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  • Agroindustrias Ecuador G2 crece con el aceite de sacha inchi

    Carolina Enriquez

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Hacer patria a través de un modelo agrícola colaborativo y un producto novedoso es lo que buscaba la familia Gaibor Gómez. En el 2018 este sueño se hizo realidad al iniciar la venta de aceite de sacha inchi.

    Agroindustrias Ecuador G2 acopia, procesa, industrializa y comercializa, tanto en el país como en el exterior, esta planta trepadora amazónica. Su fruto tiene forma de estrella y de ella se sacan las almendras, que son la materia prima para diferentes alimentos.

    Según el Ministerio de Agricultura, su principal propiedad es la generación de omega 3, 6 y 9. Es beneficiosa para fortalecer la salud, principalmente al sistema cardíaco.

    De esto conocía el ingeniero agropecuario Andrés Gaibor, gerente de Producción y de Comercio Exterior de la firma, quien hace 10 años comenzó con la investigación. “En la búsqueda de nuevas oportunidades para el campo se encontró con esta planta. En Perú, donde ya había explotación de este producto, se capacitó”, relata Sebastián Gaibor, gerente de Marketing.

    Al volver a Ecuador difundió a agricultores del país la oportunidad de desarrollar este cultivo. El resultado permitió que se desarrolle un modelo de negocios agroinclusivo, que incluye entrega de semillas, capacitación a los productores, generación de asociaciones y cultivo del producto.

    Ellos son quienes provén de la materia prima a Agroindustrias Ecuador G2; hay 1 100 hectáreas (ha) sembradas y 800 ha en producción. “Firman un contrato con nosotros. El productor sabe que lo que cosecha va a comercializar. Para que no ocurran desfases se definen precios piso y techo, dependiendo de cómo fluctúa en el mercado internacional”.

    La idea del modelo de negocio, denominado Suma Sach’a, es que en algún momento los agricultores desarrollen su propia planta de industrialización de las semillas y trabajen asociados a la industria madre del ecosistema, para la venta de los derivados con un volumen mayor.

    Actualmente, solo existe una fábrica; la inversión para su instalación fue de USD 500 000, que se obtuvieron gracias al financiamiento de la Corporación Financiera Nacional. Es propiedad de Agroindustrias Ecuador G2 y está en San Miguel de Los Bancos, en el noroccidente de Pichincha.

    Sebastián Gaibor, gerente de marketing de la empresa, presenta las botellas con el aceite de sacha inchi, saludable para el corazón.
    Sebastián Gaibor, gerente de marketing de la empresa, presenta las botellas con el aceite de sacha inchi, saludable para el corazón.

    El principal producto que elabora es Wira Thani, un aceite vegetal que se obtiene del sacha inchi. Se trata de un proceso automatizado que incluye selección de las mejores semillas, prensado en frío y decantado.

    El aceite se coloca en envases de cristal de 250 mililitros (ml). Debido a las propiedades medicinales que posee este producto el slogan del mismo es ‘Alimento para el corazón’.

    El aceite se vende en diferentes puntos de todo el país, entre los que están dos cadenas de supermercados. Uno de ellos es Corporación Favorita, que compra el aceite desde el segundo semestre del año pasado; la cadena considera que es un alimento cuya demanda aumentará en el corto plazo.

    También se comercializa en restaurantes y otros negocios vinculados a un estilo de vida sano de todo el país. Asimismo, la empresa cuenta con compradores independientes que han valorado la calidad del producto.

    “El sabor es muy bueno, no es invasivo. Además, yo lo uso cosméticamente porque tiene muchas propiedades. Compro el producto desde hace un año”, comenta Vanesa Onofre.

    Agroindustrias Ecuador G2 tiene más productos. Con las semillas prensadas hace harina empacada al vacío para panificación industrial; cuentan también con un ‘snack’ y más adelante se prevé lanzar un harina fitness.

    La firma, que el año pasado facturó USD 35 000, también busca abrirse mercados en Asia y la Unión Europea (UE). En estos momentos ya exporta aceite a Colombia: 70% de la producción se envía al exterior y el 30% se vende localmente.

    El vecino país es clave para la empresa porque forma parte del modelo Suma Sach’a. Ecuador se dedica a la producción y venta y el equipo colombiano a la investigación.

    Pero, tras aproximaciones con la Universidad Central, la Internacional y científicos independientes se está analizando el desarrollo de otras líneas como la cosmética y ‘el fitness’.
    Este año la firma prevé participar en ferias internacionales y obtener dos certificaciones: orgánica y BPM.

    Es una compañía que genera empleo en su planta: cinco operarios, el jefe de planta y tres eventuales. Además, se cuenta con los gerentes.

    Las cifras

    7 meses a ocho demora en generarse la primera producción de sacha inchi, tras el cultivo. Luego se cosecha cada 15 días.

    13 provincias cultivan sacha inchi. La mayor cantidad de agricultores está en la Amazonía, principalmente en Napo. 800 familias en el país se benefician de su labor.

    18 asociaciones cultivan el producto. Trabajan directamente con la empresa.

    5 centros
     de acopio tiene la firma en el país.

    El gerente

    Andrés Gaibor

    Esta empresa realmente significa ayudar al resto, tener una visión de país. Queremos impactar a unas personas, beneficiando a otras. Estamos haciendo país y esperamos que otras cadenas productivas se sumen a esta manera de trabajar, que es inclusiva. La idea es cambiar la realidad productiva agrícola del país. Nuestro producto es nuevo y al inicio fue difícil la adaptación a un rubro desconocido. En la Amazonía sí es conocido.

