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  • Christian Cruz: ‘El sistema financiero se consolidará’

    Pedro Maldonado

    (I)
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    Christian Cruz, superintendente de Bancos, se refiere a las reservas de la banca privada y el dinero de los depositantes, y el uso del dinero electrónico. También, analiza la configuración del sistema financiero una vez que se cumplan las disposiciones de las autoridades.

    ¿A cuánto ascienden las reservas de la banca privada? ¿Hay alguna cifra?

    El dato exacto lo maneja el Banco Central (BCE). Puedo decir que en las conversaciones que tenemos con los bancos, tanto en el monitoreo del saldo de reserva como en los depósitos de la banca privada en el BCE, les hemos informado que hay una completa cobertura de todos los depósitos exigibles que tiene la banca privada en el Central. Como Superintendencia de Bancos podemos darle la seguridad a la ciudadanía que todos los depósitos exigibles que tiene la banca privada en el BCE están cubiertos.

    Las cifras de las reservas internacionales registran un descenso de más de USD 900 millones entre febrero y mediados de abril. Y la banca privada está preocupada. ¿Por qué ese descenso en las reservas internacionales?

    Hay que separar el manejo de la liquidez de la banca privada de lo que son los saldos de reserva que maneja el BCE. La reserva del Central se mueve en función de los dólares que entran y salen de la economía. Así la economía ecuatoriana ha tenido que enfrentar en las últimas semanas algunos pagos al exterior. Se dio el pago a la Oxy, amortización de deudas y otros pagos al exterior que han causado esa disminución en la reserva. Pero insisto que los saldos de la reserva cubren los depósitos exigibles de la banca privada.

    ¿El depositante puede estar tranquilo?

    El depositante no puede dejarse llevar por mala información al respecto y puede estar con la tranquilidad de que sus depósitos están confiables tanto en el banco privado, como los que el banco privado tiene en el Banco Central.

    Hablemos del dinero electrónico. ¿Qué futuro le ve usted a este sistema?

    Es un medio alternativo de pago más, como las tarjetas de crédito o de débito. Es una opción para que la ciudadanía lo maneje de forma voluntaria. Lo que buscamos no es impulsar el dinero electrónico, sino el uso de medios alternativos de pago. A tal punto que como Superintendencia estamos planteando reformas para las próximas semanas, para trabajar en lo que se refiere a transferencias interbancarias, transferencias electrónicas, por Internet, la red de tarjetas de crédito y débito. La ventaja del dinero electrónico es que tiene una red construida, porque la mayoría de la población tiene un celular y eso permite transaccionar. Pero es el ciudadano quien decide el medio de pago.

    ¿Qué tipo de reformas se plantean?

    Todo lo que es la normativa conexa con la que trabajan las operadoras de tarjeta de crédito, bancos y usuarios. Por ejemplo, cuando una tarjeta no es aceptada en un local comercial, la persona está obligada a llevar efectivo y eso implica un costo adicional transaccional de retirar el dinero, de llevar, con exposición y riesgos en la seguridad. También, trabajamos en que usted pueda realizar transferencias para pagar todas sus tarjetas sin importar el banco en que usted tenga su cuenta. Usted actualmente tiene una cuenta en el banco A y no necesariamente puede pagar la tarjeta del banco B. Entonces, se le exige girar cheques, retirar, trasladar a otro y depositar. Eso genera que el ciudadano no utilice esos medios.
    El Gobierno y la banca privada ahora están dialogando sobre el manejo del dinero electrónico.

    ¿Qué implica que los bancos privados participen en el sistema?

    Hemos trabajado como Superintendencia en que los bancos privados trabajen como administradores de la plataforma o como ‘brindadores’ de servicio. Esto, porque el dinero electrónico puede operar en redes ya instaladas y algunos bancos ya están en esa red. Ahora las inquietudes surgen en la administración de la plataforma. Eso es una conversación que se debe hacer con el BCE para ver si se llega a definir. Vemos que hay completa seguridad indistintamente de quien lo administre. Si hay un mito a romper, es que no hay emisión de dinero. Cuando usted ocupa su tarjeta de débito, el banco no le emite un saldo para ocupar, únicamente usted cuenta con el saldo que ya tiene en su cuenta, que se logró con un depósito o una transferencia. Lo mismo pasa con el dinero electrónico.

    ¿Por qué antes el Gobierno y el BCE se oponían a que la banca intervenga y ahora cambiaron de parecer?

    Lo principal siempre ha sido garantizar que no existan barreras competitivas en cualquier alternativa de pago.

    ¿Qué cree que falta para que la gente confíe en el sistema?
    Primero usarlo, darse cuenta de que es fácil, accesible y amigable.

    ¿Por qué la persona que tiene una cuenta en un banco debería abrir una cuenta en el Banco Central del Ecuador?

    Usted no debe ni cerrar la una ni la otra cuenta. Es solo un mecanismo alternativo de pago. Tampoco es que en la cuenta de dinero electrónico podrá ahorrar como lo hace en el banco. Usted ahorra en un banco, esto es solo un medio alternativo de pago y usted seguirá con su cuenta en el banco de su elección. De allí puede destinar una parte para dinero electrónico, tal como lo hace con los dólares que desea llevar en su billetera (…) Lo que buscamos es usar medios alternativos, porque una economía dolarizada necesita incrementar el uso de esos medios porque se reducen costos, se mantienen los niveles de liquidez en la economía y nos ayuda en la condición en la que estamos.

