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  • El tomate se apoya en tecnología israelita

    Redacción Cuenca

    En Invernaderos Israelitas se cuida a los tomates orgánicos que producen como si fueran bebés. En un espacio de 27 000 m², Javier Balarezo, gerente del negocio, adecuó un sistema de riego por goteo y elabora fertilizante con abono de vaca y gallina, sales minerales, leche, levadura y otros 15 ingredientes.

    Esa mezcla se deja reposar por seis meses hasta que fermente. Su objetivo es que la raíces y tallos crezcan más fuertes.

    Los invernaderos están cubiertos por plásticos con protección UV, para generar un ambiente idóneo para el crecimiento de las plantas de tomate riñón.

    Para completar esos cuidados, en la plantación hay 30 exterminadores solares inteligentes, que funcionan con luz ultravioleta y frecuencias de ultrasonido, para matar a los insectos nocturnos.

    Ese cariño y dedicación al cultivo de tomates redundan en ingresos. Cada mes, la firma factura USD 30 000 por su comercialización. Sin embargo, este no es el único negocio de Balarezo, quien también tiene la representación para Ecuador de los exterminadores para cultivos orgánicos, plásticos UV, laboratorios portátiles y otros equipos para el sector agrícola.

    El primer negocio de este cuencano fueron los tomates. En el 2001 invirtió USD 25 000 que obtuvo de sus ahorros y de un crédito del Banco Nacional de Fomento. Con ese dinero sembró 1 500 m² de este fruto, en el cantón azuayo de Paute. En ese año tenía dos empleados y su facturación era de USD 5 000 al mes.

    El negocio siguió estable hasta que Balarezo identificó una necesidad en el mercado enfocada en el cuidado de la salud y la tendencia del cultivo orgánico. Aunque inició con la elaboración de un pesticida natural, con base en ají, sábila, altamisa y hierbas, la preparación era compleja y demandaba tiempo y recursos.

    Por esa razón, este emprendedor exploró otras posibilidades en el mercado y encontró la oferta de estos paneles con luz ultravioleta. En el 2009 viajó a Tel Aviv (Israel), para conocer la tecnología del exterminador que se utiliza en Europa.

    El año pasado se desplazó a Hong Kong para ver cómo se producen las piezas de esta máquina. Luego de esos viajes, este año invirtió USD 25 000 en la compra de los exterminadores para su cultivo y para comprobar si esta tecnología se adapta a la realidad ecuatoriana.

    Con esa necesidad que surgió de su propio cultivo, Balarezo delineó una nueva línea de negocio con la venta de estos equipos. Esa iniciativa se puso en marcha en noviembre pasado. Por ser un negocio tan reciente aún no factura, pero espera que los ingresos no vengan solo de su cultivo de tomates, en el que actualmente trabajan 11 colaboradores.

    Invernaderos Israelitas vende los tomates a una cadena de supermercados en Guayaquil que compra los 22 000 kilogramos que produce al mes. Sin embargo, por una cláusula de confidencialidad, no revela el nombre de su cliente.

    En cambio, los compradores de las máquinas sí conversan sobre su adquisición. Camilo López, gerente de la florícola Altaflor, ubicada en el cantón cañarense de Biblián, compró dos exterminadores en noviembre pasado.

    Para López, es un alivio que exista oferta de esos equipos en el país, porque de esta forma sus flores pueden cumplir exigencias del mercado de EE.UU. y Europa, que demandan producto orgánico.

    La nutricionista Gloria Ochoa (centro Salud y Vida), dice que la dieta que incluye frutas cultivadas de forma orgánica evita la intoxicación de los órganos y la piel.

    Para la encargada del centro de acopio de la cooperativa Coopera, Irene Dután, la relación comercial con Invernaderos Israelitas es positiva. En noviembre adquirió un laboratorio portátil que analiza el suelo y la viabilidad del cultivo. “Aún está en fase de prueba, pero esperamos que nos vaya bien con el producto”.

    El nombre de la firma -Invernaderos Israelitas- se debe a que la tecnología que usa Balarezo proviene de Israel.

    Más sobre la firma

    • La capacidad del exterminador. Este panel cubre entre 1,3 y 2 hectáreas de cultivo y su costo es de USD 850 cada uno.
    • Cultivo de tomates. Al mes, Balarezo comercializa cerca de 22 000 kilogramos de esta fruta. El precio de venta al público de cada kilogramos es de USD 1,65.
  • Tomate, ají y frutos se exportan con su sello

    redacción quito

    Luego de que un producto innovador tiene aceptación en un mercado, el siguiente reto es conquistar otro. Así lo entendieron en BalFab, un emprendimiento quiteño que produce frutos secos bajo la marca La Tenuta.

    A principios de este año, este negocio comenzó a exportar sus productos a EE.UU. y Europa.

    En febrero pasado envió 800 kilos de tomate deshidratado, ají y frutas a Chicago. Mientras que la segunda exportación fueron 300 kilos a Italia.

    Gracias a la gestión del Instituto de Promoción de Exportaciones e Inversiones del Ecuador (Pro Ecuador) este negocio logró hacer contactos con los compradores extranjeros.

    En el 2012, Pro Ecuador realizó una macrorrueda de negocios para realizar contactos con compradores de EE.UU. En esa ocasión, a través de su oficina comercial en Nueva York, se contactaron con eSutras Organics, una firma de Chicago que se dedica a la comercialización y producción de alimentos orgánicos.

    Patricio Gutiérrez, coordinador sectorial de Alimentos Procesados de Pro Ecuador, señala que la marca La Tenuta «tiene un gran valor agregado en su ítem de tomates deshidratados», debido a que lo fabrican con aceite de oliva.

    En el delicatessen El Arbolito también certifican la calidad de este ítem. Jeanneth Bolaños, su propietaria, cuenta que el tomate deshidratado es muy pedido por los clientes; también lo usan en la preparación de sus sánduches de jamón serrano. Al mes, El Arbolito vende unos 24 kilos de la conserva. Asimismo, Silvana Torres, propietaria de la tienda de alimentos orgánicos Late mi corazón, asegura que comercializa 30 kilos al mes.

    Gutiérrez comenta que en el contexto latinoamericano los frutos deshidratados se han convertido en productos protagónicos a la hora de incursionar en nuevos mercados, y Ecuador no es la excepción. Por ello, desde este año, se conformó un consorcio de exportación para este segmento, en el que destaca la uvilla.

    Para el 2014, cuenta Gutiérrez, lanzarán un nuevo consorcio especializado para frutos secos gourmet. La convocatoria se realizará a finales de este año.

    Roberto Baldeón, gerente de BalFab, comenta que uno de los principales retos que afronta un emprendimiento a la hora de concretar negocios en el extranjero es el volumen de producción que demandan las compradores.

    Actualmente, BalFab procesa cerca de 1 000 kilos mensuales de frutas, pero en los pedidos requieren el doble de esa cantidad. Por ello, el siguiente proyecto será montar una planta en Tabacundo (nororiente de Quito). Para ello se invertirán USD 100 000.