Etiqueta: vestuario

  • El vestuario de los zares sale a la luz en Rusia

    Agencia AFP

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    En San Petersburgo, una exposición invita a descubrir cientos de atuendos de época conservados en los almacenes del Hermitage, desde un jubón de Pedro el Grande a los vestidos de Catalina II o de la última zarina, Alejandra, asesinada por los bolcheviques.

    130 maniquíes vestidos con ropas de los siglos XVIII al XX, la mayoría de la familia imperial Romanov, ocupan unas enormes vitrinas panorámicas conformando una galería por la que pueden pasear los visitantes.

    La exposición permanente ‘Galería de los vestidos’ se ha instalado en un gran edificio moderno del norte de la segunda ciudad de Rusia, que acoge el Centro de Conservación y Restauración del célebre museo del Hermitage, donde se almacenan carrozas y muebles de época.

    “El departamento de vestidos ocupa 600 metros cuadrados. Detrás de los maniquíes expuestos hay armarios y cómodas en las que guardamos la colección de 24 000 objetos”, dice Nina Tarasova, comisaria de la muestra.

    “La exposición solo representa el 3% de nuestra colección. Tenemos, por ejemplo, 280 objetos personales de Pedro I el Grande, es la colección más importante de ropa masculina del siglo XVIII del mundo”, afirma Tarasova.

    Para garantizar una perfecta conservación de estos objetos, extremadamente frágiles, la temperatura de la galería se mantiene en 21 ºC y la humedad, en el 46%. Ni el más mínimo resquicio de luz natural se cuela por las ventanas, para evitar que se altere la calidad de los tejidos.

    La muestra tiene 130 maniquíes, con trajes del siglo XVIII. Foto: AFP
    La muestra tiene 130 maniquíes, con trajes del siglo XVIII. Foto: AFP
  • Zhafra le pone su sello al vestuario kichwa

    José luis rosales  (F)
    Contenido intercultural

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    Los tonos café, beige, ocre… fueron agregados al bordado que decora el vestuario de la mujer indígena en Otavalo.

    Esa es una de las propuestas de Zhafra, una marca de moda kichwa, que incursiona con alta costura en la vestimenta tradicional.

    Las mencionadas gamas de colores son una alternativa a los rojos, violetas, fucsias, entre otros, que se usan en esta cultura andina. Así explica Hilda Males Andrango, propietaria de Zhafra.

    El nombre de la firma proviene del vocablo kichwa zhapra (que significa hojarasca, en español).

    En junio, con el inicio de la celebración del Inti Raymi, los campos se tornan oscuros. Es por eso que también utiliza esos colores, que se han puesto de moda.

    A Males, arquitecta de interiores de profesión, le apasiona el diseño. En su etapa universitaria ganó concursos por sus propuestas de muebles y mobiliario.

    Ahora, si bien no ha abandonado su carrera, dedica más tiempo al diseño de modas. Todo empezó en el 2008 cuando buscaba una camisa con un diseño distinto a la habitual. No encontró en el mercado por lo que decidió armar una a su gusto.

    Las suyas eliminaron los tradicionales encajes anchos en la parte del pecho y las mangas.
    Hilda Males hizo una investigación del atuendo. Halló en varios elementos de la camisa una influencia de la técnica europea.

    Por ello, su propuesta fue mantener algunas líneas tradicionales de la prenda kichwa otavalo, pero sumó toques contemporáneos.

    El resultado fue prendas diferentes, más ceñidas al cuerpo y personalizadas. La iniciativa tuvo una buena acogida. Así nació Zhafra en el 2011. Al inicio, la parte más difícil fue encontrar costureras que se acoplen a sus sugerencias. A ella le gusta la perfección en sus diseños y confecciones.

    La producción se hace bajo pedido. Los cortes y la costura de las prendas se realizan en el Taller Román, en Quito. Mientras que, el bordado, que es hecho a mano, es el valor agregado otavaleño.

    Por eso, la confección de una prenda puede tomar entre 15 días y 2 meses. Todo depende del modelo y los materiales.

    Estos últimos los trae de Europa. En un viaje que hizo a España e Italia entabló contactos con proveedores de telas, especialmente de algodón, hilo de seda y encajes. También de cintas, piedras, perlas, cristales… que es la materia prima que Zhafra utiliza.

    No tiene un almacén. Su mejor vitrina son las redes sociales. Una de las razones es que el 60% de sus clientes son mujeres otavaleñas, que por cuestiones de trabajo están fuera del país.

    Los pedidos aumentan en celebraciones como el Pawkar Raymi, entre febrero y marzo, y el Inti Raymi, en junio… Pero su especialidad son los trajes de novia étnico, que bordean los USD 500.

    El negocio en breve
    Los pedidos
    Se pueden realizar a través de la cuenta de Facebook Zhafra (Fan Page) o al whatsapp 098 7869 525.

    Costos
    Oscilan entre USD 75 a 350. Todo depende del modelo y el material.

    Bordado
    Las figuras, como rosas, aves o geométricas, son elaboradas a mano.

    En Otavalo,  la arquitecta Hilda Males estableció un emprendimiento en torno a las camisas bordadas kichwas. Foto: Francisco Espinoza para LÍDERES
    En Otavalo, la arquitecta Hilda Males estableció un emprendimiento en torno a las camisas bordadas kichwas. Foto: Francisco Espinoza para LÍDERES
  • Una sastrería española viste a Madonna de torera para su gira

    Agencia DPA

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    Madonna se vestirá de torera en su próxima gira con dos trajes de luces y un capote confeccionados en una sastrería de un pequeño pueblo de España, donde trabajaron a contrarreloj para satisfacer el pedido.

    Se trata de la sastrería Daniel Roqueta, fundada en 1984 por un sastre con aspiraciones de torero en Utebo, una localidad de 18 000 habitantes situada en la provincia de Zaragoza (noreste). De allí salieron recientemente dos trajes de luces completos para la cantante norteamericana, bordados con las iniciales ‘R’ y ‘H’, correspondientes al nombre de su gira, ‘Rebel Heart‘, así como un capote negro bordado con flores rojas y rosas y coronado por una gran letra ‘M’.

    Los dos trajes, en color negro, rojo y blanco, incluyen chaquetilla, chaleco, y taleguilla o pantalón, además de un juego de mangas de lentejuelas y bordados. Para las bailarinas de la gira, la sastrería confeccionó dos taleguillas, dos chalecos, dos juegos de hombreras y tres tirantes, todo ello elementos propios del traje que visten los toreros en el ruedo.

    El sastre que da nombre al establecimiento, de 67 años, está «en una nube» con el encargo. «Es como una recompensa al trabajo de tantos años, a todo su esfuerzo», explicó su hijo, Alfredo Roqueta, responsable ahora del negocio familiar.

    La sastrería recibió el encargo a través de Toroshopping, una tienda en línea relacionada con el mundo del toreo con la cual se habían puesto en contacto los representantes de Madonna.

    «Hasta ese momento no teníamos constancia de quién era el cliente final, pero como se nos facilitaron varios logos que debían de aparecer en las prendas, una vez confirmado el trabajo se nos facilitaron los detalles», explicó Roqueta.

    El plazo de entrega fue de 12 días, en los que la sastrería se dedicó a tiempo completo al encargo de la famosa cantante, postergando otros trabajos. «Los diseños que se barajaron no eran viables por falta de tiempo, por lo que se propuso el diseño más vistoso posible, y lo hicimos mandando una foto del torero ‘Paulita’ con un traje que le hicimos (hace un tiempo)», explica Roqueta. Se les pidió que estuvieran «bien reforzados para aguantar los bailes» y que fueran «lo más cómodos y ligeros posible».

    El responsable del negocio explica que por falta de tiempo tuvieron que renunciar a parte del trabajo manual que tradicionalmente llevan a cabo en esta sastería, abierta desde hace más de 30 años. Ni Madonna ni sus bailarinas se personaron en Utebo para probarse los trajes, ya que todas las medidas fueron proporcionadas a través de correo electrónico.

    Los expertos señalan que las mujeres están hartas de ver a niñas de 20 años en anuncios de cosméticos para combatir las arrugas que no tienen. Foto: Carl de Souza/ AFP
    Los expertos señalan que las mujeres están hartas de ver a niñas de 20 años en anuncios de cosméticos para combatir las arrugas que no tienen. Foto: Carl de Souza/ AFP
  • Tejidos con experiencia de tres generaciones

    Redacción Guayaquil

    La habilidad con la que Gloria Aguilera convierte los enjambres de lana en delicados conjuntos de ropa para bebé viene de familia, es un legado, dice.  

    Su negocio Glopardy es marca registrada desde el 2002, y desde el año pasado, las prendas se venden en una isla ubicada en el centro comercial Riocentro Ceibos, en el Puerto Principal.

    Esta guayaquileña de 37 años guarda entre sus recuerdos más preciados de infancia a su abuela, Gloria Ricardi, tejiendo durante horas. “En los viajes que teníamos en familia, para pasar el tiempo me daba un bordado para hacerlo”, cuenta la emprendedora.

    Su mamá, Gloria Paredes, también aficionada por el tejido y la costura, le enseñó a usar la máquina de coser a los 12 años y a esa edad aprendió a hacer blusas que juntas vendían a sus amigas y familiares. Esa habilidad que perfeccionó con el tiempo fue siempre un hobbie, hasta que un día encontró algunas chambritas tejidas de cuando era bebé.

    “Ahí sentí que tenía que dedicarme en serio a esto. Se me ocurrió hacerlo, porque de verdad es algo que puede pasar de generación en generación, y tiene un significado especial para las familias”, comenta la emprendedora.

    Con una inversión inicial de unos USD 2 000, con la ayuda de su mamá y una sola máquina de coser, Aguilera comenzó a vender ajuares para bebés entre sus amigos y conocidos.

    Por la acogida, en el 2007 creó un sitio web en el que los clientes pueden ver un catálogo con las líneas de monitos, ajuares, vestidos, chambritas, zapatos, faldones y lazos para bebés. Además de este espacio, se fueron sumando las redes sociales y las ferias como El Mercadito y Artsenal, en donde Aguilera ha participado como expositora en varias ocasiones.

    En una de estas ferias Alexandra Chancay conoció de Glopardy. Chancay está esperando una niña, y ya cumple nueve meses, “casi toda la ropita que va a tener es de Gloria. De verdad que es lindo todo lo que vende, por la calidad y la delicadeza de los detalles”, dice.
    A pesar de que en el taller de la marca hay unas nueve máquinas tejedoras y de coser, las piezas tienen detalles elaborados a mano, que le dan a las prendas un estilo “del tradicional tejido hecho por la abuelita”.

    Con el incremento de la demanda de este vestuario, gracias a que su marca se volvió popular en las ferias, el negocio de Aguilera produce al mes unos 60 artículos y genera empleo para unas cuatro operarias y dos vendedoras en la isla que abrió en julio del 2014.
    Su mamá continúa ayudándola y ella también trabaja en el taller, aunque suele dividir su tiempo para hacer las entregas y manejar las redes sociales.

    Actualmente, Glopardy extendió su catálogo de productos, no solo vende prendas elaboradas, sino que también ofrece el servicio de fabricación de artículos personalizados, para bautizos por ejemplo, y rediseña aquella ropa ya elaborada.

    “Hay gente que trae la ropita que era de un hijo mayor y me piden que complete el ajuar. Entonces, les buscamos lana parecida, o de pronto le falta una cinta, arreglamos todo eso”, cuenta.

    Los precios de los productos varían de acuerdo con la complejidad de los acabados. Se pueden encontrar vestidos sencillos desde USD 30 y de 65, que tienen pechera con acabados tejidos a mano. Los ajuares, que son los más vendidos, comprenden hasta cinco prendas y cuestan USD 85.

    Romina Ordóñez, que es clienta de Glopardy hace cinco años, destaca que la calidad de las prendas hacen que valga la pena la inversión. “Son tejidos con un excelente acabado. Además, la atención personalizada. Para mi hijo yo compré ropita a su medida y también he comprado bastante para regalos”, comenta.

