El principal factor inhibidor de la creatividad es el miedo al fracaso.
Diferentes culturas manejan el fracaso de forma completamente diferente: hay culturas que lo castigan y otras donde, en la medida en que uno haya trabajado en forma dura y honesta, el fracaso no está mal visto (sino todo lo contrario).
Si la cultura donde vives considera al que fracasa como un fracasado, te conviertes en alguien muy adverso al riesgo porque nadie quiere ser estigmatizado de esa forma. Emprenderás únicamente sobre seguro. Sin embargo, no hay forma de emprender sin riesgo. Y frente a la posibilidad del fracaso y de la estigmatización como fracasado de aquel que no ha tenido éxito, muchos dejarán de lado la idea de emprender.
Si bien es muy fácil decir que “hay que perderle miedo al fracaso”, la consigna sobre la cual podríamos trabajar es la de “dejar de rechazar al fracaso”. ¿Cómo se evalúa el fracaso en la cultura – social o empresarial – en la que vives y/o trabajas? ¿Cómo se evalúa al emprendedor y al emprendimiento: ¿se lo considera de manera positiva o negativa?
En la actualidad, varias universidades ecuatorianas buscan crear espacios innovadores para que los estudiantes desarrollen nuevos proyectos.
La Universidad Católica de Cuenca es una de ellas. En el 2017 apostó por crear un Fabricating Laboratory ‘Fab Lab’. Se trata de un laboratorio que promueve la creatividad, la innovación y el emprendimiento a través del uso de equipos digitales y software especializado.
El ingeniero Juan Carlos Gárate, gerente de este laboratorio, menciona que la idea principal por la que se creó este espacio, fue impulsar la investigación e innovación en la comunidad universitaria. A su vez, la iniciativa se pensó para que los proyectos que se desarrollen en el ámbito académico tengan un espacio propio.
Los proyectos que se realizan en este laboratorio están a cargo de docentes, investigadores y estudiantes de otras carreras que oferta la universidad.
Allí tienen la posibilidad de acceder a maquinaria y software de última generación para la fabricación digital de productos.
En el Fab Lab se puede construir casi cualquier cosa bajo la metodología de ‘Hazlo tú mismo’. Esto quiere decir que, en el laboratorio las personas pueden crear cualquier tipo de producto o prototipo, explica el ingeniero.
Para realizar estos proyectos, el laboratorio tiene maquinaria como impresoras 3D, router de control numérico por computador, plóter de impresión, etc.
Además, tiene un software moderno para diversos usos en el diseño de objetos.
“Lo que buscamos es que los usuarios de Fab Lab de la Universidad Católica de Cuenca sean los creadores de sus propios productos o prototipos, es por ello que tratamos de que éstos aprendan el uso del software y de la maquinaria existente en el laboratorio”, afirma Gárate.
El laboratorio está dirigido a toda la sociedad en general, estudiantes, docentes e investigadores de esta casa de estudios; a su vez a empresas y emprendedores que necesiten acceder a la fabricación de productos.
Este espacio ofrece diferentes servicios para la comunidad; todos se basan en el uso de tecnologías de fabricación digital.
Entre estos ofrecen capacitaciones en uso de software para diseño de objetos en 2 y 3 dimensiones, robótica y electrónica. También impresión de objetos 3D en materiales como resina líquida, PLA o ABS, entre otros.
Para este año, el laboratorio tiene algunos proyectos, los más importantes según Gárate “se enmarcan en crear un Fab Lab móvil que nos permita llegar con nuestra tecnología a los lugares más apartados, permitiendo que más personas puedan conocer el desarrollo tecnológico actual y que puedan acceder a ella.”
Mientras tanto seguirán implementando más tecnología para poder brindar más y mejores servicios a la comunidad universitaria y a todo el público. Más Detalles
Los estudiantes tienen asesoría, y acceso a capacitaciones, además del uso de los equipos de Fabricación Digital.
En este espacio participan distintas carreras de la universidad como Diseño, Ingeniería Industrial, Eléctrica, entre otras.
El Fab Lab ofrece diferentes servicios para la comunidad; todos se basan en el uso de tecnologías de fabricación digital.
El laboratorio cuenta con diferentes equipos, tecnologías y personal capacitado para el diseño de objetos y la impresión en 3D, esto depende del proyecto o emprendimiento del estudiante.
