Etiqueta: familias

  • 80 familias de Pistishí creen en el turismo

    Cristina Marquez

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    Los paseos por las granjas orgánicas y trapiches de Tolte, una comunidad indígena situada al sur de Chimborazo, son el producto estrella que oferta la asociación de turística de Pistishí.

    Allí también se ofrecen comidas típicas, recorridos por senderos naturales en compañía de guías nativos, artesanías y una experiencia de turismo vivencial que consiste en compartir con los comuneros sus rutinas diarias en las granjas y disfrutar de un día de campo.

    “Es un proyecto integral. La idea es involucrar a toda la comunidad y generar más fuentes de empleo a medida que se incrementen las visitas de los turistas a nuestra comunidad”, dice Francisco Moina, presidente del Gobierno Parroquial de Pistishí, a donde pertenece la comunidad.

    La iniciativa fue patrocinada por la Fundación Maquita Cusunchic y empezó con un grupo de nueve mujeres de la comunidad en el 2009. Hoy involucra a las 80 familias que habitan allí.
    Ellos se dividieron en grupos para prestar diferentes servicios turísticos. Un grupo se turna para atender la cafetería, mientras que otro, integrado por 17 guías nativos, se ocupa de coordinar los paseos en caballos y bicicletas por la comunidad.

    “En un inicio todos éramos incrédulos, no pensamos que los turistas iban a querer venir hasta acá. Luego nos capacitamos, descubrimos en el turismo una oportunidad para progresar y decidimos apoyar este proyecto”, cuenta Moina.

    La Fundación apoyó la construcción de un restaurante comunitario, un sendero y un mirador desde donde se puede apreciar la Nariz del Diablo. Una montaña con una topografía particular, que la hace similar a un rostro.

    Allí se construyó la línea férrea conocida como la más difícil del mundo, hace más de 100 años. Es que para que el tren pueda descender hasta la estación situada al pie del cerro, debe retroceder y avanzar en zigzag por las rieles.

    Ese espectáculo es el atractivo más publicitado y el que más llama la atención de los turistas extranjeros.

    La asociación comunitaria se inspiró en este atractivo y en la curiosidad que despertó en los visitantes para diseñar su producto turístico. Ellos ofertan un tour que cuesta USD 35 e incluye un tour a caballo o en bicicleta por la comunidad, un almuerzo típico y la visita al sendero que concluye con la llegada del tren y el relato de los guías nativos.

    En la temporada vacacional y en feriados, este espectáculo atrae a unos 300 visitantes al mes, y en la temporada baja llegan en promedio unas 50 personas. Pero la meta de la Asociación es promocionarse en las redes sociales para incrementar el número de visitantes.
    “No siempre fuimos tan optimistas. Antes aquí la situación económica era desesperante.

    Dependíamos únicamente de la agricultura y como no tenemos agua, ganábamos muy poco con la producción, por eso todos migraban al extranjero”, recuerda Rosa Sauce, una de las fundadoras de esta iniciativa.

    Para ella y su familia, su situación económica cambió en cuanto empezó a trabajar en el restaurante comunitario. Según esta mujer, la capacitación que recibió con los técnicos de la Fundación Maquita Cusunchic la transformó de agricultora en una emprendedora. Hoy vive del turismo.

    Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES Juan Paguay es un artesano de Pistishí. Él enseña sus artesanías a los turistas que llegan al lugar.
    Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    Juan Paguay es un artesano de Pistishí. Él enseña sus artesanías a los turistas que llegan al lugar.
  • Unas 650 familias de Nicaragua dejan la leña y adoptan el biogás

    Agencia EFE

    Un proyecto que sustituye el uso de leña por combustible a base de heces de vaca le ha cambiado la vida a 650 familias de una zona ganadera de Nicaragua, informó este viernes (22 de mayo) el Programa de Biogás Nicaragua (PBN).

    Dichas familias decidieron utilizar biogás a partir de los excrementos de su ganado, lo que les permitió conservar los árboles de sus fincas y obtener otros beneficios, según los responsables del programa.

    «Las familias ganaderas que han instalado los sistemas de biogás han mejorado sus condiciones de vida, han incrementado la productividad de sus fincas y han obtenido ahorros significativos al dejar de comprar fertilizantes químicos y leña», indicó el PBN en un comunicado difundido este viernes.

    El cambio de las familias hacia prácticas amigables con el medioambiente data desde hace más de un año, cuando 1 000 dueños de finca accedieron a implementar el sistema de forma gradual, de acuerdo con el informe.

    Por implementar el sistema de biogás, los dueños de fincas reciben un incentivo de USD 480, que representa entre el 20% y el 40% del costo total de la instalación. También capacitación técnica en el uso del biogás, del biol (fertilizante líquido natural que sale del mismo proceso) y buenas prácticas ganaderas.

