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  • Raquel Serur: ‘El liderazgo debe tener sustento en la comprensión del otro’

    Carolina Vasco Yánez  (I)

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    Desde muy niña se apasionó por la literatura pues consideraba que así enriquecía su vida. Posteriormente, determinó que la literatura apoyada con la filosofía permite establecer diferentes dimensiones de la realidad.

    Desde los 26 años ha sido docente de Literatura en la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de México (UNAM), carrera a la que ha dedicado toda su vida.

    También ha desempeñado otros cargos académicos, como Consejera Universitaria. Fue en esa universidad que conoció al filósofo ecuatoriano Bolívar Echeverría, quien se convirtió en su esposo y padre de sus dos hijos. De allí surge su vínculo con el país. Actualmente, es la Embajadora de México en Ecuador.

    El vínculo con la academia
    “He dedicado mi vida a la docencia. La UNAM es una institución muy generosa. Si una persona gana una plaza de docente en la Facultad de Filosofía y Letras, es tras ser parte de un concurso. Un grupo de notables califican el proyecto de investigación de los participantes y eligen a un docente.

    No hay discriminación de género por parte de la universidad, sino más bien las distinciones se dan por mérito. En el espacio académico no encontré obstáculos.

    Pienso que los obstáculos te pone la vida misma. En mi caso, yo no me titulé del doctorado porque tenía a mi familia y era docente al mismo tiempo. Mis otros títulos académicos los obtuve antes de formar una familia. La mujer tiene otras responsabilidades como el cuidado de los hijos, la casa y además trabajar”.

    La vida diplomática
    “Mi carrera diplomática empezó con el nombramiento como Embajadora de México en Ecuador en el año 2019. Tuve la fortuna de que el señor presidente de México y el canciller Marcelo Ebrard me propusieran ser embajadora, lo cual es uno de los más altos honores de mi vida. Considero que también influyó la carga simbólica en relación a mi difunto esposo ecuatoriano. Es un orgullo representar a mi país en Ecuador.

    México tiene el objetivo de fortalecer sus vínculos con América Latina porque nos sentimos profundamente identificados con su historia, compartimos una herencia común, y por esa razón debemos trabajar en conjunto”.

    Las fortalezas de una líder
    “Considero que el liderazgo debe tener sustento en la comprensión del otro. Es decir, el o la líder deben transmitir su capacidad de ponerse en la situación del otro.

    Es una especie de empatía que permite estar cerca de los problemas que afectan a todos.
    Otro aspecto importante es la capacidad de planeación y prospectiva que son tan necesarias frente a las contingencias como lo demuestra la irrupción de la pandemia. En el ámbito académico una mujer debe estudiar mucho y tener capacidad comunicativa para crear nuevos conocimientos y transmitirlos con los estudiantes”.

    La equidad de género
    “Considero que en los cargos diplomáticos no existe una diferenciación de género. La diplomacia es una disciplina compleja en la que se busca que prevalezca el diálogo y la negociación sobre el enfrentamiento y el conflicto.

    Bajo esa premisa considero que la diplomacia debe ejercerse por hombres o por mujeres, es un instrumento fundamental en las relaciones entre los países. Debe orientarse hacia la cooperación internacional y sentar las bases para resolver los grandes desafíos que enfrenta el mundo de hoy en los ámbitos económicos, ecológicos, políticos y de salud”.

    La lucha contra la violencia
    “La Embajada de México en Ecuador se sumó a la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Apoyamos la lucha contra la violencia y el maltrato a mujeres, adolescentes y niñas.

    Es necesaria una acción permanente y de grupo para evitar que en nuestras sociedades se sigan cometiendo estas injusticias.

    Esas condiciones objetivas, deben ser transformadas con políticas públicas que permitan superar las desigualdades económicas y las jurídicas”.

