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  • En el mar está la semilla de su éxito

    Redacción Quito (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    El mar es uno de los lugares que más ama y es alrededor del cual han girado sus logros profesionales. Carlos Núñez describe al océano como la vida misma.

    La mayor parte de la vida de este empresario, nacido en Quito, ha transcurrido en ciudades costeras: Guayaquil y Manta. Heredó de su padre, Gustavo Núñez, quien es economista, el gusto por los números. Desde joven sintió inclinación por lo empresarial.

    Eso le llevó a trabajar en 1995 en el broker de seguros ZHM, con tan solo 18 años, como asistente administrativo, encargado de pólizas de vida y seguros médicos. Había terminado sus estudios en el Colegio La Moderna (Guayaquil), y optó por cursar la misma carrera de su padre en la Escuela Politécnica del Litoral (Espol).

    Tras dos años de estudios viajó a terminar su formación en la Universidad de Nueva Orleans (Luisiana) en los EE.UU., gracias a un convenio entre ambas instituciones. Entre las cosas que más destaca de la metodología de estudios en ese país están la disciplina y el aprendizaje con base en casos.

    “Había una comunidad muy fuerte de estudiantes extranjeros y eso me ayudó a pensar de una manera más global. Eso te abre la mente para poder desarrollarte empresarialmente, en todos los ámbitos”, comenta Núñez.

    Se graduó en diciembre de 1999 y ese bagaje lo trasladó a su nueva posición como gerente comercial en la empresa de su familia, la atunera Asiservy. La firma, fuertemente vinculada con el mar, tenía en el 2000 alrededor de un lustro de operaciones en Manta.

    El principal objetivo de Núñez era que crezca el negocio. Inicialmente tuvo una inducción exhaustiva en el departamento de producción del negocio: limpieza del atún, procesos industriales.

    Luego pasó al área comercial, cuyas actividades se convirtieron en una pasión. A través de su gestión logró abrir mercados en varios países de la Unión Europea.

    Asimismo, participó en más de 40 ferias de alimentos y pescados, para promocionar los productos de la compañía. Fue, además, delegado de Ecuador en la Conferencia Mundial del Atún por dos ocasiones y ponente en 2002, en Malasia, y en 2004, en Tailandia.

    En las últimas dos décadas la firma ha crecido de manera sostenida. A la par, Núñez se ha desarrollado como profesional; en 2013 inició una maestría en Gestión de Hidrocarburos en la Universidad de Viña del Mar (Chile) y estuvo hasta mediados del 2014.

    En noviembre del 2018 viajó a Madrid (España) para formarse en el programa de alta dirección en el IE Business School, donde permaneció por nueve meses. Su paso por esta institución le impulsó a desarrollar una empresa turística, volviendo a conectar el mar con su trabajo.

    Desde que entró a estudiar, hasta agosto del 2019, desarrolló la propuesta de valor, el modelo y el plan de negocio de Kontiki; luego vino la implementación: turismo receptivo a través de un yate de lujo, con aforo pequeño, aplicando metodología sustentable e impulso de las comunidades.

    Cristina Páez, directora regional de Ipsos, conoce a Núñez porque su hermano era colega en el directorio de la Cámara de Comercio de Guayaquil. Al ex empresario atunero lo apoyó en la elaboración de un estudio de mercado para impulsar el proyecto turístico. Destaca su liderazgo y su clara visión empresarial.

    “Demostró mucha confianza en su iniciativa, a pesar de las dificultades que se presentaban”, relata. Agrega que él siempre esta en busca de lo diferente e innovador.

    Luis Miguel Díaz-Granados, gerente de Walker Brandt, a quien conoce porque ambos forman parte de Entrepreneurs Organization, coincide con Páez en que busca marcar diferencias. “No le interesa solo ser el mejor, sino hacer algo distinto para que el resto no le alcance”. Lo compara con el empresario Elon Musk, en el sentido de proponer ideas impensadas que las lleva a la realidad.

    El afán de Núñez por impulsar su propio negocio lo llevó a dejar este año la compañía atunera familiar. Con su nuevo proyecto en marcha, señala que tras 20 años de labor cumplió su ciclo. 

    Vida personal
    Actividades. Le gustan los deportes. Practica Kyte Surf, ha competido en carreras de obstáculos, entrena en crossfit. Le gusta mantenerse activo en la parte física.

    Lectura. Le dedica bastante tiempo. Considera que es fundamental entender cómo se va a recomponer la industria del turismo.

    IE Business School. Destaca de esa época su contacto con grandes empresarios.

