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  • El memo de la semana: Las lecciones del territorial

    La decisión de la Junta Bancaria de suspender las operaciones del Banco Territorial, debido a problemas de solvencia y liquidez, nuevamente desempolvó las páginas de aquellos capítulos que vivió el país a finales de la década de los noventa, por la crisis del sistema financiero. El banco estaba sometido a un proceso de regularización desde hace unos tres años (abril del 2010), pero no se cumplieron en su totalidad las recomendaciones planteadas para que mejoren sus indicadores.

    En la suma de factores que llevaron a la caída del Territorial también están aspectos de orden jurídico, que tienen que ver con un supuesto lavado de activos. Consecuentemente, la situación es compleja y en medio de esa situación están clientes y empleados de una entidad financiera, que fue el símbolo de una época de auge agroindustrial, desde finales del siglo XIX.

    Según la autoridad de control, la relajación en la entrega de tarjetas relacionadas con actividades comerciales fue el detonante que afectó la cartera del banco que lo llevó a su cierre. Este es un tema que amerita una profunda reflexión, sobre todo por la época consumista en la que se encuentra inmersa la sociedad ecuatoriana.

    Desde la óptica oficial, la situación del Territorial es un hecho particular frente al resto del sistema, que mantiene solidez y solvencia. No obstante, hay bancos que no tienen las mejores calificaciones, por lo que es indispensable que el cliente acceda a la mayor información posible, para estar seguros en quien confían sus recursos.

    La frase:   «El principal ‘pecado’ del Banco Territorial fue su relación perniciosa con Casa Tosi. Fue muy relajado en la entrega de tarjetas de crédito».  Pedro Solines /   Superintendente de Bancos y Seguros

  • Diego Lavalle: La Banca ecuatoriana muestra indicadores de alta solidez

    Pedro Maldonado O. / Redacción Quito

    Los indicadores del sector financiero ecuatoriano son una muestra del buen momento de la economía ecuatoriana. Así lo sostiene Diego Lavalle, analista financiero con trayectoria en la banca privada en el mercado de valores. Según Lavalle, el sistema bancario maduró y aprendió de los errores que desencadenaron la crisis de 1999 y del 2000. Añade que la economía cree, pero que uno de los problemas de los ecuatorianos es tener una mentalidad cortoplacista.

    ¿Cómo califica el momento actual de la banca ecuatoriana?
    Hoy en día, hablando de los últimos tres años por lo menos, la banca se maneja de manera muy cuidadosa. Es muy sólida. Se cuida muchísimo el descalce entre pasivos y activos (es decir el plazo al que presta dinero y el plazo en el que capta dinero del público). Este descalce está bien controlado, manejado y valorado. Además, todos los temas de riesgo, como a quién se presta y cuánto se presta, son mucho mejor controlados en los últimos años. Ahora, por ejemplo, para prestar dinero a un negocio se verifican los flujos de caja, la situación de los socios, se piden garantías hipotecarias…

    ¿Estos factores se activaron tras la crisis que vivió el Ecuador en 1999 y en 2000?
    Correcto. Los bancos que sobrevivieron a la crisis se comportaron de forma responsable desde antes del colapso. Y luego reforzaron su idiosincrasia de banqueros, su responsabilidad social. Ahora tenemos bancos muy precavidos a la hora de prestar y a quién prestar. Recuerde que la fuente de repago de un crédito no es la garantía, sino la generación de caja de la compañía o los ingresos de una persona. Otra cosa que ayuda es la garantía hipotecaria o prendaria, que dan solvencia a una operación finenciera. Además, se piden garantías personales a los dueños de los negocios. Por eso existe un compromiso de las industrias y el país crece.

    ¿Entonces estamos lejos de escenarios en los que la banca no pide mayores requisitos a la hora de otorgar créditos?
    Lejísimos. Hoy en día la banca es casi 100% muy responsable.

    ¿En sus análisis se ha medido el impacto de las regulaciones al sector financiero por parte de las autoridades?
    La banca es muy respetuosa y cumple con las regulaciones. Muchas de estas disposiciones ya estaban implementadas por la banca privada antes de que sean exigidas. La autoridad dice que se diversifique y eso ya se hacía. La banca no pone todos los huevos en una misma canasta. Segmenta el riesgo y diversifica su portafolio.

