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  • La tuna, alternativa de 20 campesinos

    Red. Sierra Norte  
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    Las hojas verdes de la tuna, que se asemejan a una raqueta de tenis, resaltan en las montañas semidesérticas de la comuna El Juncal, en el norte de Ibarra (Imbabura).

    Unos 20 integrantes de la Asociación de Productores Agrícolas Mirador El Juncal (Asopromir) se dedican, desde hace 15 años, a poblar las lomas vecinas con estas plantas que florecen en la zona.

    Actualmente tienen sembradas un total de 80 hectáreas. De esas, unas 38 están en producción.

    Desde este sector hay una vista privilegiada del valle cálido, que lo baña el río Chota.

    Los primeros miembros de Asopromir trasladaron a hombros las primeras semillas, pues no había una vía carrozable. Hoy cuentan con un camino de tierra.

    José Maldonado, líder de la organización, también recuerda que fue el ingeniero Manuel Zuquilanda quien les incentivó para que incursionen en este cultivo.

    Incluso, llevó algunas semillas que luego se propagaron por los terrenos . En el país florecen cuatro variedades de tuna: amarilla sin espina, amarilla con espina, blanca y silvestre. Ésta última se desarrolla mejor en El Juncal.

    La mayoría de agricultores no tenía conocimiento sobre esta planta, por eso las primeras matas se sembraron solamente en los filos de las huertas.

    Sin embargo, con el apoyo del Centro de Investigaciones Familia Negra (Cifane) se masificó el cultivo en esta zona. Los campesinos también recibieron capacitación y asistencia técnica para la cosecha y postcosecha.

    Además, recibieron semillas, abonos y apoyo en la construcción de reservorios de agua para hidratar las plantas, pues no cuentan con un canal de riego.

    A Marco Borja, otro de los socios de Asopromir, le sedujo la idea se sembrar las pencas por las propiedades alimenticias que posee. Se refiere al fruto rico en calcio, hierro y vitamina C.

    Lleva 10 de sus 55 años dedicado a este cultivo. Tiene dos hectáreas en producción. Explica que cosecha dos veces al año. La primera se extiende de diciembre a marzo. La otra, de junio a agosto.

    Cada hectárea produce 400 cajas semanales de tunas. Una empaque, de 18 kilos, se comercializó la última semana en USD 6 en los mercados locales.

    Una de los inconvenientes es la falta de canales de comercialización de la tuna, pues el mercado se ha tornado inestable.

    Por eso, socias como Leticia Maldonado, que ingresó a la agrupación hace tres años, es una de las personas que promueve entre los campesinos que se le de un valor agregado a la fruta.

    La agremiada creó la microempresa Tunapal, que se especializa en la elaboración de mermeladas. Esta contadora de profesión promociona y comercializa sus artículos en ferias.

    Ahora espera concretar ayuda de entidades públicas y privadas para poder aumentar la producción de los derivados del nopal.

    Otro de los objetivos de la Asociación de Productores Agrícolas El Juncal es contribuir a mejorar el ambiente. José Pérez asegura que ahora las lomas se van tiñendo de verde por lo que han regresado algunas especies de animales.

    Más datos

    La cochinilla.  Este parásito que se propaga en las planta no es aprovechado por los campesinos.

    Producto.  La sangre seca de la cochinilla puede usarse como colorante para la fabricación de cosméticos y alimentos.

    El FEPP.  Donó a la organización una máquina eléctrica que realiza la limpieza de los frutos.

    Prefectura.  Imbabura apoya a trasladar agua a los reservorios.

    Iniciativa.  Asociación de Servicio Turístico Senderos Juncal.

    Oferta.  Incluye visita a la plantación de tunas, caminatas por las orillas del río, danza y música.

    En la comunidad de El Juncal, en Ibarra, José y Leticia Maldonado son dos de los 20 integrantes de Asociación de Productores Agrícolas Mirador. Foto: José Luis Rosales / LÍDERES
    En la comunidad de El Juncal, en Ibarra, José y Leticia Maldonado son dos de los 20 integrantes de Asociación de Productores Agrícolas Mirador. Foto: José Luis Rosales / LÍDERES
  • Los campesinos emprenden con la tuna

    Fabián Maisanche

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    La rentabilidad de la tuna asoció a 10 productores del caserío La Esperanza, en Ambato. La zona árida y desértica de la zona es ideal para la producción de este fruto que no requiere de una gran cantidad de agua ni terreno húmedo.

    Los campesinos con el apoyo de técnicos del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), Prefectura y Junta Parroquial de Montalvo buscan darle un valor agregado al producto.

