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  • La ‘U’ trabaja en biotecnología para el desarrollo industrial

    La biotecnología es uno de los ámbitos de investigación con mayor desarrollo de la Universidad Politécnica Salesiana. En esta área llevan cinco años trabajando de la mano de la industria.

    De lo que se trata, explica Javier Herrán, rector de la institución, es obtener la composición de aromas naturales para reproducirlos sintéticamente. Por ejemplo, el ishpingo es uno de los productos endémicos sobre los que se realiza este tipo de investigaciones. Para hacer los estudios, la UPS posee alianzas con firmas alemanas y trabajan en convenio con las universidades Ferrara y Pavía, de Italia.

    En el Centro de Investigación y Valoración de la Biodiversidad (Civabi) de la universidad, trabajan en tres líneas: biodiversidad y recursos genéticos, química aplicada a las ciencias de la vida y la tecnología aplicada a los recursos naturales.

    En estas áreas, el Civabi ejecuta durante este año 16 proyectos de investigación. Entre los más importantes está el de química aplicada a las ciencias de la vida, en plantas endémicas.

    Sobre estos temas, explica Tatiana Mosquera, directora del Civabi, cuentan publicaciones en revistas científicas. Las investigaciones las realizan unos 20 docentes más la colaboración de 50 alumnos; los proyectos se desarrollan en las cuatro sedes que tiene la UPS.

    Los estudiantes se encuentran vinculados como colaboradores en estos proyectos y ello puede ser el punto de partida para el desarrollo de sus tesis.

    El laboratorio del Civabi está ubicado en el campus de Quito. Entre los estudios que realizan están: análisis instrumental, análisis proximal, química analítica y fotoquímica, biotecnología vegetal, microbiología, entre otros.

    En el área de biotecnología, este sitio cuenta con instrumental para realizar pruebas de control de calidad, tanto de procesos como de productos alimenticios, farmacéuticos y cosméticos; además, en sus instalaciones se pueden realizar procesos de fermentación, con la ayuda de biorreactores, que permiten aplicar la microbiología industrial.

    Otro de los proyectos, cuenta Mosquera, es el aislamiento y caracterización de taxa de levaduras presentes en el fruto de mortiño y pitahaya, capaces de fermentar en condiciones similares al mosto de uva. «Los estudiantes participan junto a los docentes y resuelven todas las inquietudes de sus alumnos».

    Mientras que en sedes como Cayambe se desarrollan planes de acuerdo con su realidad. Por ejemplo, el laboratorio de leche busca contribuir para que las comunidades produzcan mejores lácteos.

    También se investiga sobre reproducción y genética bovina, y las interrelaciones ambientales en torno a la leche dentro de las comunidades. «A través de estas iniciativas buscamos ser un aporte a la comunidad en donde nos encontramos», concluye Herrán.

    • 16 proyectos de investigación se desarrollan en este año en el Civabi.
  • Coinav s.a. En su laboratorio confluyen simulación con biotecnología

    Dalia Montalvo (I), Redacción Sierra Centro / LÍDERES

    La empresa Corporación de Ingeniería Avanzada (Coinav) se formó hace dos años. Sin embargo, el proyecto se ideó en el 2006. Los hermanos Jorge Luis y Verónica Cepeda unieron sus carreras profesionales y crearon el emprendimiento.

    La fortaleza de Coinav es la simulación fusionada con la biotecnología. Se trata, explica Jorge Luis Cepeda, de un laboratorio designado. «Contamos con un documento de garantía que emite el Ministerio de Industrias y Productividad (Mipro), porque tenemos un sistema de gestión de calidad».

    En la computadora de Jorge Luis Cepeda, el esquema de un autobús normal se destroza aparatosamente. La simulación del percance sirve para determinar los puntos débiles que tiene la estructura de un automotor.

    El ingeniero Carlos Acosta dice que realizar ensayos en autobuses no es fácil y no cualquiera puede lograrlo, ya que se requiere de un ‘back ground’ completo.

    Según el Gerente de Coinav, desde el 2013 hasta la fecha se han analizado 110 modelos de buses. Con los planos de las cabinas se hacen las simulaciones de las condiciones críticas de los armazones.

    Santiago Vargas, de la compañía Varma, cuenta que Coinav les ayuda con las pruebas de las estructuras y de impacto de los buses. Esta es una empresa que se ubica en Ambato, en donde se asientan la mayor parte de fabricantes de chasises para transporte pesado del Ecuador. «Su servicio es una ventaja para nosotros, ya que no tenemos que trasladarnos a otra ciudad para hacer este tipo de ensayos», comenta Vargas.

    Como una anécdota, Jorge Luis Cepeda cuenta que su apellido es similar al de algunos de los fabricantes de carrocerías. «Muchas veces nos confunden, pero no somos familia».

    Precisamente Víctor Hugo Cepeda, de las Carrocerías Cepeda, es uno de sus clientes. «Con ellos (Coinav), trabajamos en el cálculo y en las pruebas de volcamiento de nuestros productos. Enviamos los planos para que en Coinav se haga la verificación de la estructura de los autobuses». Explica que luego se emite un informe que va a la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) y «podemos homologar los modelos de los automotores».

    Gracias al software HyperWorks, desarrollado por la empresa estadounidense Altair Engineering, se analizan las sobrecargas de pasajeros y equipaje, los frenados, la aceleración, la fuerza del viento, las curvas, etc. Es decir, las cargas cuasiestáticas, porque el trabajo se desarrolla cuando el automotor no está en movimiento.

    La compañía familiar se inició con fondos propios: invirtió USD 10 000. La madre de Jorge y Verónica, Graciela Miranda, les ayudó con préstamos pequeños. Luego vinieron los créditos bancarios y los ahorros personales.

    Además, tuvieron que invertir en los estudios para sacar adelante la empresa. Solo ahí, añade Cepeda, «gastamos USD 50 000. Mi hermana y yo fuimos becados; a ella le ayudó Fulbrigth y a mi, el Tecnológico de Monterrey, de México».

    Cepeda destaca que su experiencia en el país azteca fue fundamental. «Después de que me gradué en la Espe, en Quito, conseguí una beca en el TEC de Monterrey para una maestría. Regresé y decidí montar Coinav».

    La información que se obtiene tras los análisis de la empresa ambateña tiene tres destinatarios. A los fabricantes se les explica el comportamiento de sus cabinas pero, nunca se les dice cómo pasar las pruebas y esa es la clave de la empresa.

    Los organismos de verificación del producto, que en este caso son las escuelas politécnicas Nacional y de Chimborazo, reciben el informe de Coinav y hacen su propio estudio. Eso sí, aclara Cepeda, se realiza unidad por unidad.

    El otro receptor es la autoridad: la Agencia Nacional de Tránsito. Ellos son los encargados de emitir la homologación de las carrocerías. Para ellos, la prueba de vuelco es la más importante.

    Cifras adicionales

    Las pruebas.   La firma ha realizado el análisis de un centenar de autobuses, principalmente de las fabricantes de chasises de la provincia de Tungurahua.

    Los servicios.  El período de análisis de la estructura de un bus tarda menos de dos semanas, en promedio.

    El Insignia

    Jaime Esteban Cepeda Analista en Simulación

    Mi experiencia en Coinav me ha servido para adquirir conocimientos sobre un nuevo software. La innovación que tiene el programa permite que el país se adentre en una nueva tecnología. Por medio de capacitaciones y ayuda de los dueños de la empresa pudimos conocer más sobre el software. La aplicación HyperWorks permite a la empresa diseñar y crear productos en 3D de manera eficiente.

    Soy ingeniero mecánico de profesión y trabajo un año y ocho meses en la empresa. Aquí he aprendido a leer y a entender lo que los constructores buscan con las estructuras de los buses. Con los planos se puede interpretar la tecnología que se usa en la construcción de chasises.

    «Uno de mis mejores recuerdos   es mi participación en la fabricación de un bus».