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  • La diversión y el aprendizaje dan vida a su emprendimiento

    redacción Guayaquil

    Chiky Place es un lugar en donde los niños, desde los tres meses hasta los seis años de edad, pueden aprender jugando. Este negocio fundado por la colombiana Juana Salazar y la peruana Daniella Luna tiene tres años.

    Luna recuerda que en el 2010 ella junto a su socia, que hoy está en Colombia, evidenciaron que Guayaquil no contaba con un espacio en donde los niños y bebés pudieran entretenerse y ser cuidados por un experto. «Estudiamos el mercado y vimos que faltaba un lugar cómodo, seguro, en el que un niño o un bebé pudiesen divertirse y aprender al mismo tiempo», indica Luna. Ella es madre de dos hijos ecuatorianos.

    Para iniciar con el negocio, invirtieron USD 250 000, que se usaron para implementar el local ubicado en Plaza Navona en Samborondón. Además, adquirieron juguetes y muebles para adecuar Chiky Place. Los juegos se importaron desde EE.UU., Perú y Colombia.

    Dos maestras parvularias, una psicóloga infantil y otras tres personas colaboran en este emprendimiento, que diariamente recibe entre 30 y 40 niños. Ellos pasan, en promedio, cuatro horas al día.

    El centro de entretenimiento es un ambiente que cuenta con las zonas de entretenimiento, como arte, biblioteca, deporte, mercado, restaurante, hospital, peluquería, disfraces, taller, gimnasio y bomberos. «Tratamos de que las mamás y papás sean parte de la diversión que experimentas los niños en el lugar», explica Luna. La emprendedora cuenta además, que mediante la estimulación muchos niños han aprendido a caminar e incluso han dichos sus primeras palabras en Chiky Place.

    Lorena Acebedo, madre de dos niñas de dos y cuatro años, dice que a sus hijas le encanta ir a ese lugar «Ellas tomaron un vacacional en febrero de tres semanas y desde ahí les gusta mucho».

    A Acebedo le atrae mucho la oportunidad de poder disfrutar de una taza de café, mientras observa a sus hijas jugar.

    La celebración de fechas especiales, como los cumpleaños, es otro de los servicios del negocio. Al mes, se realizan unas siete fiestas de cumpleaños, especialmente durante los fines de semana.

    La estimulación temprana también es parte esencial del negocio. «Existen dos grupos a los que damos este servicio. A los menores de tres a 15 meses, y de 15 meses a 3 años», indica Luna. Estos paquetes tienen un costo que va desde los USD 120 al mes, en promedio.

    El emprendimiento factura unos USD 10 000 mensuales. Luna comenta que sostener el negocio ha sido un constante aprendizaje. Tiene unos 300 niños y niñas fijos, que acuden al menos dos veces por semana a jugar y a aprender.

    A jugar y aprender La estimulación temprana. Una especialista comparte con los niños y ayuda a que estos desarrollen habilidades.

    Las actividades. Los niños juegan a ser chefs, hacer manualidades, carreras de obstáculos y demás movimientos.

  • La diversión se prende sobre los ejes de un autobús

    Redacción Quito

    Bajo el lema de seguridad, lujo y diversión, Gonzalo Mora y Gianni Suasnavas organizan fiestas y eventos sociales, literalmente, sobre ruedas.

    Su microempresa Ghenua Party Bus fue creada en el 2011 como un servicio de buses discoteca que tienen una decoración de lujo. Este servicio permite a los usuarios disfrutar de un ambiente distinto para cumpleaños, graduaciones, despedidas de soltero, matrimonios, etc.

    En la foto, el Ghenua Party Bus que realizó un recorrido por La Mariscal, en el Centro Norte de Quito. Foto: María Isabel Valarezo / EL COMERCIO
    En la foto, el Ghenua Party Bus que realizó un recorrido por La Mariscal, en el Centro Norte de Quito. Foto: María Isabel Valarezo / EL COMERCIO

    Gonzalo Mora indica que la idea nació hace cuatro años, cuando vivía en Colorado, EE.UU. Cuenta que en ese estado los buses de lujo eran muy comunes y quiso traer esa idea a Quito.

    Junto con su socio, Gianni Suasnavas y su padre Gonzalo Mora Miño, realizaron un inversión inicial de USD 85 000 para comprar y adecuar un bus Volvo. Con la ayuda de un arquitecto decoraron el interior del vehículo con detalles en madera, para una clientela más exclusiva.

    Dos años después, refrescaron la imagen para brindar un ambiente más moderno y así atraer un público más juvenil.

    Dentro de los servicios que esta microempresa oferta están: luces LED, DJ, máquina de humo, decoración, aire acondicionado, licor, dos plasmas, una sala lounge y un vidrio panorámico de 3 x 6 metros, para poder observar el paisaje urbano. «El vidrio solamente permite ver de adentro hacia afuera, lo que facilita mantener la privacidad sin perder la vista», señala.

    Andrés Gómez solicitó los servicios de Ghenua Party Bus, para recibir a una amiga de Canadá. Comenta que en el bus «pasaron increíble, es muy limpio, la música es buena y los tragos los brindan de manera controlada para que no haya excesos».

    El paquete básico tiene un valor de USD 400 y la microempresa realiza hasta ocho eventos, en promedio, a la semana. Dependiendo de la temporada su facturación mensual va desde los USD 3 000 hasta los 12 000.

    Ghenua Party Bus brinda sus servicios en Quito y en periferias como Cumbayá y Carcelén. Así también, ha organizado fiestas en ciudades como Ambato, Riobamba, Cuenca, Otavalo e Ibarra.

    Este negocio trabaja con auspiciantes de licores y también con bares de la ciudad, como Love, Kong, Pa’ Cortarse las Venas, Fresa Cereza, entre otros.

    Eric Jaramillo, cliente de la empresa, indica que lo que le gustó de este autobús fue la calidad de la atención, la originalidad del servicio y la exclusividad. «Durante mi cumpleaños, mis amigos y yo nos sentimos a gusto».

    Un par de datos

    Rutas. Los buses brindan un servicio de puerta a puerta. El cliente también puede coordinar otros puntos de encuentro.

    Capacidad. La altura máxima es de 1,90 m y el bus puede albergar hasta un máximo de 40 personas.

  • Diversión para padres e hijos en un solo sitio

    Redacción Quito (I)

    Que los niños jueguen, mientras los padres mantienen reuniones de trabajo suena utópico. Pero ahora existe un espacio que lo permite.

    B-Kid es un espacio pensado en combinar la diversión de los pequeños con actividades de padres. Carla Tama, propietaria de este negocio, ideó esta iniciativa que funciona en Cumbayá.

    El negocio abrió sus puertas en enero de este año y está ubicado en el centro comercial Plaza del Rancho; para su operación fue necesaria una inversión de aproximadamente USD 40 000 entre infraestructura y equipamiento.

    La idea surgió cuando Tama buscaba centros de diversiones para llevar a sus dos hijos y no encontraba más que restaurantes con áreas infantiles.

    Tras un análisis de mercado, Tama puso en marcha su idea y así nació B-Kid. La propietaria describe a este lugar como un centro de diversiones donde un niño puede ser lo que es; por eso el nombre del negocio, que traducido al español significa «Ser niño».

    B-Kid cuenta con tres áreas internas para niños, niñas y bebés; además tiene una área externa con juegos de madera. En el interior está el espacio dedicado para los padres: una cafetería en la que pueden consumir ‘snacks’ de sal y de dulce y bebidas mientras esperan.

    Carolina González lleva a sus hijos una vez por semana a B-Kid desde que abrió sus puertas. Ella cree que los costos son accesibles y el servicio es excelente: «Mis hijos van felices y yo puedo distraerme un momento, incluso hacer reuniones de trabajo». González es propietaria de una escuela de Danza y las veces que no tiene con quién dejar a los niños en casa programa reuniones en las instalaciones de B-Kid.

    Este emprendimiento cuenta con seis empleados, cuatro para el cuidado de los niños y dos para la atención en la cafetería.

    El primer servicio cuesta USD 8 las dos horas y está dirigido al estrato socioeconómico medio alto por la ubicación del lugar. Y si los padres de los menores les acompañan la entrada de ellos no tiene valor, pero sí el consumo en la cafetería que oferta desde pizza y helados hasta vinos y cervezas.

    A diario llegan alrededor de 15 niños, de Quito y Cumbayá. Una de ellas es Doménica, quien va junto a su madre Paula Castro. Ella considera que B-Kid es un espacio familiar donde el entretenimiento y el cuidado es personalizado y el precio es razonable.

    Otro de los servicios que brinda este centro de diversiones son fiestas infantiles temáticas y cursos vacacionales donde se dictan clases de manualidades, zumba kids, danza y cocina. Además, rescatan juegos tradicionales al aire libre como la rayuela y las ollitas. Estos cursos tienen una duración de una semana.

    En el futuro, Tama busca expandir los servicios de su negocio a otras ciudades del Ecuador.

    USD 10 000 factura B-Kid al mes este emprendimiento