    Luego de cumplir su meta de abrir un primer punto de venta, Aguilera confiesa que el siguiente gran paso que espera dar es la exportación. La emprendedora ha asistido a eventos organizados por el Instituto de Promoción de Exportaciones (ProEcuador), pero no ha tenido la oportunidad de concretar un negocio, pues no quiere que las prendas pierdan ese toque de delicadeza y personalización que le permitieron crecer en estos 12 años.

    El producto

    Variedad. Glopardy ofrece unas ocho líneas de prendas de vestir para niños de hasta 3 años, pero Aguilera no produce en serie los modelos. Cada producto y talla se repite máximo dos veces. Además, ofrece la opción de prendas personalizadas bajo pedido.

    Para bautizos. Mayaya es el nombre de su línea especial de prendas de vestir para bautizos, con accesorios y ropa para niños de hasta 3 años.

    Alcance. Internet y redes sociales son aliados del negocio. Los pedidos se pueden hacer en el sitio web www.glopardy.com y mediante redes sociales. En Twitter e Instagram se encuentra como: @glopardy.

  • Creó su propia marca de ropa tras 14 años en la publicidad

    Redacción Quito

    Luego de 14 años en el mundo del diseño y confección de moda decidió crear su propia marca de ropa. Gabriela Villacís ha participado en la elaboración de vestuario publicitario y cinematográfico, para ‘spots’ de Movistar, Tame o producciones de Vértigo Films. También colaboró en el filme ‘Qué tan lejos’, de Tania Hermida.

    La búsqueda de más tiempo, debido a la maternidad, hizo que Villacís, una quiteña que estudió Artes en la Universidad Católica de Quito, decida emprender su negocio.

    Con telas de anteriores proyectos, Villacís elaboró una primera colección de ropa para mujer. El nombre que decidió fue Birú, que se deriva de su sobrenombre ‘Gabirú’, como le llaman sus amigos. Con una inversión de USD 2 000, Villacís elaboró 22 prendas y lanzó su marca este mes. Ya vendió 18 prendas y ha facturado USD 1 000.

    El concepto de Birú es ropa artesanal de corte clásico, inspirada en moda de mediados del siglo pasado. Pero a la hora de crear, para Villacís también es esencial escuchar música. Por ello, agrupaciones o cantantes como Depeche Mode, Nine Inch Nails, Joy Division, Natalia Lafurcade, Lila Down, entre otros, suenan mientras confecciona las prendas. Por ello, define a su target como, mujeres que están entre los 25 y 50 años, que gustan de la moda alternativa y prefieren crear su propio estilo, con exclusividad.

    Entre los materiales que incluye para sus creaciones también está ropa usada en buen estado -que luego de un proceso riguroso de limpieza- y con algunos cortes y apliques vuelven a tener vida y estilo.

    En cada diseño y confección se puede demorar unos dos días en su taller, ubicado en el norte de Quito. Las materias primas, como hilos y telas, los obtiene en tiendas del Centro de la ciudad y también del reciclaje. Con los retazos de tela sobrantes, manufactura accesorios, como estuches para tabletas y celulares.

    Cristina Burneo, una de sus clientas, señala que la propuesta de Birú es interesante debido al uso de telas recicladas, aprovechamiento de materiales no tradicionales. Esta catedrática universitaria comenta que los lanzamientos de sus colecciones de ropa son interesantes, debido a que incluye música en vivo o presentaciones de DJ.

    Soledad Varea, antropóloga, cuenta que ella elige a Birú porque el negocio tiene una visión ecologista, al usar telas recicladas. «A pesar de usar materiales reciclados, el acabado es perfecto y exclusivo», añade. Mientras que la artista Carolina Leguísamo, visual, asegura que la atención de Villacís es personalizada y por eso elige Birú.

    La distribución
    En la web.  Birú se promociona en Facebook. A través de este medio los clientes pueden realizar sus pedidos.Un local.  La marca también se comercializa en la tienda La Caprichosa, en La Floresta (centro-norte de Quito).USD 1 000 es la facturación mensual promedio