    Sus pasiones e hijos
    “A Bolívar lo conocí cuando era profesor emérito en la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM. Nuestra relación duró 33 años y fruto de ello tuvimos dos hijos que, actualmente, estudian sus doctorados en México y Alemania. Pese a la distancia, tenemos una excelente comunicación y estamos pendientes de lo que sucede en cada país y en nuestra vida personal. Están organizando venir a Ecuador«. 

    Su visión
    Las mujeres y los hombres que ejercen la diplomacia deben conocer la realidad internacional, los problemas del mundo contemporáneo y de la necesidad del trabajo
    en conjunto.

    Su perfil
    Su educación Obtuvo el título de Licenciada en Letras Modernas (Inglesas) en la UNAM. Tiene unMaster of Arts in English and American Studies por la Universidad de East Anglia. Estudió un doctorado en Letras en la UNAM.

    Sus cargos Docente en la UNAM. Fue investigadora y profesora invitada en Braudel Center de la New York State University at Binghamton. Coordinadora de la Comisión de Letras Inglesas, Suafiy. Fue consejera universitaria.

    Raquel Serur, embajadora de México en Ecuador. Foto: Diego Pallero/ LÍDERES
    Raquel Serur, embajadora de México en Ecuador. Foto: Diego Pallero/ LÍDERES
  • La agricultura es el sustento del tsáchila

    María Victoria Espinosa

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    La agricultura es la principal actividad económica de las siete comunas de la nacionalidad tsáchila. El 60% de la población, que corresponde a unos 2 000 tsáchilas, se dedican a la producción de plátano, yuca, orito, cacao, caña de azúcar y frutas tropicales.

    El agricultor Carlos Calazacón, de la comuna Chigüilpe, señala que hace 400 años la principal actividad de los tsáchilas era la pesca y la cacería. Pero esas fueron desapareciendo cuando se empezó a poblar Santo Domingo y se contaminaron los ríos y se talaron los bosques. “Al ver que los colonos tenían parcelas y que vendían esos frutos, los tsáchilas también quisieron incursionar en la agricultura hace 50 años”.

    Según datos de la Gobernación Tsáchila, 7 000 hectáreas, ubicadas en las siete comunas, están dedicadas a la producción agrícola. Hasta hace dos años, el 40% de esas hectáreas de tierra había perdido los nutrientes por las malas prácticas de los agricultores.

    Para recuperarlas, técnicos del Ministerio de Agricultura realizaron talleres prácticos sobre la fertilización y el control de plagas en las parcelas. Desde entonces, la producción ha mejorado y eso permitió que los tsáchilas se asociaran con organizaciones productivas con centros de acopio y que comercialicen directamente el producto.

    La principal es la Corporación Productora y Comercializadora Unión Carchense, que exporta directamente a la Unión Europea 3 000 cajas de orito (baby banana) semanales. En esa asociación se han agrupado más de 50 productores. Ellos cosechan ese producto en 260 hectáreas distribuidas en varias zonas de la provincia, como la comuna Otongo Mapalí. Ahí los tsáchilas cosechan unas 30 hectáreas de orito.

    Miguel Aguavil, agricultor de Otongo Mapalí, señala que en esa comuna unas 30 personas se dedican a la producción de 500 cajas de orito semanales para exportación. Cada caja se vende entre USD 5 y USD 7.

    Los otros productos se cultivan para el consumo interno y también se comercializan a los centros de acopio provinciales o en los mercados de la ciudad.

    Según la Gobernación Tsáchila, la economía en las comunas se mueve a través de la agricultura, el turismo y el chamanismo. De acuerdo a un sondeo que realizó la Gobernación a los cabildos de cada comuna, por esas actividades ingresan alrededor de USD 8 000 mensuales a cada comuna. Pero esa cifra varía de acuerdo a los ciclos de cultivos y cosechas, feriados y vacaciones escolares.

    Agustín Calazacón vive en la comuna Chigüilpe. Él es productor de plátano y cacao, guía turístico y vegetalista. Foto: Juan Pérez / LÍDERES
    Agustín Calazacón vive en la comuna Chigüilpe. Él es productor de plátano y cacao, guía turístico y vegetalista. Foto: Juan Pérez / LÍDERES
  • Esta fábrica de quesos es el sustento de una asociación

    Redacción Sierra Centro
    Contenido Intercultural

    La leche de buena calidad que se utiliza para manufacturar quesos frescos, mozarella y semimaduros es el valor agregado de la fábrica de quesos de la Asociación de Productores Agrícolas y Ganaderos de la comunidad La Esperanza, en Chimborazo.

    Los 36 socios invierten en el cuidado y en el manejo de las vacas lecheras para obtener un producto limpio, con la acidez adecuada y para evitar enfermedades como la mastitis, que alteran el sabor y la calidad del resultado.

    “Nos costó mucho mejorar la calidad de la leche que estábamos produciendo. La gente de la comunidad no entendía porqué era necesario invertir para ganar más”, cuenta Segundo Pilamunga, gerente del emprendimiento.

    Antes de convertirse en asociación, los habitantes de La Esperanza se dedicaban a la agricultura y a la venta de leche a los carros recolectores que cada día pasaban por la comunidad. Pero frecuentemente eran víctimas de estafas.

    “A veces los carros pasaban por aquí y se llevaban la leche pero nunca volvían con la paga. Otros carros nos pagaban USD 0.25, o menos”, cuenta Pilamunga.

    Eso los motivó a fundar un emprendimiento propio. Los ganaderos empezaron a organizarse en el año 2009, cuando recibieron la visita de voluntarios de la organización italiana Ayuda Directa.

    Eso marcó un antes y un después. Ellos les capacitaron en temas relacionados a la salud y a la educación, pero también les enseñaron cómo convertirse en emprendedores. El objetivo fue capacitarles para mejorar por sí mismos las condiciones de vida de las familias de la comunidad.

    El primer reto para los dirigentes fue convencer a los comuneros de cambiar las tradicionales prácticas ganaderas para mejorar la calidad de la leche. Para lograrlo recibieron capacitaciones del Ministerio de Agricultura y Ganadería.

    Luego, los productores lecheros aprendieron a elaborar quesos gourmet. Un convenio que se firmó con la fábrica El Salinerito, en Salinas de Bolívar, les permitió capacitarse para elaborar quesos de tres variedades, ideales para la alta cocina.

    La planta de producción se inauguró en enero del 2014. Ese día los socios festejaron el arranque de su emprendimiento con una comida comunitaria para degustar sus nuevos productos. Fue un momento especial para todos los miembros de la asociación.

    El producto estrella y la especialidad es el queso andino. Se comercializa en presentaciones de un kilo y cuesta USD 8,50. Esa variedad se caracteriza por su sabor delicado debido a que es semimaduro y bajo en sal.

    El queso mozarella también tiene una alta demanda. Se comercializa en dos restaurantes de Quito y en los puntos de venta de El Salinerito, cuesta USD 7.50.

    En la fábrica también se elabora queso fresco que se distribuye en Milagro y en otras ciudades costeras, pero a futuro los emprendedores planean cerrar esa línea de producción para especializarse en quesos madurados y mozarella.

    “Son los que tienen más demanda. Por nuestro convenio con El Salinerito, tenemos el mercado para esas dos variedades y necesitamos incrementar nuestra producción”, cuenta Pilamunga.

    Los socios logran reunir cada día en el centro de acopio 250 litros de leche. La asociación sólo adquiere la producción certificada de los socios, por cada litro se pagan USD 0.40.

    “Nunca más seremos estafados o nos pagarán un precio injusto por nuestra leche. Ese es el objetivo”, dice Pilamunga pensando en el futuro de la asociación..

    Segundo Pilamunga, presidente de La Esperanza, y Fabiola Cepeda, jefe de producción, muestran las tres variedades de queso de Mi Chacra. Foto: Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    Segundo Pilamunga, presidente de La Esperanza, y Fabiola Cepeda, jefe de producción, muestran las tres variedades de queso de Mi Chacra. Foto: Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Los hongos son el sustento de Urcu Sisa

    José Luis Rosales

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    Los bosques de pino, que rodean a la comunidad de Pesillo, en el cantón Cayambe, en el norte de Pichincha, generan ingresos para 125 mujeres kichwas kayambi.

    En medio del suelo, tapizado por hojarascas, resaltan los hongos de la variedad Boletus luteus, que luego de un proceso de lavado y secado son comercializados en supermercados y tiendas del país.

    Todo empezó cuando Xavier Herrán, sacerdote salesiano, que visitaba la comunidad cada domingo para celebrar misa, motivó a las mujeres a recolectar estos hongos que crecen de manera silvestre a la sombra de las arboledas.

    El proyecto tendió sus raíces en 1988. Así recuerda Juana Andrango, de 59 años, una de las vecinas de la localidad, formada por dispersas viviendas de adobe y teja, protegidas por parcelas cubiertas por verdes cultivos.

    Al principio, explica Andrango, cuando aprendieron a pelar y disecar los hongos recolectaban pequeñas porciones de este suculento alimento apetecido por su alto valor gastronómico.
    “En la comunidad nadie sabía que los hongos son un producto que se podía comer o peor aún que podíamos vender”.

    Incluso, la campesina, que viste una falda y blusa bordada de color rosado, recuerda que el sacerdote fue el primer cliente.

    Ese fue el impulso para el nacimiento de la Asociación Artesanal Urcu Sisa (Flor de la Montaña, en español), que tiene personería jurídica desde 1992. Así, la explotación de los hongos del pinar se convirtió en una tarea alternativa a la agricultura, la principal actividad económica del poblado.

    Ahí se cultiva maíz, habas, papas, cebada, entre otros productos, destinados al autoconsumo y a la comercialización. Algunas familias también crían ganado vacuno para obtener leche y fabricar quesos artesanales.

    En los últimos ocho años, la organización se fortaleció con la ayuda de la Fundación Maquita, explica Rosa Erminia Catucuamba, líder de Urcu Sisa.

    La organización de economía social y solidaria canalizó recursos internacionales destinados a la construcción y equipamiento de la planta procesadora, que está ubicada en el centro del poblado.

    La ayuda también incluyó asesoramiento técnico en cosecha, poscosecha y comercialización, explica Patricio Vallejos, coordinador agrícola en Pichincha e Imbabura de Maquita. No conoce el monto de inversión.

    En la planta, que cuenta con bandejas de acero inoxidable, máquina secadora y un horno, 12 mujeres seleccionan, empacan y sellan fundas de 50 y 100 gramos.

    Su venta se realiza bajo la marca Hongos Secos Cayambe. Vallejos destaca que el producto es orgánico y que posee la respectiva certificación verde.

    Sin embargo, el técnico recuerda que hace dos años la agrupación enfrentó problemas en la cadena de comercialización. “Golpeamos varias puertas y ahora creció la demanda”.

    La Asociación Urcu Sisa procesa entre 150 y 200 kilos de hongos mensuales, en tiempo de mayor cosecha. Todo depende del clima, asegura Carmen Dolores Guatemal, tesorera de la organización.

    De noviembre a marzo, cuando hay más lluvias en el callejón interandino, crecen más hongos, indica. En verano, en cambio, la cosecha se reduce de a 50 a 80 kilos.

    Comuneras como Rosa Ulcuango conocen que los mejores días para la recolección de esta variedad son cuando no llueve.

    Cuando esta dama indígena, de 45 años, se interna en el bosque, siempre lo hace en compañía del último de sus cuatro hijos. Hamilton, de 12 años, aprendió a identificar este alimento que en la parte superior es similar a un sombrero de tono marrón.

    También, sabe como pelar la corteza y cortar, similar a los bastones de papas, la carne que es esponjosa y amarillenta. Tiene una textura consistente.

    Cada miércoles, las campesinas llegan cargadas con la cosecha, que previamente se seca al sol. Este último proceso demora de tres a cuatro días. La última semana, Ulcuango entregó 12 kilos.

    A cambio, cada productora recibe USD 7,50, por kilo. La tesorera Guatemal explica que el pago es de contado porque eso ayuda para dinamizar la economía de las familias del sector.
    Al ser un producto de recolección silvestre las campesinas también se encargan del cuidado de los bosques.

    Hay varias recetas para consumir estos hongos. Urcu Sisa sugiere la preparación en maíz tostado, cebiche, pizza, arroz, café, entre otros. Para este último se cocina los hongos, luego se licúa con el líquido, se añade agua necesaria antes de cocerlos con el arroz.

    Algunos datos
    El producto.  Las fundas de 50 gramos cuestan USD 1 y las de 100 gramos se venden a 2,50.
    Al por mayor.  También se comercializa al granel a partir de los 20 kilos.
    Los destinos.  La Asociación Urcu Sisa también ha realizado ventas, en menor escala, para España y Venezuela.
    El alimento.  Los hongos se encuentran en supermercados.

    Las mujeres de la comunidad Pesillo, en Cayambe, son el motor del proyecto de recolección de los hongos. Foto: Francisco Espinoza para LÍDERES
    Las mujeres de la comunidad Pesillo, en Cayambe, son el motor del proyecto de recolección de los hongos. Foto: Francisco Espinoza para LÍDERES
  • El gasto público es el sustento para Ecuador

    Si hay algo que ha logrado la ‘Revolución ciudadana’, durante los seis años que está al frente de la economía ecuatoriana, ha sido cambiarle el rostro -físicamente hablando- al país.

    La histórica cantidad de recursos que durante este tiempo ha manejado el Estado le ha permitido imponer políticas económicas apegadas a un fuerte gasto público. Al no disponer de una política cambiaria, el objetivo se centró en armar todo una estructura donde los recursos ingresen permanentemente.

    De esta manera, vio en la política tributaria una herramienta vital para asegurar los fondos presupuestarios. Según explica el analista Andrés Romo, «el ajuste de tuercas en materia impositiva ha permitido poco a poco disponer de mayor cantidad de fondos. Sumado a esto precios del barril promedios del orden de los USD 90, ha facilitado el escenario para tener carreteras de primer orden, edificar infraestructura necesaria y sostener un gordo aparato burocrático».

    Ese cambio en la fisonomía es el orgullo del Gobierno ecuatoriano, quien asegura de manera constante que las inversiones en salud y educación han sido históricas y que hoy más que nunca el desempleo y la pobreza han disminuído.

    Sin embargo, todo este andamiaje también ha tenido una cara B: el fuerte impulso al consumo ha desarrollado una economía con fuerte presencia de importaciones. Además, los requerimientos para financiar los presupuestos anuales han obligado a incrementar la deuda externa (con China) e interna (emisión de bonos) y a diseñar leyes que cada vez presionan más al sector privado.

    La aplicación de la metodología socialista es similar con la de sus socios: renegoció su deuda e incumplió los compromisos asumidos con los Global 12 y 30; mantiene un control, vía impuestos, a la salida de divisas; entró a los mercados a regular los precios; y, aunque no lo ha hecho, también abrió la opción de expropiar bienes de firmas extranjeras.

    La receta
    Manejo cambiario.  Aumento paulatino del Impuesto a la Salida de Divisas, para mantener la moneda estadounidense y proteger la dolarización.

    Control de precios.  Regulación y control de los precios de 46 productos y evitar los fenómenos especulativos.

    Nacionalización. Se renegoció los contratos petroleros. Y se advirtió de expropiar a quienes incumplen.

    Manejo de recursos. Total dirección de los puntos clave: petróleo, minería a gran escala, combustibles, etc.

    Comercio exterior. Congelados los tratados comerciales con EE.UU. y la Unión Europea, socios principales.