    Hasta el 15 de abril, las entidades del sistema financiero debían solicitar a la Superintendencia de Bancos, el canje de certificados de autorización, tal como lo establece el Código Monetario. ¿Cómo avanza ese proceso?

    Nos hemos reunido con diferentes instituciones y las temáticas son distintas en cada banco. La normativa nos faculta a que, analizando caso por caso, se puede ampliar el período para la emisión de certificados hasta por 18 meses. Hay bancos que ya han enviado solicitudes; algunos han pedido prórroga de tres o cuatro meses, cuando el tope es 18. Vemos que no será necesario ese plazo.

    Hay bancos universales y especializados. ¿Estos certificados cambiarán el enfoque o los modelos de los bancos?

    En sí, lo que va a hacer (la calificación) es que un banco defina claramente si va a ser múltiple o especializado. Pero no va a cambiar la manera en la que viene trabajando. La normativa no cambia para nada las reglas del juego en el sistema financiero, solo se busca una determinación. Quien define cómo determinarse es la propia entidad financiera.

    ¿Cómo va el proceso para que las sociedades financieras se conviertan en bancos, se fusionen o cierren sus operaciones?

    Hay las que se transforman en banco, pero esa información aún no es pública. Todas, de manera voluntaria, tomaron sus posiciones. Unas en conversión, otras en fusión y otras que al darse cuenta de su tamaño vienen cerrando sus operaciones, garantizando siempre que ningún ciudadano quede afectado. Es un proceso ordenado.

    ¿Entonces se configura un nuevo mapa financiero?

    Lo que vamos a ver es una consolidación del sistema financiero. Solo vamos a tener bancos y el usuario sabrá que todas las entidades tienen la misma normativa.

    Hoja de vida

    Formación. Tiene un BA en Economía y Finanzas de la Universidad San Francisco de Quito. Además, una maestría en Economía en la Flacso.

    Cargos. En la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria, Ministerio de Agricultura, INEC y asesor en la Asamblea.

    Christian Cruz, superintendente de Bancos. Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
    Christian Cruz, superintendente de Bancos. Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
  • El memo de la semana: Las lecciones del territorial

    La decisión de la Junta Bancaria de suspender las operaciones del Banco Territorial, debido a problemas de solvencia y liquidez, nuevamente desempolvó las páginas de aquellos capítulos que vivió el país a finales de la década de los noventa, por la crisis del sistema financiero. El banco estaba sometido a un proceso de regularización desde hace unos tres años (abril del 2010), pero no se cumplieron en su totalidad las recomendaciones planteadas para que mejoren sus indicadores.

    En la suma de factores que llevaron a la caída del Territorial también están aspectos de orden jurídico, que tienen que ver con un supuesto lavado de activos. Consecuentemente, la situación es compleja y en medio de esa situación están clientes y empleados de una entidad financiera, que fue el símbolo de una época de auge agroindustrial, desde finales del siglo XIX.

    Según la autoridad de control, la relajación en la entrega de tarjetas relacionadas con actividades comerciales fue el detonante que afectó la cartera del banco que lo llevó a su cierre. Este es un tema que amerita una profunda reflexión, sobre todo por la época consumista en la que se encuentra inmersa la sociedad ecuatoriana.

    Desde la óptica oficial, la situación del Territorial es un hecho particular frente al resto del sistema, que mantiene solidez y solvencia. No obstante, hay bancos que no tienen las mejores calificaciones, por lo que es indispensable que el cliente acceda a la mayor información posible, para estar seguros en quien confían sus recursos.

    La frase:   «El principal ‘pecado’ del Banco Territorial fue su relación perniciosa con Casa Tosi. Fue muy relajado en la entrega de tarjetas de crédito».  Pedro Solines /   Superintendente de Bancos y Seguros

  • El memo de la semana: A cinco años del ‘crack’

    Por estos días, en el 2008, en el corazón económico de EE.UU., Wall Street, se vivía una pesadilla. Corría el 15 de septiembre cuando uno de los principales bancos de inversión estadounidense Lehman Brothers se declaraba en bancarrota. Ese colapso provocó un efecto dominó en el sistema financiero de ese país y la economía del mundo tambaleó.

    La quiebra de Lehman Brothers fue una consecuencia de las hipotecas de alto riesgo (‘subprime’) y de los productos creados en torno a ellas -con elevadas inversiones especulativas-, lo que hizo tambalear el sistema financiero internacional y generó la peor recesión económica mundial, desde finales de la década de los años treinta.

    Ante esa situación, la Casa Blanca tuvo que salir en auxilio del sistema y puso en marcha el Plan Paulson, con una inyección de USD 700 000 millones, para comprar los activos tóxicos de los bancos con problemas.

    En los años posteriores, el efecto del crack de EE.UU. se trasladó hacia Europa, en donde hasta ahora se sienten las secuelas de la crisis en la Zona Euro. España, por ejemplo, es uno de los países que más ha soportado los problemas económicos, sin dejar de mencionar toda la contrariedad que atravesó Grecia en su momento.

    Cinco años después, el sistema financiero de EE.UU. se encuentra en una etapa en la cual todavía se esperan mayores controles estatales; mientras que la economía europea trata de recuperar su normalidad, aunque aún sus síntomas no muestran vitalidad en sus indicadores.