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  • La investigación que explora el Yasuní

    Agencia EFE

    A 270 kilómetros de Quito, en lo más profundo de la Amazonía ecuatoriana, el Parque Nacional Yasuní acuna una de las mayores reservas de especies de todo el planeta, una parte de cuya biodiversidad sale a la luz en un nuevo libro fruto de dos décadas de investigaciones.

    Ubicado en la región oriental del país, con severas restricciones de acceso para proteger este exclusivo entorno, el Yasuní es hogar de un millón de especies, según los expertos. “El 80 % de las especies del Parque todavía no tienen ni nombre científico (…) y aún hay mucho por hacer”, asegura Kelly Swing, director de la Estación de Biodiversidad Tiputini (EBT), que comenzó sus trabajos a mediados de la década del 90.

    Coautor del libro Los secretos del Yasuní, que se presentó la semana pasada, recuerda que en el mundo hay alrededor de nueve millones de especies, es decir que el Parque alberga a “casi el 10 % de todas las especies del planeta”.

    Con esa publicación, en la que se compilan investigaciones de 30 biólogos de todo el mundo, los expertos quieren llevar a la sociedad los datos más emblemáticos de la riqueza de la Amazonía ecuatoriana.

    David Romo, codirector con Swing de la EBT, dependiente de la Universidad San Francisco de Quito, indica que uno de los grandes problemas con el que se encuentran es que el conocimiento científico tarda “demasiado” en llegar a la gente.

    Por ello, la publicación de 345 páginas, con textos, fotos y mapas, se ha hecho “con un lenguaje muy suave”, pero sin sacrificar la calidad de la información.

    El Parque Yasuní está dentro de la Reserva da la Biósfera Yasuní, declarada como tal en 1980 por la Unesco, y es allí donde el EBT distribuirá su texto en colegios, de forma que indígenas kichwa, waorani, shuar y colonos puedan conocer más sobre su riqueza.

    Con una inversión de USD 12 000 de la Cooperación alemana (GIZ) y USD 3 000 de la Universidad, el libro -editado en conjunto con el Ministerio de Ambiente- se repartirá también gratuitamente entre las comunidades locales para apoyar el turismo comunitario y reforzar científicamente los conocimientos ancestrales de esa zona. “Este es tal vez su aporte más grande, porque estamos desvelando los secretos del Yasuní a la gente que vive allí”, subraya.

    En uno de los proyectos del EBT, los investigadores siguieron a través de cámaras las actividades de monos, osos hormigueros, ocelotes, jaguares, tapires y pumas, así como de otros muchos animales de un Parque que se extiende por un millón de hectáreas.

    “Gracias a las cámaras podemos extrapolar información que nos permitiría aseverar que somos el país con la mayor concentración de jaguares por kilómetro cuadrado”, explicó.

    El libro refleja asimismo el resultado del seguimiento hecho a plantas, murciélagos, chinches saltarines, felinos del Yasuní, aves, insectos, tortugas, anfibios y reptiles, así como las observaciones preliminares sobre la ictiofauna amazónica de Ecuador.

    Una vida reflejada con fotografías y mapas a todo color, y acompañada de un análisis sobre los retos para su conservación.

    Romo asegura que el manejo del petróleo es uno de los “problemas” que afronta el Yasuní. “Tenemos la oportunidad o la responsabilidad de salvaguardar la décima parte de todas las especies del planeta”, advierte Swing.

    El investigador destaca que ni siquiera se conocen aún todas las “bondades” que estas especies podrían tener “para los humanos”, porque, se ha operado en una nube de ignorancia.
    Swing recuerda que más del 60% de todos los fármacos usados en el mundo tienen sus orígenes en plantas y que en el Yasuní hay “miles de especies de plantas” de las que se han estudiado sólo 2% con fines terapéuticos. Catalogar todas las especies del Parque es ahora el gran reto científico. Una realidad para la que se necesitarían “miles de científicos” y que, a juicio de Swing, acabaría reflejando la verdadera “riqueza de la biodiversidad”.

