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  • Artesanía fina nacional se exporta a Europa y EE.UU.

    Redacción Quito, (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    La creación de artesanas de Azuay y Cañar forma parte del ‘outfit’, en su mayoría, de clientes franceses. Se trata de los sombreros de paja toquilla de Taytta Hats.

    Esta empresa quiteña, centrada en comercio justo, nació hace 15 años de la mano de los esposos Marjorie Reyes y Paúl Montalvo.

    Ambos eran compañeros en la carrera Hospitalidad y Turismo, en la universidad. Como parte de sus estudios recorrieron el país y se dieron cuenta del valor de la artesanía fina ecuatoriana; fue así como desarrollaron su proyecto de pregrado en torno al tema, que luego se convirtió en su negocio.

    Taytta Hats adquiere, directamente, las creaciones de los artesanos, añade valor agregado y luego las comercializa. Enfatiza en el respeto al productor local.

    En un inicio, realizó esta actividad con artesanías de varios materiales, como tagua, tela andina, paño, paja toquilla y otros. Pero tras cuatro años de vigencia del negocio, se concentró estrictamente en los sombreros de paja.

    La empresa arrancó con la compra de los productos a un grupo pequeño de mujeres toquilleras de la zona rural de Azuay y Cañar; actualmente, suman 400.

    Una de ellas es Lourdes Cárdenas, líder de las 60 artesanas que integran la cooperativa Padre Rafael González, de Biblián (Cañar); entregan el producto hace 10 años.

    “Enviamos sombreros clásicos y con diseño. Modelos diversos, de acuerdo con el pedido”, indica. En noviembre, por ejemplo, distribuyeron 30 de ellos a la firma. Cárdenas añade que recibe pedidos de cinturones de toquilla.

    Para ella, el trabajo con la firma les ha permitido obtener ingresos y acceder a talleres de formación.

    Precisamente, para Marjorie, quien también es coordinadora nacional de la Academia de Mujeres Emprendedoras de la Embajada de EE.UU. y parte de la Cámara de Comercio e Industrias de Mujeres de la India (Wicci), su negocio no solo busca crear fuentes de ingreso para los artesanos, sino generar una experiencia en los consumidores de su oferta.

    Parte de ello es la venta personalizada. El cliente recibe asesoría de los propietarios del negocio a través de la cual se les indica qué tipo de sombrero les luce mejor.

    Esa es la experiencia que vivió Margoth Maruri, quien adquirió 20 sombreros el año pasado.
    Ella necesitaba diferentes tipos de estas prendas para lucirlos en la graduación de su sobrino en La Florida (EE.UU.). Recibió asesoría personalizada, incluso para el traslado, y así la familia pudo usar un producto ecuatoriano, en una ceremonia con personas de diferentes nacionalidades.

    Cada producto es único. Los sombreros de Taytta Hat pueden llevar una infinidad de accesorios, que incluyen cintas con bordados, trapillo, mullo, huairuro, platanillo, achotillo y otros.

    Cada diseño de sombrero es único, según la propietaria de la firma. El 80% de la oferta de la compañía se envía a diferentes países del mundo.
    Cada diseño de sombrero es único, según la propietaria de la firma. El 80% de la oferta de la compañía se envía a diferentes países del mundo.

    Sus proveedores son 40 artesanos de Zuleta, 30 de la Amazonía y 35 de Pichincha. Estos últimos utilizan la técnica de trenzado de trapillo; es decir, de los desechos textiles. Con esto se busca generar un impacto ambiental positivo.

    Los insumos para el empaque y las bolsas están hechos a base de materiales que no impactan.

    Los consumidores en el extranjero valoran ampliamente esta oferta. El 80% de las ventas son de la exportación. La empresa hace estos envíos desde su segundo año de operación. Su principal comprador es Francia, al que le siguen Italia, EE.UU., entre otros.
    Lo sombreros se venden a clientes directos; la firma también maquila para empresas en el exterior.

    Actualmente, tiene una oficina en EE.UU., desde donde se atiende a otros mercados.
    El resto se comercializa en el país. Taytta Hats, antes de la pandemia, vendía directamente en el domicilio de los clientes, pero ahora tiene un ‘showroom’ en el sector del coliseo Rumiñahui. Aplica todas las medidas de seguridad para atender a los visitantes.

    Marjorie explica que, incluso, se puede diseñar los sombreros con los clientes. Estos tienen un costo desde USD 55, pero la firma ha llegado a vender productos con el grado más alto de finura, cuyo valor alcanza USD 30 000.

    Estos últimos se elaboran en el sector de Pile, en el cantón costeño de Montecristi, en Manabí.

    Hoy los emprendedores trabajan con sombreros de paño, que se envían principalmente a Canadá. También se proveen de artesanos. 

    Los sombreros que vende la firma los realizan 400 artesanas de Cañar y Azuay. Se los decora con cintas, mullos, semillas de la Sierra y Amazonía. Foto: Cortesía Taytta Hats
    Los sombreros que vende la firma los realizan 400 artesanas de Cañar y Azuay. Se los decora con cintas, mullos, semillas de la Sierra y Amazonía. Foto: Cortesía Taytta Hats
  • Londres es el destino de estos sombreros de paja

    Giovanni Astudillo (I) Editor redaccion@revistalideres.ec

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    Maki FairTrade es una empresa azuaya que busca rescatar los saberes artesanales y mejorar los ingresos de las mujeres y comunidades rurales e indígenas del Ecuador. Fue creada en el 2014 y tiene una galería que funciona en el Centro Histórico de la capital azuaya.

    En la actualidad, trabaja con 10 organizaciones y más de 100 artesanas de Azuay, Loja, Cañar, Chimborazo y Bolívar. Adicionalmente, con grupos de Cotopaxi, Tungurahua y Pastaza.

    Maki FairTrade exportó hace dos semanas 144 sombreros y gorros tejidos con paja toquilla. El destino fue Londres. Los productos fueron elaborados por las artesanas de la parroquia Principal, ubicada en el cantón azuayo de Chordeleg.

    Érick Ochoa es el gerente general de Maki FairTrade. Según él, es la primera ocasión que venden a ese destino porque antes ya se realizaron envíos a Europa. En ese entonces hicieron contactos en las ferias internacionales del Centro Interamericano de Artes y Artesanías Populares, que se realizan en Cuenca. Hace tres años se enviaron sombreros de paja toquilla de Chordeleg y collares elaborados en Saraguro. Los compradores fueron de Francia, Suiza y EE.UU.

    En esta ocasión, el comprador de Londres se concretó por la participación de Maki FairTrade en ruedas de negocios impulsadas por ProEcuador. A estos espacios asisten desde hace dos años.

    “Hablamos con varios clientes y negociamos los precios. Al tener la certificación de comercio justo debemos cumplir protocolos para garantizar un buen ingreso para las artesanas”, dice Ochoa.

    Desde el 2017, Maki FairTrade cuenta con certificación de la Organización Mundial del Comercio Justo. Esta empresa fue la quinta en el Ecuador en alcanzar este tipo de categoría.
    Él explica que una de sus tareas es garantizar un precio justo para los productores y los consumidores. “Nuestro nicho son las personas que reconocen y aprecian el uso de tintes naturales, un proceso manual de la elaboración, entre otros aspectos”.

    Ochoa dice que los artículos de Maki FairTrade son elaborados con técnicas que son catalogadas como patrimoniales, por ello se busca preservarlas.

    Una de las principales estrategias para mantener los envíos es ser transparente con el comprador. Es decir, no ofrecer más de la capacidad que se tiene para producir. “Si fallamos perdemos al comprador y a los futuros”.

    Otro aspecto fundamental es garantizar la calidad del producto para que tenga las mismas características de las muestras que se envían con anticipación y, finalmente, es importante abrirse a la posibilidad de compartir la marca con el importador. Ellos pueden poner su sello o marca junto con el de Maki, que tiene la certificación de comercio justo, explica Ochoa.

    La perspectiva, añade, es mantener las ventas a Londres porque los productos tuvieron buena aceptación. Además, se está negociado con un distribuidor en Portugal y les interesa ingresar en los mercados de Asia y Oceanía.

    Entre los principales productos que se exhiben en la Galería de Maki FairTrade están sombreros, bolsos y artículos de decoración elaborados con paja toquilla. Además, macanas (chales de la Chola Cuenca), bufandas, ponchos, zapatos, suéteres, gorros y guantes de algodón y lana.

    Otros productos son collares, manillas, aretes de mullos (chaquiras), máscaras, artículos de decoración de madera, vajillas y objetos de cerámica y cuero.

    Maki se inició en el 2014 con un aporte valorado de USD 2 500 en productos artesanales de la Asociación de Toquilleras Don Bosco en Chordeleg. Además, de la Asociación de Mujeres Macaneras de Bullcay (Gualaceo) y el Centro de Turismo Comunitario y Artesanías de Ñamarin de Saraguro (Loja).

    También hubo aportes de 10 voluntarios, entre estudiantes y profesionales, con quienes se diseñó y armó el mobiliario de la galería, ubicada en el tradicional barrio de San Sebastián, en el Centro Histórico de la capital azuaya.

    El patrimonio
    La capacitación. Las artesanas que forman parte de esta empresa reciben capacitación en el uso de colores, degradado de tonalidades y nuevos diseños. El objetivo es mejorar la calidad de los artículos.

    La innovación. Otra estrategia de las campesinas es acceder a Internet y redes sociales para inspirarse en sus creaciones e innovar en los modelos.

    El proceso. Los productos que son exhibidos en esta galería preservan las técnicas tradicionales como el tinturado de la paja, que se lo hace con tintes naturales. Desde mediados de este mes, la galería funcionará todo el día. Por la pandemia se redujo el horario de atención.

    30 172 Dólares fueron los ingresos por las ventas realizadas el 2019.

    Guadalupe Fárez labora en la Galería de Maki FairTrade, que funciona en el Centro Histórico de Cuenca. Allí, se exhiben múltiples artesanías. Fotos: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Guadalupe Fárez labora en la Galería de Maki FairTrade, que funciona en el Centro Histórico de Cuenca. Allí, se exhiben múltiples artesanías. Fotos: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • Con la paja toquilla también se elaboran las mascarillas

    Giovanni Astudillo Editor (I) redaccion@revistalideres.ec

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    Las mascarillas son el nuevo producto de las artesanas de Azuay y Cañar, que se especializan en el tejido de la paja toquilla. Su elaboración empezó en mayo pasado para tratar de compensar la reducción de sus ingresos debido a la emergencia sanitaria tanto en el Ecuador como en el exterior.

    En marzo pasado, las artesanas Ana Villa, Blanca Uyaguari y Ana Ramón tuvieron que cerrar su taller ubicado en el Economuseo Municipal Casa del Sombrero, en el Centro Histórico de Cuenca. La causa fue el confinamiento por la pandemia del coronavirus.

    Ellas pensaron que sería algo pasajero -pero al percatarse que no era así- conversaron en mayo pasado, para buscar alternativas debido a que dejaron de vender sombreros y accesorios elaborados con paja toquilla. Allí, decidieron diseñar y probar algunas alternativas para producir mascarillas con esta fibra natural, que es un producto demandado.

    En este proceso determinaron que era necesario tejer con hebras finas. Ramón cuenta que no debe incomodar al cliente y debe adaptarse a cualquier rostro.

    La mascarilla tiene una capa de paja toquilla, un filtro y una tela antifluido. “Se puede realizar hasta 40 lavadas con jabón. La paja no se deteriora al lavarle, más bien se seca más pronto. Se puede desinfectar con alcohol, pero es preferible con agua”, explicó Ramón.

    En la actualidad, ofrecen tres alternativas. La primera es la tejida con paja de tonalidad natural y es la que tiene más demanda. Cuesta USD 3,75, así como la segunda opción que son las teñidas en colores rosado, turquesa y café. La tercera tiene un precio de USD 5 y están pintadas a mano, figuras de flores, rosas y colibríes.

    Desde el inicio de la producción, hace un par de meses, han comercializado, principalmente, en Cuenca más de 100 mascarillas. Otras 40 enviaron a Estados Unidos y durante esta semana, también, mandarán a Manabí.

    Adicionalmente, estas artesanas ofrecieron combos por el Día del Padre, que incluyen un sombrero y una mascarilla de toquilla. Hubo buena acogida, por lo que extendieron la promoción hasta el 15 de este mes, señaló Ramón. Ambas prendas cuestan USD 20 y ya se comercializaron 40.

    “En esta época es muy importante la creatividad y es un material que se adapta fácilmente”, comentó la artesana Ana Villa.

    La comercialización se efectúa mediante las redes sociales como Facebook y Twitter, donde están registradas como Artesanías y Sombreros. También, realizan contactos a través de WhatsApp.

    Las tres artesanas tejen en sus casas para mantener el distanciamiento social. Ellas se dividen los procesos para acelerar el cumplimiento de los pedidos.

    Las mascarillas elaboradas en paja toquilla, también, son la nueva alternativa que desarrollan las 104 artesanas de la Cooperativa de Producción Artesanal Puertas del Cielo, que funciona en Azogues.

    Según su representante legal, Rosa Cadme, las primeras muestras de este tipo de productos ya fueron enviadas a Miami, para concretar los pedidos. Esta agrupación promociona mediante su sitio web www.azohat.ec. Allí, cuenta con un catálogo digital.

    En la actualidad, un grupo de artesanas elabora nuevos modelos, tanto en la tonalidad natural de la paja toquilla como en las alternativas de teñidas y pintadas a mano con diferentes imágenes como iglesias, flores, colibríes, iguanas… Otras asociadas se encargan del tejido y la costura. El precio oscila entre los USD 3,5 y 5.

    Las mascarillas, los sombreros, objetos utilitarios y adornos elaborados con esta fibra natural fueron promocionadas el miércoles y jueves pasados, en una macrorrueda de negocios, que fue organizada por el Ministerio de Producción. Según Cadme, su organización tuvo contacto con cuatro compradores de Europa.

    Cadme comentó que la venta del sombrero, bolsos, carteras y adornos se están regularizando en las últimas semanas, luego que en marzo pasado los pedidos al exterior y al resto del país se paralizaron. Su organización tiene pendiente desde marzo el envío de 1 100 sombreros hacia China. Durante este mes exportará el 50% y el resto se irá en agosto.

    La Cooperativa de Producción Artesanal Puertas del Cielo, también, cuenta con clientes en Brasil, Singapur, Estados Unidos y España y otros países europeos.

    Otros detalles
    El proceso. 
    El tejido de una mascarilla toma alrededor de cinco horas. Cada pieza lleva su respectiva tela antifluido y es planchada antes de su empacado para las entregas a domicilio.

    Las ventas.  
    Según Ana Ramón, desde hace cinco años tenían el local en el Economuseo. Vendían entre tres y cuatro sombreros, en promedio, al día. Los precios oscilaban entre USD 20 y 25. “Cerrar fue muy duro porque no quedamos sin ingresos”.

    Las artesanas azuayas Ana Ramón, Ana Villa y Blanca Uyaguari se encargan del tejido con la paja toquilla y la costura. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Las artesanas azuayas Ana Ramón, Ana Villa y Blanca Uyaguari se encargan del tejido con la paja toquilla y la costura. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • ‘Hat Friday’ es la campaña que se impulsa en Azuay

    Redacción Cuenca

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    La Asociación de Jóvenes Empresarios de Cuenca impulsa la campaña denominada ‘Hat Friday’. Es una iniciativa que busca consolidar la imagen del sombrero de paja toquilla para que sea más utilizado en Ecuador.

    La campaña empezó hace un mes con la intención de que las personas usen esta prenda en sus trabajos o cualquier actividad los viernes, inicialmente. La idea es que las personas se fotografíen con los sombreros y suban las imágenes a las redes sociales con el ‘hashtag’ #hatfriday.

    Según el presidente de esta asociación cuencana, Nicolás Muñoz, cuando preguntan qué prenda visten los ecuatorianos, “hay algunas respuestas y entre las más comunes está el sombreo de paja toquilla. Todos sabemos de la calidad, pero no lo usamos como deberíamos en Ecuador, sino cuando vamos al extranjero”.

    Muñoz agrega que otro objetivo es que en el extranjero el sombrero de paja toquilla sea reconocido como ‘Ecuadorian hat’ y no como ‘Panama hat’, como ocurre ahora.

    Aurelio Ortega representa a La Paja Toquilla, que se dedicada a la exportación de los sombreros. Según él, esta campaña cuenta con el apoyo de las 10 empresas más emblemáticas del sector en el Ecuador. Entre otras están Homero Ortega, Kurt Dorfzaun, Serrano Hat, Paredes, La Paja Toquilla, Bernal, entre otras y asociaciones de tejedores de sombreros. “Logramos que se unan y apoyen”.

    Ortega dice que estas empresas colaboran con el conocimiento sobre esta prenda para impulsar la campaña. Adicionalmente, entregan sombreros para obsequiar a los ‘influencers’ para que ellos se tomen fotografías y suban a sus redes sociales.

    Empresarios cuencanos impulsan el uso de los sombreros de paja. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Empresarios cuencanos impulsan el uso de los sombreros de paja. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES

    El arquitecto Pablo Vélez forma parte de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Cuenca, que se constituyó hace tres años. Cuentan con 50 socios en la capital azuaya, que se dedican a actividades como profesionales en libre ejercicio, emprendedores…, que tienen entre 16 y 35 años.

    Para Vélez, esta campaña es de largo plazo para lograr que la calidad del sombrero de paja toquilla sea conocida en todo el mundo y que los ecuatorianos lo luzcan con orgullo. Él agrega que esta iniciativa se ejecuta por etapas.

    La primera fase consiste en usar el sombrero solo los viernes y hacer sesiones de fotos con ‘influencers’ para tener más impacto inicialmente en Cuenca. En la segunda etapa se tiene previsto llegar a otras ciudades del Ecuador y, posteriormente, al extranjero. Para ello, los integrantes de esta asociación ya tienen previstas reuniones con personajes de Guayaquil y Quito.

    Además, quieren que los sombreros de toquilla sean usados otros días, ya no solo los viernes.

    Muñoz señala que esta iniciativa también cuenta con el respaldo de las siete cámaras de las Producción de Azuay. Es decir, de Industrias, Producción y Empleo, Comercio, Turismo, Pequeña Industria, Agricultura. Minería y Construcción.

    De acuerdo con las cifras del Banco Central del Ecuador, el año pasado se exportaron USD 16,01 millones en sombreros de paja toquilla. Los principales mercados son Estados Unidos, Brasil, Francia, Italia, Canadá, los países asiáticos, entre otros. En el 2017 se vendieron USD 16,3 millones. Los empresarios del sector estiman que más del 90% de las exportaciones salen desde el Austro.

    Otros proyectos

    El gremio. A principios de año se eligió la nueva directiva de esta asociación en Cuenca. Su trabajo fue establecido en tres ejes: representatividad, networking y, finalmente, la capacitación.

    La capacitación. En este ámbito, dice Nicolás Muñoz, presidente de la asociación en Cuenca, se busca capacitaciones modernas para los jóvenes empresarios de la ciudad. “Que estén enfocadas a las necesidades”. Entre otras, finanzas para no financieros, contabilidad, marketing, manejo de redes sociales y otras.