    En la mira de la ‘Costa inexplorada’

    Kontiki Expeditions es un concepto nuevo de vacaciones océanicas de lujo, enfocadas en un turismo consciente y experiencias inmersivas. De esa forma describe Carlos Núñez su negocio.
    La empresa cuenta con un barco de lujo denominado MY Kontiki Wayra, a través del cual se ofrece a los turistas dos itinerarios. Las operaciones comenzarán en diciembre de este año.

    La idea de la oferta es diferente, dice el propietario, ya que en los recorridos se atravesará sitios inexplorados de las provincias de la Costa y se visitarán localidades rurales históricas o poco conocidas, playas vírgenes, bosques, humedales, reservas naturales, entre otros sitios.

    Kontiki ha calificado como expedición marina de lujo dentro del grupo de Los Hoteles más Lujosos del Mundo (Most Luxury Hotels in the World). Se trata de una asociación de más de 550 hoteles independientes y boutiques en más de 90 países.

    Holbach Muñetón, presidente de la Federación Nacional de Cámaras Provinciales de Turismo, destaca que la idea se enfoque en un nicho de mercado vip y que sea para un número exclusivo de clientes, acoplándose a la nueva realidad. “Hay que abrir el abanico de ofertas”.

    El empresario Carlos Núñez en su oficina en Manta. Abajo: estar cerca del mar es lo que más le gusta; una imagen durante un viaje a las islas Baleares. Los deportes son una de sus pasiones. Acude al gimnasio para realizar crossfit. Fotos: Cortesía Kontiki
    El empresario Carlos Núñez en su oficina en Manta. Abajo: estar cerca del mar es lo que más le gusta; una imagen durante un viaje a las islas Baleares. Los deportes son una de sus pasiones. Acude al gimnasio para realizar crossfit. Fotos: Cortesía Kontiki
  • El ‘snack’, con semilla de girasol

    Modesto Moreta

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    Saladas o en sabores a maracuyá, mango, limón ácido, ‘maracu-mango’, limón o picantes, las pipas o semillas de girasol no solo tienen demanda entre niños y adolescentes sino también entre los adultos. La empresa ambateña Frusemaval las produce y las comercializa con la marca Pipa Nic.

    Mensualmente se venden 60 toneladas de las semillas que son minuciosamente seleccionadas, saladas, tostadas, envasadas en paquetes que van desde los 18 gramos.

    Estos ‘snacks’ se venden en tiendas, kioscos, supermercados. Un equipo de 25 distribuidores se encarga de posicionar esta golosina en todo el país. El año pasado, la firma facturó USD 2 055 000 y hoy cuenta con 54 colaboradores.

    La trayectoria de Pipas Nic comenzó en el 2007 con Mayra Albarracín y Rodrigo Cruz. Los dos ingresaron en el negocio de las pipas tras conformar una sociedad anónima, aunque dos años más tarde se transformó en una compañía limitada.

    El negocio empezó con la distribución de 20 toneladas mensuales que importaban desde España. La inversión inicial fue de USD 5 000. Los recursos se gastaron en la compra de la materia prima y contrataron cuatro colaboradores. “Importábamos en euros cuando la cotización estuvo más alta que el dólar, pero logramos a través de estrategias mantenernos en el mercado con los precios bajos y obteniendo ganancias mínimas”, cuenta Albarracín, gerenta general de la empresa.

    Ella recuerda que decidieron importar el producto al granel y posteriormente compraron la maquinaria para el empacado. Eso abarató los costos de producción y lograron competir. Las ventas comenzaron en las provincias de la Sierra Centro.

    Los dos socios buscaron un nombre comercial para llegar con fuerza a los consumidores. Bautizaron a su producto como Pipa Nic. El crecimiento de la firma fue mínimo hasta el 2013, puesto que solo vendían el producto importado. Los socios decidieron realizar una nueva inversión de USD 80 000. Los recursos los utilizaron en la importación directa de la materia prima y en sumar nuevos equipos a los que ya disponían.

    Con el apoyo de técnicos extranjeros comenzaron a buscar la fórmula para Pipa Nic. Tras varios ensayos consiguieron dosificar la fórmula y empezar la producción. El número de empleados subió a 16, y las ventas fueron creciendo a escala nacional con el sabor a sal.

    En el 2017 sacaron el nuevo sabor a limón. La presentación se cumplió en la Fiesta de la Fruta y de las Flores, que impactó en los clientes. Eso motivó a producir más sabores, como el mango, maracuyá, picante, limón ácido. “Tenemos un crecimiento bueno que se puede mirar en la evolución de la empresa”, indica Albarracín.

