Alrededor de 90 emprendimientos, relacionados con alimentos, pero también de ropa, accesorios, cosméticos y más productos que no usan a los animales como recurso, estuvieron en el Vegan Day, el pasado 8 de septiembre.
La propuesta fue acercar a más familias al mundo vegano. Entre los emprendimientos que se pudo probar en la feria de este fin de semana están los postres de Rock Sugar, una tienda virtual, que está en su web y en redes sociales como Facebook e Instagram.
Sus representantes son pasteleros veganos, no procesan nada de origen animal, no creen en el daño ambiental ni al planeta. No requieren huevos, lácteos o mantequillas, están en contra de lo industrializado. Usan frutas, verduras y vegetales, no grasas hidrogenadas, pensando en niños con alergias e intolerancias alimentarias.
Otro actor del Vegan Day fue Qui Pizza, que también está en redes sociales, y ofrece pizza vegana y vegetariana, con masa italiana de leuda larga, súper digerible, con hortalizas orgánicas, frutos secos y diferentes técnicas de cocción. Por ejemplo al unas hechas al fuego, con pimiento caramelizado, juegan con texturas como pizza con crema de coliflor.
Una de las bebidas que se promocionaron fue Tarwi, una bebida hecha a base de chocho y frutas. María del Pilar Mora y su familia tienen intolerancia a la lactosa. Así que ella y su esposo Gustavo Guerrero estudiaron en Barcelona innovación y desarrollo de alimentos. Al regresar al país buscaron granos ecuatorianos, para desarrollar bebidas, y así dieron con el chocho.
Además estuvieron los helados de Dulce Placer que dispone de 600 sabores, para vegetarianos, veganos, diabéticos, celíacos…
El Vegan Day llegará al Parque Samanes, de Guayaquil, el 20 y 21 de octubre. Al igual que en Quito, los organizadores buscan que no solo vegetarianos o veganos los visiten “queremos que todos prueben opciones diferentes y puedan incrementarlas a su dieta normal, al menos un día a la semana”, señaló la organizadora de la feria Karina Reyes.
Uno de los participantes fue el emprendimiento Rock Sugar que elabora pasteles bajo el concepto de la comida vegana. Foto: LÍDERES
Una variedad de formas y colores de helados ofrece Cosecha Gourmet. En un año que está en el mercado, esta firma de la capital imbabureña amplió de 5 a 20 sus sabores.
Uno de los últimos que lanzó al mercado este mes fue el de almendras y cerezas. Ahora busca conquistar el paladar de los exigentes veganos, con mantecados como leches de almendra y de soya.
Todos llevan salsas de frutas. Hay combinaciones como fresa con naranja, limón con hierba buena, mora y frambuesa, vainilla con trozos de chocolate orgánico, mango y limón…
El objetivo es conquistar el mercado con un producto diferente, comenta Cinthya Robalino. Esta ingeniera en Alimentos, de 26 años de edad, está al frente de la fabricación de este helado artesanal, que no lleva ni conservantes ni saborizantes.
La idea de instalar la factoría de helados nació luego de un viaje que Robalino hizo a Argentina, en el 2015. Luego, se capacitó sobre la elaboración y tecnificación de este alimento congelado.
Uno de esos cursos recibió con expertos del Mundo del Helado. Ahí aprendió técnicas de cómo hacer un producto de alta calidad y bajo costo. También sobre maquinaria, inversión y rentabilidad.
La joven profesional se desempeña como gerente y está al frente de la planta procesadora, que da empleo a cinco personas.
Aunque al inicio el modelo de negocio contemplaba la venta solo a granel para hoteles y restaurantes, eso dio un giro. Se percataron que las paletas no solo tenían buena aceptación, sino que además, les permitía llegar a un mayor número de consumidores.
Hoy procesan 2 000 paletas a la semana. Aunque la planta tiene una capacidad instalada para producir 3 000, en el mismo período.
