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  • España se mantiene como mayor viñedo del mundo y China alcanza segundo puesto

    Agencia EFE

    Con 800 000 hectáreas plantadas con viñas, China se convirtió en 2014 en el segundo país con más superficie dedicada al cultivo de viñedos, superando las 790 000 hectáreas de Francia y solo por detrás de las 1,02 millones de España.

    Esa es la conclusión principal del informe de coyuntura presentado hoy (27 de abril) en París por la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), que ha constatado que los viñedos chinos han pasado de representar el 4% del total mundial en 2004 al 11% actual. 

    En el conjunto del mundo, la superficie dedicada al vino aumentó en 800 000 hectáreas para alcanzar los 7,55 millones, indicó la OIV en un comunicado.

    El gigante asiático y Latinoamérica son las dos grandes regiones donde el año pasado aumentó la superficie cultivada, frente a la caída de 21 000 hectáreas registrada en la Unión Europea (UE), donde el dato de 2014 se sitúa en 3,4 millones.

    En cuanto a la producción en Europa, creció en Francia y Alemania un 11%, pero cayó en Rumanía (-20 %), Italia (-17 %) y España (-9 %). También registró una caída significativa de la producción Chile (-18 %), mientras que esta se mantuvo estable en Argentina.

    Las exportaciones de vino registraron en el pasado ejercicio un aumento del 2,5%, hasta alcanzar los 104 millones de hectolitros. La gran impulsora de esas ventas en el exterior fue España, donde se incrementaron un 22% en volumen, por delante de Francia e Italia, agregó la OIV, que indicó que Chile y Australia ocuparon la cuarta y quinta posición, respectivamente.

    El consumo, sin embargo, cayó en 2014: se bebieron 240 millones de hectolitros, es decir, un 1% menos (2,4 millones de hectolitos) menos que el año anterior, con Estados Unidos como principal mercado. 

    China y  Latinoamérica son las dos grandes regiones donde el año pasado aumentó la superficie de viñedos. Foto: Wikicommons
    China y Latinoamérica son las dos grandes regiones donde el año pasado aumentó la superficie de viñedos. Foto: Wikicommons
  • El vino de Yaruquí cosecha paladares en el país

    Redacción Quito

    «Mi padre tenía unas parras (planta de uva) en su casa. Era su hobbie», cuenta Jorge Durán, un ingeniero agrónomo, hoy encargado del viñedo ecuatoriano Chaupi Estancia Winery.

    Durán cuenta que en 1990, su padre, Ángel Durán, vendió las viñas a Dick Handall. Así surgió Chaupi Estancia Winery, en un terreno de seis hectáreas en Yaruquí, en el nororiente de Quito.

    «Para entonces construir un viñedo era algo poco común. No había viñedos, pero el clima favorecía esta actividad y teníamos solo dos estaciones: una lluviosa y otra soleada», cuenta Durán, administrador de este negocio.

    Handall comenzó a sembrar las parras con la cepa de uvas palomino, especiales para elaborar determinadas variedades de vino blanco. Este proceso, explica Durán, puede durar unos cuatro años, por lo que no fue sino hasta 1994 que pudieron obtener sus primeras barricas de vino. «No eran muy buenas y solo las tomábamos entre amigos y conocidos. Aún conservamos algunas botellas de esta época de experimentación», dice.

    La viticultura en el país, asegura el enólogo Christopher Gamboa, es un desafío por lo impredecible del clima; «sin embargo, en este viñedo han sabido adaptarse al clima de la capital».

    Este es uno de los detalles que ha obligado a Chaupi Estancia a mantener una constante experimentación para identificar las variedades que mejor se adaptan al suelo y clima ecuatorianos.

    Handall, quien vive en los Estados Unidos, es quien consigue en sus viajes las diferentes cepas o tipos de plantas de uva con las que se experimenta en este viñedo.

    Luego de 10 años de experimentación, el viñedo logró obtener un total de 30 diferentes variedades de parras en una superficie de tres hectáreas, estudiando su comportamiento y adaptación. Las que mejores resultados ofrecieron fueron las variedades de palomino y pinot noir que se cosechan un promedio de dos veces al año.

    En el 2000 se comenzó a comercializar el producto con una línea de vinos blancos y tintos, todos vinos secos: Palomino Fino, Meritage «Alyce», «Alyce» Gran Reserva, Pinor Noir y Chardonnay Viognier.

    La bodega, a pesar de ser pequeña, contiene todos los instrumentos necesarios para realizar el proceso de vinificación que se cumple en tanques de acero inoxidable, barricas de roble americano y francés. Las instalaciones incluyen un laboratorio donde se realizan los análisis químicos necesarios en la producción de vino. La mayoría de los instrumentos que se utilizan en Chaupi Estancia fueron importados de Italia.

    Adicionalmente se ofrecen tours guiados para todas las personas que quieran conocer Chaupi Estancia y degustar sus vinos. Esta actividad sumada a la venta de vinos permiten que este emprendimiento tenga una facturación anual de USD 35 000.

    En dos ocasiones Chaupi Estancia Winery ha ganado una mención de honor en el evento del «Decanter World Wine Awards» en Londres.

    Su distribución todavía es local, pues su producción es más artesanal y en cantidades que no superan las 5 000 botellas por año. Christian Sáenz, de La Mansión del Queso, en Quito, recomienda estos vinos por su sabor y por ser un producto nacional.