Etiqueta: bebida

  • La receta del rompope tradicional, en una isla

    Priscilla Alvarado

    redaccion@revistalideres.ec

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    La inspiración y la idea de elaborar rompope casero nació a partir de una tradición familiar.
    Susibel Ruilova, de Guayaquil, tenía un gusto particular por la preparación de esta bebida elaborada con yemas de huevo, leche y especias, como la vainilla, desde hace diez años.

    En su pequeño taller, que ella armó en su cocina, desde hace cuatro años se lanzó a elaborar para el público, diferentes presentaciones del cóctel tradicional con el nombre de Rompope Susibel.

    Su gusto por la preparación de esta bebida la llevó a especializarse y perfeccionar la técnica que había aprendido de la abuela de su esposo, hace más de una década.

    En 2016, Ruilova empezó a participar en ferias itinerantes que se realizaban en centros comerciales del Puerto Principal, para hacer conocer su producto.

    En esa época, invirtió USD 1 200 para adquirir envases de vidrio y materia prima. Para la primera feria que asistió elaboró 500 botellas que se vendieron en su totalidad, recuerda la emprendedora.

    Ella agrega que para este negocio es necesario tener creatividad e imaginación, sobre todo para crear nuevas propuestas de sabores y presentaciones con base en el rompope. Entre los productos que ofrece, destaca la bebida tradicional que es de sabor vainilla. Esa fue su oferta principal cuando empezó su negocio.

    Sin embargo, actualmente su catálogo es variado e incluye más de ocho sabores. En su negocio tiene rompopes de chocolate, menta, coco, café, almendras, tradicional, ron pasas y maracuyá.

    Ruilova también ofrece sabores temporales acorde con la época. Por ejemplo, en octubre, lanzó una bebida con pulpa de calabaza por motivo de ‘Halloween’. Y, actualmente, trabaja junto a un ingeniero en alimentos para sacar tres nuevas variedades con Oreo, nuez y una mezcla de café y leche.

    Los precios de los insumos, según sus presentaciones, van desde USD 7 hasta 15. Hay envases de 300, 475, 500 y 750 mililitros (ml).

    Luego de cuatro años en el mercado, Rompope Susibel se posicionó en cuatro puntos de venta en centros comerciales. Algunas de estas ‘vitrinas’ están ubicadas en el Mall del Sol y Policentro, en el norte de Guayaquil, en donde levantó islas para la exhibición de los productos.

    El rompope, según la emprendedora, rescata el concepto del sabor de casa y de compartir en familia. Por esta razón, aunque tiene planes de crecimiento, desea mantener la elaboración del producto de forma artesanal y no llegar a industrializarlo en su totalidad. Además, actualmente, el negocio está enfocado en lograr una estabilidad en el Puerto Principal con consumidores fijos.

    En promedio, Rompope Susibel elabora unos 400 litros diarios. La venta se realiza mediante pedidos a través de Instagram en donde tiene más de 7 000 seguidores. En esta red, el emprendimiento ha ganado buena parte de sus clientes. Una de ellas es Vanessa Jijón.

    “Es excelente, el espesor es el ideal para un rompope”, destaca Jijón, quien mantiene su preferencia por las variedades de menta y almendras. La cliente asegura que, debido al buen sabor de la bebida, optó en este año por dar las botellas como regalo corporativo.

    Tepacific provee los envases de vidrio al emprendimiento. Marcela Zambrano, vocera de la empresa, señala que parte del crecimiento que ha tenido el pequeño negocio es por la organización y el liderazgo de su propietaria.

    “Es una mujer de gran carisma y entusiasmo, además, trabajar con la marca es sinónimo de responsabilidad y compromiso”, señala Zambrano.

    Rompope Susibel tiene previsto en los próximos meses expandirse en el mercado nacional. Para lograrlo, su dueña continuará asistiendo a ferias para exhibir su producto y que la gente pueda degustar de la variedad de sabores. Además, dice, reforzará su presencia en redes sociales.

    1200  dólares fue la inversión inicial del negocio ubicado en Guayaquil.

    Susibel Ruilova promueve su emprendimiento en centros comerciales, en donde vende licores artesanales para las festividades de este mes. Foto: Mario Faustos / LÍDERES
    Susibel Ruilova promueve su emprendimiento en centros comerciales, en donde vende licores artesanales para las festividades de este mes. Foto: Mario Faustos / LÍDERES
  • Esta ‘kombucha’ tiene una identidad andina

    José Luis Rosales (I)   redaccion@revistalideres.ec

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    Los imbabureños José Caiza, Cristian Puente y Joaquín Purtschert se asociaron para elaborar la kombucha andina UQU.