Estos mantecados vienen en dos modelos. Uno es de forma rectangular y el otro ovalado, lo que permite diseños diferentes. Cada una pesa tres onzas.
La factoría está equipada con un abatidor de temperatura, que permite que el zumo de fruta se congele a -25°C, lo que garantiza la estabilización del producto.
Desde el año pasado, esta microempresa de Ibarra busca conquistar los más variados paladares con ingeniosas fórmulas. Ofrece 20 sabores. Foto:
El líquido previamente pasa por una máquina pasteurizadora, para eliminar bacterias y mejorar la calidad del alimento. Luego, en una batidora se obtiene la crema semicongelada, que es conocida como gelato y luego se la transforman en paleta.
El lanzamiento de la marca Cosecha Gourmet se hizo en junio del año pasado. En septiembre establecieron el primer punto de venta en la ‘Ciudad Blanca’, en panaderías del Tío Sam.
Ahora cuentan con 25 puntos de venta entre Imbabura y Quito, explica Paúl Sotomayor, responsable del área comercial. A la capital de la República ingresaron desde enero pasado. Entre sus clientes están bares, cafeterías y restaurantes. “Nosotros ofrecemos personalización en sabores”, señala Sotomayor.
Eso les abrió las puertas del restaurante Dulce Albahaca, que se especializa en comida nacional e internacional, versión vegana y vegetariana, que funciona en las calles Juan León Mera entre Baquedano y Wilson, en el norte de Quito. Su propietario, Marco Molina, comenta que sus clientes resaltan la suavidad y la cremosidad de este helado. Para este segmento han desarrollado cinco sabores.
Para arrancar el emprendimiento se necesitó una inversión de USD 30 000, que se destinó para la compra de maquinaria y la adecuación de la planta.
A esa cifra, ahora se suma USD 15 000 más que se necesitaron para la adquisición de un automotor para la distribución del producto.
Cosecha Gourmet le apuesta a un modelo similar al de otras firmas, a través de congeladores. Por la compra mínima de USD 200 le instalan uno, en comodato.
Para garantizar la materia prima apuestan al modelo de comercio colaborativo con productores de la zona. El mango llega del valle del Chota, las frutillas de San Pablo y las moras del valle de Íntag. El chocolate, que es orgánico, proviene de Juan Cacao, de Quito.
Para este año, la próxima meta es abrir un punto de venta directo, en el que ofrezca toda su oferta.
Por el primer aniversario, del 1 a 7 junio la marca obsequiará a los clientes que adquieran una paleta de tres onzas, una más pequeña.
Cytnhia Robalino fundó Cosecha Gourmet. Ella asegura que apuesta a ofrecer un producto de calidad y precio accesible. Fotos: Glenda Giacometti / LÍDERES
Luego de dos años de estudios, pruebas y lágrimas, Tarwi finalmente se comercializó en junio del 2016 y ahora se consolida en el mercado local.
Se trata de una leche de chocho libre de lactosa, gluten, preservantes y transgénicos. Se la encuentra en tiendas vegetarianas y veganas en tres presentaciones: 250 mililitros, medio litro y un litro. Con esa bebida se preparan desde batidos, hasta pasteles y sopas.
María del Pilar Mora y su esposo Gustavo Guerrero están detrás de este producto, ideal para adultos y para niños. Tarwi es la continuación de una tesis de grado presentada en Barcelona, a donde ambos llegaron en el 2013, con una beca de la Senescyt. Mora y Guerrero viajaron para estudiar Desarrollo e Innovación de Alimentos en Barcelona. Antes de abordar el avión Mora y Guerrero contrajeron matrimonio. Retornaron al país en el 2014.
Ella es ingeniera en alimentos, mientras que Guerrero es ingeniero agroindustrial. El proyecto cautivó al jurado universitario, que lo seleccionó para representar a la Universidad de Barcelona en el concurso Ecotrophelia – España. Participaron junto a 12 universidades españolas más y alcanzaron el segundo lugar con Alimendra, bebida para personas con intolerancia a la lactosa.
Tras retornar al país, motivados por los halagos del jurado, emprendieron un nuevo proyecto aterrizado en Ecuador.
Después de estudiar productos y analizar propiedades, el chocho fue seleccionado para deleitar el paladar y nutrir a personas vegetarianas, veganas y con intolerancia a la lactosa, un problema que aqueja a Mora y con más fuerza a sus familiares más cercanos.
Curiosamente, la experta en calidad de productos, desarrolló la fórmula de Tarwi mientras trabajaba en una empresa dedicada a la producción de lácteos. Estuvo vinculada a esa industria 13 años.
En junio del 2016, cuando el producto salió al mercado, se vendían 10 litros de leche a la semana. Hoy, son 100 los litros que se distribuyen en diferentes establecimientos de Quito y Guayaquil. Entre ellos están El Naranjo, Centro Naturista Vida Sana, Trayana Foods.
Tras conquistar esas tiendas, la pareja espera el visto bueno para introducir el producto en cadenas de supermercados.
Pero mientras llega ese momento, Mora y Guerrero distribuyen el producto a través de la página www.alimentarte.ec, nombre de la empresa que cobija a leche de chocho en sus tres sabores: natural, maracuyá y mora.
Al inicio también estuvo en las perchas la leche con sabor a tomate de árbol, sin embargo tuvo poca acogida. Los productos duran 90 días en refrigeración y 12 horas al ambiente. Pasado ese tiempo el producto pierde propiedades.
Una de sus primeras consumidoras fue Sara Rivera, nutricionista y deportista. Ella probó el primer prototipo y quedó satisfecha. Ahora, sin embargo, reconoce el perfeccionamiento de la bebida: mejor sabor y textura. La recomienda a niños, adultos y personas de la tercera edad. También, a deportistas.
Esta bebida nutritiva contiene proteína, carbohidratos, fibra, hierro y calcio. Es procesada en Puembo, mientras que el chocho es tratado por una comunidad asentada en una zona cercana al Quilotoa (Cotopaxi).
María del Pilar Mora, de 37 años, es una de las propietarias de AlimentArte, empresa que cobija a Tarwi. Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
Luego de dos años de estudios, pruebas y lágrimas, Tarwi finalmente se comercializó en junio del 2016 y ahora se consolida en el mercado local.
Se trata de una leche de chocho libre de lactosa, gluten, preservantes y transgénicos. Se la encuentra en tiendas vegetarianas y veganas en tres presentaciones: 250 mililitros, medio litro y un litro. Con esa bebida se preparan desde batidos, hasta pasteles y sopas.
María del Pilar Mora y su esposo Gustavo Guerrero están detrás de este producto, ideal para adultos y para niños. Tarwi es la continuación de una tesis de grado presentada en Barcelona, a donde ambos llegaron en el 2013, con una beca de la Senescyt. Mora y Guerrero viajaron para estudiar Desarrollo e Innovación de Alimentos en Barcelona. Antes de abordar el avión Mora y Guerrero contrajeron matrimonio. Retornaron al país en el 2014.
Ella es ingeniera en alimentos, mientras que Guerrero es ingeniero agroindustrial. El proyecto cautivó al jurado universitario, que lo seleccionó para representar a la Universidad de Barcelona en el concurso Ecotrophelia – España. Participaron junto a 12 universidades españolas más y alcanzaron el segundo lugar con Alimendra, bebida para personas con intolerancia a la lactosa.
Tras retornar al país, motivados por los halagos del jurado, emprendieron un nuevo proyecto aterrizado en Ecuador.
Después de estudiar productos y analizar propiedades, el chocho fue seleccionado para deleitar el paladar y nutrir a personas vegetarianas, veganas y con intolerancia a la lactosa, un problema que aqueja a Mora y con más fuerza a sus familiares más cercanos.
Curiosamente, la experta en calidad de productos, desarrolló la fórmula de Tarwi mientras trabajaba en una empresa dedicada a la producción de lácteos. Estuvo vinculada a esa industria 13 años.
En junio del 2016, cuando el producto salió al mercado, se vendían 10 litros de leche a la semana. Hoy, son 100 los litros que se distribuyen en diferentes establecimientos de Quito y Guayaquil. Entre ellos están El Naranjo, Centro Naturista Vida Sana, Trayana Foods. Tras conquistar esas tiendas, la pareja espera el visto bueno para introducir el producto en cadenas de supermercados.
Pero mientras llega ese momento, Mora y Guerrero distribuyen el producto a través de la página www.alimentarte.ec, nombre de la empresa que cobija a leche de chocho en sus tres sabores: natural, maracuyá y mora.
Al inicio también estuvo en las perchas la leche con sabor a tomate de árbol, sin embargo tuvo poca acogida. Los productos duran 90 días en refrigeración y 12 horas al ambiente. Pasado ese tiempo el producto pierde propiedades.
Una de sus primeras consumidoras fue Sara Rivera, nutricionista y deportista. Ella probó el primer prototipo y quedó satisfecha. Ahora, sin embargo, reconoce el perfeccionamiento de la bebida: mejor sabor y textura. La recomienda a niños, adultos y personas de la tercera edad. También, a deportistas.
Esta bebida nutritiva contiene proteína, carbohidratos, fibra, hierro y calcio. Es procesada en Puembo, mientras que el chocho es tratado por una comunidad asentada en una zona cercana al Quilotoa (Cotopaxi).
María del Pilar Mora, de 37 años, es una de las propietarias de AlimentArte, empresa que cobija a Tarwi. Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
La innovación. Si algo caracteriza a Ecopacific, empresa que elabora jugos naturales es este término. Por eso, la búsqueda de los mejores estándares tecnológicos y de calidad en sus productos llevó este año a esta empresa a presentar una nueva opción para los veganos y los intolerantes a la lactosa: el yogur D’hoy elaborado con pulpa de coco.
Kevin Barcia, CEO de la compañía, menciona que en octubre del 2015 Ecopacific asistió a una feria internacional en Alemania en la que se exhibieron una serie de productos acordes a las nuevas exigencias de los consumidores. Entre las principales innovaciones presentadas estaban los productos lácteos veganos, como el yogur.
Barcia, a su regreso, empezó a idear la estructura para elaborar un nuevo producto. Primero elaboró estudios de mercado que le ayudaron a determinar si un yogur, de esas características, funcionaría en el país. Según sondeos de Ecopafic, existe un 15% de la población ecuatoriana que es intolerante a la lactosa.
Pero todavía no hay registros de cuántas personas se consideran veganas, menciona el empresario.
El resultado de la investigación fue un yogur elaborado con pulpa de coco, libre de gluten, soya y lácteos. En lugar de azúcar, D’hoy utiliza un toque de jugo de caña recién extraído. Entre los ingredientes están componentes probióticos, que ofrecen vitaminas D y calcio digerible. La bebida tiene dos sabores: coco y almendras.
Para la producción, Barcia señala que en la planta de producción en Sangolquí, al oriente de Quito instaló esta nueva línea de negocio. Durante el proceso, la pulpa de coco obtiene una resistencia similar al yogur, aunque el CEO de la compañía prefiere no dar más detalles de cómo obtiene su producto por temas de estrategia y competencia.
En cuanto a los proveedores de coco, todos son locales. Vienen de Manabí y Guayas; la almendra la compran a importadores que adquieren la fruta seca desde Chile. Hoy se producen 7 000 litros semanales de yogur de coco.
En cuanto al sistema de etiquetado del producto, Ecopacific trabaja con la empresa Etiflex, ubicada en las afueras de Guayaquil.
Ruth Rojas, ejecutiva de ventas de la empresa, detalla que para esta línea de negocio de Ecopacific se usan etiquetas de mangas de termoencogible. Estas en lugar de adherirse con adhesivo, lo que hace es vestir a toda la botella. La demanda de etiquetas por mes es de 30 000 unidades.
Barcia resalta que este producto no debe ser considerado como competencia de los productos lácteos, sino debe verse como una alternativa para quienes son intolerantes a la lactosa y son veganos.
Desde julio de este año, los yogures veganos de D’hoy se comercializan en cadenas de supermercados, farmacias y gasolineras a escala nacional.
Las ventas han superado las expectativas, según Barcia. Por lo que entre agosto y septiembre del 2016, el yogur vegano D’hoy representa un 7% del total de ventas en los productos procesados de Ecopacific. Para finales de este año, la firma prevé sacar nuevos ocho sabores. Asimismo, quiere posicionar el yogur vegano D’hoy en mercados extranjeros como Colombia.
Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
Kevin Barcia, CEO de Ecopacif presenta la nueva opción de yogur vegano de la marca D’hoy. El producto tiene dos sabores y no tiene azúcar.
Un concentrado en polvo de proteínas de quinua, el cereal andino considerado como un superalimento, puede en el futuro remplazar a la carne y a los productos de origen animal para los veganos en el mundo.
Este es el proyecto que las investigadoras de la Facultad de Tecnología de la Universidad de Santiago de Chile, la chilena Rosa Navarro y la argentina Silvia Matiacevich, están llevando a cabo desde hace dos años.
Navarro, que realiza esta investigación para su doctorado bajo la supervisión de Matiacevich, recuerda que la quinua presenta los mismos aminoácidos que tienen las proteínas de la carne, “sobre todo los esenciales”.
En este sentido la quinua es el mejor sustituto de las proteínas que contienen los alimentos de origen animal, más completa que la popular soja, el chía, la linaza o hasta el propio amaranto, otro cereal andino parecido.
El proceso, en el que lleva trabajando dos años, consiste en proceder a “emulsiones líquidas a base únicamente de proteínas de quinua, sin ningún aditivo, que se pueden mantener prácticamente estables por 25 días, sin que se contaminen y en buena apariencia”, dice Navarro, ingeniera de alimentos de 31 años.
Estas emulsiones se deshidratan y se convierten en polvo para ser incorporado por ejemplo en un yogur o cualquier otro alimento con el fin de enriquecer sus propiedades, agrega.
“Tenemos las dos versiones, líquida y en polvo, para ofrecer como un producto funcional y saludable porque incluso si alguien es alérgico a la quinua no necesariamente lo es a sus proteínas, ya que no está consumiendo el grano entero”, dice Navarro, que muestra el blanco líquido encapsulado en tubos de ensayo que saca de una refrigeradora.
Los vegetarianos y todavía más los veganos -que solo ingieren alimentos de origen vegetal- necesitan consumir grandes cantidades de productos para alcanzar la misma cantidad de aminoácidos que obtendrían comiendo carne y tomando leche.
Ahora hay que hacer “pruebas de consumo” en un laboratorio para evaluarlo como ingrediente y buscar alguna empresa interesada que lo desarrolle para su comercialización, dice Navarro.
Catalogada por la FAO en 1996 como una de las semillas de mayor potencial para la humanidad por su capacidad de combatir problemas de desnutrición en el mundo, la quinua se cultiva sobre todo en Perú, Ecuador y Bolivia, aunque en Chile se están extendiendo las plantaciones por varias zonas.
Bajo la dirección de Matiacevich, el departamento también ha desarrollado un recubrimiento natural para la conservación de los alimentos que mantiene el producto fresco por más tiempo sin sufrir alteraciones. Esto podría ayudar a las industrias para producción, comercialización, etc.
Después de demostrarse la utilidad de ese invento con los arándanos, los exportadores de carne de cerdo le han pedido a Matiacevich que ponga a punto un recubrimiento que conserve la carne que exportan a China por 70 días, ya que la travesía dura 50.
En la serranía la quinua se produce en Carchi, Imbabura, Pichincha, Cotopaxi y Chimborazo, según Pro Ecuador. Foto: Archivo / LÍDERES