Etiqueta: estilo

  • Jugos naturales para un estilo de vida saludable

    Priscilla Alvarado

    Redacción Guayaquil. (I)

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    La oportunidad de explotar un mercado que aún no estaba maduro en la provincia de Los Ríos fue lo que motivó a Jenniffer Chora a emprender su negocio de bebidas vegetales hace unos cinco años.

    Oway Ecuador salió al mercado en diciembre del 2014 con una inversión inicial de USD 8 000 y bajo el concepto de una marca paraguas. Esto quiere decir, que sería una firma que aglutinaría diferentes subsegmentos o productos, con el fin de aprovechar un activo principal de la empresa: el nombre principal.

    El deseo por crear una línea alimenticia que mejorara la calidad de vida de las personas nació en las aulas de la carrera de Emprendedores de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil.

    Oway comenzó con un catálogo que ofrecía paquetes de jugos orgánicos naturales a base de frutas y verduras prensados en frío. Estos productos se enfocaron en estimular la eliminación de toxinas y formar parte de la dieta de las personas con un aporte de vitaminas y nutrientes.

    La pequeña empresa apuntó a reforzar la tendencia ‘to go’ (para llevar). Esta forma de comercializar es la más utilizada por las cadenas o locales de comida rápida. Sin embargo, en el estudio de mercado que hizo Oway antes de salir se observó que el consumidor demanda alternativas saludables para poder tomar alimentos frescos y naturales, con la misma rapidez y facilidad que el resto.

    Por esta razón, partió con la idea de facilitar que cualquier persona tenga la posibilidad de consumir sus productos, “esté donde esté”.

    En la actualidad, la marca cuenta con una variedad de estos jugos; así como también leches vegetales saborizadas. Desde hace un año lanzó los panes de banano bajo el nombre de Bananoway y recientemente los Owaypots, que son postres para llevar.

    El negocio domiciliado en Babahoyo desarrolló, desde febrero, la línea Oway Food. Este segmento consiste en dar asesoría nutricional y dietas saludables a domicilio con planes de 10 a 20 días.

    Según Chora, el valor agregado del negocio radica en el talento humano que lo conforma. El equipo de trabajo está conformado por un ingeniero industrial que se encarga de velar por la calidad de los jugos y alimentos, y una nutricionista que valora las porciones y contenido de los productos. Además, la CEO y dueña es Health Coach, hace poco más de un año.

    Esto, destaca, es el punto dinamizador para que el negocio gane más clientes y se coloque en la ‘retina’ de los consumidores.

    María García es productora de piña, naranja y toronja en Babahoyo. La mujer cuenta que trabaja con Oway desde sus inicios. “La ventaja de trabajar con gente joven es que son personas comprometidas y muy cumplidas”.

    Oway creció significativamente dentro del mercado durante los últimos años. Actualmente, sus productos están en gimnasios y tiendas saludables en la provincia de Los Ríos y en Guayaquil. La distribución también tiene alcance en Cuenca, Machala y Quito.

    La microempresa trabaja con 12 personas que colaboran en la producción, distribución y administración del negocio.

    Farih Rodríguez conoció de la marca por recomendación de una amiga. Tiene cinco años consumiendo las bebidas de vegetales, sobre todo, los paquetes de desintoxicación. “La calidad es muy buena. Me gusta como se ha pensado en cada detalle. Es una salida de escape saludable con productos frescos, de buen sabor y a buen precio”.

    Los costos de las bebidas, productos y planes de alimentación de Oway van desde USD 3 hasta 90. Pamela Falconí, de la tienda Natura Land en Babahoyo, señala que el fortalecimiento de hábitos de consumo de estos productos en el cantón se ha afianzado con la presencia de esta marca. “Es una alternativa bien pensada, que no está dirigida a un solo grupo de edad sino a todas las personas”.

    El negocio, que factura unos USD 5 250 al mes, espera expandirse a escala nacional e internacionalizarse. Ya piensa en EE.UU.

