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  • Rajendra Sisodia: Jóvenes, base del capitalismo consciente

    Redacción Quito

    ¿Cuál es el objetivo del capitalismo consciente?
    La meta es cambiar la forma en la que pensamos sobre los negocios, para que podamos crear un mundo mejor para todos. La forma en que se han enseñado y practicado los negocios durante los últimos 100 años ha generado riqueza, pero al mismo tiempo ha creado problemas para la sociedad, para la salud y el bienestar de empleados y clientes. Queremos cambiar la narrativa de los negocios para que se haga con un propósito superior y teniendo en cuenta el bienestar de todas las partes interesadas.

    Para algunos suena utópico. ¿Qué tan real es este movimiento?
    El movimiento del capitalismo consciente está vigente desde hace 11 años. Hasta la presente fecha tenemos capítulos en 38 ciudades de EE.UU. y otros 18 países, con creciente interés y reconocimiento de que necesitamos una forma diferente de pensar en los negocios, y que el capitalismo consciente ofrece una forma sustanciosa y práctica de repensar la forma en que hacemos negocios. También tenemos evidencia que respalda las implicaciones de desempeño del capitalismo consciente, de que las compañías que hacen esto en realidad pueden tener dramáticamente mejor rendimiento en términos financieros, incluso si están creando múltiples tipos de impactos positivos de otras maneras. En el libro ‘Forms of Endearment’ encontramos que las empresas que practican el capitalismo consciente superan al mercado en una proporción de 9 a 1 durante un período de 10 años. Existen muchos otros estudios que también respaldan la conexión entre un mejor trato a los empleados, clientes y otras partes interesadas, además de tener un propósito más elevado y este ­vínculo con el desempeño.

    ¿Qué dicen las compañías sobre el movimiento del capitalismo consciente?
    No estoy seguro de cómo responder eso. Tenemos una Cumbre de Directores Ejecutivos cada octubre, en Austin, EE.UU., y cerca de 250 ejecutivos vienen de diferentes compañías; vemos cada vez más interés de las compañías en este movimiento, porque reconocen que las viejas formas simplemente ya no funcionan. Tenemos mileniales que están mucho más orientados a valores y propósitos que cualquier otra generación del pasado. Tenemos el auge de las mujeres y el surgimiento de los valores femeninos, que no se sienten ninguna atracción respecto de la forma tradicional de los negocios. Sienten que eso no las honra. Entonces, descubrimos que cada vez más compañías están comenzando a ver esto de una manera muy seria.

    ¿Qué piensan los sindicatos?
    Sus representantes son generalmente más críticos con el capitalismo puro. Diría que muchas de las empresas del capitalismo consciente ya están sindicalizadas, pero tienen relaciones muy armoniosas con sus sindicatos. Muchas otras compañías de capitalismo consciente no están sindicalizadas, porque tratan a sus empleados tan bien que los empleados nunca sienten la necesidad de crear un sindicato. Entonces, tal vez los sindicatos de mentalidad tradicional, que tienen una visión más antagónica o conflictiva de la relación entre el trabajo y la gerencia, no confíen en esto, pero creo que una vez que realmente entiendan de qué se trata, tratarán al empleado como la parte interesada más importante en muchos casos, que estarían de acuerdo en que esta es, de ­hecho, una de las mejores formas de mejorar la vida de los empleados, que es lo que les importa a los sindicatos.

    ¿Cree usted que en medio de la ola proteccionista que se manifiesta en muchos países y continentes existan posibilidades de que este movimiento se expanda?

    Creo que sí, a pesar de todos estos movimientos de tipo populista que están activos ahora. Recuerde que muchos de esos movimientos efectivamente se deben al hecho de que las empresas en el pasado no han hablado sobre el impacto en las partes interesadas. Por ejemplo, las compañías han trasladado sus instalaciones de manufactura de un lugar a otro simplemente basándose en obtener el menor costo de mano de obra. O, que en realidad han exprimido a los empleados, proveedores y comunidades para minimizar los costos. Pero las empresas conscientes no hacen eso; tienen un sentido de lealtad a sus raíces, a los lugares de donde vinieron, se aseguran de tratar muy bien a sus proveedores y a sus empleados y clientes, y por lo tanto, no estarían sujetos al mismo tipo de crítica que estamos viendo hoy. Todo eso se proyecta hacia las compañías y es lo que está detrás de la ola proteccionista.

    ¿Cómo pueden los jóvenes y sus modelos de consumo influir en el desarrollo de este concepto?
    Creo que esto es bastante significativo. Como dije, la generación milenial y las siguientes son mucho más conscientes a una edad más temprana; están mucho más motivadas por el significado y el propósito en su propia vida laboral y también son mucho más conscientes respecto de su consumo. Quieren saber de dónde vienen sus productos, cómo se fabricaron, cuál fue el trato hacia los empleados y, más importante, cuál fue su impacto en el planeta. Todo eso favorece las fortalezas del capitalismo consciente porque tenemos buenas respuestas a todas esas preguntas.

    Hoy también juega la industria 4.0. ¿Cómo se combinan la industria 4.0 y el capitalismo consciente?
    Todos estos cambios tecnológicos simplemente nos están dando herramientas más avanzadas para hacer las cosas de una manera más eficiente y efectiva. Y la cuestión de cómo usamos esas herramientas para mejorar el florecimiento humano, o en su falta para reemplazar a los seres humanos, se basa realmente en la conciencia de los líderes. Lo que vemos aquí nuevamente es que la tecnología es un arma de doble filo que se puede usar para servirnos o para deshumanizarnos. Por lo tanto, si llegamos con un enfoque consciente y ponemos a las personas y su florecimiento como el objetivo central, entonces todas estas tecnologías se convierten en una forma de mejorar el bienestar y el florecimiento humano.

    ¿Qué podemos esperar en los próximos 10 años?
    Nuestro movimiento se va a volver la corriente estándar. Esperamos estar en unos cien países. Esperamos que la mayoría de las principales escuelas de negocios enseñen sobre el capitalismo consciente. Muchas de ellas ya lo están haciendo, y esperamos que esta se convertirá en la forma predeterminada de pensar en los negocios, de modo que el viejo paradigma de solo ganancias y solo accionistas, parecerá ridículo para las personas, en algún momento, y dirán, ¿cómo se puede no tener un propósito más allá de las ganancias? ¿Cómo se puede no pensar en todas las partes interesadas y simplemente centrarse en los accionistas? Nuestra expectativa es que en 10 años el movimiento se vuelva tan dominante que ni siquiera necesitemos a Conscious Capitalism Inc. como una entidad independiente separada.

    Hoja de vida

    Filosofía. Nació en la India, fundador del Movimiento del Capitalismo Consciente, filosofía basada en la creencia de una nueva concepción de capitalismo emergente para mejorar tanto los intereses de las empresas como la calidad de vida de millones de personas.

    Académico. Ha colaborado como profesor en universidades como George Mason University, Boston University y otras. Ha asesorado a compañías como IBM, Kraft Foods, Whole Foods Market, Tata, Siemens, Sprint, Volvo, entre otras.

    Investigador. Ha publicado un total de diez libros y más de cien artículos académicos.

    El fundador del movimiento Capitalismo Consciente habla sobre los alcances de esta filosofía y el rol de las empresas. Cree que los mileniales y las mujeres tienen otra manera de ver los negocios. Estuvo en Guayaquil y LÍDERES conversó con él. Foto: Mario
    El fundador del movimiento Capitalismo Consciente habla sobre los alcances de esta filosofía y el rol de las empresas. Cree que los mileniales y las mujeres tienen otra manera de ver los negocios. Estuvo en Guayaquil y LÍDERES conversó con él. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
  • Raj Sisodia: ‘El capitalismo tradicional es dañino’

    César Augusto Sosa

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    El profesor de Global Biseness y fundador del movimiento Capitalismo Consciente sostiene que las empresas que solo buscan ganar dinero están condenadas al fracaso. Las empresas más rentables ahora se enfocan en el trabajador, los clientes y la comunidad.

    ¿Qué caracteriza el capitalismo consciente que usted promueve?

    Nuestra propuesta se basa en cuatro principios: la búsqueda del propósito superior de la empresa, más allá de obtener ganancias; la creación de valor para todos los grupos de interés: empleados, proveedores, comunidad, etc.; el papel del líder consciente, que lleva a las personas a un nivel más alto; y el desarrollo de una cultura de preocuparse por los demás.

    ¿Es un nuevo sistema económico o una nueva forma de gestión empresarial?

    Es una nueva filosofía de administración de negocios. Los antiguos sistemas fueron creados en el siglo XIX y se basaron en sistemas militares. Las grandes compañías buscaban formas de administración pero en esa época las únicas organizaciones grandes eran los ejércitos. Las empresas copiaron ese sistema y empezaron a tener jerarquías, con un lenguaje que usaba términos militares como estrategia, táctica, operaciones. Los negocios se volvieron un tipo de batalla y de guerra que ha causado mucho daño.

    ¿En dónde se aplica el capitalismo consciente?

    En muchas compañías de EE.UU., Europa, India y América Latina. Los empresarios se dieron cuenta que hay que generar valor no solo para los accionistas sino para las personas y la sociedad.

    ¿Se puede ser consciente y rentable al mismo tiempo?

    Los negocios conscientes son más exitosos a largo plazo en términos financieros. En mi libro ‘Firms of Endearment’ escribí sobre las empresas conscientes, que en 10 años superaron al resto del mercado en una relación de 9 a 1. Para eso hay que tener una propuesta de valor, una buena estrategia y procesos eficientes.

    ¿Por ejemplo?

    Una compañía productora de cerveza en Costa Rica descubrió que un 3% de sus empleados a tiempo completo vivía en la pobreza. Decidió cambiar el enfoque del negocio y ha crecido 10 veces durante la última década.

    ¿Qué diferencia al capitalismo consciente de la responsabilidad social corporativa?

