Etiqueta: uniformes

  • La confección de uniformes les permite ganar mercado

    José Luis Rosales (I)  redacción@revistalideres.ec

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    Alexandra Quishpe convenció y motivó a nueve compañeras a crear un emprendimiento.
    Así surgió la Asociación de Producción Textil Caminando Hacia un Mejor Futuro (Asoprotmefu), en octubre de 2015. Está domiciliada en el cantón Antonio Ante, provincia de Imbabura.

    Quishpe es la representante legal de este gremio que en noviembre pasado obtuvo la marca Somos EPS. Se trata de un distintivo con el que organizaciones de la Economía Popular y Solidaria buscan destacarse en el mercado.

    La mujer, de 36 años, comenta que al inicio no le llamaba la atención esta rama artesanal. Quishpe agrega que sus padres le dieron como única opción de estudios ir a un plantel que tenía la especialización en corte y confección.

    Antes de asociarse, la artesana confeccionaba en su casa prendas para otras firmas. Comenta que tenía una máquina de costura recta, por lo que para acabar cada artículo tenía que ir a otro taller.

    Hasta que se presentó una oportunidad para elaborar uniformes escolares de planteles educativos fiscales, que son contratados por el Ministerio de Educación.
    Han atendido pedidos de hasta 1 000 kits, que incluyen tres camisetas deportivas, dos suéteres y dos pantalones, de diversas tallas.

    Desde hace tres años esta asociación se vinculó a la Red Textil de Imbabura, que aglutina a 20 agrupaciones.

    La Red creó una feria de uniformes escolares. Hasta el año pasado tuvieron ventas por alrededor de USD 20 000, en cada exposición que realizan una vez al año. Por la pandemia del covid-19 este 2020 no pudieron realizarla.

    Las socias consideran que la confección de uniformes estudiantiles les permitió abrirse campo en esta iniciativa productiva

    En Asoprotmefu poco a poco han ido armando el taller, que ahora está equipado con dos máquinas de costura recta, cuatro de Overlock, una elasticadora y otra tillidadora, dos recubridoras. Con estas últimas se hacen dobleces en pantalones y camisetas. La inversión bordea los USD 20 000.

    La mayoría de integrantes son madres de familia, por lo que las que cuentan con máquinas de coser tienen la alternativa de trabajar desde sus hogares.

    Cuando estas costureras no están haciendo uniformes escolares se dedican a la confección de ropa casual, bajo el sistema de producción de maquila.

    María Benavides (izq.) y Alexandra Quishpe, integrantes de la asociación, muestran el área de empacado de artículos, como las camisetas.
    María Benavides (izq.) y Alexandra Quishpe, integrantes de la asociación, muestran el área de empacado de artículos, como las camisetas.


    La firma contratante lleva cortadas las distintas piezas de una prenda y ellas se encargan del ensamblaje, la confección y el acabado de cada modelo.

    El Instituto de Economía Popular y Solidaria (IEPS) fue el nexo para establecer dos articulaciones comerciales con empresas privadas de Atuntaqui. Este acuerdo se concretó a mediados de este año.

    Las integrantes de Asoprotmefu han tenido oportunidad de ser capacitadas por el Servicio Ecuatoriano de Capacitación Profesional (Secap). Han recibido talleres de corte y confección.
    Uno de los próximos retos es la construcción de la sede de la organización. Ahora arriendan una casa en donde funciona el taller.

    Para la obtención de la marca Somos EPS, la Asociación de Producción Textil Caminando Hacia un Mejor Futuro pasó por varios procesos. Uno de ellos es una herramienta de diagnóstico en donde identificaron debilidades y fortalezas, para luego elaborar un plan de acción.

    Asimismo, obtuvo el certificado INEN de calidad e ingresó en el Registro Único de Actores de la Economía Popular y Solidaria.

    Esta plataforma identifica a las organizaciones que cumplen con principios de la EPS, como búsqueda del buen vivir, precio justo y equidad de género.

    María José Preciado, directora técnica del IEPS Zona 1 , que abarca las provincias de Imbabura, Carchi, Esmeraldas y Sucumbíos, explica que organizaciones -como Asoprotmefu- que cuentan con esta marca tienen muchas potencialidades para crecer.

    “Como Instituto tenemos la misión de fomentar emprendimientos, darles el acompañamiento respectivo y apoyar a la reactivación económica del país”.

    12 organizaciones en Imbabura, y una en Esmeraldas llevan la marca EPS. Esta permite a las asociaciones ser identificadas en ruedas de negocios, ferias y otros espacios de comercio.

    Las 10 mujeres de esta asociación, durante las  jornadas de labores, cumplen con medidas de bioseguridad como el uso permanente de mascarillas. Fotos: J. Rosales/Líderes y archivo particular
    Las 10 mujeres de esta asociación, durante las jornadas de labores, cumplen con medidas de bioseguridad como el uso permanente de mascarillas. Fotos: J. Rosales/Líderes y archivo particular
  • 162 artesanos visten a escolares y ejecutivos

    Bolívar Velasco (I) Redacción Santo Domingo / LÍDERES

    Desde hace dos años, el trabajo de los artesanos en sastrería no se ha detenido. Los contratos que 162 de ellos mantienen con el Estado a través del programa Hilando el Desarrollo los mantiene ocupados casi todo el año. Se encargan de elaborar la indumentaria escolar y, por contratos adicionales, realizan uniformes para empresas públicas y privadas de Santo Domingo.

    Los sastres se preparan desde noviembre para confeccionar 51 000 kits de uniformes para los estudiantes de Educación Inicial y Básica de la provincia Tsáchila.

    Las dos paradas compuestas por pantalón, falda gabardina, camisetas, busos y calentadores deben estar listos en 45 días y entregarse en marzo, sin falta.

    Cuando este período finaliza ingresan a la feria de uniformes que, desde mayo del 2013, se realiza en la parte baja del Cabildo local, donde los costos son a precio de fábrica para los padres de familia.

    La siguiente temporada para los artesanos arranca en julio y agosto. Entonces, emprenden en la venta de uniformes deportivos para empresas y planteles educativos que dinamizan al sector con las jornadas de juegos internos.

    En Santo Domingo las empresas que agrupan a los artesanos son Asoilán, Nueva Era y la Asociación Textil Artesanal Tsáchila. Esta última es la pionera en la elaboración de los uniformes con un universo de 62 integrantes. Su presidente Marcelo Martínez señala que los contratos a gran escala les permitieron crecer y salir de la era en la que solo se reducían a recibir obras menores, que no les generaban gran utilidad.

    Pero también abrieron espacio para nuevas fuentes de trabajo. Cada artesano contrata en promedio a cinco operarios. Hasta el año pasado se les pagaba el salario básico unificado de USD 340 o recibían un sueldo por obras del día.

    Los profesionales de la textilería obtienen una utilidad de USD 4 000 a USD 5 000 cada uno en temporada alta de trabajo. El contrato que el año pasado se estableció con el programa Hilando el Desarrollo fue de alrededor de USD 1,2 millones por la elaboración de los uniformes para 30 planteles educativos.

    Martínez señala que el Instituto de Economía Popular y Solidaria es un pilar fundamental para su desarrollo. La entidad los apoya en la logística y en la organización que se necesita, por ejemplo, para la feria del uniforme.

    La Universidad Tecnológica Equinoccial y el Ministerio de Inclusión Económica y Social también los ayuda en capacitación, asociatividad y cursos de informática, que ayudan a los artesanos formalizar sus actividades ante el SRI.

    El crecimiento

    Inversiones. A medida que los ingresos de los artesanos crecieron ellos también adquirieron nuevas maquinarias. Ahora, tienen en sus talleres máquinas industriales de overload, costura recta, recubridora, ojaladora…

    Los proveedores. Quien les provee de materia prima es la Asociación de Industriales Textileros y compañías independientes, como Textiles del Valle. Estas empresas dotan de tela jersey, gabardina y fleece perchado.

    Los alumnos. El número de beneficiados creció desde el 2010. Entonces se entregaron uniformes a 20 182 estudiantes. La inversión ese año fue de USD 415 750 en Santo Domingo.

  • 2L Estos uniformes protegen la piel del trabajador

    Redacción Quito

    Luis Logaña junto a Marcia Ochoa, su esposa, afrontaron una dura crisis económica hace 18 años. En aquellos años se dedicaban a la comercialización de ropa y su negocio cayó estrepitosamente por el arribo de tiendas internacionales.

    Fue Abel, hermano de Logaña, quien -preocupado por la situación del emprendedor- le sugirió a la pareja confeccionar un traje impermeable, para el trabajo en las floricultoras. Luego de arriesgarse por la propuesta (Logaña recuerda que en aquellos años existían pocos comerciantes de estos trajes), los esposos empezaron a producir hasta 240 trajes cada mes, de manera ‘artesanal’.

    Los emprendedores, quienes ahorraron 1 250 sucres para comprar su primera máquina de coser y ahora cuentan con 14 selladoras térmicas de tejidos para elaborar 7 000 prendas de trabajo al mes, comentan que tardaron seis años en adquirir su materia prima sin intermediarios.

    Los uniformes de trabajo elaborados -en tela PVC- para las floricultoras son una pieza fundamental para la seguridad laboral. Así lo explica Édison Velasco, representante de Tonicomsa y que comercializa 300 trajes para fumigación con el logo de 2L al mes, desde hace 7 años.

    El nombre de la firma se deriva de las iniciales de Luis Logaña (2L) y es visible en los frontales de cada prenda. La línea de ropa térmica para el trabajo en cámaras de frío se borda con el nombre Jemel, un acróstico de las iniciales de los tres hijos de esta familia, que empezó a coser en la sala de su domicilio, ubicado en el sur de Quito, y que se amplió en el 2006 a una planta de 1 500 m². Esta tiene su sede en Tambillo (cantón Mejía), al suroeste de la urbe.

    Los productos de 2L cumplen con el principio básico de esta vestimenta: la durabilidad. Así lo explica Ximena Játiva, jefa de Compras de la empresa mayorista de insumos de seguridad industrial AMC. “Nuestros clientes visten unos 1 500 delantales para la poscosecha y 600 trajes de fumigación de 2L, en promedio, al mes”.

    45 colaboradores, un 70% mujeres, son quienes se encargan del diseño y corte de las piezas para cada modelo.

    Las piezas se unen con máquinas de termosellado, que garantizan el 100% de impermeabilidad y resistencia del producto. “Me gusta recorrer las industrias, identificar las necesidades que tienen y ofrecer una solución”, indica Logaña.

    Más de 20 modelos constan en el catálogo de 2L, entre enterizos para labores en alcantarillados, mandiles para camaroneras y demás industrias pesqueras, chaquetas para trabajo en zonas húmedas (petroleras), abrigos con reflectivos para empresas de obras públicas, entre otros.

    La firma de servicios petroleros Pec Project considera a 2L como un buen aliado. Así lo asegura Marco Chávez, jefe de Compras, quien explica que -dependiendo del número de obras que desarrollan- se proveen de 500 dotaciones de impermeables y overoles cada trimestre.

    Los testimonios de otros clientes consultados coinciden en que, más allá de la calidad de las prendas que elabora 2L y el estricto cumplimiento de los plazos, es el buen sentido del humor de Logaña y la amabilidad de su esposa, lo que se destaca de este emprendimiento familiar.

    Las anécdotas y los retos

    La maquinaria. Un vendedor les engañó hace más de una década con maquinaria inservible. Hoy, su maquinaria viene de Taiwán y Colombia.
    El terreno. La pareja fue  parte de los afectados por una empresa inmobiliaria que comercializaba terrenos ilegales.

    En su planta se está adecuando una bodega para almacenar  materia prima.

    La materia prima. 2L procesa un promedio de cinco toneladas de tela PVC al mes.

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  • Hasta atletas olímpicos lucen sus uniformes

    Redacción Quito

    Atletas olímpicos, deportistas profesionales y estudiantes usan las prendas elaboradas por la firma Creaciones Deportivas S.A., Credeport, hace más de 36 años. Esta marca quiteña elabora desde marzo de 1977 calentadores, ropa para gimnasia olímpica, uniformes de colegio, uniformes para bastoneras, camisetas deportivas, ropa industrial, ropa hospitalaria…

    Gilda Chávez, propietaria de este negocio, cuenta que la idea nació gracias a los conocimientos adquiridos durante su trabajo en la empresa de confecciones Larsen donde trabajó cuatro años. De igual manera el impulso de su maestra y deportista ecuatoriana, Dina Albuja, impulsaron a Chávez a emprender en el mercado de las prendas deportivas.

    La inversión inicial para este negocio fue de 340 000 sucres (unos USD 13 600 en 1977) que le permitieron adquirir maquinaria y tela para elaborar sus prendas. Desde entonces su empresa se ha desarrollado y hoy alcanza una facturación de USD 15 000 mensuales y cuenta con 12 empleados.

    Su diseño, calidad de tela y confección le abrieron mercado en el extranjero desde 1980. Hoy Credeport tiene clientes en Estados Unidos, Rusia, España, Italia y América Latina. «Los pedidos se envían por correo o los clientes personalmente vienen a retirar su orden», indica Chávez.

    Unidades educativas ecuatorianas como el Instituto Ecuatoriano Shyris Valdivia, Iesval, el colegio Grow School, la firma Dichem del Ecuador y la Federación Deportiva de Atletismo del Ecuador también son clientes de Credeport.

    Alejandra Romo, del Colegio Grow School, considera que los uniformes que solicitaba a la firma se destacan por su alta calidad y por los materiales que utilizan. «Los sacos y mandiles son eternos gracias a la alta calidad». El establecimiento trabaja con esta empresa desde hace 15 años.

    Otra de las características que destacan los clientes es la puntualidad. Miguel Díaz, gerente de compras de la firma Dichem del Ecuador, indica que la razón principal por la que Credeport es su principal proveedor desde hace 12 años es que jamás ha fallado con ningún pedido de uniformes. Eso lo vuelva una empresa confiable, añade Díaz.

    Credeport utiliza materias con tecnología de punta como tela transpirable y ultravioleta. Es por eso que equipos de fútbol profesional han trabajado con la firma. «Recuerdo que para Barcelona, yo viajaba hasta Guayaquil para tomar las medidas de los jugadores» cuenta Chávez. Esto fue en la década de 1990.

    Deportistas destacados del atletismo nacional como Luis Tipán y Nancy Vallecilla han portado los uniformes fabricados por esta empresa quiteña. «Mis uniformes son hechos para campeones», cuenta. Tipán participó en las Olimpiadas de 1984, en Los Ángeles; Vallecilla hizo lo propio en Moscú 1980 y Seúl 1988.

    Hoy a sus 75 años, Gilda Chávez sigue supervisando personalmente la calidad y los acabados de sus prendas. Ella también se encarga de elaborar los diseños.

    En la actualidad, la Federación Ecuatoriana de Atletismo solicitó a la firma realizar los uniformes de la Selección Nacional Juvenil de Atletismo del Ecuador para su viaje a Donetsk, Ucrania para el Mundial Prejuvenil de Atletismo que se llevará a cabo este mes.

  • Arturo Castillo: ‘Uniformes, a la medida de las empresas’

    Arturo Castillo Motivador y prof. de técnicas psicorrelajantes

    La necesidad de pertenencia, ligada a la supervivencia, es una de las experiencias humanas más arcaicas. La fuerza grupal, frente a la indefensión individual, fue la clave para la formación de hordas, la piedra angular de lo que, luego, en la sociedad civilizada, se manifestó como necesidad de convivencia.

    De alguna manera, la convivencia sigue teniendo como prioridad la supervivencia. Y de ese deseo de pertenencia han nacido todo tipo de conductas y actitudes, desde las más retorcidas hasta las más nobles y altruistas.

    La necesidad de pertenencia, de otra parte, se caracteriza por el deseo de uniformidad. Pertenencia significa, en buena medida, similitud. La similitud tiene el poder de brindar seguridad, de hacerle sentirse a la persona parte de un grupo, de una organización, de una creencia, de un estilo de vida.

    Las empresas dan curso a ese viejo anhelo con la utilización de uniformes. Desde una perspectiva práctica, los uniformes singularizan a las compañías, posicionan su imagen y despiertan en los trabajadores el sentimiento de pertenencia que tanto inculcan los patronos.

    Además, se resuelve, aparentemente, el tema de la competencia de quién posee el mejor guardarropa, las prendas más caras y exclusivas. De paso se destierra a la vanidad…

    ¿Hacen los uniformes iguales a las personas? Exteriormente, sí. ¿Se sienten todos los trabajadores parte del mismo equipo? No necesariamente. Respecto de gusto, las elecciones suelen ser unilaterales, con el argumento de que si se consultara a todo el mundo, nunca se llegaría a un consenso.

    Esa imposición hace que los uniformes sean, eventualmente, detestados, pues recuerdan que los empleadores terminan siempre imponiendo sus criterios.

    En algunas compañías se opta por el «viernes informal», lo cual ayuda a distender el ánimo, a recuperar el sentimiento de autonomía, de libertad.

    Después de todo, el aspecto estético trasciende el tema de las prendas; también habla de la idiosincrasia, la personalidad, los límites sociales, la libertad o la restricción para presentarse al mundo.

    Los uniformes «matan» todas esas expresiones, haciendo que las personas luzcan como maniquíes dentro de la vidriera empresarial.

    La frase:

    «En algunas compañías  se opta por el ‘viernes informal’, lo cual ayuda a distender el ánimo en la gente».

  • El uniforme, entre la moda y la equidad

    Carolina enríquez Redacción Quito / LÍDERES

    En Ecuador y América Latina el uso de uniformes, tanto en las empresas públicas como en las privadas, es una costumbre que se ha mantenido con los años.

    En ello concuerdan representantes de compañías de talento humano en el país, entre los que se encuentra Eddy Troya, propietario de la firma Human Plus. «Apenas el 15% de las empresas del país no usa uniforme. Las organizaciones prefieren dotar a su personal de un vestido de trabajo, de acuerdo con la naturaleza de sus funciones, para generar un sentido de pertenencia y de orgullo por el lugar de labor».

    Corporación Favorita, por ejemplo, que entrega uniformes gratuitos, cada uno o dos años, comparte este criterio y es parte de los beneficios que otorga. «Al momento de confeccionarlos buscamos confort, presencia y calidad, recurriendo a expertos en el tema (…). Los últimos uniformes entregados, por ejemplo, fueron elaborados por el diseñador ecuatoriano Gustavo Moscoso«, explicaron autoridades de la compañía.

    Corporación Favorita tiene 8 119 colaboradores, de los cuales 7 722 tienen uniforme. No los usan los gerentes, vicepresidentes y administradores.

    Según los fabricantes de uniformes, esto es una tendencia. El uso de estas prendas tiene más presencia en el área administrativa. Para otras actividades se usa ropa industrial, para la protección.

    La Favorita tiene alrededor de 12 tipos de uniformes, a los cuales se añaden, en determinados casos, otros artículos de seguridad industrial, como botas.

    La dotación de vestido de trabajo no es el único aporte que entrega la institución a sus empleados; con relación a la ropa. La empresa tiene una filial llamada Favimatic, para lavado, secado y planchado de los uniformes de los trabajadores (excepto para cajeros, vendedores, administrativos y personal de seguridad).

    En muchas microempresas, pese a que cada trabajador se encarga del cuidado de sus prendas, también se aplica la entrega de uniformes de manera gratuita. Este es el caso del restaurante Papi Gallo, ubicado en el norte de Quito.

    Édison Báez, propietario del establecimiento, indica que en los dos años de existencia del negocio entregó una vez uniformes de manera gratuita. Para ello realizó una inversión de USD 200.

    «Tengo tres empleados. Para mí es importante que tengan uniforme, porque estoy en el sector de servicios y la vestimenta ayuda a posicionar la marca de la empresa». Sostiene que es importante que los trabajadores muestren orden y limpieza, lo cual se observa en la ropa apropiada para la labor que cumplen.

    La Organización Internacional de Trabajo (OIT) en un informe sobre cómo mejorar las condiciones para laborar, destaca la importancia de dotar de uniformes a los trabajadores para realzar la imagen de las empresas y mejorar el compromiso en sus sitios de trabajo.

    Sin embargo, la OIT resalta que debe ser ropa cómoda, acorde con la actividad. Destaca que para ciertos trabajos es necesario contar con sitios adecuados para cambiarse, en caso de ser necesario.

    Pero no toda la gente, por la naturaleza de su actividad laboral, lleva uniforme. Fernando Ayala, quien trabaja en el área de construcción, asegura que él escoge qué ropa usar para estar más cómodo al recorrer las obras.

    Mientras que empleados administrativos como Jesús Paredes explican que usar uniforme es importante, porque no tienen que gastar en ropa del diario.

    Las compañías de recursos humanos aseguran que el no uso de uniformes puede darse en el caso de trabajadores que no tengan que vender, posicionar una marca, etc. Cuando sí sucede, es necesario el uniforme porque, además de que es una herramienta de marketing, genera un sentimiento de equidad.

    Las regulaciones Código laboral.  

    El documento actual y el nuevo proyecto de ley establecen la entrega gratuita, al menos una vez al año, de uniformes por parte de las empresas. Richard Espinosa, ministro coordinador de la Producción, asegura que este tema se encuentra en debate.

    • Los fabricantes.  Los empresarios textiles y los comercializadores de uniformes aseguran que, al menos, el 80% de las empresas prefiere los uniformes.
    • Los sectores.  Las personas que más uniformes utilizan son los cajeros de las instituciones financieras, los empleados de correos, de las aerolíneas, agencias de turismo, hospitales, empresas gastronómicas, entre otros sectores.