Un ecuatoriano y una estadounidense se unieron con un deseo: recuperar el arte en la parroquia Tumbaco, ubicada al oriente de Quito.
La historia de emprendimiento de Ann Formeller y Orlando Díaz comienza hace cuatro años, cuando apostaron a la elaboración de artesanías con productos típicos de la zona.
Los aretes, las cadenas y los collares con la pepa de aguacate son la especialidad de Formeller, quien es oriunda de Filadelfia (Estados Unidos). Ella aprovechó esta fruta típica de la localidad para transformarla en artesanías.
El proceso de elaboración de sus productos tarda cuatro o cinco días, ya que realiza de forma artesanal con una maquinaria regalada por su abuela. “El trabajo con las manos es importante, porque rescato lo que me enseñó mi familia en Estados Unidos”. Los precios de sus productos van de USD 9 en adelante y su inversión alcanza los USD 500.
Actualmente produce cerca de 200 pares al mes, que comercializa en ferias de la ciudad o en su taller ubicado en el centro de Tumbaco. Además, tiene en su cartera de productos tarjetas elaboradas en papel reciclado y plantas.
En el taller trabaja junto a Díaz, con quien comparte el gusto por el arte. Él es un artista local, que convierte la madera, el papel, el yeso y otros materiales en obras de arte, como paisajes en cortezas de madera o tallados de madera.
Lo importante es que esta pareja no solo ofrece su arte, del que ganan unos USD 150 mensuales, aproximadamente, sino que le apuestan por dar talleres a niños y adolescentes para promover la cultura en esta parroquia.
Es así como nace el Centro Cultural de Tumbaco, frente al parque central. En este espacio, la pareja ofrece talleres de pintura, arte reciclado, música y más.
Díaz comenta que la idea surgió de la necesidad de revivir las artes en la localidad. “Uno sobrevive con el arte y se trata de que otros compartan la misma afición”.
Este quiteño, quien desde niño vivió en Tumbaco, tiene obras desde USD 1 hasta USD 200. Los precios son módicos, pese a que se trata de productos de un artista, asegura el hombre.
El taller con mayor número de niños es el de música, que tiene como objetivo formar una orquesta para niños, que se llama Arco Iris de Colores. El profesor es Julio Guaccha, quien es docente y se encarga de 17 niños. Ellos tocan piano, guitarra, bongos y otros instrumentos. Además hay tres adultos que acuden a los talleres, que tienen un costo de USD 5.
“Los niños se motivan y dejan fluir su creatividad por medio de los colores, las melodías que interpretan, el modelado y más”, asegura Díaz. Las adecuaciones del Centro Cultural, los materiales y otras herramientas alcanzaron los USD 5 000.
Guaccha es quien se encarga de enseñar a los niños y adolescentes teoría musical y melodías. “La idea es que el curso sea gratuito y puedan acceder de forma abierta al taller”.
Carmen López tiene un niño de 8 años a quien le gustan la música y el dibujo. Ella optará por inscribir a su hijo en este espacio, con el objetivo de que aprenda nuevos conocimientos. “Es importante que los niños de hoy aprendan nuevos saberes y puedan desenvolverse frente al mundo”, asegura la mujer, quien es oriunda de Tumbaco.
La mayor parte de talleres se abre entre julio y agosto, por las vacaciones escolares de los estudiantes del sector.
Orlando Díaz y Ann Formeller son dos artistas que fomentan el arte en la parroquia de Tumbaco. Ellos venden sus productos y dictan talleres. Foto: Valeria Heredia / LÍDERES
Una casa hecha toda de espejos prácticamente desaparece con el reflejo en su fachada del desierto de California, un deleite para cualquiera con una cámara.
Se trata de ‘Mirage’ de Doug Aitken, que forma parte de la espectacular exposición ‘Desert X’, que exhibe obras de 16 artistas internacionales a lo largo del valle de Coachella.
Una réplica de un búnker con una escultura del presidente John F. Kennedy, un refugio en la tierra y un pequeño robot misántropo.
Todo está exhibido en plena naturaleza. La exposición se extiende hasta abril aunque ‘Mirage’ (Espejismo) estará allí por seis meses. La exposición ya atrajo a miles de visitantes, entre “hipsters”, amantes del arte y residentes de la zona, que tienen difícil asistir a museos.
“Tenemos más de 5 000 personas cada fin de semana”, más de lo esperado, explica Neville Wakefield, curador de ‘Desert X’.
Con el éxito, Los Ángeles y Palm Springs se están convirtiendo en un nuevo imán creativo, en el extremo opuesto de Nueva York, reino de las grandes galerías, museos y maravillosos desfiles.
“Hay un fuerte éxodo hacia el oeste, lejos de Manhattan”, señaló Wakefield. El cambio económico, por una parte, con muchos artistas huyendo de los alquileres exorbitantes de Nueva York, y un cambio filosófico en línea con la conquista del Oeste.
“Mirage” es una instalación de una casa ordinaria, que simboliza el culto a la propiedad inmobiliaria dentro del sueño americano.
Una casa hecha de espejos resalta en el desierto de California. Se mezcla en el paisaje, reflejando la red urbana y el árido valle de Palm Springs. Foto: AFP
Una familia de artesanos de la parroquia de Alangasí emprendió un negocio de elaboración de cajas de madera. No son cajas comunes, ya que tienen impregnados paisajes ecuatorianos, adornos y logos. Su objetivo es rescatar lo nacional.
Entre los diseños que se pueden observar en las cajas están la cúpula de la Catedral de Cuenca o los paisajes andinos del Ecuador.
El emprendimiento se llama Jarrín Arte y Madera y el taller está ubicado en la calle Simón Bolívar, en la parroquia rural de Quito.
El emprendimiento arrancó hace 20 años cuando Juan Jarrín apostó a la realización de cajas de madera, aunque el negocio se levantó años antes con su padre, quien es carpintero. Jarrín ayudaba en la elaboración de muebles para los clientes, sin embargo, eso no le llenaba. Por ello decidió dar un giro a su negocio y hacer cajas para todas las ocasiones: regalos de cumpleaños, bodas y fechas especiales.
Antes de tomar esta decisión, Jarrín estudiaba en la universidad, pero por falta de dinero tuvo que abandonar su carrera. Se quedó en primer año.
Esto no fue un impedimento para continuar con su vida y emprender su negocio. Tampoco fue ron un obstáculo sus problemas de audición, que le acompañan desde el año de edad.
Su taller está dentro de su casa. En este espacio tiene el material que trae desde Guayaquil. Cuenta con las herramientas que le ayudan a dar forma a la madera.
En este negocio trabaja junto con su hermana Verónica Jarrín, quien es la encargada de realizar las láminas de madera. Para ella, el ‘plus’ de sus cajas es que se trabaja en familia y se realiza una labor artesanal para resaltar lo ecuatoriano o “lo nuestro”. “Queremos exaltar nuestros paisajes andinos y lo intercultural, no solo dentro de Ecuador sino fuera”, dijo ella.
Este año, asegura la mujer, esperan encontrar nuevas empresas y más clientes para entregar las cajas de madera. “Esperamos que se concrete el negocio con otras compañías, incluso, para exportar las artesanías fuera del país”.
Para este alangaseño trabajar junto con sus seres queridos es una ventaja porque puede conversar y disfrutar de un tiempo agradable con ellos.
El proceso de elaboración de las artesanías depende de la forma de la caja. Hay algunas que son rectangulares y demandan menos tiempo. Otras son hexagonales y se requiere más horas, porque implica hacer moldes y cortar.
El primer paso es sacar el diseño del paisaje. Se corta en una máquina para que el resultado final sea impecable, dice el emprendedor.
En el taller Jarrín Arte y Madera se elaboran entre 130 y 150 cajas de madera a la semana para empresas con las que trabajan y para personas particulares. Los clientes resaltan este tipo de artesanías.
El trabajo en este emprendimiento demanda tiempo y trabajo arduo de los siete integrantes que lo conforman.
Levantar este negocio fue un reto para Jarrín y su familia. Implicó tiempo y dinero. El monto inicial fue de USD 8 000, que incluyó la maquinaria y las herramientas necesarias para hacer las cajas.
El dinero salió de un negocio adicional que emprendió Juan Jarrín: la elaboración de juguetes de madera, juegos didácticos, marcos para cuadros y otros. Dejó de fabricarlos porque la competencia empezó a crecer y no había espacio para todos.
Ahora, las ventas de las artesanías alcanzan los USD 3 500 mensuales. Los precios de las cajas son económicos, ya que alcanza un precio de USD 9 en adelante, dependiendo del modelo y la complejidad de las cajas.
Este año está lleno de retos para Jarrín, ya que entrará con fuerza en la elaboración de cajas con más paisajes ecuatorianos. Sacará diseños con lugares típicos de cada región del Ecuador. “Esta es una de las estrategias que utilizaré para posicionar el negocio”.
En el tema de ventas también buscará mejorar porque quiere ampliar su portafolio de clientes. En Alangasí, Jarrín es conocido como el maestro Juan. Sus amigos más allegados resaltan que es un ejemplo de admiración, de constancia en su trabajo, porque sus inconvenientes auditivos no han sido un impedimento para seguir imaginando, diseñando y construyendo las artesanías de madera, según comenta Henry Quimbiulco, vicepresidente de la Junta Parroquial. “Es un emprendedor que coloca alma, mente, manos, vida y corazón”. Destaca que este tipo de emprendimientos de su parroquia son valorados porque rescatan lo típico de la localidad.
Juan Jarrín elabora cajas de madera hace 20 años. Ayudaba a su padre en la confección de muebles. Foto: Galo Paguay/LÍDERES
Un jarro blanco de cerámica que pudiera ser usado para beber café, en las manos de Ivana Fadul es en un lienzo que, luego de ser trabajado con meticulosos trazos a pincel, se convertirá en un regalo de aniversario, de cumpleaños o de San Valentín.
Esta machaleña de 26 años confiesa que el arte y el diseño son sus pasatiempos favoritos, pero desde hace dos años, se convirtieron en su trabajo de tiempo completo.
Fadul comenzó su microempresa Daiva Design en diciembre del 2013, con la que elaboraba jarros pintados a mano con diseños personalizados. Sin embargo, al poco tiempo, por las sugerencias de clientes, amplió la oferta a copas, platos, almohadas, bolsos, retratos, entre otros artículos.
Cada dibujo plasmado por Fadul corresponde a una caricatura inspirada en una foto que es enviada por el cliente. Así, en su oferta se encuentran productos en los que ha plasmado familias enteras transformadas en caricaturas, mascotas y personajes de series de televisión y películas.
“Al principio trabajaba como diseñadora gráfica en una universidad, y Daiva era un pasatiempo en mis tiempos libres. Pero fue tanta la acogida que poco a poco el emprendimiento demandaba más tiempo que mi propio trabajo, así que renuncié y ahora dedico el 100% de mi tiempo a Daiva”, comenta esta joven graduada en Diseño Gráfico y Publicidad en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol).
Fadul señala que se siente feliz de haber convertido su pasatiempo en un trabajo y quiere que su labor se dé a conocer en más lugares. La inversión inicial, recuerda, fue de USD 200, para comprar materiales como pinturas y jarros.
Actualmente, cada mes percibe ganancias de unos USD 500 y entrega unos 20 pedidos, aunque en fechas como San Valentín, Navidad y Día de la Madre, los pedidos prácticamente se duplican, cuenta Fadul.
Los trabajos le toman unos tres días laborables en promedio y los elabora desde su casa en Machala. Además de esa ciudad, atiende a clientes en Guayaquil, Manta, Esmeraldas y Cuenca, ya que puede realizar los envíos a cualquier ciudad del Ecuador.
Una de sus clientes en Guayaquil es María Inés Moreira, que ha comprado al menos unos 20 productos de Daiva, desde que conoció la marca. “Le he hecho muchos pedidos, porque me encanta su trabajo. Es muy perfeccionista y era la primera vez que veía un producto así con estas características”, cuenta Moreira.
Aunque a futuro espera tener una tienda virtual y luego un local, Fadul cuenta que por ahora la plataforma de difusión de su trabajo está en las redes sociales, sobre todo Instagram.
En su cuenta @daivadesign, muestra su trabajo y recibe pedidos y comentarios. “Todavía no tengo tienda, porque por ahora quiero seguir con este tipo de trabajo personalizado y bajo pedido. Pero más adelante, espero sacar una línea de productos, talvez con frases, con un ‘stock’ determinado para vender en tienda”, señala.
Para sus clientes, el privilegio de obsequiar un presente único y hecho a mano es la esencia de los productos de Daiva, cuyos precios oscilan entre los USD 22 y 35, dependiendo del nivel de dificultad del producto.
Marcela Romero, otra de sus clientas frecuentes, señala que cuando ha obsequiado un producto de Daiva, quien lo recibe queda fascinado por la originalidad del detalle. “Me gusta porque vende cosas con un estilo propio, son hechas por ella a mano, incluso las cajas en las que envía, y es muy prolija en todo lo que hace. Le he comprado unas siete veces y la gente se sorprende bastante cuando ve este regalo, porque es bastante original”, dice Romero.
Los productos de Daiva Design son fabricados a mano y toman unos tres días en elaborarse. Los precios van desde USD 22 a 35. Foto: Cortesía Ivana Fadul
Existe un nuevo contexto cultural corporativo, lleno de siglas que podrían llegar a parecer destinos en la pantalla de un aeropuerto –CRO (Chief Risk Officer o Chief Revenue Officer), CSO (Chief Security Officer), CAO (Chief Analytics Officer), CDO (Chief Digital Officer), CHRO (Chief Human Resources Officer), CQO (Chief Quality Officer)… Sin embargo, son los próximos ‘destinos’ profesionales de los altos ejecutivos. Están embarcándose en una nueva ruta, que les permitirán aplicar sus habilidades de gestión para efectuar cambio, dentro de unos puestos de máxima relevancia en el complejo mundo empresarial hoy en día.
Estos nuevos puestos nacen de unas transiciones simultáneas dentro de las dimensiones medioambientales, regulatorias, sostenibles, sociales y geopolíticas, que han transformado la gestión y a su vez creado una demanda excepcional en los líderes. Si como consecuencia el capital humano y el liderazgo son una fuente de ventaja competitiva para las organizaciones, ¿cuáles podrían ser las implicaciones para estos profesionales?
A primera vista está claro. De pronto se encuentran en el ojo de mira, siendo críticos para el éxito de sus empresas. Alrededor de estos puestos existen unas expectativas consideradas fundamentales para permitir el crecimiento, facilitar la transformación organizativa y desarrollo el capital de liderazgo. El cumplir con estas expectativas se traduce en construir una función tomando en cuenta un conjunto de stakeholders diversos. Las expectativas son más altas que nunca, al igual que el enfoque de estos cargos.
Mientras que esto les ofrece a los ejecutivos una plataforma importante para asumir el nuevo puesto y rediseñar la función, no todos están preparados para el liderazgo que se les requiere. Lo interesante de estos fichajes es que uno no se coloca dentro de estas figuras nuevamente creadas proviniendo de un puesto igual, sino que han sabido reunir sus habilidades transferibles y competencias estratégicas y posteriormente demostrar su valía para ocasionar un impacto en el nuevo rol.
El nuevo directivo ejecutivo en efecto desempeña tres roles – balancear, diseñar y liderar. Estos nuevos puestos suelen jugar un rol cada vez más importante en relación a la Responsabilidad Social Corporativa (RSC), involucrando a los stakeholders en diálogo sobre la sostenibilidad, reconociendo y fomentando las responsabilidades de la empresa como líder ético. Y como es de esperar en una figura de reciente creación, tiene un componente de diseño, en lo que se refiere a construir una función interconectada. Entre los retos que se les presentan a estos ejecutivos, encontramos unas condiciones nuevas para facilitar la excelencia del liderazgo de forma holística. Por un lado, son los responsables de desarrollar y liderar el talento a su cargo y anticipar cualquier problema que pudiera surgir, a la vez que actúan como asesores a los CEOs y otros miembros de los comités de dirección, teniendo en muchos casos responsabilidades ante la junta y los accionistas.
Durante el proceso de on-boarding, los primeros 90 días en el trabajo, los ejecutivos de los nuevos C’s, deben marcar unas prioridades claras para construir una función capaz de cumplir con las expectativas y a la vez tener impacto en la competitividad del negocio, el comportamiento organizacional y la cultura corporativa, el desarrollo de liderazgo y la gobernanza en general.
Un ejecutivo ‘C’ debe ser líder en sus pensamientos y tener un punto de vista innovador sobre los asuntos clave, pero respaldado por un profundo conocimiento de la organización. Como líderes de áreas y unidades nuevas, deben estar preparados para llevar a cabo un plan de reclutamiento estratégico que engloba muchas dimensiones – entender las motivaciones, los perfiles y las fuentes del talento top, articular la propuesta de valor para el empleado, facilitar los mecanismos apropiados para evaluar el talento durante los procesos de selección y realizar benchmarking externo sobre el talento. Los CEOs y las juntas directivas esperan que el ejecutivo C aporte valor de esta manera, como un verdadero líder, con su experiencia y visión. Desde mi experiencia, los grandes ejecutivos en estos puestos tienen un enfoque preciso y demuestran una mejora continua.
¿Qué tienen en común estos nuevos Cs? Están posicionados no únicamente en un nivel empresarial, sino a nivel de liderazgo de la empresa, y tienen que tratar a grupos de stakeholders como independientes pero a la vez interdependientes. Hay que considerarlos como estrategas y no como directores de una función operando dentro de un silo. Deben asumir el liderazgo de tres grupos de stakeholders: la junta directiva y los accionistas; el CEO; y los empleados.
Para lograr sus objetivos tienen que gestionar la dinámica del talento que entra en juego al liderar cualquier cambio. Esto consiste en reclutar, desarrollar y posicionar a las personas idóneas, capaces de añadir el valor necesario al crecimiento del negocio, ahora y en el futuro. Por lo que la misión de estos nuevos puestos se está extendiendo para gestionar la transformación provocada por el liderazgo, además de los cambios fundamentales al modelo de negocio.
¿Cuál es el perfil de un nuevo ejecutivo C? Los que tienen más potencial de tener éxito en estos puestos son aquellos considerados visionarios con un nivel de inteligencia emocional alto, un estilo transparente y habilidades como la disciplina y la adaptabilidad. También se necesita coraje y buen juicio para desarrollarse en estas nuevas funciones, consideradas complejas. Este profesional se maneja como pez en el agua cuando se requiere dar un feedback difícil, sino con tacto, al CEO y otros miembros de la alta dirección, para ayudarles a ver el impacto de sus decisiones y acciones. Estos son los requisitos clave y se recomienda complementar con un sentido fuerte del clima organizacional, una preocupación por el bienestar del personal, unas excelentes habilidades de comunicación y la suficiente confianza en uno mismo.
Si aspira o se encuentra ya al mando de uno de estos puestos, y piensa que no reúne estas habilidades, es crítico dedicar tiempo al desarrollo profesional, como puede ser el mentoring y el coaching, para poder alcanzar el nivel deseado. No existen altos potenciales, sino profesionales con alto potencial de ser formados.
Tengo la fortuna de trabajar cada año con cientos de ejecutivos, además de los que sigo haciendo seguimiento. A lo largo de estos años, he aprendido mucho sobre el éxito de estos líderes con talento, qué funciona y qué no funciona. Independientemente de ser un CRO, CSO, CAO, CDO, CHRO o CQO, un área que estos ejecutivos con éxito tienen en común es su habilidad de sacar lo máximo de sus relaciones corporativas. No importa su disciplina, su habilidad técnica es solo una base sobre la cual empiezan a tener impacto en su empresa, siendo integrados en un ecosistema que es mutuamente dependiente y la clave de su éxito el saber identificar, cultivar y sostener relaciones corporativas.
Amber Wigmore Alvarez, Executive Director of Career Services, IE. Foto: Cortesía
Imagínese que dirige una filial occidental en Japón que ha cometido un error o está envuelta en un escándalo. No tiene escapatoria. Debe convocar a la prensa, disculparse mil veces y, para mayor escarnio, postrarse ante las cámaras.
Esto es lo que le ha ocurrido recientemente a Sarah Casanova, la presidenta canadiense de McDonald’s Japon, que se vio obligada a hacer un acto de contrición después de una serie de escándalos que mancillaron la reputación del gigante de restaurantes de comida rápida. Como el hallazgo de un diente en las patatas fritas.
Ante la «gran preocupación» causada a sus clientes, Casanova tuvo que cumplir con el ritual de la comunicación en Japón en caso de crisis, bajo las miradas burlonas de los allí presentes. Y ciñéndose a un código inmutable:
Regla número uno: vestir prendas oscuras, poner cara de circunstancias, es decir lúgubre, y no escatimar en disculpas.
Regla número dos: inclinarse profundamente, si es posible en ángulo recto, y con toda la soltura requerida, aún a riesgo de pasar por un payaso.
Regla número tres: olvidar las primas en el año en curso. También es recomendable una reducción salarial temporal o la renuncia a los sobresueldos. Los directivos no escapan a la norma.
Reglas números 4 y 5 (según las circunstancias): dimitir en el acto o, con más frecuencia, dejar el cargo a un nuevo director general. Prometer cambios radicales para evitar otros escándalos. «Esto forma parte de un fenómeno cultural más amplio en Japón donde el jefe acusa los golpes por su equipo. Luego, la vida sigue», explica Jun Okumura, un analista independiente.
En Japón existen unas diez formas distintas de disculparse, siguiendo el arte del gesto. «La reverencia debe ser lo más cercana posible a 90°», afirma Okumura. Una costumbre que alumbra anécdotas suculentas, como el día en que un grupo de directivos de la industria farmacéutica, obligados a pedir perdón por haber suministrado productos sanguíneos contaminados, acabaron de rodillas y con rasguños en la nariz de tanto inclinarse.
‘Cultura de la disculpa’
De hecho no se trata tanto de convencer a la opinión pública del arrepentimiento, como de servir en bandeja las cabezas de directivos humillados. «La gran diferencia es que en Occidente lo que cuentan son los hechos materiales (recriminados). Pero en Japón los periodistas ponen énfasis en las disculpas de los jefes», explica Mitsuru Fukuda, profesor de gestión y de comunicación de crisis en la universidad de Tokio.
«A menos de escuchar las disculpas de viva voz, los japoneses consideran que la iniciativa carece de sinceridad», abunda Yasuyuki Mogi, experto en comunicación empresarial. Pero todo el mundo sabe que este ceremonial es una pura formalidad.
Más allá de las palabras «Fukaku owabi moshiagemasu» («Expreso nuestras más profundas disculpas»), lo que importa son las acciones. Por eso, el director del fabricante de piezas para automóviles Takata, desprestigiado por un caso de airbags defectuosos que habrían provocado accidentes mortales, se redujo el salario a la mitad durante varios meses.
Los directivos extranjeros expatriados en Japón, sobre todo los anglosajones, se sienten incómodos con la «cultura de la disculpa» y el sacrificio. «Los directores generales estadounidenses suelen ser mercenarios que ofrecen su experiencia al mejor postor», estima el analista Jun Okumura. Por el contrario los directores de las empresas japonesas suben los peldaños poco a poco y ganan bastante menos que sus homólogos extranjeros.
El arte expiatorio de la reverencia no salva obligatoriamente un producto de mala calidad ni restablece la confianza. «Si se trata del sector de la alimentación y los productos dejan mucho que desear y son considerados dañinos para la salud, no habrá reverencia que valga», zanja Jeff Kingston, profesor de estudios asiáticos de la universidad Temple de Tokio.
La presidenta de McDonald´s Japón tuvo que pedir disculpas ante las cámaras. Foto: AFP
El mercado internacional del arte y las antigüedades registró un récord de ventas en 2014, con transacciones por USD 54 946 millones, después de varios años de estancamiento, según el informe ‘El Mercado del Arte 2015‘ publicado este 11 de marzo.
Ese documento se publica en coincidencia con la celebración de la Feria Europea de Arte (TEFAF), cuya vigésimo octava edición tendrá lugar del 13 al 22 de marzo en Maastricht, Países Bajos.
El mercado global del arte llegó a USD 53,963 millones en 2014 «la cifra más alta jamás registrada en ventas y con un incremento interanual del 7%, siendo superior a los USD 51 714 millones de 2007», antes de la recesión económica mundial, explica el informe que señala a Estados Unidos (39%), China (22%) y Reino Unido (22%) como los principales en este sector.
La autora del documento y economista cultural Clare McAndrew destaca el «vigor continuo» del arte moderno, así como el de posguerra y contemporáneo, siendo éste último «el más importante a nivel de ventas con un 4,8% del total y USD 6 356 millones», lo que representa «el nivel más alto registrado» hasta la fecha.
Agregó que este mercado sigue «sumamente polarizado, y en el que un número relativamente escaso de artistas, compradores y vendedores representa una gran parte del valor». McAndrew explicó que esa concentración «se ve contrarrestada, en cierta medida, por una prometedora tendencia del crecimiento de las ventas ‘online’, que ha estimulado un mayor volumen de ventas en los segmentos de precios más bajos».
El documento indica que el crecimiento del mercado del arte en ventas por Internet «ha revolucionado las comunicaciones en el sector del arte» y «el comercio electrónico en objetos de arte ha ganado un gran impulso, proporcionando mayor comodidad, eficiencia y accesibilidad», permitiendo transacciones mucho más rápidas y de un alcance global más amplio.
En ese sector de ventas «online» se llegó a USD 3 555 millones, alrededor de un 6% de todas las ventas en términos de valor, ya que por lo general esas operaciones implican un coste más bajo. Este barómetro del comportamiento internacional del arte apunta los cambios de tendencia en la riqueza global, es decir, las inversiones que realizan los individuos con alto poder adquisitivo.
El coleccionismo de arte se sitúa en el tercer puesto de las inversiones más populares de ese sector de la población «con una cuota estable del 17%», agrega el informe de la TEFAF, y precisa que en 2014, el 70% de todas las ventas de galeristas fueron a coleccionistas privados.
Otro cambio de tendencia es el incremento del número de ferias de arte que deja entrever la «contribución substancial» de este tipo de eventos en relación al «crecimiento y expansión del mercado internacional del arte». Esas ventas representan el 40% de las realizadas a coleccionistas, siendo después de las galerías el segundo canal más importante para las transacciones de arte.
Durante 2014 hubo al menos 180 ferias prestigiosas de arte de carácter internacional y, en conjunto, «las 22 más importantes generaron más de un millón de visitantes».
El documento también aborda el impacto económico del mercado del arte que en 2014 generó 2,8 millones de trabajos y «más de 438 000 empleos en el sector secundario de la industria, incluyendo ferias de arte». McAndrew, que presentará el informe el próximo 13 de marzo durante la feria de Maastricht, destacó «el ambiente favorable que fomenta un mercado de arte próspero».
Estados Unidos (39%), China (22%) y Reino Unido (22%) son los principales en el sector. Foto: Boris Roessler/ EFE
El 2014 fue un año excepcional para las subastas de obras de arte en el mundo, que movieron un 26% más que en 2013, y registraron un número récord de ventas superiores al millón de dólares.
China adelanta por poco a Estados Unidos en un mercado sostenido por la multiplicación de museos, según el informe anual de Artprice, líder mundial de datos.
En total, el año pasado las subastas de obras de arte movieron USD 15 200 millones, contra los USD 12 500 millones en 2013, lo que supone un nuevo récord.
«Un resultado sorprendente, que ha crecido un 300% en una década», dijo Thierry Ehrmann, presidente fundador de Artprice.com, cuyo informe ha sido realizado en colaboración con el conglomerado chino Artron.
Este boom se acompaña con una tasa de vendidos del 37% en Occidente y 54% en China, que «demuestran la ausencia de especulación», según Ehrmann. Las antigüedades, los bienes culturales anónimos y el mobiliario están excluidos de estas cifras.
En 2014 también hubo 1 679 ventas superiores o igual al millón de dólares, cuatro veces más que hace 10 años. En total, 125 obras alcanzaron los USD 10 millones o más (sin gastos) frente a las 18 de 2005.
Las ventas de obras de arte alcanzaron los USD 5 600 millones en China (incluido Hong Kong y Taiwán), un 5% menos que el año anterior. Pese a esta desaceleración, el mercado chino mueve más dinero que el estadounidense, sobre todo, porque «dispone del mayor mercado de obras antiguas«, dice Thierry Ehrmann.
Un museo por día
En cambio, 2014 fue excelente en Estados Unidos donde las ventas, USD 4 800 millones, crecieron el 21%. En Gran Bretaña también se registraron excelentes resultados (+ 35%), lo que le permite situarse en la tercera posición con USD 2 800 millones.
«La demanda es constante y agresiva y en todos los continentes, dice Thierry Ehrmann, sobre todo gracias a la industria museística«. «Se han creado más museos entre 2000 y 2015 que durante los siglos XIX y XX juntos y en la Gran Asia se abre un museo por día», escriben el presidente fundador de Artprice.com y el presidente del grupo Artron, Wang Jie.
Un museo necesita «un mínimo de 3 000 y 4 000 obras de calidad para ser creíble» y «no tiene vocación de deshacerse de sus adquisiciones», como un simple coleccionista. Aunque las subastas que superan el millón de dólares sólo representan el 0,4% del mercado, son «esenciales para que perdure la potencia de los Estados Unidos y de Gran Bretaña», subraya el informe.
De las 125 adjudicaciones de USD 10 millones o más, 83 se han realizado en Estados Unidos. Estas ventas representan solo el 1% de los lotes dispersados pero el 75% del volumen de negocio estadounidense.
Una de las subastas más espectaculares fue en la que se vendió el cuadro del estadounidense Barnett Newman de 1961 (‘Black Fine 1’), que tenía un precio de salida de USD 39 millones pero que se vendió en USD 75 millones en mayo, en Christie’s.
La alta gama también reactivó el mercado británico donde las obras vendidas por más de un millón representaron el 67% de las ventas totales. Según Artprice, el mercado, después que una obra de los años 2000 alcanzara los USD 100 millones, se prepara para un nuevo cambio de escala.
A principios de febrero, un coleccionista suizo vendió una tela de Gauguin por USD 300 millones, según el New York Times. El nivel de los mil millones puede alcanzarse próximamente, vaticina Artprice.
Mientras hace 20 años, Estados Unidos y Europa representaban más del 95% de las ventas, explica Thierry Ehrmann, ahora, el mercado del arte está presente «en todos los continentes sin excepción».
Se ha convertido en una «inversión, fiable, estable en el tiempo y mucho menos vulnerable a cambios violentos que el mercado de acciones».
Mientras hace 20 años, Estados Unidos y Europa representaban más del 95% de las ventas, ahora el mercado del arte está presente en todos los continentes sin excepción. Foto: Juan Carlos Hidalgo/ EFE
El marchante Felipe Grimberg pasó su infancia y juventud entre galerías y museos, lo que le impulsó a dejar su carrera en la industria textil y pasar al comercio del arte para convertirse en la mano derecha del maestro Fernando Botero. «Fue como una obsesión acercarme a él», reconoce a Efe.
Grimberg publica ahora ‘Selling Botero’ (‘Vendiendo a Botero’), un libro que presentó el pasado 5 de febrero en Bogotá. En el texto repasa su carrera de tres décadas a mitad de camino entre la devoción y el negocio en que ha comerciado con las obras del artista colombiano.
Pero para conseguir llegar al círculo íntimo del pintor y escultor, el marchante, que se inició cuando tenía 19 años y el maestro ya era un artista consagrado, tuvo que rodear las reticencias del maestro.
«Comencé a viajar a diferentes partes del mundo donde tenía muestras hasta que un día me dijo: ‘¿qué hace, qué quiere?’», relató Grimberg.
Tras una breve explicación, Botero (Medellín, 1932) rechazó el ofrecimiento de su admirador porque «la obra iría desde el estudio hasta el cliente», algo que él no quería.
Grimberg, un trasunto de lo que Gertrude Stein fue para Picasso, ha comerciado con más de 400 piezas de Botero. «Si vamos a mirar lo que pasa con el mercado del arte en el mundo, Fernando no es caro», según dijo, lo que le ha valido los elogios del artista colombiano.
Todo ello tras superar las reservas del pintor y escultor que solo contaba en su círculo íntimo con galeristas que le ayudaban a impulsar su trabajo y a través de los cuales podía vender sus obras.
«Con Fernando la relación es de amistad o negocios, no hay una línea que puedas cruzar. Él es muy profesional en su trabajo y siempre ha hecho lo que siente que debe hacer», comentó Grimberg sobre las razones del éxito del artista de las figuras voluminosas.
Pero la carrera del mercader de arte va mucho más allá del trabajo con su compatriota, ya que por sus manos han pasado desde artistas jóvenes a grandes iconos del arte como Picasso, Francis Bacon o Chagall, y piezas que ha vendido «por varios millones de dólares».
En su camino ha tenido que aprender a convivir con el hecho de ver llegar y marchar obras de creadores con los que aprendió a conocer y valorar el arte. «Aprendí muy temprano que en este negocio no me podía enamorar de lo que quería vender. Cuando venían a la casa en que trabajaba a ver el arte y me decían: ‘Oye y este cuadro, no está a la venta, ¿como que no?». Entonces dije, yo seré solo un medio», recordó.
Todo ello le permitió vivir cerca de los grandes maestros y convertir en trabajo su pasión, haciendo que el arte le llegue «lo observe, lo tenga, lo goce y luego pueda transmitir el mismo mensaje al comprador».
En su trayectoria, igual que Stein hacía con Picasso y otros artistas, aconseja y acompaña a los pintores para que se amolden a las inquietudes del mercado, si bien, según apostilló, no les marca el camino. «El marchante o el galerista no está detrás diciendo qué va a hacer, pero en un momento si (el artista) no va de su mano puede caerse», apostilló.
A lo largo de los años también desarrolló la capacidad de localizar a diamantes en bruto con un horizonte prometedor, inversiones seguras que a veces se tambalean porque «uno compra una cosa y al tiempo el artista cambia de estilo o de galería y eso afecta (su cotización)».
Durante su carrera también vivió la explosión del comercio del arte alrededor de ferias como la bogotana ArtBo, la madrileña Arco o la suiza Art Basel. Este «fenómeno mundial», como lo define, se ha multiplicado y ha pasado de unas 10 ferias cuando comenzó a trabajar hace 30 años a más de tres centenares.
Según reconoció, «esta explosión es una forma fácil de ver mucho» y tener contacto con los artistas para conocer hacia donde mueven su arte o quién les representa. ¿Y cómo influyen los vaivenes de las modas? «El mercado es muy variado, si ves lo que pasó solo en el siglo pasado, el mundo está cambiando muy rápido, a través de la figuración, que es lo que la gente entiende», concluyó.
Grimberg publicó ‘Selling Botero’, un libro donde repasa su carrera de tres décadas a mitad de camino entre la devoción y el negocio en que ha comerciado con las obras del artista colombiano. Foto: Archivo/ El Comercio
Desde que era niña, María Auxiliadora Sáenz se ha involucrado en actividades artísticas. Cuando tenía 4 años recibió como obsequio un juego para hacer accesorios y desde ahí, no ha parado de hacerlos.
Hoy, esta joven guayaquileña de 22 años diseña, elabora y comercializa bisutería y joyas. Por ello, vende en promedio USD 1 000 mensuales.
Su emprendimiento se remonta a la época del colegio. En sus tres primeros años de secundaria elaboraba bisutería junto a una amiga y las creaciones las vendía a sus compañeras de aula. Los tres años siguientes dejó de hacerlo.
Sin embargo, tras graduarse (2008), se vinculó nuevamente al negocio. Ingresó a laborar como operaria de una diseñadora guayaquileña. “Gracias a esta experiencia me di cuenta de que podía hacerlo independientemente”, cuenta. Además, descubrió que, a diferencia de lo que creía, era rentable.
A mediados del 2008 invirtió unos USD 700 y empezó a elaborar piezas bajo la marca Maru Sáenz Colmont. En diciembre de ese año lanzó su primera colección.
Al año siguiente, Sáenz ingresó a estudiar Psicología en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil. En ese entonces, ingresó también como estudiante de Diseño de joyas en el Instituto Eurodiseño. “Mi sueño es fusionar ambas carreras en el futuro, aplicando arteterapia en niños y niñas”.
Sus diseños se caracterizan por incorporar materiales no tradicionales como telas, encajes e incluso plumas. Estos los mezcla con materiales como piedras, turquesas, perlas, cuero y vidrio.
La originalidad de sus piezas es lo que más llama la atención de sus compradoras. Así lo indica Viviana Edgecombe, estudiante universitaria y clienta de Sáenz. Ella afirma que sus piezas preferidas son los aretes. Destaca la originalidad y los detalles de las creaciones. “Cuando uso sus diseños sé que nadie más va a tener algo exactamente igual”.
La emprendedora lanza una colección cada tres meses. Cada una tiene un fondo de un tema de relevancia para ella. Tal es el caso de la última denominada Wonderwoman. En ella la bisutería se mezcla con lazos, cuellos de camisa y hombreras. “El mensaje es la igualdad de género y el poder de la mujer”.
Gioconda de Larriva es otra clienta de Sáenz. Cuenta que la contacta cada vez que tiene un evento social importante. Menciona que el acabado de las joyas es impecable. “Capta mis ideas y gustos y los plasma en creaciones hermosas”.