    En la actualidad su marca se comercializa en la Sierra Centro, Amazonía en la Costa y ahora ingresaron a la Sierra Norte. Actualmente la empresa comercializa 60 toneladas de semillas de girasol cada mes. “Pipa Nic es un producto natural. Se elabora a partir de semillas del girasol confitero, que a diferencia del girasol aceitero no se usa para producir aceite sino para consumo humano”.

    La fábrica de Pipa Nic funciona en el Parque Industrial Ambato. En la actualidad se planifica ingresar en un nuevo proyecto de construcción de una nueva nave industrial en el mismo sector. Se inyectarán USD 400 000 en la compra maquinaria y en la infraestructura. El plan es crecer y comenzar a exportar las pipas.

    “Tenemos éxito gracias al aporte que dan todos quienes integramos este equipo de producción y al control de calidad que se aplica en cada uno de los procesos de fabricación que se realizan. La idea es entregar Pipa Nic como la gente quiere: tostada, salada y con otros sabores”, dice Albarracín.

    Desde hace tres años, Romel Vera, gerente de la Distribuidora Quinor de Quito, trabaja con los productos Pipa Nic que produce la firma ambateña. Por la calidad del producto tiene una alta demanda por eso se registra un crecimiento en las ventas puesto que ya no solo consumen los chicos, sino los adultos, dice Vera.

    Él se encarga de la comercialización en las provincias de Pichincha, Imbabura y Carchi. Asegura que cada año las ventas se incrementaron en un 100%. Los sabores que más apetecen los clientes son de limón ácido y limón. Pipa Nic se distribuye en sus dos locales ubicados en Cotocollao, Pichincha, y en Ibarra, Imbabura.

    La empresa abrió sus puertas en el 2007. En el momento cuenta con sus productos de semilla de girasol con sabores a sal, maracuyá, limón...Glenda Giacometti / LÍDERES
    La empresa abrió sus puertas en el 2007. En el momento cuenta con sus productos de semilla de girasol con sabores a sal, maracuyá, limón…Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Un negocio que revaloriza la semilla de sambo nacional

    Redacción Quito

    redaccion@revistalideres.ec

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    Hace 15 meses, el ingeniero en diseño industrial Miguel Gutiérrez arrancó con el emprendimiento Kawsay Snack, que tiene el objetivo de revalorizar la semilla de sambo a través de una presentación y un enfoque comercial.

    El sambo es un fruto que se ha usado de forma extensa desde la época preincaica, debido a su facilidad de cultivo y propiedades alimenticias. En las familias ecuatorianas, su consumo es tradicional. De este producto se desprenden recetas de dulce y de sal.

    Una vez aprovechada la pulpa, quedan las pepas, que al tostarse se pueden consumir solo con sal. En los mercados, es común encontrar semillas de sambo en pequeñas bolsas plásticas, pero hasta ahora no habían llegado a los supermercados del país.

    Gutiérrez empezó su trabajo haciendo conexiones con los productores. Cuenta que sus principales proveedores son personas de la tercera edad, pues el cuidado de la planta es sencillo, aunque extraer las pepas y secarlas es un trabajo minucioso.

    Desde el sur del país le llegan costales de semillas secas cada semana, pero también está empezando a trabajar con agricultores de otras zonas. Para ello se alió con germinadores que le entregan plantas pequeñitas de sambo para que él, a su vez, las distribuya a los agricultores.

    Ocho meses deben transcurrir para obtener un sambo maduro, momento en el que se abre la fruta y se extraen y pelan manualmente las semillas.

    El siguiente paso del emprendedor fue desarrollar una fórmula atractiva al paladar. Tardó cinco meses hasta lograr la cantidad de humedad y sal exactas, para poder replicarlo en adelante.

    Sacó la primera presentación: bolsitas de 16 gramos que empezó a vender en las tiendas, minimercados y locales de bizcochos de Cayambe y sus alrededores.

    El reto que se planteó Gutiérrez fue llegar a las cadenas de supermercados nacionales y lo logró. Desde diciembre de 2018 comercializa la presentación de 70 gramos en funda sellable.

    Su producto tiene en estos momentos dos sabores disponibles: pepas de sambo saladas y condimentadas con romero y ají. Gutiérrez seguirá trabajando en nuevas fórmulas, asegura.

    Según información del ministerio de Cultura y Patrimonio, la semilla de sambo es muy apreciada en la cultura ecuatoriana. “Para prepararlas, se dejan primero secar, se pelan y luego se tuestan. Se usan como cucayo, acompañando, por ejemplo, al maíz tostado. También se preparan en salsa, moliéndolas en piedra o licuándolas; esta acompaña platos como el cuy asado o la gallina criolla”.

    El fruto tierno del sambo, “en el que aún se puede hundir la uña”, se usa en preparados de sal: sopa, locro o en fanesca.

    Con el sambo maduro se hace el dulce, que se come de distintas maneras. Por ejemplo, se usa como relleno de empanaditas o de las guaguas de pan, en finados.

    Se prepara colada de sambo, con choclo, panela y canela. Algunas personas le añaden leche.

    Si al dulce se le espesa hasta encofitar constituye una especie de mermelada llamada cabellos de ángel, indica el Ministerio.

    Miguel Gutiérrez es un emprendedor que comercializa semillas de sambo como snacks. Trabaja con agricultores de la tercera edad. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Miguel Gutiérrez es un emprendedor que comercializa semillas de sambo como snacks. Trabaja con agricultores de la tercera edad. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Un lugar que siembra la semilla del arte

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    La melodía de un piano invade los pasillos del Centro Cultural Artisteca, ubicado en el Centro Histórico de Quito. El sonido proviene de una sala en la que un grupo de niños aprende a tocar el instrumento musical.

    El arte es el idioma en todos los espacios de Artisteca. Mientras en un salón realizan estiramientos para una práctica de danza, en otro, parejas de jóvenes bailan al ritmo de la salsa.

    Los más pequeños, en cambio, ponen a prueba sus habilidades artísticas, con tijeras, lápices de colores y acuarelas.

    El centro cultural es uno de los proyectos bandera de responsabilidad social de la entidad financiera Diners Club. Leticia Cordero, coordinadora de Artisteca, aclara que no se trata de una academia sino de un lugar de acercamiento al arte, principalmente para la población de menos oportunidades.

    La labor de Artisteca se divide en varios componentes. El primero son los talleres de diferentes expresiones artísticas: música, danza, teatro, artes plásticas y literatura. Los cursos no solo se imparten en el Centro, también en fundaciones y en ONG que trabajan con personas vulnerables.

    Micaela Aumala, de 26 años y madre soltera de una pequeña de 5 años, asiste al centro junto a su hija. En este lugar, la niña aprende de dibujo y pintura experimental, armonía musical, monigotes artísticos, danza y estimulación sensorial. Mientras ella aprovecha el tiempo asistiendo a clases de baile estilo latino o danza moderna.

    “Mi hija está feliz. Le ha ayudado a perder el miedo escénico. A mí me relaja bastante”, cuenta Micaela, quien de esta forma aprovecha las tardes con su hija.

    Los talleres se ofertan de forma permanente, en cinco ciclos anuales, con duración de dos meses cada uno. En cada ciclo se ofrecen alrededor de 70 talleres, con un alcance aproximado de 1 500 participantes. El lugar está abierto al público de martes a sábado, de 08:00 a 19:00 horas.

    Otro de los componentes de Artisteca es el acompañamiento en aula, mediante el cual se ofrece a docentes herramientas para impartir sus clases de manera innovadora, a través del arte.

    Karina Revelo es maestra de primero de Básica en la Unidad Educativa Rafael Larrea. Una vez por semana, un guía de Artisteca narra cuentos a sus alumnos, valiéndose de recursos fonéticos y expresiones corporales. “Lo hace de una forma más creativa”.

    El espacio artístico también realiza visitas culturales con los cursantes a teatros, exposiciones artísticas y musicales.

    Además, ofrece su estudio de grabación para la realización de mezclas y masterizaciones de cualquier género musical. El costo varía según un estudio socioeconómico que realiza Artisteca de los interesados.

    El quinto componente del centro cultural es la realización de concursos anuales en diferentes géneros artísticos, dirigidos a jóvenes estudiantes, de entre 14 y 18 años de edad.

    Retorec es uno de ellos. En este concurso se premia a composiciones musicales; en Atapalabras, cuentos de ficción; mientras que en Crear­teco, la creación de arte en colec­tivo, siendo el único concurso donde la participación es por colegio.

    La semana pasada se premió a los ganadores de Atapalabras, que en esta edición tenía como temática ‘Superhéroes ecuatorianos’. El primer lugar se lo llevó Eduarda Troya, con el cuento Colithi, cuyo protagonista era un colibrí que salva de los incendios a la ciudad.

    La música es una de las expresiones artísticas que se imparten en el Centro Cultural Artisteca. Foto: Galo Paguay /LÍDERES
    La música es una de las expresiones artísticas que se imparten en el Centro Cultural Artisteca. Foto: Galo Paguay /LÍDERES
  • La ciencia y el juego son las claves de ‘Semilla’

    Redacción Quito

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    El amor a la ciencia desde la niñez y la creación de aparatos para mejorar la vida de las comunidades son los objetivos que persigue el programa Schlumberger Excellence in Education Development (SEED), que surgió en el 2001.

    El proyecto surge con la idea de que se eduque a los niños en materia de ciencia y tecnología, según explica Nelson Baldeón, quien es director de Comunicaciones de la empresa petrolera Schlumberger, firma francesa, que desarrolla campos petroleros en el Ecuador.

    Esta iniciativa busca que los estudiantes de educación básica se inmiscuyan por medio de laboratorios donde pueden vincularse con la ciencia. “Hay tarjetas con las que pueden hacer música. Se hace un piano de frutas y tocan lo que les guste”, dice Baldeón.

    Según él, este es un ejemplo práctico, que hace que se despierte la curiosidad en los menores de edad. “Ya le queda la inquietud y en este ejercicio hay electricidad, energía que provocan el sonido”.

    El proyecto busca además que se despierte el instinto de los estudiantes por materias como la Física, Química y demás materias que permiten a los niños crear e innovar. “A través de la ciencia podemos encontrar la verdad”.

    El juego, la curiosidad y el aprendizaje están estrechamente vinculados, opina Baldeón. “Si uno no es curioso se limita. Hay que cambiar modelos por medio de las tecnologías”.

    Baldeón señala que otro de los objetivos es agregar valor agregado a los productos que se preparen dentro de los laboratorios, que se armaron dentro de las 32 escuelas que están inmiscuidas en el proyecto, que traducido al español se llama semilla.

    Se han formado a 15 000 niños que se han beneficiado con esta iniciativa de la firma petrolera.

    Los laboratorios se instalaron en provincias como Orellana, donde trabaja la empresa en sus labores de extracción de petróleo. La compañía además levantó sus laboratorios en escuelas de la costa ecuatoriana. “No podemos limitar este tipo de conocimientos que son positivos para los niños”.

    La capacitación con los maestros de las escuelas es importante para desarrollar estos proyectos. “Se cambia la mentalidad de niños, y la de los maestros”.

    El próximo año, la empresa desarrollará nuevos proyectos pilotos para que la iniciativa principal se extienda a otros establecimientos educativos. Se busca firmar un contrato con entidades públicas para instalar los laboratorios en seis instituciones a escala nacional. “Estamos a las puertas de firmar un proyecto piloto”.

    Paola Vega, quien es madre de un niño de seis años, señaló que este tipo de proyectos es importante para el desarrollo de los niños. En su caso considera que se debería ampliar el proyecto en todas las instituciones educativas.

    Adicionalmente, este programa abarca a los universitarios y a personas con capacidades especiales, señala Baldeón.

    La empresa preparó una feria para mostrar las creaciones de los niños del programa SEED, en la Amazonía. Foto: Cortesía: Schlumberger
    La empresa preparó una feria para mostrar las creaciones de los niños del programa SEED, en la Amazonía. Foto: Cortesía: Schlumberger
  • La semilla de soya tiene tres desafíos

    Redacción Quito

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    Tres retos tienen los productores de semilla en este año: aumentar su producción, encontrar semillas certificadas y fortalecer los canales de comercialización.

    Según Wilman García, presidente de la Corporación Nacional de Soyeros del Ecuador (Corsoya), desde el 2012 el cultivo de la soya, poco a poco, presenta una reducción en sus áreas de siembra y producción: “hoy llegamos a 1,5 toneladas al año; en nuestras mejores épocas obteníamos 2,5 toneladas”, explica.

    Estos resultados se presentaron por cuatro factores. El primero es la falta de semillas certificadas, lo que hace que los productores utilicen semillas que no dan mayor rendimiento. Además, no existe mayor variedad de semilla para la siembra.

    El segundo factor que afectó a la producción es el cambio climático. La semilla de soya, por ser un cultivo transitorio que se presenta en verano, este año se vio afectada por los cambios estacionales, en especial en la Costa.

    Otra causa que afecta a este sector es la presencia de plagas como el de la mosca blanca. El titular del gremio sostiene que este tema en particular afecta a las hojas por lo que estas no se pueden recuperar.

    Y el último factor que impactó a la producción de semilla es la comercialización con las grandes industrias. Estas firmas adquieren el producto, pero se retrasan en sus pagos, lo que afecta al productor, asegura García.

    La semilla de soya se cultiva en los cantones de Baba y Vinces en Los Ríos; en Urbina Jado y Milagro en Guayas; y en Ventanas y Pueblo Viejo en Los Ríos según datos de la Coordinación General de Sistemas de Información Nacional del Ministerio de Agricultura (Magap).

    Hermógenes Montero cultiva esta semilla hace 35 años, en el recinto La Montañita y San José, ubicado en Los Ríos. Él afirma que entre el 2014 y 2015 su producción se redujo. Por ejemplo, en sus 10 hectáreas antes sembraba 50 quintales; ahora llega a los 15 quintales.

    Las plagas, en este caso, fueron los primeros golpes para estos sembríos. Por eso señala que el sector necesita la ayuda gubernamental para mejorar la productividad en la semilla de soya.

    Para Marciel Montero, productor radicado en Los Ríos y miembro de la Asociación Unión Bolivarense -de arroz y soya-, la falta de semilla certificada fue la causa para que este año decida no trabajar en la siembra de soya.

    En los dos últimos años, el agricultor obtiene en sus cultivos 600 quintales por hectárea.
    Para Montero el desafío está en mejorar los indicadores de producción. Para eso dice que se requiere de mayor especialización para que en el largo plazo se pueda tener mayor rendimiento de las semillas de soya.

    Para el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap), en el cultivo de la semilla de soya se evidencia que no hay un alto nivel de especialización y tampoco se hereda al interior de las familias.

    No obstante, las variables que incidieron de manera positiva en el rendimiento del cultivo en el año pasado fueron: las capacitación, la asociatividad, uso del sistema de producción convencional, nivelación del suelo, mecanización, siembra por distanciamiento y uso de semilla no reciclada.

    Juan Manuel Domínguez, director del Iniap, indica que desde esta entidad adscrita al Magap, se generaron 21 variedades de soya. La última fue liberada el 27 de noviembre del 2014, tiene un rendimiento de 3,7 toneladas por hectárea y es tolerante a ciertos insectos. Asimismo, en producción la entidad informa que entre el 2013 y 2015 produjo 27 416 kilogramos de semilla registrada y certificada. Esto representa una superficie cubierta de 4 448 hectáreas; para finales de este año se reducirá la producción a 20 000 kilogramos.

    La meta del Iniap es impulsar la investigación de este cultivo con miras a incrementar los niveles de producción, reducir los costos, fortalecer los márgenes de ganancias para los agricultores y reducir las importaciones.

    De acuerdo con cifras del Iniap -recogidas desde el Banco Central– el Ecuador el año pasado importó 951 000 toneladas entre torta de soya y aceite de soya. Esto representa aproximadamente USD 500 millones.

    La importación de torta de soya experimenta una tendencia al alza en los últimos seis años, con tasas promedio anual de incremento del 13% en volumen y 18% en precio. Mientras que para el aceite de soya, la tasa promedio anual de incremento es de 3% en volumen y 12% en precio.

    Estas cifras implican retos en Corsoya y que los 4 000 productores pequeños deberán implementar en sus cultivos.

    Fotos: cortesía Iniap Productores de semilla de soya cultivan su producto para destinarlo al consumo interno. En el país existen 4 000 pequeños productores de soya y se concentran en la costa ecuatoriana.
    Fotos: cortesía Iniap
    Productores de semilla de soya cultivan su producto para destinarlo al consumo interno. En el país existen 4 000 pequeños productores de soya y se concentran en la costa ecuatoriana.
  • Una investigación de 12 años germinó semilla para el agro

    Bolívar Velasco (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    Los resultados del trabajo científico para obtener una semilla híbrida triple de maíz, desarrollada en la Universidad Técnica Estatal de Quevedo (UTEQ), superaron las expectativas.

    Luego de 12 años de estudios y ensayos, estudiantes y docentes sacaron al mercado maicero una ‘pepa’ de alto rendimiento y resistente a todo tipo de plagas.

    Esta variedad se deriva de un proceso de selección de los mejores germoplasmas del Litoral ecuatoriano, que sirvieron como ‘madre y padre’ para el experimento.

    En una primera fase se hicieron mejoramientos genéticos que derivaron en híbridos simples.
    De este grupo se obtuvieron los de mejores condiciones (hijos), los cuales fueron cruzados con un tercero que finalmente arrojaron los resultados deseados.

    Gabriel Liu-Ba Delfini, responsable del proyecto, señala que el híbrido triple es 100% nacional y económico para el agricultor. Él plantea diferencias frente a las semillas comerciales.

    Por ejemplo, el paquete de la UTEQ requiere de una inversión de USD 600 con un alcance de 18 toneladas de producción a los 108 días, lapso en el que se consigue una humedad del 18 al 21%.

    En cambio, los kits corrientes demandan una inversión de USD 800 y 1 000, con un tiempo de cosecha de 120 días, 20 toneladas de producción y humedad al 35%.

    Las primeras pruebas de este proyecto universitario se proyectaron para la cosecha de este año, que coincidió con un impacto para el sector maicero de la provincia de Los Ríos.

    César Herrera, dirigente de la Federación Nacional de Maiceros, señala que el invierno de este año, de siete meses, causó problemas a los sembríos y no arrojó los resultados esperados.

    Debido a eso, considera que hubo un empate con la producción del año pasado, que fue de 650 000 toneladas. Eso representó el 65% de la producción a escala nacional (1 400 000 toneladas).

    Bajo esas condiciones, Herrera sostiene que no se esperan excedentes de maíz para este año y plantea que se busquen alternativas para superar la adversidad.

    El docente Gabriel Liu-Ba Delfini explica que el problema radica en que los híbridos de semillas que circulan en el país, muy poco se están adaptando a las constantes variaciones del clima.
    “Una variedad puede funcionar muy bien en Vinces, pero no en Balzar, donde quizás el invierno fue diferente. Esta dinámica explica cómo surgieron la gran cantidad de semillas que actualmente se tiene en el Ecuador”.

    En el 2012, la Asociación de Proveedores de Semillas reportó que en el país se distribuyen 27 semillas híbridas de alto rendimiento para el segmento comercial.

    Un año después, el Ministerio de Agricultura, Acuacultura, Ganadería y Pesca (Magap) firmó convenios con seis empresas privadas, para poner en marcha el Plan de Semillas de alto rendimiento de Maíz y Arroz. El plan diversificó el tipo de semillas para estos sectores que hasta los años 80 acudían a las recicladas.

    A la par, el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap) presentó las semillas H-551, H-601, H-553 y H-602 que entonces rindieron 100 quintales por hectárea.

    Pero los investigadores de la UTEQ dicen que la semilla que produjeron muestra eficiencia en climas extremos y se acopla a diversas zonas del país.

    En las pruebas realizadas, obtuvieron resultados alentadores en terrenos de las provincias de Los Ríos, Guayas y Santo Domingo de los Tsáchilas.

    El maíz tuvo una cosecha más temprana y produjo una mazorca con pepas cristalinas y duras. El proceso es seguido de cerca por los técnicos del Iniap.

    Ante este organismo, la UTEQ busca obtener el certificado de adaptación y eficiencia de la semilla híbrida triple de maíz.

    El rector de la entidad, Eduardo Díaz, comenta que la idea en el largo plazo es que sea un insumo que se incluya en el kit, que proporciona el Magap a los agricultores.

    Para esto están en la capacidad de producir alrededor de medio quintal de semillas.

    Díaz sostiene que una vez que se cuente con la certificación se adecuarán los terrenos para producir la cantidad de semillas que se necesiten para el proyecto. Los estudiantes tendrán la oportunidad de colaborar.

    Evolución

    Fundamento. El proyecto de semilla del maíz es parte de los 40 trabajos investigativos de la UTEQ, que se financian con los fondos concursables.

    Seguimiento. Bajo el paraguas de este trabajo científico se han desarrollado 15 tesis de pregrado. Estas propuestas abonaron para la investigación.

    Beneficios. Las primeras pruebas se aplicaron en predios de agricultores que tuvieron deficiencias en cosechas pasadas.

    Semillas
    En la primera cosecha con la semilla elaborada en la Universidad de Quevedo se obtuvieron 18 toneladas por hectárea. Foto: Juan Carlos Pérez / LÍDERES
  • Un taller que premia con capitales semilla

    Redacción Quito

    En el primer día se presentaron 40 ideas, se escogieron 25 y se formaron grupos de entre cuatro y cinco personas que no se conocían. En el segundo día se promocionó y se vendió la idea de cada grupo. Es como un análisis del mercado, del mundo real.

    Y en el tercer día se expusieron los resultados y se eligieron a los ganadores. Así funcionó la capacitación o taller de Lean Startup Machine, una firma estadunidense, que organiza el taller en 150 países desde el 2012. Este evento nace como una extensión del libro ‘The Lean Startup’, sobre emprendimiento.

    Esta metodología llegó a Quito y tuvo el respaldo de la Agencia Metropolitana de Promoción Económica ConQuito. 115 personas se inscribieron en el evento que se cumplió entre el 27 y 29 de junio.

    Los grupos trabajaron con la asesoría de 15 mentores nacionales e internacionales. Al finalizar el taller se escogieron a tres ganadores, quienes obtuvieron el capital semilla para sus proyectos.

    La idea ganadora del primer lugar (USD 5 000) fue Cooking Ecuador. El grupo estuvo conformado por Andrea Díaz, Andrea Fernández, Diego Sáenz y Javier García.

    Ellos recuerdan que el primer día escogieron el nombre, se tomaron una foto creativa que los identificara (tapándose los ojos, los oídos y la boca). la imagen que recrearon tiene una razón: los mayores miedos para emprender son no saber escuchar ni hablar ni ver.

    El emprendimiento ganador es, según sus creadores, «una experiencia turística culinaria en el Ecuador». Esta iniciativa ofrece a los turistas un servicio que dura seis horas. Recogen al visitante en el hotel o en la casa donde esté hospedado, llevarlo a un mercado de Quito para que conozca y pruebe frutas, vegetales y más alimentos típicos del Ecuador. Luego, trasladan al turista a una de las casas de los integrantes del grupo para que sea parte de la elaboración de platos típicos y, además, compartir las costumbres de los ecuatorianos en la mesa.

    Este paquete de Cooking Ecuador tiene un costo de USD 50, que incluye movilización por la ciudad, compra de productos en los mercados, cocinar los platos típicos (entrada, plato fuerte, jugo, postre…). «Esta es una experiencia que permite al turista sentirse parte de nuestra cultura», sentencia Díaz.

    La idea ganadora tomó como referencia a un servicio que Andrea Díaz observó en uno de sus viajes a Perú, donde se oferta un servicio turístico que incluye la elaboración de cebiche y pisco en restaurantes del Cusco.

    El segundo lugar del Lean Startup Machine, edición Quito, se lo llevó Coders, que planteó la idea de crear un curso de robótica para niños y jóvenes de 6 a 14 años. Sus integrantes recibieron un premio de USD 3 000 para dar los primeros pasos con su proyecto El tercer lugar fue para Ecualancers, una plataforma web que busca conectar a las empresas con los trabajadores independientes. Recibieron USD 2 000.

  • ¿Por qué medio mundo habla hoy de la chía?

    Santiago Ayala Sarmiento / Redacción Quito / LÍDERES

    Cualquiera diría que es alpiste y pasaría de largo. Pero es chía, una semilla que poco a poco ha ganado seguidores, por ser un superalimento utilizado por atletas de alto rendimiento.

    Hasta el año pasado, el producto podía comprarse únicamente en tiendas naturistas o en los mercados, por lo que era poco conocido. Pero en enero del 2014 nació Corporación Kunachia, fundada por Carlos Gutiérrez y Santiago Stacey, jóvenes ecuatorianos que vieron en Canadá y EE.UU. cómo la semilla de chía era aprovechada como suplemento nutricional, ya que está cargada de fibra, proteína, vitaminas y Omega 3. No tiene olor ni sabor.

    Para la producción, la empresa cuenta con terrenos de características arenosas, con temperaturas cálidas-secas. Están ubicados en Santa Elena e Ibarra. Además, el modelo de negocio les ha permitido agrupar a 80 agricultores, que están sembrando entre 2 y 3 hectáreas cada uno. A ellos se les paga un precio oficial y se les brinda la capacitación para la siembra y cosecha.

    La demanda ha crecido estos meses y actualmente Kunachia ya comercializa 4 toneladas al mes de chía (10 000 fundas de 280 gramos). Para fin de año se prevé llegar a vender 30 000 fundas. Desde agosto de este año se realizará la primera exportación a Panamá (aproximadamente 1 tonelada mensual), a un centro de distribución masiva. También están en diálogos con cadenas de Honduras, Japón y EE.UU.

    Además, la firma cuenta con una planta de limpieza de la chía en Guayaquil, y con una planta empacadora, en Quito, donde trabajan 10 personas.

    Para Gutiérrez, el principal escollo que han tenido que enfrentar es el tema de culturizar a la gente para que consuma chía. «No conocen el producto, entonces, sí hemos necesitado una buena campaña en redes sociales. El presupuesto no es muy amplio. Hemos tratado de invertir de manera muy inteligente para poder masificar el consumo del producto». Juan Carlos Salazar, de Salazar & Mestanza Comunicación, está encargado del desarrollo del producto en esas plataformas. Para él, la estrategia es lograr que las familias ecuatorianas incluyan a la chía dentro de su alimentación diaria. «Hemos tenido tanto éxito en estos meses, que las personas nos han empezado a enviar sus propias recetas de platos creados a partir de la chía».

    Cifras y mercado

    • Inversión inicial. Entre siembra, desarrollo de marca, empaque, producto, planta, se realizó una inversión de aproximadamente USD 60 000.
    • La distribución. Actualmente el producto se distribuye en toda las cadenas de autoservicios (Megamaxi, Supermaxi, Fybeca, Mi Comisariato…). Además, se vende en gimnasios, en panaderías, en tiendas gourmet.