    Las empresas suelen tener planes de responsabilidad social porque usualmente causan daño a través del negocio principal. Nosotros decimos que el negocio principal debe alinearse con la sociedad, de modo que lo que es bueno para la compañía también es bueno para la sociedad. Así no se gasta un centavo en responsabilidad social, porque no hay daños.

    ¿Una empresa que produce cigarrillo, licor o petróleo entra en su filosofía?

    El consumo de vino o alcohol puede ser positivo si es moderado, porque tiene un componente de lubricación social. Pero el problema es el exceso. Una forma consciente de vender cerveza en Costa Rica, por ejemplo, fue incidir en el comportamiento de las personas, para que beban menos.

    ¿Y en el caso del cigarrillo?

    Ese es un caso más desafiante. La industria del tabaco existe porque las personas reducen su ansiedad al fumar. Así se iniciaron estas industrias, cuyo principal cliente era el ejército de EE.UU., que regalaba cigarrillos a los soldados. Pero luego se descubrió que causaba cáncer y que la industria generó estudios falsos. Ahora hay investigaciones sobre cigarrillos electrónicos, que intentan utilizar la nicotina sin sus elementos dañinos. Esa pudiera ser una respuesta para las personas que necesitan formas saludables para calmar su ansiedad.

    Usted es crítico del actual sistema capitalista. ¿Por qué?

    En Estados Unidos, por ejemplo, las empresas privadas deben reportar la relación de lo que gana el CEO (Presidente) de una empresa y el promedio de los trabajadores. Esa relación solía ser de 50 a 1, pero actualmente esa relación es de 400 a 1.

    ¿Cómo se explica eso?

    En los últimos 35 años, el salario para los trabajadores en Estados Unidos solo ha subido 10%, pero para los CEO aumentó 390%. Cada vez los beneficios empresariales se quedan en los altos ejecutivos. Estamos destruyendo el capitalismo, el cual debe hacer que todos ganen. Pero el capitalismo ha sido secuestrado por los accionistas. El 91% de las ganancias de las corporaciones se va en recomprar las acciones, para reducir la cantidad de acciones y hacer que los precios suban de forma artificial. Por eso queremos cambiar la mentalidad de las personas que tienen liderazgo.

    ¿Cómo?

    Hay que cambiar la forma de cómo enseñamos negocios o administración en las escuelas de negocios, la forma de cómo seleccionamos a los líderes en las compañías. Si los empresarios no cambian su enfoque la compañía está destinada a morir.

    ¿Por qué?

    Porque a futuro las personas van a preferir compañías que tengan un impacto positivo en la sociedad y que ofrezcan productos que generen valor; los empleados querrán trabajar en empresas donde haya un propósito; y hay un creciente número de inversionistas que quieren colocar sus capitales en empresas que marquen una diferencia, más allá de obtener una rentabilidad.

    ¿Qué les dice a los empresarios que creen que su filosofía solo aumenta los costos y que las compañías corren el riesgo de ser desplazadas por aquellas empresas que no aplican la misma filosofía?

    A corto plazo, si no cambian nada y solo se aumentan los costos, entonces su modelo de negocio se desarmará. Hay que reinventar el modelo de negocio y buena parte es encontrar el propósito superior del negocio, la razón de ser, algo que inspire a las personas, a los empleados y a los inversionistas, para que la comunidad le dé la bienvenida. Y luego hay que empezar a reconocer que todos estos grupos de interés están conectados y son interdependientes.

    Eso requiere de nuevos líderes. ¿Los hay?

    Ese es el mayor desafío. Los líderes existen, pero el sistema actual para identificarlos, para desarrollarlos y promoverlos no funciona. Las compañías usualmente promueven a las personas logran ganancias a corto plazo, pese a que muchas de ellas han logrado estos resultados causando daño a otras. En Australia se hizo un estudio en 240 empresas para analizar los perfiles psicológicos de los líderes y hallaron que el 20% tenía un perfil psicológico similar al de un sociópata. Es decir, estaban dispuestos a manipular a otras personas, no tienen empatía ni sentimientos de culpa por sus acciones. En la sociedad tenemos 1% de sociópatas y en las prisiones de alta seguridad un 20%, que es lo mismo que se encontró en las corporaciones del estudio. Es decir, en las compañías hemos creado un entorno donde se escalan posiciones a base de apuñalar por la espalda al resto. Hay que cambiar esa estructura.

    ¿Cómo?

    Ese es el gran desafío que tienen los consejos directivos, porque ahí se decide a qué líderes contratar. Las compañías no tienen un buen sistema para encontrar a los buenos líderes, pues ellos no están pidiendo ocupar esos cargos.

    Raj Sisodia, nació en India. Estudió ingeniería eléctrica en el  Instituto de Tecnología y Ciencia Birla, en Pilani, India. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Raj Sisodia, nació en India. Estudió ingeniería eléctrica en el Instituto de Tecnología y Ciencia Birla, en Pilani, India. Foto: Diego Pallero / LÍDERES