Etiqueta: electricidad

  • Reducen horas laborables en Venezuela por calor y aumento consumo eléctrico

    Agencia EFE

    El Gobierno de Venezuela redujo hoy (martes 28 de abril) la jornada laboral ante la ola de calor que este mes registra picos de temperaturas de hasta los 45 grados, con una sensación térmica cercana a los 50 grados, lo que ha disparado el consumo eléctrico.

    Jorge Arreaza, vicepresidente del Ejecutivo del presidente Nicolás Maduro, y el ministro de Energía Eléctrica, Jesse Chacón, manifestaron en una rueda de prensa conjunta que la jornada laboral en el sector público deberá ser continua y comenzará a las 07:30 hora local y acabará a las 13:00 horas.

    Entre ayer y hoy, el consumo de energía eléctrica, principalmente con el uso generalizado de aparatos de aires acondicionado, ha sido «bastante significativo» y pasó de alrededor de 16 000 a 18 000 megavatios, informó Arreaza. Se trata de un salto de alrededor de 2 000 megavatios que, en el sector estatal, dará paso a «severas y rigurosas» inspecciones para obligar al ahorro, advirtió.

    Los servidores públicos deben ser «mucho más comedidos y moderados» en el uso de la energía eléctrica, lo que también vale para los 30 millones de habitantes del país, exhortó el vicepresidente.

    Chacón recordó a su vez que 2014 fue para Venezuela «el año más seco de los últimos 60 años» y que las secuelas de ello aún perduran. Ello mantiene los embalses generadores de energía hidroeléctrica en cotas bajas que no se compadecen con el pico de hasta 18 300 megavatios de consumo, advirtió.

    La reducción de la jornada laboral en el sector público exceptúa a los sectores educativo, policial, de la salud, de la fabricación de alimentos, generación de agua potable, petróleo, gas, así como recolección de basura, transporte y banca, entre otros, detalló.

    El ministro también dispuso que las industrias y otras empresas privadas «optimicen la autogeneración de energía» con equipos propios. Colombia tiene el doble de habitantes que Venezuela y su generación eléctrica es menor, de alrededor de 14 000 megavatios, pero «no tiene problemas», destacó Chacón.

    Los habitantes de Colombia tienen «una cultura de consumo» mayor que los venezolanos que, entre otras cosas, agregó, gozan de la tarifa «más económica del mundo» y eso alienta la demanda.

    El consumo de energía eléctrica pasó de 16 000 a 18 000 megavatios en un día en Venezuela. Foto: Pixabay
    El consumo de energía eléctrica pasó de 16 000 a 18 000 megavatios en un día en Venezuela. Foto: Pixabay
  • Víctor Rojas lleva energía de costa a costa

    xavier Montero C. Redacción Guayaquil / LÍDERES

    A inicios de la década de 1970, el guayaquileño Víctor Rojas alquiló un departamento en el que había habitado el franco-ecuatoriano Antonio Neumane, compositor del himno patrio, y que está ubicado en el barrio Las Peñas en el centro de la urbe. En aquellos años, Rojas iniciaba su vida universitaria en la Escuela Politécnica del Litoral (Espol) para convertirse en ingeniero eléctrico.

    Cuatro décadas más tarde, al recorrer nuevamente la tradicional calle Numa Pompilio Llona (donde está ubicado el inmueble), manifiesta que su cuantiosa experiencia en el campo de la ingeniería energética no ha mermado sus ganas por involucrarse en más proyectos. En sus archivos constan la renovación de centenarios generadores eléctricos de las plantas San Francisquito Power Plant I y II, situadas en Los Ángeles (California, EE.UU.) y la repotenciación de la hidroeléctrica Castaic en ese mismo estado.

    Su sello también se ha plasmado en la reconstrucción de las plantas de bombeo que pertenecen a Autoridad del Agua del Sur de Nevada, la que provee del suministro a ciudades como Las Vegas y una treintena de construcciones energéticas desde eólicas, nucleares y solares.

    Rojas, padre de Verónica, Vicky y Vanessa, fijó su interés en la ingeniería desde su adolescencia. La masificación de la radio y televisión en la sociedad guayaquileña de mediados del siglo XX, le motivó a enrolarse con los números y los circuitos. Él recuerda su infancia compartiendo un televisor con sus padres Manuel y Olga Gurumendi, y la mayoría de sus nueve hermanos.

    Luego de culminar sus estudios en la Espol viajó a Los Ángeles para ingresar a la Universidad del Sur de California (1980). Allí cumplió con una beca académica y obtuvo su maestría en la misma rama de la ingeniería. Año y medio más tarde, con el título obtenido, pensó en regresar a Guayaquil y aplicar sus conocimientos en el emergente campo de las telecomunicaciones. Las deudas que había adquirido y la responsabilidad familiar que había contraído con su esposa Raquel, le motivaron a buscar trabajo en el suroccidente de los EE.UU.

    En 1981 se inició como ingeniero asistente del Departamento de Energía y Agua de Los Ángeles (LA. DWP, en inglés) y en menos de dos años ya constaba en la nómina como ingeniero asociado, un cargo que implicaba más responsabilidad y demostraba una mayor confianza de los directivos.

    Entre sus primeros proyectos de gran calado fue asignado como líder del equipo de ingenieros para el Intermountain Power Project. Fue el único latinoamericano en un grupo de los más de 20 profesionales que permitieron la transmisión de 500 kilovoltios de corriente continua, entre una planta de carbón ubicada en Utah hasta las subestaciones del Sur de California.

    En aquella megaobra Rojas, quien también es un aficionado para interpretar melodías en su guitarra clásica, laboró por cuatro años guiando pruebas de arranque y el mantenimiento de 1 200 kilómetros de redes que atraviesan valles, líneas férreas y desiertos.

    Gary Rose, subgerente del Intermountain Power Project, lo conoce desde aquella obra valorada en más de USD 1 000 millones. Para él, su principal cualidad es la capacidad que tiene de transmitir conocimientos a los novatos.

    Después que se inauguró aquel proyecto de Utah, Rojas obtuvo el cargo de asistente del Departamento de Operación y Mantenimiento de Plantas de Generación Externa de LA. DWP. Él tenía a su cargo la supervisión de la Central Térmica de Navajo, la planta solar térmica del desierto de Mojave, entre otras.

    «Tenía un buen trabajo y la nostalgia hacia mi país me motivó a invertir en una camaronera en Machala (El Oro). Eran los años 90 y perdí mucho dinero cuando fracasó el negocio». Rojas se refiere al declive de aquella industria, apaleada por los fenómenos climáticos de El Niño y la plaga de la Mancha blanca.

    Para afrontar el fracaso económico, ideó y forjó la firma de consultoría energética Power Tech Engineers (PTE), en 1992. Este emprendimiento lo realizaba a la par de su cargo dentro del Departamento de Energía y Agua de Los Ángeles. Su primer contrato fue para la firma aeronáutica Northrop Grumman. PTE se encargó del rediseño de los sistemas eléctricos de las plantas ensambladoras de aviones bélicos en California.

    Siete años más tarde, PTE ya contaba con un colegiado de 20 ingenieros y más de una docena de contratos de prestación de servicios. Tras 18 años de liderar grandes obras en el Departamento de Energía y Agua de Los Ángeles, Rojas decidió enfocarse únicamente en PTE.

    Para 1999 ganó un contrato por USD 3 millones de la Autoridad del Agua del Sur de Nevada y para el 2001 ya competía exitosamente por contratos para la misma LA. DWP. En el 2010, le asignaron la modernización de las 192 subestaciones de transferencia, un proyecto de USD 17 millones y dos años más tarde obtuvo un contrato similar.

    Hoy, la treintena de ingenieros estadounidenses, asiáticos y latinoamericanos de PTE labora en unos 15 proyectos para la Empresa de Energía y Luz de Florida, la empresa de Energía y Agua de Burbank, entre otros.

    HOJA DE VIDA Sus aficiones. En su domicilio se dedica a arreglar el jardín, pasear y plantar duraznos y uvas. Busca regresar al país para su jubilación.

    En el país. Analiza proyectos para la apertura de una consultoría en Guayaquil.

    «La misión de un líder es buscar más trabajo y cuidar el capital humano. Ahora quiero dejar un legado de lo que he aprendido en mi campo».

  • ‘Cambiar gas por electricidad es viable económica y políticamente’

    Redacción Quito

    El anuncio presidencial de eliminar el subsidio al gas en el 2016 y sustituir ese combustible por electricidad en los hogares es una medida viable económica y políticamente, pero su éxito depende del desarrollo e incorporación de tecnologías más eficientes y de los avances en cuanto a la seguridad energética. Así lo cree el catedrático de la Universidad San Francisco de Quito y experto en política pública, Pablo Beltrán. En un diálogo con LÍDERES, el experto explica el peso de los subsidios en la economía y cuándo deben ser eliminados.

    ¿Es viable la propuesta planteada por el Gobierno para eliminar el subsidio al gas?
    Antes de analizar la propuesta, es necesario comprender el objetivo y el peso de los subsidios en la economía. Los subsidios ocupan un lugar importante en todas las economías del mundo. Su objetivo es nivelar el ingreso de las personas menos favorecidas, este ingreso dinamiza la economía pues aumenta el consumo y, por tanto, la producción. Pero también tiene un objetivo más ‘romántico’ que es mejorar el nivel de vida o bienestar de las personas.

    ¿De qué depende alcanzar estos objetivos?
    Hay diferentes tipos de subsidios. Hay directos (incrementan directamente el ingreso de las familias; por ejemplo, el Bono de Desarrollo Humano) e indirectos (mejoran la capacidad de consumo de las familias con el abaratamiento de ciertos bienes como el combustible). También hay subsidios generalizados y focalizados. Los primeros benefician a toda la población y los focalizados se entregan a las personas según su nivel de ingreso. Por tanto, el subsidio que va a cumplir más eficientemente el objetivo es el subsidio focalizado.

    ¿Cómo ve la estructura y el crecimiento de los subsidios en el país?
    El problema en el Ecuador es que los subsidios crecen más que lo que crece la economía. Los subsidios crecieron el 2013 un 30% frente al 2012, mientras el Producto Interno Bruto (PIB) se prevé que crezca este año menos del 4%. Esto quiere decir que no son sostenibles en el tiempo. En el país, la mayoría de subsidios se financian con petróleo que es un recurso no renovable. Si seguimos con este ritmo va a llegar un momento donde no habrá más petróleo para financiar los subsidios y para mantenerlos habría que fijar impuestos que tienen por lo general un impacto negativo en la economía, pues reducen el consumo y, por tanto, la producción.

    En el país, además, la mayoría de subsidios son generalizados…
    Así es, casi el 70% del total de subsidios se destina a combustibles que son generalizados y, por tanto, ineficientes.

    ¿Cuán fácil es eliminar estos subsidios?
    El problema del subsidio es que aumenta el ingreso de las personas. Estas lo ven como algo propio, como parte de su salario y no podemos de la noche a la mañana quitarles cuando ya no podamos financiarlos porque las personas destinan estos recursos para gastos ya determinados. Lo ideal es reducirlos de manera progresiva.

    El escenario económico actual del país exige disminuir los subsidios…
    Bueno hay que medir el costo económico y político de cada uno de los subsidios. El primero tiene que ver con el peso que representa en el Presupuesto estatal y el político con la aceptación del Gobierno frente a la ciudadanía. En política pública un gobierno debe revisar el subsidio que represente menor pérdida de popularidad y mayor ahorro. El subsidio al gas, al no ser focalizado, beneficia más a las personas de altos ingresos que a los de menos ingresos cuyo consumo es bajo, pero no se lo ha reducido por el costo político. Basta recordar los intentos de eliminarlo en Bolivia hace dos años y que generó el levantamiento de la población. Esto muestra que no se puede tomar una medida de la noche a la mañana. En lugar de ello, el Gobierno de Ecuador plantea una compensación; es decir, cambiar el uso del gas por cocinas eléctricas.

    ¿Qué tan viable es?
    Este tipo de propuestas son viables si son planificadas y graduales y así lo ha planteado el Gobierno, pues se espera que el cambio se dé recién en el 2016. Este anuncio anticipado permitirá que el sistema productivo se acople, que los proyectos inmobiliarios acomoden sus servicios, etc.

    ¿Qué barreras pudiera tener?
    La barrera podría ser el mal manejo de la información. En cualquier país esto podría ser aprovechado por los grupos opositores de un gobierno para influir en la población anunciando que va a disminuir su bienestar. Pero en el caso del Ecuador esto es poco probable porque la Ley de Comunicación quita la libertad de difundir cualquier información a no ser que sea probada; como las expectativas no pueden ser probadas esto no podría ser publicado y, por otro lado, la oposición no tiene fuerza suficiente. Además, la electricidad cumple más condiciones para focalizar el subsidio que el gas, pues la electricidad se paga después del consumo, mientras que el gas se paga antes. Por eso, creo que la propuesta es viable económica y políticamente.

    ¿De qué va a depender el éxito de la medida?
    Va a depender de qué tanto se impulse la tecnología en eficiencia energética. La restricción en el uso del gas crea incentivos para que esto se desarrolle, pero se necesitan mayores esfuerzos en investigación. El Gobierno tiene como reto, además, lograr que tengamos la suficiente cantidad de energía a bajo costo para compensar la energía de gas que se va a disminuir. Para ello, impulsa centrales hidroeléctricas, pero tendremos que ver cómo marchan estos proyectos.

    ¿Qué ocurre con el resto de subsidios a los combustibles?
    El subsidio al gas fue de USD 523 millones, lo cual es importante, pero no es el que más representa en el total. El que más representa es la gasolina.

    El Gobierno ha planteado entregar una tarjeta a los conductores con cupos. ¿Eso es viable?
    Solo si hay mecanismos que permitan la agilidad del sistema. A través de la matriculación vehicular lo veo difícil, creo que será un caos. Primero habría que sanear el sistema. Pienso que se debería analizar mejor la propuesta y ver otras alternativas por ejemplo crear un mercado de tarjetas de combustibles donde las personas que usen menos combustible puedan vender su saldo a quienes lo requieran.

     

    Su experiencia en las aulas universitarias
    Formación. Es Máster en Economía y en Administración. Doctor en Política Pública.

    Su actividad. Profesor de la Universidad San Francisco de Quito por 15 años.

    Desde la academia. Experto en política pública y educación superior.

    LAS FRASES:
    «Casi el 70% del total de subsidios en el país  se destina a combustibles que son generalizados y, por tanto, ineficientes».

    «Cambiar el uso del gas doméstico por cocinas eléctricas  es viable si se planifica y se hace de forma gradual».

    «El Gobierno tiene como reto lograr que tengamos energía a bajo costo para compensar el menor uso de gas».

  • La luz solar enciende esta idea

    Red. Quito y Sierra Norte

    Gracias a su ubicación, Ecuador goza de un gran potencial para la generación de energía solar fotovoltaica. Para que funcione una planta de energía eléctrica de este tipo se requieren de 5,2 horas de luz perpendicular promedio día por año.

    Ecuador cuenta con zonas con hasta 6,3 horas según el Consejo Nacional de Electricidad (Conelec).

    Este escenario fue el ideal para que emprendedores creen empresas que se enfocan en la generación de energías alternativas. Este es el caso de Valsolar, una compañía que nació a inicios del 2011, en Quito.

    Hugo Pérez, actual gerente de esta pequeña empresa, se dedicaba al negocio de bienes raíces. Sin embargo, siempre estuvo en constante búsqueda de negocios que fueran rentables.

    Por ello -luego de acudir a ferias de energías renovables en EE.UU. y Europa– decidió incursionar en el campo de la energía solar. Los estudios de factibilidad para la construcción de una planta fotovoltaica en el país le tomaron cerca de un año. Los resultados del análisis señalaban que Paragachi, una comunidad ubicada a 45 minutos de Ibarra (Imbabura), era el sitio indicado para la instalación de una planta fotovoltaica.

    Luego de pedir permiso de generación eléctrica al Conelec, Valsolar invirtió USD 2,3 millones para la compra de terrenos, estudios, panales solares y maquinaria. El monto provino de ahorros, créditos a entidades bancarias privadas y al Banco del Instituto de Seguridad Social (Biess).

    Durante un año, se instalaron en tres hectáreas 4 160 paneles (cada uno de 1,6 por 1,8 metros). Todos los materiales y máquinas se importaron de Alemania y España. Las central está conectada al Sistema Central Interconectado, administrada por la Empresa Eléctrica del Norte (Emelnorte).

    Esta infraestructura está en capacidad de producir 998 kW (kilovatios) durante el día (de 07:00 a 17:00), según un letrero situado en la puerta de acceso de la planta. Sin embargo, el técnico en electrónica Armando Hurtado, encargado del mantenimiento, calcula que puede generar hasta 1 000 vatios en los días más soleados.

    Pablo Acosta, administrador del contrato de Valsolar con Emelnorte, cuenta que la planta fotovoltaica representa un 10% de la energía de Imbabura, por lo que considera un «aporte importante por medio de generación alternativa».

    A finales del año pasado, la firma obtuvo el permiso para instalar una segunda planta en Malchinguí que generará 995 kW; allí se invierten USD 2,5 millones y estará lista a finales de este año.

    Ahora, Valsolar tiene tres divisiones comerciales: plantas y centrales; asesoramiento a fábricas e iluminación comercial; y hogar y residencial. Al cierre de este año prevé facturar USD 850 000 y el próximo año 2,5 millones.

    Arturo Villavicencio, consultor en temas de energía y ambiente asegura que es cierto que algunos países en el mundo están aplicando políticas similares de aprovechamiento de la energía solar. Sin embargo, los costos en Ecuador para este tipo de generación son elevados.

    Otros datos
    El capital humano. En la construcción de la planta de Paragachi participaron unos 300 trabajadores.

    Mantenimiento. Cada 45 días se efectúa un mantenimiento general de la planta. Pero cada día se realiza limpieza de los paneles.

    Las ganancias.  Actualmente, la Empresa Eléctrica del Norte (Emelnorte) compra la energía a la planta fotovoltaica de Paragachi a USD 2 500 el megavatio.

  • La nueva tarifa generó sorpresa en los sectores textiles, metalmecánico, cerámico

    El anuncio de la nueva tarifa eléctrica tomó por sorpresa al sector industrial. Representantes de los sectores textil, metalmecánico, cerámico, así como de la Cámara de Industrias y Producción (CIP) auguran un impacto negativo en la productividad, luego de que el Consejo Nacional de Electricidad aprobara un aumento en la energía.

    El impacto estimado por la CIP supera los USD 100 millones anuales. Richard Martínez, vicepresidente ejecutivo del gremio, explica que existe un proceso de análisis con distintas industrias. «Lo que observamos inicialmente es que el incremento de la tarifa en el sector industrial constituye un alza de aproximadamente un 30% en kilovatio-hora frente al promedio. El efecto en los costos de producción se evidenciará en mayor o menor grado en función del peso que tenga el costo del consumo de energía eléctrica en la estructura total de costos de cada empresa». Martínez advierte que en la industria textil habrá un impacto importante, por los niveles de consumo de energía eléctrica y por los márgenes que se manejan en el sector.

    Javier Díaz, de la Asociación de Industriales Textiles del Ecuador, dice que la medida del Conelec fue recibida con sorpresa. «Hay que ver los cargos tarifarios completos, a los cuales aún no tenemos acceso, para determinar el impacto».

    El dirigente calcula que el incremento de los costos de energía eléctrica puede llegar al 39%, manejando la actual tarifa de la Empresa Eléctrica Quito para empresas que trabajan con alta tensión, entre las 08:00 y las 18:00. La misma empresa, trabajando entre las 18:00 y las 22:00, tendría un incremento en su costo de energía del 32%.

    En una empresa que se dedica a la fabricación de hilados, donde el consumo eléctrico es intensivo, este rubro podría representar entre un 5% y en algunos casos incluso superar el 10% del costo de producción. «En dólares pueden significar más de 30 000 mensuales de incremento», explica Díaz.

    Al sector metalmecánico, que consume unos 600 millones de kilovatios-hora al año, el incremento también le llegó de imprevisto. Raúl Mendizábal, presidente de Fedimetal, asegura que apoya la eliminación de subsidios, pero de una manera programada. «Esta medida no se compadece con todos los proyectos y con lo que el Gobierno había propuesto».

    Según cálculos de Mendizábal, el sector enfrenta una elevación de 25% en el costo de la energía eléctrica. Esto, añade, le resta competitividad a la industria metalmecánica local. «El flujo de caja disminuye, tenemos problemas para pagar materia prima, pero seguimos jugándonos como siempre lo hemos hecho».

    En Edesa, el incremento también cayó de sorpresa. Una fuente de esta compañía coincide en que cualquier modificación que se haga en las tarifas eléctricas para el sector industrial tiene efectos en los costos de producción y afecta a la competitividad de los productos ecuatorianos en el mercado nacional y sobre todo en el exterior. «El costo de la energía eléctrica es relevante en la estructura de costos del sector cerámico«.

    6,5 millones de megavatios-hora consumió el sector industrial en el 2013

  • Las empresas enfrentan otro desafío: la planilla eléctrica

    El sector de alimentos y bebidas enfrenta una nueva medida que aumenta sus costos de producción. En noviembre pasado, el Ministerio de Salud expidió un reglamento para que este segmento de la industria colocara en las etiquetas de sus productos círculos de colores para informar sobre el contenido de grasas, sal y azúcar.

    Las empresas tienen hasta agosto próximo para colocar en la parte frontal de sus empaques una especie de semáforo: rojo, para los productos con alto contenido de calorías; amarillo, si es contenido medio; y verde, para bajos niveles.

    La medida, que busca reducir enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes, impacta en 45 000 productos que se comercializan en el país.

    Las empresas han realizado inversiones para cambiar el etiquetado de alimentos. Esto incluye gastos en diseño e impresión de los nuevos empaques.

    A este rubro, se sumó desde este mes el incremento de las tarifas eléctricas. Este aumento se verá reflejado en la planilla del próximo mes.

    A este segmento le preocupa la medida, aunque el impacto aún se analiza.

    El efecto del incremento tarifario dependerá de la participación que tenga la energía eléctrica en el consumo total de energía de las industrias.

    El gasto en energía eléctrica representa entre el 2% y el 20% de los costos, según empresas de alimentos consultadas.

    Christian Walhi, presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas, dice que el tema aún no ha sido estudiado por el gremio, pues por ahora el asunto urgente por resolver es el cambio del etiquetado.

    En tanto, Édison Romo, vicepresidente del sector alimenticio de la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa de Pichincha (Capeipi), señala que el tema será debatido por los pequeños industriales en esta semana.

    Cowa, empresa que produce quesos gourmet, explica que entre el 40% y 50% de su balance energético está compuesto por energía eléctrica y el resto por gas.

    Andrea Vizcaíno, copropietaria de la firma, explica que la energía eléctrica es un insumo primordial en los procesos de posproducción de sus alimentos. «No se usa tanto para la elaboración sino para el empaquetado de los quesos».

    Vizcaíno considera que esto impacta en los costos de producción. «El costo de la energía representa entre el 10% y 20% del precio final del queso».

    Aunque no ha calculado cuál será el impacto en dólares de la decisión, la ejecutiva señala que, de existir, una parte del incremento se trasladará al consumidor final y otra parte será asumida por la empresa. «En todo caso, no se subiría exageradamente, sino que se buscará un precio moderado para el público».

    Otra medida que preocupa es el cambio de las cocinas de gas por cocinas de inducción (eléctricas) que planteó el Gobierno, y que también podría implicar una nueva inversión para el sector.

    «Las pequeñas y medianas empresas trabajan principalmente con gas», dijo.

    En Cereales Andinos, el 80% de la maquinaria funciona con energía eléctrica y el 20% restante, con diésel. «No hemos tenido tiempo aún de medir el impacto», sostiene Guillermo Tapia, gerente general de Cereales Andinos, que produce cereales. Agrega que el costo -que aún no ha sido calculado- será absorbido por la empresa.

    Por ahora, la estrategia se enfocará en optimizar el uso de la energía y, así, evitar el incremento de precios para el consumidor final. «Nuestros productos se venden en grandes cadenas de supermercados y no se puede nomás subir el precio del producto», comentó.

    En Floralp, compañía que elabora quesos y yogures, el pago de la luz eléctrica representa el 2% dentro de sus costos de producción.

    La leche y otras materias primas son los principales rubros. «Aún no hemos calculado lo que representará en costos para la empresa, pero obviamente tendrá algún impacto», comenta Norberto Purtschert, gerente de Floralp.

    Otras empresas como Envagrif y Los Andes aún analizan el efecto de la medida en sus costos de producción.

    150 empresas grandes y medianas de alimentos y bebidas existen en el país.

  • El proyecto de ley eléctrica plantea unificar los subsidios

    Redacción Quito

    El Gobierno busca centralizar el manejo de la generación, transmisión y distribución eléctrica en una empresa única, además de unificar los subsidios en este sector. El ministro de Electricidad, Esteban Albornoz, presentó en la Asamblea Nacional, el 2 de abril, los puntos más relevantes del proyecto de Ley Orgánica del Servicio Público de Energía Eléctrica, enviado en marzo pasado por el Presidente de la República, para el trámite ordinario.

    En su exposición, el funcionario indicó que el proyecto determina el establecimiento de una tarifa única para cada tipo de usuario: residencial, industrial y comercial. Actualmente existen tarifas diferenciadas, de acuerdo con cada empresa de distribución, según su eficiencia, la cantidad de usuarios y redes, entre otros argumentos.

    Adicionalmente, el Ministro explicó que se consolidará en uno solo todos los subsidios que existen en el sector eléctrico. Hoy, existen subsidios como la tarifa de la dignidad, el descuento a las personas de la tercera edad, la exoneración del cobro a los afectados del volcán Tungurahua, entre otros. También se busca establecer una sola empresa de generación, transmisión y distribución. Pero esto no se contempla en el proyecto de la Ley sino como una política de Estado.

    «El proyecto dice que tengamos empresas públicas para el servicio. Pero como política, consideramos que solo tiene que haber una empresa pública para generación, transmisión y distribución. Pero eso hay que debatir y discutir».

    El presidente de la Comisión de Desarrollo Económico, Juan Carlos Cassinelli, indicó que los criterios vertidos serán analizados por los comisionados y en el caso de haber inquietudes se convocará nuevamente a las autoridades eléctricas.

  • El aumento de la tarifa eléctrica sorprende a la industria

    Redacción quito

    La aprobación del incremento en las tarifas de energía eléctrica tomó por sorpresa al sector industrial del país, así como el anuncio de parte del Régimen de que el hecho no impactará en sus costos finales de producción.

    La consternación fue aún mayor luego de que durante los últimos años el Régimen ha insistido en el discurso de que la construcción de las ocho nuevas centrales hidroeléctricas traería como beneficio un costo de la energía menor, que promovería la competitividad de los sectores productivos del Ecuador respecto de los países vecinos.

    Mediante resolución 041/14 del Directorio del 30 de abril pasado, el Consejo Nacional de Electricidad (Conelec), presidido por el Ministro de Electricidad, Esteban Albornoz, aprobó aumentar la tarifa eléctrica para el sector comercial e industrial en USD 0,02.

    ¿Cuál es el impacto real de este incremento? Tanto autoridades como actores industrial lanzan solo proyecciones.

    Según el pliego tarifario vigente hasta antes del alza, la tarifa para los industriales oscilaba entre USD 0,041 y 0,084 de acuerdo con su nivel de consumo y con el horario en que consumen la energía. Pese a que este Semanario pidió al Conelec y al Ministerio de Electricidad una explicación detallada de cuál sería el impacto de la tarifa para cada uno de los sectores productivos, hasta el cierre de esta edición no se obtuvo respuesta.

    A través de comunicados y pronunciamientos, la autoridad ha señado que solo se incrementará la tarifa y no el componente fijo de la demanda por reserva de potencia energética, que también pesa en la planilla industrial.

    Por ello, el Conelec señala que para los clientes industriales «la energía eléctrica es marginal en la estructura de costos de producción y varía entre 1% y 5% según el tipo de industria».

    El organismo agrega que en el ámbito regional, la tarifa industrial en el Ecuador se encuentra en niveles inferiores a sus equivalentes de Perú y Colombia, que se ubican entre 10 y 18 centavos por kilovatio-hora, y es la más baja de la región. Pero para los industriales, las versiones de un bajo impacto no son reales. Según cálculos de la Cámara de Comercio de Quito, la industria pagaría anualmente cerca de USD 100 millones adicionales por el incremento de tarifa.

    Los 2 centavos del aumento se traducirán en un incremento de alrededor del 30% coinciden los industriales.

    Dentro del sector textilero y de procesamiento de alimentos aún es difícil hacer un cálculo real hasta no recibir la planilla en el mes de junio. Ello, debido a que aún no se han hecho públicos los nuevos pliegos donde están todas la variables de cálculos pese a tener dos semanas de aprobada el alza.