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  • La semilla de soya tiene tres desafíos

    Redacción Quito

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    Tres retos tienen los productores de semilla en este año: aumentar su producción, encontrar semillas certificadas y fortalecer los canales de comercialización.

    Según Wilman García, presidente de la Corporación Nacional de Soyeros del Ecuador (Corsoya), desde el 2012 el cultivo de la soya, poco a poco, presenta una reducción en sus áreas de siembra y producción: “hoy llegamos a 1,5 toneladas al año; en nuestras mejores épocas obteníamos 2,5 toneladas”, explica.

    Estos resultados se presentaron por cuatro factores. El primero es la falta de semillas certificadas, lo que hace que los productores utilicen semillas que no dan mayor rendimiento. Además, no existe mayor variedad de semilla para la siembra.

    El segundo factor que afectó a la producción es el cambio climático. La semilla de soya, por ser un cultivo transitorio que se presenta en verano, este año se vio afectada por los cambios estacionales, en especial en la Costa.

    Otra causa que afecta a este sector es la presencia de plagas como el de la mosca blanca. El titular del gremio sostiene que este tema en particular afecta a las hojas por lo que estas no se pueden recuperar.

    Y el último factor que impactó a la producción de semilla es la comercialización con las grandes industrias. Estas firmas adquieren el producto, pero se retrasan en sus pagos, lo que afecta al productor, asegura García.

    La semilla de soya se cultiva en los cantones de Baba y Vinces en Los Ríos; en Urbina Jado y Milagro en Guayas; y en Ventanas y Pueblo Viejo en Los Ríos según datos de la Coordinación General de Sistemas de Información Nacional del Ministerio de Agricultura (Magap).

    Hermógenes Montero cultiva esta semilla hace 35 años, en el recinto La Montañita y San José, ubicado en Los Ríos. Él afirma que entre el 2014 y 2015 su producción se redujo. Por ejemplo, en sus 10 hectáreas antes sembraba 50 quintales; ahora llega a los 15 quintales.

    Las plagas, en este caso, fueron los primeros golpes para estos sembríos. Por eso señala que el sector necesita la ayuda gubernamental para mejorar la productividad en la semilla de soya.

    Para Marciel Montero, productor radicado en Los Ríos y miembro de la Asociación Unión Bolivarense -de arroz y soya-, la falta de semilla certificada fue la causa para que este año decida no trabajar en la siembra de soya.

    En los dos últimos años, el agricultor obtiene en sus cultivos 600 quintales por hectárea.
    Para Montero el desafío está en mejorar los indicadores de producción. Para eso dice que se requiere de mayor especialización para que en el largo plazo se pueda tener mayor rendimiento de las semillas de soya.

    Para el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap), en el cultivo de la semilla de soya se evidencia que no hay un alto nivel de especialización y tampoco se hereda al interior de las familias.

    No obstante, las variables que incidieron de manera positiva en el rendimiento del cultivo en el año pasado fueron: las capacitación, la asociatividad, uso del sistema de producción convencional, nivelación del suelo, mecanización, siembra por distanciamiento y uso de semilla no reciclada.

    Juan Manuel Domínguez, director del Iniap, indica que desde esta entidad adscrita al Magap, se generaron 21 variedades de soya. La última fue liberada el 27 de noviembre del 2014, tiene un rendimiento de 3,7 toneladas por hectárea y es tolerante a ciertos insectos. Asimismo, en producción la entidad informa que entre el 2013 y 2015 produjo 27 416 kilogramos de semilla registrada y certificada. Esto representa una superficie cubierta de 4 448 hectáreas; para finales de este año se reducirá la producción a 20 000 kilogramos.

    La meta del Iniap es impulsar la investigación de este cultivo con miras a incrementar los niveles de producción, reducir los costos, fortalecer los márgenes de ganancias para los agricultores y reducir las importaciones.

    De acuerdo con cifras del Iniap -recogidas desde el Banco Central– el Ecuador el año pasado importó 951 000 toneladas entre torta de soya y aceite de soya. Esto representa aproximadamente USD 500 millones.

    La importación de torta de soya experimenta una tendencia al alza en los últimos seis años, con tasas promedio anual de incremento del 13% en volumen y 18% en precio. Mientras que para el aceite de soya, la tasa promedio anual de incremento es de 3% en volumen y 12% en precio.

    Estas cifras implican retos en Corsoya y que los 4 000 productores pequeños deberán implementar en sus cultivos.

    Fotos: cortesía Iniap Productores de semilla de soya cultivan su producto para destinarlo al consumo interno. En el país existen 4 000 pequeños productores de soya y se concentran en la costa ecuatoriana.
    Fotos: cortesía Iniap
    Productores de semilla de soya cultivan su producto para destinarlo al consumo interno. En el país existen 4 000 pequeños productores de soya y se concentran en la costa ecuatoriana.
  • Las bebidas de soya alimentan sus ventas

    Redacción Guayaquil

    En el 2006, América Williams arrancó con la elaboración de leche de soya, junto con dos colaboradores. En aquel año, la mujer quincuagenaria había pensado emprender en una microempresa que le permita ocupar su tiempo libre, tras su jubilación.

    Hoy, la firma de Soya’s AW es un negocio que alcanza los USD 15 000 en ventas promedio mensuales y distribuye sus tres sabores de leche de soya a unos 300 clientes ubicados en las provincias de Guayas, El Oro y Los Ríos.

    Williams, en un inicio, comercializaba 100 litros (unos 200 envases) diarios de bebidas de soya, en un local del centro de Guayaquil. Siete años más tarde, Soya’s AW mantiene una producción mensual de 40 000 envases (1 000 litros al día), de bebida derivada de granos de soya.

    Shirley Campoverde, la menor de los tres hijos de Williams, lidera esta iniciativa desde el año anterior. «El mérito es de mi madre. Ella consiguió clientes importantes para nuestra firma, como lo son las cadena de Panaderías Punto Caliente y Economarket, sin mayores conocimientos de mercadeo o activación de marca», indica Campoverde.

    «Es una alternativa para las loncheras de los estudiantes. Se necesitan más opciones que permitan entregar un ‘lunch’ nutritivo a nuestros jóvenes clientes», comenta Eduardo Veloz, administrador de la cafetería del Colegio Vicente Rocafuerte, ubicado en el centro norte de la urbe.

    Frente a este nicho, Soya’s AW lanzó, a finales del mes pasado, su envase de 250 mililitros. Durante la feria Guayaquil Gastronómico presentaron este producto, que se comercializa desde los USD 0,40 y está disponible en sabores de chocolate, frutilla y vainilla. Tiene una vida útil de hasta seis días.

    La mayoría de las materias primas para Soya’s AW se adquieren localmente. Al mes, esta firma que cuenta con una decena de colaboradores, procesa 45 quintales (50 kilogramos cada uno), de soya cultivada en Quevedo y Babahoyo (Los Ríos). También se complementa con soya boliviana que, a decir de Campoverde, es de mejor calidad que la peruana.

    El proceso de elaboración de la leche de soya se inicia con el remojo de los granos durante cuatro horas. Tras cernir y moler el grano se cocina por dos horas junto con canela y el azúcar. Varias de las máquinas de la planta ubicada en el norte de Guayaquil han sido modificadas por Edinson Campoverde, hijo de América Williams, y quien también ha colaborado con la imagen corporativa y otros procesos de automatización.

    «El consumidor de leche de soya es muy exigente -asegura la Gerenta- porque conoce sobre las bondades nutritivas que ofrece este producto. Usamos cerca de 30 quintales mensuales de azúcar morena, porque se relaciona directamente con la coloración y sabor de las bebidas».

    Para los directivos de Soya’s AW, los vendedores informales han aportado con un papel protagónico en la venta de las leches de soya. En el centro de Guayaquil es común encontrar a comerciantes de agua helada que también promocionan estas bebidas derivadas de la gramínea. «Compro unas dos o tres botellas del sabor tradicional», dice Karina Medina, quien vende en el sector financiero.

    Campoverde añade que está desarrollando más productos como granolas derivadas del afrecho de la soya.

    LA CIFRA:
    500 mililitros tiene un envase normal de leche de soya.