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  • La ‘economía colaborativa’ reformula el mercado mientras crecen quejas

    AFP

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    ¿Quieres ganar algo de dinero extra llevando a extraños en tu coche, cuidando el perro de otra persona, alquilando tu apartamento o cocinando? Bienvenido a la economía colaborativa.

    Con aplicaciones de internet y servicios como Uber o Airbnb puedes ganar algo de dinero a la vez que el consumidor ahorra. Así que, ¿todos ganan? Esta es la pregunta del millón.

    El aumento de las personas que comparten casa, coche y otros servicios ha transformado modelos económicos. Sin embargo las quejas crecen a la par, porque estos servicios no se acogen a las reglas de seguridad, protección del consumidor y derechos laborales.

    No obstante, algunos economistas aseguran que este modelo ofrece grandes ventajas aprovechando recursos inutilizados. La economía colaborativa «puede mejorar el bienestar del consumidor ofreciendo innovaciones, más opciones, servicio diferenciado, mejores precios y mayor calidad de servicio», según un estudio de la universidad George Mason.

    El investigador Christopher Koopman, autor del informe de George Mason, dijo que la economía colaborativa «permite a las personas tomar un capital improductivo y convertirlo en fuente de ingresos«.

    «Las personas están aprovechando habitaciones, automóviles, herramientas que no usan y se convierten en empresarios», precisó. No hay una definición oficial de economía colaborativa. Algunos incluyen los servicios en línea como los de Instacart y Postmates, plataformas como Peerby o DogVacay, para el cuidado de mascotas, y el servicio de baños Airpnp.

    El estudio indica que hay cinco segmentos en la economía colaborativa: finanzas, contratación de personal en línea, alojamiento, autos compartidos y streaming de video y música. Se estima que, sumados, alcanzarían 335.000 millones de dólares en 2025. En la actualidad representan USD 15 000 millones.

    «Algunas industrias, como los taxis y los B&B (alojamientos con desayuno), se transformarán por completo. Mientras que otras, como los servicios financieros, se verán afectadas ligeramente. Esto es parte de la ‘revolución tecnológica‘, así como una nueva regla«, añadió Koopman.

    ¿Innovando o rompiendo las reglas?
    Uber es la plataforma más conocida de la economía colaborativa; alcanza USD 40 000 millones de dólares y está presente en más de 200 ciudades en 54 países.

    Pero otros servicios similares como Lyft y Sidecar han despertado las protestas de los conductores de taxis, que se quejan de que los nuevos competidores no tienen que someterse a las mismas exigencias que ellos para obtener una licencia o el seguro, lo que les convierte en competencia desleal. Airbnb, plataforma líder en hospedaje colaborativo, ha despertado quejas similares en el sector hotelero.

    Pero la aplicación se esforzó por recaudar impuestos en algunos locales. Dean Baker, economista del Centro para Estudios Económicos y Políticos de Washington, aseguró que estos actores no pueden prosperar porque no juegan con las mismas reglas.

    «No tiene sentido regular un sector y que haya otro en el que no se apliquen las reglas», advirtió a la AFP. Baker añadió que el servicio de auto compartido es el que despierta mayor preocupación ya que compite contra taxis, que tienen que lidiar con restricciones de licencias en la mayoría de las ciudades. «Hay una cuestión de justicia», dijo Baker. Si las ciudades quieren permitir que cualquiera conduzca, deberían recomprar las licencias» de los taxis, agregó. 

    Maria Lourdes Linzan alquila una habitación de su departamento a extranjeros a través del programa Airbnb. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO.
    Maria Lourdes Linzan alquila una habitación de su departamento a extranjeros a través del programa Airbnb. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO.
  • Uber y su jefe convierten la guerra antitaxis en un fenómeno mundial

    Agencia AFP

    Washington

    Uber, la aplicación de vehículos compartidos con chófer, dirige con sorprendente éxito bajo el liderazgo de su provocador jefe, Travis Kalanick, una cruzada contra los taxis y los legisladores contrarios a este servicio.

    El origen de este sencillo programa que permite compartir coches no nació en un garaje en California, como la mayoría de las startups, sino de un viaje a París una noche de invierno de 2008, cuando Kalanick y su socio Garret Camp fueron incapaces de conseguir un taxi.

    «Hay dos ciudades que son las peores del mundo para conseguir taxis: París y San Francisco«, aseguró Kalanick en 2012 en Chicago, dos años después del lanzamiento de Uber.

    «La idea de presionar un botón para conseguir un chófer es mágica», comentó en otro evento. El concepto es simple: los chóferes de Uber están relacionados con los usuarios a través de una aplicación en sus teléfonos inteligentes, basada en calificaciones y comentarios.

    Además, cualquier usuario que necesite completar su salario puede convertirse en un chófer de Uber, por ejemplo, en sus ratos libres. Pero el sistema está siendo atacado en varias partes del mundo por los taxistas que ven en Uber la muerte programada del sector, así como por legisladores que multiplican decisiones judiciales para poner un límite a su expansión.

    Huelgas y manifestaciones

    Las huelgas y manifestaciones se están multiplicando en decenas de ciudades. Francia endureció, bajo presión de los taxistas, una ley que prohíbe a los conductores no profesionales ejercer, pocos meses después del lanzamiento de UberPop.

    En Alemania, su utilización estaba bloqueada antes de que fuera finalmente autorizada, y en Nueva Delhi (India), el uso de Uber se prohibió después de que una cliente acusara a su conductor de violación.

    Por todas partes, los taxis «se sienten amenazados por nuestro servicio premium y nuestra capacidad de respuesta», comentó Kalanick a la AFP en 2013. El éxito de Uber y los ingresos demostrados por sus conductores ha hecho palidecer a los taxistas convencionales.

    Según un estudio interno, el primero del género y puesto en línea por Uber el jueves (29 de enero de 2015), los chóferes ganan en promedio USD 6 por hora más que sus competidores profesionales, en Estados Unidos. En Washington, la diferencia es de USD 4,60 y USD 10 en San Francisco, mientras que esta cifra sube a USD 15 en Nueva York.

    «Me quedo muy sorprendido por el número de chóferes que ya tenían un empleo antes de comenzar (en Uber)», comentó Alan Krueger, economista de la Universidad de Princeton, quien participó en el estudio.

    «No están uniéndose a Uber por desesperación, sino porque les ofrece una oportunidad de aumentar sus ingresos y de mejorar sus condiciones de vida».

    La empresa, que reivindicó en diciembre tener 16 .037 conductores activos en suelo estadounidense, tiene presencia en más de 200 ciudades en todo el mundo y un valor de mercado de más de USD 40 000 millones.

    Pero estas buenas noticias para sus creadores no se reflejan en los debates, controversias e incluso procesos judiciales que ha suscitado Uber donde quiera que se instala.

    En la mayoría de las ciudades, dice Travis Kalanick, «los taxis son protegidos por ley y los grupos de presión los cuidan de cualquier competencia». «Estamos dentro de una verdadera batalla política, el candidato es Uber y nuestro adversario es un estúpido llamado taxi».

    El directivo, que ha sido calificado como el 8º ejecutivo más sexy por el sitio de Internet Business Insider y que según la revista Forbes tiene una fortuna personal estimada en USD 3 000 millones, ha entrado en guerra contra todas las instituciones que intenten frenar el ascenso de Uber y no duda en reprender a sus adversarios en las redes sociales.

    Para ganar la batalla, Kalanick ha contratado recientemente los servicios del maestro de comunicaciones David Plouffe, exdirector de campaña de Barack Obama en 2008.

    Resta saber si Uber no quiere ir aún más rápido: al tiempo que disputa su lugar con los taxis, su jefe está pensando en proponer precios lo suficientemente bajos para poder reemplazar incluso los coches particulares.

    Travis Kalanick, el director y uno de los creadores de la aplicación de vehículos compartidos, Uber. Foto: AFP
    Travis Kalanick, el director y uno de los creadores de la aplicación de vehículos compartidos, Uber. Foto: AFP
  • Uber y Spotify se asocian

    Agencias DPA y AFP

    Uber, la polémica plataforma que permite conectar a conductores particulares con viajeros a través de Internet, anunció la semana pasada un acuerdo con la empresa Spotify, que ofrece música en streaming, para hacer posible que los usuarios de la aplicación puedan elegir la música que escucharán durante el viaje.

    En un post publicado el pasado 17 de noviembre en su blog, Uber informó que la aplicación permitirá elegir la música en algunos automóviles con streaming, vinculando los perfiles de Uber y Spotify en la aplicación de Uber.

    A partir de su lanzamiento, el servicio estará disponible en Londres, Los Ángeles, Ciudad de México, Nashville, Nueva York, San Francisco, Singapur, Estocolmo, Sídney y Toronto, y se expandirá a más ciudades en las próximas semanas.

    Spotify cuenta con más de 50 millones de usuarios activos, 12,5 millones de los cuales son suscriptores pagos.

    Uber, con sede en San Francisco, opera en 45 países y afirma tener millones de clientes y cientos de miles de conductores en su red. Sin embargo, ha desatado críticas entre operadores de taxis y es escrutada por los reguladores en EE.UU. y Europa, quienes dicen que la empresa, que ofrece compartir viajes, es un servicio ilegal y no regulado de taxis.

    Este anuncio de la alianza se produce en un contexto en el cual YouTube introdujo en el mercado su servicio de videos musicales por suscripción, que promete reproducciones sin publicidad desafiando a sus rivales de Spotify, Pandora y Apple, entre otros.

    YouTube Music Key espera convertirse en un «servicio perfecto de música» y está diseñado para que los usuarios escuchen música sin cortes publicitarios, para mantener la reproducción de videos incluso si la pantalla de un dispositivo se bloquea. 

  • Uber suma líos en todo el mundo

    Agencia AFP

    Uber, la exitosa startup de Silicon Valley para compartir automóviles y ahorrar dinero en taxi, ha sumado problemas en todo el mundo y corre el riesgo de tener que poner freno a su espectacular crecimiento.

    Desde su nacimiento, Uber recibió la declaración de guerra de agrupaciones de taxistas en muchas ciudades y reguladores en todo el mundo han intentado boicotear sus operaciones.

    Pero aunque Uber ha acumulado USD 1 200 millones -lo que le da un impactante valor de 40 000 millones-, parece haber llegado a una calle ciega incluso en la región donde se originó: California, en el oeste de Estados Unidos.

    Un juez en España prohibió el servicio, que consiste en una aplicación para móviles que pone en contacto a usuarios y conductores, argumentando que viola las leyes sobre la competencia leal. Nueva Delhi también prohibió las operaciones de Uber en la capital de India, después de que una pasajera acusó a un conductor de haberla violado.

    Tailandia también dictaminó que Uber era un servicio ilegal. Y en otros países o ciudades, como Alemania, Holanda, Dinamarca u Oslo, las autoridades buscan impedir el desarrollo de las actividades de la compañía estadounidense.

    Incluso en su país de origen, algunos municipios se volvieron contra ella como Portland, en Oregón (noroeste), y en su natal San Francisco, donde un conductor fue inculpado por un accidente que derivó en la muerte de una niña de seis años.

    Autoridades de San Francisco y Los Ángeles demandaron a Uber por mentir a los usuarios respecto a las tarifas y las supuestas revisiones de antecedentes.

    Uber opera en 250 ciudades en 50 países, según su fundador Travis Kalanick.