El Fab Lab es un espacio que promueve la creatividad e innovación mediante el uso de maquinaria digital. Foto: cortesía Universidad Católica de Cuenca
Sofía Silva estudió Animación Tradicional en Argentina. Pero al retornar a su natal Ecuador, hace unos 13 años, las ofertas laborales en su área eran escasas.
Con el tiempo, empezó a buscar algún oficio rentable, que también le permitiera poner en práctica el ingenio. Comenzó con el diseño de libretas y accesorios personales o para el hogar. Hasta que se sintió motivada a elaborar objetos didácticos para niños.
En el 2014 Silva diseñó el primer muñeco de tela para pintar. Se trataba de un tapir. Su esposo, Daniel Borja, se sumó al proyecto. En un comienzo se encargaban de todo el proceso: diseñar, la serigrafía, coser, etc. Fue así como nació la marca Colorín.
Los muñecos vienen con marcadores para que los niños pinten y realicen sus propias creaciones. El peluche se puede lavar y volver a pintar. Cuentan con 11 diseños, de los cuales nueve son animales de Ecuador. También incluye la historia del animal.
El portafolio de la marca fue creciendo, bajo el mismo concepto. Tiene camisetas, mochilas y un rollo de papel ilustrado, con diferentes diseños para colorear. Además, un muñeco de tela sin ningún diseño, que trae telas y pinturas para que el niño lo culmine. “La idea es también generar un momento divertido en familia”, comenta Sofía.
Al año de haber arrancado, la marca ingresó a los retails. Actualmente, se mantiene en la cadena Juguetón y en la tienda de SuperPaco del Quicentro Shopping, en el norte de la capital. También ofrece sus productos en una tienda que adaptaron en el garaje de su casa, en Quito, y vía Internet.
Foto: Vicente Costales / LÍDERES
La producción es variable. En temporadas altas, como diciembre, la empresa puede llegar a producir 2 000 unidades al mes, pero en meses bajos está en alrededor de 200 unidades.
Luego de hacer el diseño y la serigrafía, envían los productos a un taller de costura. Cuentan con alrededor de cinco proveedores, entre ellos de telas y empaques.
Una de sus clientes frecuentes desde hace varios años es Belén Noroña. “Estaba buscando juguetes diferentes hechos en Ecuador. Desde la primera vez que los vi me gustaron, porque son diseños propios y permite que los niños interactúen y los terminen a su gusto”, comenta esta clienta, quien ha regalado los juguetes a sus hijos, familiares e hijos de amigos.
Ibeth Guamán, otra clienta, se convirtió en distribuidora de los productos en la ciudad de Ambato, a través de su emprendimiento Kintiri, que se enfoca en juegos para el desarrollo de habilidades cognitivas. “Hay muy buena aceptación, porque son juguetes diferentes. Además, es ecológico y fomenta la creatividad”.
El peluche y la mochila tienen un costo de USD 10 cada uno. Las camisetas están en 12,50 y el papel ilustrado, en 5. El emprendimiento también cuenta con una línea de cumpleaños, personalizada al gusto del homenajeado, que incluye cojines, mandiles y papel ilustrado para pintar.
Datos
La producción mensual de Colorín varía según la temporada. En meses altos puede llegar a 2 000 unidades y en bajos es de unas 200.
Los juguetes de la marca se venden en las tiendas Juguetón del país y en SuperPaco del Quicentro Shopping. También en un local propio, en el norte de Quito, y por Internet.
Los precios de los productos están entre USD 5 y 12,50. La facturación mensual del emprendimiento Colorín está en promedio en USD 2 500.
Sofía Silva, cofundadora de Colorín, en la tienda de la marca para niños, ubicada en el norte de la capital. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
Una videoconferencia con un cliente se cumple a las 11:00 del pasado 11 de diciembre del 2019 en una sala adornada con lápices gigantes. A pocos metros, en el tercer piso, los creativos bromean mientras desarrollan y pulen ideas. La mañana es soleada y el buen ánimo se siente en las oficina de BBA, agencia de publicidad fundada por Bryan Recalde y Francisca Frisch en el 2011.
Lo que antes fue una casa familiar hoy es el espacio en donde surgen ideas y campañas publicitarias para firmas de telecomunicaciones, empresas farmacéuticas y compañías del sector automotor. Entre los clientes también están empresas de retail, papelerías, etc.
Con un equipo de 35 personas, BBA ha recibido decenas de premios internacionales, en festivales como el Wina en Los Ángeles, y El Caribe en Panamá. También fue considerada la Agencia Revelación de Iberoamérica en el Fice de Colombia. Además suma más de 28 premios locales en los Lux, Awards, los Effie y el Cóndor de Oro, entre otros.
Estos reconocimientos son una muestra de su trabajo dedicado y esmerado. Recalde y Frisch se conocieron en una agencia de publicidad en el 2005. El primero era el director creativo y ella la gerenta de Cuentas. Ambos sentían la necesidad de emprender y fue así que dejaron sus empleos y fundaron su propia agencia.
“Nos arriesgamos y emprendimos”, cuenta Frisch. La clave en este tiempo está en tres ejes: el primero es la cercanía con el cliente, entendiendo su negocio y acompañándolo; también cuenta ser una agencia 360: BBA trabaja la estrategia, la creatividad, la producción y todos los detalles que implica una campaña; el tercer eje de trabajo es tener un equipo feliz y comprometido en lograr grandes resultados y satisfacer al cliente, dicen los fundadores de BBA.
La independencia y la formación de nuevos publicistas son dos de los valores que tiene esta agencia. Recalde explica: “En el mundo de las agencias de publicidad hay mucha rotación, pero nosotros cuidamos al equipo para mantener la calidad. Cada vez que se va un creativo hay que empezar desde cero” y eso puede impactar en el trabajo.
Recalde añade que a BBA han llegado grandes mentes de agencias multinacionales, pero no han funcionado. “Ellos piensan que mimamos mucho a los clientes, pero esa es la estrategia y ha funcionado. Este es un emprendimiento y lo cuidamos mucho porque es nuestro”.
En la actualidad, BBA tiene 12 clientes fijos (la mayoría lleva con ellos más de tres años) y otro grupo con los que se trabaja en proyectos ocasionales. Ahora, la agencia planea abrir oficinas en Estados Unidos y Perú en el 2020.
Mientras tanto, las reuniones y las ideas no se detienen en las oficinas en el norte de Quito. El mercado Hasta octubre el mercado publicitario del país movió USD 250 millones. Esto es una caída del 5,7% frente el mismo período del 2018, según datos de Infomedia usados por BBA.
La publicidad digital crece, según los voceros de la BBA. La clave es reinventarse y elaborar campañas integrales.
Los anuncios que están en TV deben ser entendidos solo con audio y los del celular solo con la vista. El consumidor escucha TV y mira el teléfono, explica Francisca Frisch.
Bryan Recalde y Francisca Frisch son los fundadores de BBA. La agencia tiene su oficina en el norte de Quito. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
¿Cuál es el desafío más común para las empresas que quieren innovar? Me ocurre con frecuencia que llego a empresas que están haciendo un trabajo muy creativo, pero no siempre se aseguran de que todos en la organización entiendan lo que es ser creativos y entonces les dan herramientas para desarrollar la creatividad. No es un asunto de decir seamos creativos, hay que crear y desarrollar habilidades en los miembros de la empresa.
¿No es cuestión de crear un departamento creativo? El trabajo de todos es creativo. Así que lo que sugiero es enseñar habilidades o herramientas que se puedan usar en toda la organización. Es algo como desarrollar un lenguaje común de creatividad. No importa el sector, lo importante es tener herramientas que generen ideas y que estas ideas creativas se puedan evaluar. En algunas compañías uno de los problemas es que francamente reconocen que están haciendo lo mismo por mucho tiempo y necesitan innovar, reinventarse. Algunas empresas hacen un gran trabajo, pero no ejecutan nuevas iniciativas porque prefieren las ideas viejas. Allí es necesario tomarse un tiempo para evaluar las ideas antiguas y las nuevas.
¿Esto de ser creativo e innovador es más fácil para las pequeñas empresas? Las pequeñas y las grandes empresas pueden innovar y ser creativas. Las pequeñas son más ágiles y reaccionan más rápido ante el mercado. Las grandes tienen dificultades para actuar rápido, pero cuando responden lo hacen muy bien, a escala y se muestran poderosas. La competencia es buena, está bien, pero lo que veo es que existe la idea errada de que la creatividad tiene que venir de un líder o de un individuo ‘top’ de la organización. Lo que he encontrado en mis estudios es que la creatividad es colaborativa, es un deporte en equipo. Es una capacidad que implica a toda la empresa y a todos sus integrantes.
También hay las compañías que quieren innovar y ser rentables al mismo tiempo… Para eso hay que atar la innovación a los resultados. Un ejemplo son las empresas que calculan que un porcentaje de las ganancias vendrán de productos creados cinco años atrás. Esto significa que sus ejecutivos dedicaron mucho tiempo a pensar un producto innovador para obtener ganancias. Las empresas creativas saben que el mercado se mueve cada vez más rápido, y tienen que innovar continuamente. La innovación siempre tiene que estar atada a los objetivos de una compañía. A veces puede haber bajones en las ganancias, crisis, otras veces hay que diversificar. En empresas familiares ocurre esto y se ven obligadas a diversificar o fusionarse. Otras veces se tiene que lidiar con los costos de producción y reducir estos costos.
¿Qué herramientas recomienda a las empresas? Una clave es identificar sus valores. Talvez el fundador sepa los valores de la compañía, pero hay que enlistarlos de alguna manera para que todos en la organización los conozcan. El líder sabrá, pero el empleado más joven no y eso es un problema. Hay que tener claro cómo las ideas que surgen en una empresa están conectadas con los valores que la misma empresa promueve. Si la calidad es el mayor valor y usted piensa lanzar un producto con una calidad no tan buena, eso puede afectar la imagen de la empresa. Pero si el valor es la agilidad usted puede probar un artículo sin mayor problema. Allí reside la importancia de los valores. Cuando se tiene un equipo todos su integrantes deben hablar el mismo lenguaje de tal manera que las ideas surjan más rápido, con entusiasmo y confianza. ¿Qué pasa con las empresas familiares? Una herramienta que se usa en este caso es ‘future passing’. Esto se da cuando se busca generar ideas y se empieza a pensar qué pasará en 5 años, 10 años o más. En el mercado existen empresas que miran y piensan mucho en largo plazo y a veces veo celos en las empresas familiares. Las primeras generaciones piensan más en el largo plazo, mientras que los jóvenes piensan en corto plazo, en trimestres. No hay nada de malo con ninguna de las dos miradas, pero lo que se necesita es discutir el tema dentro de la organización y tener claras las implicaciones de las ideas y las decisiones en un tiempo determinado.
James Taylo ofreció en Quito un taller organizado por Sonder Sudios, firma ecuatoriana de Design Thinking. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
El aspecto cultural de la alpargata se actualiza en Cornejas, una tienda que realiza una adaptación moderna a esta variedad de calzado.
El emprendimiento nació en 2012 con la venta de alpargatas estilo argentino vía online a través de un fan page de Facebook con el nombre de Cornejas. Juan Miguel Cornejo, dueño del negocio, comenta que este estilo de calzado fue un producto novedoso en el mercado ese año. Se contaba con un modelo de alpargata en cinco colores distintos.
Con el propósito de ampliar las ventas, esta marca instaló una isla en el 2014 en el Centro Comercial Naciones Unidas, en Quito.
A medida que los clientes preguntaban por nuevos colores este negocio fue incorporando diseños a su catálogo.
Cornejo explica que en la industria de la moda se debe contar con variedad de producto para mantener la competitividad en el sector.
De esta manera amplió su catálogo de alpargatas con modelos como: valencianas con taco, espartanas con yute, suecos con taco magnolia con yute, alpargatas tradicionales hechas de cuero o terciopelo, entre otros.
El concepto de este negocio es mantener el aspecto de lo autóctono mezclándolo con diseños urbanos, afirma Cornejo.
Además, se cambió la suela de material a una de caucho, que aumenta la resistencia del producto.
En septiembre del 2017 esta marca inauguró su local oficial en el centro comercial, con un taller de diseño y oficina.
Esta expansión comercial produjo que se facture un aproximado de USD 9 000 al mes. Además, este negocio permite a sus clientes solicitar alpargatas bajo pedido con un diseño personalizado en colores o materiales.
Cornejo comenta que amplió su mercado a través de una técnica llamada ‘pop up stores’. Esta herramienta consiste en abrir una tienda por un límite corto de tiempo como 15 días, la publicidad se la realiza como un evento en Facebook para atraer la mayor cantidad de público posible.
Bajo esta modalidad se abrió tiendas temporales en las principales provincias del Ecuador y se amplió la cartera de clientes a nivel nacional.
Este año Cornejas tiene el proyecto de abrir una tienda en Guayaquil. El fundador del emprendimiento explica que esa ciudad tiene una dinámica comercial diferente a las de la sierra. En ese territorio el mayor número de ventas se da por clientes que conocen la tienda física.
El resto de ciudades como Quito posee un mayor número de clientes que conocen del producto a través de redes sociales.
Como estrategia permanente este negocio siempre tiene promociones. Hace poco desarrolló una campaña comercial por el mes de la mujer con mayores modelos femeninos de su última colección y rebajas en las compras.
Esta marca presenta un aproximado de 20 modelos nuevos cada mes con distintas combinaciones de colores y estampados.
Cornejo explica que la variedad de su producto es una táctica de ventas para que sus clientes sientan una exclusividad en cuanto al diseño que adquieren. Así continúa su crecimiento.
Juan Miguel y María Isabel Cornejo muestran los zapatos en el local Cornejas, ubicado en el norte de Quito. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
Lo aprendido en las aulas de la universidad se concretó con el emprendimiento Ku, en el 2015. Tras culminar sus estudios de DiseñoIndustrial, en la UniversidadCatólica, Stephany Sevilla, Reinaldo Espinoza y André Cueva se aliaron para formar su empresa.
Para decidir qué hacer, este grupo de jóvenes fusionó sus aptitudes adicionales. Cada uno, por separado, tenía conocimientos en Pedagogía, Carpintería e Ilustración Infantil. Así surgió Ku, una empresa que diseña juguetes didácticos para niños de 2 a 10 años.
En su catálogo tienen carpas para exteriores, piezas de construcción de varios materiales, carros de madera, helicópteros, pizarras, rompecabezas en forma de cubos. Estos productos, aparte de entretener a los más pequeños, ayudan a desarrollar sus destrezas. Con estos se fomenta la motricidad, el lenguaje, el razonamiento, la creatividad, la memoria.
“Nuestra marca ayuda a potenciar las habilidades y destrezas de los niños para que tengan un desarrollo integral”, precisa Sevilla.
Para lograr este objetivo, en el diseño de los juguetes de Ku se cuida cada detalle. Incluso, en su proceso de elaboración los socios de esta empresa toman en cuenta los gustos de sus clientes.
Antes de producir, los prototipos de juguetes son probados con niños, madres de familia y docentes para conocer las necesidades de sus clientes. En este proceso, los socios de Ku cuentan con el apoyo de ConQuito.
Actualmente, en esta etapa de prueba se encuentran un juego de construcción elaborado con madera y acrílico de colores. Y también otro hecho con tela y esponja.
Una vez que se procesen las observaciones de las pruebas, en la producción de estos participarán artesanos en costura y en carpintería que son quienes plasman las ideas de estos tres jóvenes. Así se ayuda también a la economía popular, resalta Espinosa.
En este proceso, por ejemplo, trabaja Verónica Ramírez, propietaria del taller Rey Ram. Ella es costurera y se encarga de confeccionar la carpa, las piezas para los juegos de construcción, los bolsos donde se empacan los juguetes.
Para esto se emplea lonas, telas resistentes al agua y otros materiales. Las entregas se realizan de acuerdo a los pedidos. Al mes, se confeccionan mínimo 20 carpas en diversos colores. “Me fascina participar en este proyecto. Es algo muy creativo y educa a los niños”, comenta Ramírez.
Cuando los juguetes están listos estos se entregan en la juguetería Giro Didáctico ubicada en Paseo San Francisco, en Cumbayá; en la librería Gua y Miau, en Guayaquil; y en instituciones educativas como la Academia Cotopaxi. Además, el catálogo está disponible en Facebook.com/juegaku o mediante Whatsapp o llamadas telefónicas al 099 642 3056. Hasta ahora el producto que tiene más acogida es la carpa que funciona para el interior o exterior de la casa. Esta viene en diversos colores, es fácil de armar e incluye una alfombra para que los niños se sienten a jugar o leer.
Los costos de los productos de Ku oscilan desde USD 3,99 hasta 165. Esto les ha permitido facturar 3 000 al año, inicialmente.
Adriana Santos, profesora parvularia y madre de Juliana de tres años, considera que los juguetes de Ku están pensados totalmente en los niños. Ella, por ejemplo, compró hace tres semanas una pizarra portátil para su pequeña. Esta incluye tiza, borrador con un imán y soporte para las hojas.
En esta pizarra, Juliana dibuja empleando diversos materiales. Incluso, lleva su juguete nuevo al parque, porque es fácil de transportar. Tiene una manija. “Me encantó el diseño. Además, este producto permite que los niños desarrollen su creatividad”.
Aparte de promover el desarrollo integral de los niños, en el diseño de estos juguetes se cuida los acabados y materiales. Espinoza explica que los productos de madera no tienen elementos tóxicos ni representan un riesgo. Los juguetes de madera son suaves al tacto y las puntas son redondas para evitar posibles accidentes.
Ku se preocupa también del ambiente. Para promocionar sus productos no emplean hojas. Ellos utilizan catálogos virtuales y el 80% de los materiales que emplean son biodegradables.
Stephany Sevilla, Reinaldo Espinoza y André Cueva están a cargo del diseño de estos juguetes didácticos. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES
Con menos horas de trabajo, el empleado debe buscar opciones para estar en actividad. Expertos en gestión humana creen que entre las opciones están conseguir otro trabajo, emprender o capacitarse en talleres cortos.
Quedarse en casa esperando a que se cumpla la ‘jornada normal de trabajo’, no es la mejor opción para quienes deberán enfrentar el ‘paro parcial’ en sus empresas. El Gobierno pretende incluir dicha figura en el proyecto de Ley reformatoria del Código del Trabajo que enviará a la Asamblea, con el carácter de económico urgente, cuando termine la vacancia legislativa (29 de febrero).
Este mecanismo implica que las empresas que demuestren que se encuentran en crisis, cumpliendo con las condiciones que detalle el articulado, podrán reducir su jornada de trabajo hasta en el 50%.
Con menos horas de trabajo y, por ende, menor sueldo, la mejor alternativa, según Wilson Araque, director del Área de Gestión de la Universidad Andina, es buscar un trabajo adicional. “Por los conocimientos y experiencia que tenga el trabajador, puede tener una actividad complementaria que le ayude a redondear sus ingresos”.
El especialista cree que cuando entre en vigencia la norma, lo más probable es que también aparezcan oportunidades de empleo por horas. Con ello concuerda Eddy Troya, titular de la consultora de talento Human Plus.
Con esta situación no solo se abren oportunidades para el trabajador que quedó con más horas libres, sino también para otras personas que por diferentes condiciones no tienen mucho tiempo para dedicarse a una actividad laboral, como las amas de casa o los ciudadanos que ofrecen sus servicios profesionales.
Actualmente, según las colocadoras de empleo de Quito, no existen muchas posibilidades para hallar posiciones a medio tiempo. Pero las empresas pudieran ver la legalización de la jornada reducida como una alternativa para emplear gente en tareas cortas.
Para los jóvenes que estudian y trabajan también es una buena opción, ya que les permitirá equilibrar sus actividades. Sin embargo, la formación no solo es una posibilidad para este segmento.
El trabajador obligado a laborar menos tiempo, en el caso de contar con recursos, podría capacitarse en diferentes áreas. “Que sean cursos rápidos. Dadas las condiciones coyunturales no se debe pensar en carreras de pre grado o técnicas que puedan durar más de tres años. El trabajador debe perfeccionar sus habilidades o desarrollar nuevas que puedan aplicarse pronto”, dice Troya.
Otra alternativa para quienes tengan una menor carga laboral es desarrollar un emprendimiento. Araque indica que la persona que impulsa un negocio y aún labora en relación de dependencia, solo puede estar atento al negocio en sus horas libres. De ahí que “debe buscar una persona de extrema confianza que se haga cargo, cuando este no se encuentre”.
Araque recomienda, además, que las personas en esta situación, dependiendo del tamaño del emprendimiento, instalen un software que permita detectar las ventas efectivas. Con eso se llevará un control de comercialización y pago de proveedores.
Emprendimientos novedosos, además, están vinculados con desarrollos tecnológicos o de idiomas. Estas áreas han sido catalogadas dentro del Foro Económico Mundial como las que generarán los empleos del futuro.
Para Rafael Portilla, gerente general de Navent, firma que aglutina a Multitrabajos, a pesar de que por ley se reduzca la jornada de trabajo es complicado que las empresas la apliquen, porque impactará en su productividad, sobre todo en las áreas de servicios.
Él dice que la aplicación de esa figura significa un impacto fuerte para los trabajadores, porque -con base en los resultados obtenidos por la colocadora que representa- se observa que no hay nuevas contrataciones en las empresas.
En este último caso es difícil que una persona halle un trabajo adicional con facilidad. “No es imposible, pero tampoco es una constante. Además, la competencia en el mercado laboral es amplia”.
El experto añade que los sectores que todavía contratan personal están los de servicios, seguros, producción y venta de artículos de consumo masivo; además, firmas de ropa, cadenas de comida rápida y alimentos, entre otros.
Los cargos que más se demanda son operativos: para producción, trabajo en planta, inspectores de siniestros, cajeros, servicios de limpieza, supervisores, encargados de cuentas, etc.
El trabajador que busca un trabajo adicional, sin embargo, debe tomar en cuenta la posibilidad de que la empresa no establezca un horario constante y, por lo tanto, no pueda establecer jornadas complementarias. En ese caso, difícilmente podrá buscar un nuevo empleo por las complicaciones que traería ajustarse a los turnos.
Impresoras 3D, cortadoras láser, máquinas conocidas como shopbot o ruteadoras, entre otras, son parte de las herramientas con las que cuenta el Laboratorio de Fabricación y Prototipado deYachay, Ciudad del Conocimiento. Este sitio de aprendizaje, creatividad e innovación es, desde la semana pasada, un integrante más de los Fab Lab, una red de espacios de producción de objetos creados con tecnología de punta.
El concepto de Fab Lab surgió a principios de este siglo en el Center of Bits and Atoms, del Massachussets Institute of Technology (MIT), un centro de educación pionero en temas de innovación que tiene su base en EE.UU.
Estos espacios se caracterizan por el trabajo colaborativo, el acceso a información y nuevas tecnologías, la eliminación de barreras como patentes, así como por la participación conjunta de ciudadanía, academia y empresa.
En Yachay definen a los Fab Lab como una red abierta, donde sus miembros pasan por un proceso de entrenamiento para obtener acceso a creaciones e innovaciones de distintas partes del planeta. En la actualidad, esta red se encuentra integrada por alrededor de 400 laboratorios a escala global, explica Isabel Cruz, gerenta de Desarrollo Industrial y Productivo de Yachay EP.
Para Cruz, ser parte de este tejido de innovación representa una oportunidad de aprender de los proyectos de otros Fab Lab, conocer sus estrategias y con tecnología corregir sus errores y mejorar los productos. “La Ciudad del Conocimiento puede, desde ahora, intercambiar desarrollos con cualquiera de los laboratorios y ellos también podrán acceder a las innovaciones que surjan en nuestro Fab Lab”.
Las actividades de este espacio, ubicado en Urcuquí, Ibarra, sede de la Ciudad del Conocimiento, empezaron en enero pasado con servicios de prototipado, es decir, elaborando modelos que pueden convertirse en objetos. Ahora, como miembro de la red creada por el MIT, el laboratorio de Yachay está conectado con centros en México, Argentina, Chile, EE.UU., España, Alemania, Noruega, Japón, India y otros países.
Cruz añade que otro beneficio, de manera específica para la comunidad de Urcuquí, es la creación de un vínculo con los niños de la zona, que podrán acceder a las instalaciones y mostrar su creatividad. “Es una alegría poder integrar a los pequeños a la Ciudad del Conocimiento”.
Simone Amber, representante del MIT Fab Foundation, es una de las creadoras del modelo de Fab Lab. Ella estuvo presente en la ceremonia de incorporación de Yachay a la red de laboratorios.
Para Amber, los Fab Lab se caracterizan por servir a distintos usuarios de una misma comunidad, desde niños hasta empresarios. Esta ejecutiva asegura que la tecnología se acelera cada vez con mayor velocidad, por lo que es muy complicado imaginar lo que se viene en el futuro. Una de las maneras que pueden ayudar a pronosticar los desarrollos tecnológicos está en el trabajo que se ejecuta en los laboratorios.
En la consolidación de este proyecto, del que se empezó a hablar hace cerca de cuatro años, Yachay contó con la ayuda de la empresa privada. La compañía Schlumberger, del sector petrolero, colaboró con los recursos necesarios para equipar el Fab Lab de Yachay.
“Fue una inversión importante, hecha pensando en apoyar a la investigación y a la innovación”, explica Nelson Baldeón, gerente de Asuntos Corporativos de Schlumberger en Ecuador.
El CEO de la firma en el país, Carlos Sarmiento, asegura que la iniciativa es prometedora. “Apoyamos la idea del Fab Lab, porque creemos que lo que estamos haciendo es sembrando la semilla de una historia muy importante para el país”.
Este ejecutivo ecuatoriano sostiene que las tecnologías se desarrollan de manera exponencial; es decir, que cada año se duplican. “El cambio que se obtiene puede ser pequeño en principio, pero con el tiempo se verá un gran crecimiento y los resultados serán sorprendentes. Esa es la ventaja de un Fab Lab”.
Para Sarmiento, la gran ventaja de estos espacios es que son ‘open source’, es decir, son completamente abiertos. Lo que allí se desarrolla se puede compartir en cualquier otro Fab Lab, “sin necesidad de estar bloqueados por el tema de las patentes”.
En la presentación del laboratorio, el CEO de la empresa petrolera comentó que se está creando un ambiente colaborativo que permitirá dar pasos agigantados. “Hay muchas oportunidades y vamos a seguir soñando”.
Impresiones en 3D son parte del trabajo en el Fab Lab de Yachay. Foto: José Mafla/ LÍDERES.
El concurso “Moderafest”, iniciativa de Cervecería Nacional (CN) que invitó a jóvenes de todo el país a proponer ideas creativas que incentiven una cultura de consumo moderado y responsable de bebidas alcohólicas, premió a sus ganadores.
En una gala realizada en el Banker’s Club de Guayaquil el punto central fue el anuncio del gran galardón de la noche que se adjudicó un premio de USD 8 000. Este se lo llevó el video ‘Sé Rebelde’, realizado por el grupo Los Nuevos Cafeteros integrado por Francisco Veintemilla y Pablo Delgado, estudiantes universitarios de 21 años .Esta pieza audiovisual fue elegida como la mejor pieza publicitaria que promueve la moderación. “El vídeo se basa en que siempre va a estar mal visto excederse”, comentó Veintemilla al recibir su premio.
El mensaje que ellos quieren promover con este video es ser rebelde y no sucumbir ante la presión de los grupos sociales a beber en exceso. “Vive bien y toma con moderación” es el slogan que los dos jóvenes pretenden masificar en todo el Ecuador.
El concurso convocó a jóvenes de entre 18 y 25 años de edad de todo el país. Más de 2 450 jóvenes presentaron afiches, canciones, videos, dibujos, cómics, coreografías y otras piezas inéditas, bajo un concepto en donde la moderación es el eje de la diversión.
De estos se escogieron a 20 finalistas, 10 de los cuales fueron seleccionados por el mayor número de ‘likes’ en redes sociales, y 10 por el jurado calificador conformado por Gustavo Zevallos, Fernando Villarroel, Javier Pérez, Andrés Garay, Ernesto Yitux, Jorge Delgado y María Gabriela Campoverde.
Francisco Veintemilla, estudiante de la Universidad Católica Santiago de Guayaquil, es uno de los integrantes del dúo ganador de los USD 8 000 del concurso “Moderafest”. Foto cortesía CN
Hugo Orellana, director de Desarrollo Sostenible de CN, dijo en su discurso que una comunidad próspera es una comunidad de moderación. “Es por esto que promovemos una cultura donde nuestros productos sean la elección natural del consumidor responsable y moderado“.
Y explicó que “con mucha creatividad y humor”, los jóvenes participantes superaron por largo todas las expectativas.
Luego de que el jurado analizara la creatividad, claridad del mensaje, potencial y alineación de mensajes de moderación, las piezas galardonadas con mención de honor y USD 500 durante la velada fueron: Creatividad Daniel Romero, Claridad de Mensaje Lissette Pino, Potencial Grupo Medagave, Alineación de Mensaje Pamela Palacios, Mejor Video Freddy Barreiro, Mejor Imagen Grupo INGWAZ, Mejor pieza musical Grupo FM Studio, Mejor activación Christopher Lasso, Mejor aplicación Grupo Ginza y Pieza más votada Luis Fernando Carrera.
El dúo premiado del concurso Moderafest ganó USD 8 000. Foto cortesía CN