Etiqueta: solidaria

  • La economía popular y solidaria busca mayor posicionamiento

    Redacción Quito y
    Redacción Sierra Centro

    Relacionadas

    Pequeñas asociaciones productivas, cooperativas de ahorro y crédito, microempresarios, agricultores, bancos comunales, transportistas, etc. La lista de actores de la economía popular y solidaria (EPS) es extensa, lo que demuestra que en el Ecuador este sector se halla en evolución, en medio de retos y desafíos.

    Las cifras que maneja la Superin­tendencia de Economía Popular y Solidaria muestran el desempeño. En el sector financiero de la EPS los activos se han duplicado entre el 2012 y este año. En cuanto al número de socios, hoy en día ya se cuentan 6,4 millones.

    En el sector real también se registra una evolución favorable. Los activos, por ejemplo, han crecido hasta los 605 millones y el número de organizaciones pasó de
    5 750 en el 2012 a 13 027 hasta abril de este año (ver gráfico).

    El sector financiero de la EPS está integrado por las cooperativas de ahorro y crédito y mutualistas. Allí están entidades consolidadas y fuertes desde el punto de vista económico. Por eso la Superintendencia de la Economía Popular y Solidaria las clasifica en cinco segmentos. Las más grandes tienen activos por más de USD 80 millones y las más pequeñas no superan el millón de dólares.

    De su parte, el sector real incluye básicamente asociaciones, cooperativas de transporte, cooperativas de vivienda, de servicios y de producción. “El eje es la redistribución de riqueza y la asociación. Sus miembros son dueños y trabajadores a la vez”, explica Lucía Calderón, presidenta de la Confederación Nacional de Cámaras Provinciales de la Economía Popular y Solidaria. Ambos sectores buscan mayor presencia.

    Para la titular de la Superintendencia, Margarita Hernández, las entidades de la EPS hoy en día son ya actores reconocidos y validados, fruto de un trabajo de un supervisor técnico. Las grandes cooperativas, por ejemplo, están obligadas a competir con los bancos. “Tienen que usar la normativa, los procedimientos adecuar su gestión y ser dignos competidores”.

    Hernández añade que en este desarrollo, las cooperativas deben respetar el derecho de los socios, cuidando el vínculo que se ha fortalecido durante años. “El único que puede permitir que la esencia se pierda es el socio”.

    Jardín Azuayo es una de las cooperativas de ahorro y crédito más grandes del Ecuador, con activos por USD 787 millones y 427 000 socios. Su titular, Juan Carlos Urgilés, destaca que la EPS es una realidad, un sistema económico alterno que convive con el sistema privado. Además, cree que se trata de un instrumento poderoso para incluir social y económicamente a las personas.

    Pero también hay debilidades. “Le falta una estructura que permita aprovechar todo el valor que genera. Ese valor extra se pierde, se diluye porque no se integran las cadenas productivas”. Otro punto flaco es la comprensión teórica y práctica sobre el tema. “Es necesario formar a personas con esas competencias, pero es complicado”, dice Urgilés.

    El vocero de Jardín Azuayo también advierte que el rápido crecimiento puede ser contraproducente, si no se lo sabe gestionar de manera técnica. Abrir una nueva oficina no es tan sencillo, dice, porque se requiere capacitar personal. “En nuestro caso recibimos
    3 600 nuevos socios cada mes, pero la formación solo llega a cerca de 4 000 al año. Es un problema de política pública que puede solucionarse con una metodología adecuada”.

    La vocera de la Superintendencia cree que ya es hora de dar mayor visibilidad a la actividad de los actores de la EPS. “El trabajo de regulación y control es el preámbulo para atar al sector financiero con el sector real de la economía popular y solidara”. Una de las acciones planificadas, explica Hernández, es aprovechar la ley económica urgente que está en la Asamblea y dejar claro el peso que tiene la EPS. “Hoy, la salud de la economía popular y solidaria es buena, pero puede ser mejor”.

    13 407 organizaciones, en el sector real

    Dentro del sector real de la economía popular y solidaria se contaban, hasta el 30 de abril pasado, 13 407 organizaciones. El segmento de producción es el que más abarca con el 53% del total.

    Luego están las de servicios (26%), transporte (14%) y vivienda, pesca, consumo y minería, con el 7% restante. Estas organizaciones se reparten, principalmente, en Tungurahua, Chimborazo, Cañar, El Oro y Loja, según un mapa de la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria.

    Las asociaciones están categorizadas por su capacidad de entrega de productos a supermercados, estandarización de procesos, manejo de finanzas y crédito. 45 asociaciones están registradas en Pastaza, 85 en Tungurahua, 86 en Chimborazo y 75 en Cotopaxi, dice el Instituto de Economía Popular y Solidaria (IEPS).

    Diego Hidalgo es socio de la Asociación de Confecciones Hidalgo Hermanos de la parroquia Huambaló, en Tungurahua. Junto con sus ocho hermanos, dos cuñados y padres formó la empresa de confección de ropa en tela jean y deportiva en el 2015. Sus productos son parte del catálogo digital del Servicio Nacional de Contratación Pública (Sercop).

    Hidalgo explica que recibió, de parte del IEPS, asesoramiento técnico y seguimiento durante un año para aprender y evitar desacuerdos entre socios. Luego “no hubo un seguimiento o acompañamiento para saber si estamos haciendo bien las cosas. Nos ofrecieron crédito y maquinaria para la empresa pero no las hubo”.

    Otra asociación es Maki Ruray Kuna. 11 mujeres son las encargadas de elaborar, comercializar y promocionar artesanías elaboradas a base de cáscara de naranja. Inés López es la representante legal y la encargada de gestionar la ayuda del IEPS. La asociación recibió capacitación, asesoramiento técnico y emprendimiento.

    López explica que las debilidades están en temas como exportaciones, licencias de envíos, asesoramiento para créditos y mejoramiento del producto artesanal. “No contamos con un diseñador artesanal que nos explique la iconografía del país”.

    Maki Ruray Kuna busca participar en la VI Feria de Artesanías del Mercosur que se realizará en Puerto Iguazú, Argentina, en octubre del 2018. Para eso necesitan crédito. “Nos indicaron de un asesor de Riobamba para realizar el préstamo en Ambato, pero ­todavía no tenemos respuesta”, se lamenta.