    El Parque Yasuní está dentro de la Reserva de la Biósfera Yasuní, declarada así en 1980 por la Unesco. Foto: archivo / LÍDERES
    El Parque Yasuní está dentro de la Reserva de la Biósfera Yasuní, declarada así en 1980 por la Unesco. Foto: archivo / LÍDERES
  • Aromas y sabores que llegan desde los linderos del Yasuní

    Redacción Quito

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    Acercar a todo el mundo el café y el cacao que se produce en la Amazonía fue el sueño con el nació la Asociación de Producción, Comercialización e Industrialización Agropecuaria Bethesda (Asopriabet), que agrupa a 14 familias de la parroquia rural Inés Arango, en Orellana.

    Una particularidad de estos dos productos es que por ser cultivados en la Amazonía se ven beneficiados por los aromas frutales y florales propios de la zona.

    Tony Angulo es el administrador de Aromas del Yasuní, marca con la que se comercializan el café (robusta) tostado y molido, y la pasta de chocolate que producen. Él comenta que la Asociación arrancó en abril del 2015 con la intención de acopiar café y cacao y secarlo para luego llevarlo a las grandes industrias. Para eso, obtuvieron créditos que sumaron USD 54 000.

    El proyecto se topó con la fluctuación de los precios de los productos, que incluso generó pérdidas de casi USD 17 000. Esto, porque la iniciativa tiene el enfoque de negociar con los productores de la Amazonía un peso y precio justo, pero muchas veces ellos compraban a un valor que bajaba en el mercado a la hora de vender la materia prima.

    En febrero del 2016 se decidió darle un giro al negocio para dejar de perder dinero y empezaron a procesar la materia prima. “Tostábamos el café y el cacao en una paila”, recuerda Angulo, al explicar que enseguida buscaron obtener el registro sanitario y capacitarse. Ahí se hizo una nueva inversión de USD 7 500, y hasta ahora, lo que va ingresando de dinero se reinvierte.

    La materia prima proviene de fincas inclusivas que cuentan con planes de manejo y monitoreo, a fin de conservar el medio ambiente. Trabajan con al menos 200 productores de la zona de influencia, que corresponde a la franja de seguridad de la zona de amortiguamiento del Yasuní. .

    Tienen una producción mensual de 30 a 40 quintales, tanto de café molido y tostado, como de cacao. Las presentaciones del café son el clásico y el especial, al que se le añade cardamomo.

    La pasta de cacao es la clásica y la especial, que contiene canela, anís, clavo de olor y pimienta dulce. Además producen ‘nibs’, que es el cacao amargo fermentado, troceado y tostado; sirve para la decoración de postres. Están empezando a experimentar con ‘nibs’ de sabor a piña, mandarina y guanábana y rompope con cacao.

    Aprovechando que todos los socios tienen experiencia en ventas, comercializaron su producto en El Coca, y han avanzado al punto que ya están en almacenes Tía y próximamente estarán en las perchas de supermercados Santa María. “Aspiramos llegar a El Rosado y La Favorita”, señala Angulo, con la certeza de que sus productos gustan al consumidor.

    Esto lo corrobora Cristian Cueva, asiduo consumidor de café de Aromas del Yasuní. “El sabor es diferente, muy rico, lo encontré de casualidad y ahora no me falta en la casa” asegura Cueva.

    Tony Angulo comenta que los productos son elaborados con materia prima que proviene de fincas inclusivas cercanas al Yasuní. Foto: Patricio Terán Líderes
    Tony Angulo comenta que los productos son elaborados con materia prima que proviene de fincas inclusivas cercanas al Yasuní. Foto: Patricio Terán Líderes
  • Fidel Márquez: ‘Explotar el ITT refleja que al Estado le faltan más recursos’

    Xavier Basantes. Editor de LÍDERES / Redacción Guayaquil

    En el transcurso del segundo semestre del 2013, varios hechos y anuncios reflejan cambios en la economía ecuatoriana: austeridad en los gastos del Gobierno, eliminación del subsidio al gas, inflación negativa por tres meses consecutivos (mayo, junio y julio), desaceleración… Fidel Márquez analiza el tema.