    La planta de producción de la empresa se encuentra en San Miguel de Los Bancos. De forma automatizada se industrializa el sacha inchi. Foto: cortesía Agroindustrias Ecuador G2
    La planta de producción de la empresa se encuentra en San Miguel de Los Bancos. De forma automatizada se industrializa el sacha inchi. Foto: cortesía Agroindustrias Ecuador G2
  • Un ‘superalimento’ que va de la Sierra al mundo

    Carolina Enriquez

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Está catalogada como un ‘superalimento’ y tiene una creciente demanda en el mundo. Se trata de la uvilla, una fruta endémica de Ecuador que crece desde los 1 500 metros sobre el nivel del mar.

    A 3 100 metros sobre el nivel del mar se halla el centro de procesamiento de frutas tropicales y andinas Shungourko, de Golden Sweet Spirit, que siembra y recibe uvillas de seis provincias de la región interandina. Las bayas crecen en temperaturas de entre 13° y 20°C, según el Ministerio de Agricultura (MAG), por lo que la plantación de esta empresa, en plenas laderas agrícolas del cantón Mejía (Pichincha), es ideal para su cultivo.

    Dennis Brito, CEO de la empresa, dice que la uvilla es una fruta ancestral que permite alcanzar una vida saludable. Esta tiene un alto nivel de antioxidantes, lo que permite destruir los radicales libres, que generan graves problemas en el cuerpo humano.

    “La unidad que encontró la industria alimenticia en relación con la capacidad de absorción de estos radicales, por una molécula de oxígeno, es el ORAC. Hay alimentos que tienen esto y uno de ellos es la uvilla. Esta tiene 3 874 ORAC, un valor altísimo”, dice.

    Esta empresa produce uvillas en 80 hectáreas (ha). Sin embargo, también recibe producto de 350 familias de la Sierra, lo que le permite sumar 300 ha de cultivos.

    Un agricultor revisa las plantas de uvilla en la plantación de Golden, en el cantón Mejía (Pichincha).
    Un agricultor revisa las plantas de uvilla en la plantación de Golden, en el cantón Mejía (Pichincha).

    El MAG explica que hoy “no existen cifras oficiales en cuanto a la producción de uvilla en el Ecuador.” Sin embargo, el Proyecto Dinaminga, que está a su cargo, estableció dentro de sus estudios una superficie de 233 ha para el 2012. En el 2016, la superficie alcanzó 316 ha y un rendimiento de tres toneladas por hectárea (t/ha).

    Las plantaciones de uvilla con fines comerciales se encuentran principalmente en Pichincha, Carchi e Imbabura, provincias que concentran el 74% de la superficie de cultivos de esta fruta en el país. Otras productoras, en menor escala, son Cotopaxi, Tungurahua, Bolívar y Chimborazo.

    Marcelo Alemán, jefe de proyectos de la Cámara de Comercio de Quito (CCQ), explica que como entidad se apoya a un programa de producción de uvilla orgánica en San Pablo (Imbabura). “Venden a una deshidratadora que está exportando a algunos países de Europa. Son ocho agricultores, que tienen 12 hectáreas. No es tan intensivo porque las parcelas son pequeñas”, indica.

    El técnico considera que la producción de uvilla es ideal para micro y pequeños productores. Según el MAG, en el país existe un aproximado de 992 agricultores de uvilla, de los cuales el 99% tiene menos de una hectárea.

    Actualmente, la Cartera de Estado, a través de Dinaminga, busca incrementar la productividad de esta fruta, así como sus procesos pos cosecha (transporte, recepción, enfriamiento, mantenimiento de la fruta con una humedad relativa del 95%, pesado, lavado, selección, clasificación, empaquetado y almacenamiento) y la vinculación comercial.

    Un agricultor revisa las plantas de uvilla en la plantación de Golden, en el cantón Mejía (Pichincha).
    Un agricultor revisa las plantas de uvilla en la plantación de Golden, en el cantón Mejía (Pichincha).

    Esto debido a que los principales compradores de esta fruta son extranjeros. Según la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor), entre enero y octubre de este año se exportaron en total USD 812 840, monto que incluye fruta fresca y deshidratada.

    Las ventas de este producto, sin embargo, han venido cayendo desde el 2017. Ese año alcanzaron USD 1,5 millones y USD 1,3 millones un año después. La demanda en toneladas también ha bajado.

    Si bien los registros de exportación pueden parecer marginales, el potencial que tienen este tipo de frutas es grande. Hay destinos en los que hay alto interés y una proyección de incrementar las tendencias de consumo. Entre ellos están los países de Oriente Medio. La demanda global es bastante alta, explica Xavier Rosero, gerente técnico del gremio.

    El principal problema que enfrentan los exportadores de uvilla del país es el hecho de que ha perdido participación en el mercado internacional. Países como Colombia colocan más fruta.
    Actualmente, el principal comprador de la uvilla nacional es la Unión Europea (UE) y EE.UU. Recientemente, la compañía Golden Sweet Spirit logró ingresar al mercado de EE.UU. con fruta fresca; antes solo enviaba a ese destino procesada.

    La firma exporta a ambos destinos entre 5 000 y 10 000 kilos a la semana, lo que incluye producto fresco y procesado. El 40% de sus ventas corresponde al primer rubro y el resto a otras formas.

