Etiqueta: vivencial

  • Turismo vivencial para el extranjero

    María Victoria Espinosa

    Contenido Intercultural

    Relacionadas

    Los hermanos Byron y Budy Calazacón crearon el centro cultural y turístico tsáchila Seke sonachun, en la comuna Chigüilpe.

    Hace nueve años ellos se plantearon la idea de mostrar la cultura tsáchila a través del turismo.

    En un terreno de más de una hectárea, que pertenece a su familia, decidieron construir cabañas típicas, senderos y sembrar plantas nativas y frutas orgánicas.

    Ellos recuerdan que el lugar era un pastizal y que con ayuda de familiares debieron podar el terreno y repoblarlo con árboles nativos como el ceibo.

    Con el proyecto armado, los jóvenes decidieron recorrer el país para mostrar la cultura tsáchila e invitar a los turistas a Santo Domingo. Ellos se encargaban de repartir folletos y exponerle al turista por qué visitar Santo Domingo de los Tsáchilas.

    De a poco, empezaron a llegar los primeros viajeros a Seke sonachun, que en tsa’fiki (el idioma nativo) significa Buen vivir.

    Byron decidió replicar esa fórmula en Europa y Centro América. Con poco presupuesto – menos de USD 400 – viajó a lugares como España, Francia, entre otros.

    Ahí empezó a visitar cafeterías y centros turísticos, donde dejaba afiches o folletos con información sobre las tsáchilas.

    El primer grupo de turistas europeos llegó a través de esa publicidad. En el centro cultural, los hermanos no solo le ofrecieron hospedaje típico – en cabañas de caña guadúa, pambil y paja toquilla – sino que les brindaron la experiencia de conocer de primera mano cómo viven los tsáchilas.

    Incluso, organizaban fiestas de integración, rituales típicos, dinámicas de convivencia y también tours para recorrer cascadas, bosques o la ciudad más cercana.

    Budy, en cambio, se encargó de atraer al turista que visita a otras nacionalidades indígenas de la Sierra y el Oriente. “En el exterior se conoce poco de los tsáchilas, pero al hacer alianza con otras etnias ellos nos recomiendan y, antes de ir a la playa, el turista pasa a conocernos y se queda más días de lo planificado”.

    Calazacón ofrece una comisión de entre 5% y 10% a los centros turísticos que lo recomiendan. Esa es una motivación para que lo sigan haciendo.

    Budy señaló que los viajeros que llegan a Seke sonachun buscan aprender sobre el idioma o a construir cabañas. “Es un intercambio cultural, nosotros conocemos sus costumbres y ellos las nuestras”, afirma el emprendedor.

    Este centro cultural recibe entre diciembre y abril a 40 extranjeros. Mientras que de junio a octubre alrededor de 80. Con cada grupo se trabaja en un proyecto, ya sea para reforestar el bosque, cultivar cacao o adecuar las cabañas.

    El turista nacional llega en feriados o en fechas especiales como la fiesta Kasama (Nuevo Amanecer) o para las limpias de Año Nuevo.

    Agathe Eiselé y Alejandro Vallet iniciaron un recorrido por Centro América. En Honduras se encontraron con un grupo de amigos que había viajado a Ecuador. Ellos les hablaron de los tsáchilas.

    A través de Internet vieron fotos e hicieron la reservación. “Nos gustó que pudimos hospedarnos con nuestra mascota Guaca y ella tiene espacio verde para jugar”, dice Eiselé, quien quedó impresionada con la planta de cacao.

    Ella afirma que en Suiza, de donde es oriunda, se hace uno de los mejores chocolates, pero nunca había probado el cacao recién cortado. “Hasta ahora me ha encantado la naturaleza y la cultura de los tsáchilas”, manifiesta.

    Para esta semana llegará otro grupo de 10 extranjeros desde Alemania y Holanda. Ellos se hospedarán por alrededor de 15 días en el centro cultural. Uno de los proyectos en los que trabajarán será en la construcción de una cocina comunitaria.

