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  • El incentivo perfecto en la empresa

    Mariana Maldonado (I) El Universal de México (GDA)

    Para mantener a empleados motivados, una empresa no solo necesita conocer a sus colaboradores, ofrecerles un plan de carrera a largo plazo y practicar una constante retroalimentación.

    Una compañía, ya sea grande o pequeña, necesita mantener a sus empleados, en sentido figurado, corriendo detrás de la ‘zanahoria correcta’. Suena lógico, si partimos de que todos actuamos persiguiendo motivaciones y es un hecho que trabajamos mejor si tenemos aquellas que nos hacen mover.

    «Las empresas son románticas e ingenuas al pensar que sus empleados van a abrazar el emblema de la organización. Eso no va a pasar. Ellos no van a hacer algo por esta, solo porque son sus empleados. Así no funciona la gente. Hay que entender qué es lo que a esa persona le importa y dárselo; así, esa persona va a hacer lo que la empresa quiera con tal de conseguirlo», explica Alberto Álvarez Morphy, director de IncentivAction, una consultoría especializada en desarrollar programas de incentivos para empresas.

    Para llegar a plantear las motivaciones efectivas para que los colaboradores trabajen mejor, las empresas necesitan no empezar a regalar viajes al Caribe todo pagado, no regalar bonos unas veces sí y otras no, sino que las organizaciones necesitan implementar programas de incentivos y recompensas.

    Programas, es decir, incentivos sistematizados, entregados con estricto orden y no otorgados al azar. Es necesario que existan reglas claras que enseñen a los empleados la manera en la que deben actuar para ganar estas recompensas.

    «Deben haber reglas cristalinamente claras para todo el mundo, ya que así sabe qué esperar y por qué esperar, entonces cuando alguien gana todos saben por qué ganó, ya no hay el ganó porque ‘es el favorito del jefe’, porque la razón está a la vista de todos», explica Álvarez Morphy. Este tipo de programas ayudan a mejorar el desempeño de una organización y a cambiar su cultura, ya que les enseña a sus integrantes a hacer las cosas diferentes, explica el especialista.

    Pero antes de pensar en este programa como en un conjunto, hay que empezar por atender los detalles.

    ¿Qué le importa a los empleados? La primera idea que se viene a la mente es: ¡Billetes! ¡Dinero! Y en parte es verdad pero tampoco es un absoluto.

    La American Compensation Association encontró que los programas de recompensa que no ofrecen dinero en efectivo alcanzaron tres veces más un retorno de inversión que aquellos que estaban basados en recompensas en efectivo.

    Dinero, vales, cenas con el director de la empresa, agradecimientos públicos, viajes, días libres, cupones, tarjetas de regalo. Primero, hay que averiguar qué es lo que ellos quieren.

    «Encuestas, entrevistas y cajas en las que coloquen sugerencias son excelentes maneras de recopilar información acerca de lo que entusiasma a tus empleados como grupo y lo que los satisface de manera personal. Ya sea que se trate de un ‘muchas gracias’, tarjetas de regalo o días libres. Encaja las recompensas que piensas dar con los deseos reales de tus empleados», sugiere la guía ‘Ten Incentive Essentials: A survival guide for employee rewards and recognition planners’.

    En ciertos casos, un programa de incentivos necesita aplicarse de emergencia en algunas empresas, si estas quieren mantener motivados a sus empleados.

    El estudio ‘Incentives, Motivation and Workplace Performance: Research and Best Practices’ dice que estos momentos son: cuando el desempeño en una labor específica es inadecuado; cuando la causa de este mal desempeño es la motivación; cuando el tipo y el nivel de rendimiento deseado se pueden cuantificar y cuando la meta a lograr es retadora.

    Pero, ¿funcionan? La respuesta es sí e incrementan los resultados.

    El estudio elaborado por The Incentive Research Foundation, el cual buscó medir el impacto que tienen los incentivos tangibles (el dinero y las recompensas), en la forma de trabajar, demostró que estos pueden incrementar «dramáticamente» el desempeño laboral en un promedio de 22%, si son seleccionados, implementados y monitoreados bien.

    Además, si se realizan correctamente, estos programas tienen éxito.

    Según este mismo análisis, 57% de los casos estudiados o alcanzaron los objetivos deseados o los sobrepasaron.

    Un informe adicional Más opciones de incentivos.  Un estudio del World at Work Journal titulado ‘Designing Incentive Plans: New Insights from Academic Research’ señala dos elementos fundamentales que hacen a un programa de incentivos efectivo. Primero, que exista una evaluación eficiente y que realmente analice el desempeño real de los colaboradores. Segundo, que exista una relación entre esta evaluación y las recompensas para que se pueda medir.

    ¿Cómo lograrlo? La primera opción es la más importante, ya que una buena evaluación genera retroalimentación y compromiso por parte del colaborador con la empresa. Para lograrla es esencial incluir qué es lo que el empleado puede controlar y qué es lo no está en sus manos cambiar, ya que muchas veces si se hace mal, este puede salir mal evaluado por factores externos.

  • Un ‘mal empleado’ a lo mejor necesita dormir más

    La Nación de Costa Rica (I) Grupo de Diarios América (GDA)

    No rinde igual que sus compañeros. Una tarea que usualmente podría hacerse en 10 minutos, a él le toma 40. Está irritable, sensible, pasa bostezando todo el tiempo, no presta atención a las instrucciones y le cuesta tomar decisiones. Muchos jefes lo calificarían de un mal trabajador, aunque probablemente su desempeño mejoraría sustancialmente si tan solo pudiera dormir la cantidad necesaria de horas y con sueño de calidad.

    Una caída en el rendimiento laboral es de las principales consecuencias de los trastornos del sueño, tema que fue abordado en la Universidad de Iberoamérica (Unibe).

    «Si estamos con somnolencia, no solo vamos a estar más cansados -y con fatiga, si se trata de algo crónico- sino que también nuestros reflejos disminuyen. nuestro estado de alerta baja en un 30%, se pueden sufrir cambios en el estado de ánimo y, lo que es peor, podemos caer en períodos cortos de sueño», enumeró Lilliana Estrada, especialista en el tema.

    Esta condición de somnolencia es diferente según el tipo de trabajo. «En una oficina, podemos quedarnos dormidos sin más consecuencia física que golpearnos contra la computadora, pero esto nos podría llevar a un despido», añadió Estrada. Sin embargo, en el caso de peones agrícolas, trabajadores de maquila o choferes de bus, esto podría poner en riesgo su vida y la de otras personas.

    Según los especialistas, los problemas más serios se dan en personas con horarios alternos de trabajo, que una semana laboran de día y a la siguiente de noche, y así sucesivamente. Es algo muy difícil, porque estas personas pasan constantemente en un estado similar al del ‘jet lag’ (síndrome de descompensación horaria). «Para ellos, los consejos no son válidos, porque su horario no es fijo. La situación podría empeorar cuando les toca el turno nocturno, pues la calidad de sueño es mejor de noche», aseguró el estadounidense Daniel Skenderian.

    La falta de sueño reparador promueve la depresión, el sobrepeso, las alteraciones cardiovasculares, deteriora la memoria y hasta la voluntad de ejercitarse.

    Un 30% puede disminuir el estado de alerta de una persona por la falta de sueño.

  • ‘El ser humano nació para ser emprendedor, no empleado’

    Miguel Rivadeneira y Gonzalo Ruiz álvarez (I)

    A las 19:00 de este 1 de diciembre, en el programa ‘El Personaje’ de Ecuadoradio (Radio Platinum FM), César Alarcón Costta comparte su experiencia emprendedora.

    ¿Cómo se vincula e impulsa el emprendimiento?

    Luego de graduarme en Jurisprudencia en la Universidad Central, opté por el ámbito del emprendimiento antes que en el ejercicio de la abogacía mismo, con el objeto de estimular la microempresa. El 60% de la PEA vivía en torno a una microempresa en los 80, 90 y comienzos de este siglo, ahora dicen que está en el 46%. Al comienzo decíamos microempresario y con el pasar del tiempo vimos que era un término equivocado. Micro por el tamaño de un negocio, pero el emprendimiento puede ser monumental y empezamos a usar emprendedor. El ser humano nació para emprender, para ser emprendedor y no para empleado.

    ¿En qué empresas ha emprendido?

    Lo que hicimos fue emprender en la comunicación; al inicio con la radio que se llamaba Quitumbe y hace 10 años, el canal RTU (Radio y Televisión Unida).

    ¿Contamos la historia desde la visión de los perdedores?

    Nosotros frente a la adversidad nos inclinamos por el victimismo a objeto de provocar compasión y claro nos vamos quedando. Este es el cambio mental que debemos propiciar, no es un problema de enfrentarnos entre ecuatorianos. La historia es muy importante para levantar los paradigmas positivos. Esto tenemos que cultivar. No la queja sino la dignidad.

    ¿Usted fue dirigente estudiantil en el colegio y en la universidad?

    Fui presidente del Consejo Estudiantil del Colegio Mejía y luego en la Universidad Central, presidente de la FEUE.

    ¿Los jóvenes tienen que ser rebeldes o tienen que arrodillarse ante el poder?

    No. La juventud por naturaleza tiene que ser y seguir siendo rebelde, porque tiene que crear, emprender, confluir y no puede someterse a lo existente. Quien le da valor histórico al Ecuador en la segunda mitad del siglo XIX es (Juan) Montalvo, porque hace ver que el pueblo ecuatoriano no se resigna y aunque por momentos baje la voz, o baje el tono, pero el pueblo en esencia es un pueblo que se levanta y eso es lo que transmite Montalvo.

    ¿Dónde nace su vinculación con la escritura y la literatura?

    Nací en Guaranda en una emisora; mis papás fundaron la primera emisora de la provincia de Bolívar, que se llamaba radio Interandina, la Voz de Bolívar y que funcionaba en la misma casa. En esa época había un ‘folletito’ del Ministerio de Educación que se llamaba 100 autores ecuatorianos; ahí había perfiles bibliográficos de los personajes de ese entonces, y ahí es donde me nació la inquietud por ir recopilando microbiografías.