La banca privada muestra resultados alentadores en el rubro que corresponde a la entrega de créditos. Según las cifras publicadas por el Banco Central, en el tercer trimestre del 2020 el volumen de crédito otorgado por la banca refleja una recuperación. En septiembre, el monto de crédito colocado fue de USD 2 152 millones, lo que significó un aumento mensual de 2,4% (51 millones adicionales). Además, las operaciones crediticias aumentaron 8,3% en comparación con el mes anterior, alcanzando un total de 534 000 operaciones.
De acuerdo con la banca, esas cifras son positivas, considerando que más de las dos terceras partes de esos recursos se han destinado al sector productivo. Pero mientras este sector destaca el comportamiento de la oferta de crédito, desde las pymes hay críticas al programa oficial Reactívate Ecuador, porque no habría cumplido el objetivo de ayudarlas a superar los problemas económicos y de financiamiento, por la crisis del covid-19.
Las pymes son claves en la recuperación económica, tanto por la generación de empleo como por su aporte tributario. Si ya se perfila una reactivación del país, no hay que dejarlas de lado.
Expectativa ha generado en actores vinculados con las pequeñas y medianas empresas el anuncio de cambios en la fórmula de cálculo de la tasas de interés.
El pasado 22 de septiembre, la Junta de la Política Monetaria y Financiera emitió la resolución 0351-O, que establece que los techos máximos de las tasas de interés activas para cada uno de los segmentos crediticios serán fijadas mensualmente por la entidad.
Para ello, se deberá aplicar una metodología que incorpore, al menos, el costo de fondeo, los costos de riesgo de créditos originados en las pérdidas esperadas e inesperadas, los costos operativos y el costo de capital.
“Estos factores pueden ayudar a que la tasa de interés se reduzca. Sin embargo, el porcentaje a pagar por un crédito va a depender de la persona que esté pidiendo financiamiento”, explicó Luis Naranjo, jefe de análisis económico de la Cámara de Comercio de Quito (CCQ), gremio en el que el 91,08% de sus asociados son pymes.
Este argumento responde al riesgo que tienen que asumir las entidades financieras por determinadas operaciones. También explica que las empresas más pequeñas, en términos generales, van a seguir pagando tasas altas porque existe un alto riesgo de que no funcionen y se cierren.
Para Naranjo, mientras no se defina la fórmula difícilmente se podrán determinar los impactos o beneficios exactos para las pymes.
Según la Junta, el Banco Central se encargará de los cálculos y para ello tiene un plazo de cinco meses; transcurrido ese tiempo comenzará la aplicación paulatina de la nueva metodología. Hoy, los techos de las tasas se mantienen fijos y sin variación en el tiempo. Julio José Prado, presidente de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca), explica que una reducción en las tasas será posible siempre y cuando se cumplan los parámetros técnicos en relación con el riesgo de cada solicitante y si las condiciones del mercado son adecuadas.
Para el Observatorio de la Pyme, de la Universidad Andina, más allá de lo que decida la Junta, se debe pensar en mecanismos para impulsar el acceso al crédito, con mejores condiciones y tasas.
Hoy, dice Asobanca, con base en la Junta, existe un subsegmento, dentro del crédito productivo, para pymes. Este último se refiere a las operaciones para personas naturales o jurídicas que registren ventas anuales superiores a USD 100 000 hasta USD 1 millón.
El estudio ‘La inclusión financiera para la inserción productiva y el papel de la banca de desarrollo’, del 2018, de la Comisión Económica para América Latina, asegura que el acceso a los servicios financieros para las pymes suele restringirse, sea por el precio del dinero o por las condiciones que imponen los entes financieros.
Prado insiste que para promover un mayor acceso al crédito es importante que la metodología que surja cumpla con criterios técnicos, que permitan incluir los riesgos asociados con la actividad de intermediación financiera.
Según la Cepal, la responsabilidad en el acceso al crédito de las pymes no solo está en las entidades financieras. El manejo empresarial de algunas de ellas dificulta el financiamiento y provoca, si logran el crédito, que se les fijen tasas más altas. ¿Por qué? “debido a la escasa transparencia contable, dificultades técnicas a la hora de formular proyectos de inversión y estimar costos y ventas. Estos factores endurecen los requisitos de garantías y las tasas de interés”.
Por ello, Andrés Cordero, docente de la Maestría en Finanzas de la UDLA, dice que las pymes deben empezar a prepararse, controlar cuentas, poseer una contabilidad en regla. “Deberán reflejar que son rentables, formales y que su nivel de riesgo no es tan alto”. Un informe del Observatorio de la Pyme, de la UASB, realizado entre mayo y julio, muestra que durante el primer cuatrimestre de este año frente al del 2019 hay mayor percepción negativa de las pymes sobre el acceso al financiamiento.
El empresario busca opciones de financiamiento
La Cámara de la Pequeña Industria de Azuay cuenta con 117 afiliados, que laboran en ocho sectores. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
Redacción Cuenca. (I) redaccion@revistalideres.ec Los trámites y las tasas de interés son los principales limitantes que enfrentan los pequeños empresarios y emprendedores para acceder a un crédito en Ecuador. Por ello, recurren a opciones como la reinversión, buscar fondos de apoyo, entre otras.
Según Fernando Romero, el presidente de la Cámara de la Pequeña Industria de Azuay, en la actualidad las empresas requieren apoyo por los efectos de la pandemia. “No estamos en una época de ventas ni de demanda normal. La pequeña industria necesita un trato especial para reactivarse. Teníamos mucha esperanza con la banca pública y el crédito de Reactívate Ecuador, pero solo quedó en un anuncio”.
Romero lidera un gremio que agrupa a 117 pequeñas empresas de ocho sectores como textiles, alimentos, metalmecánica, muebles, entre otros. Él asegura que no están en la capacidad de pagar los créditos, porque las ventas se han reducido y porque sus compradores les pagan en un mayor tiempo, por lo que no es sostenible tener un tipo de financiamiento. Además, dice que el alto costo del crédito afecta a la competitividad, porque ese interés se traslada al valor del producto.
Para Juan Carlos Correa, gerente de El Pinar, no solo las altas tasas de interés frenan la solicitud de créditos, sino también la cantidad de requisitos que se exigen, sobre todo en la banca pública.
Por ello, él opta por reinvertir sus utilidades para financiar la expansión del negocio, adquirir tecnología o desarrollar productos. “La reinversión es mi opción; y todos, en función de sus posibilidades, deberían hacerlo”.
El Pinar es una empresa láctea que funciona desde hace 15 años en el norte de Cuenca. Sus principales productos son yogur, leche condensada y bebidas naturales. Durante el 2019 facturó más de USD 1,26 millones y este año prevé llegar a USD 2 millones.
Sin embargo, Romero señala que pocos sectores o empresas están en la capacidad de recurrir a la reinversión, porque debido a la pandemia sus capitales los han destinado a mantener la mayor cantidad posible de empleados.
Otra preocupación la expresa el empresario tecnológico Pedro Coellar. Dice que su sector no accede a préstamos porque sus principales activos son el software, que es considerado como intangible, “por lo que no sirven como garantía para los préstamos”.
En su caso, posee un software sobre automatización de procesos de empresas, que tiene 14 años en el mercado. Coellar forma parte del Clúster Cuatro Ríos Tecnologías de Cuenca, que agrupa a ocho empresas que desarrollan software para la gestión del sector público, administración educativa, automatización de procesos, inteligencia artificial, analítica de datos y atención al cliente, servicios médicos, entre otros.
Él señala que no es entendible que la banca no considere este tipo de activos, si están avaluados por peritos certificados de la Superintendencia de Compañías como en su caso. Además, asegura, que paga tributos por ese software al Servicio de Rentas Internas (SRI). “Es ilógico que sirva para pagar impuestos, pero no para ser garantía de un crédito”.
Por esa razón, Coellar dice que su sector crece de manera lenta frente a otras actividades. “Nos desarrollamos en función de los recursos que generamos y que tenemos para reinvertir”. Otros empresarios buscan diversas alternativas. Algunas empresas han tenido opciones de contratar créditos públicos y privados, pero no lo han hecho por el tiempo del trámite y el interés.
Empresarios que forman parte de redes de emprendedores han conocido que en países como Perú y Chile sí se brinda apoyo, en el sentido de cómo acceder a tasas bajas y menos trámites desde que se inició la pandemia.
Una alternativa que tienen algunos empresarios es el financiamiento, con tazas bajas, que brindan organizaciones.
Actores vinculados con el sector de las pequeñas y medianas empresas están a la espera de que se defina la nueva metodología de cálculo de las tasas de interés. Analistas recomiendan a estos negocios que formalicen sus actividades para que den una mejor imagen.
Actualmente, solicitar un crédito debe ser algo que se analice muy bien, pese a que esos recursos se destinen al inicio o ampliación de un negocio.
Con ese consejo coindicen la directora del Centro de Desarrollo de Emprendedores de la Universidad de Cuenca, Silvana Zalamea; el gerente de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Jardín Azuayo, Juan Carlos Urgilés; y el director del Centro Prendho de la Universidad Técnica Particular de Loja, Marcos Vega.
Este último indica que es mejor empezar con una iniciativa pequeña porque si se fracasa no se pierde todo y se puede levantar más fácilmente. Además, no se necesitará de grandes cantidades de dinero, ni endeudarse.
Para Vega, en las actuales circunstancias, el endeudamiento no es la mejor alternativa. “Hay quienes recomiendan trabajar con dinero ajeno porque con el propio se debe considerar el costo de oportunidad”.
Él señala que un préstamo es válido en un negocio en marcha, pero cuando se está empezando, el endeudamiento no es bueno porque la institución financiera no esperará en los pagos. Agrega que es mejor buscar programas de capitales semilla o recursos de planes públicos, que ofrezcan condiciones blandas.
Según Vega, hay que considerar que las ventas se inician lentamente o son estacionales, por lo que se debe analizar bien si se contará con recursos para cancelar a tiempo el préstamo durante el tiempo de plazo. Además, aconseja no apostar en un negocio toda la liquidación que se pueda recibir al salir de un trabajo.
Vega dice que primero hay que hacer experimentos en un mercado real, pero en una escala pequeña para aprender. En la siguiente ocasión se tiene más experiencia.
“Ahora, ni siquiera las empresas grandes se arriesgan a invertir una gran cantidad de su capital para un negocio nuevo, sin estar muy seguras. Hay que tener paciencia para tener un sustento. Solo cuando la cosa funciona hay que expandirse”, señala Vega.
Zalamea plantea una alternativa. Pone como ejemplo que, en abril pasado, su centro trabajó con 100 personas que se quedaron sin trabajo y aprendieron a desarrollar herramientas colaborativas. Ahora, ellos tienen una caja de ahorro para autofinanciarse.
Para ella, es fundamental encontrar esa colaboración porque las condiciones actuales del mercado nacional son diferentes a las que hubo antes del inicio de la pandemia por covid-19.
Según Urgilés, hay que considerar que vivimos otra realidad porque toda la economía está deprimida y “no hay la capacidad de consumir o demandar, lo que se hacía anteriormente”.
El Gerente de Jardín Azuayo, que es la segunda cooperativa más grande del país por activos, dice que el emprendedor que ya estaba endeudado debe acercarse a la institución financiera para refinanciar su crédito, reducir las cuotas y ampliar el plazo. “La disminución del pago mensual debe estar en la misma proporción de la reducción de los ingresos”.
Urgilés señala que las personas pueden pensar que aumentará el rubro de intereses, al final, por tener un mayor plazo; pero, explica que la situación puede mejorar en el futuro y ahí puede hacerse una precancelación o anticipo. Él aconseja que las personas que requieran un préstamo deben solicitar montos menores, en función de la nueva capacidad de pago.
3,6 millones de personas emprendieron el 2019 en el país, según el Monitor de Emprendimiento Global.
Más consejos La planificación. El gerente de Jardín Azuayo, Juan Carlos Urgilés, dice que el emprendedor debe buscar créditos que le den un tiempo de gracia hasta que las ventas despunten y así no caer en mora.
La alternativa. Para Urgilés, en la actualidad, es mejor aliarse entre amigos o familiares para hacer aportes pequeños e iniciar un emprendimiento, en lugar de buscar recursos financieros, que después signifiquen un problema.
El solicitante debe considerar que toda la economía está deprimida y que puede iniciar un negocio con inversiones pequeñas y luego expandirse en el mercado. Imagen: Freepick.es
Bertha Romero es especialista en análisis de datos de Aval detalla un estudio sobre la capacidad de resistencia de las empresas en medio de la emergencia sanitaria que atraviesa el Ecuador. Cree que la banca y posibles reformas tributarias ayudarán a las empresas.
Aval y la Universidad de las Américas desarrollaron un estudio sobre la capacidad de resistencia de las empresas en medio de la emergencia sanitaria por el covid-19. ¿Cómo se trabajó la investigación?
El estudio parte de otras investigaciones similares hechas a escala mundial, en las que se ha buscado identificar qué tanto resisten las empresas ante una parada imprevista de sus actividades. Allí se analiza su liquidez para poder cubrir los gastos operativos en medio de una crisis y cuando dejan de recibir ingresos. Dada la coyuntura de la emergencia sanitaria mundial, en la que se ve una parada en las actividades de las empresas, la intención es aterrizar a la realidad ecuatoriana.
¿Cuánto tiempo tomó elaborar el estudio?
Fueron algunos días, cerca de una semana, hasta elaborar la metodología. Los datos ya los teníamos, provienen de la información financiera del 2018 que las empresas presentaron a la Superintendencia de Compañías. Con esto se aplicó la metodología y se trabajó con datos de 32 903 empresas. Uno de los datos analizados es la liquidez, que a la final es lo que brinda resistencia a las empresas. ¿Qué conclusiones se obtuvieron?
Antes de llegar a la conclusión hay que mencionar algunos supuestos que se analizaron. Por ejemplo se asumió que las empresas dejan de generar ingresos y no perciben ventas. Mantienen su operación hasta el cierre, lo que significa que tienen egresos y los siguen cubriendo; entre los egresos están gastos operativos, gastos administrativos, sueldos. También se toman en cuenta cálculos de liquidez, ciclos de cobro. Otros supuestos son cuentas por cobrar directas y otras no tan líquidas. Hay ciclos de pago a proveedores, cuantas de efectivo y algo de inversiones temporales que se pueden traducir en liquidez inmediata, no al cien por ciento, pero sí en un 98%. Tomando en cuenta todo esto se identifica un indicador de liquidez de la empresa que lo tradujimos en días. ¿Y así se obtuvieron conclusiones?
Primero se calcula un indicador de liquidez en función de los ingresos promedios del mes. Traduciéndole en días, se identifica que para la muestra tomada el 50% de las empresas pueden resistir hasta 37 días con sus reservas de liquidez y sin generar ingresos. Un 25% de compañías puede resistir más de 70 días. Además se pudo hacer un análisis según la actividad económica, con comportamientos diferentes y maneras distintas de manejar la liquidez.
¿Por ejemplo?
Vimos que actividades como alojamiento y servicio de comidas pueden resistir menos días, con un promedio de 31 días. Los servicios administrativos pueden subsistir 32 días, la agricultura igual. Por otro lado están las actividades inmobiliarias con capacidad para resistir 61 días, seguros 47 días. Restaurantes y hoteles si se van a ver más afectados.
¿Estos datos que salen de la investigación en Ecuador son similares a los de otros países que también enfrentan la emergencia sanitaria?
Sí. Si bien en Ecuador se modificó un poco la metodología, vemos que los resultados son bastante similares. JP Morgan, en EE.UU., ya hizo un estudio similar en el 2016, pero solo se tomaron en cuenta ingresos y salidas de las cuentas corrientes de empresas. Nosotros tuvimos acceso a estados financieros y analizamos un poco más las cuentas. A esto hay que sumar el contexto y la coyuntura del Ecuador, que muestran que las empresas del país sí son más frágiles y sin un incentivo fiscal y monetario va a ser mucho más difícil resistir.
¿Se puede decir que la situación económica en la que estaba el país antes de la emergencia fue un agravante?
Sí, es peor aún. Todo el contexto por el que venía atravesando la economía del país agrava aún más la resistencia y la capacidad de sostener la operación con sus reservas de liquidez.
¿En la investigación se especificó que pasa con las pequeñas y medianas empresas, que son vitales en la generación de empleo y en dinamizar la economía?
No se hizo una distinción por el tamaño de las empresas, pero considero que sin lugar a dudas, lo que son pymes y microempresas se verán mucho más impactadas. Son negocios que a la final tienen otro manejo de su liquidez, aguantan con lo justo para su ciclo de negocio que puede ser de un mes para hacer pagos. Pero para las pymes siempre resulta más difícil contar con reservas o fondos de largo plazo.