    Los beneficiarios no solamente han reducido las emisiones de gases de efecto invernadero, como es el metano liberado por las heces, sino que también han extendido entre sus vecinos la importancia de utilizar sistemas ambientalmente sostenibles, según PBN.

    De esta manera, el proyecto que inició en los departamentos de Boaco, Chontales, León y Matagalpa, y en la Región Autónoma del Caribe Sur, ahora también se extendió a Jinotega y Nueva Segovia, y pronto estará en Rivas, dijo el coordinador del PBN en el comunicado.

    El PBN es un proyecto que desarrolla en Nicaragua el Servicio Holandés de Cooperación al Desarrollo (SNV), con un fondo de USD 6 millones aportados por el Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin), del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y el apoyo del Fondo Nórdico para el Desarrollo (FND).

    El proyecto espera beneficiar a un mínimo de 6 000 familias rurales de Nicaragua. La estrategia se ejecutó antes de forma exitosa en África y Asia, donde se instalaron más de 55 000 biodigestores y se benefició a 330 000 personas, según el Instituto Humanista para la Cooperación de los Países en Desarrollo (Hivos). 

    El proyecto espera beneficiar a un mínimo de 6 000 familias rurales de Nicaragua. Foto: captura Programa de Biogas
    El proyecto espera beneficiar a un mínimo de 6 000 familias rurales de Nicaragua. Foto: captura Programa de Biogas
  • 80 familias llenan una canasta

    Cristina Márque. Redacción Sierra-Centro/LÍDERES

    Lupita Ruiz recuerda con claridad la época en la que se dolarizó la economía ecuatoriana (año 2000). En los mercados locales los productos dejaron de costar entre 2 000 y 4 000 sucres, y la frase «A dólar, a dólar», se hizo popular entre los comerciantes. La crisis afectó a su familia, como a muchas otras de su barrio en Riobamba, por eso un grupo se organizó para integrar la Canasta Comunitaria.

    El programa consiste en reunir dinero para comprar los alimentos directamente a los productores al por mayor, y luego dividirlo en partes iguales a las familias que aportan USD 12,50 cada 15 días. Actualmente, 80 socios se benefician de este programa de economía solidaria.

    «Todo estaba caro en el mercado. En una ocasión organizábamos una cena para los jóvenes y con la contribución de todos, los alimentos nos costaron menos y hasta nos sobró», recuerda Ruiz.

    Así surgió la idea de colaborar para las compras de la semana. En un inicio las 25 familias que pertenecían a un grupo de oración aportaron USD 5 para adquirir los productos, la idea resultó efectiva y al poco tiempo decidieron oficializar el programa e incluir a más familias. Por eso se integró la Fundación Utopía.

    La convocatoria se dio en al año 2000 a través de los medios de comunicación y la primera semana hubo 350 familias inscritas. «Lo que la gente no comprendió es que este era un trabajo voluntario y sin fines de lucro. Nadie ganaba un sueldo y todos debíamos trabajar por turnos para armar las canastas, por eso muchos se retiraron», explica Lupita.

    Las familias que se benefician del programa deben escoger las comisiones para sumarse al grupo. Una, se dedica a ubicar a productores, de preferencia orgánicos, que ofrezcan alimentos de calidad y a un precio justo. Actualmente en la canasta se incluyen 25 productos entre verduras, hortalizas, frutas de temporada, etc. Estos se escogen de acuerdo a una guía nutricional y se compran a los productores asociados en cuatro cantones: Penipe, Riobamba, Colta y Alausí.

    Entre tanto, otra comisión se encarga de coordinar la distribución de las canastas y la logística para dividir los alimentos. Esta rutina se cumple cada 15 días.

    Todas las familias deben acudir al menos tres veces al año a la división de los alimentos. Por turnos se encargan de pesar los productos, contarlos y dividirlos en partes iguales. El trabajo empieza a las 06:00 y concluye a las 12:00.

    «Este es un buen ejemplo de lo que se puede lograr con la cooperación. También compartimos recetas y acudimos a talleres de nutrición», cuenta Nelson Tapia, uno de los beneficiarios.

    La organización

    La modalidad. Para las familias que deseen sumarse y participar en el programa de la Canasta Comunitaria se puede acudir a las oficinas de la Fundación Utopía, junto al Hospital General Docente, en la ciudadela Manuelita Sáenz (sur de Riobamba).

    Los precios. El costo de la canasta es de USD 12,50, la inscripción cuesta USD 1, y se debe firmar un compromiso para cumplir con los turnos voluntarios.

    La influencia. La Canasta Comunitaria inspiró a otras organizaciones no gubernamentales que promueven la economía solidaria en Ecuador. El programa se replica en otras tres ciudades del país: Cuenca, Los Ríos y Quito.