    Esta bebida, de té negro fermentado con levaduras, se vende en cadenas de supermercados y a través de la Internet, desde hace dos años.

    Purtschert recuerda que conoció sobre esta receta, de origen asiático, por su abuela materna,
    Nelly Dávila. Ella la preparaba y la llamaba agua de hongo.

    “Lo interesante de la kombucha es que contiene microorganismos vivos que cumplen con la función probiótica y ayudan a mantener fuerte el sistema digestivo”, dice.

    Los primeros ensayos para el procesamiento de este néctar lo realizaron en la cocina de la casa. El objetivo fue obtener una bebida de origen natural, que no requiera de aditamentos artificiales para su conservación.

    Previamente hicieron un estudio de mercado para determinar la oferta y las oportunidades en el mercado ecuatoriano.

    Los emprendedores aprovecharon la capacidad instalada de la Cervecería Caran, de propiedad de la familia de Purtschert, para producir y sacar al mercado ecuatoriano este producto.

    Hasta el momento han invertido unos USD 30 000 en la adquisición de materia prima, permisos sanitarios y creación y diseño de la marca.

    UQU está inspirada en la mitología del Uku Pacha, que en la cosmovisión andina se define como el mundo de abajo. Caiza explica que también hay elementos como el sol y la cruz andina. “Queríamos diseñar un producto no solo diferente, sino que llame la atención del público”.

    Por eso, las botellas, de 350 ml fueron traídas desde China. La otra presentación que se ofrece es en un envase de 2,5 galones.

    Toda la etapa de fermentación dura dos semanas en completarse. Joaquín Purtschert, ingeniero en alimentos de profesión, explica que las levaduras permiten transformar la teína y el azúcar en esta bebida milenaria.

    En esta etapa es importante controlar la temperatura, para que se desarrolle bien el cultivo.
    Uno de los elementos que destaca como clave es el agua, que es extraída a 60 m de profundidad en las faldas del volcán Imbabura.

    Otro de los ingredientes para la preparación que destacan son las plantas y frutas. UQU ofrece tres sabores: el original de té negro fermentado; moras, fresas y flor de Jamaica; taxo y maracuyá.

    También hay productos de temporada como las kombuchas de sandía, kiwi y hobo, este último florece en el valle del Chota.

    El chef Cristian Puente resalta que todo el proceso es artesanal. “El té fermentado de forma natural permite producir probióticos y ácidos orgánicos saludables”.

    Agrega que este producto. al ser destilado al frío, permite conservar sus sabores naturales.
    Durante la pandemia se incentivó la promoción y venta a través de las redes sociales de UQU. Los pedidos se pueden despachar vía correo a cualquier ciudad del país.

    La otra opción es abrirse mercado a través de tiendas y cafeterías especializadas. Ese es el caso de Jatunwasi Granel Gourmet, de Riobamba, que entre las novedades para sus clientes incluyó la kombucha UQU, a partir del 7 de septiembre pasado.

    Los mentalizadores de la empresa imbabureña buscan establecer nuevos puntos de venta en restaurantes y cafeterías. Igualmente, quieren entablar alianzas con promotores comerciales del Ecuador.

    La meta de los emprendedores es generar una línea de productos que contribuya a transformar los hábitos alimenticios. Por eso, tienen en desarrollo la miel de ágave, que se obtiene del penco azul.

    Por lo pronto, realizan contactos con productores locales para garantizar el abastecimiento de la materia prima.

    30 000 dólares es la inversión inicial que ha realizado para este emprendimiento.

    En Uqu buscan especializarse en elaborar una línea de productos  integrales. Foto de la página www.uqukombucha.com
    En Uqu buscan especializarse en elaborar una línea de productos integrales. Foto de la página www.uqukombucha.com
  • La primera empresa BIC crece con bebida de chocho

    Redacción Quito

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    En enero de este año, la Asamblea aprobó la Ley de Emprendimiento e Innovación. En esta se abordan diversos temas, entre ellos el reconocimiento a Sociedades de Beneficio e Interés Colectivo (BIC), que son organizaciones o empresas que buscan soluciones a problemas sociales y ambientales.
     

    Una de las pioneras en obtener este reconocimiento fue AlimentArte. Este emprendimiento nació en el 2016, con un enfoque social y ahora, al ser una empresa BIC, lo confirma.

    Los fundadores de AlimentArte, María del Pilar Mora y Gustavo Guerrero, dicen que desde el inicio, la visión que tenían era integrar en la producción de sus bebidas a comunidades indígenas.

    “Para nosotros era muy importante transparentar los beneficios que generamos a través de nuestro emprendimiento, porque nacimos con la visión de ser una empresa social. Gracias a que hace pocos meses se aprobó la Ley, pudimos aplicar para el registro y nos reconocieron como empresa BIC”, cuenta Mora.

    La pareja decidió lanzar bajo la marca Tarwi, una bebida a base de chocho con pulpa de fruta, a inicios del 2016.

    Esta idea surgió como una solución para las personas que buscan una alternativa nutritiva, saludable, libre de lácteos y sin azúcar.

    Para iniciar, los propietarios invirtieron aproximadamente USD 30 000. Mora menciona que utilizaron ahorros personales.

    Esta cantidad se usó para generar los prototipos, hacer testeos y las primeras pruebas de la bebida.

    AlimentArte trabaja con comunidades de Cotopaxi, que cultivan el chocho para la elaboración de las bebidas. Tarwi se produce de manera artesanal: primero se selecciona la materia prima, luego pasa por diferentes procesos, que van desde cocinarlo y molerlo para separar el líquido de la harina.

    El chocho se destaca por ser un grano rico en proteína, calcio y hierro. La bebida de este emprendimiento no usa lactosa, ni gluten ni preservantes. La nutricionista Sara Rivera menciona el consumo de chocho como parte de una buena alimentación.

    Rivera conoce la bebida y la describe como una alternativa saludable y excelente para todos. “Se la recomiendo a mis pacientes”.

    En la actualidad, Tarwi tiene tres sabores: mora, maracuyá y natural. Este último le permite al consumidor preparar sus propias recetas porque actúa como un producto lácteo.

    “Lo que queremos con Tarwi es ofrecer alternativas de consumo apegadas a lo natural y a lo nuestro”, resalta la emprendedora, quien vio en el chocho una forma de regresar a lo tradicional de la dieta ecuatoriana.

    Los consumidores pueden encontrar la bebida en presentaciones de 1 litro, 500 mililitros y 250 mililitros.

    Hace un año, los productos de este emprendimiento fueron expuestos en una feria de Reino Unido. Allí, la organización Vegan Society, que certifica a productos que promueven la vida vegana, se mostró interesada en la propuesta. Los emprendedores iniciaron con los trámites para obtener la certificación y se convirtieron en la primera bebida ecuatoriana en ser registrada en esta organización extranjera.

    Esto les permitió crear alianzas para la distribución de los productos. Desde el 2018, las bebidas de AlimentArte se venden en las perchas de las cadenas Supermaxi y Megamaxi. El plan a futuro es exportar estas bebidas.

    María del Pilar Mora y Gustavo Guerrero son los fundadores de la empresa que este año obtuvo el reconocimiento de empresa BIC. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
    María del Pilar Mora y Gustavo Guerrero son los fundadores de la empresa que este año obtuvo el reconocimiento de empresa BIC. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
  • Dos primos dan impulso a una bebida artesanal

    Redacción Quito (F)
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    La inspiración y la idea de elaborar licores caseros a base hierbas y frutas nace a partir de una tradición de la familiar.

    Patrizio Galeotti-Flori, proveniente de Italia, tenía un gusto peculiar por la preparación de infusiones naturales. Por esta razón, el pionero se dedicó a preparar licores artesanales dentro de su domicilio. Su hijo Titi Galeotti-Flori y su sobrino Luca Galeotti-Flori decidieron seguir con la tradición familiar.

    Los dos primos desarrollaron el emprendimiento que se denominó La Limonaia, a finales del 2016 en Ecuador. Un año y medio después, en junio de este año empezaron con la distribución.

    Esta iniciativa tomó forma tras preparar la primera muestra de licor, Limoncello, para sus amigos y familiares hecho con base de una receta de la abuela de los jóvenes.

    “Elaboramos nuestra primera receta con un clásico bajativo italiano de limón”, cuenta Luca.
    La marca cuenta con dos tipos de productos para el consumidor: La Limonaia Limoncello a base del dulce de limón y La Limonaia Cedroncello que combina ingredientes naturales con la mezcla del dulce de cedrón.

    Los emprendedores aseguran que sus productos se elaboran con ingredientes ecuatorianos y la mezcla de recetas italianas.

    Los precios de los insumos, según sus presentaciones, oscilan desde USD 19 hasta USD 23.
    Desde este año, La Limonaia se posicionó en restaurantes, locales, licorerías, edificios y, recientemente, en haciendas del país, principalmente, en la capital. Algunas de estas ‘vitrinas’ son Tinto Blanco Wine Bar, Datu Gourmet, Floralp, El Market Express, Hacienda Zuleta, Hacienda El Porvenir, entre otras.

    Los jóvenes manifiestan que su emprendimiento recibió apoyo por parte de la Alianza para el Emprendimiento y la Innovación desde el desarrollo de la marca.

    Luca dice que La Limonaia Cedroncello fue reconocido como el segundo producto más innovador en una reciente feria de Quito.

    La microempresa trabaja, únicamente, con Tito y Luca Galeotti-Flori. Sin embargo, aseguran apoyar al comercio justo del país ya que el cedrón, entre otros insumos naturales provienen de comunidades de la Sierra.

    Los jóvenes tienen previsto contratar, próximamente, un grupo de empleados que colaboren con la distribución y administración de los productos.

    La materia prima proviene de negocios del Ecuador a excepción de las botellas. Este insumo se importa de Perú e Italia por la escasez de estos bienes en el país.

    Los licores, según Tito, están dirigidos para personas mayores de 18 años, que aprecian el buen licor con ingredientes bajativos e innovadores y que apoyan al emprendimiento nacional.

    La Limonaia tiene previsto en los próximos meses expandirse a escala nacional con cadenas distribuidoras del país que colaboren con la estandarización de sus productos. Mientras tanto, los Galeotti-Flori se enfocan en lograr una estabilidad en la capital con consumidores fijos.

    Javier Vásconez adquirió una botella de La Limonaia Cedroncello. “Este licor tiene ingredientes de calidad y lo mejor es que tiene un sabor agradable y apetecible”.

    Isabel Jácome probó La Limonaia Limoncello y asegura que este producto en realidad es un bajativo de alimentos.

    Datos

    La Limonaia elaboró sus productos con algunas tradiciones y recetas italianas de su abuela y con la mezcla de la cultura ecuatoriana.

    La inversión inicial del emprendimiento fue de, aproximadamente, USD 4 000.

    Los emprendedores elaboran cocteles que combinan vodka o la bebida de jengibre, Ginger Ale con sus dos tipos de licores de cedrón y limón.

    Las tareas que demanda el emprendimiento se dividen entre Titi y Luca.

    Luca Galeotti-Flori es uno de los responsables del desarrollo y la expansión de estos licores. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Luca Galeotti-Flori es uno de los responsables del desarrollo y la expansión de estos licores. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • El coñac, una bebida espirituosa para cerrar negocios

    Ana Cristina Alvarado

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    Al escritor francés Víctor Hugo se le acredita haber asegurado que “el coñac es el brandy de los dioses”. Esta bebida, que ha sido por siglos relacionada con las altas clases sociales, es un tipo de brandy, es decir un espirituoso que resulta de la doble destilación del vino y del tiempo en barriles de madera.

    Al igual que el champán, la etiqueta de coñac solo puede ser aplicada a las bebidas espirituosas producidas en una región específica, en este caso, en la ciudad de Cognac y sus alrededores.

    Thierry Sebastià, sommelier y dueño del bar de vinos y espirituosos Divino, da a conocer que el consumo del coñac tiene una connotación cultural. Los ejecutivos o personas que viajan a Europa con frecuencia conocen que esta bebida se sirve en momentos especiales, como para cerrar un negocio y celebrar un momento especial. Por lo demás, muy pocos clientes conocen sobre la bebida.

    El experto en vino indica que esto no tiene que ver solo con el precio del espirituoso (una copa con 2 onzas líquidas puede llegar a costar USD 45), sino con el conocimiento sobre su consumo.

    Danilo Paredes, supervisor de bares y restaurantes del Hotel JW Marriott de Quito, explica que el coñac se sirve en una copa especial, que por su diseño sirve para mantener una temperatura cálida.

    Se recomienda tomarlo seco, sin hielo, pues el agua diluye y ‘contamina’ esta bebida tan fina. Además, se calienta la copa y se la sirve con una tapa, con el fin de que no escapen los aromas y otros atributos antes de llegar a la mesa del cliente. Otro consejo de Paredes es sostener el cuerpo de la copa con la mano, con el objetivo de que el contacto caliente al coñac. La temperatura cálida ayuda a intensificar su sabor y aroma.

    Además de la denominación de origen (lugar de producción), en la etiqueta de esta bebida también se indican las uvas usadas (champagne es uno de los varietales) y el tiempo en barril. V.S. (Very Superior), V.S.O.P. (Very Superior Old Pale) y X.O. (Extra Old), son algunas de las categorías, siendo X.O. la que está en el tope.

    En Divino Wine Bar (av. González Suárez y Gonessiat) se sirven tres marcas de brandy francés: Henessy X.O., Rémy Martin Fine Champagne V.S.O.P. y Chateau Du Tariquet 12 años.

    La primera es una de las firmas más icónicas de coñac y también más costosas: una copa de dos onzas cuesta USD 45. Sin embargo, también hay opciones más asequibles. La copa de Rémy Martin Fine Champagne V.S.O.P. cuesta USD 13,97. Por último, Chateau Du Tariquet 12 años es un armañac, es decir, un brandy producido en la región francesa de Armagnac, muy cercana a Cognac. El precio de esta bebida es de 16,29.

    En la carta del Exchange Bar, del Marriott, constan dos marcas de brandy. Una de ellas es el coñac Rémy Martin Fine V.S.O.P. y la otra es el brandy español Gran Duque de Alba, cada copa de 2 onzas, por USD 39.

    En el Exchange Bar, del Hotel JW Marriott de Quito, se sirve el coñac Henessy y el brandy español Grand Duque de Alba. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    En el Exchange Bar, del Hotel JW Marriott de Quito, se sirve el coñac Henessy y el brandy español Grand Duque de Alba. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • La bebida de chocho pensada para los veganos

    Redacción Quito

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    Luego de dos años de estudios, pruebas y lágrimas, Tarwi finalmente se comercializó en junio del 2016 y ahora se consolida en el mercado local.

    Se trata de una leche de chocho libre de lactosa, gluten, preservantes y transgénicos. Se la encuentra en tiendas vegetarianas y veganas en tres presentaciones: 250 mililitros, medio litro y un litro. Con esa bebida se preparan desde batidos, hasta pasteles y sopas.

    María del Pilar Mora y su esposo Gustavo Guerrero están detrás de este producto, ideal para adultos y para niños. Tarwi es la continuación de una tesis de grado presentada en Barcelona, a donde ambos llegaron en el 2013, con una beca de la Senescyt. Mora y Guerrero viajaron para estudiar Desarrollo e Innovación de Alimentos en Barcelona. Antes de abordar el avión Mora y Guerrero contrajeron matrimonio. Retornaron al país en el 2014.

    Ella es ingeniera en alimentos, mientras que Guerrero es ingeniero agroindustrial.
    El proyecto cautivó al jurado universitario, que lo seleccionó para representar a la Universidad de Barcelona en el concurso Ecotrophelia – España. Participaron junto a 12 universidades españolas más y alcanzaron el segundo lugar con Alimendra, bebida para personas con intolerancia a la lactosa.

    Tras retornar al país, motivados por los halagos del jurado, emprendieron un nuevo proyecto aterrizado en Ecuador.

    Después de estudiar productos y analizar propiedades, el chocho fue seleccionado para deleitar el paladar y nutrir a personas vegetarianas, veganas y con intolerancia a la lactosa, un problema que aqueja a Mora y con más fuerza a sus familiares más cercanos.

    Curiosamente, la experta en calidad de productos, desarrolló la fórmula de Tarwi mientras trabajaba en una empresa dedicada a la producción de lácteos. Estuvo vinculada a esa industria 13 años.

    En junio del 2016, cuando el producto salió al mercado, se vendían 10 litros de leche a la semana. Hoy, son 100 los litros que se distribuyen en diferentes establecimientos de Quito y Guayaquil. Entre ellos están El Naranjo, Centro Naturista Vida Sana, Trayana Foods.

    Tras conquistar esas tiendas, la pareja espera el visto bueno para introducir el producto en cadenas de supermercados.

    Pero mientras llega ese momento, Mora y Guerrero distribuyen el producto a través de la página www.alimentarte.ec, nombre de la empresa que cobija a leche de chocho en sus tres sabores: natural, maracuyá y mora.

    Al inicio también estuvo en las perchas la leche con sabor a tomate de árbol, sin embargo tuvo poca acogida. Los productos duran 90 días en refrigeración y 12 horas al ambiente. Pasado ese tiempo el producto pierde propiedades.

    Una de sus primeras consumidoras fue Sara Rivera, nutricionista y deportista. Ella probó el primer prototipo y quedó satisfecha. Ahora, sin embargo, reconoce el perfeccionamiento de la bebida: mejor sabor y textura. La recomienda a niños, adultos y personas de la tercera edad. También, a deportistas.

    Esta bebida nutritiva contiene proteína, carbohidratos, fibra, hierro y calcio. Es procesada en Puembo, mientras que el chocho es tratado por una comunidad asentada en una zona cercana al Quilotoa (Cotopaxi).

    María del Pilar Mora, de 37 años, es una de las propietarias de AlimentArte, empresa que cobija a Tarwi. Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
    María del Pilar Mora, de 37 años, es una de las propietarias de AlimentArte, empresa que cobija a Tarwi. Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
  • La bebida de chocho pensada para los veganos

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    María del Pilar Mora y su esposo Gustavo Guerrero están detrás de este producto, ideal para adultos y para niños. Tarwi es la continuación de una tesis de grado presentada en Barcelona, a donde ambos llegaron en el 2013, con una beca de la Senescyt. Mora y Guerrero viajaron para estudiar Desarrollo e Innovación de Alimentos en Barcelona. Antes de abordar el avión Mora y Guerrero contrajeron matrimonio. Retornaron al país en el 2014.

    Ella es ingeniera en alimentos, mientras que Guerrero es ingeniero agroindustrial.
    El proyecto cautivó al jurado universitario, que lo seleccionó para representar a la Universidad de Barcelona en el concurso Ecotrophelia – España. Participaron junto a 12 universidades españolas más y alcanzaron el segundo lugar con Alimendra, bebida para personas con intolerancia a la lactosa.

    Tras retornar al país, motivados por los halagos del jurado, emprendieron un nuevo proyecto aterrizado en Ecuador.

    Después de estudiar productos y analizar propiedades, el chocho fue seleccionado para deleitar el paladar y nutrir a personas vegetarianas, veganas y con intolerancia a la lactosa, un problema que aqueja a Mora y con más fuerza a sus familiares más cercanos.

    Curiosamente, la experta en calidad de productos, desarrolló la fórmula de Tarwi mientras trabajaba en una empresa dedicada a la producción de lácteos. Estuvo vinculada a esa industria 13 años.

    En junio del 2016, cuando el producto salió al mercado, se vendían 10 litros de leche a la semana. Hoy, son 100 los litros que se distribuyen en diferentes establecimientos de Quito y Guayaquil. Entre ellos están El Naranjo, Centro Naturista Vida Sana, Trayana Foods.
    Tras conquistar esas tiendas, la pareja espera el visto bueno para introducir el producto en cadenas de supermercados.

    Pero mientras llega ese momento, Mora y Guerrero distribuyen el producto a través de la página www.alimentarte.ec, nombre de la empresa que cobija a leche de chocho en sus tres sabores: natural, maracuyá y mora.

    Al inicio también estuvo en las perchas la leche con sabor a tomate de árbol, sin embargo tuvo poca acogida. Los productos duran 90 días en refrigeración y 12 horas al ambiente. Pasado ese tiempo el producto pierde propiedades.

    Una de sus primeras consumidoras fue Sara Rivera, nutricionista y deportista. Ella probó el primer prototipo y quedó satisfecha. Ahora, sin embargo, reconoce el perfeccionamiento de la bebida: mejor sabor y textura. La recomienda a niños, adultos y personas de la tercera edad. También, a deportistas.

    Esta bebida nutritiva contiene proteína, carbohidratos, fibra, hierro y calcio. Es procesada en Puembo, mientras que el chocho es tratado por una comunidad asentada en una zona cercana al Quilotoa (Cotopaxi).

    María del Pilar Mora, de 37 años, es una de las propietarias de AlimentArte, empresa que cobija a Tarwi. Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
    María del Pilar Mora, de 37 años, es una de las propietarias de AlimentArte, empresa que cobija a Tarwi. Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
  • El miske es una bebida para degustar

    redaccion@revistalideres.ec

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    El miske es el destilado de la savia del agave que se produce en Ecuador. Esta bebida espirituosa autóctona “no tiene nada que envidiarle al mezcal mexicano”, de acuerdo al productor de derivados de penco Cristóbal Cobo.

    El experto explica que al estar sobre la línea ecuatorial, el sol incide en la fotosíntesis del agave y esto resulta en mayor cantidad de azúcares en la planta ecuatoriana, lo que se traduce en mayor cantidad y mejor alcohol a la hora de destilar.

    Édison Quishpe, productor del miske Kaya y representante de la Asociación Nacional de Productores de Agave, dice que otro factor que Ecuador tiene a favor es la variedad de suelos. El miske hecho con agaves de Cayambe tiene diferentes aromas y sabores al que ha sido hecho con la savia de pencos de Loja.

    Quishpe, quien dirige catas de este destilado andino, indica que el grado alcohólico del miske es alto, pero que es una bebida que se debe degustar. El tono blanco o transparente indica que la bebida conserva los aromas y sabores propios del agave. Un destilado con tonos amaderados indica que ha sido reposado con maderas nobles como el roble o el chaguarquero. En el primer bocado, hay que enjuagar la boca y a partir del segundo, hay que retener unos segundos el líquido para apreciar las características.

    Los miskes de alta gama superan los USD 50 por el pago justo a las mujeres que cosechan este líquido, la cuidadosa selección de las savias, varias destilaciones para asegurar la mejor calidad del alcohol y tiempo de reposo en contenedores especiales.

    K-tequil.
    Este miske de la Mitad del Mundo incluye el chaguarquero, el tallo de la planta de agave.

    ​Edición Especial
    Creado por varios destiladores. Tiene notas cítricas, con vainilla y chocolate.

    Cóndor real
    Es un miske de triple destilación. El tono azul lo obtiene del reposo con flores.

    Kaya.
    Es triple destilado crea una bebida sin rastros de impurezas. Es reposado con virutas de roble.

    ​Supay
    La producción de esta marca sigue un proceso ancestral. La botella costará unos USD 390.

    Édison Quishpe dirige catas de este destilado de la planta de agave. Fotos: Patricio  Terán / Líderes
    Édison Quishpe dirige catas de este destilado de la planta de agave. Fotos: Patricio Terán / Líderes
  • Esta bebida hecha con té es una nueva opción en Cuenca

    Redacción Cuenca

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    La cuencana Fabiola Vera Lara viajó en el 2014 a Europa por vacaciones y en Barcelona (España) probó por primera vez el ‘bubble tea shop’, que es una bebida taiwanesa elaborada con té, fruta y/o leche, que se complementa con tapioca o toppings (jugo de fruta encapsulado).

    A su regreso al Ecuador y tras graduarse como contadora en la universidad , Vera buscó alternativas para emprender. Ella optó por incursionar en la preparación del bubble tea porque el consumo del té no estaba tan difundido en Cuenca y era una nueva opción.

    Para empezar, ella contó con el respaldo de sus padres, quienes financiaron la importación desde Taiwán de la materia prima de esta bebida. Inicialmente, compró el equivalente a USD 500 para probar la aceptación del mercado.

    En octubre pasado participó en una feria de gastronomía en el local de Quinta Lucrecia de Cuenca. Ella preveía mostrar su bubble tea durante los tres días que duró la exposición. Pero a los dos días vendió las 300 bebidas que llevó.

    Al principio, los extranjeros fueron quienes más demandaron, pero, en la actualidad, los cuencanos se interesan más por esta alternativa, señala Vera. Ella escogió la marca Pixthuy Bubble Tea Shop porque significa mezclar y está relacionada con el proceso de elaboración de estas bebidas.

    Desde entonces ha participado en cinco ferias de emprendimiento y gastronómicas en las que ha comercializado cerca de 200 bebidas, en promedio. Cada una tiene 16 onzas y cuesta USD 3.

    La última feria fue la semana pasada en las instalaciones del Ministerio de Industrias, en Cuenca. Según Vera, estos espacios le han permito difundir su emprendimiento y mostrar que es la única alternativa de este tipo en la región. Su público objetivo son personas desde los 13 años.

    En abril pasado, realizó otra importación de materia prima por el valor de USD 2 500, que fueron financiados por su familia. Sus padres también le apoyaron para comprar dos máquinas.
    La primera se encarga de sellar al vacío la bebida y la segunda de agitar o mezclar los diferentes ingredientes como los polvos o sumos de sabores y el té. Eso representó un desembolso adicional de cerca de USD 4 000.

    Vera señala que la bebida tiene como base al té blanco, verde o negro, que es combinado con polvos o sumos de sabores y complementados con ‘toppings’ que consisten en jugo de fruta encapsulado, que al masticarlo se revienta en la boca. Otra opción son las denominadas perlas de tapioca, que tienen una textura de gomitas.

    Según ella, se pueden preparar más tipos de 100 bebidas diferentes porque el cambio de cualquier ingrediente brinda otro sabor al consumidor. Por ejemplo, si se mezcla el té negro con frutilla y perlas de tapioca tiene un sabor diferente si se usa té blanco y los denominados ‘toppings’.

    En la actualidad, Vera busca consolidar su presencia en las ferias de emprendimientos o gastronómicas y a inicios del próximo año abrir su tienda en Cuenca para aumentar las ventas.
    Otra estrategia de promoción se realiza a través de las redes sociales como su muro de Facebook y su cuenta de Instagram, señala la emprendedora cuencana.

    La cuencana Fabiola Vera Lara inició en octubre del año pasado la preparación y comercialización de esta bebida de origen taiwanesa. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    La cuencana Fabiola Vera Lara inició en octubre del año pasado la preparación y comercialización de esta bebida de origen taiwanesa. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • Chocho y frutas son la base de esta bebida

    Redacción Quito

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    La intolerancia a la lactosa que sufre la ingeniera en alimentos María del Pilar Mora y la limitada variedad en las alternativas de bebidas para personas con su misma condición en el Ecuador fueron los motores que activaron la creación de una leche vegetal.

    Mora y su esposo, Gustavo Guerrero, de profesión ingeniero agroindustrial, diseñaron el primer prototipo del producto en Barcelona, España, mientras cursaban una maestría como becarios Senescyt, entre 2013 y 2014.

    Cuando regresaron al país decidieron pasar al desarrollo del producto. Empezaron a investigar sobre gramíneas que, además de ser un alimento ancestral y tradicional ecuatoriano, brinden buenas dosis de proteínas, calcio y hierro. Así dieron con el chocho.

    Con ello, los emprendedores dieron inicio a su empresa AlimentArte, con su producto estrella Frutichocho. Guerrero, gerente general de AlimentArte, asegura que vieron la oportunidad en una necesidad de mercado insatisfecha, ya que en el país hacía falta cumplir con las personas intolerantes a la lactosa y con los diabéticos, que requieren cuidar lo que consumen.

    “No estamos compitiendo con la leche. Ofrecemos una bebida rica en proteínas, hierro y calcio no agregado, sino naturalmente obtenido del chocho”, aclara Guerrero, al explicar que si bien están dirigidos a este nicho de mercado mencionado, también apuntan a toda persona que busque una alternativa saludable en el segmento de bebidas con proteínas.

    El producto Frutichocho es una leche de chocho con pulpa de frutas (sabores mora, maracuyá y natural), que no contiene azúcar, pues es endulzado con stevia; tampoco tiene preservantes y posee un alto componente de proteínas y minerales de origen vegetal.

    Este emprendimiento se incubó durante un año en ConQuito, donde trabajaron en la idea de gestación, desarrollo de prototipo, testeo y definición de mercados. Actualmente se distribuye en cinco tiendas orgánicas y ya empezaron las conversaciones con otros negocios del sector alimenticio.

    Para este año la expectativa es ingresar a cadenas de retail, ya que disponen de registro sanitario y han logrado varios contactos gracias a su participación en varias ruedas de negocios.

    Lo obtenido en las ventas y los aportes ganados en diversos concursos se reinvierten para subir sus volúmenes de producción. Mora, quien es la gerenta técnica de Alimentarte, explica que se están enfocando en terminar los prototipos finales para ampliar su línea de productos.
    Sus ventas iniciaron a finales de junio de 2016, alcanzando cerca de USD 1 000 mensuales, aunque el trabajo en el emprendimiento viene desde septiembre de 2015.

    Hay varias presentaciones como parte del ‘feedback’ de sus consumidores. La más pequeña fue en atención a los clientes que buscaban el producto en un tamaño más cómodo de llevar en la lonchera o en la cartera. “Nos adaptamos al mercado”, dice Guerrero.

    David Montenegro, consumidor de la bebida, enfatiza el beneficio para las personas con intolerancia a la lactosa. “Es saludable y al mismo tiempo sabe muy bien”, comenta al añadir que su sabor favorito es el de maracuyá.

    María del Pilar Mora y Gustavo Guerrero, muestran su bebida y uno de los premios que ha ganado Frutichocho. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES
    María del Pilar Mora y Gustavo Guerrero, muestran su bebida y uno de los premios que ha ganado Frutichocho. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES