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  • Gisella Zambrano promueve el arte y la participación del artesano de las joyas

    Redacción Guayaquil

    En la sala de la casa de Gisella Zambrano reposan libros de arte, historia y poesía, colocados sobre las mesas. En las paredes, además de fotografías familiares se exhiben más de 12 cuadros pintados en óleo y acuarela; todos realizados por ella.

    Este amor por el arte y las humanidades ha sido siempre un rasgo característico de esta diseñadora de joyas afirma su madre, Adalgiza Valarezo. “Desde pequeña se ha sentido atraída por el mundo artístico; siempre le gustó pintar y demostró gran talento para ello”, recuerda la progenitora de la guayaquileña nacida en 1958.

    Fue esta habilidad lo que llevó a Zambrano a estudiar Decoración en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG) en 1975. Sin embargo, no terminó la carrera, porque dos años después se casó con el economista Jack Chávez, a quien describe como su “apoyo incondicional” y asesor en los negocios. Juntos, tomaron la decisión de mudarse a Neuchâtel (Suiza) en 1977.

    En esa ciudad, Zambrano realizó estudios de Bellas Artes en la Universidad de Neuchâtel; y de idiomas, en la Universidad de Fribourg y la Ecole de Comerce de Neuchâtel . “Ahí cursé materias como cerámica, dibujo e historia del arte. Nunca tomé diseño de joyas, pero desde ya ese tema me llamaba mucho la atención”.

    En 1984 retornó a su ciudad natal y los ocho años siguientes se dedicó solo a pintar y a cuidar a sus dos hijos, quienes ahora tienen 34 y 27 años. Luego, en 1992, se decidió a estudiar lo que tanto le gustaba e ingresó como alumna de Diseño de joyas en el Instituto Eurodiseño.

    Tres años más tarde, obtuvo el título de Tecnóloga en Diseño de Joyas. En conjunto con sus compañeras realizó algunas exposiciones de su trabajo. “Gisella fue sobresaliente como estudiante”, recuerda Francia de Sadum, directora de Eurodiseño. “Después, como profesional, demostró su preocupación por los detalles y su meticulosidad en el proceso creativo. Por esto, decidimos incluirla en nuestro equipo de docentes”, dice De Sadum.

    Así, desde 1997, Zambrano se inició como docente de ese instituto superior, una actividad que la sigue desempeñando hasta hoy. Además, ha sido invitada a dictar charlas y cursos en la Academia de Joyas Espinoza & Hijos, en la UCSG y en el antiguo Museo Antropológico Arte Contemporáneo (MAAC).

    En este museo, también se desempeñó como administradora de la tienda de artesanías y recuerdos, y en el 2005 empezó con sus exposiciones individuales. Luego, sus collares, gargantillas, pulseras, aretes y demás piezas se expusieron en el Espacio Latinoamericano en Bruselas (Bélgica) en el 2008; en el Museo Latinoamericano de Los Ángeles (Estados Unidos), en el 2009, y en la oficina comercial de la Embajada de Ecuador en París (Francia), en el 2011.

    Los materiales con los que trabaja son principalmente oro, plata, concha de nácar y concha spondylus. “El haber vivido en otro país, me hizo reconocer la importancia de destacar los productos y la historia ecuatoriana”. Sus diseños son inspirados por las culturas precolombinas de la Costa del Ecuador, principalmente por las figuras femeninas de las culturas Valdivia, Machalilla y Chorrera.

    El paso final del trabajo lo realiza con orfebres de las comunidades de la denominada Ruta del Spondylus. Estos artesanos de las comunidades de Libertador Bolívar, Dos Mangas, Sitio Nuevo, La Libertad y de otras más son quienes dan forma a los bocetos e ilustraciones ideadas por Zambrano. También trabaja con artesanos de Chordeleg (Azuay), Guayaquil y de la Isla Santay (Guayas).

    Su esposo dice que el trabajo que ella realiza es interesante y está vinculado a muchas personas. “Con los artesanos es justa y trata de mantener buenas relaciones. Es una mujer sensible y emprendedora; se fija metas y siempre las cumple”.

    Gracias a esa cualidad de emprendedora que destacan sus conocidos, sus diseños originales y representativos del Ecuador se han ganado espacio en el mercado de EE.UU. y de Europa. Actualmente, Zambrano exporta y comercializa sus productos hacia esos mercados. En Estados Unidos, especialmente a Los Ángeles, y en Europa, principalmente a Suiza.

    Daniela Muñoz es coordinadora de ferias y misiones de Pro Ecuador, institución que ha apoyado a la diseñadora en la promoción de sus productos en el mercado europeo. Ella señala que los diseños de Zambrano tienen un componente muy importante, que marca una diferencia en el mercado. “Resalta la parte étnica en sus joyas y eso les da un valor agregado frente al producto europeo. Por eso tiene éxito en este mercado, tanto como en Ecuador”.