    Las uvillas deshidratadas son uno de los productos que tienen alta demanda en los  mercados internacionales. Se las puede combinar con otros alimentos, como el  chocolate o la nuez. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
    Las uvillas deshidratadas son uno de los productos que tienen alta demanda en los mercados internacionales. Se las puede combinar con otros alimentos, como el chocolate o la nuez. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • El tren activa el turismo del cantón Milagro, en Guayas

    Redacción Guayaquil

    (I)

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    El recorrido del Tren de la Dulzura entre Durán y Naranjito es llamado así porque entre el paisaje de cultivos de banano, cacao y extensos arrozales, también hay plantaciones de caña de azúcar, tradicionales de esa zona de la provincia del Guayas. Una parada de cerca de tres horas en Milagro ofrece la posibilidad de visitar haciendas del sector.

    Entre las fincas que promueven sus paseos a la zona rural del cantón está la Quinta Agroturística La Orilla, en la ribera del río Milagro, que le ofrece a los turistas la práctica de ‘tubing’, en la que los visitantes bajan por el río en tubos inflables de las llantas de vehículos.

    En la finca de la parroquia rural Mariscal Sucre, a 10 minutos de Milagro y a una hora de Guayaquil, se puede almorzar secos de gallina o de chancho, ceviches, etc., y participar en la producción de melcocha. El dulce se elabora con la panela que se produce a partir de la caña de azúcar, en los trapiches artesanales de la zona.

    La Quinta La Orilla y la Quinta Forestal El Bosque en Milagro, a su vez, hacen parte de la Ruta del Azúcar, de la Prefectura del Guayas, que promueve los atractivos de seis cantones ubicados en el este de la provincia. La oferta aprovecha la relación de la producción local de caña, el tren y el pueblo campesino montuvio.

    “La idea era conectar con los conceptos de la Ruta del Azúcar y el Tren de la dulzura; por eso les proponemos a los visitantes elaborar melcochas y la miel de caña, al tiempo que los acercamos a las tradiciones de la zona”, señala Verónica Coloma.

    El Bosque, finca a la que se ingresa por el km 2,5 de la vía a Naranjito, ofrece un área recreacional con piscinas, canchas, juegos y hamacas y un bosque con senderos y laguna en la que se puede acampar.

    El itinerario que propone la Prefectura destaca a decenas de viveros de plantas ornamentales, jardines en los primeros ocho km de la vía Milagro-Naranjito.

    Narcisa Miranda, milagreña de 34 años, comercializa en el vivero Joan Jesús 300 variedades de plantas tropicales. “Las plantas más solicitadas son las diversas variedades de la ixora”, dice Miranda, que produce las matas desde hace 12 años en una finca cercana y quien se autoidentifica como parte del pueblo campesino costeño. “Los precios parten desde USD 0,50 centavos hasta 300”.

    Carlos Alvarado ofrece a los turistas la posibilidad de aprender a elaborar melcocha en un árbol de guanábana.
    Carlos Alvarado ofrece a los turistas la posibilidad de aprender a elaborar melcocha en un árbol de guanábana. Foto: Mario Faustos / Líderes
  • Un pionero en cultivar arándano

    Patricia González

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    En el 2015 el ingeniero agrónomo Patricio Ñacato, de 52 años, trajo al Ecuador 30 plantas pequeñas de arándanos de EE.UU. con el fin de trabajar en una nueva alternativa de cultivo poco conocida en el país.

    Esa pequeña plantación fue el germen de la marca Ecuarandano, perteneciente a la empresa Biovegetal. El primer ensayo fue en el Valle de los Chillos, pero las condiciones climáticas no eran favorables. De ahí se trasladaron a la parroquia de Guayllabamba, al norte de Quito, donde hoy se cuentan tres hectáreas cultivadas. Para lograrlo se requirió de una inversión de USD 100 000.

    El arándano es un fruto con un toque cítrico que crece en arbustos Ñacato produce una variedad liberada en el mercado, denominada biloxi, que se presta a las condiciones climáticas de la línea ecuatorial y que puede sembrarse a una altura de hasta 2 800 metros sobre el nivel del mar.

    “Requiere de altas temperaturas en el día, hasta los 38 o 40 grados centígrados, y que en la noche no bajen de los 6 grados”, comenta mientras camina entre hileras de plantas sembradas en fundas negras, en un invernadero.

    Estas plantas las cultiva con fines de propagación para la venta. Mientras que, a la intemperie, donde las temperaturas son un poco más bajas durante el día, se hallan los cultivos destinados a la comercialización del arándano.

    La primera fase consiste en la preparación del suelo, para que alcance la soltura requerida. El sistema de siembra utilizado por Ecuarandano es el semi-hidropónico, que no es directo sino en fundas negras, lo que permite sembrar una mayor cantidad de plantas por hectárea, alcanzando mayores rendimientos de producción y un mejor control por planta.

    Una vez que se siembra, inicia la fase de formación de la planta, que dura alrededor de 12 semanas, en la que es clave la colocación de nutrientes. En la etapa siguiente, el desarrollo, se busca la formación de follaje, evitando la floración, porque aún es prematuro. El proceso dura cuatro semanas.

    En la semana 16 comienza la fase productiva, con la floración y el cuaje de frutas. La cosecha se recoge transcurridos entre seis y siete meses, cuando el fruto adquiere un tono azulado, casi negro. Dura cuatro meses.

    Estas mismas plantas son podadas para iniciar un nuevo ciclo de cosecha. Las condiciones climáticas del Ecuador permiten recoger cosecha en cualquier época del año. La influencia de la luminosidad influye además en el tamaño y en los grados brix (dulzura) del fruto, explica el propietario de Biovegetal.