Pensando ya en los próximos meses, en una reactivación de las actividades productivas, ¿qué perspectivas se pueden tener? ¿Cómo estará la resistencia de las empresas?
Creo que cuando las empresas retomen sus actividades se verá realmente quién es más fuerte, quién puede resistir. Lastimosamente veo que habrá empresas que tendrán que cerrar sus operaciones. El impacto es grande, pero hay que ver herramientas y opciones y en este sentido muchas empresas van a respaldarse en el crédito como una fuente de reactivación económica. Por ese lado, el crédito va a ser una herramienta potente para incentivar a las empresas, el crédito va a ser un motor para continuar con las actividades productivas. En este proceso también se va a requerir incentivos de parte del gobierno para que las empresas puedan levantarse.
A inicios de año, antes de la emergencia sanitaria, la banca privada hablaba de créditos para reactivar la economía. ¿Esa oferta se mantendrá dadas las condiciones actuales?
La banca está analizando ciertos beneficios que han surgido en esta coyuntura, como por ejemplo el diferimiento de determinadas obligaciones. Eso es un incentivo para la banca y para quienes tienen créditos. La banca está haciendo su parte y hay que entender su negocio. Hay acciones que están ya beneficiando a empresas y a personas. Muchos se acogerán a refinanciamiento y otras opciones para aliviar el impacto. Estamos en un momento en que todos debemos apoyarnos.
¿Aparte del crédito de la banca usted ve otras alternativa para la reactivación?
Es urgente revisar instrumentos fiscales y monetarios, de parte del Gobierno para salir de la crisis. No me quiero adelantar, pero si es de esperar beneficios tributarios, incentivos fiscales. No quiero hablar de algo que todavía no se ha dicho pero veo necesario contar con los instrumentos monetarios para aliviara la crisis que enfrenta el Ecuador.
Bertha Romero tiene un masterado en Ciencias con mención en Gestión del Desarrollo en The London School of Economics and Political Science, Reino Unido. Foto: Cortesía
Bolsillo Expertos recomiendan que antes de acceder a cualquiera de estos préstamos es importante que la persona tenga una perspectiva clara de sus finanzas.
En el país existen 20 segmentos de crédito. Así lo asegura la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca). De su definición se encarga la Junta de Regulación de la Política Monetaria y Financiera.
Estos son: productivo corporativo, productivo empresarial, productivo para pequeñas y medianas empresas, productivo agrícola y ganadero, comercial ordinario, comercial prioritario corporativo, comercial prioritario empresarial, comercial prioritario para pymes, de consumo ordinario, de consumo prioritario, educativo, educativo social, de vivienda de interés público, de vivienda de interés social, inmobiliario, microcrédito agrícola y ganadero, microcrédito minorista, microcrédito de acumulación simple, microcrédito de acumulación ampliada y microcrédito minorista.
El portal Tusfinanzas.ec indica que antes de acceder a cualquiera de estos préstamos es importante que la persona tenga una perspectiva clara de sus finanzas. “Es recomendable que realice un registro de sus ingresos y gastos y que analice muy bien si los primeros pueden cubrir el pago de cuotas de un crédito. Recuerde que estos son una gran oportunidad para alcanzar sueños y metas, pero lo importante es que lo sepa administrar de forma correcta”.
A diciembre del año pasado, según Asobanca, el volumen de crédito fue de USD 2 436 millones. El crédito comercial fue el de mayor volumen: 1 734 millones.
Los sectores que más han consumido crédito comercial son los de compra al por mayor y menor de vehículos, así como las industrias manufactureras.
En el país, dentro de los 20 segmentos están aquellos destinados para producción empresarial. Baco Procredit cuenta con una línea de préstamos de ese tipo: corporativos, para pymes (capital de trabajo y activos fijos) y sobregiros. “Están destinados a pequeños y medianos empresarios que tienen un nivel de formalidad alto con perspectivas de sostenibilidad a largo plazo. El crédito se ajusta a la realidad de cada empresa tanto en su capacidad de pago como en la frecuencia del mismo; es decir, se analiza cada caso particular y se oferta el servicio financiero que se adapte a la estacionalidad de cada actividad”.
Dependiendo del tipo de crédito, las tasas de interés anuales varían. Es importante que los clientes sepan que hay tasas efectivas referenciales y máximas por segmento. En el caso de los créditos comerciales ordinarios, por ejemplo, la primera es de 8,83% y la segunda de 11,83%; en los de consumo ordinario son de 16,55% y de 17,30% y en los de prioritario 16,78% y 17,30%, respectivamente.
Los créditos de consumo son los segundos de mayor volumen. Según Asobanca, a diciembre pasado fue de USD 465,56 millones.
Banco Internacional ofrece este tipo de financiamiento para personas naturales, así como hipotecarios-inmobiliarios. Para personas jurídicas cuenta con créditos de tipo productivo y comercial.
En esta entidad bancaria, 80% de su cartera de crédito está destinado al sector productivo. Ofrece préstamos para financiamiento de capital de inversión o de trabajo. El plazo de los mismos, según indicó, se define de acuerdo con cada operación.
Otras características de los créditos de este banco es que permite abonos y precancelaciones sin penalidad, así como seguros dependiendo de la garantía y destino.
En Ecuador, de acuerdo con Asobanca, hay instituciones que ofrecen líneas de créditos especiales. “Existen productos en respuesta a las nuevas tendencias y necesidades del mercado, por ejemplo: créditos especializados para mujeres, créditos verdes. Estos nuevos productos responden a la normativa vigente”.
Crédito productivo es el otorgado a personas naturales obligadas a llevar contabilidad o personas jurídicas por un plazo superior a un año para financiar proyectos productivos. Foto: ingimage
Las ecuatorianas emprendedoras y empresarias tienen la posibilidad de acceder a un nuevo fondo para financiar sus negocios. El pasado 12 de noviembre del 2019 se oficializó un convenio entre la Corporación de Inversión Privada en el Extranjero (OPIC por sus siglas en ingles), Wells Fargo y Banco Pichincha.
La entidad financiera ecuatoriana firmó un acuerdo con la OPIC, para un préstamo de USD 100 millones junto con una financiación adicional de USD 8,5 millones del Banco Wells Fargo. La “alianza respaldará los préstamos a micro, pequeñas y medianas empresas mipymes) en Ecuador que son propiedad de, lideradas por, o que apoyan a mujeres”, según Banco Pichicha.
“Cuando las mujeres tienen acceso al capital, hacen crecer negocios prósperos que mantienen a sus familias y pueden transformar sus comunidades”, explica Kristie Pellechia, asesora principal de OPIC, una agencia autosustentable del Gobierno de EE.UU. que ayuda a las empresas estadounidenses a invertir en mercados emergentes.
OPIC tiene un objetivo: apoyar a mujeres. La agencia lanzó en marzo de este año el programa llamado 2x Women’s Initiative. La meta fue levantar USD 1 000 millones para mujeres en todo el mundo. Este mismo año el programa se replicó en América Latina, bajo el nombre 2X Americas y según Pellechia, ya se colocaron USD 500 millones para iniciativas lideradas por mujeres en América Latina. “Queremos cambiar la manera en que se ven los créditos para mujeres, no solo queremos prestar a empresas, queremos que las empresas mejoren su cuota femenina”.
Este programa busca negocios que cumplan tres condiciones: Una es que la empresa sea fundada por mujeres; otra es que la gerencia esté comandada por mujeres y el tercer requerimiento para acceder a los fondos de OPIC es que la empresa oferte productos o servicios para mujeres.
Santiago Bayas, gerente de Banco Pichincha, aporta con más detalles de este convenio. El ejecutivo explica que el banco trabaja en microfinanzas desde 1999 y que el tema de género tiene mucha importancia. “Dentro de nuestros pilares está ser inclusivos y sostenibles. Por eso hemos suscrito el convenio con ONU Mujeres y trabajamos con organismos multilaterales en temas de desarrollo”.
El acercamiento entre Banco Pichincha y OPIC se dio gracias a las nuevas relaciones entre el Ecuador y Estados Unidos, añade Bayas. “Así se dio la oportunidad de contactarnos con OPIC”. Ahora el banco ecuatoriano apunta a profundizar el financiamiento a mujeres, que además generan menor riesgo, según Bayas.
¿Cómo se van canalizar estos recursos? Con la metodología de microfinanzas en la que cada asesor visita al cliente, le ayuda en la elaboración de balances y le asesora para hacer crecer el negocio”.
Hoy en día, Banco Pichincha tiene una cartera de cerca de USD 7 000 millones, de los cuales USD 1 000 millones están en microfinanzas. “Y prácticamente el 50% de nuestra exposición en microfinanzas está en mujeres”.
Santiago Bayas, gerente de Banco Pichincha, y Kristie Pellechia, vocera de OPIC, detallaron el convenio. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
Una reducción de 30% en uso de agua, diesel y emisión de residuos se logró en la planta de La Holandesa gracias a la ampliación de instalaciones y nueva maquinaria. El proyecto se financió a través de un crédito de Línea Verde otorgado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El multilateral entregó a esta industria láctea USD 1,9 millones, en un solo desembolso. El BID explica que se otorga este tipo de financiamiento a proyectos destinados a la protección y conservación del medio ambiente, adopción de procesos de producción con la ampliación de instalaciones eco amigables e implementación de nueva tecnología.
La Holandesa cumplió con estos parámetros y ha conseguido resultados en el proceso industrial. La inversión en maquinaria permitió automatizar procesos y reducir tiempo de producción en la planta, ubicada en Puembo; de igual manera, el control sanitario, al momento, se hace casi en minutos gracias a la nueva tecnología.
“Nos volvimos más eficientes energéticamente. Queríamos reducir el consumo de diésel y de agua. También buscábamos generar menor cantidad de residuos”, comenta Álex Escudero, gerente comercial de la industria láctea.
El dinero se canalizó a través de Produbanco. José Ricaurte, vicepresidente de Banca Minorista de la entidad, explica que “en La Holandesa no solamente se analizaron las categorías ambientales que gestiona la industria en su proceso operativo, sino que también sus políticas y estrategias socialmente responsables (…) El proyecto atacaba temáticas de eficiencia con impactos que superaban el 20% de ahorro”.
La firma láctea, con más de 30 años en el mercado y gerenciada por Diego Escudero, tiene seis líneas de productos que incluyen quesos frescos, mozzarella, semimaduros, maduros, untados y cremas. Procesan un total de 75 000 litros diarios de leche.
Actualmente, tiene un portafolio de 50 clientes; entre ellos están franquicias de restaurantes internacionales como pizzerías. A estas, por ejemplo, se les vende los quesos mozzarela a escala industrial; los empaques para estas firmas son diferentes a los destinados para el consumidor común.
También se venden en cadenas de supermercados del país como Corporación Favorita. Esta explica que compra los productos desde el 2000. “La empresa tiene un alto nivel de innovación, está siempre atenta a oportunidades de mercado y sigue muy de cerca las nuevas tendencias de consumo en el sector lácteo”.
Corporación Favorita dice que el año pasado La Holandesa participó en un concurso de innovación de la Alianza para el Emprendimiento y la Innovación (AEI) y se le reconoció por desarrollar alimentos libres de lactosa como queso crema y crema de leche “complementando así la oferta de productos para personas con intolerancia” a ese componente.
Álex Escudero explica que para conseguir este nivel de calidad es necesario cumplir procesos técnicos desde el campo. El 95% de la leche que utiliza esta industria láctea viene directamente de haciendas y el resto de centros de acopio; esto le permite tener trazabilidad de su principal insumo.
Además, sus directivos son exigentes con relación al trato de las vacas en las fincas; compran producto que se ha ordeñado de manera mecánica.
“El primer pilar para nosotros es la calidad. También pensamos siempre en la variedad y la salud. Nos enfocamos en que los productos tengan materia prima excelente y la menor cantidad de ingredientes. La idea es que sea lo más natural posible: pocos conservantes.
Además, hemos trabajado en ofrecer al público quesos bajos en grasa y con poca sal, con buen sabor. La idea es ofrecerlos a un público que demanda este tipo de productos”, indica el gerente comercial de la industria.
La innovación en La Holandesa es permanente y, por ello, hoy, el 98% de su planta está automatizada. Este proceso ha tomado aproximadamente 15 años.
El siguiente proyecto es mejorar el nivel de tecnología y por eso apuntan a una planta inteligente. Para ello, sin embargo, es necesario un nuevo financiamiento.
La Holandesa, actualmente, cuenta con diferentes certificaciones entre las que se encuentran la de Buenas Prácticas de Manufactura (BPM), Haccp, etc.
DATOS Un total de 96 personas trabajan en La Holandesa. La empresa les ofrece capacitación permanente. Para 2020 la firma esperar contar con total equidad de género (50/50). La mayoría de los trabajadores es de la zona en la que está la planta.
El año pasado la firma facturó USD 16,7 millones. Para 2019 se proyecta que sean USD 20 millones.
La fabricación de un queso tiene, al menos, 10 pasos. Varía en el tipo Mozarrella.
Los directivos de la empresa aseguran que también han logrado eficiencia en el proceso de empaque de los quesos y cremas. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
La disciplina financiera es básica al utilizar una tarjeta de crédito. Conocer los cupos y usarlos con inteligencia es una de las condiciones, al igual que cumplir con los pagos y los plazos.
Estas exigencias, que en la práctica pueden resultar complicadas para algunos, se multiplican cuando la persona decide contar con dos o más tarjetas de crédito. En ese caso la disciplina debe ser mayor.
Los expertos señalan que el número ideal dependerá de la persona, de sus comportamientos de gasto, de las metas financieras que tenga, de manera en la que maneja dinero, entre otros factores.
Pablo Pérez, catedrático de la Universidad San Francisco deQuito y consultor en temas financieros, indica que el perfil del usuario de la tarjeta es fundamental. “No es lo mismo una persona que tiene ingresos fijos que una que no los tiene”.
Como ejemplo señala que una persona que trabaja en relación de dependencia, un profesional independiente o un consultor que ofrece servicios a empresas son ejemplos de quienes pueden contar con dos más tarjetas. “Un consultor que viaja por el país o el extranjero contratado por una empresa debe cubrir sus gastos de hotel, transporte, comida, etc. Para esos y otros gastos vinculados con su trabajo debe contar con una tarjeta diferente de la que usa para asuntos personales”.
Si la persona viaja con frecuencia fuera del país, por trabajo o descanso también se recomienda tener varias tarjetas. Para Gary Flor, presidente de Ceforcom, es conveniente tener dos o más tarjetas, ya que por un lado no lleva dinero en efectivo y, por otro, asegura los pagos, en vista de que no todas las tarjetas son aceptadas en todos los negocios y países.
“También se pueden presentar casos en los cuales por fallas del sistema informático, algunas tarjetas no son aceptadas en los establecimientos”.
Flor añade que es adecuado tener dos o más tarjetas de crédito para aprovechar descuentos, ofertas por temporadas, por liquidaciones o por cierre de negocios. Eso sí, advierte, no se debe destinar más allá del 40% de los ingresos para el pago de deudas. “Entonces hay que chequear siempre la capacidad de pago, es decir, la diferencia entre nuestros ingresos y egresos”.
Otro consejo es tener una tarjeta extra, pero ‘bajo llave’ y usarla solo en emergencias como una enfermedad o un accidente. Allí, dicen los expertos, la tarjeta es un respaldo y hay que tener mucha voluntad para tenerla bien guardada.
¿Qué hacer cuando una entidad financiera ofrece una segunda tarjeta? Pablo Pérez explica que esta acción se trata, en pocas palabras, de un crédito de consumo y de corto plazo, con un cupo o monto para consumir. Allí hay un riesgo porque se trata de una tarjeta de consumo y no de trabajo como en el ejemplo del consultor.
Este experto también recomienda estar atento a los costos que no se explican con claridad. “Muchas veces se ofrece tarjetas con un cupo preaprobado y sin costos. Pero cuando llega el estado de cuenta sí hay unos costos por servicios como auxilio mecánico, acumulación de millas, entre otros”.
Los expertos añaden que una tarjeta de crédito es un instrumento práctico que puede mejorar nuestras finanzas personales, siempre y cuando la sepamos utilizar. Y más allá del número de tarjetas, la recomendación es siempre tener clara la capacidad de pago, para evitar problemas financieros.
El número ideal dependerá de la persona, de sus comportamientos de gasto, de las metas financieras que tenga, de la manera en que maneja el dinero, etc.
Xavier Lazo, ministro de Agricultura, habla sobre las dificultades que enfrenta el sector agropecuario y anuncia que se alista un registro nacional agropecuario. También analiza el reto del uso de la tecnología, así como el relevo generacional en el campo ecuatoriano.
Hace tres semanas se prohibió la comercialización de suero de leche. ¿Qué se logrará con esa medida?
La moratoria al suero de leche nos va a permitir ponernos de acuerdo y trazar un norte para el sector lácteo. Es un decisión difícil y la mayoría de ganaderos necesitaba esta decisión. No hay una sola solución para este tema La exportación es importante, así como los costos de energía y la comercialización. Esa situación dejó ver problemas en la producción y venta de la leche. ¿ Qué está pasando en ese y otros sectores agropecuarios?
Muchos de los productos del sector agropecuario tienen problemas estructurales, problemas de competitividad que deben ser resueltos. No es justo que un país con vocación agropecuaria y con microclimas, diversidad y capital humano no sea capaz de ponerse de acuerdo y enrumbar al sector agropecuario. Hay muchos productos que no están siendo aprovechados. Productos sensibles como lácteos, arroz, azúcar palma, tienen que ser exportados no solo para sostener la dolarización sino porque es mandatorio mirar hacia otros mercados.
¿Qué tan complicado es lograr esto?
Es complicado porque competimos en menores condiciones que los países vecinos, que pueden devaluar sus monedas. Podemos, a pesar de todo, hacerlo. Pero para esto se debe apoyar al productor con crédito especializado que no ha habido por más de 50 años. Algunas cosas han evolucionado en la parte forestal o cacao. Pero en general es muy difícil el acceso al crédito.
¿El acceso a crédito sería la primera dificultad?
El primer problema es la comercialización. Luego están los altos costos de producción. Esto complica la tarea de competir no solo en lo local sino en el ámbito internacional. Competir con leche en polvo que viene de Nueva Zelanda o Argentina es muy complicado. El tema es la estructura de apoyo, es decir la plataforma en la que el agricultor tiene que pasar un viacrucis para desarrollarse.
¿Y cómo se está enfrentando esta situación? ¿Qué acciones se están ejecutando?
Creo que no se ha priorizado al sector agropecuario y ahora estamos tratando de cambiar esa visión. Para desarrollar y planificar tenemos que conocernos y autodiagnosticarnos. Desde el 2000 no se ha hecho un censo agropecuario. Desde los años 50, con el primer censo agropecuario, ya debíamos haber tenido siete censos. Pero solo se han dado cuatro.
¿Va haber un nuevo censo agropecuario?
Estamos activando el registro nacional agropecuario desde hace dos meses. Hemos identificado los fondos y la etapa preregistral dura unos cinco meses y este año arrancará el registro. Sistematizar la información nos tomará seis meses adicionales. Con ese diagnóstico completo sabremos si hemos crecido o disminuido. En el 2000 había 840 000 unidades de producción agropecuarias (UPA) y hoy necesitamos saber cómo está el uso del suelo. Los problemas de inundaciones siguen y se requiere una política pública para protección de cuencas hidrográficas. De lo contrario el productor pierde, se encarecen los productos y se pierde competitividad. Allí falta visión de largo plazo en la agricultura y la tecnología nos puede ayudar. Luego del registro agropecuario vendrá la cédula del agricultor. Hay que conocer los detalles de los productores, cuánta área tiene, sus necesidades de crédito, proyección, la situación de su familia…
¿Qué acciones concretas se han desarrollado para fortalecer a los pequeños y medianos agricultores?
Estamos trabajando de la mano con la banca pública en crédito especializado. Tenemos que entender mejor lo importante que es el sector agropecuario, para el mercado local y para la exportación. Como no hay una buena cultura crediticia hay que dar herramientas para no afectar la liquidez del productor y que el repago de un préstamo sea de acuerdo al ciclo de producción. Esto también ayudará a combatir la informalidad.
¿Cuánto pesa la informalidad en la actividad agropecuaria?
Pesa mucho y afecta la competitividad. Al no haber exportación hay presión sobre el precio. Además, un producto que no tiene a quién venderse va al mercado informal.
¿Qué otros sectores están afectados?
El arrocero nos genera mucha preocupación, hay cifras importantes de contrabando y estamos por fijar un precio técnico, en base a una estructura de costos. Hay que exportar no menos de 85 000 toneladas métricas anuales. Hoy no pasamos de 40 000 o 50 000 toneladas métricas al año. Si subimos la productividad podemos exportar 150 000. Además, hay que trabajar para llegar no solo a Colombia, sino a otros mercados.
¿Cómo pesa la tecnología en el desarrollo agropecuario?
El gran reto es que el agricultor use la tecnología, pero aterrizado a sus necesidades. Puede usarse la tecnología para control de enfermedades, por ejemplo. Pero primero hay que solucionar un gran problema estructural: no está asegurado el relevo generacional en el agro. Allí la tecnología debe enfocarse en el joven rural. El registro nacional agropecuario también involucrará a los jóvenes que están en colegios agropecuarios. Queremos que estos jóvenes emprendedores tengan la experiencia de asumir la responsabilidad de un crédito pequeño y sepan usar el financiamiento, que el tema de crédito sea parte de la malla curricular. Es un tema de política pública para asegurar el relevo generacional.
A esto se suma la migración del campo a la ciudad…
En la estructura productiva vemos con preocupación de que en 15 años se va a ver limitado el recambio generacional en el agro. ¿Los jóvenes mantienen el interés en el campo?
Hay muchos emprendimientos, con gobiernos locales, cooperación internacional, entidades públicas. El reto es trabajar de la mano entre colegios agropecuarios y universidades en temas como el crédito para jóvenes, en su inclusión. Hace poco discutíamos de la posibilidad de que los jóvenes compren la tierra a su padre, con financiamiento. Allí juega el fenómeno social y cultural en el que muchos jóvenes tienen otras aspiraciones, distintas a las de sus padres. ¿Eso impacta en la agricultura?
Así es. Estamos trabajando con el Ministerio de Industrias para apoyar los nuevos emprendimientos. Queremos ayudarles, mejorar su capacidades (…) Para eso se necesita trabajar en temas de inteligencia de mercado, como ocurre en Brasil. ¿Entonces hay mucho por hacer en Ecuador?
Es extremadamente grande la tarea para ordenar el sector agropecuario del país.
Hoja de vida
Formación. Ingeniero agrónomo con licenciatura en ciencias agrícolas y manejo de recursos naturales de la Universidad Earth, de Costa Rica.
Experiencia. Experto en producción orgánica, comercio justo y manejo de recursos naturales; especialista en la producción de sistemas integrados de agricultura y forestales, basados en principios de sostenibilidad. Desarrollador del producto orgánico de la variedad ‘Uuru’, nominado al premio ‘Innovation Award’, Fruit Logistica, Berlín 2014.
Cargo. En la actualidad se desempeña como Ministro de Agricultura y Ganadería.
Xavier Lazo, ministro de Agricultura. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
No todas las personas saben cómo se usan correctamente las tarjetas de crédito. Desconocer que existen pagos corrientes y diferidos, así como no saber discernir cuándo utilizar cada uno de ellos, son errores comunes en los consumidores.
Esta situación genera problemas como deudas elevadas, dificultades o imposibilidad de pago. Según datos de la Superintendencia de Bancos, con corte a septiembre del año pasado, la mora en tarjetas de crédito sumaba USD 96,9 millones.
Víctor Hugo Albán, directivo del Colegio de Economistas de Pichincha, considera que los usuarios deben reducir el uso de tarjetas. “Hay que pensar dos veces antes. Sí una persona decide hacerlo, debe saber que los productos de consumo básico se pagan en efectivo y si no se puede se los cancela con tarjeta bajo la modalidad de corriente. Los diferidos se deben hacer solo para pagar los bienes duraderos”.
En los productos de consumo básico se encuentran electricidad, luz, agua, medicinas, alimentos, artículos de limpieza, arriendo, etc. Mientras que en los bienes duraderos están muebles, autos, viajes programados, entre otros.
¿Cuál es la diferencia entre corriente y diferido? Consumidores como Mariana Paredes no lo tienen claro ni tampoco qué compras se deben hacer con cada uno.
En el portal Tusfinanzas.ec se explica que corriente es cuando la persona se compromete a pagar un valor al final del periodo; por ejemplo, si se compra una televisión en USD 200 con tarjeta, se deberá cancelar ese valor completo hasta la fecha máxima de pago.
Si se cumple con eso no se recargará interés, pero si solo se paga el mínimo o un valor menor al total de la obligación se aplica el cobro de intereses. Estos últimos se cargan desde la fecha de corte de la tarjeta de crédito; por ejemplo, si compro una prenda el 10 de febrero y la fecha de corte es el 18 los intereses se aplicarán desde ahí.
En diciembre, la Junta de Regulación Monetaria y de Financiera estableció que el cobro de los intereses se haría desde la compra. Sin embargo, la semana pasada dio marcha atrás a esta medida.
El diferido, por otro lado, implica pagar en cuotas el valor y, en la mayoría de casos, el pago de interés. Tusfinanzas.ec explica que “mientras más largo sea el plazo del pago, más intereses tendrá que cancelar. Antes de diferir revise su capacidad financiera; si está altamente endeudado no difiera”.
En Ecuador, en septiembre del 2018, el saldo diferido alcanzó USD 3 034,2 millones; mientras que el corriente fue de un total de USD 300,7 millones.
Carlos Palomino, docente de la Escuela de Negocios de la Universidad de las Américas, explica que muchas veces las estrategias de marketing impulsan a los consumidores a diferir sus compras.
La persona que ya contrajo una deuda bajo el diferido debe cancelar el monto mes a mes en su totalidad y contar con una planificación financiera, explica el docente. En esta deben registrarse los pagos que se debe hacer, incluyendo establecimiento, monto y cuotas.
Si se compra bajo el mecanismo corriente, se debe saber la fuente de repago inmediato de la deuda.
Bertha Romero, especialista en finanzas personales del portal Tusfinanzas.ec, explica que si alguien quiere pagar sus diferidos no basta solo con depositar un monto en el banco. Las personas deben acercarse a las entidades para pedir que se los dé de baja.
“Hay que tener cuidado. Digamos que compro una refrigeradora a USD 2 000 y difiero a 12 meses. Hay dos opciones, pago con o sin interés. En cualquier de los dos casos se paga una cuota mensual. Si de pronto se tiene USD 800 para pagar y se deposita ese valor, no crea que se va a eliminar la cuota sino que se darán de baja todos las obligaciones que se tenga para ese mes. Lo que se debe hacer es solicitar al banco la eliminación”.
De este proceso desconocían personas como Federico Acosta, quien ha hecho diferidos por cuestiones de viajes o compras de productos de larga duración. Considera que hace falta mayor información de parte de los bancos para resolver este tema.
Consejos Diferido. El portal Tusfinanzas.ec indica que si decide pagar algo diferido consulte en la tienda donde use su tarjeta si hay la opción de hacerlo sin pagar intereses. Si la hay prefiera esa alternativa.
Notas. Mantenga un registro de sus pagos diferidos para no perder la cuenta. Cuando llegue a casa anote en un documento en Excel o un cuaderno la fecha de la compra, el monto total, el plazo del pago diferido y la cuota correspondiente.
Agencia. Ante cualquier duda, llame al banco o acérquese al servicio al cliente. Habrá una explicación para cada caso.
El uso de tarjeta de crédito debe limitarse a gastos emergentes, según los expertos en finanzas personales. Foto: Ingimage