    Hernán Monsalve, Aurelio Ortega, Nicolás Muñoz y Pablo Vélez impulsan esta iniciativa en la capital azuaya. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Hernán Monsalve, Aurelio Ortega, Nicolás Muñoz y Pablo Vélez impulsan esta iniciativa en la capital azuaya. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • El sombrero de paja toquilla se promociona en el aeropuerto de Madrid

    Carolina Enriquez

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    Con la finalidad de dar a conocer el verdadero origen del sombrero de paja toquilla, Pro Ecuador inició una campaña de difusión del producto en el aeropuerto de Madrid.

    La entidad informó que, hasta fines de julio, lo primero que los viajeros verán al llegar a la zona de facturación del terminal cuatro será un video de 10 segundos con este artículo. La idea es aprovechar la temporada veraniega e indicar que la prenda es ecuatoriana.

    En el video se muestra que el producto lo elaboran artesanos de las provincias de Azuay, Cañar y Manabí. Además, que su tejido ha sido declarado como patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

    Adicionalmente, los viajeros pueden fotografiarse con esta prenda y subir las imágenes en la red social Instagram, para participar en un sorteo y llevarse el sombrero.

    La campaña podría impactar a cerca de un millón de personas y complementa otras iniciativas para promocionar los productos. Una de ellas ha sido el uso de esta prenda por parte de artistas y personalidades como los integrantes de La Oreja de Van Gogh.

    De acuerdo a cifras del Banco Central del Ecuador, en Europa las exportaciones ecuatorianas de este producto pasaron de USD 2,3 millones en el 2013 a USD 3,6 millones en el 2017, registrando un crecimiento del 11.7%.

    En esa zona los principales mercados son Italia, Francia, Alemania, España y Reino Unido.

    Este producto lo elaboran artesanos de las provincias de Azuay, Cañar y Manabí. Foto: Archivo / LÍDERES
    Este producto lo elaboran artesanos de las provincias de Azuay, Cañar y Manabí. Foto: Archivo / LÍDERES
  • Sus productos se exportan a cinco países

    Redacción Cuenca 
    (F-Contenido Intercultural)

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    Las 104 socias de la cooperativa de producción artesanal Puertas del Cielo exportan desde este año sombreros elaborados con paja toquilla a EE.UU., China, Singapur y España y bolsos de mismo material a Brasil. Desde su sede, que está ubicada en el sector de Charasol, en el sur de Azogues (Cañar), enviaron 500 unidades.

    En el 2017 hicieron los contactos y mandaron muestras a siete países. Según la gerenta de esta cooperativa de productores, Rosa Cadme, en la actualidad, la intención es consolidar las exportaciones y abrir nuevos mercados dentro del país y en el extranjero.

    Sus productos también se comercializan en Quito, Guayaquil y Cuenca con la marca Azohat, que se lanzó el año pasado.

    Para cumplir estos objetivos tienen el apoyo del Municipio de Azogues, que ejecuta un proyecto de fortalecimiento de la cadena productiva para las socias de ese cantón y de las vecinas jurisdicciones de Biblián y Déleg.

    Su objetivo es mejorar la calidad del producto a través de capacitaciones para las artesanas. Esta agrupación empezó sus actividades en octubre del 2015 con 48 socias de Azogues y Biblián.

    Las integrantes de la cooperativa de producción artesanal Puertas del Cielo tejen sombreros, bolsos y objetos utilitarios, como joyeros, monederos, tapetes, collares, individuales de mesa, entre otros artículos. Estas artesanías forman parte de un catálogo, que fue elaborado para mejorar y facilitar la comercialización.

    Los precios de los sombreros oscilan entre USD 15 y 250, dependiendo de la calidad del tejido. Los bolsos, por su parte, tienen un costo de entre USD 15 hasta 50, dependiendo de las medidas, colores, modelos y calidad del tejido.

    Cadme explica que los ingresos de las socias corresponden a la cantidad de productos que entreguen. La carga semanal de trabajo depende del tiempo que ellas tengan y de los pedidos. Los lunes se reúnen para coordinar estos detalles, en la sede de la cooperativa.

    La productora, quien también es coordinadora artesanal del área de Desarrollo Comunitario del Municipio de Azogues, dice que en Cañar laboran 5 200 tejedoras. Todas son mayores de 29 años. “A los más jóvenes nos les interesa esta actividad artesanal por el costo de elaboración del sombrero, por ello buscamos innovar y crear un centro de formación”.

    Además, en la asociación no quieren que se pierda el oficio ancestral, que es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

    El tejido de la paja toquilla es una de las principales actividades artesanales de la provincia junto con otras como belleza, corte y confección, mecánica, ebanistería y panificación, señala José Luis Landín, presidente de la Junta Provincial de Defensa del Artesano. Este gremio tiene calificados a 1 600 integrantes.

    Otros detalles

    La actividad. En la provincia del Cañar, la mayoría de los artesanos se dedica al tejido de la paja toquilla, peluquería, mecánica, entre otras. Por su parte, hay oficios como la producción de calzado, que casi desapareció debido a la competencia externa, dice José Luis Landín, presidente de la Junta Provincial de Defensa del Artesano.

    Los cantones. El 50% de los artesanos calificados labora en el cantón Azogues y el resto se reparte entre La Troncal, Cañar, El Tambo, Biblián, Suscal y Déleg. Landín señala que este sector requiere mejorar la capacitación, innovar y tecnificar los procesos para desarrollarse.

    Un artesano se encarga del tejido de los sombreros.  La finura marca el precio del producto. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Un artesano se encarga del tejido de los sombreros. La finura marca el precio del producto. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • La Pile mantiene la tradición del sombrero de toquilla

    RED. SANTO DOMINGO  (F)Contenido intercultural

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    El sitio La Pile, en el cantón Montecristi, es una meca de tejedores del sombrero de paja toquilla manabita.

    En cada vivienda se encuentra un espacio destinado para desarrollar esta destreza artesanal del montuvio de esta provincia.

    Es una costumbre que está ligada a la actividad agrícola de este grupo étnico, que tiene al campo como su aliado para surtirse de la materia prima necesaria para esas creaciones artesanales.

    El poblado se encuentra a un costado de la Ruta del Spondylus y a 45 minutos de Manta.
    Está rodeado de montañas y de una espesa vegetación entre la que sobresale la toquilla.
    Ahí Fidel Espinal aprendió a cultivar y cosechar esa planta que resalta por sus finas hojas de color verde. Pero este habitante sabe que para elaborar un sombrero únicamente necesita del cogollo.

    Este debe pasar por un proceso de cocinado y secado para que adquiera esa característica de hilo amarillo delgado, que resalta en los sombreros.

    Espinal tiene 40 años en el arte y explica que La Pile es popular en varias latitudes del país y del mundo por que ahí se confecciona el sombrero más fino y original.

    Los hombres y mujeres del poblado aprendieron a elaborar este accesorio para mantener la tradición del montuvio, que utiliza los sombreros para protegerse del sol y diferenciarse de otras personas.

    En las áreas de las viviendas, destinadas para la sala, es común observar taburetes de madera y las hormas que sirven para moldear los sombreros.

    El día a día de los miembros del hogar transcurre entre esos maderos y los diminutos hilos que ellos entrelazan con los dedos de la mano hasta que la pieza tome esa forma redonda donde cabe la cabeza de una persona.

    Lo hacen recostados sobre los taburetes, en una posición que necesariamente amerita poner el pecho sobre el madero y con la cabeza casi fija hacia el piso.

    Ana Delgado explica que permanecer por largas horas en esa posición provoca mareos y dolores en las articulaciones.

    Por eso hacen pausas cada media hora, pero dice que es un esfuerzo que al final del día es valorado por los visitantes que llegan al poblado en busca de un sombrero autóctono.
    Los venden hasta en USD 150 y uno de los atractivos para enganchar al turista es enseñarles en el mismo instante cómo se logran los acabados.

    Delgado cuenta que las familias tienen modelos semielaborados, es decir con los hilos de la circunferencia que protege parte de la cara sin procesar.

    Así enseñan al visitante, por ejemplo, que es el modelo originario del montuvio. Que no necesita el acabado de los que actualmente se elaboran.

    Esto porque los montuvios antepasados procuraban proteger su cabeza de las inclemencias del sol, antes que por una moda.

    Esta explicación se cuenta como una leyenda a los estudiantes del Centro de Formación Artesanal de La Pile.

    El lugar se construyó en el 2012 para mantener la tradición del sombrero de toquilla. Actualmente 15 jóvenes del pueblo tecnifican sus conocimientos.

    El sombrero de paja toquilla autóctono se confecciona en el poblado de La Pile, en el cantón Montecristi, en la provincia de Manabí. Foto: Katherine Delgado para LÍDERES
    El sombrero de paja toquilla autóctono se confecciona en el poblado de La Pile, en el cantón Montecristi, en la provincia de Manabí. Foto: Katherine Delgado para LÍDERES
  • Campaña por el sombrero de paja toquilla

    Redacción Quito

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    A escala nacional, pero sobre todo internacional existe una idea equivocada sobre el origen del sombrero de paja toquilla, ya que se lo conoce como Panama Hats, pese a ser procedente de Manabí.

    Para cambiar esto el Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual (IEPI) está ejecutando una campaña de difusión tanto dentro como fuera del país, en la que se busca recuperar la identidad de este producto, considerado un símbolo de orgullo ecuatoriano.

    Dentro de la campaña se muestra la historia del origen del sombrero de paja toquilla, industria que creció a mediados del siglo XIX con la elaboración manual de estos productos, a cargo de artesanos manabitas, específicamente provenientes del cantón Montecristi.

    Los sombreros terminados se exportaban en grandes cantidades, y uno de los lugares a donde llegaban era Panamá, país en donde eran utilizados por los trabajadores que se encargaron de la edificación del Canal.

    A partir de la visita del presidente estadounidense Thedore Roosevelt a la zona de construcción del Canal de Panamá los sombreros se popularizaron. A esto se sumó que los viajeros europeos llegados al continente atraídos por la ‘fiebre del oro’ en América del Norte los adquirían por sus características de elegancia, frescura, ligereza y calidad. Entonces se generó la confusión del nombre, al creer que se elaboraban en Panamá.

    Con estos antecedentes, la campaña promueve que se reconozca a este producto como el sombrero de Montecristi, para lo que se desarrollaron dos videos, uno educativo y otro promocional, que cuenta con traducción en seis idiomas: inglés, francés, portugués, árabe, chino y japonés.

    La campaña se lanzó en diciembre de 2016 y su difusión se realiza a través de DirecTv y redes sociales como Facebook y Twitter, además de la página web del IEPI.

    El sombrero de paja toquilla es uno de los tres productos ecuatorianos que cuentan con Denominación de Origen protegida, bajo el nombre Montecristi. La importancia de contar con la denominación es que permite el reconocimiento de productos especiales que cuentan con características exclusivas de la zona geográfica de donde provienen y del factor humano que interviene. Esto además impulsa al turismo en las zonas de producción.

    La declaratoria del uso de la denominación de origen Montecristi se dio el 15 de junio de 2009 y la primera solicitud de uso fue el 17 de febrero de 2015, por parte de la Unión de Artesanos de Paja Toquilla de Montecristi. Al momento se han emitido 91 autorizaciones de uso de la denominación.

    Según datos de Proecuador, en 2015 Ecuador exportó USD 17 millones en sombreros de paja toquilla, además de cascos para sombreros y fieltro para la elaboración de estos productos. Algunos de los principales destinos de las exportaciones de los sombreros de Montecristi son EE.UU., Francia, España, Italia y Japón.

    Este último país tiene un importante crecimiento en los últimos años, ya que según cifras citadas por Proecuador, en el 2013 se comercializó USD 826 730 hacia Japón. Esta cifra subió a USD 1,2 millones en 2014, mientras que en 2015 el monto se incrementó a USD 1,9 millones. Entre enero y mayo de 2016, las ventas de sombreros de Montecristi a Japón alcanzaron los USD 1 787 072.

    Por medio de una campaña audiovisual, el IEPI busca recuperar la identidad de los sombreros de Montecristi. Foto: Archivo / LÍDERES
    Por medio de una campaña audiovisual, el IEPI busca recuperar la identidad de los sombreros de Montecristi. Foto: Archivo / LÍDERES
  • El sombrero de paja toquilla gana espacio

    Redacción Guayaquil

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    Los sombreros de paja toquilla ganan más espacios en mercados donde ya tienen presencia y se abren camino en otros. El año pasado, el país exportó alrededor de USD 7 millones en estos finos sombreros y sus similares, elaborados principalmente en las provincias de Manabí y Azuay.

    Para este año se prevé que los envíos sean similares a los del 2015, pero con nuevo elemento: la consolidación en sus tradicionales mercados, entre ellos Japón, y la incursión en otros nuevos.

    La producción del sombrero tuvo un bajón en la provincia de Manabí, tras el terremoto del pasado 16 de abril, que destruyó parcialmente talleres y alejó a los compradores. En comunidades como Pile, parroquia del cantón Montecristi, en Manabí, la fabricación de la prenda se afectó por los daños en los talleres y por la dificultad para acceder a estos lugar.
    En Pile y otras localidades rurales de Montecristi se elabora el sombrero más fino, por la laboriosidad del tejido de la paja toquilla.

    En los locales de Montecristi, un sombrero fino, que tarda hasta seis meses en tejerse, puede alcanzar un valor de USD 5 000, menciona Victoria Pachay, comerciante del sombrero en el centro de la ciudad. Ella exhibe en las vitrinas de su local los modelos de los sombreros que exporta. El producto lo adquiere a los tejedores artesanos de Pile.

    El tradicional tejido de paja toquilla fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, en diciembre del 2012. Desde entonces el Gobierno impulsó su promoción en otros mercados, a través de organismos como Pro Ecuador y mediante ferias comerciales y turísticas.

    En mayo pasado, la Embajada ecuatoriana en China promocionó el sombrero en Pekín, a través de una exhibición que mostraba el proceso de elaboración, con dos mujeres artesanas. El embajador de Ecuador en China, José María Borja manifestó en un comunicado de Pro Ecuador, que se busca incrementar los contactos comerciales con China, sobre todo entre los compradores más pudientes.

    La versatilidad de la paja toquilla permite elaborar, además de sombreros, otros productos que también se exportan, como bolsos, canastas, carteras y adornos.

    En agosto pasado, Pro Ecuador organizó una exhibición de los tradicionales sombreros en Japón, con el auspicio de la empresa nipona General Design. La actividad, que se realizó en Tokio tuvo el objetivo de consolidar las ventas en este país, uno de los principales compradores.

    Según datos del Banco Central del Ecuador, Japón es el tercer comprador del sombrero ecuatoriano, debajo de Estados Unidos. Japón adquirió USD 1,9 millones en estas prendas y sus similares, en el 2015.

    Gina Vasco, propietaria de la empresa Tagua Land, que exporta sombreros elaborados en Manabí y Azuay, menciona que Japón es un mercado en crecimiento para la prenda de paja toquilla. Considera, sin embargo, que otros países, como Alemania e Italia, también muestran potencial de exportaciones.

    Los sombreros más finos se elaboran en pequeñas comunidades como Pile, en el cantón Montecristi (Manabí). Foto: Archivo Enrique Pesantes/ LÍDERES
    Los sombreros más finos se elaboran en pequeñas comunidades como Pile, en el cantón Montecristi (Manabí). Foto: Archivo Enrique Pesantes/ LÍDERES
  • El mimbre y la paja toquilla dan vida a artículos del hogar

    Redacción Quito

    Lámparas para el hogar de colores vistosos como turquesa, fucsia, tomate; muebles rectangulares o redondos; los tradicionales moisés o cunas para bebés. Todos estos artículos elaborados con mimbre, cabuya y paja toquilla se venden desde hace más de 15 años en unos 10 locales frente al mercado Santa Clara, en el norte de Quito.

    En la calle Ulloa, frente a esta plaza, cada mañana los artículos artesanales toman un lugar privilegiado en la entrada de cada local.

    “Existen varias técnicas para tejer el bejuco o mimbre”, explica Jaime Pilatuña, artesano de 59 años. Este quiteño oriundo de Carapungo, en el norte de la capital, desde 1 987 empezó a elaborar muebles, comedores y otros productos de mimbre.

    Para la elaboración de los artículos, realiza tejidos calados, doble, lleno, medio bejuco, lomo: “con la puntada llena se hace el asiento y con el calado, los espaldares” dice.

    El mimbre es una fibra vegetal que viene de un arbusto de la familia de los sauces; y para el tejido de diferentes artículos se utiliza el tallo y las ramas de la planta.

    Pilatuña explica que desde que abrió su local llamado Mimbre y su planta de producción, en Calderón en el norte de Quito, compra cada seis meses unos 500 quintales de la materia prima en Esmeraldas.

    En cuanto a ventas, pese a que la industria china ha ganado mercado, según el artesano, este señala que seguirá elaborando de 20 a 25 unidades de artículos para venderlos bajo pedido o en su local: “El mimbre es resistente y da un toque rústico al decorado de interiores en casas”.
    Verónica Padilla también trabaja con estas fibras naturales. En su almacén, Rústico Hogar, exhibe hace ocho años las lámparas de cabuya en tonos turquesa o fucsia; pero también trabaja con proveedores de Otavalo (Imbabura) desde que diversificó su portafolio con muebles de madera.

    Irma Figueroa, oriunda de Milagro, hace 30 años elabora artesanías de cabuya que la obtiene en Otavalo. Las lámparas redondas son el producto estrella y no solo las comercializa en Quito sino en otras provincias del país. Al mes, teje unas 20 lámparas con este material; el proceso para tratar estas hojas es el siguiente: le unta sábila para que la hoja se suavice; luego al deja secar al sol y empieza el tejido. Al finalizar, pinta con anilina para darle vida a los productos decorativos.

    La tradición por el uso de la paja toquilla también es frecuente en el sector del mercado Santa Clara. Sombreros decorativos, bandejas o roperos de bambú son la principal carta de presentación de Ramón Zambrano, dueño del local Zampi y oriundo de Manabí.

    Desde hace 47 años este artesano empezó a utilizar las fibras naturales o la paja toquilla para fabricar sombreros en miniatura. También, usa la ‘mácora’ similar a la paja toquilla, utilizada para confeccionar moisés, repisas, juegos de sala e incluso las canastas pequeñas que se usan como artículos decorativos para matrimonios. Sus ventas ascienden a los USD 700 por mes; y en diciembre se da un incremento de un 10%. Para este año, elaborará las lámparas de bambú pequeñas para ganar mercado.

    Ramón Zambrano, oriundo de Manabí tiene su local Zampi en el norte de Quito. Elabora artesanías como canastas y sombreros de paja toquilla. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
    Ramón Zambrano, oriundo de Manabí tiene su local Zampi en el norte de Quito. Elabora artesanías como canastas y sombreros de paja toquilla. Foto: Patricio Terán / LÍDERES