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  • Un yogur quiteño con toque griego

    Redacción Quito

    El yogur es un producto que los ecuatorianos consumen, sea directamente o en preparaciones. Aprovechando esta preferencia nació el negocio Atlas Yogurt.

    Surgió de un proyecto universitario en 2015. Se buscaba desarrollar algo innovador, de calidad, que satisficiera la necesidad de clientes que quisieran mantener una dieta equilibrada.

    Patricio Aguinaga, actual propietario de Atlas Yogurt, trabajó en la empresa como asesor de contabilidad y finanzas; en julio del año pasado, adquirió la totalidad de acciones para continuar con este negocio, pues los anteriores dueños querían liquidarlo.

    El nombre del negocio nació de la relación entre la receta de yogur griego y el titán Atlas, personaje de la mitología.

    Cuando inició este emprendimiento la inversión que realizaron los exdueños fue de aproximadamente de USD 20 000. Este monto sirvió para adecuar la planta de producción y empezar con las primeras pruebas.

    Para la producción se utiliza leche y fermentos lácticos. La elaboración del producto demora, aproximadamente, 36 horas.

    El proceso se inicia con la colocación de la leche en un recipiente industrial para luego añadir los fermentos lácticos. Después de esto se debe esperar un tiempo para proceder al filtrado, en el que se inicia la recolección del yogur.

    “El proceso de producción lo realizamos respetando al máximo la manera tradicional de producción de yogur griego. Con ello logramos hacer un lácteo con una textura determinada: cremoso y con un sabor balanceado”, expresa el propietario de la firma.

    Aguinaga añade que lo que hace diferente a su producto es que no contienen ningún tipo de preservante ni espesantes.

    Además, afirma que mantiene vínculos fuertes con los principales proveedores. Esto asegura el abastecimiento y la calidad de cada una de las materias primas. En cuanto al equipo de trabajo, Atlas Yogurt está formado por siete personas que aportan directa e indirectamente en la producción.

    La oferta que la empresa presenta al mercado se divide en dos segmentos: consumidores finales e institucional; para cada uno tiene presentaciones diferentes.

    Dentro del segmento de consumidor final comercializa frascos de vidrio de 730 mililitros (ml), de sabor natural. El envase de 250 ml tiene sabores de frutas como maracuyá, mora, coco y taxo.

    La oferta del segmento institucional tiene dos presentaciones de cuatro y ocho litros, ambas en sabor natural.

    Verónica García, clienta de este emprendimiento, menciona que conoció de los productos Atlas en agosto del año pasado y desde entonces los adquiere frecuentemente. “La calidad de este yogur es extraordinaria, tanto en sabor, cremosidad y textura. Me encantan porque son naturales y bajos en azúcar; los envases de vidrio me llamaron mucho la atención, es una manera muy buena de colaborar con el medioambiente”.

    El propietario del emprendimiento comenta que busca generar conciencia ambiental entre los clientes. “Todas las presentaciones al público son en envases de vidrio. Tenemos una política de retorno de envases desde el inicio. Pueden entregarnos los clientes o desde los puntos de venta”, añade Aguinaga.

    Los productos de este emprendimiento se distribuyen en una red de tiendas de Quito, Cumbayá y el valle de Los Chillos. Debido a la emergencia sanitaria se pensó en una alternativa de distribución: se está realizando envíos a domicilio y se abastece a los puntos de venta.

    Los planes a futuro de este emprendimiento son desarrollar nuevos productos y sabores, así como expandir el negocio hacia otras plazas que le permitan mantener una estrategia de crecimiento sostenido.

    Patricio Aguinaga es actual propietario de Atlas Yogurt. Destaca su política de cuidado ambiental
    Patricio Aguinaga es actual propietario de Atlas Yogurt. Destaca su política de cuidado ambiental. Foto: Cortesía Atlas Yogurt
  • Alpargatas con un toque moderno para las mujeres

    Redacción Quito

    (I) 
    redaccion@revistalideres.ec

    Las nuevas tendencias en la industria de la moda hacen que este sector sea uno de los más rentables al momento de emprender. Para incursionar en este mercado se debe tomar en cuenta que los productos sean atractivos para llamar la atención del cliente.

    Eso fue lo primero que pensaron Wilma Vega y Vanessa Consuegra al crear Fresh Moda, emprendimiento que diseña y fabrica alpargatas y accesorios con diseños novedosos.

    Fresh Moda
    surgió en abril de 2019 y a pesar de estar poco tiempo en el mercado la aceptación fue instantánea, comenta Vega.

    Las emprendedoras bautizaron a su negocio como ‘fresh’ porque la imagen que plasman en cada diseño denota frescura.

    Vega comenta que para iniciar con el negocio ella y su socia invirtieron cerca de USD 20 000. Esos recursos se utilizaron para rentar el local, adquirir insumos y comprar la maquinaria para fabricar los productos.

    Las emprendedoras mencionan que la materia prima que utilizan para elaborar las alpargatas son el yute y telas de polialgodón.

    Los insumos como los forros y las plantillas los adquieren en el centro de Quito y en Ambato.

    El proceso de elaboración de las alpargatas se realiza en la fábrica que se encuentra en el norte de Quito. Allí cuentan con el apoyo de seis personas que se encargan de armar alrededor de 50 pares de alpargatas a la semana.

    Vega y Consuegra mencionan que el mes en el que generaron más producción fue diciembre, por la época de festividades.

    Vega cuenta que su rol en el negocio es en el área administrativa; ella contacta a proveedores y se encarga de la comercialización de las alpargatas.

    En la parte del diseño está Vanessa Consuegra, quien piensa los modelos y se encarga de que las colecciones tengan un toque diferente e innovador.

    Una de las características que las propietarias destacan es que el calzado es fabricado con suela antideslizante, lo que las hace más cómodas para el uso diario.

    Esto fue lo que atrajo a María Belén Ronquillo, cliente frecuente de este emprendimiento.“Las alpargatas son muy cómodas, lo que me gusta de ellas es la calidad. Tienen bonitos diseños; en el mercado hay similares, pero no se igualan a las de Fresh”, manifiesta.

    “Nosotros tratamos de beneficiar a nuestras clientes con promociones en las que uno o varios modelos tienen descuento por fechas especiales”, afirma Vega.

    Estas promociones permiten que los productos lleguen a más ciudades en el Ecuador. Las distancias no son un inconveniente. Por eso las propietarias hacen envíos a ciudades como Cuenca, Riobamba, Ambato, Loja y Guayaquil.

    Guayaquil es la ciudad de la que más reciben pedidos, es por ello que este año planean abrir una tienda en esa ciudad.

    Por lo pronto, las emprendedoras quieren incrementar más productos en el catálogo de la marca; “queremos crear nuevos diseños de alpargatas, más altos y una línea infantil. Además, pensamos incluir camisetas y otros accesorios para complementar la vestimenta de nuestras clientes”.

    El local de Fresh Moda está ubicado en el norte de Quito, donde brindan asesoría a las clientes.

    El calzado de este emprendimiento también se puede adquirir a través de redes sociales. Están como Fresh Moda Ecuador en Facebook e Instagram.

    Datos

    El precio de estos productos es de USD 35.

    Se pueden encontrar desde la talla 34 hasta la 40.

    El local de Fresh Moda está ubicado en Quito, en las calles El Universo y Shyris.

    Conozca el catálogo de alpargatas en las redes sociales de Fresh Moda Ecuador.

    Wilma Vega es una de las propietarias de Fresh Moda. Su tienda está en el norte de Quito. Foto: LÍDERES
    Wilma Vega es una de las propietarias de Fresh Moda. Su tienda está en el norte de Quito. Foto: LÍDERES
  • Las carnes a la brasa con toque argentino cautivan

    José Luis Rosales

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    Sentite como si estuvieses en una parrilla de Buenos Aires. Los mágicos sabores de la carne argentina están en Chamuyando. Con esa frase el restaurante instalado en Ibarra, en junio del 2014, conquista los paladares.

    El argentino Guillermo Gonzalo es el creador de este emprendimiento, ubicado en el sector de El Retorno, al sur de la ciudad.

    Todo nació con el sueño de tener un negocio propio. Así comenta el bonaerense que llegó al país en 1995, por una propuesta de trabajo. Luego, durante 17 años, gerenció una distribuidora de lácteos en la Sierra norte.

    Sin embargo, en su cabeza siempre rondaba la técnica y el aroma de la carne sobre las brasas rojas, como preparaba Santo, su padre. Esa imagen de la familia y amigos hablando y compartiendo un asado dominical, como se acostumbra en Argentina, se la conoce como chamuyando.