    Sin embargo, hay representantes de la banca privada molestos con las más recientes regulaciones. Hablan de cerrar agencias, despedir personal, tecnificar procesos…
    Sí. Ahora, por ejemplo se exige más medidas de seguridad en bancos y eso le cuesta a la entidad. No importaría qué costarán si dejarán que las tasas (de interés) sean más altas. Pero cuando fijan tasas, en la cartera de consumo por ejemplo, quedan menos puntos o margen de ganancia. Y si la entidad tiene que gastar en seguridad o tecnología es preferible cerrar la agencia porque es muy costoso. Los costos siguen subiendo, pero la tasa es estática y si no es rentable, cierro una agencia.

    ¿Pero cree que en la actualidad existe temor en la banca privada?
    No sé si temor, pero si hay más conciencia de ser eficientes. No se pueden abrir agencias en cualquier lado. El costo no es el mismo para un banco con muchas agencias que uno con pocas. Por eso creo que la tendencia en la banca será fusionarse para compartir costos. Está preocupada porque los costos siguen subiendo y las tasas son fijas. En enero pasado, por ejemplo, la banca ganó USD 20 millones, unos cinco millones menos que en enero del 2012. Y por eso hay una descenso de utilidades.

    ¿Qué es lo que ocurrió con Banco Territorial? ¿Por qué cerró sus operaciones?
    Mi percepción es que tenían demasiados depósitos a corto plazo y demasiada concentración en las captaciones. Según la Superintendencia de Bancos 100 clientes tenían el 24% de los depósitos, en volumen. Y 25 clientes tenían el 34% de los depósitos.

    ¿Entonces fue un tema de gestión?
    Sí, de no poder controlar el descalce.

    ¿Y las autoridades bancarias no podían intervenir en este banco?
    Es difícil. No hay regulación sobre el descalce de plazos, la autoridad no tiene ninguna culpa. Es un banco pequeño y la caída del Territorial prende una luz de alerta pequeñita, pero de ninguna manera hay una contaminación severa para el sistema financiero ecuatoriano.

    ¿Qué ocurre con las agencias calificadoras?
    Esta área se maneja de forma muy seria, tan seria que se bajó la calificación del Territorial, pero no se publicó por una impugnación. Sin embargo, las calificadoras de riesgo que operan en el Ecuador son muy serias. No viven solo de los bancos, también están en el mercado de valores.

    ¿Quién escoge a quién? ¿El banco a la calificadora o viceversa?
    El banco escoge a la calificadora. Hay bancos con más de una calificadora; estas se mueven incluso con parámetros internacionales, miden la operatividad del banco y el riesgo país.

    ¿Para este año qué se puede esperar en el sector de la banca privada? Va a fortalecerse mucho en la eficiencia operativa tecnológica. Va a vender más productos vía Internet, propender a más consultas en línea, más uso de cajeros, tarjetas inteligentes, pagos por celular… Es un proceso largo y de educación al mercado.

    EN LA BANCA Y EL ANÁLISIS FINANCIERO

    Cargo.  Presidente de la casa de valores Mercapital.

    Experiencia.  Es parte del Directorio de empresas ecuatorianas.

    En la banca.  Estuvo desde 1982 hasta el 2007.

    En el 2009. Hizo un programa para gerentes en Boston, EE.UU.

  • El auge y caída del Banco Territorial tras 12 décadas de vida

    Thalie ponce y Xavier Montero Redacción Guayaquil / LÍDERES

    Un lunes 3 de enero de 1887 iniciaron las operaciones del Banco Territorial (BT). Hoy, tras 12 décadas de servicio, sus más de 70 000 clientes se aprestan a retirar sus fondos y dar paso a la liquidación del centenario banco.

    LÍDERES presenta una breve radiografía de esta entidad bancaria, ícono de la época de auge cacaotero de fines del siglo XIX y que reflejaba la bonanza económica agroindustrial del Ecuador.

    El nombre del Territorial se sumó al de otras entidades que trascendieron en la economía de la época, como el Banco de la Casa de Luzárraga; Banco de Planas, Pérez & Obarrio (1867); Banco del Ecuador; Banco de la Unión; Banco Comercial y Agrícola (1894), entre otros.

    Guillermo Arosemena, historiador económico y bisnieto del precursor de aquella institución, Eduardo Arosemena, cuenta que el banco surgió en la época de oro de la actividad cacaotera. Su función era financiar esas plantaciones.