    Desde octubre del 2016, los productos de la firma se comercializan en los locales de los supermercados Supermaxi y Megamaxi, de la Corporación Favorita, en tarrinas de 125 gramos.

    Cada semana, Ñacato les entrega entre 800 y 1000 kilogramos del producto, siendo el 70% de producción propia y el 30% correspondiente a otros tres proveedores.

    “La demanda de este producto está en ascenso. En promedio mensual se comercializan 3 400 tarrinas de 125 gramos”, comenta un ejecutivo de Corporación Favorita, quien destaca que el producto de Ecuarandano es innovador en el mercado nacional.

    Resalta también características propias del producto como su calidad, sabor y usos culinarios. La pequeña empresa, que el año pasado alcanzó a facturar USD 200 000, recibió de Corporación Favorita un premio como mejor proveedor, dentro de la categoría mejor emprendimiento.

    Para proveer adecuadamente, Biovegetal ha formado un centro de acopio, que se alimenta de otros proveedores de arándanos de distintas localidades de la sierra. Uno de ellos es Eckoberries, firma que le provee entre 50 y 60 kilos a la semana. Esta compañía comenzó a cultivar el fruto con las plantas que compró a Ecuarandano, explica su dueño Luis López.

    Para la materia prima de los cultivos e insumos que se requiere para la comercialización del arándano, la empresa de Patricio Ñacato trabaja con 10 proveedores. Entre estos está Agrobussines que le provee de un sustrato importado para el enraizamiento del arándano. Álvaro Morales, representante comercial en Pichincha de la firma, explica que este sustrato le brinda fortaleza a la planta.

    Ñacato no tiene planes de exportación. Su meta es consolidar su producto en el mercado local y expandir su negocio con la producción y comercialización de otros frutos saludables, a través de Biovegetal.

    Patricio Ñacato
    Propietario

    Ecuador tiene una gran ventaja porque permite producir el fruto las 52 semanas al año. No es estacional, como en Chile o EE.UU. Además, la luminosidad que brinda la línea ecuatorial, influye en el diámetro del fruto, en la durabilidad y en los grados brix (dulzura). Mi producto tiene unos 14 grados brix y un arándano estándar está en 13 grados. No tengo planes de exportar, quiero consolidarme en el mercado local.

    Las cifras

    100 mil dólares fue la inversión de Biovegetal para el cultivo de arándano.

    3 hectáreas es la extensión del cultivo en Guayllabamba.

    3 toneladas de arándanos fue la producción de la empresa en el 2017.

    3,99 dólares es el precio del producto en tarrinas de 125 gramos.

    10 empresas proveen a Ecuarandano.

    200 mil dólares fue la facturación de la firma en el 2017.

    Las plantas de Ecuarandano se siembran en fundas negras para lograr mejor control y mayor rendimiento de la producción por hectárea. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
    Las plantas de Ecuarandano se siembran en fundas negras para lograr mejor control y mayor rendimiento de la producción por hectárea. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
  • La tuna atrae a más agricultores

    Cristina Márquez (I) 
    redaccion@revistalideres.ec 

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    Producir tunas no requiere de una gran cantidad de agua ni terreno húmedo. Los sitios arenosos y desérticos de Guano, en el norte de Chimborazo, son ideales para la producción de esa fruta.

    La buena aceptación en el mercado local es otro factor que motiva cada vez a más agricultores que optaron por reemplazar la siembra de bosques madereros o maíz por tunas. En el mercado Mayorista de Riobamba, 100 frutas pueden llegar a costar entre USD 20 y USD 35, dependiendo de la temporada y la variedad.

    Las tunas blancas, rojas y amarillas, todas nativas de la región andina, tienen sabores distintos, pero comparten las mismas propiedades nutricionales.

    “Son excelentes para reducir el colesterol, además son un energético natural. Eso atrae a los deportistas y a todos quienes buscan cuidar su cuerpo”, cuenta Héctor Hernández, un agricultor de Guano.

    Él sembró siete hectáreas de las tres variedades de tunas. En la cosecha, que se da entre septiembre y julio, Hernández recoge 80 cajas cada semana y las vende a comerciantes minoristas; ellos, a su vez, las ofertan en las calles céntricas de Riobamba.

    Antes de la siembra de tunas, Hernández tenía un bosque de eucaliptos. Pero los ingresos bajos que generaba le animaron a invertir USD 30 000 de un préstamo en la preparación de su terreno para el novedoso cultivo.

    Elizabeth Torres es una de las mujeres que siembran y cosechan esta fruta para darle valor agregado. Foto:  Glenda Giacometti / LÍDERES
    Elizabeth Torres es una de las mujeres que siembran y cosechan esta fruta para darle valor agregado. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

    “La gente las consume como golosinas. Notamos que antes no las compraban porque las cáscaras tienen espinos pequeños y es incómodo pelarlas, así que decidimos darles valor agregado y ofrecerlas ya listas para el consumo”, cuenta María Tene.

    Ella es una de las 32 mujeres dedicadas a la venta de frutas en Riobamba. Ellas dicen que la temporada de tunas sostiene su economía durante cuatro meses.

    “Es muy rentable y el mercado va en aumento”, opina María Agualsaca, otra comerciante.
    En las zonas secas de Guano y otras tres parroquias de ese cantón, ubicado a 10 minutos de Riobamba, hay 72 hectáreas sembradas con tunas. Antes tenían cultivo de maíz, pastos para el ganado y bosques madereros.

    “El problema de producir otros cultivos aquí es la calidad del suelo, que está erosionado porque años atrás la gente no cuidó del páramo”, cuenta Byron Lara, técnico del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Chimborazo.