    ¿Cómo puede describir en este momento el estado de salud de la economía ecuatoriana?

    Me gusta analizar a la economía en una perspectiva histórica y podría decir que está en sus mejores momentos. ¿Por qué planteo esto? Porque a la economía no podemos analizarla como estancos; esta ha ido creciendo y nuestro ingreso nacional se ha incrementado. Eso, a tal nivel, que montos de endeudamiento que tuvimos hace 10 años -que parecían monstruosos- ahora los tenemos igual y están por debajo de los indicadores de alto endeudamiento.

    Esa ha sido la tendencia en la última década.

    Muchos dirán que en esta situación tiene un peso importante el gobierno de Rafael Correa, pero creo que lo importante en el desempeño de la economía en la última década, antes de Correa y con Correa, es la dolarización, que marcó un antes y un después. ¿Por qué lo planteo? Porque al haber dado ese paso, la economía entró en un proceso de estabilización.

    ¿La dolarización es la clave de todo esto?

    Primero, permitió eliminar la indisciplina fiscal; segundo, la empresa vio un caldo de cultivo para invertir en el país; tercero, permitió planificar con más márgenes y trajo una reducción en el riesgo. ¿Después de eso qué tenemos? Que con la dolarización se produjo un saneamiento financiero en el país.

    También hubo un saneamiento empresarial.

    Se quedaron los bancos y las empresas que debían quedarse. Recordemos que se construyó el Oleoducto de Crudos Pesados (OCP, en 2001-2003) y los gobiernos locales comenzaron a tener un papel más fuerte, con el desarrollo de proyectos de infraestructura. Ese desarrollo local empieza a ser generador de empleo y en el balance, contribuye a generar un mejor nivel de vida en las ciudades.

    Desde esa lectura podemos dividir a la década pasada en dos. Una, marcada por la dolarización, el OCP y un mayor desarrollo de los gobiernos locales. Y la otra, en la segunda mitad, con la llegada de Correa al poder…

    Con la llegada de lo que ellos (Gobierno) llaman revolución ciudadana se genera estabilidad política. Nos guste o no, Correa genera estabilidad, basado en un movimiento de reivindicaciones sociales.

    Cuando llega al poder, propone una forma de hacer política económica que parte de los principios de bienestar, que están atados a la Constitución y a todas las reformas socioinstitucionales que ha hecho este Gobierno. ¿En el primer mandato a qué se dedicó? Se dedicó a hacer esos cambios.

    ¿Cómo se pueden ejemplificar esos cambios?

    Primero con la Constitución; luego, con el Banco Central, que dejó de ser autónomo. Tercero, la forma cómo organiza los ministerios; cuarto, la forma en la que trata de organizar a la economía social y solidaria y ahora apuesta por un plan de cambio de la matriz energética y productiva, que en definitiva busca apuntalar la infraestructura; además, impulsa un Código de la Producción.

    Esta es la primera etapa del gobierno de Correa. Luego viene una segunda etapa, que se da en medio de una coyuntura favorable para el país por el entorno internacional, sobre todo por los altos precios del petróleo en el mercado y nuestra alta dependencia de este recurso.

    Pero, a la par que inicia un nuevo mandato este año vienen los anuncios: eliminar el subsidio al gas, austeridad, explotar el ITT… Todo esto a pesar de los altos precios del petróleo.

    Este momento está pasando lo que tenía que pasar. Cualquiera que estudie economía sabe que en economía se trata de repartir recursos escasos. Si uno tiene que repartir recursos escasos, entonces tiene un horizonte presupuestario limitado; no se puede gastar más allá de lo que tiene y lo que ha pasado es que se tiene una alta carga de subsidios y un Estado empleador de última instancia. Entonces, uno tiene que llegar a tal punto a decir: ¡bueno, hasta aquí llegamos, porque los recursos no dan más!

    ¿Qué es lo que tiene que hacer ahora?

    Lo que tiene que hacer (el Gobierno) es buscar cómo hacer que el Estado deje de ser empleador e inversionista de última instancia y se convierta en un facilitador de la inversión. Ante ello se debe esperar que el Gobierno tenga que buscar cómo hacer alianzas con el sector privado, y este tendría que decir: «vamos a invertir en el Ecuador».

    En ese contexto, es algo curioso lo que pasó la semana anterior con lo del puerto de Guayaquil: la reunión del Grupo Nobis con la Ministra (de OO.PP.). Nobis es uno de los consorcios que más ha invertido en el país y eso nos dice que ya hay un empresariado que quiere invertir. Entonces, ya no es la pelea política lo que está de por medio allí, vemos que se puede dar una respuesta a partir del empresariado.

    ¿El Estado ya no da más?

    El Estado no puede seguir con la carga que estaba llevando, porque los ritmos de crecimiento del gasto en consumo y en los subsidios que tiene el Estado se iban mucho más allá de las tasas de crecimiento que estaba teniendo la economía nacional.

    ¿El Gobierno estaba consciente de esto?

    Creo que sí, pero el rédito político era mayor.

    ¿La explotación del ITT es una consecuencia?

    La política es así. En el caso del Yasuní tenemos que ver exactamente lo que ocurre: el Estado necesita recursos. El nivel de endeudamiento que se tiene con China, con la venta anticipada de petróleo, ya tiene un límite; además, hay que producir petróleo para honrar ese compromiso.

    Los ‘beneficios’ del Yasuní se verán en dos o tres años y mientras tanto ¿qué se puede hacer?

    Eliminar subsidios. Si solo se elimina una parte de los subsidios a los combustibles, digamos unos USD 3 000 millones al año, en cinco años o seis años tendría más recursos ahorrados que los USD 18 000 millones que se quieren sacar del Yasuní.

    El aporte académico y en las empresas

    El cargo. Rector de la Universidad Tecnológica Ecotec de Guayaquil. Investigador y docente.

    En la Academia. Ex Decano de la Facultad de Economía y Ciencias Empresariales de la UEES.

    Su aporte. Consultor económico y empresarial.

  • ‘Desyasunizar’ es un desafío publicitario

    Redacción Guayaquil

    La campaña de la Iniciativa Yasuní ITT logró ‘yasunizar’ a todo el país. Conquistó incluso a cantantes, actores, ecologistas, políticos y activistas de todo el mundo; pero, de manera especial, a los estudiantes y jóvenes ecuatorianos.

    Desde el lado del marketing, la iniciativa fue un éxito. El término ‘yasunízate’ se popularizó. Incluso en alguna ocasión el exvicepresidente de la República Lenín Moreno habló del tema y propuso incluir el término en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Eso, para referirse a las acciones que se emprenden en torno al cuidado del planeta.

    El proyecto generó una conciencia ecológica. La campaña abarcó eventos, conciertos, propaganda, publicidad y cautivó en redes sociales. Con todo este esfuerzo publicitario durante los últimos seis años surge un desafío: ¿es posible ‘desyasunizar’ a un país que creyó y se involucró en el tema ecológico? La campaña, que inició en el 2008 y tuvo un presupuesto de USD 7,3 millones para promoción y publicidad (incluido viajes), enfrenta el reto de convencer sobre la explotación segura.

    En redes sociales como Facebook y Twitter las expresiones a favor y en contra se dan a cada minuto. Para Marcelo del Castillo, director comercial de la firma Branding, la campaña estuvo bien sustentada; la difusión tuvo el plus de contar con muchos recursos. «La producción fílmica, el manejo de redes sociales y la presencia en ferias internacionales fueron vitales para fortalecer la iniciativa».

    Para él, en caso de una eventual explotación se debe hacer énfasis en mantener la conciencia ecológica que generó el tema. Aunque ahonda en que la campaña debe mantenerse y cambiar de objetivo: preservar esas zonas protegidas.

    Uno de los aciertos de la estrategia publicitaria fue que no existió muestras de regionalismo. Para Daniel Ortega, presidente de la Asociación de Marketing del Ecuador, la campaña manejó una visión mundial. «Ahora con un destino incierto para el Yasuní, lo esencial es reposicionar el concepto», señala.