    Todas las actividades realizadas por la emprendedora la llevaron a juntarse con otro grupo de artesanos en el 2006. Allí nació el Consorcio de Joyeros, con sede en Cuenca, para proyectar internacionalmente el diseño ecuatoriano. En conjunto, crearon la marca Grial. Paralelamente, Zambrano desarrolló su marca Drac.

    Anualmente, esta diseñadora lanza dos colecciones. Cada una se compone de entre 100 y 150 juegos de tres piezas cada una. Los valores de cada juego oscilan entre USD 150 y 600 en plata y de 5 000 en adelante en oro, dependiendo del peso y de la dificultad de creación.

    Algunas de sus colecciones más destacadas son Oculta y Poderosa, y Accesorios Orgánicos La Venus, que se han comercializado local e internacionalmente.

    Ana Teresa Nouhra es amiga de Zambrano desde hace más de 40 años. Dice que “es una mujer que nunca se cansa de aprender cosas nuevas”. Esto se ve reflejado en los últimos estudios realizados por esta diseñadora de joyas en el 2011. Ella cursó una especialización en negociaciones internacionales en la UCSG.

    Algunas destrezas

    La docencia. Imparte las materias de Fundamentos del diseño y Diseño de joyas en Eurodiseño. A esto dedica ocho horas a la semana.
    Los materiales. Prefiere realizar sus creaciones con materiales nacionales como oro, plata, concha de nácar y concha spondylus.

    ACERCA DE GISELLA ZAMBRANO

    Ella combina sus habilidades innatas con los estudios

    La secundaria. Se graduó en el Colegio Nuestra Señora de la Merced, de Guayaquil.
    Bellas Artes. Obtuvo un título de Bellas Artes en la Universidad de Neuchâtel, Suiza.
    El diseño. Estudió diseño de joyas en el Instituto Eurodiseño.

  • El arte se disfruta con un buen café

    Redacción Quito

    Las pinturas de Endara Crown, César Manrique, Luis A. Martínez… son algunas de las obras que junto a otras antigüedades y esculturas decoran el Café Sibarí, un restaurante y galería de arte que funciona en la capital desde 1999.

    Ese año, con el proceso de dolarización en marcha, su dueño, Rubén Darío Vásquez decidió abrir un espacio que combinara el arte, el café y la tertulia. Comenzó con una inversión cercana a USD 5 000, para la adecuación de un pequeño local en la calle Jerónimo Carrión, en el norte, y en la decoración se utilizaron las obras de la galería de arte de la Fundación Exedra, que entonces lideraba Vásquez.

    “La idea era tener un café cultural. A veces organizábamos subastas a martillo, pues muchos de los autores también eran clientes nuestros”, cuenta. “Fuimos muy pioneros en el concepto de café-boutique. Los objetos que decoraban las paredes estaban a la venta, incluso diseñamos nuestras propias tasas a colores y nuestros clientes las compraban luego de tomarse un café en ellas”, agrega el dueño.

    Para finales del 2006, el Café Sibarí recibió una invitación del Instituto Metropolitano de Patrimonio, que entonces llevaba el nombre de Fonsal, para ser parte de la reconstrucción del Centro Histórico.

    Ese año, el café se trasladó a la calle Junín en el barrio San Marcos, mientras la casa 707 de la calle La Ronda era reconstruida con fondos de la ex Fonsal.

    Esa reconstrucción tardó un poco más de un año y fue necesario levantar paredes, adecuar las instalaciones y hasta los pisos de la casa. Vásquez, como restaurador de arte, participó en ese proceso.

    “Se pusieron paredes de cristal, se construyó una tarima para espectáculos en la plaza central… se levantó toda la estructura de la casa. Fue un proceso largo que terminó en el 2008”, recuerda Manolo Sandoval, administrador del negocio.

    Para diciembre de ese año se abrieron las puertas del nuevo local, en medio de las Fiestas de Quito. “Tuvimos muy buena acogida”, recuerda el administrador.

    El año pasado, el Café Sibarí facturó cerca de USD 130 000. Organizar un evento en este espacio es posible a un precio que oscila entre los USD 600 y 1 500, dependiendo del día. A eso hay que sumar el costo del catering, el personal de servicio, renta de equipos y menaje.

    El ambiente acústico de este café, en un ambiente de fiesta entre pasillos, trova y boleros, se presta para las más singulares historias. Luz Elena Galeano, quien trabajó tres años en el café, cuenta que fue testigo de cuatro pedidos de matrimonio. “De los cuatro, a uno le dijeron que no, y otro fue para mí… ya me casé”, recuerda.

    Este es un lugar familiar, por lo que sus clientes son de todas las edades. Aunque en algunas ocasiones, también se renta el espacio para eventos institucionales.

    Empresas como Roche, Claro, Quito Turismo… han organizado eventos en el Café Sibarí. Santiago Valdivieso, de Correos del Ecuador, destaca el concepto y servicio del café. “Es un sitio acogedor y en donde uno se siente a gusto”.