    Según él, el sobrepastoreo y el avance de la frontera agrícola a los 3 600 metros de altitud, causó daños en el suelo, por lo que producir otros vegetales es complicado. Pero el cultivo de tuna se adaptó fácilmente a las condiciones climáticas y a las sequías.

    Además, los nopales son plantas fáciles de manejar y no requieren de riego constante. “La forma y composición de las hojas permite que la planta conserve la poca agua que recibe”, dice Leonardo Márquez, ingeniero agrónomo.

    El único cuidado que requieren las plantas son podas periódicas para obtener frutas de mayor tamaño y calidad. Eso permite que los agricultores también puedan desempeñarse en otras actividades como la ganadería.

    La proliferación de las tunas incluso promovió la creación de nuevos emprendimientos.
    La Corporación de Productores Granjero Guaneño, por ejemplo, surgió por el auge de las tunas.

    A la agrupación están afiliadas 60 familias de 11 comunidades de Guano. Ellos se han vuelto especialistas en el manejo de esta planta que hace una década tenía poco valor comercial y crecía silvestre entre las malezas.

    En un inicio ellos comercializaban las frutas. Pero cuando se asociaron se capacitaron para también elaborar productos con las hojas y las frutas de las plantas.

    Hoy cuentan con una planta de producción equipada para elaborar la mermelada, licor y un tónico revitalizante.

    La bebida se empaca en elegantes botellas de vidrio y tiene un sabor dulce y un aroma delicado, es ideal para acompañar postres y carnes rojas. Para elaborarlo se usan las tunas más maduras y se deja fermentar por tres meses. Cada botella cuesta USD 6.

    Los productos ya cuentan con una notificación sanitaria y pronto tendrán oficialmente un registro. Actualmente, los productores los comercializan en las ferias artesanales que organiza el Gobierno Provincial, pero este año la meta es ingresar a las perchas de los supermercados.

    “Hemos hecho pruebas de mercado, y estamos contentos por la buena aceptación que tuvimos con nuestros vinos y la mermelada de tuna. Se nos terminó apenas la pusimos a la venta”, cuenta Gerardo Vizuete, presidente de la Asociación.

    Un agricultor carga un envase plástico lleno de tunas, en uno de los sembríos que existen en Guano (Chimborazo). Fotos: Glenda Giacometti / LÍDERES
    Un agricultor carga un envase plástico lleno de tunas, en uno de los sembríos que existen en Guano (Chimborazo). Fotos: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • El rescate de cultivos andinos es su meta

    Cristina Marquez

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    Frutos secos y deshidratados se combinan con amaranto, quinua y avena para convertirse en apetecibles bocadillos con un alto valor nutricional. Kipa tiene en su menú siete productos entre granolas de diferentes sabores, galletas, harinas y amaranto reventado con frutos secos.

    Verónica Cruz, una ingeniera agrónoma apasionada por los cultivos andinos, es la creadora de las recetas y la propietaria de este emprendimiento. Ella investigó y experimentó con su familia cada una de sus creaciones, antes de lanzarlas al mercado.

    Kipa tiene una línea para personas diabéticas endulzada con jícama, un tubérculo andino que estuvo cerca de extinguirse por su poca popularidad en el mercado. También hay productos pensados especialmente para los niños, con trozos grandes de frutas deshidratadas, pasas y cereales.

    Pero los productos más demandados son los de la línea fitness. Se trata de refrigerios sin endulzantes artificiales y con un nivel nutricional tan alto, que equivalen a una ración grande de alimentos. El amaranto reventado con frutos secos, por ejemplo, es uno de los refrigerios más solicitados en las ferias artesanales de Riobamba.

    Los productos cuestan entre USD 1,50 y 2,50, y se comercializan en tres puntos de venta en Riobamba, uno en Quito, en las ferias Yo Prefiero, del Ministerio de Agricultura y Ganadería y envíos a todo el país a través de la página de Facebook Kipa Amaranto.

    Para Mónica Chalán, una de las consumidoras más asiduas de la marca, lo mejor de los productos es el sabor agradable. “Empecé a consumir amaranto porque en mi familia todos tenían problemas digestivos, esos alimentos contienen fibra y nos han dado muy buenos resultados. Compramos granolas, amaranto reventado y colaciones para mi sobrino pequeño”.

    La idea de preparar estos productos saludables surgió en el 2009, cuando Verónica y un grupo de amigos de la carrera de Agronomía decidieron investigar los productos andinos y sus cualidades nutricionales. Sin embargo, meses después cada uno tomó un rumbo diferente y el emprendimiento no se concretó.

    A finales del 2015, Verónica, quien trabajaba como coordinadora nacional del programa de promoción de quinua en el Ministerio de Agricultura y Ganadería, y luego como técnica agrícola de Cervecería Nacional, decidió renunciar para emprender un negocio propio. “Siempre me gustaron los cultivos andinos, son muy saludables y ayudan a mantener la vitalidad y la energía de las personas que los consumen”. Así nació el negocio.

    La adquisición de los cereales andinos es otro aspecto importante. Verónica ofrece capacitaciones a pequeños productores locales, les entrega semilla de buena calidad y cambio recibe el doble de semilla entregada. Además, compra toda la producción.

    Vinicio Torres oferta sus productos a ferias artesanales en Quito. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
    Vinicio Torres oferta sus productos a ferias artesanales en Quito. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
  • Drones para analizar cultivos de banano

    Diana Viveros

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    Con el objetivo de ayudar a los agricultores bananeros del país a incrementar su productividad, la compañía Bayer implementó desde este año el programa SmartAgro.

