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  • Restaurante vegetariano y vitrina de emprendedores

    Patricia González

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    Por 15 años, la familia Molina estuvo al frente de un restaurante y delicatessen, con una oferta importante de embutidos y platos con variedad de carnes. Todo marchó muy bien, hasta que Marco Molina, el padre de esta familia, sufrió un preinfarto. Este hecho marcó un antes y un después en su vida. La salud pasó a ser prioridad y tras un acercamiento a la filosofía budista, se convirtió en vegetariano, hace 18 años. Su esposa lo acompañó poco tiempo después.

    El nuevo estilo de vida ya no conjugaba con el negocio familiar. El plan era vender el negocio y comenzar desde cero, esta vez con una cadena de restaurantes vegetarianos y veganos.
    Antes de ello, decidieron empezar con una empresa que elaborara productos alimenticios para vegetarianos. Se trata de Green Products, que ya lleva cinco años en el mercado y ofrece principalmente proteínas vegetales.

    Luego de estar consolidados en su nicho, los Molina decidieron instalar su primer restaurante lácteo, vegetariano y vegano. Dulce Albahaca, ubicado en el sector La Mariscal, en Quito, abrió sus puertas el 15 de marzo del 2017.

    “Este local nace para demostrarle a la gente que la comida vegetariana es rica”, comenta Paola Molina, la hija de la familia y quien con 25 años es una de las personas a cargo del local. Su paso definitivo al vegetarianismo fue a los 20.

    En adecuaciones del establecimiento se invirtieron cerca de USD 45 000. Una característica del restaurante es que además de su oferta gastronómica exhibe productos de emprendedores: mermeladas, granos, frutas, chocolates, café, entre otros…

    Para el desarrollo del menú contrataron un chef, que se ha mantenido ligado al local brindando asesoría. Dulce Albahaca ofrece hamburguesas con carne de espinaca, quinua, lentejas, fréjol y garbanzo; lasaña con ricota, carne vegetal y espinaca; variedad de pastas y pizzas; panne cook relleno y ensaladas.

    Allí trabajan con unos 20 proveedores. Uno de ellos es María la Panadería, que les provee de panes para hamburguesas, sánduches y panne cook. “Hacemos entregas cada dos días por semana, unos 15 kilos por pedido”, señala Ana Villeta, propietaria y chef.

    Dulce Albahaca está ubicado en el sector La Mariscal, en Quito. Está pensado en todo tipo de consumidor. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Dulce Albahaca está ubicado en el sector La Mariscal, en Quito. Está pensado en todo tipo de consumidor. Foto: Julio Estrella / LÍDERES

    Paola aclara que el restaurante no va dirigido únicamente a vegetarianos y veganos, sino que también es una opción para personas carnívoras que deseen empezar a comer más sano y probar otro tipo de comida un día a la semana. En concordancia con este objetivo, de elevar la conciencia de las personas, la cocina del local se denomina ‘Laboratorio consciente’.

    “Uno de los causantes del calentamiento global es la ganadería, haces más daño al medioambiente comiendo carne que teniendo un tractor de carro. Con dos días a la semana comiendo vegetariano la huella de carbono que uno deja en el mundo es menor”, explica la propietaria, sobre una consecuencia favorable de esta dieta para el ambiente. En cuanto al organismo, destaca que el vegetarianismo ayuda a tener más energía, al digerirse más rápido la comida.

    El ticket promedio de consumo en el restaurante por cliente es de USD 10. El valor incluye plato fuerte, bebida y postre. Sus precios son una de las cualidades que resaltan los clientes de este local.

    Andrés Peñafiel es vegetariano desde hace al menos cinco años. Conoció del local casi al tiempo que arrancó, gracias a que es consumidor de los productos de Green Products. Suele visitar el restaurante una vez al mes o cada dos meses. “La comida es rica y la atención es superbuena. El precio es decente para la cantidad. Existen otros locales vegetarianos buenos, pero abusan con los precios”, comenta.

    A Cristina Zapata, una clienta vegana, siempre se le dificultó salir a comer fuera de casa. Los veganos no consumen ningún producto de origen animal, por lo que no comen ningún tipo de lácteo. Esta opción de alimentos la ofrece Dulce Albahaca.

    Cristina visita el local de una a dos veces por semana, principalmente por la calidad del servicio y el tipo de comida. “La diferencia con otros locales está en la variedad de platos, la sazón y la presentación, que es espectacular”, señala. Uno de sus platos favoritos es el ceviche silvestre vegano.

    Paola Molina, administradora de empresas, es una de las propietarias del local. Dice que el objetivo es desarrollar una cadena de restaurantes. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Paola Molina, administradora de empresas, es una de las propietarias del local. Dice que el objetivo es desarrollar una cadena de restaurantes. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • Un negocio vegetariano rescata sabores típicos de Ecuador

    Redacción Quito

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    Los platos típicos del país como la fritada o el churrasco son elaborados en el restaurante Ari, ubicado en el Centro Histórico de Quito. Su particularidad es que se utilizan sustitutos para la carne; es decir, son platillos vegetarianos.

    Este local abrió sus puertas hace 20 años y surgió con la idea de comercializar productos naturales frescos y que ayuden a la salud.

    Ivonne Gutiérrez, su propietaria, recuerda que la primera idea que se vino a su mente antes de abrir el local es preparar comida sana para las personas. Lo hizo con el apoyo de su esposo y sus dos hijos. “Lo hicimos sin un fin de lucro, ya que lo que buscábamos ofrecer alimentos sanos y mejorar la salud del prójimo”.

    En este local se comercializan almuerzos y platos a la carta. Los primeros son los más demandados porque son nutritivos. Consisten en sopa, arroz con algún acompañado y cuatro clases de ensaladas diferentes, entrada, postre y dos bebidas (jugo y agua de remedio). El costo es económico. Alcanza los USD 2,50.

    Se suman los platos a la carta como los llapingachos, la fritada, el churrasco, los tallarines, el ceviche de chocho o de palmito, entre otras delicias. Los precios llegan a los USD 5.

    Una de las trabajadoras de este negocio es Leonor Zambrano, quien se desempeña como ayudante de cocina. La mujer trabaja hace tres años en el local y asegura que lo importante es que se cocinan alimentos beneficiosos para la salud de los consumidores que acuden a diario.

    Zambrano relata que trabajar en un restaurante vegetariano es diferente, por lo que tuvo que aprender de Gutiérrez para cocinar sabores deliciosos pero distintos. “He aprendido nuevas recetas. Me encanta este tipo de comida”, señala la mujer quien tiene cuatro hijos.

    En esto coincide Jacqueline Franco , que se desenvuelve como mesera en el restaurante. La mujer, quien es madre de tres niños, explica que es una oportunidad estar en un local que tiene como objetivo velar por la salud de las personas por medio de la comida.

    Gutiérrez reconoce que el número de comensales han bajado. Meses atrás se vendía alrededor de 160 almuerzos al día; actualmente son 110. Por almuerzos factura algo más de USD 300 al día.

    Una de las fortalezas de este local es que unió a la familia. Por ejemplo, el esposo de Ivonne trabaja junto a ella. Al igual que sus hijos. “Este no solo es un negocio es nuestro hogar”. Y es verdad, porque la mayoría del tiempo pasan en el negocio. Su esposo abre las puertas de Ari a las 05:00. Mientras que ella y parte del personas llegan a partir de las 07:00.

    Su hijo es el encargado de la decoración. El joven pintó los cuadros con motivos indígenas para dar vida a este local. “Es algo que me gusta porque se rescatan nuestras raíces indígenas”.

    Incluso, el nombre del local Ari proviene del quichua y significa Sí. Lleva este nombre para fortalecer lo autóctono del país. Además hay artesanías.

    La emprendedora además decidió abrir una segunda opción: un restaurante que ofrece comida variada pero con carne. Este nació hace ocho años por pedido de las familias de sus clientes. “No todos los integrantes de una familia son vegetarianos, por lo que decidimos abrir, en el segundo piso, un local de comida de este tipo”.

    Gutiérrez no piensa abrir más locales porque considera que no se atendería igual que ellos. “No puedo colocar a nadie más de mi familia porque no somos muchos”. Y dijo que se siente orgullosa de tener sus dos locales y brindar una atención de calidad a los comensales. William Paredes fue a este local para probar platillos como la fritada vegetariana. Le gustó porque es una comida sana. “Me agrada el local porque tiene un ambiente agradable y los platos son ricos”.

    El restaurante abre de 08:00 a 18:00. Depende de la afluencia de personas, que llegan a este local ubicado entre las calles Sucre y García Moreno, a pocas cuadras de la iglesia de la Compañía.

    Ivonne Gutiérrez levantó el restaurante Ari hace 20 años. El local ubicado en el Centro Histórico está abierto desde las 08:00 hasta las 18:00. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
    Ivonne Gutiérrez levantó el restaurante Ari hace 20 años. El local ubicado en el Centro Histórico está abierto desde las 08:00 hasta las 18:00. Foto: Galo Paguay / LÍDERES