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  • Un índice global mide el valor agregado de las exportaciones

    Evelyn Tapia

    Y Pedro Maldonado

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    Todo producto que un país exporta tiene un valor agregado, un grado de intensidad de investigación y conocimiento. Así, por ejemplo, un detergente elaborado en Estados Unidos, o un alimento procesado hecho en Suiza, por citar dos ejemplos, pueden tener detrás de sí una serie de procesos que los convierten en productos con un alto valor agregado o con una intensidad de conocimiento superior a la de productos de otros países.

    Esta calidad de la oferta exportable se mide en el Índice de Complejidad Económica (ICE) y en el Índice de Complejidad de Producto (ICP). Estas herramientas, que se basan en una fórmula matemática, dieron paso al ‘Atlas de la complejidad económica’, desarrollado por la Universidad de Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés).

    El ICE se calcula por medio de dos variables: diversidad (que mide la variedad de productos que un país produce) y ubicuidad (que cuantifica el grado de especialización que requiere la producción de cada producto). Este indicador es considerado un método de predecir el crecimiento económico futuro, así como para explicar variaciones internacionales en temas de ingresos generados por exportaciones.

    El ranking del ICE del 2017, que se elabora con información del 2011 al 2016, es liderado por Suiza, Japón y Singapur. En América Latina destacan Panamá (24), México (25), Brasil (44), Colombia (45) y Costa Rica (47). Ecuador aparece en el puesto 82, en el listado que agrupa a un total de 124 países.

    El ICE indica que en el 2016 Ecuador exportó 76 productos con ventaja comparativa. Esta medición intenta determinar si la participación en las exportaciones mundiales es mayor a lo que se esperaría de acuerdo al tamaño de su economía de exportación y del tamaño del mercado global de los productos comparados.

    Colombia, por su parte, tuvo 126 productos con ventaja comparativa, mientras que Suiza, el líder del ICE, registró 188 productos con las mismas características. Los números muestran las distancias entre Ecuador y esos dos países.

    Para Nelson Baldeón, vocero del MIT en Ecuador, en una economía global altamente competitiva y basada en la tecnología, hay que evaluar el valor agregado de las exportaciones. “En el país, en general, seguimos haciendo los mismos productos y para “innovar” hacemos una presentación diferente. Eso no es suficiente”.

    Para explicar la brecha de innovación que Ecuador tiene con los países líderes, Baldeón menciona un ejemplo: en Suiza se desarrollan estómagos artificiales que permiten probar nuevos alimentos que se venden a escala global. “Con eso se ofertan productos alimenticios de alto valor agregado, para un ‘target’ específico”.

    El vocero del MIT asegura que la clave es la investigación y desarrollo. “Estos dos factores permiten tener productos de exportación muy competitivos”.

    ¿Existe algún ejemplo en Ecuador? Baldeón considera que la empresa Terrafertil, con sus frutas deshidratadas constituye un caso exitoso.

    El sector camaronero realiza investigación y desarrollo con fuerza. Eso permite que el camarón ecuatoriano llegue hoy en día a 50 países. Inversión en laboratorios y en plantas empacadoras, así como en procesos cada vez más tecnificados son parte de esta industria que el año pasado vendió más de 900 millones de libras y USD 2 860,3 millones, lo que significó un crecimiento del 17% en relación con el 2016.

    Si bien el camarón es tratado como un bien primario, los exportadores destacan el alto valor agregado que existe en la producción. Allí están los laboratorios donde se crían las larvas, hay seguimiento científico y se da un mejoramiento genético.También se cuenta la tecnificación en las camaroneras. El resultado es un camarón más resistente y robusto, que gana mercado.

    Para Daniel Legarda, presidente de la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor), el sector camaronero es un buen ejemplo de la complejidad económica. “Tiene procesos, desarrollo e investigación muy grandes. Hay plantas de balanceados, laboratorios y mucho trabajo”.

    Al analizar los resultados de Ecuador en el ICE, Legarda anota que en el pasado se dieron intentos por modificar la estructura productiva “con un Estado central planificador y actor fundamental, que elegía sectores productivos”.

    Eso -añade- hizo perder tiempo porque se intentó dar saltos muy grandes y riesgosos para una economía como la ecuatoriana. Legarda cree que para lograr mayor valor agregado en las exportaciones se requiere un cambio de estrategia productiva en el país.

    El país suma ejemplos de desarrollo e innovación

    Las instalaciones  de la empresa ecuatoriana Terrafertil están en Tabacundo, al norte de Pichincha. Foto: Archivo / LÍDERES
    Las instalaciones de la empresa ecuatoriana Terrafertil están en Tabacundo, al norte de Pichincha. Foto: Archivo / LÍDERES

    Alcanzar mayores niveles de producción con valor agregado es un reto para Ecuador y para la mayoría de países de la región. En el ranking del Índice de Complejidad Económica (ICE) 2017, ningún país de los 13 de América Latina que incluye la lista, aparece en los primeros 10 puestos.

    Panamá y México recién se hacen un lugar en el puesto 24 y 25 respectivamente. Entre los países de la región, Ecuador, con el puesto 82, solo está por encima de Venezuela y Guatemala.

    Andrés Robalino, director ejecutivo de la Cámara de Industrias de Cuenca, explica que uno de los limitantes es la naturaleza del tejido empresarial del país. Según datos de la Superintendencia de Compañías, en Ecuador el 81% de las empresas son micro y pequeñas empresas.

    De ahí que, por sus presupuestos, dice Robalino, la mayoría de empresas no cuentan con recursos suficientes para invertir en investigación, innovación y capacitación, que son los requerimientos básicos para ofrecer un producto con valor agregado.

    “Las multinacionales, las empresas más grandes son las que tienen mayor capacidad para invertir en investigación y tener sus propios departamentos de innovación. Los gerentes de las empresas pequeñas generalmente son todólogos”, señala.

    Aún así, en Ecuador, en los últimos años, varias empresas han hecho esfuerzos importantes para destacar en esta área. En el ránking ICE anterior, que evalúa el periodo 2006-2010, Ecuador estaba en el puesto 90.

    Terrafertil es un caso excepcional. Fundada en el 2005, inició operaciones como una exportadora de fruta seca. Para el 2009 continuó con su crecimiento y presentó la marca Nature’s Heart.

    Su valor agregado está en su cadena productiva, que incluye la siembra, cosecha, secado, selección de los frutos deshidratados, el empacado y la distribución. El empacado es uno de los puntos más altos: éste permite que sus productos lleguen a los consumidores, dentro y fuera del país, listos para consumirse.

    Esto despertó el interés de la suiza Nestlé, que en febrero adquirió una participación mayoritaria en Terrafertil.

    En un mercado en el que la moda está altamente industrializada y la tendencia “fast fashion” (moda desechable) Metier se enfoca en ofrecer un producto que preserve la tradición de los tejedores de paja toquilla, pero que esté a la altura de los requerimientos de los locales de moda más exclusivos de Italia y Estados Unidos.

    Uno de los sombreros de paja toquilla que ofrece esta marca toma 11 meses en elaborarse, por la complejidad del tejido.

    “Es el sombrero más fijo, tiene 56 nudos de paja por cada pulgada lineal y requiere un nivel de elaboración que no cualquier tejedor puede alcanzar”, cuenta Alessandro Benincasa, cofundador de esta marca lanzada en el 2009.

    Benincasa destaca que ofrecer un producto tradicional, como el sombrero de paja toquilla, con estilos vanguardistas implicó inversión en investigaciones de mercado en Barcelona, Italia y Londres.

    Otro caso es chocolates Pacari. Esta marca suma unos 200 premios internacionales a la calidad, además, seis tipos de certificaciones -entre orgánicas, biodinámicas y de comercio justo- que demandaron hasta tres años de trabajo,cuenta Santiago Peralta, propietario.

    Él añade que el valor agregado de su marca radica en productos orgánicos, libres de transgénicos, elaborados con una formulación que les permite ser consumidos por personas intolerantes al gluten y a la lactosa.

    “Desarrollamos productos en los que cuidamos cada paso de la cadena de producción. No solo compramos materia prima, sino que también la desarrollamos y la mejoramos”, señala.

    Cifra
    82 es el puesto que ocupa Ecuador en este ránking que evalúa a 124 países.

    El sector camaronero es un buen ejemplo de investigación y desarrollo. En la foto se observa la planta empacadora de Cofimar; la firma invirtió USD 10 millones en los últimos dos años. Foto: Archivo / LÍDERES
    El sector camaronero es un buen ejemplo de investigación y desarrollo. En la foto se observa la planta empacadora de Cofimar; la firma invirtió USD 10 millones en los últimos dos años. Foto: Archivo / LÍDERES
  • En sus tiendas se promueve la “marca país”

    Redacción Quito

    Desde hace más de 18 años, Galería Ecuador Gourmet es una vitrina que muestra el trabajo de artesanos, artistas y empresarios ecuatorianos.
    La firma, que inició con una pequeña tienda en el antiguo aeropuerto de Quito, muestra hoy los productos de unos 200 proveedores en sus cuatro tiendas en Quito y dos en Galápagos.

    Galería Ecuador Gourmet apostó por productos 100% ecuatorianos. La lista de artículos es larga e incluye más de 3 000 ítems. Entre ellos, chocolates, café, mermeladas, joyas, zapatos, libros, películas, libretas, etc.

    El ingeniero Diego Castillo, gerente propietario de esta iniciativa, comenta que una de las características de la tienda es que trabaja directamente con el productor y no con intermediarios.

    El negocio ha estado marcado por un proceso de ensayo, error y aprendizaje, que les ha ayudado a crear las estrategias que hoy les permite crecer de manera sostenida. Una de ellas es brindar capacitación y asesoría a sus proveedores sobre calidad, mejoramiento de empaques y presentación de los artículos.

    Esto, dice Castillo, ha permitido elevar el valor agregado del producto y en muchos casos transformarlos en insumos gourmet.

    Pero no solo comercializan productos. Desde el 2004 elaboran  su propia marca que se llama  “Fino de Aroma”. La idea de esta es transmitir lo ecuatoriano en toda expresión, por ejemplo, en chocolates con representaciones  de una banda de pueblo indígena o con figuras precolombinas.  Además, elaboran té, miel, licor y café, en diversas presentaciones.

    La muestra de la oferta en percha dentro de sus tiendas siempre ha sido equitativa.

    “Evitamos que exista un favoritismo para determinada empresa o producto, incluso la marca de la casa posee el mismo espacio y, así, todos tenemos la misma oportunidad de venta” comenta Castillo.

    Cerca del 80% de sus clientes son turistas y el resto son ecuatorianos que  adquieren los productos para llevarlos  a otros países.

    La artesana Elaine Garzón también exhibe joyas en esta galería. Ella elabora estas piezas  con materiales naturales y tan originales como cacho de toro, pelo de caballo, cuero, semillas, etc.

    Garzón explica que entrega sus productos a esta tienda desde hace cuatro años y esto le ha permitido promocionarse internacionalmente.

    Gracias a la plataforma, participó en un concurso y obtuvo un reconocimiento de la Unesco, primero en el país y luego como representante del Ecuador en la región andina, comenta Garzón.

    Además, la empresa desarrolló estrategias para los artículos que se exhiben en sus locales.

    Así, para promocionar los alimentos y bebidas que expende en sus tiendas, Galería Gourmet Ecuador realiza pequeñas ferias de degustación, en las que reúnen a  tres o cuatro productores, quienes pueden interactuar directamente con el consumidor.

    “Es un espacio creado para dar a conocer nuestro país y nuestra cultura”, enfatiza Castillo.

    La empresa, que tiene una facturación mensual de unos USD 100 000, también es una plataforma para pequeñas, medianas y grandes empresas.
    La galería principal, ubicada el sector de la Foch, en el norte de Quito, es la más grande e incluso cuenta con una cafetería que oferta platos elaborados con los productos orgánicos y gourmet que se ofertan en el interior.

    Este local posee 14  salas temáticas donde se muestra esta propuesta con “sello ecuatoriano”.

    Los peluches no son osos ni conejos, sino que destacan las representaciones de la fauna de las Islas Galápagos, como osos marinos, piqueros de patas azules. Estas creaciones, de la marca Felpuche, son iniciativa del grupo Coordinamos, una asociación de madres solteras.

    Los colores vivos y las muestras precolombinas también son una característica en algunos diseños de botas, abrigos, faldas, mochilas, carteras, ponchos y  bufandas,  todos de diseñadores ecuatorianos.

    Otra sala oferta una amplia sección dedicada a  la literatura, a las películas producidas en el Ecuador, cuadernos realizados con productos reciclados como tapas de madera, de Long Plays, entre otros.

    La oferta

    Productos. En la tienda principal de la Galería se puede, además, encontrar una extensa gama de productos como café, chocolate, té, licores, habanos, hierbas aromáticas, aceites esenciales, especias, cerámica, accesorios para el hogar, artesanía fina e incluso folletos de información turística.

    Locales. Poseen cuatro  locales ubicados en Quito y dos en las Islas Galápagos.

    Productos. La oferta de artículos incluye insumos gourmet y  orgánicos del país, que dan un valor agregado a la cadena de tiendas.

    Marcas. Los clientes encuentran marcas como  Galápagos (café de origen),  Pacari (chocolate), Lovisone (licores) y más.

  • Alianza para medir el manejo forestal

    El valor agregado que tiene un producto debe destacarse. Tetra Pak® lo sabe y por eso ha emprendido una cruzada para hacer que sus envases sean reconocidos no solo por sus características palpables, sino también por el componente medioambiental que tienen.

    Su materia prima proviene de los bosques que cuentan con una certificación especial que se conoce como FSC™. Esta se la obtiene cuando una empresa demuestra que desarrolla un manejo responsable de los recursos forestales en el mundo, bajo estrictos criterios técnicos y de control.

    A las empresas  que han logrado este reconocimiento les ha resultado difícil demostrar y cuantificar que los productos elaborados bajo este sello representan un avance en la gestión de bosques. Por eso, Tetra Pak® apoyará durante los próximos dos años un proceso para definir una metodología que permita medir el impacto y poder compartir con más de 20 certificaciones similares.

    El objetivo es demostrar el valor que representa para la industria tener esta certificación, respecto al cuidado de los bosques. Además de medir la importancia para las empresas de tener esta certificación y cómo esto se va alineando con el desarrollo de la imagen de las firmas y de sus negocios.

    Para eso se ha aliado con dos marcas internacionales: Kingfisher (mejoras para el hogar) e IKEA (fabricación de muebles y decoración). Dentro de dos años, cuando se tendría lista la metodología, se espera que pueda ser aplicada en cualquier industria que haya ganado el FSC.

    “En promedio, nuestros empaques contienen un 75% de papel proveniente de fibra de madera (recurso renovable)”, señaló Dennis Jönsson, presidente y CEO de Tetra Pak®. “La Certificación es importante para nosotros, porque nos da la oportunidad de estar seguros del manejo responsable de las fuentes de las cuales extraemos el material para nuestros productos: los bosques”.

    Y el objetivo es más ambicioso aún. Hasta el 2020, Tetra Pak® se ha fijado como meta que el 100% de sus envases sea hecho con material de fuentes renovables.

    Tetra Pak® se ha convertido en un referente en las soluciones de procesamiento y envasado de alimentos. Tiene presencia en 170 países, incluido Ecuador.

    La certificación

    El FSC™ (Consejo de Administración Forestal, por sus siglas en inglés). Es un organismo independiente que fue establecido en 1993, para adoptar políticas dirigidas al tratamiento del papel y la madera.

    Reconocimientos. En las dos últimas décadas, el FSC™ ha sido destacado por sus criterios para definir políticas sociales y medioambientales, para proteger bosques.

    La ubicación de la certificación en los envases. Allí se detalla el porcentaje de material usado y que provino de fuentes renovables. En la parte lateral se encuentra el sello FSC™ de la certificación de manejo forestal responsable.

  • ¿Es hora de la matriz productiva?

    Santiago Ayala Sarmiento / Redacción Quito

    El tan anunciado cambio de la matriz productiva que el Gobierno se embanderó desde su posesión en el 2007 pasa a su segunda etapa, tras 6 años de mantener un sector productivo con escaso crecimiento en valor agregado y una fuerte dependencia en los productos de exportación tradicionales primarios.

    La estrategia estatal en estos años ha sido la de ordenar y facilitar el componente logístico y de infraestructura: carreteras de primer orden, mayor acceso a telecomunicaciones de vanguardia, construcción de grandes proyectos hidroeléctricos y, uno que otro incentivo tributario, gestado a través del Código de la Producción, aprobado el 2010.

    En estos años, el paraguas que ha cobijado la propuesta pública en materia productiva ha sido el Plan Nacional para el Buen Vivir 2009-2013. Y también se ha correlacionado con el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2010. En ambos casos se delinearon planes para mejor la competitividad a nivel nacional.

    Los impactos, según el especialista y asesor en control de calidad, Fernando Hinojosa, pueden medirse desde dos ángulos contrapuestos: del lado del Régimen, evidentemente considerará como 6 años habrán exitosos para reordenar el aparato público y preparar el terreno para una segunda etapa. Del lado privado, ha sido una pérdida de tiempo porque no se han abierto nuevos mercados internacionales, no se ha incentivado a gran escala la producción nacional y la oferta exportable sigue siendo la misma.

    “Hay un estancamiento en la productividad nacional. Pese a que anualmente se crean más compañías y emprendimientos, no inciden directamente en la generación de grandes cantidades de puestos de trabajo o nuevos nichos de exportación. Solo es cuestión de ver las cifras del Banco Central”.

    El empresario Fausto Jaramillo es más crítico y asegura que hay una ambivalencia en las políticas públicas, ya que por un lado se ha generado una mejor logística, por el otro se ha generado una presión tributaria y una contracción de los mercados internacionales.

    “En 6 años seguimos exportando los mismos productos a los mismos países. Pero hay que ver que mientras los ingresos en dólares han subido, por los mejores precios de las materias primas, los volúmenes han decaído”.

    En efecto, como ejemplo, en el 2009, el país exportaba 6 132 toneladas de productos tradicionales (banano, camarón, cacao…) y 2 6 99 toneladas de no tradicionales. El año pasado cayó a 5 726 y 2 547 toneladas, respectivamente.

    En el 2010, el Gobierno había dado el primer paso de cambiar la matriz productiva, con el Código de la Producción. Pero los resultados, medidos por gremios como la Cámara de Industrias dan cuenta que los resultados no han sido del todo positivos. Pablo Dávila, titular del gremio, en la presentación de sus propuestas al Gobierno, resaltó que aún falta un largo camino para mejorar le eficiencia y la productividad del país. Y que eso solo se logrará “si trabajamos de manera conjunta y oyéndonos”.

    Hoy, semanas más tarde, el Gobierno lanza su proyecto de cambio de la matriz productiva. El secretario de Planificación y Desarrollo (Senplades), Fander Falconí, explica que este proceso implicará tres aspectos: diversificar la oferta exportable con productos de valor agregado, lograr una industrialización más selectiva para sustituir importaciones y generar empleo, como ha ocurrido en los sectores de textiles, calzado, etc. Y el tercer elemento es el desarrollo de una industria básica propia: astilleros, petroquímica, etc., que pueden encadenar muchas necesidades.

    “Alrededor del sector industrial hay un elemento importante para el sector productivo privado. Hay un dinamismo en el sector de la construcción, que también permite captar empleo y dinamizar la producción. El tema es encadenar a todos los sectores”.

    Más sobre este informe:

    Nulo desarrollo de la oferta exportable

    La meta son las pymes… pero falta mucho

  • Innovar vs. imitar ¿Qué conviene más?

    Redacción Quito

    Las empresas apuntan a generar productos distintos y revolucionarios para destacarse de su competencia, brindando valor agregado mediante la inversión en el desarrollo de productos nuevos.

    La innovación es positiva, pero la innovación rápida es aún mejor. Ante esta necesidad, el reto principal está en cómo hacerlo en el menor tiempo.

    Comúnmente este desarrollo está ligado a la innovación, entendida como la capacidad de transformar un invento nuevo en algo rentable. Asimismo, existe la imitación, que consiste en tomar la innovación que se ha generado de los pioneros y mejorarla. Pero, ¿cuál estrategia es la que mejor se adapta a la realidad de las empresas? Un estudio de la Escuela de Negocios de la Universidad de Stanford, publicado en el 2013, determina que los países se orientan más a adoptar tecnología que a desarrollarla ellos mismos. El texto señala que pocas organizaciones apuntan a ejecutar proyectos desde cero, como por ejemplo Google o Alibaba.

    Gabriel Jaramillo, desarrollador multimedia, indica que la innovación es más factible cuando existen recursos para financiar los proyectos. Él señala que es mejor crear un producto único, ya que generará mayores ingresos, pero el riesgo siempre es que el consumidor no lo acepte en el mercado.

    Renato Andrade, director de desarrollo de nutracéuticos de Pharmabrand, indica que lo principal para innovar es la calidad de la información disponible. «Al desarrollar una patente es importante conocer el mercado y los estudios científicos que se realizan. Esto permite que no se pierdan recursos de investigación en un producto que ya se esté generando y a su vez, aporta a las propias investigaciones para crear algo nuevo».

    «Invertir en más innovación no es necesariamente la mejor estrategia para todos», indica Chris Tonetti, autor de la investigación. Él señala que el progreso de un país no debe retroceder simplemente porque no se encuentra en la frontera de la innovación. Se puede tomar la imitación cuando una organización carece de capital de inversión para generar un producto nuevo.

    Fernando Moncayo, fundador de Startups&Ventures, indica que uno de los ejemplos de cómo la imitación resulta más exitosa que la innovación son las franquicias. Él considera que estas permiten tomar una idea probada y aplicarla de manera exitosa. «Claro que no siempre funciona. Han existido franquicias que intentaron ingresar al Ecuador, pero no lograron adaptarse al mercado».

    Tonetti señala que debe existir un ‘equilibro productivo’, un balance entre innovación e imitación. Además, reconocer que las ventajas dependerán de que tan alejado se encuentre el Ecuador de la frontera de innovación. «Si los países del primer mundo están dispuestos a invertir en innovación, los demás pueden beneficiarse de esto luego».

    Jaramillo señala que la mayor innovación no es mala para lo sociedad. Para el público, la innovación es siempre beneficiosa. «Sin innovación tecnológica, farmacéutica, industrial… no estaríamos donde estamos ahora».

    Una visión general

    Algunos indicadores. El reporte del Banco Mundial sobre Europa indica un déficit de innovación. Esta es la tendencia que han seguido las compañías europeas por décadas.

    Inversión. La inversión en innovación en el Ecuador será del 0,35% al 0,78% para el 2017, según comentó el vicepresidente Jorge Glas, durante el II Congreso Internacional de Innovación y Desarrollo realizado en julio de este año.

    Campus Party 2014. Alberto Levy, conferencista del Campus Party, señaló que la creatividad es la herramienta más poderosa para poder crear un producto que satisfaga a los clientes y permita generar ingresos a las industrias.

    El especialista

    Arturo Castillo      

    Motivador y prof. de técnicas psicorrelajantes

    Muchas empresas conciben la innovación en términos dramáticos, como vuelcos capaces de refundar la organización. Y ojalá fuera así. Sin embargo, muchas de las ‘innovaciones’ no son sino tibios ensayos para cambiar algo, por temor a cambiar todo.

    En otros casos, su idea de la innovación consiste en imitar a la competencia, en convertirse en un espejo de lo que hacen las empresas exitosas. También pasa que las firmas se imitan a sí mismas. Por ejemplo, ‘disfrazan’ un mismo producto con un nombre distinto, con una apariencia diferente.

    Ello es hasta cierto punto comprensible; la innovación no es algo común, algo que ocurre por arte de magia. Primeramente, se necesita de un ánimo abierto, de una disposición mental que se arriesgue a abandonar terrenos seguros, fáciles de transitar, previsibles.

    En segundo lugar, se precisa abandonar el autoconvencimiento de que todo está perfecto en la empresa, que sería insensato, costoso e inútil cambiar cosas.

    El tercer aspecto tiene que ver con la creatividad. A menos que la compañía cuente con el equipo idóneo, deberá contratar un grupo creativo que le ayude no solo a mudar de piel sino a transformar el espíritu de la organización.

    Pero si este no fuera el caso, las pequeñas innovaciones también cuentan. Quizás sea coherente empezar por cosas sencillas, con pequeñas rupturas de lo habitual, que sirvan de preparación para el salto cuántico.

    En todo caso, no siempre se justifica la rotulación de ‘innovación’. Es el caso de una conocida firma local que con un inmenso anuncio proclamaba su ‘innovación’. En realidad, lo que estaba haciendo era una renovación y ampliación de su local. Este ejemplo sirve para establecer una clara diferencia entre un hecho estrictamente físico, la forma, con el fondo. De otra parte, la innovación no significa hacer tabla rasa de lo que se ha logrado con esfuerzo y disciplina. La generalidad de los descubrimientos e inventos parte de una base, de algo consolidado, que alguien se atrevió a mirar de manera distinta, con ojos de obsolescencia, lo que permitió generar progreso, desafiar lo establecido, cambiar las ideas en proyectos concretos.

    ¿Hay un tiempo propicio para innovar una empresa? Sí, cada día.

    La frase. ‘La innovación no es algo común, algo que ocurre por arte de magia. se necesita disposición al cambio.’