    Este programa consiste en brindar asesoría técnica gratuita a los bananeros, a través del uso de mecanismos tecnológicos. Como parte de la asesoría se identificarán aquellas áreas o lotes que requieran mejoras para aumentar su productividad.
    “A través de SmartAgro, se provee a los productores información analizada y actualizada sobre los niveles de sanidad vegetal de sus fincas, a través de indicadores que se obtienen por el uso de tecnología de precisión, como el vuelo de drones”, explica Marcel Ayala, especialista técnico en banano y mercado de Bayer.
    Según el vocero, la información que proporcionarán está sustentada en los datos recolectados “durante los 50 años de Bayer en el cultivo de banano en Ecuador y en países bananeros altamente productivos en el mundo”. Esta comparación les permite ser más asertivos, asegura, en las recomendaciones para gestionar la eficiencia de las fincas.
    Con este proyecto se contemplan algunos beneficios. Al productor le permitirá ser más eficiente en la utilización de sus recursos y al exportador ser más competitivo frente a otros países.
    Según Ayala, cualquier productor bananero puede formar parte del programa.
    En una de las fincas de prueba donde se implementó el programa, se monitorearon 46,32 hectáreas y se evidenciaron USD
    20 043 en pérdidas. Por ejemplo, un lote con un área de 5 hectáreas y con 1 219 unidades de plantas, la compañía obtuvo los siguientes resultados: déficit de 181 plantas, 1,77 hectáreas con nivel aceptable de manejo fitosanitario y 1,42 hectáreas con alto riesgo de perder el control de la sigatoka negra (enfermedad que ataca al banano).
    Una de las fincas donde la firma realizará sus estudios es la Clemencia, ubicada en la provincia del Guayas, de propiedad de Juan Francisco Sigüenza.
    Según el propietario, confía en el proyecto SmartAgro porque está integrado a una herramienta tecnológica para el análisis del cultivo. “Esto permite hacer un manejo específico en esas partes del cultivo que estuvieron afectadas durante el invierno.
    La idea que uno tiene como productor es tener la mayor área de la finca con productividades altas”, mencionó Sigüenza.
    Según datos del Banco Central del Ecuador (BCE), los niveles de producción de Ecuador alcanzaron, en promedio, las 1 991 cajas por hectárea en el 2016. Mientras que, en el 2015 la producción por hectárea fue de 2 210 cajas.
    Según un estudio de Bayer, la producción es baja comparada con otros países bananeros como Costa Rica. Este país exportó en el 2016 una cifra récord de 120 millones de cajas de 18 kilos, lo que generó ingresos por USD 986 millones. Su producción por fue de 2 800 cajas de hectáreas por año.
    Bayer es una empresa con más de 154 años en el mercado mundial y 50 años en el Ecuador. Durante este tiempo, según el vocero, “la empresa sigue consolidándose como una compañía global de investigación y desarrollo con competencias clave en los ámbitos biocientíficos de la salud y la agricultura”.

    Personal técnico de Bayer realiza un análisis en las fincas bananeras y luego emite sus recomendaciones. Foto: Cortesía SmartAgro
    Personal técnico de Bayer realiza un análisis en las fincas bananeras y luego emite sus recomendaciones. Foto: Cortesía SmartAgro
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    Diana Viveros

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    Este programa consiste en brindar asesoría técnica gratuita a los bananeros, a través del uso de mecanismos tecnológicos. Como parte de la asesoría se identificarán aquellas áreas o lotes que requieran mejoras para aumentar su productividad.

    “A través de SmartAgro, se provee a los productores información analizada y actualizada sobre los niveles de sanidad vegetal de sus fincas, a través de indicadores que se obtienen por el uso de tecnología de precisión, como el vuelo de drones”, explica Marcel Ayala, especialista técnico en banano y mercado de Bayer.

    Según el vocero, la información que proporcionarán está sustentada en los datos recolectados “durante los 50 años de Bayer en el cultivo de banano en Ecuador y en países bananeros altamente productivos en el mundo”. Esta comparación les permite ser más asertivos, asegura, en las recomendaciones para gestionar la eficiencia de las fincas.

    Con este proyecto se contemplan algunos beneficios. Al productor le permitirá ser más eficiente en la utilización de sus recursos y al exportador ser más competitivo frente a otros países.

    Según Ayala, cualquier productor bananero puede formar parte del programa.
    En una de las fincas de prueba donde se implementó el programa, se monitorearon 46,32 hectáreas y se evidenciaron USD 20 043 en pérdidas. Por ejemplo, un lote con un área de 5 hectáreas y con 1 219 unidades de plantas, la compañía obtuvo los siguientes resultados: déficit de 181 plantas, 1,77 hectáreas con nivel aceptable de manejo fitosanitario y 1,42 hectáreas con alto riesgo de perder el control de la sigatoka negra (enfermedad que ataca al banano).

    Una de las fincas donde Bayer realizará sus estudios es la Clemencia, ubicada en la provincia del Guayas, de propiedad de Juan Francisco Sigüenza.

    Según el propietario, confía en el proyecto SmartAgro porque está integrado a una herramienta tecnológica para el análisis del cultivo. “Esto permite hacer un manejo específico en esas partes del cultivo que estuvieron afectadas durante el invierno. La idea que uno tiene como productor es tener la mayor área de la finca con productividades altas”, mencionó Sigüenza.