    Nuevos proyectos

    • Traslado. El Café Sibarí cerrará sus puertas en La Ronda, para abrir un nuevo local en el mes de noviembre, en el sector de La Mariscal.
    • El concepto. Actualmente, el café cuenta con capacidad para 200 personas y ofrece espectáculos de música en vivo, teatro, cine, exposiciones de miércoles a domingo.

  • Catalina Gómez empuja al artista en Ecuador y Nueva York

    Ivanna Zauzich

    La parte más difícil de emigrar es abandonar las costumbres, amigos y cotidianidad del país de origen. Sin embargo, esa experiencia puede brindar otras oportunidades de crecimiento.

    Así lo asumió Catalina Gómez (agosto de 1975) quien partió con sus padres y cinco hermanos a Nueva York (EE.UU.) cuando tenía 18 años. En esa ciudad estudió Contabilidad y Finanzas con una Licenciatura en Ciencias de la Computación en The City University of New York (Cuny).

    Después de trabajar en empresas privadas, el año pasado emprendió un proyecto para dar un espacio a los pintores, cineastas, diseñadores y escritores ecuatorianos para que presenten sus creaciones y den a conocer sus tendencias. Esto lo hace a través del magazine L’escalier (www.lescaliermag.com), cuya edición impresa se reparte sin costo en boutiques, librerías, galerías de arte y centros artesanales en Ecuador.

    En esta publicación, los artistas promocionan sin costo su trabajo. También busca que estos profesionales se agremien, desarrollen estrategias, expongan y muestren su creatividad al mundo.

    En la oficina de Nueva York, esta cuencana coordina la publicación, que también trata temas de concienciación ambiental, reflexiones políticas, entre otros aspectos. Esta cuencana evidencia en sus actos ser una perfeccionista, asume el control cuando va a ser fotografiada y no deja al azar ningún detalle durante una entrevista.

    Ese carácter fuerte es una de las cosas que recuerda su amiga de la juventud, Diana Carchipulla. Además resalta que Gómez es perseverante, confiable, y aunque parece seria, tiene sentido del humor. «Con todas estas cualidades fue una guía y ejemplo para sus cinco hermanos menores».

    Desde que era niña, esta profesional demostró ser dinámica y con visión sobre el futuro, recuerda otra amiga, Inés Luzuriaga. Desde esos años era optimista y se proyectaba como una persona de mente abierta, con ganas de cambiar el mundo. En el colegio, recuerda Luzuriaga, era participativa, colaboradora y querida entre sus compañeros.

    Esta percepción no dista mucho de lo que se ve en el muro de Facebook de esta cuencana. Allí comparte mensajes para el cuidado del medioambiente, críticas al maltrato animal, apoyo a la liberación femenina y la conquista de los derechos, así como fotos escalando montañas y recorriendo paisajes naturales como playas, selvas, nevados… Una de las cosas que más valora Gómez es la riqueza natural que existe en Ecuador, donde se encuentran diferentes climas a menos de 100 kilómetros distancia.

    Sin embargo, esta emprendedora no se queja de su cotidianidad en Nueva York. Desde su oficina, en un segundo piso, se conecta a Skype para comunicarse con las 12 personas que trabajan en L’escalier, en Cuenca.

    Esa dinámica entre trabajo y oficina no es nueva, ya que por más de 15 años trabajó en el sector financiero estadounidense. Angel Solís, gerente general de Austro Financial Services en Nueva York, conoce la trayectoria de esta azuaya y destaca su capacidad, colaboración y espíritu de superación. Agrega que en lo personal es amable, honesta y con ganas de aportar a la sociedad.

    Léscalier es el legado de esta mujer pujante que, aunque se desarrolló en el mundo financiero en firmas como WJB Capital Group, en su interior lleva una artista. Ahora quiere colaborar mediante este espacio para que poetas, pintores, cineastas y más artistas den a conocer su trabajo y se proyecten en el mercado, explica el diseñador de modas Daniel Crespo.

    La inversión para L’escalier bordeó los USD 40 000, y fue una apuesta de Gómez. Ella dejó su trabajo en el mundo financiero porque identificó que después de la crisis que experimentó EE.UU. en el 2008, ese sector decreció. Esa coyuntura le dio la fuerza que necesitaba para iniciar este proyecto que busca impulsar una cultura artística en Ecuador.

    Con 1,60 de estatura, sus perspectivas son altas. Espera que esta iniciativa estimule a los artistas de todas las áreas a superarse y seguir trabajando en lo suyo. Cuando ella especifica quiénes están en este ámbito, no duda en mencionar a magos, escapistas, chefs, modelos, payasos y cualquiera que demuestre una habilidad.

    Para la diseñadora gráfica Carolina Jaramillo, L’escalier es un espacio positivo para Ecuador. En otros países como Argentina, Brasil y Uruguay hay proyectos similares para construir una cultura que impulse la creatividad. «Es lo que faltaba en el país».

    Diana Carchipulla recuerda que esta emprendedora era selectiva con sus amistades. Hoy mantiene esa política, ya que en Facebook tiene 72 contactos, con algunos ha mantenido el contacto por 20 años. Sus gustos por la gastronomía cuencana también están intactos, al igual que sus amistades. Disfruta con el mismo gusto el cuy, el mote sucio, el choclo con queso, las cascaritas (cuero de cerdo horneado) y otros platos típicos del sur del Ecuador. «Soy 100% cuencana y me siento orgullosa de mis raíces».

    La fotografía es otra de sus aficiones. Cada vez que mira una imagen que impacta, la captura y la sube a su muro para compartirla. Las fotos más recurrentes son paisajes y estructuras arquitectónicas como edificios, túneles y puentes.

    Ella no ha recibido cursos, pero se describe como inquieta, y cuando algo le interesa, aprende al respecto. También busca el lado positivo de cada cosa que sucede en su vida. Por ejemplo, de emigrar rescata las oportunidades educativas y los buenos amigos que ha hecho en EE.UU.

    Empuja al artista en Ecuador y Estados Unidos

    La primaria. Estudió en la Escuela 3 de Noviembre.

    La secundaria.  Cursó en el Colegió Asunción, donde se graduó con especialidad en física matemática, en 1994.

    Autodidacta.  Es inquieta y aprende sobre lo que le interesa, como fotografía, arte y literatura.

    www.lescaliermag.com

  • Wilfrido Pazmiño es un maestro en el arte de la joyería

    Leonardo Gómez / Redacción Quito

    Wilfrido Pazmiño conoció la orfebrería en 1963 de la mano de su hermano mayor, en Cuenca, con apenas 11 años de edad. Cinco décadas más tarde, este artesano es reconocido como uno de los más importantes joyeros en la Atenas del Ecuador.

    Guarandeño de nacimiento y cuencano de corazón. Pazmiño dejó su tierra natal cuando tenía 6 años, para radicarse en Cuenca junto a su familia. Aprendió sus primeras letras en la Escuela Abdón Calderón, en Guaranda; pero sumar, restar y multiplicar fue algo que aprendió en la Escuela Miguel Ortiz, en Cuenca.

    ‘Wilo’, como lo conocen su amigos más cercanos, es el cuarto de seis hermanos. Nació en abril de 1952 y creció en el seno de una familia unida de clase humilde.

    Sus estudios secundarios los realizó en el Colegio Octavio Cordero Palacios, que fue cerrado en 1966 por la Junta Militar que gobernaba en esos tiempos.

    De inmediato, él y sus compañeros fueron reubicados en el Colegio San Francisco, de Cuenca, pero no escarmentaron y organizaron una protesta en defensa de los sueldos de los profesores.

    “Nos cerraron el colegio por revoltosos”, recuerda Pazmiño, “en el nuevo colegio protestamos por los sueldos de los profesores para que ganen más… ese año pasamos todos con buenas notas”.

    En ningún momento descuidó su pasión: la joyería. Mientras maduraba, sus habilidades como orfebre aumentaron, permitiéndole abrir su propia joyería a los 15 años de edad. Se graduó del colegio en 1971 y ese mismo año se casó.

    Siete años duró su primer matrimonio y producto de ello tuvo tres hijos: Pablo, Juan Esteban y Lesley.

    Durante dos años y medio estudió arquitectura en la Universidad Estatal de Cuenca y otro año estudió Ingeniería Química, en la misma institución, para perfeccionarse en el dibujo y conocer los diferentes procesos químicos que podría aplicar en la joyería.

    Su reputación como orfebre iba creciendo, por lo que en 1977 fue premiado por el desaparecido Instituto de Investigación con la presea “Manuel Chilí Caspicara” al Mérito artesanal; un año más tarde obtuvo una maestría en Joyería en el mismo instituto.

    A causa de su traspié sentimental se trasladó a Quito y abrió una joyería a la que llamó Lesley, como su tercera hija.

    Impulsado por sus estudios en minería viajó a Nambija junto con su hermano menor Luis para trabajar como minero durante cuatro años. “Encontramos oro desde 1982 hasta 1984. Incluso perdimos un compañero que quedó sepultado por las explosiones de dinamita en la mina”, recuerda su hermano.

    En Quito se volvió a casar y con el nacimiento de su cuarto hijo, Adrián ‘El Quiteño’, Pazmiño dejó la actividad minera, a la que siguió estudiando en la Facultad de Ingeniería, Minas y Petróleo de la Universidad Central.

    Enviudó y regresó a Cuenca. En la capital azuaya empezó a formar nuevos joyeros artesanos; también abrió la Joyería Wilo.

    Oswaldo Guillén, accionista de Guillén Joyeros ha trabajado con Pazmiño desde hace 25 años. Con él diseñó varias de las joyas que utilizaron las candidatas del concurso internacional de belleza Miss Universo, que se organizó en Ecuador en el 2004.

    Guillén recuerda a Pazmiño como un sabio de la orfebrería. “Yo diseño las piezas de joyería, pero Wilfrido es quien nos da las soluciones para construirlas”.

    Guillén cuenta que en la década de los 80 muchos orfebres migraron a países como Italia, España… También Pazmiño viajó a EE.UU., pero un año más tarde regresó para estar con su familia.

    “Menos mal Wilfrido se quedó en Ecuador, muchos migraron pero aquí se quedó el mejor orfebre”, añade Guillén. “Todo joyero en Cuenca, sea de la vieja guardia o de las nueva generación, conoce el trabajo de Wilfrido”.

    Pazmiño toca la guitarra y, si el tiempo lo permite, se reúne con amigos para contar chistes y entonar pasillos, boleros y yaravíes… “Tocamos también rancheras mexicanas, pero la canción que recordamos con más cariño es A mis amigos, de Alberto Cortez”, recuerda Efraín Echeverría, amigo desde hace 30 años.

    Estando en Cuenca, Pazmiño se casó por tercera vez y tuvo dos hijos más, Valeria y Josué David. Además se relacionó con diferentes gremios de joyeros y empezó a dar conferencias, talleres… Fue becario del Instituto Ítalo Latinoamericano y del Centro de Formación de Valencia, Italia, en 1994 y secretario de la Asociación de Joyeros del Azuay, en 1995.

    En el 2000 obtuvo la presea “Gaspar Sangurima”, otorgada por el Concejo Cantonal de Cuenca.

    Dos años más tarde se convirtió en profesor de Diseño Aplicado a la Joyería en las Técnicas de Casting, Repujado y Armado, en la Universidad del Azuay. Y en el 2003 obtuvo una licenciatura en Ciencias de la Educación.

    Fabián Idrobo, alumno y colega de Pazmiño, lo recuerda como uno de los mejores profesores en el arte de la joyería.

    “Es un profesor exigente y tenemos una amistad de unos 10 años. Con él aprendí el montaje de piedras, tallado, a distinguir el material adecuado para hacer anillos de grado y matrimonio, también me enseñó el reconocimiento de piedras, filigrana y repujado”, cuenta.

    Entre el 2001 y el 2004, Pazmiño viajó a Pereira y Armenia, en Colombia, para dictar cursos de orfebrería.

    En el 2010, a través de su página web, fue contactado por Hernán Macalupú, dueño de Cite Joyería, en Catacaos (Perú) para que capacitara a sus joyeros.

    Pazmiño continúa manejando su joyería en el norte de Cuenca. Allí fabrica un promedio de 1 000 piezas de plata, factura al mes USD 3 000 en moldeado de oro y USD 2 800, en talleres.

    ACERCA DE WILFRIDO PAZMIÑO

    Una carrera dedicada a la orfebrería

    • En 1977. Fue premiado con la presea «Manuel Chilí Caspicara» al Mérito artesanal.
    • En el 2000. Obtiene la presea «Gaspar Sangurima», otorgada por el Concejo Cantonal de Cuenca.
    • En 1995. Fue secretario de la Asociación de Joyeros del Azuay.

  • Los trabajos de arte, diseño y producción, en ‘la rueda’

    Redacción Guayaquil

    Los cortos, documentales, piezas y spots publicitarios, logotipos y demás proyectos relacionados con el diseño, arte y producción realizados por estudiantes de la Escuela de Diseño y Comunicación Visual (Edcom) de la Escuela Superior Politécnica del Litoral, se expondrán en un evento denominado La Rueda.

    La exposición, que iniciará el 16 de octubre y se extenderá hasta el 1 de noviembre, muestra una selección de los mejores trabajos de los alumnos de la unidad. La cita será en el campus Gustavo Galindo de la Espol, en el sector de Prosperina (noroeste de Guayaquil).

    Los estudiantes de las carreras de Licenciatura en Comunicación Social, Diseño Gráfico y Publicitario, Diseño Web y Multimedia y Producción Audiovisual participarán con los proyectos que realizaron en el último semestre. Especialmente, en las asignaturas relacionadas con la fotografía, producción, edición, serigrafía y animación.

    La Rueda busca dar a conocer al público el nivel académico de los estudiantes de la Edcom, además de integrar y motivar a los estudiantes.

    Para este año, se tiene previsto la exposición de obras artísticas, cortos y documentales. Los proyectos propuestos pasan por una preselección, con el objetivo de escoger los mejores trabajos.

  • Figuras de vírgenes, hadas y dragones… son su oferta

    Redacción Cuenca

    Vírgenes cholas. Ese es el nombre del producto que elabora la cuencana Isabel Calderón. Son vírgenes con faldas pintadas a mano con flores diminutas. Además, la corona de la Madre de Jesús tiene la misma dedicación, ya que se elabora en plata tejida en filigrana (técnica de hilos delgados) o bañada en oro.

    Estas vírgenes, que bordean los USD 200, se comercializan en el local Isabel Calderón Artes, en Cuenca, y su facturación bordea los USD 3 000 al mes.

    Calderón descubrió que tenía talento para las artes desde los 14 años. En su adolescencia moldeaba figuras en porcelanicrón y paulatinamente aprendió a usar otros materiales como la resina.

    En 1997, con su aprendizaje, se enfocó en diseñar un producto nuevo y ahí nacieron las vírgenes cholas.

    La inversión para comprar los materiales (moldes, plata, oro, telas especiales, etc.), bordeó los USD 2 000. Esta azuaya trabajaba sola desde un taller que adecuó en su hogar y sus ventas bordeaban los USD 600 al mes. Una oportunidad que impulsó el trabajo de Calderón fue exponer sus creaciones en el Centro Interamericano de Artesanías y Artes Populares (Cidap).

    El exdirector de ese centro cultural, Claudio Malo, recuerda que conoció estas pequeñas esculturas hace más de 10 años. Él resalta el trabajo de esta azuaya, por su creatividad y minuciosidad para decorar las vírgenes. Con tela engomada logra que se vean los pliegues en los vestidos y «la expresión del rostro de las imágenes reflejan el amor de una madre».

    Para Malo, la perfección en cada figura muestra la pasión de Calderón por el arte. Otro punto importante es que esta azuaya a través de sus figuras rescata la cultura cuencana.

    Desde hace 6 años, Calderón amplió su oferta con hadas, dragones y otros objetos decorativos.

    Su local en La Esquina de las Artes, centro de Cuenca, es colorido por vírgenes con trajes en tonos brillantes y pintadas a mano. Del techo cuelgan hadas que le dan un toque mágico a su local. Al menos así lo describe Daniela Tamayo, quien conoció el trabajo de esta artista por una amiga. Es un espacio idóneo para escoger regalos para niños y adultos. Además, hay portarretratos en aluminio repujado, colgantes en fibras naturales, tarjetas hechas a mano.

    Los precios van de USD 5 a 250. Este valor es por las figuras más trabajadas. El precio depende de los detalles pintados a mano en su falda. Cada virgen tarda hasta una semana por el moldeo de la resina, el proceso de lograr los pliegues en la ropa, trabajar la corona en metal…

    Para este trabajo, Calderón contrató la ayuda de una persona más que trabaja a tiempo completo. Además, cuando tiene mucho trabajo recibe la ayuda de otra empleada por prestación de servicios. Esta azuaya disfruta enseñarles el arte de las vírgenes cholas.

    Su oferta

    Clientes. Un 60% son ecuatorianos y el resto son italianos, españoles y de otros países de América del Sur.

    Trabajo. Cada virgen es exclusiva. Calderón no repite los colores ni diseño de la corona o flores.

    Otros. Los ángeles también son parte de su oferta artística.

  • Paula Arias le pone arte a los objetos y prendas cotidianas

    Redacción Quito

    Paula Arias siempre se ha movido en el mundo del arte. Desde escultura, pasando por la fotografía y la pintura, han sido las actividades en las que ha buscado perfeccionarse.

    Su historia se remonta cuando estudiaba en el Colegio British School (Quito), a inicios de la década pasada. Desde esa época demostraba aptitudes para las actividades artísticas, por lo que se graduó de bachiller con esa especialidad.

    Luego viajó a Buenos Aires (Argentina), en donde se graduó de Bellas Artes en la Nueva Escuela de Comunicación y Diseño, en el 2010. Al año siguiente se especializó en escultura, en la Universidad del Museo Social Argentino.

    También se ha formado en una decena de cursos y ha trabajado junto a otros artistas, como María Jesús Neco o Claudio Gallina, reconocidos en la capital argentina. Pero al retornar al Ecuador, hace dos años, le surgió la inquietud de emprender su propio negocio.

    Arias buscaba qué hacer con su arte. Quería que sus obras, con contrastes y combinaciones de vivos colores, se plasmaran en objetos cotidianos. Mandiles, chompas, cojines, bisutería… todos estos artículos se pueden encontrar en el bazar galería Paula Arias Arte Aplicado.

    En cada uno de sus productos hay una creación de esta quiteña. Su concepto es la elaboración de objetos útiles para sus clientes; no se quiso especializar en moda o artículos suntuarios; su valor agregado para cautivar clientes son sus diseños artísticos.

    Para iniciar el emprendimiento invirtió a principios de año USD 10 000, en adecuar un local en la av. Coruña (norte), y en la producción de los ítems.

    Por ejemplo, ofrece mandiles de chef, colchonetas para realizar ejercicios o yoga, cojines, mochilas, pufs y más.

    Arias trabaja con otros proveedores para cada uno de sus artículos. En el caso de los textiles su proveedor es So High Design. La artista entrega los diseños y la firma se encarga de manufacturarlos.

    Las ventas al mes ascienden a unos USD 500. Entre uno de sus proyectos está impartir talleres. También elabora artículos bajo pedido, con los diseños y la cantidad que el cliente requiera.

    «Los productos son de buena calidad y, sobre todo, sus diseños, excelentes», indica Daniela Páez, una arquitecta quiteña. Una de las cosas que destaca la arquitecta es que a pesar de que los diseños son exclusivos, los costos de los productos son competitivos. En ello coincide Álvaro Hernández, diseñador multimedia quien adquirió un mandil de cocina.

    Los otros servicios
    Los cursos. En el bazar también se imparten cursos de arte (pintura y escultura) para niños.

    La promoción. La tienda se muestra en su fan page en Facebook. Distribuye sus productos en bazares de diseñador, como La Caprichosa.10 000 dólares fue el monto inicial del emprendimiento.

  • En sus manos, el arte quiteño se mantiene vivo

    Redacción Quito

    El taller de MS de Cedro es un viaje al pasado. La iniciativa, ubicada en Quito, elabora piezas finas en madera que rescatan los diseños precolombinos y técnicas de la Escuela Quiteña.

    Un espejo con estilo precolombino, un cuadro con un marco de pan de oro, ángeles y juguetes forman parte de la oferta de este emprendimiento artesanal.

    Los artículos son tallados y pintados a mano. «Son piezas únicas de colección«, indica Mónica Salazar, quien empezó este oficio hace más de 35 años.

    Ella elabora el diseño y uno de sus tres talladores de confianza plasma la idea en la madera. Posteriormente, Salazar pinta y decora las piezas.

    Al principio, Salazar también tallaba, pero lo que realmente ama es la pintura. Las cajas musicales, juguetes y adornos lucen envejecidos, una técnica que aprendió y perfeccionó desde muy joven.

    Incrustaciones de perlas, pan de oro y otros metales convierten a sus artículos en verdaderas piezas de colección. La emprendedora ha elaborado piezas como elefantes y jirafas de tamaño natural, para embajadas y empresas. Bajo pedido, el taller también elabora muebles y piezas de colección.

    Para contribuir con al ambiente, Salazar decidió a fines del año pasado reforestar una hacienda de 18 hectáreas, que tiene en el sector de Chillogallo, en el sur de la ciudad. Para ello, plantó unos 500 árboles.

    Pablo Araya, su esposo, también se enamoró del oficio. Este chileno decidió dejar su empleo de auditor en una empresa privada, para ayudar a Mónica en el taller. «Había mucha demanda, el taller tuvo su auge en los años noventa. Incluso exportamos a España y EE.UU.», cuenta.

    Con el aumento de bienes importados en el 2000, los artículos dejaron de llegar de manera masiva y se convirtieron en productos apetecidos por coleccionistas. «Para poder competir, lo que tratamos es que nuestros productos rocen el arte y buscamos salir de los cánones comunes», indica Araya.

    La principal estrategia de ventas del taller es la exhibición en ferias. Ana Lucía Zavala, clienta desde hace ocho años de este taller, comenta que el trabajo es original y de excelente calidad. «Yo mando a elaborar cosas exclusivas, especialmente adornos». Ventas Los productos. El taller oferta juguetes, espejos y adornos desde USD 20. Piezas de tamaño natural pueden costar hasta USD 1 200.La facturación. El taller tiene ingresos de USD 1 000 mensuales. La materia prima. Usa madera de cedro, laurel, entre otros.21 años tiene el taller MS de Cedro.

  • Los artistas encuentran el color en su tienda

    Redacción Quito

    Esta tienda no tiene clientes tan habituales. Eduardo Kingman, Carlos Catasse, Ricardo Dávila, Jaime Zapata, entre otros pintores ecuatorianos destacados, han llegado hasta sus vitrinas para adquirir los materiales que les han permitido realizar sus obras de arte.

    Sbandra es un sitio que cuenta historias. Es ese lugar al que han visitado y visitan los artistas con inquietudes, para juntar todos los insumos y plasmar sus creaciones. En este local, ellos han adquirido pinceles, óleos, lienzos, acuarelas, paletas y más, que ahora forman parte de algún fresco, grabado, litografía, etc., de los artistas nacionales.

    ‘El que pega primero, pega dos veces’; esta frase también se aplica en el mundo de los negocios y fue la motivación para que Stella Barrera decidiera emprender su tienda hace 28 años.

    Personas vinculadas en ese ámbito le recomendaron que incursione en ese mercado, debido a que en esa época, no existían tiendas de ese tipo en Quito.

    Luego de dejar la gerencia en una constructora y un paso por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, por sus siglas en inglés), abrió su negocios, en el sector de La Mariscal (centro-norte de Quito).

    Para ello invirtió entre USD 3 000 y 5 000 en la adquisición de los insumos. Los dos primeros años, cuenta Barrera, fueron los más difíciles. Sin embargo, gracias al ‘boca a boca’ y a las recomendaciones en el mundo de los pintores, la tienda ganó reconocimiento.

    La idea clave para el éxito era ofrecer materiales que eran complicados de encontrar en el país y ofrecer asesoramiento a los compradores. Uno de los hitos importantes para Sbandra fue que tres años después de su apertura, la firma inglesa Windsor and Newton le nombrara como distribuidor autorizado en Ecuador.

    Su idea funcionó y al ser un nicho de mercado no explorado, luego de los dos años de pérdidas, el negocio despegó. Producto de ello, a inicios de la década de 1990, se trasladó a un local propio ubicado en la Portugal y av. 6 de Diciembre (norte de la ciudad), cuya inversión asciende a los USD 30 000.

    Una de las anécdotas de Sbandra es que Ramón Piaguaje, de la nacionalidad Secoya, ganó un concurso mundial de pintura en el año 2000, organizado por Windsor and Newton.

    Su pintura denominada Amazonía Eterna, ganó entre 22 000 propuestas de 51 países. Gracias a ello, Piaguaje y Barrera acudieron a la premiación con el príncipe Carlos, de Inglaterra.

    Ahora, Sbandra oferta unos 3 000 ítems; también ha actualizado su portafolio para diseñadores gráficos. Cuenta con una estrategia de marketing en redes sociales, pero su esencia es la misma: ser el sitio que ofrezca todo lo que el artista busca. El año pasado alcanzó una facturación de USD 400 000.

    El pintor Oswaldo Viteri es uno de los clientes habituales. Él asegura que es «una tienda muy profesional» y que adquiere óleos, pinceles y más.

    Otro reconocido artista es Ricardo Dávila. Él acude a la tienda dos veces por semana. Entre risas, el pintor dice: «si es que la tienda cierra los pintores demandamos a Stella, porque somos muy dependientes de sus productos».

    Dávila destaca la calidad de los insumos y señala que «si un producto no se encuentra en Sbandra, es complicado conseguirlo en otra tienda del país».

    Asimismo, Geovanny Caiza, profesor del Instituto Metropolitano de Diseño, destaca el asesoramiento en la tienda.

    Los productos

    • La procedencia. La mayoría de los ítems se importa de Inglaterra, Italia, EE.UU.
    • Nuevo local  A inicios de este año, la firma inauguró un nuevo local en Guayaquil, denominado Puerto Art.
    • La distribución. También realiza envíos a provincias, como Azuay e Imbabura.
  • Al papel reciclado lo transforma en arte

    Redacción Quito (I)

    Para Nelly Padilla, artista y creadora de la microempresa Nelly Padilla Artesanías, el papel no es solamente un soporte de la escritura sino un material para generar productos originales.

    Lámparas, vasijas, cuadros, cajas, aromatizadores, botellas… son elaborados con papel mediante una técnica patentada por esta quiteña. Esta iniciativa comenzó hace cinco años, cuando Padilla terminó sus estudios como diseñadora gráfica; esto, más allá de contar con un título en odontología.

    Para sus obras utiliza materiales como el papel bond, cuadernos, libros e inclusos exámenes reciclados. Así también, elabora sus artesanías con café, pepas de frutas, césped, vidrio, plástico, cáscaras y empaques de huevos.

    Como pintura utiliza acuarelas o pigmentos naturales que extrae de la zanahoria, el café, la remolacha y el césped recién cortado. Asimismo, el color dependerá del tiempo en el que fue elaborada la masa de papel. «Si es reciente el tono es diferente a una masa elaborada hace dos días», señala Padilla.

    Para diseñar sus trabajos, primero escoge un tema, siempre relacionado con la flora y la fauna ecuatorianas. Después elabora la masa, moldea la obra, esta se seca y luego se pule. «Este proceso puede tomar hasta dos días».

    Iván Guillén adquirió dos cuadros de esta microempresaria. Él indica que cuando se acercó para observar los productos de Nelly Padilla Artesanías, al inicio pensaba que estaban elaboradas en piedra o madera, y le pareció «impresionante y creativo», que estuvieran fabricados solamente con papel.

    En esta microempresa se elaboran entre 30 y 40 piezas mensuales, y sus precios oscilan entre los USD 15 y 200, dependiendo del tiempo de elaboración y la técnica. La facturación mensual se encuentra entre los USD 300 a 1 000, dependiendo de la temporada.

    Eduardo Pavón es cliente de la firma desde hace 5 años y comenta que compró varios obsequios para amigos en el extranjero, «por la originalidad».

    40 piezas son elaboradas al mes por esta iniciativa emprendedora, en promedio.