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  • En Awkis y Ñustas se valora la moda

    Cristina Marquez

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    La asesoría de imagen que ofrecen los especialistas de Awkis y Ñustas a las reinas y artistas incluye maquillaje, peinado, vestuario y hasta clases de expresión corporal y pasarela. Este emprendimiento está inspirado en la moda, los certámenes de belleza y la interculturalidad.

    Es que en los últimos meses los concursos para elegir reinas, ñustas y sumak warmis (mujeres bellas), se volvieron más frecuentes en Chimborazo. Además, las elecciones de reinas de los cantones también tienen participación de candidatas que representan a los sectores indígenas.

    Según María Juana Chicaiza, propietaria del negocio, eso abrió un nicho de mercado. En los centros estéticos que ya había en Riobamba, los servicios estaban enfocados en los parámetros de belleza occidental.

    “Nadie ofrecía destacar nuestra piel morena y cabello negro en los escenarios, tampoco se pensaba en destacar nuestra vestimenta originaria como un símbolo de belleza. Antes se creía que para ser reina una mujer debía ser rubia y de piel clara”, cuenta esta emprendedora.

    Ella experimentó por cuenta propia la falta de un sitio más incluyente cuando en el año 2001 fue elegida reina del cantón Colta, en representación de su parroquia natal Columbe. “La gente se escandalizó cuando una mujer indígena se animó a subirse al escenario junto a las otras candidatas por primera vez. Esos comentarios -recuerda Chicaiza- me motivaron a hacer algo para cambiar esa mentalidad”.

    Así, cuando concluyó su año de reinado decidió fundar la primera agencia intercultural de modelos que se denominó Awkis y Ñustas. El nombre de su negocio lo tomó de dos personajes de la cosmovisión andina que cumplían con el rol de príncipes y princesas, pero no sólo por su aspecto físico sino también por sus cualidades de liderazgo.

    Cuando se inició el proyecto el objetivo era difundir la vestimenta originaria de la cultura Puruhá, el idioma y otros rasgos que caracterizan a esa etnia, para que los jóvenes indígenas se sintieran más orgullosos de sus raíces.

    La iniciativa tuvo acogida y cerca de 15 jóvenes, hombres y mujeres, se sumaron al proyecto de Chicaiza. Ellos aprendieron todo sobre la pasarela y el modelaje, expresión corporal, diseño de vestuario y liderazgo.

    También aprendieron un estilo particular de modelaje que les permite mostrar aspectos de la cotidianidad indígena, como los oficios tradicionales y el trabajo en las chacras, en las pasarelas.

    En poco tiempo el grupo causó un gran impacto en las redes sociales. Eso también los puso en la mira de artistas y gestores culturales que buscaban destacar la imagen de la gente indígena en sus videos y eventos.

    Así la organización que nació con un propósito social, se convirtió en un emprendimiento formal en noviembre del año anterior. La agencia también amplió su menú de opciones, hoy se ofrece cursos de maquillaje, modelaje y pasarela, además de todo tipo de tratamientos de belleza.

    Chicaiza invirtió USD 14 000 en la adecuación de un local y en la adquisición de todo tipo de equipos para peinados y kits de maquillaje. Los clientes que antes los contrataban solo por su ‘staff’ de modelos, hoy tienen acceso a un servicio integral que cuesta desde USD 300.

    Los cantantes indígenas son clientes frecuentes, por lo que el local en ocasiones incluso se convierte en una locación de sus videos musicales. Con ellos el trabajo se inicia con el arreglo del artista y su equipo, la planificación de la puesta en escena y concluye cuando el producto audiovisual está terminado.

    Mientras que la asesoría para las reinas se inicia al menos una semana antes de la presentación, incluye la compañía del equipo de maquillistas y peinadores al evento, ayuda en el cambio de vestuario y concluye al finalizar el certamen.

    La oferta es una de las claves en el crecimiento de este emprendimiento. Los trajes que se ofrecen a las reinas, por ejemplo, fusionan la vestimenta originaria puruhá con los vestidos de noche de tendencia. La agencia tiene nueve diseños para ofrecer a los clientes.
    Ahora Chicaiza continúa con nuevos planes par consolidar el negocio y seguir apoyando la identidad puruhá.

    María Cortina, Jorge Cela María Juana Chicaiza, Gerly Coronen y Junior Guadalupe. Foto: Ángel Barona para LÍDERESlideres
    María Cortina, Jorge Cela María Juana Chicaiza, Gerly Coronen y Junior Guadalupe. Foto: Ángel Barona para LÍDERES
  • En la universidad se valora su experiencia en administración

    Redacción Guayaquil

    El guayaquileño Francisco Alemán empieza su jornada diaria a las 06:30. Trota y se ejercita durante una hora en la vía a Samborondón (norte de Guayaquil). Lo hace desde el 2007, cuando decidió participar en competencias atléticas de largo aliento, dentro y fuera del país. Esta actividad parece ser una rutina saludable en su agenda diaria, pero también refleja rasgos de su personalidad: la disciplina y fijarse metas de largo plazo, que aplica en cualquier tarea que desempeña.

    La rigurosidad en su formación lo demuestra. Alemán realizó maestrías en el Incae, en Costa Rica (1989), y en Harvard, en EE.UU. (1997). También fue abanderado en la escuela y colegio en el salesiano Cristóbal Colón de Guayaquil.

    Desde 1985 desarrolló su carrera en diversos segmentos de la actividad privada e incluso pasó por la función pública. Su trayectoria se resume en 20 años en la agroindustria (en el sector azucarero) y siete años en el segmento de construcción de casas de tipo social e inmobiliario. En la función pública, en el 2011, presidió el Directorio de Autoridad Portuaria (Guayaquil). También dicta cátedra en la ESPAE Graduate School of Management, desde 1990.

    Este docente de 49 años muestra un carácter afable. Es común que haga bromas mientras conversa. Incluso, cuando ha dado alguna charla ante auditorios de cerca de 300 personas sobre temas económicos, se da el lujo de sacar sonrisas a los asistentes. Cuando se refiere a la profesión que escogió, comenta que en la agroindustria se presentaron sus grandes retos profesionales. Cita el caso de su ingreso a la Sociedad Agrícola e Industrial San Carlos, en 1985, como jefe del Departamento Legal. De allí pasó a Superintendente de Operaciones, desde 1991 hasta 1996.

    En esa gestión manejó el proceso de mecanización de cosecha por USD 3,5 millones y participó con la gerencia en el manejo de la relación laboral con el Comité de Empresa y 12 sindicatos. Al salir de la entidad en 1996, pasó por la banca hasta 1998. Fue Gerente de Servicios Financieros del Banco del Pacífico.

    Pero su trayectoria en el sector azucarero lo llevó a otro ingenio, a la Compañía Azucarera Valdez. Allí desempeñó labores gerenciales entre 1998 y el 2005. «Tuvimos logros en crecimiento, pero personalmente tengo satisfacción de cómo trabajamos con la gente». Alemán se refiere a la comunicación en una empresa que tenía 15 organizaciones sindicales.

    Como parte del plan estratégico de Valdez lideró el desarrollo de proyectos industriales con valor agregado en azúcar -como los de azúcar light y panela-; así como otros en cogeneración eléctrica para la generación de 25MW, con una inversión de USD 26 millones, en Milagro (Guayas).

    Al ser cuestionado sobre cuál es la diferencia en el manejo de las empresas públicas y las privadas, Alemán afirma que eso no existe. «En la empresa privada se busca agregar valor a los accionistas; en la pública, agregar valor al bien común».

    Sin embargo, comenta que cuando estudiaba en el Incae, la formación que recibían estaba orientada a ser gerentes con visión social y ambiental, un tema que en esa época no estaba ampliamente difundido. «En la industria azucarera el trabajo debía ser orientado para pasar de un estado de desconfianza a la colaboración».

    Jorge Vera es gerente del estudio jurídico Carmigniani & Pérez, en Guayaquil. Conoce a Alemán desde hace 25 años y destaca su rigorosa educación académica y su participación en grandes proyectos en la agroindustria. «Tiene importantes logros profesionales, pero destaco la integridad y altos valores personales».

    Otra de las satisfacciones personales del empresario está en el segmento inmobiliario. Trabajó en viviendas del programa Hogar de Cristo, entre el 2005 y 2006. En la entidad fue Director Ejecutivo y era responsable de la planificación, dirección y control de las áreas administrativas y sociales de la Corporación. «Definí el Plan Estratégico y de desarrollo y crecimiento de la Corporación en las áreas de vivienda, microcrédito, salud, educación y desarrollo de la comunidad».

    En el 2006 ocupó la Gerencia de Urbanis, el brazo inmobiliario del Grupo Romero, por invitación del empresario Isidro Romero. Con él trabajó en el Ingenio Valdez. En esta etapa ha desarrollado tres macroproyectos de vivienda, todos en ejecución, en Guayaquil. Por ejemplo, en Villa España se entregaron 3 300 viviendas; en Villa España 2, son 1 300 viviendas; en Sambocity, 4 800 viviendas, en un área de 1 400 000 m². Finalmente en Villa Italia se construyen 4 300 viviendas. Este proyecto comenzó en marzo del 2011.

    Roberto Mollison es gerente de la división agrícola de Naturisa y su amigo desde hace 25 años. Dice que su ex compañero de aulas tiene un desempeño multifacético en la gestión empresarial y destaca su inteligencia. Cuenta que en el Incae era conservador en la participación en clase, pero tenía excelentes ideas. «Le pedía que dejara que yo expusiera esas ideas y al hacerlo, el mérito al final me lo daban».

    Mollison añade que en Harvard le pidieron a Alemán que permaneciera como investigador y esto, indirectamente, era un paso para el doctorado. «Prefirió la gestión empresarial en Ecuador, aunque nunca se desvinculó de la cátedra».

    Virginia Lasio, directora de la ESPAE Graduate School of Management, destaca de Alemán la capacidad que tiene al interactuar con sus alumnos y transmitir ideas claras bajo diversas metodologías de estudios. De hecho, el catedrático enfatiza que en la docencia encuentra una doble gratificación. «Se transmiten conocimientos y se aprende a la vez».

    Otras actividades

    Fundación. Es vicepresidente de Procare, una entidad que se dedica a la ayuda y formación de jóvenes, en Guayaquil.

    Agrupaciones. Alemán es miembro del comité nacional del Incae Business School, capítulo Ecuador, desde el 2005.

  • En España valoran el diseño de sus muebles

    Redacción Quito

    Una misión comercial que se truncó representó una oportunidad para la empresa ecuatoriana Hogar 2000. Hace cerca de un año, representantes de la compañía de muebles españoles Logos llegaron al Ecuador para una reunión de negocios.

    Pero ese encuentro no se cumplió, cuenta Ibon Sudupe, representante de la compañía española que tiene su sede en el País Vasco. «Entonces contactamos con Alejandro Maldonado, el fundador de la compañía ecuatoriana. Sabíamos de la empresa. Conocimos su planta de producción y vimos que se trataba de una empresa de muebles de alto nivel».

    Así surgió la alianza que mantienen estas dos empresas fabricantes de muebles. Maldonado y su hija Diana recuerdan que un técnico de Logos visitó la fábrica de la empresa para conocer la maquinaria y el modelo de trabajo de Hogar 2000, firma que factura alrededor de USD 7 millones al año.

    De eso ya han pasado 10 meses. La alianza contempla tres fases: la primera implica un acuerdo comercial en la que Hogar 2000 exhibe y comercializa mobiliario de Logos. Luego vendrá una etapa de asesoramiento técnico, de compartir tecnología. Y la tercera etapa implica la producción en serie de muebles de Logos, prevista para el 2015.

    Sudupe sostiene que la idea es expandirse hacia la región, a países como Colombia, Perú y otros. «Produciendo en la planta de Hogar 2000 evitamos los costos que Logos tendría que asumir si trajéramos los muebles directamente desde España».

    El representante de la firma vasca agrega que también existe el plan de mejorar la eficiencia en la producción de Hogar 2000. «Para eso habrá que unificar piezas y procesos de producción».

    La historia de la empresa ecuatoriana se remonta a 1979. Ese año Maldonado fundó Hogar 2000 (la comercializadora) y Muepramodul (la fábrica). «Desde el principio el enfoque fue producir muebles modulares para cocinas, clósets y baños, pensando en estratos socioeconómicos medio y alto».

    Al principio, el negocio caminó sin problemas. Eran muebles novedosos y casi no había competencia en el mercado, señala el fundador.

    Uno de los desafíos para la empresa fue entre 1998 y el 2000, con la crisis económica que vivió Ecuador. «Allí tuvimos una gestión acertada y realizamos nuestra primera exportación para un campamento en Cuba, en donde equipamos cerca de 100 casas. El sucre se devaluaba y negociamos en dólares».

    Esa experiencia fue clave para que la empresa se mantenga a flote. La firma también ha exportado sus diseños a Bolivia y a Colombia. En este último país trabaja en la actualidad con proyectos y pedidos de clientes puntuales. Ahora, con la alianza, Hogar 2000 se alista para un nuevo desafío empresarial.