    Otro de los objetivos fue impulsar el desarrollo urbanístico de Guayaquil, sobre todo luego del incendio ocurrido en 1896, que acabó con el 80% de la ciudad.

    La primera junta de accionistas del BT -que conceptualizó el proyecto a fines de 1886- se planteó una institución financiera hipotecaria de perfil bajo. Los datos señalan que inició sus operaciones con un capital de 400 000 sucres.

    Según la obra ‘Los bancos del siglo XIX’, de Julio Estrada Ycaza, y que reposa en la biblioteca guayaquileña del Banco Central, el primer gerente del Territorial, Adolfo Hidalgo, percibía un salario mensual de 200 sucres.

    Para Melvin Hoyos, historiador y principal de la Dirección de Cultura de la Alcaldía de Guayaquil, la cautela era parte de la médula corporativa del BT. De allí que sobreviviera a la debacle de 1930 y al crack financiero de 1999.

    Tras este último evento, la institución, que había sido liderada por la familia Goldbaum, pasó a la tutela del Grupo Zunino. En el 2004, el 70% de las acciones del BT se relacionó a la firma Casa Tosi, de la que se desvinculó en octubre pasado.

    Seis años más tarde, en el 2010, una resolución de la Junta Bancaria (JB) puso al BT en un proceso de regularización, para sanear sus vacíos. Finalmente, hace dos semanas, la JB lo declaró inviable y procedió al cierre de sus operaciones.

    Cronología 1887.

    El Banco Territorial inició operaciones como institución hipotecaria. El primer préstamo se realizó a Francisco Quezada por 1 600 sucres, con cédulas hipotecarias al 7%.

    1986. Al cumplirse su primer centenario de actividad bancaria, recibió una condecoración de la Orden Nacional al Mérito, en el grado de Gran Oficial, por parte del ex primer Mandatario León Febres Cordero.

    2004. El Banco Territorial que había sido dirigido durante décadas por la familia Goldbaum pasa a ser liderado por el Grupo Zunino. Con la adquisición del 70% de acciones inicia una nueva etapa en el mercado crediticio.

    2013. La Superintendencia de Bancos y Seguros declara inviable al Banco Territorial y ordena la liquidación de depósitos a sus más de 79 000 clientes. El Banco Territorial contaba con cinco agencias en Guayaquil y Quito.

    Más sobre este informe:

    De entiedad hipotecaria a comercial

    El peso del crédito de consumo

  • El peso del crédito de consumo

    La caída

    El Banco Territorial sobrevivió al ‘naufragio’ financiero de finales del siglo XX. Para el 2004 (que cerró con USD 19,4 millones de activos) se realizó el cambio de liderazgo de la familia Goldbaum al Grupo Zunino.

    El proceso de modernización propuesto por los Zunino incluía la vinculación de la entidad financiera con sus tiendas departamentales Casa Tosi.

    La estrategia del BT en el 2005 fue colocar créditos de consumo a través de la tarjeta Crédito Sí (65 000 clientes) y Efectivo Sí. Aquel era un préstamo de consumo desde los USD 120 a los 2 500.

    Según datos de la Superintendencia de Bancos y Seguros (SBS), para diciembre del 2005, la cartera de créditos de consumo por vencer superaba los USD 13,7 millones. En el ejercicio 2004 ese rubro se ubicó en USD 1,2 millones.

    En el 2006 un cliente podía abrir una cuenta de ahorros con USD 1 y se le ofrecía hasta el 5% de interés anual. Así, el BT ingresó al mercado de consumo, en la pujante clase media, con otros bancos como el Centro Mundo (que pasó al Banco Pichincha) y el Unibanco.

    Las operaciones del BT para diciembre del 2007, según la SBS, mantenían una calificación de riesgo de A: «La institución es fuerte; tiene un sólido récord financiero y es bien recibida en sus mercados naturales de dinero».

    Para fines del 2008 se ubicó en A- y cerró el 2010 con la designación de banco BBB- en las vitrinas de sus cinco agencias ubicadas en Quito y Guayaquil.

    La resolución JB2010-1659 del 16 de abril del 2010 sometía al Banco Territorial en un Programa de Regularización para sanear su cartera. A USD 9,1 millones ascendía en ese año su cartera vencida de créditos de consumo.

    Dos años más tarde, en octubre del 2012, el Banco Territorial se desvinculaba de Almacenes Casa Tosi para dar cumplimiento al referéndum del 2011.

    Pero en febrero pasado, la Junta Bancaria pidió al principal accionista del BT que lo capitalice con USD 17 millones, que «no se justificaron fehacientemente». El 18 de marzo pasado, Pedro Solines, principal de la SBS, indicó que el Banco Territorial era inviable y que se debía suspender las operaciones para sus 71 832 clientes a escala nacional.

  • «El Territorial era un banco humanista»

    Flavio Kittyle Ex auditor y ex abogado del banco

    Mi vínculo con el Banco Territorial duró 52 años. A partir de esta experiencia puedo resumir la actividad de la institución en ese período en una frase: ‘Fue un banco que no buscaba enriquecerse, sino ayudar’.

    Ingresé a laborar allí cuando tenía 16 años, en 1940. Mi puesto era el de último asistente de contabilidad. Cuando dejé la firma, en 1992, me había desempeñado como auditor y abogado del banco.

    Estos cargos me permitieron conocer a fondo el funcionamiento de la entidad. Conocí a cuatro gerentes: Luis Vernaza, Pablo Arosemena, Gabriel Luque y Hugo Suárez Baquerizo.

    El mayor desarrollo institucional se dio durante la administración del señor Suárez Baquerizo. Su periodo gerencial se caracterizó por la orientación que se dio a los negocios. La cartera de clientes creció hasta casi seis veces.

    Durante las distintas administraciones el concepto se mantuvo. No se buscaba que sea un banco de mucho renombre, sino un banco de mucho recuerdo.

    En la historia guayaquileña el Territorial simboliza desarrollo urbanístico. Gran parte de las ciudadelas, como la Kennedy (norte), se construyeron con su financiamiento. De manera que su desaparición es un golpe que nos trae a la memoria un recuerdo de la ciudad.

    Con los créditos del Territorial se vieron beneficiadas miles de personas. Y no solo el sector privado, sino también el público. Por ejemplo, dos de sus deudores beneficiados fueron las municipalidades de Quito y Guayaquil.

  • De entidad hipotecaria a comercial

    El auge

    Guillermo Arosemena señala que entre los objetivos del BT constaban financiar al sector cacaotero e impulsar el desarrollo urbanístico de Guayaquil. «En la época (al finalizar el siglo XIX e inicios del XX) se producían variedades de cacao que tomaban entre siete y 10 años para cosecharse. Era indispensable para los cacaoteros tener un financiamiento; ahí es cuando el Territorial entra a jugar un papel fundamental».

    El banco también fue una herramienta importante para la recuperación urbanística de Guayaquil, tras el Gran Incendio ocurrido en 1896. En esta tarea, también intervinieron otras entidades financieras como el Banco de Ecuador, el Banco Comercial y Agrícola, y el Banco de Crédito Hipotecario.

    Posteriormente, en el nuevo siglo, el BT también financió la construcción de las nuevas ciudadelas del norte de Guayaquil, como la Kennedy. Una de las firmas que se benefició con estos créditos fue la constructora Perrone, según Flavio Kittyle.

    Para Arosemena, el BT «es diferente al resto de los bancos que han existido en el país». Señala tres razones: su longevidad, el número de propietarios a lo largo de sus años (unas siete familias) y el hecho de que por décadas fue exclusivamente de índole hipotecaria.

    A la emisión de cédulas hipotecarias se dedicó casi un siglo. De acuerdo con el libro ‘Los bancos del siglo XIX’, de Julio Estrada Ycaza, el BT podía emitir estos documentos de hasta cinco veces su capital inicial. No obstante, la cédula comenzó a desaparecer en el país a inicios de la década de los ochenta, tras un proceso inflacionario que afectó a toda América Latina, recuerda Arosemena. Ese fue su fin como entidad hipotecaria.

    Tras la declinación de la cédula como una herramienta de financiamiento, debido a la devaluación del sucre, algunas instituciones como el Banco de Crédito Hipotecario cerraron sus puertas.

    El BT logró sobrevivir esa crisis de finales del siglo XX. La estrategia emprendida por Federico Goldbaum fue orientarse a la banca comercial; actividad que desempeñó hasta este año.