    Juan Pablo Guerra, presidente de la Asociación de Organismos de Integración del Sector Financiero Popular y Solidario, resalta que la EPS ha experimentado un período de fortalecimiento desde el 2011, cuando se aprobó la Ley Orgánica de la Economía Popular y Solidaria (EPS) y posteriormente, cuando se creó la Superintendencia, en el 2012.

    Según Guerra, el crecimiento de la cooperativa ecuatoriana es necesario y debe darse como respuesta a los cambios de la sociedad, por ejemplo, en el ámbito tecnológico y de facilidades para los socios. El cambio, no obstante, debe darse sin que las entidades pierdan su esencia, añade.

    Lucía Calderón, presidenta de la Confederación Nacional de Cámaras Provinciales de la Economía Popular y Solidaria, piensa distinto. “Sentimos que la economía popular y solidaria no es una prioridad mayor en temas como la contratación o compra pública, por ejemplo. Entonces, eso frena de cierto modo la actividad de los actores del sector real. Lo bueno es que estamos agremiados”.

    La Asociación de Confecciones Hidalgo Hermanos opera en la parroquia Huambaló, en Tungurahua. Es parte de la economía popular y solidaria. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    La Asociación de Confecciones Hidalgo Hermanos opera en la parroquia Huambaló, en Tungurahua. Es parte de la economía popular y solidaria. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • La economía popular y solidaria suma 10 407 organizaciones

    Redacción Quito

    Relacionadas

    Desde el 2012 hasta febrero de este año, las organizaciones que pertenecen a la economía popular y solidaria y están reguladas pasaron de 6 016 a 10 407, entre asociaciones, cooperativas financiera y no financieras.

    Dentro de este sector se hallan asociaciones, cooperativas tanto de ahorro y crédito, como de economía popular y solidaria, cajas comunales, organismos de integración y comunitarios.
    Allí están comunidades campesinas, artesanales y productores, de todas las provincias del país, y con una mayor concentración en Pichincha, Guayas, Manabí, Tungurahua y Azuay. Su objetivo es trabajar en comunidad y cubrir las necesidades de sus socios.

    Según datos de la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria (SEPS), el sector cooperativo contó con seis millones de socios a finales de 2016.

    Las cifras de las cooperativas de ahorro y crédito de este sector muestran un crecimiento tanto en activos, como en pasivos y en su patrimonio. En activos el crecimiento fue del 7% al 11,2% entre 2013 y 2016, lo que supone USD 9 897 millones, con una cartera de crédito que suma USD 6 420 millones. Los pasivos crecieron del 7% al 12% alcanzando los USD 8 270 millones. Mientras que el patrimonio subió a USD 1 625,15 millones, según estadísticas de la Superintendencia.

    Datos de la Corporación Nacional de Finanzas Populares y Solidarias (Conafips), señalan que las organizaciones de la economía popular y solidaria generan el 50% de la mano de obra del país. Virgilio Hernández, asambleísta y ponente de la reforma a la ley del sector, asegura que la potencialidad de ingreso de nuevos actores en este sector podría alcanzar a 1,5 millones de trabajadoras no remuneradas del hogar, 25 000 productores artesanales y 777 000 familias productoras campesinas, lo que denota la importancia del sector en la economía del país. “Es un sector con muchísimas potencialidades”, dice Hernández al recordar que este sector produce la mayor cantidad de bienes y servicios que consume directamente la ciudadanía.

    Para la Conafips existe una serie de temas que deben ser tomados en cuenta por parte de las nuevas autoridades que se posesionen en el Gobierno el próximo 24 de mayo, para que el sector siga en crecimiento. La Corporación también anota que es necesaria la creación de políticas y regulaciones que faciliten el desarrollo de la economía popular y solidaria y que la fortalezcan.

    Entre los temas pendientes, anota que es necesario asegurar que los procesos del sector se gestionen con calidad, que se facilite el ingreso de los productos de la economía popular y solidaria con precios favorables y con la menor intermediación posible. También resalta que es importante incentivar a los actores del sector en la producción y comercialización, y en la aplicación de innovación tecnológica.

    Hernández añade que un tema pendiente de revisar es el aseguramiento, ya que los socios de los emprendimientos a la vez son propietarios y trabajadores, lo que complica la afiliación al IESS.

    La búsqueda de nuevos nichos es otra alternativa que se debe plantear, según el legislador, para ofrecer no solo bienes primarios, sino con valor agregado y que la rentabilidad que se genere sea democráticamente repartida entre los actores de la economía popular y solidaria que conformen la iniciativa.

    De su parte, la Corporación enfatiza en que se requiere promover cadenas de valor para lograr el acceso a los mercados internacionales, además de fortalecer el marco legal para el financiamiento del sector.

    El sector cuenta con una normativa desde el 2011. Los actores de la economía popular y solidaria reconocen que la ley implementada ha sido un apoyo para el sector, pero admiten que aún hay temas pendientes por mejorar, como los procesos de compras públicas, entre otros (ver página 13).

    Los actores de la EPS buscan más espacio

    Carolina Enríquez  (I)

    La visibilización de los actores de la economía popular y solidaria se ha logrado a través del apoyo de instituciones públicas y privadas en la última década. Sin embargo, hay posibilidades para reforzar estos procesos.

    Según la Superintendencia de Control de Poder del Mercado, para consolidar las relaciones comerciales entre proveedores de Mipymes y empresas de la economía popular y solidaria con las grandes cadenas de provisión de alimentos y otros bienes se han realizado 51 rondas de negocios y 263 asambleas productivas.

    Otros procesos también se han llevado a cabo por parte de entidades como el Instituto de la Economía Popular y Solidaria, del Gobierno, que creó un catálogo de productores dentro de las EPS.

    En el lado privado un caso es el de la fundación Heifer. Rosa Rodríguez, su directora, explica que esta entidad detectó que a los productores de la EPS les hace falta reforzar detalles para la comercialización como el etiquetado, mejoramientos de los procesos productivos, entre otros.

    Ella considera que para superar estas barreras es necesario un trabajo mancomunado entre actores públicos y privados. “Hay que reforzar la promoción para el consumo de productos nacionales. También sabemos que hay procedimientos que tienen trabas y que se pudiera acelerar eso”.

    Como parte de las acciones de la fundación Heifer el pasado jueves se inauguró en el museo Mindalae un showroom con 284 productos de 90 emprendedores de la EPS.
    Estos pertenecen a 12 provincias y representan a unas 16 000 familias que se dedican a la producción, la transformación y la comercialización de bienes.

    En este proyecto, que se impulsó junto al apoyo de la fundación Sinchi Sacha, participó Francisco Toaquiza, de la Asociación Cotopaxi. Los 12 artesanos de la misma se dedican al desarrollo de máscaras, cruces, cuadros, bateas, entre otros productos pintados con la técnica del sector de Tigua.

    Toaquiza asegura que se ha reducido la acogida de las artesanías por lo que es necesario visibilizarlas con más fuerza. Actualmente, se muestran en galerías en Quito y en Cotopaxi. Asimismo, han participado esporádicamente en ferias en distintas ciudades.

    Entidades del Municipio de Quito como ConQuito, desarrollan programas de impulso a las EPS como PESI y Emprectec.

    En este último participan los emprendedores de la comunidad Yunguilla, ubicado en el noroccidente de Quito, quienes recibieron capacitación para mejorar e impulsar el desarrollo turístico de esta zona de Distrito.

    La capacitación tuvo una duración de seis días, en los cuales se abordaron temas como búsqueda de oportunidades e iniciativa, cumplimiento de compromisos, exigencias de eficiencia y calidad, toma de riesgos, etc.

    La normativa ayudó, pero aún faltan cambios

    Con avances legales, pero también con pendientes. Así se resume la situación jurídica de la economía popular y solidaria.

    La semana pasada, durante la rendición de cuentas de este año de la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria, el principal de la Red de Integración Ecuatoriana de Cooperativas de Ahorro y Crédito (Icored), Édgar Peñaherrera, señaló que un factor que aportó para el crecimiento del sector cooperativo fue la emisión de la Ley Orgánica de Economía Popular y Solidaria (LOEPS), con la que fue posible fomentar el desarrollo de las entidades financieras además de dar protección a los socios.

    “Por ese lado se ha avanzado mucho”, dijo Peñaherrera, al explicar que actualmente es necesario esperar que las condiciones económicas del país mejores.

    Sin embargo, si bien la normativa, generada en el 2011, ha sido un apoyo para el sector, se pretendió ajustar la ley para cubrir varios de los temas que podrían ser de ayuda para el desarrollo de la economía popular y solidaria.

    “Las dificultades de este sector inician por una desarticulación” a decir de Virgilio Hernández, presidente de la Comisión de Régimen Económico de la Asamblea Nacional y ponente de la reforma a la ley. Esto, según el legislador, porque no ha existido la suficiente fuerza para que se consolide el sector cooperativo, que tuvo auge en las décadas de los 1970 y 1980, por lo que es necesaria una consolidación.

    Entre los problemas que identifica Hernández está que si bien hay un avance en el acceso a las compras públicas para los actores de la economía popular y solidaria, también se podría ampliar este acceso en lo público y alcanzar al sector privado. En 2015 este sector logró colocar ventas por USD 125 millones de unos USD 6 800 millones, lo que muestra el potencial al que se podría aspirar.

    Para lograr el acceso a las compras públicas y privadas hay procesos y trámites que se pueden simplificar, como por ejemplo la constitución de una ventanilla única para resolver los temas de registro, del cumplimiento de condiciones sanitarias, etc.

    Sobre el acceso a recursos, además de las facilidades para obtener financiamiento, otra opción que plantea el legislador es el factoring, es decir el canje de facturas.

    Además está la idea de la creación de una caja de compensación, con la que los actores de la economía popular y solidaria que, por ejemplo, le deban al IESS o al SRI y tengan cobros pendientes con el Estado, puedan hacer un cruce de cuentas.

    El establecimiento de fondos concursables para emprendimientos relacionados a la innovación tecnológica podría ser otro mecanismo de financiamiento.

    Estas situaciones se solventaban de cierta manera en el texto que se aprobó la Asamblea el 19 de enero de 2017, luego de cuatro años de tratamiento, pero la misma fue vetada en su totalidad por el Ejecutivo. Dentro de un año se podrá volver a considerar la reforma a la ley

    La semana pasad se cumplió en Quito el showroom Artesanías y Alimentos. Actores de la economía popular y solidaria de doce provincias exhibieron sus productos. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    La semana pasad se cumplió en Quito el showroom Artesanías y Alimentos. Actores de la economía popular y solidaria de doce provincias exhibieron sus productos. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Economía popular y solidaria de Ecuador creó 100 000 empleos en 2016

    Agencia EFE

    Relacionadas

    El sector de la Economía Popular y Solidaria de Ecuador generó en 2016 unos 100 000 empleos en áreas como asociaciones y emprendimientos familiares y productivos, informó el pasado miércoles el Servicio Nacional de Contratación Pública (Sercop).

    La Economía Popular y Solidaria recibió el año pasado adjudicaciones públicas por valor de 120 millones de dólares por medio de los Catálogos Dinámicos Inclusivos (CDI), una herramienta de contratación que da prioridad a este sector económico, así como a las micro y pequeñas empresas y a los artesanos.

    En Ecuador existen en la actualidad 18 CDI en los que están recogidos 531 productos «que son la primera y única opción de compra para las instituciones públicas», señaló el portal gubernamental El Ciudadano.

    Según el Sercop «las compras públicas se convirtieron en el motor de la economía nacional, dinamizando los sectores productivos a través de las preferencias otorgadas a los emprendedores locales».

    Junto a estos catálogos, el programa IngeniaTEC permite otorgar exclusividad de mercado a las industrias ecuatorianas innovadoras que están produciendo bienes que históricamente eran importados.

    Ello evita la dependencia tecnológica con otros países y la salida de divisas, fomenta la sustitución de importaciones, fortalece los procesos de transferencia tecnológica y asegura fuentes de empleo en la industria, agregó la fuente.

    Foto: Tomada de la cuenta Flickr de la Sercop.
    Foto: Tomada de la cuenta Flickr de la Sercop.
  • La economía popular y solidaria se apoya en la academia

    Redacción Quito

    Relacionadas

    Fortalecer proyectos comunitarios con consigna de cooperativismo y apoyo es la misión que las universidades tienen para incentivar los conceptos de la Economía Popular y Solidaria (EPS).

    Este último se legitimó con la Constitución del 2008. Tras ello el Gobierno ha buscado, a través de varios mecanismos, que se reconozcan las prácticas y experiencias de la EPS en el sistema económico actual.

    En el caso de la academia, estudiantes y docentes se unen a proyectos en sus territorios, para formar redes productivas con miras al desarrollo local.

    Por ejemplo, la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE) desarrolló desde el 2007 programas enfocados en proyectos de comercio justo. Además, ajustó la malla curricular con este componente, señala Nelson Cerda, decano de la Facultad de Ciencias Administrativas.

    Para esto, en todas las sedes de la institución, ubicadas en Quito, Santo Domingo y Salinas, en las carreras de Comercio Exterior, Integración y Aduanas, Empresas y Negocios, Finanzas y Auditoría CPA, Administración de Talento Humano y Marketing se aplican los conocimientos de economía popular y solidaria.

    Aunque Cerda sostiene que, eventualmente, también lo manejan en otras carreras.
    Los principales proyectos que ha emprendido la UTE en el marco de la economía popular y solidaria son la creación del Observatorio de Economía Solidaria y Comercio Justo -con la que trabajan con otras universidades-, cursos de capacitación para formadores en EPS y cursos para los directivos de cooperativas.

    Adicional a esto, han realizado estudios socioeconómicos para promover estas prácticas con la nacionalidad Tsáchila, la Administración Zonal de Calderón y Conocoto en Quito, entre otros.

    Para el siguiente semestre, entre septiembre y octubre, la UTE ya planificó la ejecución de algunos proyectos como el desarrollo de artículos de investigación, redacción de dos boletines de opinión, capacitaciones y la elaboración de un manual para el buen cooperativista.

    En el Observatorio de Economía Solidaria y Comercio Justo también está involucrada la Universidad Andina Simón Bolívar.

    Wilson Araque, director del Área de Gestión de esta entidad de educación superior, detalla que desde esta red se trata de analizar la situación de los productores que forman parte de la economía popular solidaria, las dificultades que estos actores viven al momento de obtener precios justos

    Otros lineamientos en la red son el involucramiento de los estudiantes en el proyecto.
    De manera paralela, en la Universidad Andina, también se direccionan investigaciones o propuestas de tesis con estos temas.

    Esto permite canalizar de mejor manera los aspectos a considerar en la economía popular y solidaria. Por ejemplo, uno de los estudiantes de esta universidad envió una propuesta que consiste en la creación de un espacio de financiamiento para más de 2 000 pequeños productores en la confección textil, sostiene Araque.

    Otras universidades como la Politécnica Salesiana (UPS) trabajan por fomentar la “Economía Social y Solidaria (ESS)”. Anita Castro, docente investigadora de Gestión para el Desarrollo Local Sostenible, detalla que hace más de 30 años la comunidad salesiana trabaja en comunidades bajo los principios de reciprocidad, solidaridad y complementariedad.

    Con base en estos principios, la UPS articuló estrategias enfocadas en la investigación, de manera teórica y práctica. Una de las acciones fue formar un grupo de investigadores para desarrollar estudios en campo, pero con temáticas sobre legislación, normativas,
    determinación de los actores que se encuentran en la economía popular y solidaria, procesos, entre otros.

    En cuanto a los estudiantes, la UPS en carreras como Gestión para el Desarrollo Local Sostenible, durante tres semestres, elaboran proyectos en los territorios de los estudiantes.
    La idea es que los jóvenes planteen estrategias para aplicar la economía social y solidaria en el lugar que viven.

    La segunda estrategia es ofrecer capacitación a través de los cursos de formación continúa, con la consigna de abordar esta corriente con la sociedad, dice Castro.

    Grupo de docentes investigadores en el tema de la economía social y solidaria, de la Universidad Politécnica Salesiana.Foto: Cortesía UPS
    Grupo de docentes investigadores en el tema de la economía social y solidaria, de la Universidad Politécnica Salesiana.Foto: Cortesía UPS
  • La economía popular y solidaria se desacelera

    Redacciones Quito, Cuenca, Sierra Centro y Sierra Norte (F- Contenido Intercultural)

    El sector de la economía popular y solidaria siente los efectos de la desaceleración económica que viven distintos sectores de la economía nacional. Para actores y voceros de entidades de este segmento, el 2015 fue un año similar al 2014.

    Según Javier Vaca, director ejecutivo de la Red Financiera Rural (RFR), se percibe una desaceleración que llevó a cerrar con niveles similares entre los años mencionados. “No existe un crecimiento neto año a año, a diferencia de los bancos que tuvieron una contracción”.
    Vaca aclara que hubo entidades que crecieron y otras que no lo hicieron, pero en promedio el sector se mantuvo igual al 2014.

    No obstante, al comparar enero del 2015 con el mismo mes de este año, las estadísticas de la Superintendencia de la Economía Popular y Solidaria (SEPS) muestran un crecimiento de la cartera y de los depósitos en las cooperativas agrupadas en los segmentos 1 y 2, que suman el 67% de socios y el 83% de la cartera total del sistema popular y solidario.

    Los depósitos en esos segmentos pasaron de USD 5 167 millones en enero del 2015 a 5 310 millones en enero de este año; es decir, crecieron 2,7%. Por su parte, la cartera bruta evolucionó de USD 5 093 millones a 5 397 millones, en el mismo período, con un crecimiento de casi 6%.

    Según el director de la Unión de Cooperativas de Ahorro y Crédito del Sur (Ucacsur), Juan Pablo Guerra, estas entidades no son ajenas a las circunstancias por las que atraviesa el país, pero debido a las estrategias de cada una, “las cooperativas han tenido un crecimiento el 2015, que se está viendo reforzado durante este año, porque hay un incremento en las captaciones”, dice Guerra.

    En años anteriores, agrega, se mantenían crecimientos que oscilaban entre el 15 y 20% en activos y el año pasado, el aumento fue del 3 al 5% en las cooperativas de todo el país. Esa desaceleración se dio principalmente por la situación del país que generó incertidumbre. Según el ejecutivo, hubo socios que usaron sus ahorros para consumo primario.

    Vaca aclara que al analizar a este segmento es necesario hacer una distinción por la heterogeneidad bastante grande de sus actores (ver página 13). “El hecho de estar divididas en segmentos según sus activos es muestra de que existen diferente tamaños y niveles de preparación” .

    Las cooperativas del segmento 1, que tienen activos por más de USD 80 millones, están mejor preparadas, según Vaca. “Antes de ser controladas por la SEPS estaban reguladas por la Superintendencia de Bancos y tienen otro nivel de avances en aplicación de normas, por ejemplo”.

    Las cooperativas del segmento 2 ya tienen normativa de la Junta de Regulación Monetaria y Financiera, y por su tamaño pueden manejar temas como administración de riesgos o aportes al fondo de liquidez. “Pero las más pequeñas tienen algo de dificultad al no haber tenido mayor supervisión y deben cumplir temas técnicos como manuales o procesos para combatir el lavado de activos. Entonces deben invertir en procesos y se limita la posibilidad de expandir sus servicios”.

    Ante la desaceleración económica, el sector enfrenta una serie de desafíos para este año. Entre los retos que señalan los expertos se encuentran la revisión de metodologías, mayor cautela al diversificar productos o al pensar en abrir nuevas oficinas, priorizar gastos e inversiones y controlar los índices de morosidad.

    El director de la Unión de Cooperativas de Ahorro y Crédito del Sur (Ucacsur), Juan Pablo Guerra, comenta que el trabajo para este año se enfoca en ser muy responsables con los socios, “con el ajuste de las metodologías, nuevos productos, manejo presupuestario y planificación, porque la idea es garantizar que las cooperativas sigan creciendo a pesar de la crisis”.

    Para Guerra, todo problema en la economía de un país afecta a la capacidad de pago de las personas y por eso en el sector cooperativo hubo un aumento de morosidad. Él dice que cualquier aumento preocupa para mejorar las estrategias; sin embargo, no hay un despunte importante.

    Según Javier Vaca, de la Red Financiera Rural, la morosidad del sector oscila entre el 3 y el 8% en las cooperativa de la Red. “Es una cifra mayor a las de años pasados. Antes no superaban el 7%, pero si se llegara a dos dígitos sería más preocupante”.

    Vaca sostiene que el incremento de la morosidad es un efecto de la desaceleración que atraviesa la economía nacional y del crecimiento agresivo de algunas cooperativas que abrieron más oficinas y que priorizaron colocar más créditos en el mercado.

    La recesión económica comenzó a sentirse. En el taller de Margoth Albán dedicada a la fabricación de cajones de madera para transportar fruta, las ventas bajaron en un 40%. Eso complica reunir el dinero para cancelar las mensualidades en el grupo de mujeres que integran el banco comunal del caserío La Merced, ubicado en el cantón Baños, en Tungurahua.

    Sus 16 integrantes recibieron créditos de entre USD 100 y 5 000. Este es uno de los 250 bancos comunales que benefician a más de 16 000 habitantes del sector campesino e indígena, de los nueve cantones de la provincia.

    La iniciativa es impulsada por el proyecto de Promoción de la Mujer de la Diócesis de Ambato, que también implica programas de salud, nutrición y capacitación dirigida a las madres de familia, hijos menores de 6 años.

    Óscar Vargas, asesor de microfinanzas del banco comunal, dice que por la crisis los clientes bajaron los montos de los créditos. Eso ocurre, porque las ventas de los productos bajaron, aunque el número de socias se mantiene.

    Con los recursos económicos se financian pequeños emprendimientos, como talleres de costura o criaderos de pollos o de animales menores (cuyes y conejos). También, lo emplean para la adquisición de ganado ovino, fertilizantes y semillas para la agroproducción, y que genera buenos resultados.

    Ángel Rodríguez, director de Proyectos de la Pastoral Social, explica que el 95% de las personas que consiguieron un crédito tiene su pequeño negocio. Eso les permite tener ingresos extras o mejoraron su condición de vida, en los nueve cantones de la provincia.

    También cuenta que pese a la recesión económica, los bancos continúan trabajando con normalidad. “No se ha sentido una disminución en el número de socios y de grupos. Los montos se mantienen hasta USD 5 000. La estrategia que aplican es que se escoja bien a las personas que van a recibir el crédito, que no tengan antecedentes de morosidad”. La cartera vencida es del 3%.

    En Tungurahua, Cotopaxi, Chimborazo, Pastaza y Bolívar, 350 cooperativas de ahorro y crédito están en funcionamiento. No hay un número preciso de los bancos o cajas comunales.
    Carmen Ubidia, intendenta de la Zonal 3 de la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria, asegura que las cooperativas y financieras son controladas para evitar problemas económicos. El año pasado, cinco cooperativas quebraron. “Fue por el mal manejo de los administradores. Al momento, el sector cooperativo es confiable”.

    Según Ubidia, el sector financiero (el año pasado), en el total de activos creció en un 5,36% a escala nacional. Asimismo, se capacitó a más de 1 200 organizaciones y esos conocimientos fueron replicados a más personas.

    El gerente de la Cooperativa Mushuc Runa, Luis Alfonso Chango, asegura que al haber menos circulante por la crisis, la economía se deprime y eso se siente. En diciembre del año pasado de la entidad financiera se retiraron USD 5 millones, pero en enero de este año se recuperó ese monto en depósitos. Además, la cooperativa capitalizó las utilidades. Para el 2017 se proyectaron utilidades de unos USD 10 millones. “Nos mantendremos en una estabilidad, pero optimizando los gastos. La gente debe confiar en las cooperativas”.

    En el norte del país, existe confianza en el sector. Así lo asegura Rommel Alarcón, gerente de la Unión de Cooperativas de Ahorro y Crédito del Norte, que abarca a 44 instituciones de Esmeraldas, Carchi, Imbabura y Sucumbíos.

    El dirigente del sector añade que para enfrentar la desaceleración se están tomando acciones. “Como una estrategia de estabilidad, las cooperativas de la Unión trabajan para fidelizar a sus clientes, antes de ampliar su mercado para colocar los productos”.

    El analista económico Rubén Santacruz comenta que las micro, pequeñas y medianas empresas -principales clientes de estas instituciones- enfrentan una disminución en las ventas por la situación económica del país. “Eso provoca que no tengan para pagar los créditos”.
    Pero según Alarcón, la morosidad de las entidades de la Unión se mantiene bajo el 5%, lo que es una cifra adecuada.

    Óscar Vargas, de la Diócesis de Ambato, recauda dinero para bancos comunales en Baños. Foto: Glenda Giacometti/ LÍDERES.
    Óscar Vargas, de la Diócesis de Ambato, recauda dinero para bancos comunales en Baños. Foto: Glenda Giacometti/ LÍDERES.
  • La economía popular y solidaria gana mercados

    Redacción Quito (I)

    Relacionadas

    redaccion@revistalideres.ec

    Las exportaciones de la economía popular y solidaria (EPS) han tenido un importante crecimiento los últimos cinco años. Desde el 2010, según el anuario de exportaciones de Sector Asociativo y Comercio Justo de ProEcuador, la tasa de crecimiento anual fue de 35%. Y entre 2013 y 2014 las ventas en este segmento crecieron un total de 53% en valor, según estadísticas de Pro Ecuador.

    La cifra pasó de USD 127 millones a USD 195 millones entre los años mencionados.
    La economía popular y solidaria se entiende como las prácticas económicas, individuales o colectivas, autogestionadas. “Orientadas al buen vivir, privilegiando al ser humano, en armonía con la naturaleza, por sobre el lucro, etc.”.

    Entre estos colectivos pueden estar unidades socioeconómicas populares, organizaciones familiares, agrupaciones étnicas, fundaciones, cooperativas, corporaciones civiles, entre otras.
    El Gobierno, a través de ProEcuador, se ha encargado del impulso de este sector con mecanismos como promoción de los productos y capacitación para los exportadores. El año pasado, por ejemplo, creó la Coordinación de Comercio Inclusivo, mediante la cual se ofrece asesorías técnicas y diferentes proyectos.

    El año pasado la entidad logró identificar 200 actores de la EPS , de los cuales 68 hicieron actividades de exportación.

    El banano fue el principal producto de exportación de las EPS, según ProEcuador. Esta fruta, en su variedad Cavendish Valery, representó el 75,86% de las ventas del país. Otros productos de exportación son cacao en grano, coco, abacá, fibras en bruto, rosas frescas, azúcar de caña, café, cereales, alcohol, entre otros.

    El principal destino de las ventas de las EPS es Turquía con el 34,56% del total, seguida de EE.UU. con el 24,22%. Sin embargo, la mayoría de los demás destinos son países de la Unión Europea (UE).

    Daniel Legarda, vicepresidente de la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor), señala que la demanda en estos destinos se debe a que tienen la capacidad para pagar por productos, materias primas e industrializados, que suelen tener un costo mayor. Muchos de estos, por ejemplo, cuentan con certificaciones, que les agregan un valor extra.

    Entre estas certificaciones están las de comercio justo o de producción orgánica. Conseguirlas implica un esfuerzo de los entes para que su producto muestre que tiene la calidad que ofrece. Además, el valor de estos documentos es alto.

    El financiamiento para esto y para otros rubros necesarios en el proceso de exportación es uno de los problemas que deben enfrentar las agrupaciones de la EPS. Asimismo, en el camino encuentran diferentes barreras como las medidas paraarancelarias de diferentes países, las complicaciones para conformarse como exportadores, entre otros.

    Con el fin de superar estos obstáculos, hace un mes ProEcuador y el Instituto de la Economía Popular y Solidaria (IEPS) firmaron un convenio para impulsar las exportaciones de este segmento. Como parte de este proceso se inició, en junio, una capacitación a 270 organizaciones de la economía popular y solidaria.

    Las autoridades indicaron en ese momento que cada vez hay más negocios que buscan internacionalizarse. Durante ese encuentro, la ministra de Inclusión Económica y Social, Betty Tola, destacó la importancia de los negocios de la economía popular y solidaria, que generan cinco de cada 10 empleos en el país.

    Víctor Jurado, director ejecutivo de ProEcuador, señala en el anuario que la entidad ha impulsado, además, otros programas para el desarrollo de las exportaciones de las EPS, como el proyecto Exporta País, “que permite el acceso a certificaciones y otros servicios, asesorías técnicas individualizadas y especializadas, capacitaciones específicas, programas y proyectos enfocados a fortalecer lasa capa­cidades de comercialización”.

    Para los representantes de organizaciones que mueven estas exportaciones existen desafíos entre los que se mencionan los precios, la apertura de nuevos mercados, falta de financiamiento y la situación económica del continente euopeo, uno de los principales destinos de los artículos que encajan en la economía popular y solidaria y el comercio justo (ver página 13).

    Algunos detalles

    Las ventas no petroleras del país en el 2014 fueron de USD 13 302 millones.
    De este total las exportaciones de la EPS representaron el 1,5% .

    La totalidad del sector EPS, según ProEcuador, tiene problemas relacionados al sector rural ecuatoriano. Problemas productivos en el acceso a insumos agropecuarios, necesidad de mejorar técnicas de producción, bajos índices de acceso a la educación, necesidad de riego, entre otros aspectos.

    El Instituto Nacional
    de la Economía Popular y Solidaria cuenta con un catálogo de productos de este segmento entre los que se encuentran artesanías, accesorios, comestibles, confites, textiles, calzado y servicios.

    El comercio justo abre puertas en los mercados

    José Lanche es miembro de la Unión de Productores de Mazapán de Calderón.  Sus figuras llegan al exterior. Archivo / LÍDERES.
    José Lanche es miembro de la Unión de Productores de Mazapán de Calderón. Sus figuras llegan al exterior. Archivo / LÍDERES.


    Redacción Quito (I)

    En el norte de Quito, en el sector de Calderón, se encuentra la Unión de Productores de Mazapán. Esta organización surgió hace 25 años y desde hace 23 realiza envíos hacia el extranjero.

    El año pasado sus 20 artesanos elaboraron cerca de 35 000 figuras, lo que constituyó un récord para estos pequeños productores. Pero la cifra ya está siendo superada: los miembros de esta asociación trabajan estos días en un pedido de 40 figuras de mazapán.

    José Lanche es uno de los directivos de este grupo de artesanos. Él cuenta que para llegar a mercados extranjeros el trabajo es permanente. “El primer envío fue a EE.UU. Hoy llegamos a otros mercados como Canadá y Holanda”.

    Estos artesanos tienen una estrategia: trabajan con representantes de clientes asentados en esos países. Este modelo se aplica luego de sufrir un engaño hace varios años, cuando enviaron un pedido de manera directa, pero nunca recibieron el pago.

    Esta organización cuenta con el apoyo de Camari (el sistema de comercialización del Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio) y uno de sus principios es promover el comercio justo.
    Sagrario Angulo, coordinadora de Camari, indica que para apuntalar la tendencia se creó hace cinco años el Consorcio Ecuatoriano de Comercio Justo “con la finalidad de tomar fuerza, trabajar unidos y crecer entre todos”.

    El consorcio está integrado por El Salinerito, Camari, la Fundación MCCH Maquita Cushunchic, Sinchi Sacha y Chancuap. El impacto social y económico llega a cerca de 500 000 personas.

    Angulo explica que entre los principios del comercio justo se encuentran el cuidado del ambiente, la equidad de género, la transparencia en la comercialización, la lucha contra el trabajo infantil, etc. Ella reconoce un incremento de los envíos que hacen los integrantes del consorcio.

    Las exportaciones van a Europa, en especial a España, Italia, Alemania… Según Angulo, existen dos líneas principales: alimentos y artesanías. En la primera la demanda se concentra en panela granulada orgánica, cebada, arroz, maíz, fréjol… En lo artesanal destacan la bisutería de tagua y tejidos. “El mercado europeo exige que sean artículos utilitarios”.

    Jambi Kiwa, con base en Riobamba, es otra organización que trabaja con los conceptos de comercio justo y que es parte de la economía popular y solidaria.

    Rosa Guamán es una de las principales directivas de esta asociación de 142 mujeres campesinas que cultiva, procesa y vende plantas medicinales. Sus productos se comercializan en Ecuador en locales de economía solidaria y cadenas de supermercados; también se exportan a Francia.

    Guamán indica que desde el 2013 sus envíos al exterior disminuyeron por situaciones internas de algunas de las familias que son parte de la asociación. “Ya nos retiramos del mercado de Canadá”.

    Ahora su meta es ganar espacio en las estanterías de supermercados nacionales, con la aplicación de la nueva normativa que promueve la producción nacional.

    La representante de la asociación detecta al menos tres desafíos para el desarrollo del comercio justo en el país: la falta de financiamiento, la escasez de recursos económicos y la dificultad para encontrar empresas certificadoras en la materia.

    La Asociación Jambi Kiwa, en Riobamba, exporta plantas medicinales a Francia. Archivo / LÍDERES.
    La Asociación Jambi Kiwa, en Riobamba, exporta plantas medicinales a Francia. Archivo / LÍDERES.
  • Hugo Jácome: ‘Para el sector cooperativo ya existe un seguro de depósito’

    Santiago Ayala Sarmiento

    Hugo Jácome/Entrevista

    Ha transcurrido un año desde que la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria (SEPS) arrancó con la segunda etapa de su trabajo: la supervisión y el control de las organizaciones que regularon su actividad. A punto de cumplirse dos años de la entidad, su titular, desde junio del 2012, hace un balance de la gestión en esta área.

    ¿Cómo quedó finalmente establecido el mapa de cooperativas en el Ecuador?
    Desde el 2012, que empezamos el funcionamiento, entramos en un proceso para que todas las organizaciones se registren y, además, adecúen sus estatutos al nuevo marco legal. Este proceso culminó en mayo del 2013, en el cual pudimos tener un registro de casi 6 000 organizaciones, tanto cooperativas como asociaciones de producción, de comercialización, de servicio y también organizaciones comunales. Sin embargo, el proceso se centró fundamentalmente en cooperativas y asociaciones.

    ¿Cuántas organizaciones no cumplieron con este proceso de regularización?
    Este trabajo que realizamos fue uno de los más exitosos, posiblemente en América Latina, ya que en un año logramos hacer el registro, prácticamente, del 95% de las organizaciones que teníamos registradas en varias bases de datos. En México, por citar un ejemplo, ya van 10 años y no se concluye. Hay que tomar en consideración que en el Ecuador este sector ha estado, históricamente, bastante subregistrado, poco regulado, también poco controlado. Lo que hicimos fue identificar varias bases de datos que había en los ministerios, en el IESS, en la Dirección Nacional de Cooperativas, en el SRI y, en función de ese registro y de esa primera base, hicimos el proceso de adecuación estatutaria.

    Es decir que un 5% de esas organizaciones quedó fuera. ¿Por qué razones?
    Puede ser porque estaban registradas y ya no funcionaban o dejaron de operar; algunas, posiblemente, se liquidaron en el transcurso. Había mucha información en varios ministerios, porque estos tenían la capacidad también de crear asociaciones.

    El Superintendente de Bancos ha mencionado que tener 26 bancos en el Ecuador es mucho y que hay que ir hacia un mercado financiero más pequeño, lo cual, de hecho, está empezando a suceder. En el caso de la SEPS, ¿es lo mismo?, ¿6 000 organizaciones son muchas?
    Hay que diferenciar dos temas. Por un lado, en el caso del sector no financiero, es decir de cooperativas de transporte, de vivienda, de producción o de asociaciones productivas, me parece que siempre tendrán que ir creciendo, porque son emprendimientos que realizan actividades económicas de comercialización, de servicios, de producción, y, al igual que el sistema empresarial privado crece, lo mismo pasa con este sector, va a crecer.

    En cambio, en ahorro y crédito, sí creo que existen demasiadas cooperativas que han distorsionado uno de los principios importantes del cooperativismo, que es la cooperación. Eso ha hecho que muchas cooperativas, en vez de cooperar, compitan, y a veces entre ellas mismas se disputen los mismos espacios geográficos, las mismas personas; cuando el cooperativismo no es competencia, sino trabajar bajo solidaridad, reciprocidad y cooperación.

    Hay que buscar un equilibrio entre el justo número de cooperativas, donde no se pierda el acceso a servicios financieros, y la cobertura que tiene el sistema de cooperativas en determinadas zonas, a veces urbano marginales o rurales, pero donde tampoco exista tanta cooperativa, que genera un nivel de competencia indiscriminado al propio sector.

    ¿Cuánto tiempo estima que demorará este proceso de depuración y consolidación?
    Tiene que irse dando progresivamente, no puede ser de la noche a la mañana, porque hay que tomar en consideración que las cooperativas son organizaciones de personas, a diferencia de un banco o de una empresa privada, donde el accionista puede tomar la decisión de manera unilateral de cambiar de actividad. Las regulaciones y el control van a ir contribuyendo a la consolidación, sin duda alguna.

    ¿Como la resolución que dictó hace pocas semanas sobre la obligación de las cooperativas de aportar hasta con el 5% en función de sus activos para la Superintendencia?
    La SEPS puede establecer contribuciones de las organizaciones y, al igual como la Superintendencia de Bancos pide una contribución a los bancos y a los seguros para su funcionamiento, nosotros también tenemos esa capacidad. Hicimos unas reglas en las que las cooperativas de ahorro y crédito, en general, aportan un porcentaje sobre los activos a la SEPS, mientras las cooperativas no financieras aportan un porcentaje sobre los excedentes de las utilidades. Es una contribución que permite el funcionamiento de la Superintendencia; sin embargo, el mayor soporte de nuestro presupuesto no está en esa contribución, sino en el aporte del presupuesto que da el Estado.

    ¿Cuántos ecuatorianos están vinculados con el sector cooperativo?
    No voy a decir exactamente el número de ecuatorianos, porque puede haber un sobrerregistro, pero tenemos registrados cerca de 5 millones de socios de cooperativas. Ahora bien, hay que tomar este dato con pinzas, ya que a veces una persona puede ser socia de dos o más cooperativas. Visto así, unos tres millones de personas estarían vinculadas con este importante sector económico.

    ¿Es muy común el cierre de cooperativas o asociaciones? ¿Quién protege a los socios?
    No es que sea muy común, pero, efectivamente, un proceso de control y supervisión lleva a que se transparente la situación de las organizaciones. Para el sector cooperativo ya existe un seguro de depósito y un fondo de liquidez. Por ejemplo, las cooperativas del segmento 4, que vinieron de la Superintendencia de Bancos, tienen el mismo nivel de cobertura de los bancos (USD 32 000). Con el Código Financiero en camino se adaptarán los montos de cobertura al tamaño de las organizaciones.

    ‘Para el sector cooperativo ya existe un seguro de depósito’

    Hoja de vida

    Sus estudios. Ingeniero Comercial por la Escuela Politécnica del Ejército (Espe). Doctor en Economía Financiera por la U. Autónoma de Madrid.

    Su experiencia. Subsecretario de Economía. Asesor económico de la Presidencia de la Asamblea. Catedrático e investigador de la Flacso.

    Las frases

    ‘En la superintendencia Hemos encontrado que personas con un rótulo de cooperativa empezaban a captar o prestar dinero. hemos intervenido allí’.

    ‘Las cinco cooperativas más grandes equivalen a 14 bancos medianos y pequeños, en cartera de créditos’.

    «El código monetario unificará la regulación financiera en un solo ente, en la Junta de regulación».

  • 80 familias llenan una canasta

    Cristina Márque. Redacción Sierra-Centro/LÍDERES

    Lupita Ruiz recuerda con claridad la época en la que se dolarizó la economía ecuatoriana (año 2000). En los mercados locales los productos dejaron de costar entre 2 000 y 4 000 sucres, y la frase «A dólar, a dólar», se hizo popular entre los comerciantes. La crisis afectó a su familia, como a muchas otras de su barrio en Riobamba, por eso un grupo se organizó para integrar la Canasta Comunitaria.

    El programa consiste en reunir dinero para comprar los alimentos directamente a los productores al por mayor, y luego dividirlo en partes iguales a las familias que aportan USD 12,50 cada 15 días. Actualmente, 80 socios se benefician de este programa de economía solidaria.

    «Todo estaba caro en el mercado. En una ocasión organizábamos una cena para los jóvenes y con la contribución de todos, los alimentos nos costaron menos y hasta nos sobró», recuerda Ruiz.

    Así surgió la idea de colaborar para las compras de la semana. En un inicio las 25 familias que pertenecían a un grupo de oración aportaron USD 5 para adquirir los productos, la idea resultó efectiva y al poco tiempo decidieron oficializar el programa e incluir a más familias. Por eso se integró la Fundación Utopía.

    La convocatoria se dio en al año 2000 a través de los medios de comunicación y la primera semana hubo 350 familias inscritas. «Lo que la gente no comprendió es que este era un trabajo voluntario y sin fines de lucro. Nadie ganaba un sueldo y todos debíamos trabajar por turnos para armar las canastas, por eso muchos se retiraron», explica Lupita.

    Las familias que se benefician del programa deben escoger las comisiones para sumarse al grupo. Una, se dedica a ubicar a productores, de preferencia orgánicos, que ofrezcan alimentos de calidad y a un precio justo. Actualmente en la canasta se incluyen 25 productos entre verduras, hortalizas, frutas de temporada, etc. Estos se escogen de acuerdo a una guía nutricional y se compran a los productores asociados en cuatro cantones: Penipe, Riobamba, Colta y Alausí.

    Entre tanto, otra comisión se encarga de coordinar la distribución de las canastas y la logística para dividir los alimentos. Esta rutina se cumple cada 15 días.

    Todas las familias deben acudir al menos tres veces al año a la división de los alimentos. Por turnos se encargan de pesar los productos, contarlos y dividirlos en partes iguales. El trabajo empieza a las 06:00 y concluye a las 12:00.

    «Este es un buen ejemplo de lo que se puede lograr con la cooperación. También compartimos recetas y acudimos a talleres de nutrición», cuenta Nelson Tapia, uno de los beneficiarios.

    La organización

    La modalidad. Para las familias que deseen sumarse y participar en el programa de la Canasta Comunitaria se puede acudir a las oficinas de la Fundación Utopía, junto al Hospital General Docente, en la ciudadela Manuelita Sáenz (sur de Riobamba).

    Los precios. El costo de la canasta es de USD 12,50, la inscripción cuesta USD 1, y se debe firmar un compromiso para cumplir con los turnos voluntarios.

    La influencia. La Canasta Comunitaria inspiró a otras organizaciones no gubernamentales que promueven la economía solidaria en Ecuador. El programa se replica en otras tres ciudades del país: Cuenca, Los Ríos y Quito.