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  • ‘Las cooperativas de ahorro en el país necesitan una racionalización’, dice Hugo Jácome

    Redacción Quito

    Entrevista a Hugo Jácome, superintendente de la Economía Popular y Solidaria explica su agenda de trabajo. El proceso de transición con la Superintendencia de Bancos tardará al menos un año.

    El nuevo Superintendente de Economía Popular y Solidaria (SEPS) suscribió un acuerdo con su similar de Bancos (SBS), para avanzar en el proceso de transición. De esta manera, arranca un largo camino para regular y supervisar a un gran universo de entidades.

    ¿Cuáles son las tres principales acciones que ejecutará en esta nueva Superintendencia?

    La primera tiene que ver con el fortalecimiento de las capacidades técnicas y humanas, para llevar a cabo los procesos de supervisión. La segunda es la transición desde la Superintendencia de Bancos hacia esta Superintendencia, porque hay un grupo importante de cooperativas que están bajo su control. La tercera, es la transición con el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), por las entidades que estaban bajo el control de la Dirección de Cooperativas.

    ¿A cuánto asciende el presupuesto de la SEPS?

    Aún no se ha definido, porque se está aprobando en estos días la estructura institucional de la SEPS, en los ministerios de Relaciones Laborales y en Finanzas. A partir de eso presentaremos nuestro plan anual de política pública y ahí definiremos el presupuesto.

    ¿Cómo se hará la transición con la SBS?

    La ley estipula que los funcionarios que han trabajando en el área de cooperativas de la SBS y del MIES podrán pasar a la SEPS previa nuestra evaluación. Entonces, primero vamos a hacer una evaluación del talento humano y el ‘know how’ que tiene la SBS; eso implica el traslado de los procesos de supervisión de las instituciones financieras, además del aspecto normativo y la transferencia del soporte tecnológico. El cumplimiento del proceso al menos tardará un año.

    ¿Se calcula un período similar con el MIES?

    Es un proceso de manera paralela, pero a lo mejor sea una transición un poco más rápida. En el caso del MIES se espera una depuración del registro de cooperativas de ahorro y crédito y de otras no financieras que efectivamente estén funcionando. El reto que tiene el MIES es depurar bien esa información.

    ¿Cómo procesará la SEPS esa depuración?

    Nuestra responsabilidad también es validar esa información y ese proceso es más fácil hacerlo con las cooperativas que están bajo la supervisión de la SBS, porque están bastante visibilizadas e insertas en procesos formales de supervisión. En el caso de las que vienen de la Dirección Nacional de Cooperativas, el proceso es más complejo, porque si bien nos pasaría un registro base, tendremos que depurarla y verificar si en la geografía están funcionando. Además, esas cooperativas tendrán que adaptar sus estatutos a la nueva ley y tendremos una base de datos depurada.

    Frente a todo el universo de pequeñas entidades financieras que operan en el país, ¿qué es lo que más preocupa a la autoridad de control?

    La mayor preocupación que uno tiene al asumir este reto es la heterogeneidad que tenemos en las organizaciones de economía popular y solidaria. Es decir, no solamente es un tema de cooperativas de crédito sino la SEPS tiene la obligación de controlar y supervisar a las asociaciones, las organizaciones comunales. Entonces es un ámbito bastante grande.

    ¿Cómo está el mapa de esas organizaciones?

    Para señalar algunos datos: están 39 cooperativas bajo el control de la SBS, más una caja central; en el MIES, se estima que hay 900 cooperativas de ahorro y crédito. Sumado a eso, existen 12 000 bancos o cajas comunales. En el sector no financiero existen unas 2 500 cooperativas, sean de producción, servicios, vivienda… y más de 9 500 asociaciones y 2 700 comunas. Es decir, es un ámbito bastante grande, en términos de lo que significaría la supervisión y el control. Pero la economía popular y solidaria también incluye a las unidades económicas populares.

    ¿De qué se tratan estas unidades?

    Es decir, todas las formas de producción, que se produce más a nivel micro, en el autoempleo, autosustento, microempresas, etc. De todas maneras, el ámbito de control se circunscribe a cooperativas, asociaciones y organizaciones comunales. Pero lo que más me preocupa es esta heterogeneidad de actores, del sector financiero y del no financiero.

    Frente a este gran universo de organizaciones, ¿hay demasiadas cooperativas en el país?

    Ecuador tiene una trayectoria de más de un siglo de cooperativismo vinculado a procesos económicos y sociales. Pero hoy, sí me parece que hay que racionalizar. Es decir, es importante que haya cooperativas en sitios donde no existe el acceso de servicios financieros y es ahí en donde se ha generado toda esta demanda de cajas o bancos comunales. Y es normal, sobre todo si no llega ni el sector público ni el privado.

    ¿Qué implica esa racionalización?

    Hay que tratar de propender a tener sistemas cooperativos fuertes, sólidos y grandes. Tampoco se trata de tener una diversificación y que después comienzan a hacerse daño entre cooperativas. Hay lugares en donde la densidad de cooperativas es extremadamente grande. Hay ciudades en donde funcionan tres o cuatro cooperativas en la misma cuadra.

  • El ritmo en el gasto enciende alertas

    Redacción Quito, Guayaquil y Cuenca

    Casi la mitad de los hogares del país tiene más egresos que ingresos. Así lo sostiene la Encuesta nacional de ingresos y gastos en hogares urbanos y rurales, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

    39 617 hogares fueron encuestados. De estos, el 41,1% se halla en esta situación financiera, lo que ha generado preocupación en diferentes sectores.

    «Esto inició hace 13 años, al implantarse la dolarización. Se ha venido agudizando conforme el paso del tiempo. Hay un alto gasto familiar y un elevado endeudamiento», indicó Víctor Hugo Albán, presidente del Colegio de Economistas de Pichincha.

    Datos de la Superintendencia de Bancos y Seguros revelan que a finales del 2012 el total de la cartera de crédito del sistema financiero fue de USD 15 774 millones. Mientras que en el 2004, fecha en que el INEC hizo la anterior encuesta nacional de ingresos y gastos, el crédito otorgado fue de USD 4 260 millones.

    Las cifras no han sido lo único que ha despertado la alarma del Colegio de Economistas. Durante los últimos dos años este gremio viene recibiendo a gente que busca ayuda para reestructurar deudas que mantienen con entidades financieras y tarjetas de crédito (10 000 casos).

    Esto impulsó al gremio a realizar una encuesta similar a la del INEC, con una muestra de 300 000 personas, divididas en cinco segmentos poblacionales. La conclusión a la que llegó fue que un total de 240 000 están endeudas, particularmente las que ganan hasta USD 300.

    Esto es peligroso para el país porque rompe el círculo económico, asegura Albán. «El ciudadano no paga, el banco tiene menos utilidades y menos capacidad de crédito. El sector productivo tendrá pocas posibilidades para desarrollarse y generar ingresos con los que pague a los ciudadanos, que son los consumidores. Esto genera inestabilidad en el sector financiero».

    Albán dice que la gente mantiene deudas principalmente con tarjetas de crédito. El uso de dinero plástico crece. Hace diez años, unas 750 000 personas tenían una. Ahora existen 2,5 millones de tarjetahabientes.

    Esta tendencia ha crecido de mano del consumo. En el país, según el INEC, el gasto promedio mensual es de USD 809,6. «Hay dos tipos de personas que están en esta situación. Unos son los que ganan muy poco, no les alcanzan sus ingresos para el mes y deben gastar más de lo que ganan, generando deudas. Los otros son quienes sin importar lo que ganen tienen más egresos», señala Wilson Araque, director del área de Gestión de la Universidad Andina.

    Él, además, explica que el panorama del país no es tan malo, pues el 58,8% de las personas tienen más ingresos que egresos. El 83,5% llega por ingresos de trabajo, seguido de otras transferencias.

    Esta gente es quien tiene capacidad de ahorro, según el INEC. Sin embargo, la entidad no explica sí efectivamente están ahorrando. El dato más cercano es el de la Superintendencia, que dice que los depósitos se han cuadruplicado en la última década. Hasta mediados de abril pasado llegaban a USD 22 136 millones.

    Araque explica que la gente que sí ahorra ha tomado conciencia de que debe destinar una parte de su sueldo para una meta en particular.

    «Destinar alrededor del 10% al 20% de los excedentes para un fondo de ahorros es una buena práctica. La gente que puede hacer eso tiene un presupuesto que le permite cubrir holgadamente las necesidades básicas. En el país, por lo que se ve, seis de cada 10 personas puede hacerlo, y es un porcentaje muy significativo. Eso nos dice que Ecuador ha mejorado su nivel de ingresos», dije Araque.

    El analista indica que al existir esta capacidad, urge que el Estado y las empresas privadas, sobre todo las vinculadas al sistema financiero, eduquen al ciudadano para el ahorro: cuentas en bancos, espacios de inversión que les generen rentabilidad con el mínimo riesgo posibles, entre otros son los mecanismos que recomienda para fomentar el ahorro.

  • En el país se privilegia el consumo pero falta cultura de ahorro

    El GASTO

    Daniel V. heredó una casa de sus padres, en el sur de Cuenca, y la arrienda por USD 250 al mes.

    También trabaja en una entidad financiera donde gana USD 550, por lo que sus ingresos bordean los USD 800 al mes. Este azuayo es soltero y arrienda un departamento, paga la cuota de su vehículo, gasta en alimentación, gasolina y rubros extras (diversión).

    Por ahora no ha identificado la importancia de ahorrar, porque tiene un patrimonio (inmueble). Sin embargo, cuando debe hacer arreglos en la casa que heredó, o se queda sin arrendarla, admite que ocurre un déficit en sus ingresos.

    Según el INEC, del gasto corriente total de los hogares ecuatorianos, el 77,2% es monetario y el 22,8% no monetario. Del gasto monetario, el 97,6% es gasto de consumo.

    Otro dato clave es que el 58,8% de los hogares tiene capacidad de ahorro, mientras el 41,1% de hogares tiene mayores gastos que ingresos.

    Jaime Carrera, director del Observatorio de la Política Fiscal, asegura que este comportamiento de la población no es adecuado para el nivel de crecimiento de una economía. «Un país que mucho consume no ahorra, y si no ahorra no invierte, y si no invierte no produce y no crece», resume Carrera.

    Mientras que Daniel Castro, consultor económico, explica que una de las causas de la falta de cultura de ahorro en el país viene de la crisis bancaria de 1999.

    Castro asegura que hay quienes en lugar de depositar sus ingresos en la banca los destinan a gastos y adquisición de televisores, vehículos y electrodomésticos de línea blanca.

    Añade que lo grave que se ve es que estas adquisiciones se hacen con tarjeta de crédito y no existe ahorro para tratar de comprar esos artículos.

    Andrés Mata, director de la Asociación de Almacenes de Electrodomésticos, señala que las ventas de esos artículos subieron en los dos últimos años. Aproximadamente el 65% de los clientes accede a estos bienes por medio de crédito directo.

    Otros datos

    Los electrodomésticos. En el país, la producción de línea blanca creció un 72% en los últimos cinco años, según estadísticas del INEC.

    Las importaciones. En el 2012 el sector importador destinó USD 600 millones para la importación de electrodomésticos (aparatos para el hogar en la línea de audio y video).

    Las adquisiciones. Según la Asociación de Almacenes de Electrodomésticos, los productos de audio y video son las estrellas a la hora de comprar, pues se cambian continuamente en los hogares (cada 2 a 4 años). Mientras que en el caso de cocinas y refrigeradoras, superan los 10 años de uso.

    Las productoras. Según el último Censo Económico del INEC, 102 empresas fabrican a escala nacional aparatos de uso doméstico. Pero el mercado nacional también da cabida a productos importados, como los de compañías como Haceb y Electrolux.

  • Las empresas buscan motivar al ahorro

    Carolina Enríquez Redacción Quito / LÍDERES

    Fomentar el ahorro y desarrollar programas de control del uso del dinero y de las inversiones de los trabajadores es considerado como parte de la responsabilidad social de las empresas.

    Sin embargo, en el país, son muy pocas las compañías que ponen en marcha estos procesos. Según Human Plus, empresa de recursos humanos, entre el 12% y el 15% de las firmas trabajan en estos planes.

    «No se realiza esto, porque los trabajadores, usualmente, prefieren usar el total de su dinero y no ven al ahorro como necesidad. En otros casos, son los sindicatos quienes se encargan de desarrollar fondos», manifiesta Eddy Troya, titular de la compañía.

    Esto último lo comparte Edwin Bedoya, representante de los trabajadores ante el Consejo Nacional de Salarios (Conades). Él explica que en los organismos de ahorro que poseen los sindicatos es posible depositar desde USD 5; es decir, un valor accesible para el empleado.

    Otra forma de ahorro, asegura, es el que se genera a través del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). Sin embargo, un ahorro mayor, fomentado por las empresas, no sería viable porque «los sueldos en el país son bastante bajos».

    Lo que sí destaca es que hay firmas que tienen una mejor organización y no solo fomentan el ahorro sino también la educación financiera y el crédito.

    Una de ellas es Telefónica Movistar de Ecuador. Los 1 300 colaboradores cuentan con un programa de asistencia, que brinda asesoría profesional en temas financieros-contables, legales, entre otros. Para utilizar este servicio, el empleado se contacta a través de una línea gratuita o envía su consulta por correo electrónico.

    Mientras que con relación al ahorro la empresa lanzó en el 2010 un plan global de compra de acciones, dirigido exclusivamente para empleados de las empresas del grupo, permitiendo así que todos inviertan en la compañía.

    Por otro lado, en Ecuador los colaboradores pueden acceder a un fondo de cesantía que facilita el ahorro para sus socios, a través de un aporte mensual que es directamente descontado de su rol de pagos. Alrededor del 90% está suscrito.

    Otras firmas como La Favorita explican que sí ha incentivado a sus colaboradores en el ahorro. La empresa dio charlas a todos los colaboradores a nivel nacional (8 000 empleados), sobre manejo del presupuesto familiar: definir el presupuesto mensual con base en sus ingresos, endeudamiento, no a los chulqueros, correcta inversión, consecuencias de un mal manejo de los fondos…

    Adicionalmente, La Favorita cuenta internamente con planes como «fácil ser accionista», con el objetivo de que los colaboradores puedan invertir correctamente sus utilidades. De igual forma a nivel de ejecutivos mantienen desde mucho tiempo un fondo de ahorro.

    Wilson Araque, director del área de gestión de la Universidad Andina, considera que las empresas que desarrollan estas prácticas ganan tranquilidad y estabilidad en los trabajadores.

    «Saben que cuentan con un fondo, que sirve como colchón, en caso de cualquier necesidad. Y no pierden la concentración, pensando en que tienen que pagar a sus acreedores, lo que impactaría en la productividad».

    El entorno nacional

    Un análisis. El presidente del Colegio de Economistas de Pichincha, Víctor Hugo Albán, reveló el año pasado que apenas el 20% de los ecuatorianos tenía la costumbre de ahorrar.

    En el país. La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos revela que el 58,8% de los hogares tiene capacidad de ahorro y posee más ingresos que gastos (el 41,1% tiene más egresos de lo que gana). Sin embargo, no precisa cuántas personas logran ahorrar en el país.

    El ingreso. El 83,5% del Ingreso Monetario de los Hogares tiene como fuente el trabajo (asalariado o independiente). El segundo rubro en importancia son las transferencias, con un 12,5%.

    Los datos. La encuesta de Ingresos la presentó el INEC el año pasado.

  • ¿Sabe usted cómo gastar su dinero?

    Arturo Castillo, Motivador y prof. de técnicas psicorrelajantes

    El Especialista

    Nada hay más soberano que la decisión de cómo gastar el dinero producto del trabajo. O por lo menos eso es lo que creemos. En la práctica, la generalidad de los individuos se deja persuadir por la publicidad, que ‘sugiere’ en qué y cómo ‘invertir’ el dinero.

    La clase media es la que más vive este espejismo. Sus esfuerzos están orientados hacia la adquisición de lo innecesario, impráctico y suntuario. Se convierte en una verdadera necesidad aquello que la persuasión publicitaria dictamina como tal. La estrategia sigue siendo la misma, aunque los medios se hayan refinado: inventar una necesidad, provocar ‘salivación’, antojo, y luego una urgencia irrefrenable de apropiarse del objeto, a toda costa.

    Desde ese momento, el supuesto control y soberanía,se convierten en dispendio, en compulsión consumista. En este punto, el riesgo de la quiebra es un asunto real.

    La previsión es clave para una economía racional y objetiva. Significa estar preparados para los inevitables tiempos de las vacas flacas. El ritmo de la economía moderna, caracterizado por el incesante lanzamiento de nuevos objetos al mercado, impide que los individuos generen ahorro. Hacen bien, entonces, algunas empresas al incentivar a sus trabajadores para que ahorren, mediante cajas solidarias, planes inteligentes y bien estudiados de ahorro e inversión.

    Evidentemente, esto cae en el ámbito de la responsabilidad social. Las compañías debieran organizar charlas periódicas sobre economía doméstica, para reflexionar sobre métodos de generación de ahorro, de optimización de gastos.

    Claro, han quedado en el pasado prácticas como el trueque, el intercambio de servicios, el ‘no dinero’, y se ha impuesto una de las máximas de la economía capitalista: el individualismo.

    Las empresas deberían encender una alarma cuando detectan que sus trabajadores gestionan préstamos permanentemente, con la queja de que nunca les alcanza el sueldo. Ello puede ser auténtico, pero puede ser un signo de que sus finanzas están fuera de control. ¿Deben las empresas intervenir en esos casos? La línea que separa el interés genuino y el intervencionismo es tenue. Aun así, hacer el bien es siempre la mejor opción.

  • El memo de la semana: Más normas de índole económico

    Tras la aprobación en la Asamblea Nacional del Código Monetario y Financiero, y una vez que exista el pronunciamiento presidencial sobre si cabe o no un veto al proyecto, viene una etapa compleja para su aplicación. Los banqueros han rechazado aspectos del nuevo Código y se muestran incómodos ante la normativa, que intensificará el control para garantizar los depósitos que se encuentran en manos de la banca privada, de la banca pública, las cooperativas de ahorro y crédito, y todo el sistema financiero.

    El Gobierno, en cambio, asegura que con esta nueva ley se cumplen sus objetivos de precautelar los recursos de los depositantes, otorga más instrumentos para atraer inversión privada, eleva los estándares de solvencia y seguridad del sistema financiero y fortalece la dolarización. Además, se impulsará desde la banca privada un mayor apoyo al cambio de la matriz productiva.

    En medio de estas posiciones diversas y aunque el Ejecutivo explica que el Código no era una proyecto para captar recursos privados y que no hay inconvenientes de liquidez, y presenta cifras, nuevas iniciativas de orden legislativo apuntan a tener más presencia estatal en otras fuentes de recursos. Tal es el caso del proyecto de Ley del Fondo de Cesantía del Magisterio, para que el Biess asuma ese fondo, y la reforma a Ley de Telecomunicaciones, para reducir las utilidades de los trabajadores de las empresas de telecomunicaciones. Sin duda son otros proyectos que merecen profundas reflexiones técnicas.

    La frase:  »Debido a las amplias facultades que tendrá la Junta, sería un desacierto total que el Gobierno se atreva por necesidades fiscales a tomar un fondo de liquidez».   César Robalino /  Pdte. Aso. Bancos

  • Xavier Serbiá: ‘Un plan estratégico empuja al ahorro’

    Andreína Laines H. Redacción Guayaquil / LÍDERES

    Su hoja de vida

    La economía. Serbiá es máster en Economía por el Trinity College en Connecticut, y MBA del Keller Graduate School of Management.

    Obras. Best-seller: ‘Cuatro pasos para la riqueza’ (2009) y ‘Pregúntale a Xavier’ (2011).

    La frase: «Hay que poner un límite a las deudas  y estas deben ser pagables»

    La cultura del ahorro es posible. Con esta premisa, Xavier Serbiá, exintegrante del grupo Menudo y actual presentador del programa ‘CNN Dinero’, de CNN en Español, llegó al país para dictar una conferencia. Serbiá se interesó por la economía cuando un corredor de Bolsa le hizo perder todo el dinero que había ganado en Menudo. Hoy, ofrece charlas y da algunos tips para ahorrar.

    ¿Qué es una ‘revolución financiera’?

    Es una transformación, porque hay una necesidad detrás que se tiene que cambiar, porque el statu quo no beneficia; eso, por el lado de la revolución. Y es financiera, porque está el manejo de recursos en una sociedad monetizada.

    ¿Es posible crear una cultura de ahorro en la región?
    La cultura de ahorro siempre ha existido. Uno sabe que tiene que posponer ciertos consumos, para guardar para el futuro. Ahora, ¿es suficiente ese ahorro para cubrir nuestras expectativas? Esa es la gran cuestión. Nuestros abuelos no pensaban en la jubilación, pero en el siglo XX ya se piensa en ese aspecto, porque aumentó la expectativa de vida. Y retirarse a los 65, 70… años, te lleva a pensar de qué vas a depender cuando eso suceda.

    ¿Cuánto es suficiente ahorrar?
    Hay gente que dice que el 10%, pero son mitos, porque quizás necesites el 20%. Yo recomiendo que por cada dólar de ingreso neto, después de impuestos, se destinen 36 centavos para pagar deudas, pero deudas que sean productivas y que a futuro den una rentabilidad. Por ejemplo, un curso para mejorar una habilidad y que puede hacer que en el mercado laboral paguen más. El resto del dólar se destina a las necesidades y aún hay centavos para ahorrar. El ahorro debe ser una prioridad, no el consumo.

    ¿Y cómo se puede ahorrar?

    Mediante un plan estratégico a corto, mediano y largo plazo. Y lo primero es pensar en la jubilación. Hay que pensar como si fuera una compañía, la diferencia es que un empleado vende a una sola empresa. Hay que aumentar el ingreso y se debe establecer de cuánto será el ­gasto, y si este se eleva hay que recortarlo, no asumir que no hay que hacerlo.

    ¿Qué gastos se podrían reducir?
    Hay gente que gasta mucho en comida y otras que lo hacen en ropa. Debe haber equilibrio basado en un plan estratégico. Si se gasta mucho en entretenimiento hay que buscar algo más barato.

    Usted habla de las decisiones personales y la psicología, ¿cómo influye esto en la economía global?
    El ahorro se traduce en inversión. Ese dinero que se coloca en los bancos lo usa otro a través de créditos, para generar negocios. Y el ahorro es positivo para la economía de un país. Hay elementos psicológicos que nos llevan a tomar decisiones correctas e incorrectas, por ejemplo en las inversiones. Arriesgamos sin medir los riegos y luego están las necesidades y el dinero es un recurso escaso para satisfacerlas. Entonces, debemos cuestionarnos cómo estamos administrando.

    ¿Puede un Gobierno crear políticas para el ahorro?

    Una de las funciones de los entes reguladores es revisar que los niveles de endeudamiento no vayan a desestabilizar al sistema financiero. El Gobierno debe tener formas de controlar la temperatura del mercado crediticio.

    ¿Cómo ve la economía nacional?
    Lo positivo a nivel macroeconómico es la estabilidad, eso está reconocido por los inversionistas… Hay una preocupación que está aumentando, que es el déficit y hay que pedir prestado. Eso es una preocupación a mediano y largo plazo. Sé que las políticas sociales han sido positivas para el Ecuador. Otro punto positivo es el ‘boom’ petrolero.

    ¿Cómo ve la apuesta de colocar bonos en el mercado internacional?
    Todos los gobiernos lo hacen, es una practica normal; venden bonos y los inversionistas los compran. Es normal que se financien los gobiernos para pagar deudas. Habría que analizar cuál es el costo y efecto de esa deuda.

  • Uber suma líos en todo el mundo

    Agencia AFP

    Uber, la exitosa startup de Silicon Valley para compartir automóviles y ahorrar dinero en taxi, ha sumado problemas en todo el mundo y corre el riesgo de tener que poner freno a su espectacular crecimiento.

    Desde su nacimiento, Uber recibió la declaración de guerra de agrupaciones de taxistas en muchas ciudades y reguladores en todo el mundo han intentado boicotear sus operaciones.

    Pero aunque Uber ha acumulado USD 1 200 millones -lo que le da un impactante valor de 40 000 millones-, parece haber llegado a una calle ciega incluso en la región donde se originó: California, en el oeste de Estados Unidos.

    Un juez en España prohibió el servicio, que consiste en una aplicación para móviles que pone en contacto a usuarios y conductores, argumentando que viola las leyes sobre la competencia leal. Nueva Delhi también prohibió las operaciones de Uber en la capital de India, después de que una pasajera acusó a un conductor de haberla violado.

    Tailandia también dictaminó que Uber era un servicio ilegal. Y en otros países o ciudades, como Alemania, Holanda, Dinamarca u Oslo, las autoridades buscan impedir el desarrollo de las actividades de la compañía estadounidense.

    Incluso en su país de origen, algunos municipios se volvieron contra ella como Portland, en Oregón (noroeste), y en su natal San Francisco, donde un conductor fue inculpado por un accidente que derivó en la muerte de una niña de seis años.

    Autoridades de San Francisco y Los Ángeles demandaron a Uber por mentir a los usuarios respecto a las tarifas y las supuestas revisiones de antecedentes.

    Uber opera en 250 ciudades en 50 países, según su fundador Travis Kalanick.