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  • Los estudiantes de la Universidad del Azuay mostraron sus emprendimientos

    Redacción Cuenca (I)

    La Feria de Innovación Tecnológica de la Universidad del Azuay se realizó este viernes 3 de julio del 2015. Allí, participaron 100 propuestas de estudiantes de las carreras de Alimentos, Automotriz, Civil y Gerencia de Construcciones, Minas, Producción y Operaciones, Electrónica, Biología, Ecología y Gestión.

    En los patios y los laboratorios de la Facultad de Ciencia y Tecnología, los estudiantes realizaron sus exposiciones. Según el decano, Germán Zúñiga, el objetivo es los alumnos incursionen en sus emprendimientos, con base en sus conocimientos para que al salir de la Universidad del Azuay sean generadores de fuentes de empleo.

    Entre las exposiciones se destacaron proyectos como diseños para explotaciones mineras, diseño de rutas a través de redes Bluetooth, vehículos con funcionamiento de hidrógeno, alimentos innovadores…

    Karla Dota y Angélica Yupa cursan el octavo ciclo de la carrera de Alimentos. Ellas se interesaron por aprovechar el tamarindo para la fabricación de vino y a través de este, elaboraron gomas (caramelos) y jaleas para acompañar pan, queso y carnes.

    En este proyecto incursionaron desde hace dos meses y también usaron la zanahoria para elaborar gomas con sábila y galletas de la calabaza (zapallo), con piña y hojuelas de avena. El último de sus productos es los rollitos de trigo con relleno de chocho.

    El grupo de Jackeline León, Palo Castro, Emilia Placencia y Tatania Camacho, en cambio, incursionó en la elaboración de un salchichón de pollo con quinua y champiñones. Para León, “este producto es recomendable para los diabéticos, porque tiene bajos niveles de calorías y tiene un alto vitamínico”.

    Según Zúñiga, un jurado evaluará las propuestas valorando su innovación, calidad, conocimiento, investigación, presentación, factibilidad, entre otros parámetros.

    La Feria se realizó este viernes 3 de julio. Foto: Xavier Caivinagua/El Comercio
    La Feria se realizó este viernes 3 de julio. Foto: Xavier Caivinagua/El Comercio
  • El mercado nacional es su objetivo

    Giovanni Astudillo (I) 
    redaccion@revistalideres.ec

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    La implementación de salvaguardias por parte del Gobierno afecta a la industria del mueble nacional, porque utiliza partes y piezas que llegan desde el extranjero. Pero para la firma cuencana Vitefama también representa una oportunidad para crecer en producción y facturación.

    Su estrategia se resume en apertura de nuevos canales de distribución en todo el país e inversión en tecnología para mejorar la productividad de su planta de 3 500 metros cuadrados, ubicada en la parroquia Ricaurte, al norte de la capital azuaya. Su apuesta es mejorar en 28,6% la facturación y 50% la producción.

    Vitefama fue fundada en 1998 por cuatro amigos que se graduaron de Administración de Empresas en la Universidad del Azuay. Vicente Illescas, Teófilo Castro, Fausto Mora y Marco Chuchuca abrieron un pequeño taller para retapizar muebles, en el barrio de El Vecino, en el norte de la ciudad.

    Ellos juntaron las dos primeras letras de sus nombres para bautizar a la empresa como Vitefama. Al inicio solo se dedicaban a retapizar los juegos de salas en las noches, luego que Illescas, Castro, y Chuchuca salían de sus trabajos en la empresa Artepráctico y Mora del Centro de Reconversión Económica de Azuay, Cañar y Morona Santiago.

    Este último logró un contrato en este centro de desarrollo, para retapizar unos 200 vehículos, recuerda Teófilo Castro, gerente de Vitefama, el único de los cuatro socios iniciales que se mantiene. El resto se retiró paulatinamente.

    Desde la crisis económica de 1999, Castro se quedó solo con una fábrica endeudada por el galpón que compraron en el Parque Industrial de Cuenca. La implementación de la dolarización licuó las deudas y mejoraron el panorama.

    En el 2001, él viajó a Italia para mirar una feria de muebles y conocer las nuevas tendencias y diseños, y adquirir maquinaria. “Fue como un posgrado”, dice Castro. No tenía dinero para nueva tecnología, pero sí para tres equipos reparados en los que invirtió USD 15 000. El proceso productivo se aceleró y, posteriormente, sus muebles de sala, comedor, dormitorio y accesorios llegaron a Quito, Ambato, Riobamba, Machala, Loja, entre otras ciudades.

    Diana Díaz tiene el local Coarte en Manta. Según ella, prefieren los muebles de Vitefama por la calidad y porque son cumplidos en el tiempo de entrega de los pedidos. Los juegos de sala y dormitorios tienen más demanda.

    En la actualidad, la aplicación de las salvaguardias es una oportunidad para Castro, aunque también representa un encarecimiento de la producción, porque hay elementos como las jaladeras que se importan. Para no subir los precios sustituirán partes y piezas en la línea contemporánea.

    Hace dos semanas, la firma lanzó dos colecciones de muebles para el hogar. Es una clásica denominada Virrey y la moderna llamada Eiffel, cuyos diseños están inspirados en esta torre de París.

    Castro explica que buscan una innovación más acelerada de productos para evitar la copia. Su otra apuesta fue concretar negocios con distribuidores y casas comerciales de alcance nacional, que antes importaban muebles.

    Para cubrir la demanda optó por dos alternativas. La primera fue contratar más mano de obra y aumentar un turno en ciertos puestos estratégicos. Hasta finales del año pasado tenía 96 trabajadores y, ahora, son 118. Para finales del 2015, Castro prevé tener 140.

    La segunda acción es invertir en tecnología para aumentar la productividad. Ya adquirió una perforadora de control numérico en USD 70 000 y una máquina que sirve para funciones múltiples como sierra, perforadora…, que le costó USD 250 000.

    Desde hace siete años, la fábrica de la mueblería Vitefama funciona en la parroquia cuencana de Ricaurte. Allí, laboran 118 personas en las diferentes áreas. Foto: Xavier Caivinagua / LÍDERES
    Desde hace siete años, la fábrica de la mueblería Vitefama funciona en la parroquia cuencana de Ricaurte. Allí, laboran 118 personas en las diferentes áreas. Foto: Xavier Caivinagua / LÍDERES
  • Su gestión es multidisciplinaria

    Giovanni Astudillo

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    La investigación en la Universidad del Azuay tiene un objetivo claro. La idea es que sus iniciativas no sean específicas y puntuales sino que sirvan a la comunidad y que se involucren los estudiantes y catedráticos de diferentes disciplinas.

    El Instituto de Estudios de Régimen Seccional del Ecuador, que está adscrito al Decanato General de Investigaciones, es el principal ejemplo de esa filosofía. Su especialidad es la geomática y el ordenamiento territorial. Allí, laboran expertos en informática, economía y otras profesiones.

    Omar Delgado lidera este instituto creado en 1985. Según él, en los últimos 10 años se especializaron en la geomática, que es la geografía vista desde la informática. Es decir, utilizar todos los medios tecnológicos posibles para el beneficio de la geografía.

    Tienen 13 proyectos, que se centran en el análisis ambiental, mediciones de ruido e infraestructura de datos espaciales para difundir los resultados. También, se especializan en el ordenamiento del territorio y se apoyan en redes de investigaciones para mejorar sus trabajos, dice Delgado.

    Pone como ejemplo la Red de Investigación en Gestión del Territorio y Tecnologías de la Información Geográfica que agrupa a nueve entidades como la Escuela Politécnica del Ejército y las universidades de Cuenca, Técnica Particular de Loja, Santiago de Compostela, de la Coruña, entre otras. Realizan comparaciones para evitar sesgos en los trabajos.

    Para Delgado, este instituto centra su labor en la investigación, levantamiento de información, análisis, publicación de documentos y datos en su servidor y plataforma. En la web www.uazuay.edu.ec se registran más de una veintena de proyectos, como el sistema de monitoreo y control vehicular del equipo pesado y caminero del Municipio de Cuenca, y un mapeo de los parques de la urbe.

    El objetivo es que toda la información se difunda y sea de acceso público, señala Delgado.
    Este centro también formuló el Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial de Cuenca en el 2011, que fue aprobado por el Concejo Cantonal. Allí, se aplicó la geomática con el uso de imágenes muy precisas. Su información sirve para conocer al detalle qué se puede hacer con el suelo, dependiendo de la zona.

    A este instituto acceden los estudiantes a través de un programa de pasantías, pero no solo se centra en los alumnos de la Universidad del Azuay sino también a los de otros centros de estudios. Son estudiantes, principalmente de las carreras de biología, ingenierías civil y sistemas, y turismo.

    La idea es tener personas de varias disciplinas que aporten al proyecto. Según el decano general de Investigaciones, Jacinto Guillén, este instituto es uno de los ejes de trabajo de la Universidad. Los programas aglutinan a las 28 carreras de la UDA. El año pasado participaron 90 alumnos y 60 docentes en los proyectos.

    La biología es otra área que está desarrollada y cuenta con una infraestructura adecuada y una agenda amplia de proyectos. Tiene laboratorios acreditados con la norma ISO 9001-2008 que sirven para proyectos de gestión ambiental. Además, existe el herbario que tiene información digitalizada y publicada en la web de esta Universidad.

    Una tercera área es arquitectura y diseño, que se centra en información relacionada con la organización urbana de Cuenca y el paisaje. “Buscamos que nuestro trabajo sirva a la sociedad en su conjunto”, indica Guillén.

    Otros ejes de investigación son las ciencias sociales, salud humana, patrimonio cultural, antropológico, innovación tecnológica con ramas como automotriz, que tiene un centro de investigación donde se harán las pruebas técnicas de los requerimientos para la importación de vehículos.

    En automotriz también se desarrolló un proyecto estudiantil de una moto eléctrica, que participó en la competencia Smart Motor Challenger, realizada a mediados del 2014 en Barcelona, España, y logró un reconocimiento. En este prototipo eléctrico, que se llama Kuntur (traducido al español significa Cóndor), participaron 19 estudiantes de Automotriz, Ingeniería Electrónica, Diseño, Administración de Empresas y Marketing. Estos dos últimos ámbitos se involucraron en el desarrollo de un plan de negocios, que se presentó en la competencia.

    Detalles

    Los proyectos. Unas 70 iniciativas se ejecutan en la Universidad del Azuay, con trabajo multidisciplinario de los estudiantes de las diferentes carreras.

    En las seis facultades. Allí también se impulsa que los estudiantes creen iniciativas, para que posteriormente generen fuentes de empleo.

    Educandos. Hay 6 372 alumnos matriculados. Tiene acuerdos con empresas y entidades para que ellos hagan prácticas.

    Los estudiantes, profesionales y catedráticos son parte de los programas de investigación de la Universidad del Azuay. Foto: Xavier Caivinagua / LÍDERES.
    Los estudiantes, profesionales y catedráticos son parte de los programas de investigación de la Universidad del Azuay. Foto: Xavier Caivinagua / LÍDERES.
  • Los muebles antiguos rejuvenecen en Azuay

    Redacción Cuenca

    ‘Vintage’ es todo aquello que ha pasado de moda y se considera un clásico. Esta tendencia se aplica, en especial, para la decoración del hogar. Hoy en el mercado se ofertan lámparas, candelabros, estanterías, etc.

    El año de producción de estas piezas oscila desde 1880 hasta 1980 y se comercializan en tiendas especializadas, dice la decoradora de interiores Tatiana Buitrago.

    Estos productos se importan desde Alemania, EE.UU., Francia, Inglaterra, Argentina, entre otros países. En Ecuador, el auge de esta tendencia surgió en 1980, cuando el consumidor se inclinó por las piezas pequeñas -como teléfonos o radios- de los anticuarios, para decorar, acota Buitrago. Sin embargo, 10 años después se inició la moda de reutilizar muebles para adecuar espacios con este estilo.

    En Laura’s (Cuenca) se evidencia la evolución de este mercado. Su dueña, Graciela Vintimilla, abrió en 1978 su primer local de accesorios elaborados entre 1900 y 1960. Ahora tiene tres almacenes que ofertan la línea ‘vintage’, con baúles, sofás, camas, cunas para bebé, etc.

    El segundo local lo abrió en 1992 y el último a finales del año pasado. Lo hizo porque dice que hay más interés del consumidor por adquirir esos productos. Su reciente almacén está ubicado en una casa patrimonial restaurada, en el barrio de El Vado (centro de Cuenca). En dos pisos, vende adornos, radiolas, lámparas, sofás… que cuestan desde USD 5 hasta 1 000.

    Vintimilla importa muebles y accesorios desde Texas (EE.UU.) y los restaura en Cuenca. Luego los exhibe y comercializa. Sus clientes por lo general son hombres y mujeres, entre 30 y 60 años.