    Los trabajos iniciaron en enero y los resultados fueron presentados en la Gobernación de Tungurahua el pasado lunes. Allí ubicaron sobre las mesas los frascos con la mermelada de la tuna, vasijas con la pulpa y cajones de madera con la fruta. Los emprendedores entregaron a los visitantes galletas con la mermelada para su degustación.

    “Nos organizamos para tener ganancias con el producto. No solo vamos a vender la tuna sino sus derivados que lo estamos elaborando de manera artesanal”, explica Beatriz Núñez.

    La campesina, de 38 años, cuenta que la tuna siempre fue cultivada en la zona de Montalvo, Huachi Grande y parte del cantón Cevallos pero los bajos precios en la comercializan provocaron que algunos productores se desanimen en continuar produciendo.

    Por ejemplo en el mercado Mayorista de Ambato, la caja de frutas puede llegar a costar entre USD 8 y USD 15, dependiendo de la temporada y la variedad.

    Otros cambiaron los cultivos o los tienen abandonados como en los caseríos San José y El Empalme, ubicadas al sur de Ambato.

    “El precio es una ventaja para los revendedores y un daño al productor. La tuna tiene buena aceptación en el mercado y eso nos motiva para continuar con el proyecto y seguir asociándonos”, indica Núñez.

    El caserío cuenta con 20 hectáreas de las 50 que se cultiva en los cantones del sur de la provincia de Tungurahua. Las tunas blancas representan el 90% de la producción seguido de las moradas y amarillas.

    Los técnicos de la dirección provincial del MAG de Tungurahua explican que los campesinos del caserío La Esperanza prefieren la blanca por considerarle dulce y apetecida en el mercado local.

    Mientras que los agricultores de Cevallos y Huachi Grande cosechan la nopales amarilla por el tamaño y el rendimiento que representa el producto.

    “Las propiedades nutricionales y energéticas son altas. Ayudan a reducir el colesterol, regenerar el estomago y cicatrizar las heridas al consumirlas”, indica la ex asambleísta Betty Jerez.

    La indígena del pueblo Salasaka fue una de las asistentes a la feria de emprendedores. Ella adquirió las ocho tunas frescas en USD 1 por sus propiedades curativas.

    “Muy pocas personas la consumen porque las cáscaras tienen espinos pequeños y es incómodo pelarlas. Los médicos me recomendaron consumirla”, cuenta Jerez.

    La tuna es considerada un cultivo no tradicional en Tungurahua y por eso no cuenta con la maquinaria necesaria para procesarla. Los técnicos del MAG y del Gobierno Provincial realizan estudios para tener un manejo adecuado, valor agregado, producción y costos que beneficien a los campesinos. Por el momento se vende el frasco de 250 gramos con mermelada a un costo de USD 3.50, la sidra en USD 5 y la pulpa USD 3.

    El presidente del junta pro mejoras de La Esperanza, José Bayas, explica que los funcionarios están analizando el real costo de producción y cuánto se produce en el año en la provincia. Los datos permitirán adquirir una máquina que les ayude en el proceso de limpieza a los campesinos.

    “Los precios decaen y ahí es cuando aprovechan los revendedores. Ahora estamos dándole valor agregado con las presentaciones en mermeladas, néctar, helados y sidras que pueden ser utilizados en ensaladas o salsas”, indica Bayas.

    Otro de los temas que trabajan es en el fortalecimiento de la asociación, posicionamiento de la marca y búsqueda de mercados.

    Los campesinos mostraron las tunas, en el edificio patrimonial de la Gobernación de Tungurahua.  Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    Los campesinos mostraron las tunas, en el edificio patrimonial de la Gobernación de Tungurahua. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Una firma que da valor agregado a la tuna

    José Luis Rosales (F)  
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    La tuna que florece en los valles áridos de Imbabura inspiró un proyecto de Hugo Gómez. Hace dos años, este arquitecto lojano creó la firma Don Cactus-Doña Tuna, especializada en el procesamiento de la fruta, que se convierte en pulpa, arrope, helado de paila y bebida.

    La factoría está ubicada en la parroquia Tumbabiro, cantón Urcuquí. El clima cálido seco de la localidad es ideal para el cultivo de este alimento funcional, rico en minerales, calcio, potasio, sodio, entre otros.

    Todo nació como un hobby, comenta Gómez, que vio en esta zona, vecina a balnearios de aguas termales, un potencial para instalar el spa Camila Victoria, que es manejado por Nelya Zvezdina, su esposa, de nacionalidad rusa.

    Para la pareja, las dos líneas productivas se complementan. Pues el centro de belleza utiliza productos elaborados a partir de la tuna y el cactus como el gel para limpiar la piel.

    El emprendedor conoció Tumbabiro cuando fue contratado para construir 50 viviendas nuevas y mejorar 25. Le llamó la atención los lunares verdes de la tuna, que resaltaba en las hondonadas, como un cultivo alterno a la mala calidad de los suelos y a la escasez de agua para riego.

    Con el pago que recibió de la obra arquitectónica adquirió un terreno de tres hectáreas en Tumbabiro. En la mitad de la propiedad sembró 5 000 plantas de las especies amarilla, blanca y roja.

    Los dos primeros tipos de semilla las compró en la comunidad afrochoteña de Tumbatú, cantón Bolívar (Carchi). Mientras que, la roja, a la que denominan sangre de toro, en Tumbabiro. En el resto de terreno se esparció unas matas de algodón, que antes era el cultivo predominante en la zona.

    Los primeros frutos en la finca Hugo, Luz, María, como fue bautizada la propiedad, salieron a los 30 meses, a diferencia de otros lugares en donde brotan a los 36.

    Según Gómez, eso se debe a que colocó nutrientes y a una constante limpieza de la maleza para que se pueda desarrollar bien las matas. Además se instaló un sistema de riego por goteo.

    Para armar la factoría, que se instaló a pocos metros del cultivo, pidió asesoramiento a colegas que ya habían incursionado en este cultivo. La idea fue establecer el tipo de maquinaria indispensable para su línea de producción.

    Adquirió una marmita, de 500 litros de capacidad, en la que se pasteuriza el néctar. También una dosificadora y una selladora. Previamente, la fruta es retirada la piel y semillas y extraída la pulpa.

    La planta tiene una capacidad instalada para procesar 35 000 envases, de 200 gramos, a la semana. En Don Cactus-Doña Tuna consideran que esa es la medida ideal para comercializar la pulpa, el arrope y la bebida de mucílago de la penca de tuna. De ésta última se extrae el líquido.

    Igualmente incursionaron en la elaboración de helados de paila de tuna. Hoy procesan 125 litros a la semana. El mantecado, que viene en envases blancos de 120 gramos, se comercializa en tres puntos de venta en Urcuquí y uno en Ibarra.

    Como una de las estrategias de comercialización, la firma entrega un congelador con el producto. También elaboran helados de guanábana y arazá, los dos frutos provienen de la vecina parroquia de Lita, en Ibarra.

    En abril finalizó el ciclo productivo, que dura cuatro meses. Este año, la excesiva cantidad de lluvias complicó la cosecha. Sin embargo, hubo suficiente cantidad para sacar el producto al mercado. Uno de los valores agregados es que la producción está libre de agroquímicos, asegura Nelya Zvezdina.

    En la adquisición del terreno se invirtieron USD 25 000 y 50 000 más para instalar la planta de procesamiento y el spa.

    En éste último también impulsa la venta, al por mayor y menor, del denominado Yerbatero. Zvezdina explica, que la mezcla de hierbas aromáticas con sabiduría milenaria, pueden ser empleadas para baños, vaporización, cocción… Ofrecen 32 variedades de plantas, con propiedades frías o calientes.

    Los datos

    Los pedidos de los productos pasteurizados se puede hacer a los teléfonos 098 8490 339 ó 099 7238 904.

    Los visitantes de los balnearios de aguas termales, ubicados en Chachimbiro, están entre sus principales clientes.

    La firma cuenta con un local que está ubicado frente al parque principal de la parroquia de Tumbabiro (Urcuquí).

    A la tuna se le atribuye que tiene algunas propiedades para prevenir enfermedades.

    El próximo plan es ofrecer servicio de alojamiento y alimentación. Es un lugar ideal para el descanso y meditación.

    Hugo Gómez y  Nelya Zvezdina impulsan la microempresa de procesamiento de tuna y un spa, en Imbabura.  Foto: José Luis Rosales/ LÍDERES
    Hugo Gómez y Nelya Zvezdina impulsan la microempresa de procesamiento de tuna y un spa, en Imbabura. Foto: José Luis Rosales/ LÍDERES
  • La tuna atrae a más agricultores

    Cristina Márquez (I) 
    redaccion@revistalideres.ec 

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    Producir tunas no requiere de una gran cantidad de agua ni terreno húmedo. Los sitios arenosos y desérticos de Guano, en el norte de Chimborazo, son ideales para la producción de esa fruta.

    La buena aceptación en el mercado local es otro factor que motiva cada vez a más agricultores que optaron por reemplazar la siembra de bosques madereros o maíz por tunas. En el mercado Mayorista de Riobamba, 100 frutas pueden llegar a costar entre USD 20 y USD 35, dependiendo de la temporada y la variedad.

    Las tunas blancas, rojas y amarillas, todas nativas de la región andina, tienen sabores distintos, pero comparten las mismas propiedades nutricionales.

    “Son excelentes para reducir el colesterol, además son un energético natural. Eso atrae a los deportistas y a todos quienes buscan cuidar su cuerpo”, cuenta Héctor Hernández, un agricultor de Guano.

    Él sembró siete hectáreas de las tres variedades de tunas. En la cosecha, que se da entre septiembre y julio, Hernández recoge 80 cajas cada semana y las vende a comerciantes minoristas; ellos, a su vez, las ofertan en las calles céntricas de Riobamba.

    Antes de la siembra de tunas, Hernández tenía un bosque de eucaliptos. Pero los ingresos bajos que generaba le animaron a invertir USD 30 000 de un préstamo en la preparación de su terreno para el novedoso cultivo.

    Elizabeth Torres es una de las mujeres que siembran y cosechan esta fruta para darle valor agregado. Foto:  Glenda Giacometti / LÍDERES
    Elizabeth Torres es una de las mujeres que siembran y cosechan esta fruta para darle valor agregado. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

    “La gente las consume como golosinas. Notamos que antes no las compraban porque las cáscaras tienen espinos pequeños y es incómodo pelarlas, así que decidimos darles valor agregado y ofrecerlas ya listas para el consumo”, cuenta María Tene.

    Ella es una de las 32 mujeres dedicadas a la venta de frutas en Riobamba. Ellas dicen que la temporada de tunas sostiene su economía durante cuatro meses.

    “Es muy rentable y el mercado va en aumento”, opina María Agualsaca, otra comerciante.
    En las zonas secas de Guano y otras tres parroquias de ese cantón, ubicado a 10 minutos de Riobamba, hay 72 hectáreas sembradas con tunas. Antes tenían cultivo de maíz, pastos para el ganado y bosques madereros.

    “El problema de producir otros cultivos aquí es la calidad del suelo, que está erosionado porque años atrás la gente no cuidó del páramo”, cuenta Byron Lara, técnico del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Chimborazo.

    Según él, el sobrepastoreo y el avance de la frontera agrícola a los 3 600 metros de altitud, causó daños en el suelo, por lo que producir otros vegetales es complicado. Pero el cultivo de tuna se adaptó fácilmente a las condiciones climáticas y a las sequías.

    Además, los nopales son plantas fáciles de manejar y no requieren de riego constante. “La forma y composición de las hojas permite que la planta conserve la poca agua que recibe”, dice Leonardo Márquez, ingeniero agrónomo.

    El único cuidado que requieren las plantas son podas periódicas para obtener frutas de mayor tamaño y calidad. Eso permite que los agricultores también puedan desempeñarse en otras actividades como la ganadería.

    La proliferación de las tunas incluso promovió la creación de nuevos emprendimientos.
    La Corporación de Productores Granjero Guaneño, por ejemplo, surgió por el auge de las tunas.

    A la agrupación están afiliadas 60 familias de 11 comunidades de Guano. Ellos se han vuelto especialistas en el manejo de esta planta que hace una década tenía poco valor comercial y crecía silvestre entre las malezas.

    En un inicio ellos comercializaban las frutas. Pero cuando se asociaron se capacitaron para también elaborar productos con las hojas y las frutas de las plantas.

    Hoy cuentan con una planta de producción equipada para elaborar la mermelada, licor y un tónico revitalizante.

    La bebida se empaca en elegantes botellas de vidrio y tiene un sabor dulce y un aroma delicado, es ideal para acompañar postres y carnes rojas. Para elaborarlo se usan las tunas más maduras y se deja fermentar por tres meses. Cada botella cuesta USD 6.

    Los productos ya cuentan con una notificación sanitaria y pronto tendrán oficialmente un registro. Actualmente, los productores los comercializan en las ferias artesanales que organiza el Gobierno Provincial, pero este año la meta es ingresar a las perchas de los supermercados.

    “Hemos hecho pruebas de mercado, y estamos contentos por la buena aceptación que tuvimos con nuestros vinos y la mermelada de tuna. Se nos terminó apenas la pusimos a la venta”, cuenta Gerardo Vizuete, presidente de la Asociación.

    Un agricultor carga un envase plástico lleno de tunas, en uno de los sembríos que existen en Guano (Chimborazo). Fotos: Glenda Giacometti / LÍDERES
    Un agricultor carga un envase plástico lleno de tunas, en uno de los sembríos que existen en Guano (Chimborazo). Fotos: Glenda Giacometti / LÍDERES