    Luego de independizarse le apostó a la pasión por las carnes cocidas al carbón. Su esposa, la argentina Mónica Polanco, diseñadora gráfica, le sugirió y diseñó la marca, aprovechando el término rioplatense. Así nació Chamuyando Parrilla Bistró.

    Con mucha ilusión, la familia, compuesta por tres hijas, rediseñó su casa. De pronto la villa, de paredes de adobe y teja, se convirtió en un restaurante de cómodas y acogedoras salas.

    Ahora está decorado con fotografías que evocan rincones como el estadio de Boca Junior, el Obelisco, el centro de Buenos Aires. También hay carteles con frases cómicas y sugerentes, que atrapan a los visitantes, como una que dice: Si vino y no toma vino, entonces para qué vino. Hay una variedad de merlot, cabernet sauvignon, malbec, entre otros.

    La carta, que posee una variedad de carnes a las brasas de res, cerdo, cordero y pollo, también tiene nombres con identidad porteña como bife La Recoleta, ojo de bife La Bombonera, cordero Patagónico, milanesa a la Argentina, costilla San Lorenzo, asado de tira Martín Fierro. Este último es un corte de costilla de una res joven.

    Abre jueves, viernes y fin de semana. Al inicio solo domingos.
    Para empezar invitó a personas cercanas a probar las delicias que preparaba personalmente Guillermo en la parrilla que instaló junto a la anterior cocina familiar.

    En apenas un mes la noticia se regó por Ibarra y los comensales comenzaron a llegar, e incluso hacer fila. Eso le obligó a ampliar el horario de atención y contratar un parrillero, con el que compartió los secretos culinarios que aprendió durante su niñez y juventud.

    Otro fuerte de Chamuyando Parrilla Bistró son las pastas elaboradas artesanalmente. El emprendedor aprendió a prepararlas con su abuela Francisca Migli, cuando era chico, como él dice.

    Aún recuerda la cocina de la matrona nacida en Piacenza, en el norte de Italia. Desde ahí vienen las recetas con las que elabora los sorrentinos rellenos de jamón y queso ricota, de espinaca y de jamón. También, hay una variedad de raviolis y hamburguesas. Las ventas mensuales, en promedio, son por USD 8 400.

    Gonzalo disfruta charlando con sus clientes. Esas conversaciones, incluso, le han permitido conocer los gustos de vegetarianos, para quienes también ofrece un menú. “Preparamos un morrón a la parrilla, con queso mozarela y huevo”.

    Uno de los secretos del éxito es que los platillos se renuevan periódicamente. Por estos días, por ejemplo, está en prueba el Súper T-bone, un corte de carne para los más golosos. El platillo, que se ofrece sobre una tabla, va acompañado de papas fritas y ensalada clásica y del huerto. Estas últimas varían, de acuerdo a la temporada.

    El bonaerense Guillermo Gonzalo dirige este emprendimiento familiar que tiene como filosofía superar las expectativas de sus clientes y brindar un servicio esmerado y bien presentado. Foto: Francisco Espinoza,para LÍDERES
    El bonaerense Guillermo Gonzalo dirige este emprendimiento familiar que tiene como filosofía superar las expectativas de sus clientes y brindar un servicio esmerado y bien presentado. Foto: Francisco Espinoza,para LÍDERES
  • Neumáticos para fabricar zapatos con toque andino

    Redacción Quito

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    Los indígenas imbabureños utilizaban el caucho de los neumáticos para elaborar sus alpargatas. A este tipo de calzado lo denominaban ushuta, que en quichua significa zapato.

    Este concepto coincidió con la propuesta de los emprendedores Fredy Andrango y Charic Amaguaña. La familia de Andrango es propietaria de un empresa de transportes y buscaba hacer algo con los neumáticos desgastados de los grandes vehículos.

    En enero de este año, luego de que el emprendedor regresara de culminar su maestría en la Escuela de Negocios Hult, en San Francisco (EE.UU.), decidió trabajar en su negocio sostenible.

    La primera alternativa que barajó fue elaborar calzado con plantas elaboradas con caucho reutilizado de las llantas. Para concretar su idea contactó a Amaguaña, quien ya tenía experiencia en la fabricación de calzado.

    Ambos trabajaron en modelos atractivos para los clientes. Los dos tenían la meta de que los productos reciclados también pueden tener diseños vanguardistas que llamaran la atención a potenciales clientes.

    Para empezar invirtieron USD 20 000 para la manufactura de un primer lote de zapatos y la conformación del emprendimiento. El 80% del monto se destinó a la compra de materiales e insumos para la fabricación del calzado. El 20% restante se utilizó para la elaboración de etiquetas, los empaques y trámites del negocio.

    Con una primera colección de 200 pares de zapatos para hombres, mujeres y niños, en abril de este año, salió al marcado Ushuta.

    El concepto principal es crear un producto con identidad andina que pueda ser exportado. Incluso notaron que Ushuta puede ser fácilmente pronunciado por estadounidenses, por ejemplo.

    Ahora no solamente usan los neumáticos que se reciclan de la empresa de Andrango. También, buscan el material en vulcanizadoras de la provincia.

    La parte superior del zapato, es decir, la capellada, explica Amaguaña, es elaborada en telares de madera, que le da el toque artesanal y valor agregado al producto.

    Actualmente, su proceso de producción funciona en dos puntos: uno en Cayambe (Pichincha), como punto de acopio de las llantas, y la planta de producción en Otavalo (Imbabura).

    Por ahora, el principal punto de venta es su página web ushuta.com y sus redes sociales; los pedidos se entregan a domicilio. Desde hace algunas semanas ya tienen presencia en tiendas de la provincia de Imbabura. Además, buscan llegar a otras ciudades.

    Desde abril han logrado ventas entre los USD 3 000 y 4 000 por mes y ahora trabajan en la producción de un lote más grande.

    Otra de las propuestas de Ushuta, dice Andrango, será destinar parte de las ganancias para el desarrollo de comunidades locales.

    En Sol te Viste, que tiene locales en Atuntaqui y Otavalo, se comercializa Ushuta desde hace un mes. Su propietario, Javier Solano, cuenta que los zapatos han tenido aceptación entre sus clientes.

    Las personas, dice Solano, buscan sobre todo el calzado para los niños aunque jóvenes también se animan a comprarlos gracias a sus diseños. Esta tienda también los vende en redes sociales.

    La producción

    El comienzo. En la primera producción fabricaron 200 pares de zapatos, con modelos para hombres, mujeres y niños.
    Los costos. Los precios de los zapatos oscilan entre los USD 30 y 50 cada par.
    La nueva producción. Actualmente, la empresa trabaja en una producción de 1 000 pares para ser comercializados a través de diferentes canales.
    La promoción. Redes sociales, como Facebook, Instagram y su sitio web: www.ushuta.com

    Fredy Andrango y Charic Amaguaña son  los socios y propietarios de Ushuta, que salió al mercado en abril. Foto: Armando Prado / LÍDERES
    Fredy Andrango y Charic Amaguaña son los socios y propietarios de Ushuta, que salió al mercado en abril. Foto: Armando Prado / LÍDERES
  • El Verdecito cautiva a Ibarra con el toque de la sazón esmeraldeña

    José Luis Rosales

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    El patacón loco es uno de los platos recientes en la carta de la Cafetería El Verdecito, en Ibarra. Este bocadillo es una especie de tortilla de plátano verde, previamente frita y aplanada, que va acompañado de carne, pollo, queso y guacamole.

    Esa es una de las delicias inspiradas en la gastronomía esmeraldeña con la que Carmen Cortez y sus hijas, Karina y Tatiana Riera, cautivan a los ibarreños.

    Dos décadas antes, Cortez se había mudado de su natal San Lorenzo hasta la capital de Imbabura, para buscar un futuro mejor para sus hijas. En su memoria traía recetas de comidas típicas de la ‘Provincia Verde’, que le cautivaron durante su niñez. Pero, ni siquiera sospechaba que eso sería la llave para instalar el negocio familiar.

    Antes de abrir este establecimiento, la carismática matrona, de amplia sonrisa, trabajó en una fábrica de libros, que luego cerró sus puertas. Tras perder su empleo y ante la necesidad de mantener el hogar montó laCafetería El Verdecito, que funciona desde hace nueve años en la avenida Jaime Roldós, en el norte de la urbe, junto a la residencia de la familia.

    La iniciativa empezó tras una sugerencia que les hizo Irene Riera, familiar de las emprendedoras, tras saborear unas exquisitas empanadas a la usanza esmeraldeña.

    Esa fue la semilla de esta micro-empresa, que se especializa en diferentes platillos que tienen como base el plátano verde. Incluso, los saberes de la gastronomía afroesmeraldeña inspiraron la tesis de ingeniera en contabilidad, con la que se graduó Karina Riera, en la Universidad Técnica del Norte.

    La innovación ha permitido un crecimiento constante de comensales. En el menú ahora resaltan manjares nuevos como pizza, hamburguesa y bolón de verde, señala Karina, administradora del establecimiento.

    Los bocadillos tienen nombres picarescos como bolón ‘arrecho’, bolón con sombrero y bolón cobijado. El primero, que lleva carne de cerdo, tocineta y queso, está inspirado en el plato esmeraldeño ‘tapao arrecho’, que es un caldo de carnes rojas y pescado.

    Sin embargo, la especialidad de la casa son las empanadas de verde que pueden ir rellenas de queso, pollo, camarón o concha. Las dos últimas, agrega Carmen Cortez, las implementó para dar más alternativas a los golosos.

    Al inicio hacían solo de queso o pollo. Vendían entre 10 a 15 unidades diarias. Pero, en cuatro meses el local cobró fama, comenta Tatiana Riera, socia del emprendimiento y abogada de profesión.

    Ahora ofertan entre 250 y 300 empanadas cada día. Los precios de estas delicias crocantes fluctúan entre USD 1,25 a 1,75.

    La mayoría de clientes ha quedado cautivado con la sazón de El Verdecito, como el quiteño Juan Pillalaza, que llegó respondiendo a una recomendación. “Los productos tienen el mismo sabor que los preparados en la Costa”.

    Aunque la microempresa creció no han perdido el trato personalizado con la gente. Este negocio que comenzó con dos mesas, en un pequeño salón, ahora se amplió a 17 mesas en dos plantas, que siempre están repletas. En la infraestructura y equipamiento han invertido USD 15 000. Los recursos provienen de varios créditos.

    Por ahora, el plátano verde llega desde Santo Domingo de los Tsáchilas. En cuatro meses obtendrá la primera cosecha de su finca.

    Otros datos:
    Atención. El Verdecito abre de lunes a sábado, desde las 17:00 hasta las 21:00.
    Ampliación. Las emprendedoras analizan instalar una sucursal y ampliar el horario.
    Registro.  En el Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual se tramita la marca.
    Producción. En San Lorenzo, en una finca de su propiedad, empezaron a cultivar el verde.

    Las hermanas Karina (izq.) y Tatiana Riera (centro) junto con su madre Carmen Cortez, instalaron la cafetería con sazón esmeraldeña. Foto: Francisco Espinoza para LÍDERES
    Las hermanas Karina (izq.) y Tatiana Riera (centro) junto con su madre Carmen Cortez, instalaron la cafetería con sazón esmeraldeña. Foto: Francisco Espinoza para LÍDERES
  • Rosas con un toque holandés

    José Luis Rosales

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    Con solo aplastar un botón cualquier persona desde Estados Unidos puede comprar una caja con 24 rosas directamente en Cayambe, Ecuador. A través del webshop www.theroseman.com, la firma Quality Service SA Qualisa, productora y comercializadora mayorista, busca que la exportación de los productos también llegue al consumidor final.

    Una vez que el cliente realiza la compra, a través de Internet, el pedido se entrega a domicilio desde la finca en 48 horas, explica Walter Berentzen, gerente general de Qualisa. Las primeras cajas, bajo esta estrategia comercial, se enviaron días antes de San Valentín.

    Al momento se evalúa este novedoso sistema de venta. Sin embargo, Estados Unidos no es el primer país donde irrumpen, con las hermosas rosas. El año anterior ingresaron a Alemania con el webshop www.princessroses.nl

    La empresa incursionó en el sector floricultor de nuestro país en 1992. Nació por la visión de una familia holandesa que decidió cultivar las flores de exportación aprovechando las características climáticas del norte Pichincha.

    Entre las bondades de Cayambe y Tabacundo, los principales proveedores de bonches, está la presencia del sol los 365 días del año, 12 horas de luz natural, el clima templado y agua permanente, que proviene del volcán Cayambe.

    Berentzen, especialista en producción de rosas, nacido hace 54 años en Holanda, llegó a Ecuador para ponerse al frente de Qualisa.

    Años antes se dedicaba a la investigación agraria en una universidad europea. Ahora ha puesto su talento en el agro de Ecuador.

    Qualisa empezó su producción con seis hectáreas y ahora posee 30, en dos fincas. En una se realiza el cultivo en el suelo y en la otra es en hidroponía. Con este último sistema se incursiona en la siembra en bancadas elevadas.

    El principal valor agregado de la firma es producir nuevas flores. En las fincas se cosechan 82 variedades de la especie rosa. Al inicio empezaron con siete u ocho. Hay una variedad de colores: blanco, crema, rosado, rojo, naranja, verde, amarillo, tinturado…
    También se especializa en especies de flores como hydrangeas, ranunculus, kales y astromelias.

    Al inicio la producción diaria promedio oscilaba entre 10 000 y 15 000 tallos. Mientras que hoy, la cifra fluctúa entre 75 000 a 80 000. El 99% se destina a la exportación. “Ese es nuestro negocio”, comenta Ernesto Rodríguez, gerente financiero de la empresa.
    El objetivo es tener un cliente en cada país del mundo. La última vez contabilizaron 47 naciones en donde la marca Qualisa tiene presencia con ventas directas.

    Una de las vitrinas para promocionar sus productos son las ferias. Asisten a exposiciones que se realizan en Ecuador, Colombia, Estados Unidos, Rusia, China, Holanda, Alemania y Kazajistán.

    Esa relación comercial también le permite sintonizar los gustos de sus clientes.Berentzen señala que en el mercado ruso son más apetecidas las rosas de tallos largos (hasta de 1,50 m) y botones grandes. Mientras que, en el estadounidense gustan de flores de un solo color, sin mezclas.

    Otro aspecto es el control de calidad. Qualisa se precia de contar con una máquina diseñada por ellos mismos que permite que el producto sea clasificado homogéneamente. Hay obreros que se encargan de preclasificar y colgar las rosas en una especie de carrusel. Al girar pasa por el cerebro de la máquina que se alimenta con imágenes de tres cámaras digitales. Estas captan fotos, de diferentes ángulos, de cada flor. Una computadora analiza y procesa los datos según el tamaño del botón y tallo.

    Otro aspecto es la logística. Cada bonche que sale de esta firma tiene un código, al que le denominan pasaporte. Esto les permite dar un seguimiento para saber en qué tiempo llega a su destino final. De este y demás proceso se encargan 318 personas.

    La máquina clasificadora, diseñada por Qualisa y construida por Rutec Engineering, en Holanda, permite medir el ancho y alto del botón y el tallo de cada rosa. Fotos: Francisco Espinoza para LIDERES
    La máquina clasificadora, diseñada por Qualisa y construida por Rutec Engineering, en Holanda, permite medir el ancho y alto del botón y el tallo de cada rosa. Fotos: Francisco Espinoza para LIDERES
  • Estos diseños se lucen con un toque urbano

    Redacción Quito

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    El año de su nacimiento dio inicio a la marca 1984. Este negocio diseña y oferta camisetas, buzos, bufandas multiusos o ‘buffs’, parches, gorras, bolsos y más accesorios para todas las edades y gustos con diseños innovadores.

    Este emprendimiento nació en febrero del 2015 de la mano de cuatro emprendedores: Christian Ramos (gerencia); Felipe Valencia (producción); Andrés Freile (diseño y ventas); y Javier Macanchi (socio).

    Ellos son amigos que se unieron con el objetivo de crear una marca con diseños propios, nuevos y que llamen la atención.

    Según Ramos, los diseños son elaborados de forma artesanal y única. “Hacemos la serigrafía, el estampado entre los tres socios”.

    Los diseños que realizan dependen del gusto de las personas. Pero también hay temáticas coyunturales o logos que saben que gustará al mercado. Por ejemplo hay camisetas con el logo del Capitán Escudo, un héroe tricolor de una revista infantil.

    Al principio, los diseños fueron de animales o de humor negro. “Los diseños tienen una historia y se plasman en una prenda que es cómoda”, explica Ramos.

    Poco a poco estos creativos unieron la comodidad y la originalidad en prendas de vestir. A ellos se suman tres personas más que se encargan de la contabilidad, la parte legal y otras tareas.

    Su primera colección fue de camisetas. Los emprendedores dicen que esa prenda “dice mucho de cada persona”.

    La inversión con la que comenzaron los emprendedores fue de USD 15 000. Este dinero fue utilizado para materiales para la serigrafía, maquinaria, etc.

    El negocio crece y en el último trimestre del año pasado la facturación fue por USD 20 000.
    1984 se ha diversificado, ya que no solo realizan ventas por redes sociales sino que colocan sus productos en tiendas de Quito e Ibarra. Se puede mencionar a The Gift, Fan Air, Caja Ronca y otros.

    Lo fuerte de las ventas se canaliza mediante su perfil de Facebook. Allí publican los modelos de camisetas, buzos, ‘buffs’ y otros productos. Allí se incluyen los precios y detalles para que las personas sepan más del producto.

    Las camisetas tienen un costo que oscila entre los USD 14,99 y 19.

    Gabriela Hadathy es una de las mentalizadoras de la tienda La Caja Ronca, un local de diseño independiente de Ibarra.

    Entre los productos de mayor demanda están los de 1984. Sus ilustraciones originales y únicas, más la calidad de las prendas son el gancho, señala Hadathy.

    Esta tienda, que nació desde el colectivo La Caja Ronca, apoya a las marcas nacionales. Su vocera relata que se contactaron con estos emprendedores por medio de las redes sociales. Tuvieron una entrevista con ellos y decidieron activar una especie de alianza estratégica. “La marca quiteña tiene una gran acogida en el norte del país, en especial, en Ibarra”.

    En 2017, la Caja Ronca espera abastecerse con una línea más amplia de productos como las bufandas multiusos, parches, bolsos y otros, comenta la joven.

    Los creadores de 1984 tienen varias metas para este 2017. “Queremos que se convierta en una marca nacional que tenga un reconocimiento internacional”, señala Ramos, quien detalla que ya realizaron envíos a Estados Unidos y Francia.

    Además dice que una marca de relojes norteamericana les incluyó en su cartera de diseñadores latinoamericanos.

    William Fuertes es un joven que le gusta las camisetas estampadas con diseños originales y únicos y más si son elaborados por jóvenes ecuatorianos. “Me gusta apoyar este tipo de emprendimientos porque ayuda a quienes deciden levantar su negocio”.

    Christian Ramos, Felipe Valencia y Andrés Freile  son parte del equipo de la microempresa de diseño 1984. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Christian Ramos, Felipe Valencia y Andrés Freile son parte del equipo de la microempresa de diseño 1984. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • La programación busca un toque femenino

    Redacción quito

    Se dice que diseño de algoritmos, lenguaje de programación y plataformas informáticas no van con ellas. Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la participación femenina en la industria tecnológica llega al 25% del total del personal técnico y de ingeniería.

    Por esta razón, este ámbito requiere mayor participación de mujeres, pero el mito de que esta carrera es masculina todavía impide una mayor incursión de profesionales femeninas.

    Para eliminar prejuicios nació Rail Girls, un taller de desarrollo de software dirigido solo a mujeres. María Gómez, desarrolladora de software, está al frente de esta iniciativa en Ecuador: ella cuenta que el taller se cumplirá el 5 y el 6 de septiembre, y enseñará principios básicos de programación.

    «La programación no es un término muy atractivo para las mujeres», dice Gómez. Por ello, este encuentro pretende familiarizar a las asistentes con los términos de programación a través de la plataforma Rails, que es sencilla de usar.

    Viviana Pérez, otra organizadora, cuenta que este proyecto nació en Helsinki, Finlandia, hace cuatro años; Linda Liukas y Karri Saarinen fueron sus primeras promotoras.

    Pamela Chávez es programadora en ThoughtWorks. Ella es comunicadora social, sin embargo decidió incursionar en el desarrollo de software.»No entendía cómo un código podía transformarse en un programa», asegura Chávez.

    Decidió combinar el periodismo con la tecnología y ahora busca aplicarlo en el periodismo de datos. «Se debe perder miedo a programar», concluye esta comunicadora y desarrolladora.

    El evento

    El taller. Está dirigido a mujeres de toda edad y no tiene costo.

    Para asistir. Las interesadas no necesitan ningún conocimiento previo para participar.

    La inscripción. A través de su página web: http://railsgirls.com/quito