procedencia de la artesanía.

    Las agencias de turismo de Manabí han empezado a comprar las réplicas precolombinas. José Sánchez es gerente de la agencia Family Travel. “Hace un mes llevamos a estudiantes y maestros de un colegio de Portoviejo a La Pila. Ahí les obsequiamos una figura de la cultura Manteña, no solo era un ‘souvenir’, es un objeto lleno de historia pues los alfareros que las elaboran son descendientes de los antiguos habitantes manabitas”.

    El alcalde de Montecristi, Ricardo Quijije, añade que el sello de no autenticidad ayuda a los artesanos de La Pila, para mantener su trabajo y mostrar sus creaciones parecidas a las de los milenarios alfareros precolombinos. El Municipio dotará de 11 hornos para procesar las piezas de barro.

    En la parroquia La Pila, ubicada en Montecristi , se elaboran réplicas de figuras precolombinas y se colocan los sellos de no autenticidad. Foto: Patricio Ramos/ LÍDERES.
    En la parroquia La Pila, ubicada en Montecristi , se elaboran réplicas de figuras precolombinas y se colocan los sellos de no autenticidad. Foto: Patricio Ramos/ LÍDERES.