El grupo informático Microsoft presentó ayer una nueva versión más económica de su tableta Surface, cuya pantalla es más pequeña y que cuesta 499 dólares.
La nueva Surface 3 es 200 dólares más barata que su predecesora, la Surface Pro 3, que salió a la venta el año pasado, pero su procesador también es menos potente y el número de funciones se reduce.
Su pantalla es de 27,4 cm, frente a los 30,4 cm de las versiones anteriores.
«Surface 3 trae a un público más amplio lo que los consumidores aman de Surface Pro 3, al ofrecerles un diseño de alta gama y la productividad de Surface a un precio más económico», indicó Panos Panay, director del departamento de Surface en Microsoft.
Microsoft busca competir con el iPad Air de Apple.
El procesador de la nueva Surface 3 es menos potente que el de su predecesora Surface Pro 3. Foto: EFE
Los años han tratado con crudeza a industrias tradicionales niponas como la del kimono, cuyos artesanos se han visto obligados a emplear sus técnicas milenarias para crear productos más novedosos como fundas para tablets.
En una pequeña casa de madera en la turística ciudad de Kioto, en el centro de Japón, Takeshi Nishimura se arrodilla frente a una mesa donde esgrime con soltura un fino cuchillo con el que bosqueja una flor de cerezo. Para esculpirla utiliza una de las cuatro técnicas tradicionales para tallar, el «kiribori», en la que se emplea un estilete con un filo de medio círculo en posición vertical que gira suave y rápidamente para realizar un agujero circular.
Aunque ésta es su especialidad, también se muestra habilidoso con el «hikibori», utilizada para cincelar líneas con gran precisión. «No necesito gafas, pero veo mal de lejos. Así que tengo que concentrarme en cosas pequeñas», bromea mientras levanta brevemente la vista en una demostración de su arte. Junto a él descansa un fardo de diseños con motivos variados, desde florales hasta mitológicos.
Los patrones que antaño sirvieran para teñir un delicado kimono (traje tradicional japonés), modelan hoy el estampado de un vaporoso fular o se usan como motivo de decoración para la funda de cuero de una tablet.
Nishimura, la segunda generación familiar en el oficio, cumplirá 62 años el próximo mes de marzo, y comenzó a diversificar su negocio hace apenas dos años, cuando comprendió que «tenía que hacer algo en el Kioto contemporáneo». «Hay que ganarse la vida, y la industria artesanal hoy en día no da para comer», dice con una melancólica sonrisa.
El artesano confiesa que sigue trabajando en la industria de los kimonos, pero que la demanda ha descendido drásticamente.
Si en 1971 era de un 100 por cien, en 2013 era únicamente de un 2,6 por ciento. «Tengo un montón de ideas», añade mientras revolotea por la estancia para tomar en sus manos una funda de tablet que diseñó el año pasado y con el que ha viajado hasta París.
«Creo que puedo usar mis habilidades para esto, porque no sólo tienen salida en Japón», añade con decisión. Nishimura, tarda entre ocho y diez horas en terminar una funda grande, que luego vende por unos USD 250 dólares a través de su página web y temporalmente en los conocidos grandes almacenes Mitsukoshi de la tokiota Nihombashi.
Además de fundas, Nishimura también realiza grabados en papel para fines decorativos, patrones para estampados de termos, fundas para móviles o tarjeteros.
El artista, que lleva 43 años cultivando su técnica, la aprendió de su padre cuando todavía era habitual para los niños ayudar a sus progenitores con su trabajo. Algo que «no podría pedirle» a sus hijos, inmersos en carreras tan innovadoras y modernas como la informática, porque «hay que ganarse la vida».
Para poder seguir adelante con su labor, Nishimura asegura que cuenta con el apoyo de su esposa, que trabaja para que él pueda desarrollar su profesión. El «elevado» precio de los kimonos y los «costosos procesos» son algunas de los problemas a los que se enfrenta esta industria según el alcalde de Kioto Daisaku Kadokawa.
Para Kadokawa, que siempre viste un kimono en símbolo de su apoyo a la prenda, éste no es el único sector que atraviesa malos tiempos. Manufactureras como el de la cerámica o el sake buscan nuevos nichos de comercio para no caer en el olvido y atraer la atención de los extranjeros, que en ocasiones no entienden una «sensibilidad» tan especial como la japonesa en lo que a tradición se refiere.
«Las personas involucradas en estos sectores se esfuerzan al máximo en crear algo perfecto (según la tradición nipona), y a veces estos productos no son apreciados por los visitantes de fuera, así que las ventas no van bien».
El artesano Takeshi Nishimura muestra una funda para tablet diseñada y tallada por él con motivos mitológicos utilizando la técnica tradicional japonesa del «kiribori» en su taller en Kioto (Japón). Foto: EFE
A las páginas amarillas de Edina se accede también ahora mediante un clic. Es que esta firma de directorios telefónicos aplica una nueva estrategia que incluye el salto tecnológico a los dispositivos móviles.
Edina, que elabora las guías telefónicas y comerciales de nueve provincias, incursiona en el mercado de aplicaciones para teléfonos inteligentes y tabletas desde este año. Para esta transición a las plataformas digitales, según explican sus directivos, se han invertido más de USD 3 millones en los últimos seis años.
Así, la aplicación de Edina ahora se encuentra en las tiendas digitales AppStore (para iPhone y iPad), Google Play (para dispositivos con sistemas Android) y App World (Blackberry). Desde octubre del 2012 hasta la anterior semana se registraron alrededor de 63 000 descargas de la aplicación, que es gratuita.
Sebastián Baquerizo, gerente regional de Edina, indica que la conceptualización del proyecto inició en el 2006. Unos meses más tarde, a mediados del 2007, se lanzó la versión de prueba del portal www.edina.com.ec. En el 2012, el sitio tuvo unos cuatro millones de visitantes.
«La idea fue generar valores agregados a nuestro libro insignia», indica Baquerizo. Ahora con la aplicación, «buscamos conocer qué información necesitan nuestros usuarios en estas plataformas digitales. En una pizzería, por ejemplo, añadimos sus horarios de atención, servicio a domicilio, precios…» Los cambios en la guía telefónica, antes de dar el salto a la versión digital, empezaron en el 2010, cuando se implementaron cambios en los productos impresos. Se incluyeron colores en los filos de las páginas amarillas para una rápida identificación. Así, los anunciantes de servicios médicos se identificaban con el color azul, los restaurantes en rojo, los hoteles en café…
Un año más tarde inició el desarrollo de las aplicaciones para smartphones. A finales del 2012 se ultimaron los detalles de las versiones de Edina para tabletas y comenzó la campaña de promoción de los nuevos servicios. Edina cuenta con 126 colaboradores y facturó alrededor de USD 8 millones en el 2012.
Durante la búsqueda de valor agregado para el cliente, indica Juan Carlos Cedeño, gerente de Sistemas de Edina, se identificó una oportunidad: los consultantes ubican el contacto requerido y salen de la aplicación para llamarlos.
«Nuestra respuesta ante este comportamiento del usuario fue incluir en la ‘app’ un servicio de llamada gratuita. Así el usuario se contacta con el anunciante de manera inmediata», comenta Baquerizo. En el caso de este servicio, los directivos indican que se han gestionado 40 000 llamadas desde finales del año pasado.
La aplicación para ‘smartphones’ de Edina Páginas Amarillas pesa 1,5 megabytes. Además, se integra al reconocimiento del Sistema de Posicionamiento Global para determinar cuáles son los locales más cercanos al consultante. En la versión para tabletas se incluye un generador de rutas mediante mapas digitales. Esa herramienta digital permite establecer un camino para llegar hacia la agencia o negocio seleccionado de uno de los 20 000 anunciantes con los que cuenta Edina a escala nacional.
En redes sociales, según indica la principal de Mercadeo, Cristina Cornejo, su mayor audiencia es jóvenes entre los 14 y 25 años.
Los impresos no dejarán de producirse, asegura Baquerizo. En la actualidad, el tiraje de las ‘paginas amarillas’ es de un millón de ejemplares al año.
Las ventas de computadores de escritorio presentaron la mayor caída de su historia el año pasado. El último informe de la consultora Gartner indica que se despacharon 10% menos unidades de PC en el 2013, frente al año anterior.
La consultora IDC, por su parte, vaticinó que las ventas de PC caerán otro 8% en los próximos tres años. Para el 2017, apenas el 5% del mercado de dispositivos lo conformarán los desktop. En la actualidad, su cuota en el mercado es del 8,6%.
Los reyes del momento son las tabletas y los teléfonos inteligentes. Los primeros ya cuentan con el 14,6% de preferencia por parte del consumidor. Los smartphones se llevan el 65%. Los terceros en lista son los computadores portátiles, con el 11% de la cuota del mercado.
Expertos de importantes firmas de la industria debatieron sobre esta tendencia. Carlos Mateus, vicepresidente de la unidad de móviles de Samsung, considera que el futuro de PC de escritorio no es alentador: «Ya no se están vendiendo en las tiendas. Incluso los usuarios corporativos están prefiriendo los portátiles. La migración natural será hacia las tabletas».
Fernando Restrepo, gerente general de Panasonic Colombia, cree que los PC van a desaparecer para un segmento del mercado, el de consumo masivo. En el entorno corporativo, considera que seguirán existiendo. «Esto tiene que ver con factores determinantes a la hora de adquirir productos tecnológicos, como el peso, tamaño y la potencia», indica.
Juan Carlos Garcés, gerente de ventas de Intel, no concuerda con la postura de Samsung y Panasonic: «Es difícil decir que va a desaparecer una industria de 300 millones de unidades. Otras categorías de productos apenas están llegando a cifras similares.