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  • Las mascotas visten sus atuendos y accesorios

    Redacción Guayaquil  (I) redaccion@revistalideres.ec

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    Su mascota, un inquieto perro chihuahua, fue su inspiración. Denise Campozano le dio forma a su emprendimiento cuando su madre recibió como regalo al diminuto can, en el 2010. “Nacho es el responsable de todo esto”, dice esta comunicadora social guayaquileña de 37 años, refiriéndose a su perro chihuahua.

    La idea de la tienda de indumentarias para mascotas maduró, al menos en las redes sociales, cuando su mentalizadora empezó a promocionar sus creaciones en Facebook, y luego en Instagram. Las ferias de emprendimientos a las que acudía también ayudaron a sumar clientela.

    A través de la marca Woof! Petshop este emprendimiento diseña, confecciona y vende ropa para canes y felinos, como también accesorios y ‘snacks’.

    La mascota de Campozano tiene ahora seis años, pero sigue siendo el referente para la creación de los atuendos que salen de la mente de esta emprendedora.

    Otras ideas provienen de los propios clientes, que ven fotografías de los atuendos colgadas en las redes sociales y acuden a Campozano con sus propuestas. Hace poco, un cliente le pidió que le confeccionara un esmoquin para su perro, un husky siberiano.

    La primera colección de ropa para canes de Woof! comenzó con 30 prendas, que se lanzaron en diciembre del 2010. Posteriormente, a medida que la demanda crecía, el emprendimiento incorporó atuendos para gatos. En febrero pasado, Woof! abrió su primera tienda, un pequeño pero luminoso local en la ciudadela Urdesa, en el norte de Guayaquil. Ya con un espacio físico de exhibición, la oferta se extendió a una gama de accesorios y juguetes.

    En las perchas cuelgan los atuendos con estilo playero, los conjuntos de una y dos prendas, los vestidos, faldas y las bandanas, en medidas desde ‘extra extra small’, para cachorros y razas muy pequeñas; hasta tallas ‘extra extra large’, para razas grandes, como los bulldog ingleses o los boxers.

    El negocio se mueve con alrededor de 100 clientes frecuentes, la mayoría de ellos atraídos a través de las redes sociales. El emprendimiento comercializa un promedio de 10 prendas a la semana, aunque hay fechas, como los feriados y las quincenas, cuando las ventas crecen. “Hay personas que entran por una prenda, y terminan comprando más o llevando accesorios”, dice Denise.

    Su madre, Nancy de Campozano, colabora con la atención en el local y también asesora en la venta de prendas. “Los clientes vienen con fotos y nos piden que les confeccionemos una prenda para su mascota así como está en la imagen”, menciona.

    Los clientes dicen apreciar los detalles en los artículos que ofrece este negocio. Paulina Madero, dueña de una perra doberman de cuatro años, es una de las clientas más antiguas. “Me gustan los detalles personalizados de la tienda. Hace poco compré dos bandanas, un collar y un vestido”.

    El local también ofrece el servicio de grabado de los collares. Y, para quienes no tienen mascotas, prendas para vestir a los peluches.

    Los diseños de la ropa para las mascotas toman forma con la ayuda de un grupo de costureras.

    Este emprendimiento actualmente comercializa sus creaciones en Quito, Manta y Machala. Aunque las colecciones de los atuendos varían de temporada en temporada, las prendas más demandadas son las bandanas (una especie de pañuelo que se coloca en el cuello de la mascota).

    Los precios van desde USD 10 una camiseta para una raza pequeña, y hasta 20 para un perro grande. Un valor agregado del local de Urdesa es que los clientes pueden acudir con sus mascotas, lo que no sucede con los negocios en centros comerciales.

    Denise Campozano se inspiró en su chihuahua para emprender en su negocio de venta de  prendas y los accesorios para mascotas. Foto: Francisco Flores / LÍDERES
    Denise Campozano se inspiró en su chihuahua para emprender en su negocio de venta de prendas y los accesorios para mascotas. Foto: Francisco Flores / LÍDERES
  • Los diseños de Jacqueline Muñoz visten a las mujeres de Canadá y México

    Diana Chamorro

    La tienda de Jacqueline Muñoz refleja el estilo y personalidad creativa de esta diseñadora ecuatoriana. Sus prendas están inspiradas en los colores de la tierra, hechos exclusivamente para que abriguen hasta el corazón de quien los compra. El estilo de sus confecciones se orienta hacia el etnicismo y al estilo bohemio y elegante de la mujer actual. Esta es la propuesta que la diseñadora Jacqueline Muñoz presenta al público nacional e internacional.

    Las confecciones que ofrece esta emprendedora en su local del centro comercial Quicentro Shopping, están dedicadas a las damas. Cada prenda está elaborada con materiales puros como la alpaca, hilos de seda, algodón y acrílicos de fantasía.

    Entrar a la tienda de esta diseñadora es como realizar un viaje a lo largo del Ecuador. Cada detalle con los que se fabrican los sweaters, abrigos, capas o chaquetas evocan la multiculturalidad de la cultura ecuatoriana.

    Para que Jacqueline Muñoz tenga el reconocimiento con el que cuenta hoy en día, esta diseñadora tuvo que trabajar arduamente. Ella inició su negocio hace aproximadamente 25 años cuando afrontaba una crisis familiar. En ese tiempo, Muñoz estaba embarazada y tenía otros dos niños de 4 y 5 años. Su esposo se quedó sin empleo y ella vendía ropa a consignación. Sus ingresos no eran suficientes para solventar todos sus gastos. “No tenía capital y estaba con deudas. Tuve el coraje de decir que nos merecíamos una vida mejor”.

    Al ver la dura situación en la que se encontraban, esta mujer reveló a su esposo que quería elaborar sacos; pero no quería hacer las mismas confecciones que se vendían en todas las tiendas de la ciudad, sino que quería fabricar un producto diferente. Ahí fue cuando esta emprendedora, gracias a su talento innato, empezó a crear diseños únicos.

    Muñoz abrió su empresa en el cuarto de su hijo y solo contaba con una máquina de coser antigua de su suegra. Compró unos conos de lana y envió a tejer los sacos en otro lado, pues no contaba con todas las herramientas necesarias para producirlos. Los diseños que actualmente esta diseñadora tiene en su local empezaron a crearse tras la idea de unir un trozo de cuero con otro de lana y con otros materiales, pero siempre basándose en la nobleza y acabado del tejido.

    Aunque esta mujer ha logrado exportar sus productos a otros países, esto no siempre fue así. Ella contó que, al empezar su emprendimiento, constantemente buscó que los locales posicionen su marca. “Nunca fui a boutiques que no sean exclusivas o que no aprecien mi trabajo. A pesar de que corría el riesgo de que me rechacen, siempre confié en mi producto”.

    Más tarde, esta diseñadora logró adquirir un crédito del Banco de Fomento que le permitió comprar máquinas tejedoras para incrementar su producción.

    Cada vez surgían nuevos diseños y más cliente demandaban su producto. Así fue como Muñoz logró posicionar sus prendas en el mercado quiteño, convirtiéndose en una embajadora de la moda. Tiempo después, ella participó en varias ferias nacionales en las que exhibió sus confecciones, distinguiéndose por presentar prendas con manufactura y diseños exclusivamente ecuatorianos.

    Ella reconoce que el momento en el que decidió emprender su negocio no fue el mejor de todos, pues en ese tiempo en país se encontraba atravesando una dura crisis económica.

    La dolarización, anunciada el 9 de enero del 2000 por el presidente Jamil Mahuad, afectó la economía de muchas personas. Sin embargo, gracias a las exhibiciones en las que esta diseñadora participó, ella tuvo la oportunidad de ir a Perú. A partir de este viaje, esta mujer empezó a exportar sus productos. Además, esto le permitió fortalecer a su empresa pues empezó a trabajar en dólares.

    Tiempo después, Jacqueline Muñoz abrió un local en el valle de Tumbaco. Recientemente, ella abrió otro local en el centro comercial Quicentro Shopping. El sitio cuenta con una decoración que trae a la mente los colores, belleza y riqueza del Ecuador. Según indicó Isabel Rowland, propietaria de la franquicia de Jacqueline Muñoz en este centro comercial, en el sitio se usan muchos materiales naturales y propios del país para hacer que el cliente sienta el orgullo de ser ecuatoriano y que vea que en su país es posible elaborar prendas de alta calidad.

    Bajo la premisa ‘Con los diseños se crea y se genera vida’, esta emprendedora a logrado llegar a los mercados de Canadá, México, Costa Rica, Guatelama, Bolivia y España.

    Jacqueline Muñoz abrió recientemente un local en el Quicentro Shopping. En este lugar se exhiben varias prendas elaboradas con materiales puros como la alpaca, hilos de seda, algodón y acrílicos de fantasía. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO.
    Jacqueline Muñoz abrió recientemente un local en el Quicentro Shopping. En este lugar se exhiben varias prendas elaboradas con materiales puros como la alpaca, hilos de seda, algodón y acrílicos de fantasía. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO.
  • En el exterior se visten sus sombreros

    Thalíe Ponce / Redacción Guayaquil

    Los sombreros de paja toquilla con diseños originales y coloridos son la oferta de Ecua Andino. Sus piezas se han exhibido en importantes ferias y pasarelas internacionales, como la Pure London Fashion Runway, de Inglaterra (2011).

    La idea del negocio surgió de Édgar Sánchez y Alejandro Lecaro, quienes fueron compañeros en el Colegio Alemán de Guayaquil. Tras graduarse, decidieron explotar sus conocimientos del idioma alemán e incursionar en el turismo.

    Mientras se desempeñaban como guías turísticos en la Costa ecuatoriana descubrieron el interés de los extranjeros por los productos típicos del Ecuador. Así, en 1985, empezaron a comercializar artesanías a los turistas dentro del país.

    En 1986, los socios hicieron su primer viaje comercial a Europa. “Era un comercio informal. Vendíamos artesanías en las plazas de Suiza”, recuerda Sánchez. Sin embargo, ese fue el punto de partida. En ese país hicieron algunos contactos que les permitieron iniciar las exportaciones.

    Fue en 1994 que, debido a la demanda de los clientes, se especializaron en sombreros. Ese mismo año instalaron su oficina en Bensheim (Alemania). Luego, en el 2001, abrieron su representación en Palma de Mallorca (España).

    Hoy, Ecua Andino tiene representaciones en 17 países. Además, produce cerca de 150 000 sombreros al año. De esa cifra, se exporta casi el 98% y comercializa a unos 30 países. Por estas ventas facturó cerca de USD 3 millones en el 2011.

    La producción se realiza con aproximadamente 3 500 artesanos de cinco provincias: Cañar, Azuay, Guayas, Manabí y Santa Elena. El último paso, de etiquetado y acabado, se realiza en la planta. Está ubicada en la ciudadela Albatros, en el norte de Guayaquil. Allí también funcionan las oficinas y un showroom.

    El espacio mide 850 m². De estos, 600 están destinados a la planta y bodega.

    Sánchez explica que hace ocho años sus productos dejaron de ser una artesanía para convertirse en una pieza de moda. “El enfoque cambió y por ende el diseño de los productos es más exclusivo”. Este diseño es realizado por su socio, Alejandro Lecaro. Colaboran otros siete diseñadores, tanto locales como extranjeros; estos últimos son de París (Francia).

    En el país los sombreros se comercializan en los puntos de venta de la empresa ubicados en los centros comerciales San Marino y Policentro. También se ofertan en el Gift Shop del Hotel Hilton Colón de Guayaquil y en el Duty Free del aeropuerto José Joaquín de Olmedo.

    Betsy Arellano es directora de Relaciones Públicas del Hotel Hilton Colón de Guayaquil. Ella dice que la relación comercial con Ecua Andino inició hace tres años. “Los productos han tenido excelente acogida de parte de los turistas debido a la variedad de diseños y precios”.

    Otro cliente en el mercado ecuatoriano es Plásticos del Litoral. Carola Barzola, su coordinadora de Marketing, indica que adquirieron sombreros de Ecua Andino para un evento interno de la empresa. Barzola resalta lo tradicional de los productos y la alta calidad del acabado.

    Sobre el producto

    Los precios. El costo varía de acuerdo con  la calidad del acabado, finura del tejido, diseño y textura. Oscilan entre los USD 20 y 1 500.
    La elaboración. Dependiendo de la calidad, el proceso de elaboración puede tomar hasta seis meses.
    Las colecciones. Anualmente la firma lanza dos colecciones con nuevos diseños.
    La denominación. Estos sombreros son conocidos en el extranjero como ‘Panama Hats’. Uno de los objetivos de Ecua Andino es difundir sobre su verdadera procedencia.