    Desde 1997, Patricia Rodas gerencia El Viejo Almacén (Cuenca). Ella importa principalmente desde EE.UU., Panamá, China, Argentina. Dice que los muebles y accesorios son los más demandados por parejas que bordean los 40 años. Ellos son sus principales compradores.

    En casi dos décadas de negocio ha identificado temporadas altas y bajas. Entre el 2009 y el 2011, las ventas bajaron porque los muebles ‘minimalistas’ o de líneas rectas eran la novedad. Pero, desde finales del año pasado, se evidencia un auge.

    Rodas ha identificado una nueva tendencia, que es la fabricación de muebles tipo ‘vintage’, pero -según ella- “sus clientes prefieren el producto original, restaurado, que contenga historia”.

    Sandra Salazar es aficionada a la decoración ‘vintage’ y ahorra unos USD 100 al mes para comprar accesorios y muebles. En su casa adaptó un comedor y una sala con el estilo de los años 30. Además, adquirió una máquina de escribir y un teléfono que datan de 1950, para decorar la habitación de huéspedes. “Más que decoración o moda es un estilo de vida”.

    El Viejo Almacén y Laura’s manejan espacios de unos 500 m² de exhibición. En esa tienda se recrean salas, habitaciones y comedores antiguos, para que el cliente tenga una idea de cómo decorar su hogar. No todos instalan salas de este tipo, sino que compran accesorios para fusionar los estilos moderno y antiguo, señala Rodas.

    Otro cliente es Carlos Carrión, quien dice que compra dos antigüedades al año. “Los productos nuevos no tienen el estilo ni la labor artesanal de los antiguos”.

    Las ventas de garaje en EE.UU., España, Alemania, etc., son los principales sitios para comprar esos productos, dice Vintimilla. “En esos países hay una cultura de guardar y vender las cosas usadas”.

    Los productos desde 1900 hasta 1980 son los más apetecidos. “La tendencia seguirá, luego los iPods e impresoras serán vendidos como ‘vintage’”, dice Buitrago.

  • Las aguas termales brotan en un complejo turístico en el Azuay

    Ivanna Zauzich / Redacción Cuenca

    Una piscina termal con capacidad para 20 personas fue el primer paso para construir un negocio turístico en la parroquia de Baños (sureste de Cuenca).

    Era 1926, cuando Ricardo Durán Brito invirtió 187 sucres (unos USD 8 al cambio de ese año), en un terreno de 2,5 hectáreas (ha) y edificó una piscina para que disfrutara su familia. Sus amigos y vecinos también mostraron interés por visitar esa atracción y Durán -recuerda su familia-, identificó una oportunidad de negocio.

    Hoy, Balnearios Durán S.A. es un complejo de cuatro hectáreas con tres piscinas populares (el ingreso cuesta USD 2,70), una hostería con piscina termal y un spa con circuitos termales, piscina, sala de masajes, baños de cajón y otras atracciones (desde USD 12 hasta 60). También, tiene dos salas de recepciones con capacidad para 120 y 250 personas.

    El año pasado, Balnearios Durán S.A. facturó cerca de USD 1,9 millones.

    Ricardo Durán fue un visionario, así lo describe su nieta y actual gerenta, Susana Durán. Añade que como las personas llegaban caminando o en burro desde Cuenca, Durán Brito destinó unos 2 500 sucres (USD 50 al cambio de la época) y compró un vehículo Chrysler con capacidad para ocho personas. Él recogía a los clientes en el parque Calderón (centro de Cuenca) y los transportaba a la piscina.

    En 1944, al fallecer Durán Brito, la piscina y esa actitud emprendedora fue heredada por sus 10 hijos y 80 nietos. Allí, en 1983 se construyó un primer bloque de la hostería con capacidad para 40 personas. Susana Durán no recuerda el monto exacto de la inversión, pero asegura que con esa edificación la firma se posicionó.

    Para el vicepresidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Cuenca, Matías Abad, este es uno de los balnearios más tradicionales del área urbana de la ciudad y mantiene altos estándares de calidad en servicio al cliente. Esta compañía, continúa Abad, es socia de este gremio desde 1981 y ha demostrado su interés por innovar e invertir en infraestructura, para estar al frente de las tendencias turísticas.

    En 1992 se edificaron dos salones de recepciones, con una inversión que bordeó los 50 millones de sucres (USD 30 000). 14 años más tarde se construyó un segundo bloque de habitaciones, con capacidad para otras 50 personas. En ese proyecto se desembolsaron USD 400 000.

    Balnearios Durán no frena su expansión, explica el analista empresarial Daniel Crespo. La fortaleza de esta organización, señala el especialista, es que cuenta con servicios para consumidores de ingresos bajos, medios y altos.

    La opinión de Crespo se evidencia con los USD 500 000 que invirtió la firma el año pasado para edificar un spa llamado Novaqua. Allí se oferta masajes con aceites importados de Tanzania, Japón e India. También, baños de cajón y una piscina a 41 grados centígrados (°C) y otra a 8 °C, para que el cliente experimente el contraste de temperatura que beneficia a la circulación de la sangre, opina la gerenta del centro de estética Bienestar y Salud, Mariela Burbano.

    Asimismo, Susana Durán señala que conforme la empresa amplía su oferta se adquieren terrenos aledaños a la hostería para continuar expandiéndose.

    La relación comercial con sus proveedores es buena, lo reconoce el subgerente comercial de la firma La Italiana, Guillermo Sempértegui. Desde el 2006 compra embutidos, lomo fino, cortes de cerdo, etc. “La carne que demandan es ‘premium’ para utilizar en sus preparaciones”.

    Para Andrea Rodas, quien es clienta de la Hostería Durán, “el servicio, las instalaciones y la comida son excelentes”.

    Más sobre la firma

    • Los empleados. En 1926 atendían tres personas y en la actualidad la firma tiene 75 colaboradores.
    • Los clientes. Las cinco piscinas termales de Balnearios Durán S.A. reciben cerca de 35 000 clientes al mes y en vacaciones la cifra aumenta.

    EL INSIGNIA

    ‘La amabilidad es el eje de esta empresa’

    Marcelo Barros / empleado antiguo

    En 1983 empecé a trabajar para esta empresa y desde ese año cada cargo y experiencia ha sido un aprendizaje. Comencé como auditor nocturno; luego,  estuve en el área de recepción, banquetes, asistente de gerencia y actualmente soy Gerente de Alimentos y Bebidas. La firma y los socios son amables, dedicados y dan oportunidades de crecimiento. Por esa amabilidad y buen trato, esta es una empresa para quedarse y hacer carrera.

    Además de la experiencia, en el día a día con la atención a turistas de EE.UU., Alemania, Italia, España, Perú, entre otros países, se conocen diferentes costumbres y es una retroalimentación interesante en nuestra profesión. Me gusta mi trabajo,  porque la empresa me da la oportunidad de desenvolverse en el área turística.

  • Seis países acogen sus sombreros

    Redacción Cuenca

    Con su cabello negro trenzado hasta los hombros y la tradicional pollera de Chola Cuencana, Rosa Salinas teje un sombrero de paja toquilla. Sus dedos toman cada fibra y la entrelaza ágilmente, mientras ella conversa sobre los tratados comerciales, los beneficios de pertenecer a la Comunidad Andina de Naciones (CAN), los inconvenientes de no acceder a los TLC con EE.UU. y Europa… Ella es una de las 60 socias, y fundadora de la Asociación de Tejedoras de Sígsig que maneja el nombre comercial Tesya. Este gremio exporta sombreros y artesanías de paja toquilla a Francia, Italia, Alemania, España, Suiza y EE.UU.

    La iniciativa surgió en el 2009, cuando Salinas se retiró de otro gremio porque no identificó un real crecimiento. Se independizó y propuso a las tejedoras de la zona que no comercialicen el sombrero campana (sin terminar) a las empresas, sino agregarle valor y exportar.

    Para iniciar, el gremio solicitó un crédito por USD 10 000 a la Cooperativa Jardín Azuayo. Con ese dinero adquirió una prensa industrial para dar forma a los sombreros. También abrió una página web con las fotos de sus diseños.

    A través de amigos y conocidos ha publicitado su producto en esa web, y de esa forma ha llegado a clientes en el extranjero. Eso ocurrió con Georgina Rubens, quien vive en California (EE.UU.). Ella compró un sombrero de paja toquilla. Destaca la calidad del producto y cumplimiento en la entrega. A través de www.tesya.com.ec se enteró de estos productos, e hizo el pedido.

    Esther Bueno, otra de las socias, explica que esta asociación mejora la calidad de vida de las mujeres. Son 60 integrantes que tejen los sombreros desde su casa, y así comparten tiempo con su familia. Cada semana se reúnen para compartir y debatir sobre nuevos diseños, tendencias de colores y productos en el mercado, para mejorar la calidad.

    El taller está ubicado en el sector Las Cochas (cantón Sígsig), al que se llega luego de recorrer 3,5 kilómetros de subida de una vía polvorienta. Es una casa humilde, que solía ser un criadero de pollos de la familia de Salinas. Esta asociación apuesta por el crecimiento, y en el 2011 solicitó un crédito por USD 13 800 al Banco Nacional de Fomento para la construcción de una sede. “Aún faltan cerca de USD 30 000 para terminar la obra, pero la Virgen María Auxiliadora no nos abandona”, dice esta azuaya mientras contempla un cuadro de esta imagen religiosa.

    Las ventas mensuales de esta asociación bordean los USD 2 000, que destinan al pago de créditos y a repartir entre las socias. Esther Bueno sabe que aún es poco, pero el gremio está arrancando, y cada vez gana clientes en el exterior.

    Chris Achenbach tiene una tienda de ‘souvenirs’ en Berlín, y durante el verano comercializa los sombreros de Tesya. Le gusta el tejido y el emprendimiento de sus socias, quienes dejaron de vender a las grandes empresas para arriesgarse y comercializar con su marca.

  • La CAF y la Prefectura de Azuay firmaron un convenio

    La Corporación Andina de Fomento (CAF), conocida ahora como el Banco de Desarrollo de América Latina, y la Prefectura del Azuay firmaron un convenio para impulsar un centro de investigación, desarrollo e innovación para el sector de la construcción.

    El vicepresidente Ejecutivo de la CAF, José Luis Curbelo, explicó que el objetivo es crear un clúster para que todos los actores relacionados al sector de la construcción se capaciten y enfrenten los retos del crecimiento urbanístico.

    Para este proyecto se invertirán USD 888 376, de los cuales la CAF aportará con 334 400. La Prefectura del Azuay destinará 232 800 y otros gremios como la Cámara de la Construcción, Cámara de Industrias de Cuenca, Colegio de Arquitectos, la Agencia Cuencana para el Desarrollo e Integración Regional (Acudir), Universidad Politécnica Salesiana, entre otros actores, aportarán con USD 321 176.

    Esta iniciativa estará enlazada al Centro Eco Productivo, en el cantón Girón, donde se prevé construir un parque industrial, en 40 hectáreas, para que se asienten las empresas azuayas. El prefecto del Azuay, Paúl Carrasco, señaló que el fortalecimiento del sector de la construcción generará empleo y mejorará la calidad de vida en la provincia.

    Para el presidente de la Cámara de Comercio Ecuatoriano Americana, en Azuay, Francisco Gottifredi, este es un proyecto importante que impulsará al sector. Este gremio cuenta con 300 socios y casi un 10% está relacionado con la construcción, por lo que es un paso que beneficiará a los empresarios.

    Con eso coincide el presidente de la Cámara de la Construcción en Cuenca, Pedro Medina, quien ve en esta una oportunidad de desarrollo, porque habrá capacitación.

  • Sus ventas se aseguran gracias a la industria

    Redacción Cuenca

    Indumentaria para explorar minas, trajes para apicultura y guantes de malla de acero para trabajar en carnicerías son parte de la oferta en Dorec, empresa con sede en Cuenca. Esta compañía, que nació en 1975, tiene más de 150 clientes corporativos a escala nacional y factura cerca de USD 20 000 al mes.

    Dorec nació cuando Cuenca experimentó su apogeo industrial, con la llegada de la Compañía Ecuatoriana del Caucho (ERCO), que hoy se llama Continental Tire Andina.

    Hace 38 años no había conocimiento sobre la seguridad industrial, por lo que Oswaldo Domínguez identificó una oportunidad en el mercado. Este azuayo importó cascos, extintores y otros implementos de seguridad y también compró máquinas de coser y otros equipos para producir prendas con telas gruesas.

    El actual gerente de Dorec, Xavier Domínguez, no recuerda cuánto invirtió su padre en el negocio o cuánto facturaba al inicio. Sin embargo, sí sabe que empezó solo y con su trabajo fue conocido por empresas ubicadas en Quito, Guayaquil y otras ciudades.

    En la actualidad, esta firma azuaya tiene 12 empleados en total, repartidas en administración, el área de ventas y el taller donde elaboran la ropa.

    El presidente de la Cámara de Comercio de Cuenca, Mario Terreros, reconoce la visión de Oswaldo Domínguez y la labor de esta empresa que fue socia de ese gremio comercial entre 1997 y 2011.

    El mercado nacional de los equipos de seguridad industrial ha crecido, explica Domínguez. Esto se demuestra con las cifras de importación. Cuando esta firma inició importaba un 45% de sus productos como gafas de seguridad, extintores, chalecos reflectivos, botas, etc.

    Desde hace unos 10 años se ha visto mayor producción de estos artículos en el país, por lo que Dorec compra el 80% en el mercado nacional y equipos más especializados los importa de EE.UU., Francia, Italia y otros países.

    Uno de sus clientes es Cristian Fuentes de la compañía minera Ruta de Cobre, en la parroquia de Chaucha, en Cuenca. Él destaca la calidad de los productos y la calidad del servicio de esta empresa que desde «hace un año nos ha demostrado su profesionalismo».

    Esa minera es parte de la cartera de clientes de Dorec. Domínguez ha identificado nuevos compradores en ese sector desde hace cinco años cuando comenzaron a despuntar los proyectos mineros.

    Además de la minería, la nueva reglamentación de seguridad industrial es un punto a favor para esta firma. Domínguez señala que cada vez hay más interés por proteger la integridad física de los empleados, por lo que este negocio se ha posicionado.

    Su cartera de clientes suma más de 150 firmas que pertenecen a los sectores industrial, automotriz, minero, petrolero, agrícola, entre otros.

    Para cada sector hay un producto especializado. Por ejemplo, botas con suela antideslizante y con un material que repele la grasa del petróleo, especialmente diseñadas para los proyectos petroleros.

    También hay chalecos reflectivos para que los trabajadores que realizan trabajos nocturnos sean reconocidos y evitar accidentes. Asimismo, guantes con un textil resistente a soluciones químicas para evitar quemaduras en la piel, explica el gerente de Dorec.

    Además de tener estos productos especializados, Domínguez explica que otra de sus fortalezas es personalizar las prendas con bordados de la compañía que lo requiera. «Si una empresa necesita bordar pantalones, camisas o cualquier prenda con su logo, se da ese servicio».

    Miguel Sánchez es consultor de medicina ocupacional y conoce los productos que comercializa Dorec. Para él es positivo que existan empresas dedicadas a la seguridad de los trabajadores y que el sector productivo esté enfocado en cuidar la seguridad ocupacional.

    Domínguez dice que una de las estrategias de la compañía es reinvertir las utilidades para seguir creciendo. No tiene un promedio anual exacto, pero el año pasado invirtió USD 8 000 para comprar nuevos equipos de confección.

    Este empresario habla con fluidez sobre los 500 artículos de seguridad que se exponen en sus vitrinas. Hay gafas para la industria alimenticia y otras para la fabricación de vidrio. También hay cascos, botas, overoles y otros productos según el área de trabajo.

  • Esta receta familiar saltò de la congeladora a ls tiendas

    Redacciòn Cuenca, redaccion@revistalideres.ec

    El secreto de los helados Frugely es la mezcla de fruta orgánica, leche y crema. Esa receta ha impulsado a este emprendimiento. Hoy sus productos se comercializan en 230 tiendas en Azuay y fruto de esas ventas su facturación bordea los USD 7 000 al mes.

    El emprendimiento Frugely, que al inicio no se llamaba así, ha recorrido un camino de aprendizaje. En el 2006, tres integrantes de la familia Arévalo (Ana, Wilson y Verónica) elaboraban helados de forma casera y los vendían.

    La acogida, desde el inicio, fue buena. En dos años los Arévalo dieron un giro a su negocio casero y probaron la distribución, sin marca, de sus helados. Para esto, los tres familiares invirtieron USD 5 000 en tres congeladores y dos batidoras industriales. También en mesas de acero inoxidable para tratar la fruta y asegurar la inocuidad de sus productos.

    Ese año sus ventas bordeaban los USD 3 000 al mes, dice Verónica Arévalo, del área de Marketing de Frugely.

    El negocio evolucionó y para el 2010 iniciaron el proceso de creación de marca para que los consumidores los identificaran en el mercado.

    «Es un helado para toda la familia, pero reconocido por los niños», dice Arévalo. Por eso crearon -en familia- el logo de un dragón caricaturesco para atraer a los pequeños consumidores.

    Marcela Vélez conoce el producto y está segura de que es una golosina nutritiva para su hijo de 8 años. Esta cuencana explica que en el sabor se evidencia que es un helado que sabe más a fruta que a azúcar.

    La inversión para crear la marca bordeó los USD 4 000; se diseñaron empaques, papelería, adhesivos, afiches para tiendas, entre otros materiales. En la actualidad esta iniciativa cuenta con seis colaboradores.

    La constante reinversión es uno de los secretos para el éxito del emprendimiento, explica Arévalo. El crecimiento de la firma, sin descuidar la calidad, es nuestro objetivo. Frugely atiende el mercado azuayo, pero busca expandirse a las provincias de Loja, El Oro y Cañar.

    En el automercado María comercializan los helados Frugely con éxito. Marta Sánchez explica que en las tardes los niños y adultos solicitan los sabores de coco, mora, chocolate y trisabor (mezcla de mora, vainilla y naranjilla).

    Una clienta, Carmen Molina, consume esta marca hace un año. La cremosidad y sabor a fruta es lo que más destaca esta arquitecta. «Es un helado bien hecho. Se siente natural».

  • El menú sano fue la prioridad

    Redacción Cuenca

    Salmón enlatado, brownie sin gluten y minitortillas elaboradas con chochos fueron parte de la propuesta que presentaron los estudiantes de sexto ciclo de la carrera de Ingeniería de Alimentos de la Universidad del Azuay (UDA). Ellos expusieron sus iniciativas en la tercera Feria de Innovación Tecnológica, el 28 de junio en Cuenca.

    Unos de los participantes fue Xavier Benítez, quien trabajó durante un mes en su oferta, que consiste en un brownie sin harina de trigo, para las personas intolerantes al gluten (que se obtiene del trigo). Para reemplazar la textura de ese ingrediente mezcló maicena y harina de yuca, que no contienen gluten.

    Mientras Benítez explicaba cómo obtuvo este producto, la cuencana Carolina Suárez, visitante a la feria, se deleitaba probando este pastel.

    Otra idea fue el cereal de camote producido por Cristina Bustamante, quien buscó una alternativa a las hojuelas de maíz. «El valor agregado del camote es que es dulce y no hay que agregar miel».

    A su lado estaba Catalina Ordóñez. Ella presentó minitortillas de chocho horneadas para dar una opción saludable a los niños y adultos, que son amantes de los ‘snacks’.

    Para el catedrático de Investigación de mercados y Gestión empresarial de la UDA, Marcelo Calle, este año la exposición estudiantil tuvo un enfoque hacia los productos funcionales, porque el consumidor es más consciente de lo que come y demanda productos sanos.

    Los estudiantes, dice el catedrático, identificaron esa tendencia en el mercado y buscaron producir alimentos naturales, probióticos, sin gluten, con más proteínas y calcio, para atender las necesidades del mercado cuencano. Calle enfatizó en que esta no es una feria gastronómica, sino de innovación para aportar a la industria alimenticia del Ecuador.

    Otra de las creaciones que llamó la atención de los asistentes fue una pizza de harina integral con carne de soya. Su creador, Jonnathan Cadme, identificó una oportunidad en el mercado, porque cada vez hay más consumidores con restricciones para comer carne por su salud o porque son vegetarianos. «Esta pizza es para esas personas que no comen carne y quieren sentir el mismo sabor».

    Con agilidad, Cadme cortó trozos de cuatro centímetros para que los visitantes probaran. Daniel Cuesta probó y se quedó asombrado con el sabor. «Esta feria es una muestra del talento que existe en las universidades».

    El rescate de los sabores andinos también tuvo su espacio en esta feria de innovación tecnológica de la UDA.

    Nube Rivera desarrolló una torta de choclo con quinua, soya y avena. La idea es ofrecer una opción rica en fibra y nutrientes que pueda enviarse en la lonchera de los niños. Además de estos productos hubo ‘snacks’ de fréjol, caviar de frutas, masa lista para donas…

    LA CIFRA:
    50 proyectos se presentaron en esta feria de innovación alimenticia