    Jenniffer Chora se encarga de supervisar el equipo de trabajo de su emprendimiento Oway Ecuador. Sus jugos se distribuyen en cinco ciudades.
    Jenniffer Chora se encarga de supervisar el equipo de trabajo de su emprendimiento Oway Ecuador. Sus jugos se distribuyen en cinco ciudades. Foto: Cortesía
  • El estilo de una oficina debe crear armonía al usuario

    Redacción Cuenca

    (I)

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    Las oficinas deben ser más amigables con los usuarios independientemente de la empresa o tipo de negocio.

    Para el diseño y la decoración no existe una tendencia definida, más bien una nueva forma de entender al lugar de trabajo para tener un espacio relajado, dice el diseñador, Diego Balarezo.

    “Está en boga la personalización de las oficinas. Hay quienes querrán una oficina ejecutiva clásica y otros un espacio moderno”.

    Pero él da sus recomendaciones como la importancia para la luz y el uso de los colores para no generar caos y que los muebles y accesorios no sean extraños al estilo del lugar.

    Balarezo aconseja que las paredes, pisos y cielos rasos tengan tonalidades neutras como blanco, gris o terracotas y que el mobiliario aporte con el contraste al tener colores vivos como el rojo mediante los tapices.

    Para el mobiliario, dice Balarezo, la madera, vidrio y acero inoxidable son los más usados. También, está de moda reutilizar elementos del pasado para adornar un espacio moderno.

    El profesor de Diseño de la Universidad del Azuay se refiere a escritorios, sillas, radios antiguos… “Calzan perfectamente”.

    Según él, en el diseño de oficinas es importante considerar la funcionalidad. Hay que pensar en los espacios de circulación, que sea un lugar inclusivo para personas con capacidades especiales y que no existan barreras visuales. Además, el mobiliario debe cumplir más de una función.

    El Vicerrectorado de la Universidad del Azuay integra la oficina con un espacio para reuniones al aire libre.
    El Vicerrectorado de la Universidad del Azuay integra la oficina con un espacio para reuniones al aire libre. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
  • El estilo bohemio y el buen café son parte de su oferta

    Cristina Marquez

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    El estilo romántico y tranquilo de París inspiró el diseño y el menú de una cafetería riobambeña con una propuesta gastronómica novedosa. El café preparado en varias formas sobresale en el menú, también hay postres y frapés.

    El emprendimiento surgió cuando Carlos Maigua y su esposa Rieko Oiso, oriunda de Tokio, Japón, buscaban un sitio tranquilo para pasar la tarde y conversar en Riobamba, una ciudad a la que acababan de mudarse por trabajo.

    “Notamos que no había cafeterías de este estilo. Mientras que en Japón esos sitios son muy populares, así que decidimos emprender”, recuerda Rieko.

    Eso ocurrió en el año 2014. Los esposos invirtieron USD 10 000 en la adecuación de un local y en la adquisición de materias primas,

    Buscar un buen café que se diferenciara de los demás fue el primer desafío, pero lo encontraron en Loja, ciudad natal de Carlos. Ganar la confianza de los clientes y posicionar la marca de la cafetería fue la siguiente prioridad.

    “No fue necesaria la publicidad. Cuando la gente veía nuestra presentación y los empaques novedosos de los frapés venían a preguntar qué era eso que lucía tan bonito”, cuenta Maigua.
    De hecho, los frapés de café, caramelo, frutas y té verde se convirtieron en el producto estrella de la pequeña cafetería. Los sabores originales y la decoración en un envase plástico los convirtió en los favoritos de los jóvenes.

    Para inicios del 2015 el negocio se volvió tan popular que el espacio resultó pequeño, por lo que fue necesaria una expansión. Nuevos platillos se sumaron al menú, incluyendo desayunos saludables hechos con frutas frescas, pan ligero y un buen café caliente. También se ofrecen pasteles.

    “Me encanta pasar el tiempo en esta cafetería. Llegué atraído por el olor del café, y se volvió mi favorita porque tienen postres fuera de lo común ideales para una tarde fría en Riobamba”, cuenta Francisco Jaramillo, un cliente.

    Una receta popular en Japón inspiró a los emprendedores a ampliar su negocio. Así nació la Crepería del Mediodía.

    Mientras la forma convencional de servirlas era en un plato, en Japón también se vendían en forma de conos. Eso facilitaba comerlas al caminar o en el interior del restaurante acompañadas de una taza de café o chocolate.

    “Notamos que las crepes que vendían en otros sitios eran demasiado caras. Nos propusimos crear nuevas crepes a precios asequibles para todos”, cuenta Rieko.

    Las crepes cuestan entre USD 1,40 y 4,60, por lo que rápidamente ganaron la atención del público joven, especialmente de los estudiantes que salen de los colegios en la tarde para pasear por la avenida Daniel León Borja.

    Solo cuatro meses después el éxito fue tan grande, que se motivaron a abrir una sucursal en el Paseo Shopping. Hoy cuentan con ocho locales en Guayaquil, Durán, Quito, Latacunga y Ambato.

    A mediano plazo esperan llegar a más ciudades. Sin embargo, el pequeño local que alberga al Café París no crecerá a pesar del éxito.

    “A esta cafetería le tenemos mucho amor. La crepería crecerá hasta llegar a todas las ciudades del país, pero el Café París siempre será ese pequeño lugar tranquilo donde puedes conversar”.

    Algunos datos

    Facturación. En promedio, el Café París factura USD 12 000 mensuales y atienen a unos 200 clientes diarios.

    Personal. 40 personas trabajan en el Café París y en los ocho locales de la crepería del Mediodía.

    Precios. Postres y frapés a precios asequibles son parte de la estrategia del negocio. Cuestan entre USD 0,50 y 5.

    Diseño. El estilo ‘chic industrial’ predomina en los locales. Rieko Oiso diseñó y decoró.

    Rieko Oiso y Carlos Maigua son los propietarios del Café París y la Crepería del Mediodía. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    Rieko Oiso y Carlos Maigua son los propietarios del Café París y la Crepería del Mediodía. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Hamacas con estilo y personalizadas

    José Luis Rosales

    Contenido intercultural

    La fabricación de hamacas, con hilos de algodón y diseños personalizados, es la nueva propuesta de la empresa Aly Textiles, de Otavalo.

    La firma, que tiene como socios a cuatro integrantes de la familia Lema, de la comunidad indígena de Peguche, se dedica a la confección de estas camas colgantes. Estas tienen una creciente demanda, especialmente en la Costa y por parte de turistas extranjeros.

    La planta, que abarca un área de 885 metros cuadrados (m2), opera desde febrero del 2017.
    La idea de aliarse para aprovechar el potencial que tiene cada uno de los socios surgió hace tres años, recuerda Reymi Lema, presidente de esta firma. Sin embargo, reconoce que por la especialidad que domina cada artesano, no fue un camino sencillo.

    Efraín Lema se dedica a la fabricación de cobijas de hilo acrílico; su hermana, Florinda, produce el cordón para las hamacas. Los dos heredaron la vocación textil de su padre, César, uno de los más famosos tejedores de la localidad.

    Mientras que David y Reymi, hijos de Efraín, se dedican a la confección de bolsos y de ponchos, respectivamente.

    Tras dos años de preparativos lograron instalar esta fábrica de producción de hamacas, algunas con diseños preincásicos. “Todavía es un mercado que falta ser explotado”, asegura Reymi.

    Está equipada con siete telares mecánicos, en los que se produce 120 unidades al día.
    Los aparatos se adquirieron de medio uso a una empresa proveedora de hilos, en Quito. Mientras que la urdidora, que permite la preparación de una diversa gama de hilos, la trajeron de Colombia.

    Entre las innovaciones está el reemplazo del hilo acrílico por el de algodón, que aseguran brinda una contextura más fresca. Incluso, las máquinas están calibradas para el grosor y textura de la fibra.

    Además, los lienzos que se elaboran en estos artefactos son más anchos, miden 3,50 metros. Los más comunes son de 1,62 m. En el plantel textil, actualmente, laboran tres personas, además de los socios que colaboran en los procesos de fabricación.

    Textiles Aly crece paulatinamente. Reymi Lema, ingeniero en Producción Industrial de profesión, asegura que han ido evolucionando de acuerdo con las exigencias del mercado. “Ahora tenemos muchos pedidos de diseños personalizados, con letras”.

    Por ello, está en marcha el proyecto de adquisición de dos telares de Jacquard, que serán acoplados a las máquinas en la parte superior. Las denominadas cabezas posibilitarán que los hilos de la urdimbre tengan un movimiento independiente, que permita conseguir el dibujo deseado.

    El presupuesto para la adquisición, transporte y puesta en marcha bordea los USD 85 000. La inversión se financiará con un crédito bancario. Los socios barajan dos opciones: comprarlas en Italia o China.

    Para los Lema, este no es un proceso nuevo. Hace cerca de tres años, Efraín decidió introducir un Jacquard en una de las máquinas de fabricación de cobijas.

    La firma textil se apalanca en los canales de distribución que ha conquistado el patriarca. Poseen almacenes en Otavalo, Quito y Guayaquil, en donde también ofrecen manteles, cobijas, ponchos, bufandas y chalinas.

    También tienen distribuidores en esas ciudades, así como en Ambato, Cuenca, Salinas, entre otras urbes, que son visitadas por turistas, especialmente foráneos.

    Además, atienden la demanda de clientes de Pasto, en Colombia.

    Efraín Lema considera que eso lo ha conseguido en las tres décadas de trabajo en la rama textil. Recuerda que cuando se independizó de su padre, elaboró y comercializó tela de bayeta.
    Por esos años sus principales clientes estaban en Cuenca, a quienes les visitaba en cada local para ofertar sus creaciones.

    Si bien hasta ahora mantienen las visitas, los pedidos también llegan a través de las redes sociales. En la cuenta de Facebook de Aly Textiles se exhiben los últimos modelos y precios de las prendas que elaboran.

  • Abrigos con estilo para el invierno

    Ana Cristina Alvarado

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    Al menos cuatro marcas capitalinas diseñan chompas, abrigos y chalecos con estilo sobrio, ideal para llevar sobre la ropa de oficina.

    Stephanie Rodas es una de ellas. Esta marca se ha destacado, pues propone ropa de lana con corte sastre para mujeres (izquierda). El resultado son prendas exquisitas, minimalistas, atemporales y capaces de elevar cualquier atuendo.

    Cristina León, por su lado, viste a mujeres prácticas, de mente abierta e interesadas en la moda responsable. Para esta temporada fría, la diseñadora lanzó, entre otros, un abrigo clásico, con silueta en X, hecho en gabardina (círculo izquierdo).

    Otra opción para las mujeres es Mestizza. Esta marca se inspira en la diversidad ecuatoriana. El Abrigo Coleóptero (círculo derecho) está confeccionado con lana, tiene cola, doble pecho y tablones posteriores que simulan las alas de un insecto.

    La oferta nacional también tiene opciones para hombres. Una de ellas es Altamira, una empresa que fabrica prendas clásicas con un toque contemporáneo. Los chalecos y chompas son livianos, pues son confeccionados con poliéster resistente al agua y plumón sintético.

    Fotos: Vicente Costales LÍDERES. Modelos: Claudia Luna y Mateo Zuloaga / Agencia DIS (Telf. 224 2425).
    Fotos: Vicente Costales LÍDERES. Modelos: Claudia Luna y Mateo Zuloaga / Agencia DIS (Telf. 224 2425).
  • Su calzado es una mezcla de estilo e interculturalidad

    Redacción Quito

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    Comodidad, estilo e interculturalidad. Estas tres palabras definen a los zapatos de la marca ecuatoriana Qunis, un emprendimiento que nació de las manos de una familia en el norte de Quito.

    Fernando y Andrea Bravo (padre e hija), y Diana Ávila (cuñada) levantaron este negocio hace dos años con el objetivo de crear un calzado de mujer que se use para ir al trabajo, a la universidad y demás ocasiones.

    Pero no solo eso, estos emprendedores apuntaron a dar un valor agregado a sus clientes: los estilos andinos en cada modelo.

    La idea partió con la búsqueda de productores-artesanos para la elaboración de los zapatos y para la entrega de la materia prima: el cuero, los telares y la suela de los zapatos. Para ello recorrieron el país y llegaron a la parroquia Quisapincha (Tungurahua). En este sector encontraron a Javier Lozada, un artesano que se dedica a la producción de carteras, billeteras, cinturones de cuero y hace dos años a la elaboración de zapatos.

    El encuentro entre ambos emprendedores fue interesante para Andrea Bravo, porque juntos aprendieron a elaborar los zapatos. “Él nunca había elaborado zapatos pero tenía la indumentaria necesaria para hacerlo; por lo que tuvimos que aprender juntos”.

    Ambos hicieron pruebas durante meses, porque tenían que adaptar los modelos a todo tipo de pie. En su primera producción sacaron tallas desde la 36 hasta la 39.
    Ahora tienen una mayor variedad, que van desde la 35 hasta la 40. “Es un producto elaborado con cariño y de diseñador”, expresa Lozada.

    Este zapato es una mezcla de cuero y partes de telares de diferentes colores y formas. Este último material traen desde Otavalo (Imbabura). En total son cuatro productores que entregan los insumos para el calzado femenino.

    Bravo rescata el trabajo con las comunidades, porque ellos dan una oportunidad para que su trabajo sea reconocido fuera de sus localidades. A esto se suma que “el pago a los productores que trabajan con nosotros es justo. No regateamos”, señala la joven de 28, quien estudió una maestría en Marketing y Comunicación en Moda e hizo una inversión de USD 600 para este negocio.

    Sus colecciones son únicas, por lo que no sacan una producción masiva. Al mes producen 50 pares.

    Estos zapatos están en almacenes de hoteles del norte de Quito, en tiendas como Ashanka (Conocoto) y otros. Además se comercializan vía ‘on line’, por medio de su página de Facebook, donde están los precios de los modelos de cada uno. La mayoría alcanza los USD 35, por lo que su facturación mensual llega a USD 2 000 aproximadamente.

    Adriana Castillo es una joven que busca productos andinos elaborados en el país. Su gusto radica en que compra productos a artesanos y ayuda a que sus negocios salgan a flote. “Conozco de los zapatos por Facebook y me parecieron lindísimos, por lo que compraré unos. La idea es apoyar a los emprendedores”.

    Andrea Bravo es una de las emprendedoras que levantó la marca Qunis junto con su papá Fernando y su cuñada Diana. Foto: Galo Paguay/LÍDERES
    Andrea Bravo es una de las emprendedoras que levantó la marca Qunis junto con su papá Fernando y su cuñada Diana. Foto: Galo Paguay/LÍDERES
  • Este negocio da diseño y estilo a la maceta local

    Redacción Quito

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    A Karina Alcoser le tomó siete años concretar su negocio. En el 2009, esta quiteña se mudó a una casa en el sector de El Bosque (norte de Quito) y buscaba macetas para su nuevo hogar. En ese entonces, notó que el mercado nacional ofrecía productos demasiado costosos y que esa era una oportunidad de negocio.

    “Me di cuenta que en el mercado solo había macetas de barro que ya no van con los departamentos de hoy (…) Hoy la decoración es más bien moderna, rara o ecléctica que mezclas lo clásico con lo moderno”, dice Alcocer.

    La mujer pensó que existía la forma de ofrecer macetas locales con diseños novedosos, que sigan las tendencias actuales y que sean de buena calidad.

    Pese a que tenía la idea del negocio de sus sueños, la en ese entonces futura emprendedora decidió posponer su proyecto debido a que aceptó ofertas laborales.
    El segundo intento por emprender fue en el 2014. El nacimiento de su primer hijo impulsó aún más sus ganas de emprender, pero nuevamente, otra atractiva oferta de trabajo en una multinacional de telecomunicaciones hizo que otra vez postergue su plan.

    La tercera fue la vencida. El año pasado, con la llegada de su segundo hijo, su empresa también nació. Alcocer requería más tiempo para su familia y puso en marcha su plan emprendedor.

    Con una inversión de USD 200 -que se destinó para la elaboración de moldes de las primeras macetas- arrancó el negocio.

    La emprendedora, hace seis, meses, viajó a Chimborazo para encontrar fabricantes que pudieran elaborar las macetas de acuerdo a sus exigencias.

    Esta madre comenta que parte de los diseños de las macetas se inspiraron en viajes que realizó a México, Brasil, Argentina, entre otras naciones.

    En octubre del año pasado empezó con ventas directas para probar el mercado. Tras determinar que tiene aceptación en el mercado, a finales del 2016, Terra Verde salió al mercado.

    La emprendedora invierte cerca de USD 100 en publicidad en Facebook. La red social ha sido el principal medio de difusión para concretar ventas. Hasta la semana pasada, su página en la plataforma contaba con 7 198 ‘Me gusta’.

    Entre los principales clientes, dice Alcocer, están paisajistas, arquitectos y también el comprador final. Cada mes vende unas 180 macetas, lo que le representa unos USD 4 600, en promedio.

    Terra Verde tiene 16 modelos definidos de macetas. Una de las principales estrategias, dice Alcocer, es los bajos costos de sus productos. “Mi objetivo es que una maceta mía esté en cada casa del país”, dice.

    Cristina Ávila, ejecutiva de una empresa del sector de consumo masivo, cuenta que adquirió macetas de Terra Verde hace cerca de un mes. Ella destaca la atención al cliente debido a que su propietaria le asesoró a la hora de escoger los modelos e incluso llevó el producto a su casa.

    “Me parecen macetas super lindas, son hechas a manos y creo que eso le da un significado (…) los negocios nuevos tienen más corazón de los dueños”, sostiene Ávila.
    María Paz Terán, arquitecta de interiores, destaca el diseño y el buen precio. Además, sostiene que una de sus ventajas son sus colores neutros que se adaptan a cualquier espacio.

    Karina Alcocer posa junto a sus macetas. Esta mujer emprendió su negocio el año pasado; sus clientes son arquitectos, paisajistas, etc. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Karina Alcocer posa junto a sus macetas. Esta mujer emprendió su negocio el año pasado; sus clientes son arquitectos, paisajistas, etc. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • El estilo también juega en el tenis

    Ana Cristina Alvarado
    Redactora (I) redaccion@revistalideres.ec

    Con el ATP 250 de Quito a la vuelta de la esquina y con la transmisión de los torneos internacionales, la temporada del tenis está abierta. Esta disciplina, conocida como el deporte blanco, porque en un inicio se practicaba con trajes blancos de diseñador y solo en los círculos reales, se ha caracterizado por imponer estilo dentro y fuera de la cancha.

    En la tribuna de un juego de tenis, los asistentes se distinguen de los fanáticos de otros deportes por llevar conjuntos pulcros, pero cómodos. El objetivo es poder ir al trabajo después del compromiso o estar listos para compartir un momento con amigos y conocidos seguidores del tenis.

    El estilo ‘preppy’ es el elegido por muchos, pues es de líneas clásicas, colores básicos y un toque deportivo. Johanna Aguirre, especialista en ‘trade marketing’ de Óptica Los Andes explica que el ‘preppy style’ tiene un aire al tipo de ropa que usan quienes asisten a escuelas o universidades privadas en Estados Unidos.

    Es por ello que marcas como Tommy Hilfiger o LaCoste se han convertido en sinónimos de este concepto de vestir.

    Diana Ramos, gerenta de marca de Tommy Hilfiger en Ecuador, explica que una de las tendencias actuales es la combinación de trajes de vestir con ‘sneakers’. Las recomendaciones en colores de la experta son el azul navy, verde pino o índigo.

    Llevar una camisa o blusa en colores claros y de algodón es aconsejable para evitar el calor que se puede concentrar en el cuerpo al estar por mucho tiempo bajo el sol. El pantalón claro también es recomendable, aunque el jean es una opción fácil de combinar y siempre cómoda.
    En cuanto a los accesorios, los que sirven para protegerse del sol no deben faltar. Aguirre asegura que las gafas no deben combinar necesariamente con todo el ‘look’. Eso sí, debe ser de una forma y colores que potencien la personalidad de quien las viste.

    “Tomando en cuenta que normalmente los campeonatos de tenis se juegan en temporadas de verano y en áreas abiertas, es recomendable el uso del sombrero de paja toquilla”, dice Enrique Cepeda, representante de Bigalli Hats. El experto recomienda escoger un modelo con alas de por lo menos 7 centímetros, para evitar la exposición directa del rostro y cabeza a los rayos solares.

    Él explica que la paja toquilla es un material fresco, liviano y que usualmente viene en colores claros, lo que ayuda a disipar la luz.

    La ropa ‘preppy’ es el estilo de marcas como la estadounidense Tommy Hilfiger. Fotos: Diego Pallero y Armando Prado / LÍDERES Modelos: Daniel Adaro y Diana Puga / Agencia DIS (Telf. 224 2425).
    La ropa ‘preppy’ es el estilo de marcas como la estadounidense Tommy Hilfiger. Fotos: Diego Pallero y Armando Prado / LÍDERES Modelos: Daniel Adaro y Diana Puga / Agencia DIS (Telf. 224 2425).
  • El estilo llega con su mobiliario de alquiler

    Redacción Quito

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    Cuando Johanna Viteri viajó a EE.UU. para estudiar inglés –en el 2013- notó que las decoraciones para fiestas eran diferentes, más creativas e innovadoras. De regreso a Ecuador esa fue su idea para iniciar su negocio.

    Junto a Herlita Hidalgo, su madre que es arquitecta de interiores, decidió emprender su propia empresa. Así nació The Lounge Design, una firma que se especializa en el alquiler de mobiliario y organización de eventos.

    La experiencia de Viteri en organización de eventos debido a su profesión de comunicadora corporativa y los conocimientos de Hidalgo en arquitectura de interiores fueron los dos pilares para iniciar su negocio.

    Viteri cuenta que en principio apostaron por las salas ‘lounge’ para eventos corporativos. Con una inversión cercana a los USD 2 000, que se destinaron a la producción de dos salas, iniciaron el negocio. De hecho, desde ese entonces, la empresa se encarga de diseñar y manufacturar sus mobiliario, de acuerdo con las tendencias cambiantes.

    Uno de los primeros contratos que suscribieron fue con Quorum Quito, ubicado en Cumbayá (nororiente de Quito), para amoblar este centro de eventos y negocios. A partir de ese contrato, la empresa le contrató para el alquiler de mobiliario para sus encuentros.

    En su primer año, cuenta Viteri, la empresa logró crecer y gracias a la demanda pasaron de dos a 10 salas disponibles para alquilar.

    La innovación, dice Viteri, fue uno de los factores para que su negocio se expanda. Ofrecieron mesas y cocteleras iluminadas; para ello, diseñaron su propio sistema de iluminación sin cables.

    The Lounge Design se adaptó a la demanda de sus clientes y comenzó a ofrecer también otros servicios, como arreglos florales, iluminación, carpas, pista de baile y decoración de espacios.
    Ahora, la empresa cuenta con 10 salas de diferentes colores: blanca, negra, plateada, café, etc. Además, posee diversos modelos de sillas y sillones que van desde lo más vanguardista a lo ‘vintage’.

    El negocio cuenta con un camión propio y una camioneta para la movilización del mobiliario y suma siete colaboradores para cumplir con los pedidos.

    The Lounge Design no solo ofrece el servicio de alquiler. La firma también realiza la decoración completa de eventos corporativos o ferias, de acuerdo con los gustos y pedidos de sus clientes. Pueden ser decoraciones temáticas, decoración para bodas, etc.

    El emprendimiento actualmente cuenta con un promedio de cinco a seis contratos de alquiler semanales y uno de decoración. Gracias a ello, la facturación mensual de la empresa llega a USD 15 000 aproximadamente.

    Entre su cartera de clientes están hoteles, ferias, servicios de catering, entre otras firmas de eventos. Por ejemplo, el año pasado, la iniciativa fue la encargada de la decoración de los camerinos de Metallica, en su concierto de octubre del año pasado, en Quito.

    David Guzmán es organizador de bodas y comenta que desde hace dos años trabaja con Lounge Design. Guzmán cuenta que periódicamente les alquila sillas, mesas y objetos decorativos para los matrimonios que organiza. “Hacen un excelente trabajo”, añade Guzmán.

    The Lounge Design también presta sus servicios fuera de Quito: han trabajado en Esmeraldas o Manabí, por ejemplo. Sueanny Cantos contrató a The Lounge Design hace dos años para su boda que se efectuó en Manta. Cantos cuenta que la empresa se encargó de la planificación de la boda y de la decoración.“Me ayudaron con los candelabros, sillas, muebles… todo. Fue hermoso”.

    Herlita Hidalgo y Johanna Viteri son las propietarias de The Lounge Design; sus oficinas están en Quito. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Herlita Hidalgo y Johanna Viteri son las propietarias de The Lounge Design; sus oficinas están en Quito. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • En estas camisas va un estilo de vida irreverente

    Redacción Guayaquil  (I) redaccion@revistalideres.ec

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    En diciembre del 2015, Andrés Hidalgo de 23 años decidió crear su propia marca de camisas: Mute Clothing. La idea nació, cuenta, luego de ver que “la ropa en Ecuador no tenía un estilo definido”. Han pasado cinco meses desde el primer lanzamiento y su invención ha dado frutos, ha logrado vender dos colecciones, ahora va por la tercera y planea llevar sus diseños a otras prendas de vestir.

    Según los clientes, lo que más llama la atención de la marca son los distintos modelos y la exclusividad. Fernando Gil cuenta que adquirió una camisa luego de escuchar a Hidalgo en una entrevista para una radio de Guayaquil. “Él decía que su ropa reflejaba un estilo de vida diferente, algo irreverente, pero sin estándares establecidos y eso provocó mi interés”.
    Mute es una propuesta que surgió de forma orgánica en la vida de este joven, al haber crecido rodeado del proceso de corte y confección de telas, por el trabajo de su padre en la industria textil. “Hace tiempo quería crear camisas con más estilo, que conceptualicen una idea artística”, explica Hidalgo, quien en la actualidad estudia Diseño Gráfico en la Universidad Santa María de Guayaquil.

    Los diseños de la marca son variados, van desde estampados miniflorales o margaritas enormes, patrones geométricos vibrantes, animal print multicolor, hasta las visiones caleidoscópicas para quienes sostienen un estilo de vida moderno. Se los puede adquirir a través de las redes sociales.

    Fernando fue uno de los primeros clientes en comprar varios diseños por esta vía. Él ingresó a la cuenta de Instagram de Mute y después de gustarle varios modelos adquirió cuatro camisas por un USD 32,99 cada una. Considera que “el precio es asequible, porque se obtiene una prenda exclusiva que pocas personas la tienen y que se pueden utilizar en el trabajo o para una reunión social”.

    Nicolás Noritz, de 21 años, también considera que la exclusividad fue un factor que jugó a favor para que él compre una prenda de la primera colección de Mute, él ahora está pensando en adquirir dos camisas más. Hidalgo no quiere que su producto se vuelva algo repetitivo “que todo el mundo tenga” y por este motivo confecciona máximo cuatro o cinco prendas de modelos diferentes.

    En cada colección hay disponibles más de 25 diseños. Las camisas son elaboradas en algodón y seda, algunas de las telas son importadas, otras tienen plasmados los diseños mediante la sublimación (impresión textil) que realiza en el taller de ropa de sus padres. Hidalgo muestra un sentido por el cuidado del ambiente; por ello, para el empaquetado de sus prendas reutiliza cajas de zapatos, las cuales le ha dado forma de armador para poder colgar la prenda.

    Cuando Hidalgo inició, lo hizo con una inversión de USD 3 000, en la actualidad ha sobrepasado esa cifra y lo ganado lo reinvierte.

    Entre sus planes está llevar sus diseños a pantalones y gorras, y expandir su marca a otros mercados. Por ahora, dice, sus camisas se venderán en Galápagos. “Conseguí unos distribuidores quienes quieren vender en una tienda del aeropuerto de Santa Cruz”.

    Datos del negocios 
    La elaboración

    Las prendas son fabricadas en el taller de sus padres. Allí se plasman los diseños de Hidalgo mediante la sublimación (impresión textil).
    La distribución
    Además de las redes sociales, el diseñador acude a ferias de ropa y de diseño, donde coloca estands para promocionar sus prendas.

    Otras tareas
    Hidalgo también se dedica a ilustrar, pintar y a elaborar esculturas. Él vivió dos años en Australia donde estudio diseño.

    Andrés Hidalgo creó la marca de ropa Mute Clothing. Actualmente estudia en la Universidad Santa María. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
    Andrés Hidalgo creó la marca de ropa Mute Clothing. Actualmente estudia en la Universidad Santa María. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES