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  • Wozniak, el creador de Apple e impulsor de la PC, cumple 65 años

    Agencia DPA

    Sin Steve Wozniak no hubiese existido Apple. Las primeras máquinas de Apple fueron obra de «Woz», el impulsor de la revolución de la computadora personal a mediados de la década de 1970 y quien sentó las bases de la actual multinacional estadounidense con sede en Cupertino.

    Él tuvo la idea de combinar los componentes en una placa base con un único circuito. Así, Wozniak, que el 11 de agosto cumple 65 años, se aseguró un lugar en la historia de la informática. Después de este lanzamiento pionero, al ingeniero sin embargo le resultó difícil encontrar su lugar en la nueva industria.

    En ese entonces vivía con su amigo de la infancia y cofundador de Apple, Steve Jobs. Mientras Jobs se convertía en el ícono de la tecnología, Wozniak no pudo diseñar nunca más un dispositivo innovador como las computadoras Apple I y II. A Jobs y Wozniak los unía el interés por la electrónica, pero también el placer por la música y los chistes.

    «Woz fue la primera persona que conocí que sabía más de electrónica que yo», dijo alguna vez Steve Jobs. Wozniak, cinco años mayor que su amigo, no solo lo acercó a las canciones de Bob Dylan. También las bromas sellaron su amistad, contó el biógrafo de Jobs, Walter Isaacson.

    Steve Wozniak creció con componentes electrónicos como juguete favorito. Su padre era un ingeniero que trabajaba para la empresa aeroespacial y de defensa Lockheed. También durante su adolescencia Woz pasaba horas dedicado a los circuitos electrónicos. «Siempre quise ser un ingeniero», dijo.

    En un principio, Woz quiso revelar a otros aficionados el diseño de su computadora personal, que más tarde se convirtió en la Apple I. Jobs tuvo que convencerlo para que creara una empresa y vendiera los ordenadores. Jobs era el empresario, Woz el ingeniero: una división de tareas en Apple que ambos aplicaron desde el principio, empezando por la «Blue Box«, un aparato electrónico con el que conseguían engañar a los sistemas del ex monopolio telefónico de AT&T y gracias al cual se hacían llamadas de larga distancia gratis.

    Woz había leído en un artículo de una revista que todas las frecuencias de control de la red de AT &T se encontraban disponibles en un manual público. Mientras el gigante de las telecomunicaciones se dedicaba a quitar rápidamente de circulación las copias de las bibliotecas, los amigos se metieron un domingo en una librería cerrada y se hicieron con la información.

    Wozniak fue el primero que logró construir un «Blue Box» digital. Primero utilizaron el dispositivo sólo por diversión. Una vez, llamaron al Vaticano desde una cabina telefónica. Wozniak se hizo pasar por el secretaria de Estado norteamericano, Henry Kissinger, y exigió con urgencia hablar con el Papa. No llegaron al pontífice, pero el aparato electrónico funcionaba y Jobs tuvo la idea de hacer dinero con la «Blue Box».

    Los componentes costaban alrededor de 40 dólares y Jobs lo empezó a vender a 150 dólares. Fabricaron unos 100 aparatos y vendieron casi todos. Los equipos que diseñó Wozniak fueron el primer gran éxito de Apple. Mientras que la compañía empezó a crecer rápidamente y con éxito, cada vez se hacía más evidente la diferencia entre los dos amigos.

    En el fondo, Woz siempre fue un aficionado, un «nerd», un alma bastante ingenua, sin la aspiración al éxito y sin la aspereza de Jobs. Cuando Jobs dejó de lado a varios empleados en el momento en que Apple salió a Bolsa, Wozniak les regaló acciones de su paquete. Al mismo tiempo, había pasado la época del garaje de Apple y una gran parte del desarrollo siguió sin Wozniak.

    En febrero de 1981, el ingeniero sufrió un accidente mientras pilotaba un pequeño avión. Su novia estaba a bordo. Sufrió heridas en la cabeza y durante semanas trastornos de la memoria. Después del accidente decidió tomar un descanso de Apple y organizó dos festivales con música y tecnología. En 1983 regresó a la empresa para despedirse definitivamente en 1985.

    Desde entonces, viaja por el mundo como una leyenda viva que cuenta los inicios de la industria del PC. Ha donado dinero, participado en el programa televisivo de baile «Dancing with the Stars» e incluso hizo de sí mismo en la exitosa comedia «Big Bang Theory».

    Woz regresó al negocio de la tecnología en 2009 como jefe de desarrollo de la empresa de almacenamiento «Fusion-io», que fue adquirida el año pasado por los competidores SanDisk. Mientras, su primera gran obra continúa viento en popa incluso después de la muerte del jefe de la empresa, Steve Jobs. Apple es la compañía más valiosa del mundo.

    Steve Wozniak
    Las primeras máquinas de Apple fueron obra de Steve Wozniak. Foto: Archivo AFP
  • Jobs fue importante por su dinero, pero su influencia en Pixar ha sido exagerada

    Diario El Mercurio de Chile

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    La historia de Pixar comienza mucho antes de ‘Toy Story‘, antes de que sus películas recaudaran más de USD 8 500 millones en todo el mundo y evidentemente mucho antes de 2006, año en que Disney, aterrado ante el final de un fructífero acuerdo con la empresa, pusiera USD 7 600 millones sobre la mesa para comprarla.

    El camino de una de las compañías más innovadoras de la historia -ganadora de cientos de premios, incluidos 12 Oscar– partió en 1975 en Long Island, once años antes de que Pixar fuera Pixar.

    Por esa época, el equipo formaba parte del NYIT (Instituto de Tecnología de Nueva York) y era comandado por Ed Catmull -hoy convertido en el afamado presidente de Pixar Animation y de Walt Disney Animation– y por Alvy Ray Smith, el más desconocido de los dos fundadores de la compañía.

    Smith es un ingeniero eléctrico que pasó su infancia en Nuevo México, inmerso en esa multiculturalidad típica de la frontera entre EE.UU. y México. Ahí, comenzó a desarrollar una fascinación por el español que lo llevaría en 1986 a bautizar a la naciente Pixar, «con el español en mente». «El nombre es un verbo falso en español que quiere decir algo así como para hacer fotos», comenta desde Berkeley en California.

    El primer financista

    La elección del nombre vendría después, por el momento Smith y Catmull seguían en el NYIT. En ese lugar su primer financista fue el académico Alexander Schure. «Él ya tenía un estudio de animación en su campus cuando llegamos. Era de la escuela antigua de la animación: tinta y pintura en hojas limpias de celuloide al estilo del Disney antiguo. Tuvimos la idea ahí en esa época de que seríamos los primeros en hacer películas completas en computador. Aprendimos las técnicas y la logística de las películas animadas de los viejos tiempos. La visión empezó entonces, mucho antes de Pixar. Sabíamos que íbamos a cambiar las cosas. Cada día era tan emocionante que apenas podíamos dormir», recuerda.

    Usted era parte de una empresa pequeña y sin dinero, ¿cuáles fueron los principales desafíos que enfrentó en esa época?

    Esta es una gran pregunta. La respuesta corta es que debimos inventar todo de la nada sobre cómo hacer una película en el computador. Reunimos a un grupo de personas igual de entusiastas y empezamos la travesía. También debíamos dominar la parte artística: mezclamos arte y tecnología desde el comienzo.

    No estábamos haciendo esto por dinero, sino que por amor y, francamente, por el prestigio de ser los primeros. Yo personalmente quería hacer arte y conseguir logros técnicos. La mayoría de mis colegas también. Éramos un grupo alegre de hombres y mujeres jóvenes. Estábamos inspirados en la famosa década del 60, queríamos ir en direcciones nuevas e innovadoras.

    En esos años, usted creó el canal alfa, un proceso que abrió nuevas posibilidades a la edición de películas e imágenes. ¿Qué siente al saber que todavía sigue vigente en todo el mundo?

    Por supuesto que estoy muy orgulloso del canal alfa, pero debo insistir en que era una idea bastante simple. Si Ed y yo no la hubiésemos ideado, alguien más lo hubiera hecho. Sucedió que justamente teníamos el mejor laboratorio de computación gráfica del mundo (gracias a Schure) y simplemente empezamos a cosechar, lo primero fue el canal alfa. De hecho, no entendimos la profundidad de esa idea en un principio. Simplemente resolvimos el problema en el momento.

    En la «guerra» de Lucas

    El segundo financista en la ruta de Pixar hacia el éxito fue George Lucas, el visionario director de ‘La Guerra de las Galaxias‘. En 1979, tras dejar NYIT, fue en Lucasfilm donde Catmull y Smith empezaron a transformar su visión en productos reales.

    «Por ejemplo, tuve mi debut en pantalla como director ahí», dice Smith, quien recuerda que por esos años contrató a John Lasseter, el famoso director de ‘Toy Story’, a quien dirigió en su primera animación computacional.

    «También revolucionamos la tecnología de Hollywood en esos días. Eso era parte de la visión que compartíamos con George Lucas. En todo caso él no compartía nuestra idea de la animación. También, en ese tiempo, negocié un gran acuerdo con Disney para digitalizar su proceso de animación celular (proyecto CAPS). Ese fue el trato que cimentó la relación de ambos grupos. También durante ese tiempo estuvimos a punto de hacer la primera película», recuerda.

    El trabajo al interior de Lucasfilm avanzaba bien, sin embargo un hecho que no tenían contemplado los hizo cambiar de planes: George Lucas y su esposa Marcia se divorciaron. Según cuenta Smith, en California, eso significaba que el mítico director perdía la mitad de su fortuna y ya no podía seguir apoyándolos. «Aún no estábamos generando dinero, solo usándolo, y mucho», apunta.

    En ese momento, él y Ed Catmull decidieron empezar una empresa para que el «bello grupo» que habían formado en Lucasfilm tuviera un hogar. Recuerda que conversaron con muchas empresas de capital de riesgo, pero todas les negaron el financiamiento. Luego lo intentó con 15 grandes corporaciones buscando un socio estratégico, pero la respuesta fue prácticamente la misma. La excepción fue General Motors, aunque ese trato finalmente nunca se concretó.

    La pelea con Steve Jobs

    Era 1986 y Smith y Catmull, desesperados ante la necesidad de sacar adelante a su equipo, llamaron a Steve Jobs. Tiempo atrás, el fundador de Apple les había hecho una oferta que habían considerado muy baja, pero que ahora no estaban en condiciones de rechazar.

    «La oferta de GM era dos a tres veces más alta, pero en ese nefasto momento llamamos a Steve y le pedimos que hiciera la misma oferta nuevamente. Lo hizo y así es como fundamos nuestra nueva empresa. Él era dueño de la parte mayoritaria de la compañía (llamada Pixar por supuesto), y nosotros, los empleados, éramos dueños del resto. Nosotros la dirigíamos, no él», dice Smith.

    ¿Cómo era su relación son Steve Jobs? ¿Es cierto que usted dejó la compañía luego de una pelea con él?

    Sí, Steve y yo no nos queríamos mucho. Todo llegó a un punto crítico en lo que se conoce como ‘el incidente de la pizarra‘. Él me atacó como un matón callejero y yo lo ataqué de vuelta. Estábamos gritándonos cara a cara a solo unos centímetros de distancia. Fue tan desagradable que me prometí sacarlo de mi vida.

    Finalmente lo conseguí un año después de la confrontación, creando una nueva compañía, esta vez lejos de Pixar. Decidí que era momento de partir cuando ‘Toy Story’ ya iba bien encaminada y habiendo trazado una visión a largo plazo. ¿Y adivina quién fue uno de los financistas de mi segunda startup? ¡Steve Jobs!

    Steve fue siempre importante por su dinero, pero su influencia en la compañía ha sido exagerada. Nosotros ya teníamos la visión, al jefe de animación, una relación con Disney, nuestras primeras animaciones, casi nuestro primer acuerdo para una película, antes de que Steve llegara a escena. Lo que es Pixar no tiene nada que ver con Jobs. Es curioso también cómo la gente quiere convertirlo en un héroe. Yo, por supuesto, no creo que él lo sea. Sin embargo, él fue muy importante para nosotros. Nos salvó financieramente cuando nadie más lo hizo.

    Después de Pixar, usted creó Altamira, otra compañía tecnológica que después fue adquirida por Microsoft. ¿Qué recuerdos tiene de esa época?

    Microsoft adquirió mi compañía a los pocos meses de que lanzáramos nuestro primer producto. Yo me convertí en su primer Graphics Fellow. Lo que más me asombró una vez que estuve adentro de Microsoft fue descubrir lo bien desarrollada y ejecutada que era su producción de software . Yo creía en los mitos que existían afuera que decían que ellos eran un grupo de incompetentes programadores piojosos que nunca testeaban sus softwares . Debo reconocer que estaba totalmente equivocado.

    Para el fallecido inventor era determinante hacer las cosas que gustan, aunque de momento no se sepa por qué resultan atractivas. Foto: Archivo/ El Comercio
    Para el fallecido inventor era determinante hacer las cosas que gustan, aunque de momento no se sepa por qué resultan atractivas. Foto: Archivo/ El Comercio