    Para ello deberán internarse en el bosque para obtener la caña guadúa, el bambú y la paja toquilla. Luego deberán aprender sobre el secado ancestral y las técnicas de construcción.
    Además, aprenderán sobre las costumbres y tradiciones nativas. Conocerán los ríos y cascadas, ceremonias ancestrales, entre otros.

    El tsáchila Budy Calazacón les mostró las plantas de cacao nacional orgánico a los turistas extranjeros. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
    El tsáchila Budy Calazacón les mostró las plantas de cacao nacional orgánico a los turistas extranjeros. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
  • Una oferta de turismo vivencial en el sur de Ibarra

    Redacción Sierra Norte
    ​Contenido Intercultural

    Relacionadas

    Alexis Criollo, egresado de la carrera de ingeniería en Administración de Empresas Turísticas, fue el responsable de convertir la vivienda familiar en un nuevo atractivo para viajeros.

    Así nació Pondo Wasi (Casa de la vasija, en español) que desde inicios de este año incursiona en la oferta de turismo rural vivencial. El inmueble está adornado con 25 vasijas, de diferentes formas y tamaños, que inspiraron el nombre al establecimiento.

    La antigua casona, ubicada en la La Magdalena, parroquia Angochagua, en el suroriente de Ibarra, que está dentro del denominado territorio kichwa Karanki, fue rehabilitado por los emprendedores, en mingas. El trabajo de restauración duró cerca de dos años.

    “Al visitante se les muestra, en este espacio, el valor y la riqueza de nuestra cultura”. Este es el plus que busca explotar este emprendimiento, explica Criollo.

    Por eso, a los turistas que arriban al sitio se les ofrece desde caminatas por senderos, actividades en la huerta, música y danza indígena, participación en actividades para elaborar pan y tortillas de tiesto y un variado menú local.

    Para preparar los diversos platillos apelan a técnicas de cocción ancestrales como la del pondo y la pachamanca. “Esto le da un sabor más exquisito que la de una cocina normal”, asegura Silvana Criollo, integrante del emprendimiento.

    El cocinar en el vientre de la tierra o pachamanca es una de las actividades que más llama la atención de los huéspedes de Pondo Wasi. “Su preparación es todo un ritual”, explica Marcelo Criollo, patriarca de la familia

    Alimentos como papas, choclos, melloco, habas, carne de res, plátanos, piñas, protegidos por sus vainas u hojas de maíz, se colocaban en un hoyo, sobre piedras ardientes, que previamente fueron calentadas en el fuego.

    La singular hornilla es cubierta con tela de algodón y una estera de totora, para que permita conservar el calor. Mientras dura la cocción, que toma entre unas dos horas, los turistas son invitados a bailar alrededor del lugar.

    En el menú también hay sopas como caldos de gallina de campo, yahuarlocro, colada de chuchuca con queso. Como platos principales está el cordero a la parrilla o al pondo, pollo al horno de leña o al pondo, trucha frita o al horno de leña y fritada. Mientras que, como postres hay colada de zambo con leche y tortillas de harina de maíz, colada morada con pan y morocho con leche y bocadillos.

    La oferta tiene acogida en universidades e institutos de turismo, hotelería y gastronomía, especialmente de Quito. Unos 150 estudiantes del CPS Culinary & Pastry School, de Quito, visitaron la semana pasada Pondo Wasi.

    Los dueños han diseñado paquetes de uno y dos días, que incluye acampar. Éste último adhiere visitas a miradores de la parroquia Angochagua, senderismo de media y alta montaña y visita a emprendimientos de distintas comunidades. Hay precios para estudiantes y familias.
    El sitio es un aporte a la conservación y difusión de nuestra cultura, asegura Lorena Arellano, especialista en turismo.

    El centro abre todo los sábados y domingos. También entre semana, bajo reservaciones. Además atiende compromisos sociales.

    El próximo reto es ofrecer alojamiento en cabañas. La construcción empezó y esperan que este listo en tres meses.

    En Pondo Wasi, Silvana Criollo, Hortencia Tambi yMarcelo Criollo impulsan este emprendimiento familiar. Foto: Cortesía / Pondo Wasi
    En Pondo Wasi, Silvana Criollo, Hortencia Tambi yMarcelo Criollo impulsan este emprendimiento familiar. Foto: Cortesía / Pondo Wasi
  • En Uzhupud, el turismo vivencial es su valor agregado

    Ivanna Zauzich Redacción Cuenca / LÍDERES

    Uzhupud significa pampa de ají, en quichua y cañari, dos lenguas indígenas. Este es el nombre que recibe una hacienda turística ubicada en 10 hectáreas en el cantón Paute (provincia del Azuay). Allí, los huéspedes pueden recoger huevos de gallina, ordeñar vacas y tomar su leche, cosechar hortalizas y frutas orgánicas. También hay piscina, sauna, turco, discoteca con karaoke, entre otras atracciones. En el 2012 su facturación bordeó los USD 940 000.

    La historia de este centro turístico se remonta a 1870, cuando la familia Vintimilla Muñoz compró este terreno donde se cultivaba ají. A ese lugar lo convirtieron en un espacio recreativo, en el que también se sembró caña de azúcar, papa, manzana, toronja, mandarina, etc. Cornelio Vintimilla usó esos cultivos, entre 1949 y 1969, para producir licores como: vodka, gin, whisky, brandy… que fueron comercializados con patentes de marcas de Francia, Rusia…, recuerda la gerenta General de Uzhupud, Claudia Vázquez.

    En el 2004, los herederos de esta familia convirtieron su legado en la Hostería Uzhupud, para mostrar al turista cómo se vivía en antaño. En ese año, la facturación bordeó USD 515 000 y trabajaban 35 personas. Siete años después, los propietarios invirtieron USD 1,5 millones en la remodelación para mejorar su infraestructura. En la actualidad cuenta con 62 habitaciones con baño privado, canchas deportivas, un centro de convenciones para 250 personas, restaurante, bar, cafetería, entre otras atracciones.

    Para Mariano Proaño, uno de sus clientes, Uzhupud presta un servicio notable y diferente a otros sitios de alojamiento en el sur del país. «Los colaboradores comprenden lo que es servicio al cliente y no dejan detalles al azar. Es admirable la organización y buena actitud».

    Una de las fortalezas de Uzhupud, dice su gerente de Operaciones, Fernando Castro, son los eventos corporativos. Pueden ser almuerzos, talleres de ocho horas o durante el fin de semana. Para María Augusta Romero, del área de Marketing y Organización de Eventos de Importadora Tomebamba (Cuenca), este es un lugar recomendado para citas empresariales. Hace tres semanas, recuerda Romero, se realizó un encuentro de Toyota del Ecuador. «El servicio, la puntualidad y la comida fueron excelentes y se preocuparon por cada detalle».

    Ese testimonio tiene sentido al ver que del total de los ingresos de esta empresa, el 60% representa la atención al segmento corporativo, explica Castro. Los eventos más comunes son talleres de capacitación, presentación de productos, convenciones de ventas. Asimismo, se realizan eventos sociales, con la atención de los 41 colaboradores.

    La gastronomía es un eje clave en Uzhupud, que oferta comida tradicional cuencana e internacional. Para Carolina Méndez, una clienta del restaurante, la comida es deliciosa y existe un servicio personalizado. Esta cuencana destaca los jardines, naturaleza, árboles frutales y animales de granja que «desconectan al turista del ruido de la ciudad».

    Claudia Vázquez señala que una de las estrategias este año fue abrir la casa Destino Uzhupud en el Centro de Cuenca. También tiene servicio de transporte para llevar a los clientes a la hostería desde Cuenca a Paute y de regreso.

    Las instalaciones

    La decoración. El concepto de decoración en la hacienda es hotel boutique. Hay suites de lujo con cocina y sala.

    Otros servicios.  En el establecimiento se ofrece hidromasaje, sauna, masajes, baño de vapor; además de canchas de tenis, fútbol y voleibol.