    Para él, es necesario cambiar el concepto que implantó la iniciativa Yasuní ITT. Para ello se debe culturizar nuevamente a los convencidos de la campaña y lograr integrar a los que están a favor y en contra. «El desafío, ahora, es integrar a una población (…), apelar al tema emocional», explica Ortega. Añade que se debe trabajar en ello.

    Un plan estratégico de marketing puede tomar entre cinco y 10 años.

    Para medir la aceptación del cambio de la iniciativa es difícil determinar un período, ya que en este caso hay que integrar en esa nueva idea a niños, jóvenes, profesionales…, a todo un país. «El objetivo de cambio debe mirarse a largo plazo y medir los resultados a corto plazo, anualmente, por ejemplo», indica.

    Los especialistas consultados concuerdan en que al concepto de Yasuní no se lo debe sacar de la mente del colectivo; y recomiendan en que se debe vender la idea de que el Yasuní es de todos los ecuatorianos y que debe ser compartido para lograr un objetivo en común. «El parque Yasuní es de todos y se debe compartir y hacer participar a la sociedad para evitar un conflicto nacional», indica Ortega. La canción oficial de la iniciativa invitaba a ‘yasunizarse’. El reto es cómo explotar sin ‘desyasunizar’.

    LA CIFRA:
    USD 7,3 millones invirtió el Gobierno, según el balance de Ivonne Baki

    El especialista

    Juan Francisco Farías / Consultor y experto en Marketing

    ‘Un país chiquito propuso algo innovador’

    La iniciativa Yasuní ITT le contó al mundo sobre la biodiversidad que existe en Ecuador. Un país ‘chiquito’ le propuso al mundo algo innovador y que no se había visto antes. Producto de ello, toda la nación se sensibilizó, conoció y hasta adoptó una cultura ecológica.

    Lamentablemente, durante toda la campaña no quedó en claro que de no lograse el objetivo se tendría que recurrir a la explotación. En una campaña de marketing de este tipo se debe tener en claro todos los riegos que existen. Y así como se promocionan los beneficios se debió enfatizar en la explotación responsable que ahora proponen. De lo contrario, se pierde credibilidad, que es lo que le está pasando a la iniciativa.

    El Estado apareció con una idea ecologista y nueva; hoy, queda como un villano frente a los ciudadanos.

    El anuncio de la explotación y la afectación del 1 por 1 000 de los campos, por parte del Gobierno, debió incluírsela en la promesa de protección, desde que se inauguró la idea de preservar el Yasuní.

    Para enfrentar toda esa campaña que convenció al país sobre la protección del Yasuní se debe recurrir a la parte emocional. Se debe demostrar la inversión que realizó el Gobierno y dar a conocer que el mayor inyector de capital es el Estado y si este no dinamiza la economía, esa inversión va a disminuir.

    La estrategia debe puntualizar en demostrar que se intentó preservar el Yasuní, pero no tuvo acogida, ni apoyo internacional como se lo esperaba. En Ecuador, los temas de interés responden a una moda.

    Hace poco fue el tema de la muerte del ‘Chucho’ Benítez; hoy, es sobre la explotación del Yasuní; mañana será otra cosa y el tema pasará. Sin embargo, el colectivo no olvidará la situación y, más aún, si no hay una decisión oficial sobre la explotación. El Gobierno es muy hábil en el tema del marketing y debería aplicar una estrategia de comunicación para justificar esto. Como normalmente lo hace, se centrará en convencer a las clases media y baja, y poder manejar la situación. Una de las fortalezas de la iniciativa radica en la concepción de la propuesta.La aceptación y rechazo que generó la decisión de explotar los campos ITT ha generado mucha controversia que, afortunadamente para el Estado, puede ser contrarrestado por otros temas.

    Luego de unas tres semanas de campañas es posible evidenciar y medir la reacción de las personas en cuanto a la explotación petrolera del Yasuní.