    Según datos del Banco Central del Ecuador (BCE), los niveles de producción de Ecuador alcanzaron, en promedio, las 1 991 cajas por hectárea en el 2016. Mientras que, en el 2015 la producción por hectárea fue de 2 210 cajas.

    Según un estudio de Bayer, la producción es baja comparada con otros países bananeros como Costa Rica. Este país exportó en el 2016 una cifra récord de 120 millones de cajas de 18 kilos, lo que generó ingresos por USD 986 millones. Su producción por fue de 2 800 cajas de hectáreas por año.

    Bayer es una empresa con más de 154 años en el mercado mundial y 50 años en el Ecuador. Durante este tiempo, según el vocero, “la empresa sigue consolidándose como una compañía global de investigación y desarrollo con competencias clave en los ámbitos biocientíficos de la salud y la agricultura”.

    Datos
    La empresa.  Bayer es una compañía global, cuyas principales actividades se concentran en las áreas de salud, nutrición y materiales de alta tecnología.
    Servicios.  Bayer ofrece una gama de productos y servicios: semillas, soluciones innovadoras para la protección de cultivos y apoyo al desarrollo de una agricultura sostenible.
    Empleo.  La empresa cuenta con más de 22 400 empleados a nivel mundial y está presente en más de 120 países.

    La tecnología que utiliza el programa SmartAgro  para lograr sus resultados son los drones, los cuales analizan la situación de las plantaciones.
    La tecnología que utiliza el programa SmartAgro para lograr sus resultados son los drones, los cuales analizan la situación de las plantaciones.
  • Innovación biológica en cultivos

    Carolina Enriquez

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    Hace 13 años el sueño de la microbióloga Karla Garcés se hizo realidad. Rompió los moldes y se lanzó a la aplicación de sus conocimientos en el área agrícola y no en la médica.

    Así nació Agrodiagnostic, una empresa que se dedica al desarrollo de productos biológicos -en base a microorganismos- para el control de plagas y enfermedades de las plantas, así como la nutrición de las mismas y de los suelos.

    “Son seres vivos benéficos. Es un área completamente diferente a la que se aprende en la universidad. Nosotros nos centramos en la innovación”, indica la científica.

    El primer producto que desarrolló fue uno en base al hongo Tricorderma, para el control de enfermedades. Posteriormente, generaron otros para tratamiento de ácaros, coleópteros, etc.

    En total, cuentan ahora con 13 productos para el área agrícola y uno para las plantaciones avícolas, que ayuda a descomponer más rápido la ‘cama’ donde crecen las aves. La empresa produce presentaciones líquidas y en polvo.

    Cuando la compañía empezó su trabajo se centró en el aislamiento de los suelos para la obtención de los microorganismos, luego inició pruebas de laboratorio para determinar su funcionalidad y, posteriormente, la fabricación de los bioinsumos agrícolas.

    Los primeros clientes de Garcés fueron floricultoras. Ofrecía productos exclusivos para cada una “que los hacíamos en base a una investigación que sacábamos del propio suelo de ellos. Ahora tenemos productos comerciales que los desarrollamos en base a cepas (de microorganismos) nativas, para aplicar en cualquier zona”.

    Una inversión inicial de USD  10 000 le permitió a esta firma arrancar con su producción. Ahora, las inversiones alcanzan USD 600 000, la mayoría en equipos de fabricación e investigación.

    A esta empresa no le tocó fácil. Garcés explica que hasta el 2014 había muy poco desarrollo del tema biológico en Ecuador.

    A partir de ese año cree que hubo más exigencias internacionales para los cultivos, principalmente por el tema de exportación, por lo que se requirió más las soluciones biológicas amigables con el ambiente. Asimismo, la resistencia de las enfermedades de los cultivos a los químicos, llevó a un cambio en la cura de las mismas.

    Jéssica Hurtado, de la hacienda La Paz, en el cantón El Triunfo, en Guayas, cuenta que desde hace dos años utilizan el Tricoderma para la eliminación de la monilla para el cacao destinado a la exportación. “Se había tornado bastante complejo el control de esta enfermedad y nos llevó a pérdidas económicas. Hicimos los ensayos y el producto fue eficaz”.

    Esta plantación está en el proceso para obtener la certificación orgánica, por lo que trabajar con el producto de Agrodiagnostic le ha ayudado. Ahora, además, están en fase de ensayos de otro producto para cultivos de banano.

    La compañía de Garcés no solo apoya a los exportadores de materias primas, sino también envía su oferta. En estos días destinará cuatro toneladas de sus productos para Guatemala.

    El acceso a este mercado lo logró gracias a uno de sus clientes locales, que tiene allí plantaciones de banano. Él buscaba un producto similar en Centroamérica pero no lo encontró, de ahí que vio en el de Garcés una alternativa.

    Para abril, Agrodiagnostic prevé exportar un contenedor a Perú y, asimismo, espera enviar muestras al mercado boliviano.

    Actualmente, a escala nacional, la empresa ofrece servicios para propietarios de cultivos de cacao, banano y mango en la Costa y de hortalizas en la Sierra. Se enfoca, particularmente en los cultivos de productos comestibles, aunque sí trabaja con floricultoras.

    Garcés busca que sus clientes, tanto locales como internacionales, sepan que su producción es hecha en Ecuador. Por eso es que a través de Pro Ecuador la firma consiguió la Marca País y ha podido acceder a ruedas de negocios en el país y la región.

    La empresa, ubicada en Pifo, tiene como objetivo cambiarse a un lugar de trabajo más grande para operar. Asimismo, prevé seguir innovando porque esa es su esencia desde su creación.

    Eso es lo que destacan clientes como Carlos Zambrano, de la hacienda Cañas,en el cantón Naranjal del Guayas, que tiene cultivos de cacao. Trabaja desde hace dos años con Agrodiagnostic. “Nos ha ido bastante bien con estos productos. Conocí del trabajo de Karla a través de un compañero zamorano que visitó la hacienda”.

    Más allá del producto, dice Zambrano, lo más importante es el servicio y la asesoría personalizada que la empresa les brinda.

    En los laboratorios de la empresa, ubicados en Pifo, el personal se dedica a la investigación y desarrollo de nuevos bioinsumos. 15 personas laboran en la compañía. Fotos: Julio Estrella / LÍDERES
    En los laboratorios de la empresa, ubicados en Pifo, el personal se dedica a la investigación y desarrollo de nuevos bioinsumos. 15 personas laboran en la compañía. Fotos: Julio Estrella / LÍDERES
  • Los cultivos se toman las metrópolis

    Agencia EFE

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    En la terraza de su edificio, la tailandesa Orapan Phonchan cultiva sus propias verduras y legumbres orgánicas, uno de los incipientes casos de agricultura urbana en la jungla de hormigón del gran Bangkok.

    Orapan sembró su huerto urbano junto con su marido con el fin de autoabastecerse de lechugas, guisantes o tomates con la certeza de que no han sido tratados confertilizantes o herbicidas o manipulados genéticamente.

    “(Antes) solía comprar muchas verduras y no me podía comer todas. Es una pena tirarlas en la basura”, explica la tailandesa en la terraza, situada en la quinta planta de un edificio en el distrito de Bang Na, en el sur de capital.

    “Este huerto en la azotea también sirve para relajarme y hacer ejercicio”, afirma tras regar las lechugas plantadas en botellas de plástico recicladas.

    En la terraza, de unos 30 metros cuadrados y techada con cañas de bambú, también hay diferentes macetas con tomateras, guindillas o hierbas aromáticas tailandesas.
    Oropan y su marido, de nacionalidad estadounidense, gastaron unos 3 000 bat (unos USD 84) y utilizaron materiales reciclados, como un trozo de tejado y hasta la barandilla de una escalera para montar su huerto.

    La artífice del huerto procede de Nongpok, una aldea rural en la provincia de Roi Et, en el noreste de Tailandia, donde se crió entre campos de arroz y plantaciones, y tras estudiar inglés montó una academia de idiomas en Bangkok.

    En unos años espera volver a su provincia para gestionar su granja ecológica. El tailandés Nakhorn Limpacuptathavon, de 34 años, es uno de los fundadores de The City Farm Project, una de las primeras ONG tailandesas que promueven la agricultura orgánica.
    Nakhorn puntualiza que, aunque no hay datos oficiales sobre el número de huertos urbanos en Tailandia, cada mes una media de 30 personas acude a los talleres que imparte desde hace siete años sobre agricultura urbana.

    El tailandés estudió Ingeniería Agrónoma y realizó prácticas en Austria antes de obtener una maestría en la Universidad de Thammasat en Bangkok sobre agricultura sostenible.
    En el 2009, decidió empezar su propio huerto urbano en una vivienda propiedad de su familia en el distrito de Lad Phrao, en el norte de Bangkok, al que luego añadió un pequeño corral con diez gallinas. En un área de unos 240 metros cuadrados, cultiva una variedad de 20 verduras y frutas como espinaca de Ceilán, rábanos, cebollas, boniato o plátanos.

    “Todos los días desayuno verduras con mi esposa”, dice, en medio de los vegetales y hortalizas de su huerto capitalino.

    Nakhorn defiende la agricultura sostenible y orgánica como una “forma de vida” y asegura que los huertos urbanos son también una buena forma de fomentar el espíritu de comunidad con otros vecinos. En su opinión, los fertilizantes y herbicidas rompen el equilibrio que existe en el entorno natural y aconseja evitar la “comida sintética” que se vende en muchos supermercados.

    “Yo no he ido al médico en siete u ocho años”, afirma Nakhorn, quien atribuye su salud a la higiene de los alimentos que él cultiva.

    La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) respalda la agricultura urbana como un sistema de suministro que genera empleo, recicla residuos y aumenta la seguridad alimentaria, sobre todo en tiempos de crisis.

    Según publica la FAO en su página web, un microhuerto de un metro cuadrado puede llegar a producir unos 20 kilogramos de alimentos al año.

    Los primeros casos de agricultura urbana comenzaron en Europa durante la Revolución Industrial en el siglo XIX para compensar las carencias alimentarias en los barrios obreros.
    La producción agrícola a pequeña escala en las ciudades se incrementó más tarde durante la Segunda Guerra Mundial y en los años 1970 con el auge de los movimientos ecológicos y comunitarios. En los últimos años, la crisis financiera, el cambio climático y la concienciación alimentaria han espoleado los proyectos agrícolas urbanos en países tan diversos como EE.UU., Cuba o Tailandia.

    En la terraza de su edificio, la tailandensa Orapan Phonchan cultiva sus propios vegetales y legumbres orgánicas, en pleno centro de Bangkok. Inició sus sembríos hace un mes. Fotos: Gaspar Ruiz-Canela / EFE
    En la terraza de su edificio, la tailandensa Orapan Phonchan cultiva sus propios vegetales y legumbres orgánicas, en pleno centro de Bangkok. Inició sus sembríos hace un mes. Fotos: Gaspar Ruiz-Canela / EFE