Aspectos económicos y comerciales analizaron este 4 de febrero del 2016 en el palacio de Carondelet, el presidente Rafael Correa y su par turco Recep Tayyip Erdogan.
Las autoridades del Gobierno turco realizan esta semana una gira por varios países sudamericanos. La primera parada fue Chile y luego, Perú.
A las 10:30 arribó a Carondelet el mandatario Recep Tayyip Erdogan. No hubo declaraciones, pero sí una ceremonia de recibimiento. Durante la mañana los presidentes mantuvieron reuniones, al igual que sus respectivas delegaciones.
Mientras eso sucede en la sede del Ejecutivo ecuatoriano, en el Swissotel alrededor de 60 empresarios turcos y un grupo de industriales ecuatorianos participaron en un foro de negocios en el que analizan la posibilidad de inversiones e impulso a las exportaciones.
Además los titulares de ProEcuador y DEIK, agencias de promoción oficial de ambos países, suscribirán un acuerdo de cooperación para que nuevas empresas exportadoras puedan sumarse al intercambio comercial bilateral.
El presidente Rafael Correa y su homólogo turco Recep Tayyip Erdogan en Carondelet. Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
Representantes de 13 empresas del sector químico-farmacéutico de Turquía participaron en una rueda de negocios en Bogotá en busca de establecer alianzas que les permitan llegar en dos años con sus productos al mercado colombiano.
«Estamos apuntándole a hacer contactos con colombianos interesados en importar insumos, medicamentos y dispositivos médicos, entre otros», dijo a Efe el representante de la Asociación de Productos Químicos de Estambul (IKMIB), Adil Boz.
Colombia es el tercer mayor mercado de la salud en América Latina, después de Brasil y México, con un crecimiento promedio anual del 10,6 % durante los últimos cinco años, según un estudio de Business Monitor difundido por la agencia de promoción Invest in Bogotá.
La misión turca, que permanecerá tres días en el país andino, busca aprovechar el incremento del comercio bilateral, que pasó de 271 millones de dólares en 2010 a 792 millones de dólares en 2013, según datos del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo colombiano.
El pasado febrero ambos países firmaron un convenio que permitirá aumentar el intercambio comercial hasta los USD 5.000 millones en el 2023.
Los empresarios turcos gestionan ante las autoridades colombianas el registro sanitario de sus productos, lo cual, en algunos casos, puede demorar entre 45 días y un año.
Dentro del portafolio de artículos que están dando a conocer se encuentran tirillas para la detección rápida de enfermedades como el VIH, dengue, malaria, así como marcadores cardiacos y marcadores tumorales.
Asimismo figuran implantes ortopédicos, prótesis de cadera y rodilla, sistemas de fijación externa, gotas para los ojos, desinfectantes, suturas quirúrgicas, medicamentos genéricos, textiles desechables y dispositivos para anestesia, ventilación y reanimación.
La rueda de negocios fue organizada por la IKMIB y contó con el apoyo de la embajada de Turquía en Colombia, la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), la Cámara de Dispositivos Médicos e Insumos para la Salud de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI) e Invest in Bogotá.
La gente toma selfies durante el Festival del tulipán en Estambul, Turquía. Foto: EFE
Las teleseries turcas, que han conquistado audiencias en todo el mundo con sus galanes rompecorazones, sus heroínas rebeldes y sus paisajes de postal, esconden jornadas agotadoras y precariedad para muchos trabajadores durante los rodajes, pese al glamour y la rentabilidad de este negocio.
La producción de series de ficción turcas es un éxito de audiencias en Europa, en Medio Oriente y también en América Latina y en Estados Unidos, pero las condiciones en los rodajes preocupan a los trabajadores.
Las jornadas de grabación llegan a extenderse entre 15 y 18 horas al día, en desmedro de la vida personal de los trabajadores, pero además también suponen un riesgo para su salud e incluso para sus vidas. «El peor día trabajé en el rodaje durante 27 horas», dijo la joven actriz turca Elif Nur Kerkuk. «Era como volver a la esclavitud», contó la intérprete que recuerda que después de 24 horas de grabar escenas en el centro de Turquía, todo el equipo subió a un bus para volver a Estambul para otro día de trabajo, sin tener tiempo ni de dormir ni de prepararse.
Kerkuk afirmó que llegó a preguntarse sobre el sentido de todo ese esfuerzo. «¿Así va a ser mi vida?», evocó, aunque afirma que se quedó porque le encanta su trabajo.
Tras una serie de accidentes fatales, surgieron varios sindicatos y los actores se unieron para organizar un movimiento en toda la industria de las telenovelas, con el objetivo de presionar a las empresas y al Gobierno para mejorar las condiciones.
El año pasado, Selin Erden,un asistente de video de 26 años murió cuando un chófer del equipo, muy cansado por la falta de sueño lo atropelló, mientras que en septiembre de 2014 otro trabajador murió de un ataque al corazón tras sumar 45 horas de trabajo en solo tres días.
«Todo lo que tu madre te dijo sobre lo que no tenías que hacer, en esta industria hay que olvidarlo y tirarlo por la ventana», contó Tilbe Saran, una actriz que también es la secretaria general del Sindicato de Actores Turcos. «Solo en países del tercer mundo la gente trabaja así. Pero ésta es la forma turca de hacer las cosas: sin supervisión, sin medidas de seguridad, sin respeto por la vida», afirmó Saran.
En enero, el ministro de Trabajo admitió que los lugares de rodaje eran «peligrosos», después de que varios trabajadores del sector, incluyendo a conocidos actores protestaran en las calles. Tras esta movilización, los emplazamientos han sido inspeccionados de forma regular, pero muchos trabajadores son empleados como autónomos, lo que implica que las productoras no asumen sus responsabilidades en caso de accidente.
Dinero manchado con sangre
Según un informe de 2014 de la consultora Deloitte sobre el sector, las telenovelas turcas tienen una audiencia de 400 millones de personas en 75 países. Uno de los problemas que identifican los trabajadores es que se extiende la duración de los episodios para maximizar los beneficios. «Es un círculo vicioso: mientras más popular se vuelve una telenovela en Turquía y en el extranjero», más se extiende la duración de los episodios por motivos comerciales, explicó Zafer Ayden, director del Sindicato de Trabajadores del Cine en Turquía.
El representante dijo además que mucho del dinero que ganan los dueños del negocio está manchado con sangre. El año pasado, varios actores de TV, incluyendo Kenan Imirzalioglu, una estrella local, fueron detenidos en Estambul por tenencia de drogas. Muchos afirmaron que su consumo se debía a los agotadores horarios.
En febrero Imirzalioglu anunció que tras terminar el rodaje de ‘Karadayi‘, uno de los programas que más tiempo ha estado en pantalla en Turquía, no va a seguir en televisión hasta que las condiciones de trabajo no mejoren. Por su parte Altan Donmez, director de la conocida serie ‘Seref Meselesi‘, admitió que muchas veces ha sometido a sus equipos a jornadas extenuantes. «Esto se debe a que no podemos filmar los episodios por adelantado por el miedo a que cancelen (el programa). Para producir un episodio de 140 minutos, tenemos que trabajar 16 horas al día, seis días a la semana», afirmó Donmez.
Para el director, el problema es que los canales quieren extender la duración de los episodios para introducir publicidad. «Tenemos que pedir un trato humano para seres humanos», concluyó.
Según un informe de 2014 de la consultora Deloitte sobre el sector, las telenovelas turcas tienen una audiencia de 400 millones de personas en 75 países. Foto: Danil Semyonov/ AFP
No existe una palabra en turco para describir el plátano verde. Sin embargo, Mario Pío Aguirre y Mustafá Davutoglu se arriesgaron a introducir en Turquía los chifles Samai.
Después de fracasar con un negocio de exportación florícola en el 2000, Mario Pío Aguirre contempló la idea de exportar chifles al país europeo e ingresar al mercado de los delicatessen. “El plátano verde es único y original en esas latitudes por eso preferimos exportar productos distintos para contar con un mercado único”. Ese es el negocio de Gameda Import, la firma lleva el producto a Turquía.
El chifle es producido por Samai Snacks y enviado a ese país por Gameda Import. El producto ingresó al mercado turco en el 2009 y dos años después se posicionó. El reto más grande, según Pío Aguirre, fue lograr que el consumidor aprenda a diferenciar entre el verde y el banano. “Para ellos era extraño consumir un plátano con sal, pero una vez que lo probaron, tuvo éxito”.
El chifle es un producto natural, libre de gluten y aditivos artificiales, lo que se adecua a la tendencia a escala mundial de consumir productos frescos sin conservantes. Este valor agregado llamó el interés de la cadena suiza de supermercados, Migros, que comercializa los chifles en Turquía y con la que la firma local han trabajado desde el inicio.
La firma suiza cuenta con 169 locales en Turquía. En estos se comercializan los chifles como un producto de consumo ligero. En las perchas se pueden encontrar los snacks bajo la marca Samai en distintas presentaciones como plátano con ajo, ají, dulce y salado.
Un estudio de mercado realizado en el 2011 por Gameda Import (que factura USD 50 000 al mes) indicó que en la cultura europea, existe un alto consumo de picaditas y tablitas de aperitivos por lo que los chifles son una alternativa.
Vladimir Torres, gerente general de Samai, indica que el crecimiento económico en Turquía y las buenas relaciones comerciales de Aguirre fueron un factor para exportar al país de oriente.
Samai, que hoy exporta a 33 países de Europa y América del Norte, buscaba expandirse a oriente medio, por lo que la propuesta de exportar a Turquía fue atractiva. “Nosotros nos encargamos del merchandising, la logística y otras operaciones, pero necesitábamos alguien que conociera el mercado y abriera las oportunidades y fue ahí cuando entró Mario Pío Aguirre”, comenta Torres.
Pío Aguirre cuenta que en la actualidad exportan a Turquía 100 000 empaques de chifles Samai cada mes para satisfacer la demanda local. El cuenta que el período de exportación es de 30 días y desafortunadamente las medidas arancelarias proteccionistas suben el precio hasta un 60% e impiden que el negocio florezca. Es por eso que resalta que las buenas negociaciones comerciales deben enfocarse en beneficiar las exportaciones.
Una delegación de 20 ejecutivos de empresas turcas del sector eléctrico y electrónico mantuvo, el pasado 17 de noviembre, una rueda de negocios con empresarios ecuatorianos.
La delegación forma parte de la Asociación de Exportadores de Electricidad, Electrónica y Servicios de Turquía, un grupo que integra 6 500 compañías y que genera un volumen de exportaciones de USD 13 000 anuales.
Fatih Kemal, director de la Asociación, manifestó que se trata de la primera visita de empresarios de esas ramas. «Nos interesa fomentar un intercambio; tenemos mucho interés en el sector de la línea blanca, por ejemplo», manifestó.
El intercambio comercial entre Ecuador y Turquía todavía es marginal. Turquía importa principalmente productos agrícolas, sobre todo banano. Según la Oficina Comercial de Ecuador en Turquía, alrededor de 85% del banano que consume ese país es ecuatoriano.
El embajador de Turquía en Ecuador, Korkut Güngen, destacó que con las negociaciones que mantiene el país para lograr un acuerdo con la Unión Europea (UE), «ayudará a profundizar esta relación«, entre ambas naciones.
De acuerdo con cifras del Banco Central, entre enero y mayo del 2014, Ecuador exportó USD 73,4 millones en banano al mercado turco. Otros rubros que se exportan son atún y camarón, aunque en cantidades pequeñas.
La delegación turca que arribó al país también representa al sector de la construcción. El Embajador turco sostuvo que su país es considerado una potencia en esa área. Manifestó que 42 de las 250 empresas más importantes de la construcción en el mundo son turcas.
En septiembre del 2013, Ecuador y Turquía firmaron un acuerdo para fomentar el intercambio comercial.