    LA FRASE:
    ‘La campaña no dejó en claro que de no lograse el objetivo se tendría que recurrir a la explotación de los campos responsablemente’

  • El memo de la semana: La explotación del ITT

    El Ejecutivo puso fin a uno de sus proyectos emblemáticos que generó interés mundial y apoyo local: la Iniciativa Yasuní-ITT. Ecuador lanzó el proyecto hace seis años en la sede de la Naciones Unidas, en Nueva York, cuando pidió la «corresponsabilidad» económica de la comunidad internacional, para no explotar crudo en esta reserva natural.

    El objetivo del Gobierno era obtener aportes de al menos USD 3 600 millones a cambio de dejar bajo tierra unos 900 millones de barriles de petróleo y evitar que 400 millones de toneladas anuales de dióxido de carbono vayan a la atmósfera. Pero la meta prevista no se cumplió, más allá de los innumerables viajes y actividades publicitarias relacionadas con el proyecto.

    De acuerdo con el anuncio oficial, y en medio de las protestas de organizaciones sociales, indígenas y ecologistas, se espera que la explotación de los campos ­Ishpingo, Tambococha y Tiputini (ITT) genere ingresos por USD 18 000 millones. Tales recursos, se anuncia, irán a fomentar planes de salud, nutrición, combatir la pobreza, etc., aunque este Gobierno no ha escatimado recursos para promocionar sus logros en estos aspectos.

    Con la inminente explotación de estos nuevos campos, se espera que exista un control ambiental exhaustivo, para minimizar al máximo el desarrollo petrolero en esa región amazónica, ya que toda actividad relacionada con esta industria, destruye. En cuanto al destino de los recursos, la historia juzgará si su uso fue el más adecuado.

    La Frase:  »Lamentablemente, tenemos que decir que el mundo nos ha fallado, porque solo se han recogido 13,3 millones de dólares de aportes, apenas el 0,37% de lo esperado».   Rafael Correa /   Presidente

  • ‘La explotación petrolera en el Yasuní sería un retroceso’: Ricardo Abramovay

    Redacción Quito

    Uno de los más renombrados especialistas en desarrollo social de América Latina, el brasileño Ricardo Abromavay, presentó su libro en Ecuador: ‘Más allá de la economía verde’. El autor es catedrático de la Universidad de Sao Paulo y ha liderado temas de investigación en diversos campos económicos. Él señala tajantemente que el intento de producir con más ecoeficiencia, de cambiar la matriz energética y de aprovechar mejor la biodiversidad, en efecto es muy importante, pero es largamente insuficiente para los retos que exige la situación actual.

    Ud. plantea ir más allá de la economía verde. Y coloca a las corporaciones como las llamadas a generar un cambio. ¿El Estado ha fracasado?

    Debemos repensar los propósitos, el sentido, los objetivos de la vida económica y, sobre todo, lo que la economía, las empresas ofrecen a la vida social. Dado que los recursos son cada vez más escasos y están amenazados, es necesario que el mundo de los negocios haga no solo cambios graduales y adaptativos a las situaciones actuales, sino cambios que permitan la oferta de productos y servicios que sean realmente bienes sociales y no como hoy, tantos productos y servicios que son males sociales.

    Pero, ¿cómo esperar que haya un éxito de la mano del sector privado, cuando desde los Estados no ha habido resultados esperanzadores? Por ejemplo, hasta ahora no se logra un acuerdo dentro del Protocolo de Kioto…

    Es vital cambiar la noción de tiempo: los tiempos del Estado, del sector privado y de las organizaciones multilaterales son totalmente inadaptados para los días actuales. En el Estado se utiliza el corto plazo; en las empresas es lo instantáneo; y las organizaciones multilaterales se han perennizado y no cambian a la misma velocidad que el mundo actual.

    ¿Ir más allá de una economía verde significa no tocar los recursos naturales de un Estado, aún si se tratara de una explotación eficiente?

