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  • Ellos diseñan el entorno digital de empresas

    Redacción Guayaquil

    En la construcción, la ingeniería realiza los procedimientos técnicos necesarios para la resistencia y estabilidad de una edificación. En cambio, la arquitectura se encarga de diseñar y distribuir los espacios, en base a las necesidades del propietario.

    En la creación de interfaces multimedia sucede algo parecido. Para el desarrollo de páginas web, aplicaciones móviles, software… es necesario un ‘arquitecto’ que realice prototipos funcionales basados en el objetivo de una empresa. Así lo explica el guayaquileño Francisco Córdova, gerente general en el país de Amable. Esta firma se dedica a la investigación, evaluación, diseño y desarrollo de estrategias de servicios digitales. «Se resume, básicamente, en la arquitectura de la información», asegura.

    En Ecuador, la firma funciona en el centro de Guayaquil, como una filial de su homónima con sede en Chile.

    En ese país, la firma surgió en el 2004. Luego, en el 2010, llegó a Ecuador cuando Córdova decidió representar a la empresa, luego de una reunión con los propietarios chilenos, que buscaban socios ecuatorianos.

    Córdova dice que lo más difícil al ingresar al mercado fue lograr que la gente identifique la necesidad de sus servicios. Estos logran -dice- tres objetivos principales: aumentar las ventas; bajar los costos; y fidelizar a los clientes de una empresa o marca.

    Amable comenzó en Ecuador con un capital de USD 25 000. Al inicio, funcionaba en el país como un canal comercial, con solo una persona. En el 2011, su facturación fue de USD 100 000. La demanda fue creciendo y hoy, el personal está compuesto por 10 personas. Hoy también tiene un canal comercial en Quito. El año pasado, su facturación fue de USD 200 000 y para este año, la proyección es que la cifra crezca en un 50%.

    Su cartera de clientes está compuesta por unas 10 referencias, principalmente del sector bancario. Por ejemplo, Banco de Guayaquil, Banco Internacional, Banco del Pacífico, Diners y Cooperativa 29 de Octubre.

    Javier Castillo es gerente nacional de Mercadeo de Banco del Pacífico. Él indica que contratan los servicios de Amable desde hace aproximadamente un año y resalta los resultados positivos de la intervención estratégica realizada por la firma. Castillo agrega que Amable les ofrece soporte a los canales electrónicos del banco, desde el Bancomático hasta el Intermático, «cualquier interacción en la que el cliente deba contactar al banco».Agrega que gracias a sus servicios, han mejorado la interacción con los clientes. «Hemos visto mejoras importantes con cada una de las interfaces, o cada una de las plataformas tecnológicas que ofrecemos».

    Otros clientes de la firma son Telefónica Movistar y Comandato. También lo son instituciones sin fines de lucro como el Teatro Centro de Arte y la Fundación Filarmónica Casa de la Música.

    Amable está compuesta por dos áreas. Una, de estrategias y estudios, dirigida por un psicólogo. Otra, de arquitectura de la información, conformada por diseñadores industriales.

    Ambas trabajan -explica Córdova- en lo que se denomina «ergonomía cognitiva», es decir en lograr que los sistemas tecnológicos empaten con los mapas mentales de los seres humanos.USD 100 000 facturó el año pasado esta firma.

  • Byron Rojas: un innovador de la tecnología

    Redacción Guayaquil

    La pasión por crear e innovar lo llevaron a abandonar su primer empleo en plena crisis bancaria en el Ecuador. A finales de 1999, con una hija de 6 meses y una ­esposa por cuidar, se aventuró a plasmar su primera idea: un dispositivo que pudiera interpretar el lenguaje de los terminales de venta, y transmitir datos mediante la tecnología CDPD (red que se usaba para Internet).

    Así, a sus 29 años, con una pequeña oficina, un osciloscopio, una computadora y muchas ideas, Byron Rojas (Guayaquil, 1970) creó, en su ciudad natal, Barrick, su primera empresa.

    Este emprendedor actualmente tiene su segunda empresa y continúa creando soluciones tecnológicas que han sido exportadas a empresas en Venezuela, Brasil, Costa Rica, entre otros países, y adquiridas por diversas multinacionales.

    Todo empezó cuando Rojas, un ingeniero eléctrico graduado en 1985 en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), se encontraba en un hotel en Campinas (Brasil). Allí evidenció que en el mercado internacional -de aquella época- no se habían desarrollado productos con conexiones inalámbricas de datos para cajeros automáticos, DataFast (un aparato que funciona como un punto de pago y enlace para tarjetas) y medidores eléctricos… Entonces, supo que era el momento de enfocarse en lo que siempre quiso: crear tecnología.

    Un año después lo logró. Creó un dispositivo electrónico que permite que los aparatos conocidos como DataFast se conectaran de forma inalámbrica a la base de datos de la entidad financiera.

    En ese tiempo, la conexión era mediante una línea telefónica que normalmente estaba ocupada. Aunque este invento no logró llenar las expectativas de Rojas, se vendieron 500 de estos aparatos en Ecuador y en Venezuela.

    Ricardo Berrezueta fue su profesor de Control Electrónico e Industrial en la Espol y recuerda ese episodio en la vida de Rojas: «Fue una idea revolucionaria».

    Él recuerda a Rojas como un alumno callado. Cuando hablaba -comenta- lo hacía para formular preguntas que resultaban oportunas para toda la clase. «Es de esas personas que mete la cabeza en algo y no la saca hasta lograr lo que quiere», agrega el catedrático.

    La perseverancia de Rojas queda en evidencia cada vez que relata cómo desarrolló alguna de las innovaciones. «Cuando empecé a trabajar en la creación de los dispositivos, pensaba que todo se podía hacer fácil y rápido. Luego, me di cuenta de que debía prepararme y pasaba leyendo libros, manuales que descargaba de Internet y experimentando con prototipos».

    Rojas cree que una de sus habilidades es identificar oportunidades. Así, mientras perfeccionaba un dispositivo para medidores eléctricos, diseñó en una semana un sensor de movimiento para marcar el número de pasajeros en los buses, que usaban la misma tecnología que el DataFast. Antes, había llamado a un dirigente de la Cooperativa de Transportes La Garzota, para ofrecerle el dispositivo. En el 2005, los buses urbanos reemplazaron a los torniquetes por estos sensores. Después de importar las piezas, elaboró unos 1 000.

    La tecnología, la electrónica y la música son sus aficiones. Para él, crear tecnología es parte de un proceso creativo y la música lo ayudó. Mientras trabajaba en su tesis de grado, en el año 1995 fue parte de Hábitat, una banda de pop-rock que formó con sus amigos de barrio de la ciudadela Paraíso. Allí, él tocaba el bajo en los conciertos que ofrecía la banda en un bar de Urdesa (norte de Guayaquil). Todos los jueves, viernes y sábados entonaban canciones de los años 80 y 90 hasta las 03:00. «Si no hubiese sido ingeniero, sería músico», afirma.

    Mensualmente se reúne con sus ‘viejos amigos’ a tocar en su casa, en donde tiene una batería que comparte con sus tres hijos. Su tiempo libre lo dedica a ellos; normalmente, para practicar las clases de matemáticas e inglés.

    EasyMetering es la segunda empresa que fundó en el 2010 y en la que tiene siete colaboradores. La firma desarrolla aplicaciones tecnológicas y tiene oficinas en Lima (Perú) y en el Research & Development Park, un parque de investigación de la Florida Atlantic University, en Miami (Estados Unidos).

    En julio de este año, vendió a la firma alemana Elster Solutions, una empresa que compite en el mercado de proveedores internacionales de medidores, un dispositivo que se incorpora a los contadores eléctricos y por el cual se emiten datos de manera inalámbrica.

    Versiones anteriores de esta solución son usados por los medidores industriales de las empresas eléctricas de Ambato, Regional CNEL de Milagro y El Oro.

    A sus invenciones se suma una máquina expendedora de recargas electrónicas que diseñó el año pasado. Elaboró siete y para este mes tiene previsto poner otras 100 en el mercado.

    Uno de sus socios, Pablo Duque, lo define como una persona responsable. «Siempre tiene ideas; proyectos que quiere hacer». Él lo conoce hace 15 años.

    No todo ha sido satisfactorio para Rojas. Los proyectos que diseñó con Barrick le dejaron deudas. En el 2008, cuando intentó retomar su proyecto de DataFast invirtió USD 50 000, pero los diseños no funcionaron. Otro proyecto similar al de los medidores falló.

    Pese a ello, Rojas cree que lo esencial es seguir intentando y no desmayar. «Pensamos que todo ya está hecho, pero siempre se puede hacer algo nuevo», dice.

    Durante una reunión en Brasil, antes de formar su empresa, este emprendedor compartió con otros ingenieros de Japón, Corea, Estados Unidos y Alemania. Mientras le contaban sus ideas se dio cuenta de que sus conocimientos estaban al mismo nivel. Ese capítulo de su vida lo recuerda cada vez que alguien le dice que no se puede crear tecnología en Ecuador.

    Su esposa Tania Espinoza recuerda que muchas veces lloró y cada vez que lo veía trabajar se preguntaba si todo el esfuerzo valdría la pena. «Yo leía los clasificados en el periódico y señalaba trabajos para él. Pero Byron no desmayaba, decía que ya tenía trabajo», recuerda.

    En cinco años aspira a que sus empresas vendan productos a escala mundial y que sigan dando valor agregado a las nuevas tecnologías. En su oficina, rodeado de máquinas y medidores, él continúa creando e innovando con la tecnología.

    El valor agregado y el aporte a la tecnología
    Inicios. En 1996 trabajó en el diseño de dispositivos con tecnología CDPD. Que luego adaptaría a la tecnología GSM.

    Software. Las tarjetas electrónicas son diseñadas para medidores de las marcas Elster Solutions y General Electric.

    Empresas. Barrick y EasyMetering. Y otros proyectos.

    LA FRASE:

    «Cada fracaso me permitió perfeccionar una idea. Yo quería crear tecnología y Cuando fallaba me llenaba de más ganas y dedicación».

  • La robótica es un ámbito que se destaca en la investigación

    La innovación tecnológica y los proyectos de investigación en la UTA se incrementaron en los últimos dos años. Ante el proceso de acreditación, las facultades han tomado acciones encaminadas al desarrollo de proyectos.

    La Facultad de Ingeniería en Sistemas, Electrónica e Industrial, por ejemplo, es una de las más emblemáticas. En 1991, se estructuró como Facultad y luego incorporó carreras como la de Ingeniería Electrónica y Comunicaciones.

    Para la gestión de proyectos de investigación, la facultad cuenta hace tres años con profesores del programa Prometeo. Actualmente son cinco los catedráticos extranjeros con título de PhD, que trabajan dentro de núcleos de investigación. Estos se complementan con docentes locales y estudiantes, quienes planifican y desarrollan un proyecto cada semestre.

    Así se diseñó una silla construida con componentes robóticos, que se controla mediante las ondas cerebrales o con un sistema de control de movimiento.

    El alumno José Varela presentó, como tesis de grado, la creación de la caja de circuitos que controla el movimiento y posición de la silla. Es un sistema que utiliza un algoritmo de control que permite ajustar los valores como peso, posición y altura de quien va a utilizar la silla.

    Varela explica que el proyecto está enmarcado dentro de la Robótica de Asistencia, que brinda soluciones tecnológicas a las personas con discapacidad. «El objetivo es facilitar el libre desplazamiento y las herramientas para que sea independiente en el movimiento».

    Para su manejo y control, hay dos alternativas. Una de ellas es un casco neuronal, con 16 electrodos que van en la cabeza. Estos electrodos envían señales mediante Wi-Fi al programa instalado en la computadora, que procesa estas señales y permite el movimiento de la silla.

    Para eso, quien lo utilice requiere un nivel básico de concentración para controlar la movilidad. Varela señala que es necesario un ligero entrenamiento para dominar los comandos de dirección.

    La otra alternativa es mediante el sensor de movimiento para videojuegos llamado Kinect. Este sensor posee cámaras y detectores de proximidad. «El accesorio realiza un escaneo a la persona para determinar su altura y contextura corporal. Cada persona es única».

    La posibilidad de seguir a una persona mientras camina haciendo compras o ayudar a las enfermeras en el traslado de los pacientes a sus habitaciones son las aplicaciones que tendrá este robot.

    Varela señala que se quedará en la facultad para que los estudiantes puedan perfeccionarlo. Actualmente existen 19 laboratorios dotados de implementos como osciloscopios e implementos para el ensamble de robots. También existe un Club de Robótica, que genera proyectos cada semestre como parte de su formación académica.16 300 alumnos tiene la Universidad Técnica de Ambato en sus campus.

  • Empresas turcas buscan negocios en el Ecuador

    Una delegación de 20 ejecutivos de empresas turcas del sector eléctrico y electrónico mantuvo, el pasado 17 de noviembre, una rueda de negocios con empresarios ecuatorianos.

    La delegación forma parte de la Asociación de Exportadores de Electricidad, Electrónica y Servicios de Turquía, un grupo que integra 6 500 compañías y que genera un volumen de exportaciones de USD 13 000 anuales.

    Fatih Kemal, director de la Asociación, manifestó que se trata de la primera visita de empresarios de esas ramas. «Nos interesa fomentar un intercambio; tenemos mucho interés en el sector de la línea blanca, por ejemplo», manifestó.

    El intercambio comercial entre Ecuador y Turquía todavía es marginal. Turquía importa principalmente productos agrícolas, sobre todo banano. Según la Oficina Comercial de Ecuador en Turquía, alrededor de 85% del banano que consume ese país es ecuatoriano.

    El embajador de Turquía en Ecuador, Korkut Güngen, destacó que con las negociaciones que mantiene el país para lograr un acuerdo con la Unión Europea (UE), «ayudará a profundizar esta relación«, entre ambas naciones.

    De acuerdo con cifras del Banco Central, entre enero y mayo del 2014, Ecuador exportó USD 73,4 millones en banano al mercado turco. Otros rubros que se exportan son atún y camarón, aunque en cantidades pequeñas.

    La delegación turca que arribó al país también representa al sector de la construcción. El Embajador turco sostuvo que su país es considerado una potencia en esa área. Manifestó que 42 de las 250 empresas más importantes de la construcción en el mundo son turcas.

    En septiembre del 2013, Ecuador y Turquía firmaron un acuerdo para fomentar el intercambio comercial.