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  • Un ‘superalimento’ que va de la Sierra al mundo

    Carolina Enriquez

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Está catalogada como un ‘superalimento’ y tiene una creciente demanda en el mundo. Se trata de la uvilla, una fruta endémica de Ecuador que crece desde los 1 500 metros sobre el nivel del mar.

    A 3 100 metros sobre el nivel del mar se halla el centro de procesamiento de frutas tropicales y andinas Shungourko, de Golden Sweet Spirit, que siembra y recibe uvillas de seis provincias de la región interandina. Las bayas crecen en temperaturas de entre 13° y 20°C, según el Ministerio de Agricultura (MAG), por lo que la plantación de esta empresa, en plenas laderas agrícolas del cantón Mejía (Pichincha), es ideal para su cultivo.

    Dennis Brito, CEO de la empresa, dice que la uvilla es una fruta ancestral que permite alcanzar una vida saludable. Esta tiene un alto nivel de antioxidantes, lo que permite destruir los radicales libres, que generan graves problemas en el cuerpo humano.

    “La unidad que encontró la industria alimenticia en relación con la capacidad de absorción de estos radicales, por una molécula de oxígeno, es el ORAC. Hay alimentos que tienen esto y uno de ellos es la uvilla. Esta tiene 3 874 ORAC, un valor altísimo”, dice.

    Esta empresa produce uvillas en 80 hectáreas (ha). Sin embargo, también recibe producto de 350 familias de la Sierra, lo que le permite sumar 300 ha de cultivos.

    Un agricultor revisa las plantas de uvilla en la plantación de Golden, en el cantón Mejía (Pichincha).
    Un agricultor revisa las plantas de uvilla en la plantación de Golden, en el cantón Mejía (Pichincha).

    El MAG explica que hoy “no existen cifras oficiales en cuanto a la producción de uvilla en el Ecuador.” Sin embargo, el Proyecto Dinaminga, que está a su cargo, estableció dentro de sus estudios una superficie de 233 ha para el 2012. En el 2016, la superficie alcanzó 316 ha y un rendimiento de tres toneladas por hectárea (t/ha).

    Las plantaciones de uvilla con fines comerciales se encuentran principalmente en Pichincha, Carchi e Imbabura, provincias que concentran el 74% de la superficie de cultivos de esta fruta en el país. Otras productoras, en menor escala, son Cotopaxi, Tungurahua, Bolívar y Chimborazo.

    Marcelo Alemán, jefe de proyectos de la Cámara de Comercio de Quito (CCQ), explica que como entidad se apoya a un programa de producción de uvilla orgánica en San Pablo (Imbabura). “Venden a una deshidratadora que está exportando a algunos países de Europa. Son ocho agricultores, que tienen 12 hectáreas. No es tan intensivo porque las parcelas son pequeñas”, indica.

    El técnico considera que la producción de uvilla es ideal para micro y pequeños productores. Según el MAG, en el país existe un aproximado de 992 agricultores de uvilla, de los cuales el 99% tiene menos de una hectárea.

    Actualmente, la Cartera de Estado, a través de Dinaminga, busca incrementar la productividad de esta fruta, así como sus procesos pos cosecha (transporte, recepción, enfriamiento, mantenimiento de la fruta con una humedad relativa del 95%, pesado, lavado, selección, clasificación, empaquetado y almacenamiento) y la vinculación comercial.

    Un agricultor revisa las plantas de uvilla en la plantación de Golden, en el cantón Mejía (Pichincha).
    Un agricultor revisa las plantas de uvilla en la plantación de Golden, en el cantón Mejía (Pichincha).

    Esto debido a que los principales compradores de esta fruta son extranjeros. Según la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor), entre enero y octubre de este año se exportaron en total USD 812 840, monto que incluye fruta fresca y deshidratada.

    Las ventas de este producto, sin embargo, han venido cayendo desde el 2017. Ese año alcanzaron USD 1,5 millones y USD 1,3 millones un año después. La demanda en toneladas también ha bajado.

    Si bien los registros de exportación pueden parecer marginales, el potencial que tienen este tipo de frutas es grande. Hay destinos en los que hay alto interés y una proyección de incrementar las tendencias de consumo. Entre ellos están los países de Oriente Medio. La demanda global es bastante alta, explica Xavier Rosero, gerente técnico del gremio.

    El principal problema que enfrentan los exportadores de uvilla del país es el hecho de que ha perdido participación en el mercado internacional. Países como Colombia colocan más fruta.
    Actualmente, el principal comprador de la uvilla nacional es la Unión Europea (UE) y EE.UU. Recientemente, la compañía Golden Sweet Spirit logró ingresar al mercado de EE.UU. con fruta fresca; antes solo enviaba a ese destino procesada.

    La firma exporta a ambos destinos entre 5 000 y 10 000 kilos a la semana, lo que incluye producto fresco y procesado. El 40% de sus ventas corresponde al primer rubro y el resto a otras formas.

    Las uvillas deshidratadas son uno de los productos que tienen alta demanda en los  mercados internacionales. Se las puede combinar con otros alimentos, como el  chocolate o la nuez. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
    Las uvillas deshidratadas son uno de los productos que tienen alta demanda en los mercados internacionales. Se las puede combinar con otros alimentos, como el chocolate o la nuez. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • La quinua, ingrediente clave de esta ‘start up’

    Redacción Quito

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    La quinua que se siembra y se cosecha en Chimborazo tiene un significado especial para Alejandro Lalama. Este riobambeño, que actualmente vive en Estados Unidos, creció en el centro del Ecuador rodeado de plantaciones de quinua, uno de los superalimentos que tienen cada vez más demanda a escala internacional.

    Lalama cuenta, en una entrevista realizada por WhatsApp, que desde su adolescencia tuvo la idea de salir del país y estudiar en el extranjero. “Era un sueño que estoy cumpliendo”.

    Al obtener su título de bachiller, en el 2012, Lalama vio que era tiempo de cumplir su meta. Este emprendedor fue parte de un programa de intercambio estudiantil que lo llevó al estado de Minnesota, en Estados Unidos. Lalama se radicó en una pequeña población, con no más de 3 000 habitantes. Allí se dedicó a estudiar y a perfeccionar el inglés.

    Con la confianza adquirida en un año de intercambio, este ecuatoriano se trazó nuevas metas. Fue así que con el apoyo de sus ‘padres’ de intercambio aplicó para estudiar la universidad. Obtuvo una beca que cubría el 80% de su colegiatura y se inscribió en la Universidad Gustavus Adolphus, en Minnesota.

    “Empecé estudiando Economía Gerencial Internacional porque siempre me gustaron la economía y los negocios. Allí vi que las oportunidades están cerca y que debía aprovecharlas”, cuenta Lalama. Este joven riobambeño también estudió Ciencias Políticas y Estudios Económicos Latinoamericanos. Esos conocimientos son parte de sus fortalezas hoy en día.

    Mientras estudiaba, Lalama no olvidaba la quinua que lo rodeó en su infancia. Esa idea y los conocimientos adquiridos en la universidad dieron paso a una ‘start up’. Lalama desarrolló una barra energética a base de quinua, que hoy se vende por canales electrónicos. “Es un emprendimiento social y empresarial. Ayudo a comunidades indígenas y hago negocios, al mismo tiempo”.

    Así surgió Capakñan, que juega con las palabras qhapaq ñan, que en quichua significan ‘camino del Inca’. “Creo que los caminos sirven para conectar y construir”, dice Lalama con emoción al recordar el trayecto que lleva recorrido como emprendedor.

    La idea de las barras energéticas nació hace algo más de tres años y se concretó hace dos. En el proceso, Lalama fue sumando actores que aportan con el crecimiento de esta idea.

    Este superalimento se adquiere a dos organizaciones indígenas productoras de quinua que trabajan en Chimborazo. Una entidad no gubernamental es el puente entre Lalama y los productores de este alimento andino.

    A Lalama también le interesa la parte social, por eso cuenta que con los agricultores de la Sierra Centro con los que trabaja existe un acuerdo en cuanto a la calidad y al precio. Ellos entregan entre 50 y 60 kilos cada mes, según los pedidos que tenga este emprendimiento.

    Las barras energéticas se elaboran en Riobamba en una planta de alimentos que contrata Lalama. “Todo se hace en Ecuador, solo la distribución es en línea en Estados Unidos. Es una ‘start up’ de distribución en la que aplico lo aprendido en la universidad”.

    La iniciativa que lidera Lalama tuvo una suerte de proceso de incubación en la universidad. En un concurso de emprendedores obtuvo el primer puesto. Luego el ecuatoriano representó a la Universidad Gustavus Adolphus a nivel estatal y obtuvo el segundo puesto…

    ¿Cuáles son los avances más recientes de Capakñan? “Ya contactamos con una empresa en Atlanta que se va a encargar de la distribución del producto y en el momento estoy hablando con un grupo de inversionista aquí en Estados Unidos”.

    Según este emprendedor ecuatoriano, la inversión hasta el momento no ha sido tanta. “Lo más importante ha sido el tiempo”.

    Alejandro Lalama (izquierda) es el fundador de este emprendimiento que elabora barras energéticas con quinua. Foto: Cortesía / LÍDERES
    Alejandro Lalama (izquierda) es el fundador de este emprendimiento que elabora barras energéticas con quinua. Foto: Cortesía / LÍDERES