    La respuesta no puede ser una respuesta puramente técnica. Tiene que ser una respuesta que sea dada también por la sociedad y, sobre todo, por los pueblos que están en las regiones donde esta explotación de recursos va a ocurrir. En América Latina hay un retroceso generalizado con relación a este tema. Las Naciones Unidas le llaman a esto «el proceso de reprimarización de América Latina».

    Sí, esta dependencia, esta primarización de la economía genera ingresos que pueden solucionar problemas sociales, sin duda, pero que es, hasta aquí, un factor que compromete el futuro en términos de industrias innovadoras dentro de la economía del conocimiento.

    En Ecuador, el Gobierno culpó a la comunidad internacional de no aportar para dejar bajo tierra las reservas petroleras en el Yasuní. Por ello, la explotación sería inevitable para sostener el modelo de inversión en escuelas, hospitales, etc., y sacar a los ecuatorianos de la pobreza.

    Sería justificable si hubiera evidencias fuertes de que no se puede obtener recursos de otra manera. Y, personalmente, no creo que haya estas evidencias; es decir, veo que existen varios fondos nacionales y multilaterales que pueden dar ese dinero. Un ejemplo: Noruega tiene el Fondo Amazonía para Brasil, pero nuestro país no logra hacer proyectos viables y ese dinero no se usa. No me parece razonable decir que la comunidad internacional prefiere que Ecuador explote petróleo a mantener proyectos sustentables, a través de su biodiversidad.

    Sin embargo, al ser un país extractivista y no haber podido cambiar su matriz productiva se hace necesario explotar esos recursos…

    Ecuador fue un país pionero y de vanguardia en la idea de cuidar a la Pacha Mama, de preservar los derechos de la naturaleza, el buen vivir, etc. Era la idea más importante del siglo XXI, sobre la necesidad de lograr una unidad entre sociedad y naturaleza para generar ingresos que enfrenten los grandes problemas socio-ambientales. Por eso, no comprendo por qué esta promesa no se logró cumplir. Me imagino que hay los justificativos para ello. Para los observadores de afuera, que admiran la Constitución ecuatoriana, esto no puede ser visto sino como un retroceso, porque sí hay recursos internacionales para que no se haga la explotación de petróleo en esa rica zona de biodiversidad.

    Cuando se decidió la posible explotación del Yasuní, el Gobierno ecuatoriano sentenció que lo hace porque «el mundo nos falló». ¿Dónde están esos recursos que usted dice?

    En estos momentos hay cinco o seis movimientos que buscan contribuir a la reducción de los grandes problemas socioambientales humanos. El más importante es el de la coalición de negocios que involucra al World Business Council for Sustentable Development. Otros son las Benefit Corporations, sistema creado en EE.UU. por empresas que han asumido compromisos socioambientales.

    La extracción, no obstante, ha servido para generar cambios en las matrices energéticas y productivas de las naciones de América Latina. Incluso se han logrado mejores tasas de crecimiento que en otras regiones.

    Para diferenciar: el crecimiento en China llega a través de la investigación; en Latinoamérica, a través del consumo. La gente acá mejoró su ingreso, pero le cuesta llegar más a su trabajo, por ejemplo.

    China invierte más en energía renovable que EE.UU. y crea más patentes que muchos países.

    Mientras que para nosotros el petróleo tiene una alta capacidad de atracción, por sobre las ideas de otras formas renovables y prometedoras de energía.

    Su libro es como una especie de profecía apocalíptica: «…o el mundo cambia su modo de producción económica o se viene la noche».

    Un factor de esperanza es la conjugación de movimientos sociales con medios digitales. Hoy, un ‘smartphone’ tiene la potencia de la computadora de todo el programa Apolo, de 1969; está en las manos de las personas y funciona en red, esto tiene una capacidad de promover cambios que es extraordinaria. Y no solo en la economía, por medio de la economía del compartir, sino también en la política, en la sociedad, en la cultura, esto es un elemento muy importante que da esperanza.

    UN REPASO POR SU TRAYECTORIA PROFESIONAL

    La formación. Economista y Profesor Titular del Departamento de Economía y del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de San Pablo, Brasil.

    Experiencia académica. Investigador del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico.