Etiqueta: artesanos

  • 162 artesanos visten a escolares y ejecutivos

    Bolívar Velasco (I) Redacción Santo Domingo / LÍDERES

    Desde hace dos años, el trabajo de los artesanos en sastrería no se ha detenido. Los contratos que 162 de ellos mantienen con el Estado a través del programa Hilando el Desarrollo los mantiene ocupados casi todo el año. Se encargan de elaborar la indumentaria escolar y, por contratos adicionales, realizan uniformes para empresas públicas y privadas de Santo Domingo.

    Los sastres se preparan desde noviembre para confeccionar 51 000 kits de uniformes para los estudiantes de Educación Inicial y Básica de la provincia Tsáchila.

    Las dos paradas compuestas por pantalón, falda gabardina, camisetas, busos y calentadores deben estar listos en 45 días y entregarse en marzo, sin falta.

    Cuando este período finaliza ingresan a la feria de uniformes que, desde mayo del 2013, se realiza en la parte baja del Cabildo local, donde los costos son a precio de fábrica para los padres de familia.

    La siguiente temporada para los artesanos arranca en julio y agosto. Entonces, emprenden en la venta de uniformes deportivos para empresas y planteles educativos que dinamizan al sector con las jornadas de juegos internos.

    En Santo Domingo las empresas que agrupan a los artesanos son Asoilán, Nueva Era y la Asociación Textil Artesanal Tsáchila. Esta última es la pionera en la elaboración de los uniformes con un universo de 62 integrantes. Su presidente Marcelo Martínez señala que los contratos a gran escala les permitieron crecer y salir de la era en la que solo se reducían a recibir obras menores, que no les generaban gran utilidad.

    Pero también abrieron espacio para nuevas fuentes de trabajo. Cada artesano contrata en promedio a cinco operarios. Hasta el año pasado se les pagaba el salario básico unificado de USD 340 o recibían un sueldo por obras del día.

    Los profesionales de la textilería obtienen una utilidad de USD 4 000 a USD 5 000 cada uno en temporada alta de trabajo. El contrato que el año pasado se estableció con el programa Hilando el Desarrollo fue de alrededor de USD 1,2 millones por la elaboración de los uniformes para 30 planteles educativos.

    Martínez señala que el Instituto de Economía Popular y Solidaria es un pilar fundamental para su desarrollo. La entidad los apoya en la logística y en la organización que se necesita, por ejemplo, para la feria del uniforme.

    La Universidad Tecnológica Equinoccial y el Ministerio de Inclusión Económica y Social también los ayuda en capacitación, asociatividad y cursos de informática, que ayudan a los artesanos formalizar sus actividades ante el SRI.

    El crecimiento

    Inversiones. A medida que los ingresos de los artesanos crecieron ellos también adquirieron nuevas maquinarias. Ahora, tienen en sus talleres máquinas industriales de overload, costura recta, recubridora, ojaladora…

    Los proveedores. Quien les provee de materia prima es la Asociación de Industriales Textileros y compañías independientes, como Textiles del Valle. Estas empresas dotan de tela jersey, gabardina y fleece perchado.

    Los alumnos. El número de beneficiados creció desde el 2010. Entonces se entregaron uniformes a 20 182 estudiantes. La inversión ese año fue de USD 415 750 en Santo Domingo.

  • Lo étnico y artesanal impulsan el negocio

    Redacción Quito

    El gusto por el diseño y la moda unió a tres amigas a desarrollar una feria. Karla de Fernández, Verónica de Massuh y Anabel Pérez crearon la feria Zocos de Cumbayá (nororiente de Quito). Este evento, que se realiza en diciembre y mayo desde el 2011, reúne propuestas diferentes de artesanías, productos textiles, bisutería, entre otros.

    En mayo del año pasado, una de las asistentes de la feria ofreció participar en el evento con un calzado artesanal, cómodo y para todas las edades. Sin embargo, posteriormente, ella anunció que no podría estar presente en el encuentro.

    Tras la expectativa generada por la presentación de este producto, Fernández, Massuh y Pérez decidieron experimentar y fabricar en el país este calzado.

    Las emprendedoras se inspiraron en las alpargatas andinas, el zapato típico de algunos grupos étnicos de Ecuador y de la región. Pero ellas decidieron darle un toque moderno a este artículo, con materiales sintéticos y combinaciones de colores, de acuerdo con las tendencias actuales.

    Por esta razón, con las ideas en su cabeza iniciaron la búsqueda de los productores que se ajustaran a sus diseños y parámetros de calidad.

    Tras visitar algunas opciones en diferentes ciudades de la Sierra encontraron en Ambato a los fabricantes que se acomodaban a sus requerimientos.

    Con una inversión de USD 3 825 elaboraron 400 pares de alpargatas, en un mes. El producto tuvo aceptación entre los compradores y rápidamente ganó popularidad. En esa época (mayo del 2012) nació la marca Zocos; la feria no sería su único canal de distribución, islas en centros comerciales de Quito y Guayaquil, y tiendas de calzado también tendrían en sus mostradores a las alpargatas.

    Ahora, Zocos vende un promedio de 1 500 pares al mes. El precio del producto oscila entre los USD 25 y 35. No tiene un target específico, su producto se fabrica para hombres y mujeres, desde los cinco años en adelante.

    Verónica Uribe distribuye Zocos en Guayaquil. Ella comenta que los productos han tenido gran aceptación entre sus clientes. Al mes vende entre 500 y 1 000 pares. “La gente me pide las alpargatas por su comodidad y su durabilidad; la marca ingresó bien en el mercado”.

    Verónica Díaz es propietaria de Verid Accesorios Urbanos, que tiene sus islas en el Centro Comercial Iñaquito (norte) y en Vía Cumbayá (nororiente de Quito).

    Ella señala que los productos han tenido “gran demanda por parte de sus clientes”. La propietaria afirma que el éxito se debe al “diseño innovador y a la comodidad” que brinda este calzado. “Lo étnico y lo artesanal está de moda, este es el valor agregado de Zocos, por eso se vende bien”.

  • Joyas con tela y concha se tejen en Cuenca

    Redacción Cuenca

    Plata, algodón, lana, concha de spondylus o de nácar, piedras semipreciosas y paja toquilla son parte de la materia prima que utiliza Tania Francisca Tapia para diseñar sus joyas. Además, las comercializa con su nombre.

    Con esta iniciativa factura cerca de USD 5 000 al mes (promedio) y ha llevado sus productos a ferias en Fráncfort (Alemania), Jerusalén (Israel), Buenos Aires (Argentina) y Santiago (Chile).

    Tapia se graduó en 1995 en Diseño de Objetos, en la Universidad del Azuay, y cuatro años más tarde se especializó en técnicas de grabado y repujado en metales en la Escuela de Arte de la Medalla en Roma (Italia).

    Ese mismo año, en 1999, invirtió unos 100 millones de sucres (cuando un dólar costaba 25 000 sucres; es decir, unos USD 4 000 al cambio de ese entonces).

    Con ese dinero compró motores de joyería, estructuras para lijar, limas, gomas para pulir, laminadoras, entre otros equipos. Su facturación bordeaba los USD 300 al mes y ella era la única empleada del emprendimiento.

    Su trabajo tuvo acogida desde el principio, gracias al apoyo del Centro Interamericano de Artesanías y Artes Populares (Cidap), explica Tapia. A ese centro llegaban misiones comerciales y diplomáticas, para ver la calidad de la artesanía que se elaboraba en el mercado nacional.

    Para Claudio Malo, ex director del Cidap, el trabajo de Tapia está bien logrado, porque fusiona técnicas, materiales y colores. “Esta cuencana es un ejemplo de superación y sus piezas reflejan su dedicación al trabajo artesanal”.

    Por esa entrega que destaca Malo, esta emprendedora fue invitada, en el 2001, a exponer sus productos en la Embajada Ecuatoriana en Washington, donde mostró la calidad de la artesanía cuencana.

    Asimismo, diseñó joyas para las candidatas de Rusia, EE.UU., Uruguay y otras siete representantes en el Miss Universo que se realizó en el 2004 en Ecuador.

    La asesora de modas Daniela Rivas explica que el éxito de Tapia se debe a la capacidad creativa y de reinvención de sus piezas. “No es casualidad que sus productos sean cotizados en el exterior”.

    El año pasado, Tapia visitó Nueva Delhi (India), dice Diana Sojos, representante ante el Consejo Mundial de Artesanías de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). “Mostró la calidad del producto ecuatoriano”.

    Las piezas de la boutique Tania Francisca cuestan entre USD 7 y 500, según la elaboración y materiales que utilice. Una de sus clientas, Claudia Vintimilla, adquiere estas piezas para acompañar vestidos de coctel o prendas casuales. “Me gustan, porque sus collares, pulseras y aretes resaltan el vestuario”. Sus productos son coloridos y originales y no tienen nada que envidiar a joyeros europeos.

    El local Tania Francisca exhibe sus piezas en La Esquina de las Artes, desde el 2010, y cuenta con dos empleados.

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  • El metal toma forma en las manos de estos artesanos

    Redacción Quito

    La decoración del hogar y de las oficinas con adornos de metal es la estrategia de Daniel Carvajal y Lady Ulloa, dos emprendedores que en agosto de 2011 fundaron Mirlo, arte en metal.

    Se trata de una microempresa especializada en la fabricación de accesorios decorativos en cualquier tipo de metal, y con detalles personalizados.

    Carvajal es ingeniero mecánico. En el 2008 se dio cuenta de que la mayoría de las máquinas cortadoras de metal que se encontraban en el mercado ecuatoriano eran importadas de Estados Unidos, por lo que vio una oportunidad de negocio y decidió construir su propia cortadora, con materiales nacionales.

    Un año de trabajo y una inversión de USD 12 000 le tomó diseñar su primer prototipo de cortadora. El diseño de esta maquinaria le permite cortar tanto metal como madera, adaptando el corte a un modelo previamente programado en una computadora, utilizando el software de diseño Autocad.

    «La idea era comercializar la maquinaria pero no podíamos competir con los precios del producto extranjero. Por eso, al año siguiente, decidimos utilizar la maquinaria que teníamos para ofrecer nuestros servicios de corte a la industria metalmecánica«, cuenta Carvajal.

    La pareja comenzó vendiendo partes de metal, acorde con los pedidos que les llegaban de empresas metalmecánicas. Al mismo tiempo, elaboraba portallaveros de metal decorados con siluetas de perros, que vendían en las tiendas de mascotas de Quito.

    En el 2010 participaron en el concurso Siembra Futuro de la Cervecería Nacional. Allí pulieron su plan de negocios y definieron su línea de producción. «2010 y 2011 fueron años de aprendizaje y perfeccionamiento», cuenta Ulloa, quien actualmente se encarga del diseño y del mercadeo.

    En agosto del 2011 presentaron al mercado una línea de productos decorativos de metal que van desde las microchimeneas, candelabros, lámparas, rejones para chimeneas… hasta esculturas decorativas con sellos institucionales.

    Sus productos son bien apreciados en la decoración. Diego Alarcón, por ejemplo, compró una lámpara de metal para su casa y un letrero para identificar al edificio Madrigal, en El Inca.

    Otro de sus clientes es Katy Carvajal. Ella compró un espejo, cuadros, adornos, un juego de candelabro y pidió unos llaveros con forma de perros pastor alemán. «Son muy bonitos todos los artículos», asegura.

    Otros datos

    Los precios. Un llavero personalizado puede costar desde USD 2,50. Las minichimeneas USD 45. Los precios varían de acuerdo al pedido.

    Los servicios. Ofrecen artículos decorativos terminados y servicio de corte metalmecánico.

  • La ‘industria del souvenir’ amenaza a los artesanos

    EFE

    Amenazado por la industria del ‘souvenir‘ de objetos y la pérdida de tradiciones, el arte popular mexicano se aferra a la existencia gracias a instituciones y artesanos que practican e incluso viven de esta actividad.

    Walther Boelsterly, director del Museo de Arte Popular (MAP), dijo a la agencia EFE que el recinto fue fundado hace siete años, con el objetivo de reconocer la diversidad de oficios en México y sacar a los artesanos del anonimato.

    «Al arte popular en México lo conocemos como un anónimo. Estamos tratando de recuperar a estas familias, a estos autores que llevan años trabajando sobre ciertos oficios y a los que nadie toma en cuenta como personas», señaló.

    Entre los factores que han llevado a este tipo de expresión artística a perder espacios está la industria del ‘souvenir’, pues los turistas suelen comprar objetos hechos en serie que les recuerdan su visita a algún sitio del país.

    «Me parece maravilloso que se haga, pero no por eso se tiene que olvidar que detrás de las artesanías tradicionales hay una serie de objetos, de oficios, y una economía que depende de ellos», comentó el director del MAP.

    Como parte de sus actividades, el 4 de diciembre de 2013 el museo entregó los primeros Premios MAP, creados con la intención de alentar y ayudar a los artesanos mexicanos. Fueron galardonados cuatro artistas de larga tradición a quienes les fueron otorgados premios de unos 50 000 pesos (USD 3 950).

    Uno de los premiados, Adalberto Álvarez, se dedica desde hace 35 años a la cartonería, el arte de hacer figuras con papel, cartón y engrudo. «Mi vicio es estar en mi mesa de trabajo; soy feliz ahí».

    En la casa-museo del maestro cartonero en el municipio de Chalco, central Estado de México, se pueden observar desde sillas, mesas y lámparas, hasta dragones, calaveras y figuras humanas hechas exclusivamente con esos materiales.

    Gracias a sus artesanías, Álvarez ha sido invitado a diversos países para exponer sus obras. En el 2004 incluso dio un curso en Washington, para los alumnos de una universidad de la capital estadounidense. «Esto del premio fue una sorpresa. Para mí, disfrutar de la vida haciendo lo que te gusta no tiene precio; y yo soy rico en experiencias y anécdotas».

    Otro de los factores que han puesto en riesgo al arte popular mexicano es que la tradición se va perdiendo con el paso de las generaciones en familias que históricamente trabajan algún tipo de artesanía. «La capital mexicana cuenta con una gran tradición artesanal», resaltó Boelsterly.

  • 13 parroquias de Loja emprenden

    Lilia Arias (I) Redacción Loja / LÍDERES

    Objetos en arcilla, tejidos en mullos y lana, pinturas, repujados, adornos de artículos reciclados… son productos que promociona la Asociación de Productores Tradiciones Lojanas, en el telecentro que acoge las artesanías que elaboran en las parroquias rurales de Loja. Este espacio está ubicado en el casco céntrico de la ciudad de Loja y el objetivo es exponer y vender las creaciones de los campesinos de las 13 parroquias rurales, que las realizan entre sus jornadas de descanso en el campo.

    Unos 75 socios conforman la Asociación de Artesanías de Tradiciones Lojanas. Desde diciembre del 2013, ellos exponen su trabajo en esta tienda artesanal; un promedio de 500 figuras y pinturas están en exposición y los precios varían entre USD 1 hasta 150.

    Este almacén fue adecuado en una casa de lavanderías. El inmueble fue recuperado por estar inventariado como bien patrimonial, a cargo del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), ya que la construcción data de 1953. Allí se invirtió, en la reconstrucción y adecuación, USD 230 000.

    Según el encargado del centro Tradiciones Lojanas, Franco Ayabaca, las ventas semanales están en un promedio de USD 300. Para la distribución equitativa de los recursos, cada artesano deja el 10% del valor total del producto vendido para mantener el espacio y cubrir gastos logísticos de traslado de los artículos a ferias programadas. Por ejemplo, si se vende un par de aretes tejidos en mullos en USD 2, el 10% representa a 20 centavos que quedan a favor de la organización.

    La presidenta de la Asociación es Alexandra Febres, de la parroquia de San Pedro de Vilcabamba. Ella está encargada de controlar el funcionamiento de la tienda y explica que el pago por las prendas vendidas se realiza semanalmente. Las reuniones con los artesanos son mensuales y el objetivo de sus directivos es integrar a nuevos socios.

    De acuerdo con un estudio socioeconómico, aplicado por el Municipio de Loja en el 2013, se verificó que hay 2 459 artesanos en las 13 parroquias rurales de Loja. El propósito es que todos utilicen este espacio de exposición y ventas.

    Además, se incorporaron salas para talleres manuales con el propósito de generar desarrollo económico territorial, con enfoque humano que admita la creación de trabajo digno y emprendimientos productivos de los habitantes de las parroquias rurales. Ellos reciben diversos cursos. En la actualidad se dicta el curso de inglés, para que los artesanos puedan comunicarse con los extranjeros y ofrecer sus productos elaborados.

    María Uzho, de 58 años, es una de las artesanas que deja objetos trabajados en barro. Ella dice que elabora estas artesanías desde que tuvo siete años de edad y el almacén Tradiciones Lojanas le ha permitido promocionar su producto con turistas nacionales e internacionales.

    Las artesanías las trabaja en el barrio Cera, que pertenece a la parroquia de Taquil, ubicada a 45 minutos de la capital lojana. Cada año realiza un nuevo modelo de jarrón u objeto para el hogar. Esto le ha permitido incrementar sus clientes.

    Con la promoción de su producto en este centro y los que ofrece en su taller artesanal Tiesto, sus ventas alcanzan un promedio de USD 400 mensuales en temporada baja y llega hasta 1 200 en temporada alta, entre los meses de mayo, agosto y diciembre. Su meta es incrementar las ventas y que sus artículos llegue a otros países.

    La Asociación

    La entidad. Esta organización expone desde diciembre del 2013 su oferta artesanal, en un local de dos plantas. Este sitio era utilizado como una lavandería.

    El objetivo. La Asociación busca generar desarrollo económico territorial con enfoque humano, para impulsar el desarrollo de emprendimientos productivos y generar empleo.

  • Carma capacita al artesano en decoración

    Mónica Orozco Redacción Quito / LÍDERES

    En las aulas de Carma Estudio de Cerámica y Manualidades, el vidrio, la madera y la cerámica adquieren otro color. Para Rocío Corral, de 52 años, los talleres que dicta este emprendimiento desde hace 30 años, fueron, además de un hobby, una terapia y, con el tiempo, una opción de trabajo.

    Hace siete años, Corral vendió su renuncia en el sector público, pero la salida de su trabajo le afectó. El médico le recomendó buscar talleres y otras actividades. Corral se inscribió en los cursos que oferta Carma. Allí aprendió a moldear el vidrio, decorar lienzos y otras actividades que, actualmente, le permiten generar un ingreso extra, de entre USD 200 y 300 mensuales para su hogar.

    La estrategia de Carma es ofertar cursos como un gancho para la venta de arcilla, pintura, cerámica y otros materiales. «Nunca hemos vendido las piezas terminadas, siempre la idea fue transmitir las técnicas de decoración», comenta Carlos Flores, gerente de este centro.

    La empresa logró la representación de firmas internacionales para la venta de pintura, hornos, pincelería y otras materias primas y equipos. Los talleristas aprenden la técnica y con el tiempo se convierte en un hobby, comenta Flores.

    El trabajo como asesor del Gobierno estadounidense llevó a su padre, Carlos Flores Romero, a vivir dos décadas fuera del Ecuador, en especial en Panamá, Costa Rica y Colombia.

    En esos países, Maruja Guerrero, su madre, no perdía la oportunidad de seguir cursos en diversas disciplinas relacionadas con la decoración.

    A su regreso al país en 1984 aprovecharon estos conocimientos para arrancar un emprendimiento. Así fue como empezaron a dictar cursos, primero en su vivienda, ubicada en el norte de Quito, y luego en un local propio. Siete años después, gracias a la acogida, Carma se constituyó legalmente como empresa (bajo el nombre de Ceramicarma).

    Empezó con talleres para la decoración de cerámica, pero desde 1998 se incorporaron otros materiales como vidrio, madera, metal, entre otros.

    Los primeros talleres fueron para amas de casa y luego se diversificaron. Hoy, alrededor del 93% de los talleristas está compuesto por amas de casa y profesionales. El resto son artesanos y artesanas que buscan aprender nuevas técnicas o actualizar sus conocimientos.

    Excluyendo EE.UU. y Canadá, por cinco años consecutivos Carma llegó a estar en el top cinco de ventas mundiales de Duncan Enterprises, fabricante de pinturas y otros materiales para cerámica y manualidades de EE.UU.

    Actualmente, Carma dicta unos 40 cursos al mes y cuenta con 1 200 clientes permanentes, entre compradores de materiales y estudiantes. Los siete últimos años las ventas de Carma han sido de unos USD 500 000 anuales.

    Los servicios Profesores.  El centro cuenta con 16 empleados de planta (incluidos maestros) y un equipo adicional de cuatro profesoras.

    Los precios de la capacitación.  Los cursos son de tres a cinco clases, según la técnica que se desarrolle. La duración es de dos horas y media, por sesión. Cada clase de dos horas y media cuesta USD 6.

    Los servicios adicionales.  La empresa oferta servicios de quemado de piezas de cerámica y vidrio.