Etiqueta: frutas

  • Las frutas de otros países ganan adeptos

    Redacción Quito

    Esperanza Agila acude con frecuencia cada miércoles al mercado Santa Clara, en el centro-norte de Quito. Allí adquiere los productos básicos para consumirlos en su hogar y en su lista de compras tiene anotado frutas y verduras para abastecer la alacena de su casa.

    Prefiere adquirir, por ejemplo, las uvas chilenas por su calidad, que también son las preferidas de sus dos hijos. Eso no es todo, también compra cebolla paiteña que proviene del Perú, porque su sabor es diferente y “pica menos”, explica.

    Agila tiene su casera consentida, donde realiza otras compras y es doña Clarita. Ella ofrece frutas y legumbres nacionales e importadas. Por ejemplo, comercializa manzanas y cebollas que llegan desde el Perú, y vende uvas que, dice, se importan desde Chile. Doña Clarita cuenta que sus clientes prefieren consumir productos extranjeros: de cada 10, “unos nueve caseritos” los adquieren. Por eso se abastece, en su mayoría, con productos importados.

    En las cadenas de supermercados también se ofertan frutas nacionales e internacionales. Por ejemplo, en Supermaxi (Corporación Favorita), se ofrecen uvas, manzanas, peras, kiwi, duraznos, nectarín, ciruelo, damascos y naranjas que no son cosechadas en el país. Según explica un ejecutivo de Supermaxi, eso no significa que el cultivo nacional esté perdiendo competitividad en el mercado local; al contrario, los productos internacionales se ajustan a las necesidades de otros compradores, que prefieren adquirir otra calidad de frutas o legumbres.

    También argumenta que la dificultad en el producto nacional está en los cultivos, que son antiguos y tienen un mantenimiento mínimo. Cita como ejemplo a las huertas, que son una mezcla de todo tipo de producto. Esto, técnicamente, dificulta el manejo de los cultivos.

    “Lo que necesita el durazno (por ejemplo), no es lo mismo que requiere otro cultivo, como la claudia, y las aplicaciones de productos que mejoren la calidad se dificulta mucho”. Según la experiencia del vocero de Supermaxi, la fruta importada ha ganado adeptos en el país, pero eso no significa que quite mercado a la local. En términos generales hay mercado para ambos productos. “En Ecuador se vende todo lo que se produce”, añade.

    También rescata que es lógico que la importación supere a la producción nacional y esto se debe a que esta última es muy pequeña; además, el costo de producción en el país es muy alto. A eso se suma que Ecuador no se posee las condiciones climáticas que tienen los países que tienen las cuatro estaciones.

    Por esa razón, el país tendrá inconvenientes para producir, en este caso frutas, a precios competitivos que poseen otros países; ni tampoco con la misma calidad. Sin embargo, el Ejecutivo rescata una ventaja: “nosotros tenemos mucha fruta tropical que otros países no tienen”.

    En las instalaciones del mercado Iñaquito, en el norte de Quito, los productos importados se pueden conseguir en los más de 20 sitios de expendio. Ahí se contrasta la preferencia del público. ‘Doña María’ vende más productos nacionales, ya que son más baratos. Sin embargo, dice que el invierno afectó a la producción local y eso se refleja en el precio final.

    Irene Mejía hace sus compras en el mercado de Iñaquito (norte). Ella prefiere la producción nacional y menciona un ejemplo: “La naranja de afuera no tiene el mismo líquido que la nacional. Para hacer un jugo puro consume hasta 10 naranjas internacionales. En cambio, cuando compra y usa la nacional, con seis son suficientes para que tomen, por lo menos, cuatro personas”. En la calidad del tomate también tiene sus preferencias. Según ella, hay tomates importados que tienen más pepa que ‘carne’ y eso no es un ahorro, al contrario, “debiera comprar más”.

    En frutas como el durazno, Mejía prefiere lo internacional. Es aficionada de los guaitambos (fruto de Ambato), pero solo los consigue entre febrero y marzo. En cambio, para los otros meses, debe adquirir los importados ya que siempre los encuentra en las quioscos del mercado.

  • Con frutas y verduras ganaron un torneo regional

    Redacción Líderes

    El concurso La Compañía de Junior Achievement premió a ISM International Academy, como la ganadora del primer lugar en el concurso nacional y regional con su firma Sikili JA.

    Esta ‘empresa’ se dedicó a la fabricación de almohadas y sábanas con diseños de frutas y vegetales. Issac Vega, gerente general de Sikili JA, cuenta que la idea nació de la necesidad de descansar mientras se dirigía a clases. “Voy todos los días de Tumbaco hasta Calderón (sede del colegio), por lo que una almohada y sábana portátiles eran muy útiles”.

    Este modelo de empresa, según Paulina Dueña gerenta de programas Junior Achievement Ecuador, consistía en realizar un plan de negocios, donde se establece el tipo de producto, los costos, la producción, el número estimado de ventas, etc. “El nombre Sikili nació de la lengua aymara y significa árbol de frutos silvestres. Nosotros quisimos plasmar la identidad nacional”, cuenta Nicole Galarza, gerenta de Marketing de Sikili JA.

    Para iniciar la producción, los alumnos vendieron acciones de la firma en la Bolsa de Valores de Quito. “Decidimos que el producto sea elaborado por un proveedor para garantizar la calidad. Después nos encargamos de la venta y distribución”, dice Josué Benalcázar, gerente de Producción de la firma.

    De las empresas ganadoras en Ecuador se seleccionaron los cinco mejores puntajes para que participen a escala regional. La casa matriz de Junior Achievement en Estados Unidos seleccionó a las 21 empresas participantes de Argentina, Canadá, Colombia, Brasil, Ecuador, Granada, Jamaica, México, Paraguay, Perú, San Cristóbal, Santa Lucía y Uruguay.

    Durante la competencia en Montevideo, las firmas participantes expusieron sus productos en una feria de comercio ante el panel de jueces. Durante tres días se realizó una evaluación del producto, la rentabilidad, manejo financiero y una entrevista. “Repasamos todo el tiempo libre con nuestro tutor Jericó Avilés. El valor agregado de la exposición fue que la hicimos en inglés lo que nos dio la ventaja”, cuenta Pablo Chamorro, gerente de Talento Humano de Sikili JA.

    La firma Sikili ganó el primer lugar, el segundo fue para Frutti D Litez de Granada y el tercero, Mundimenu de Brasil.

  • Las Hierbas, granos y frutas la fortalecen

    Redacción Cuenca

    En una huerta en el patio de su casa, Margarita Cardoso cultiva hierbaluisa, toronjil, lavanda y otras hierbas de forma orgánica.

    También compra mango, frutilla, mora, mandarina y durazno cultivado sin pesticidas y deshidrata las hierbas y frutas para elaborar mezclas de infusiones que comercializa con la marca Néctar de la Delicia. Asimismo, esta cuencana elabora mermelada de ají, cebolla con manzana, piña, berenjenas al escabeche, entre otros productos. Sus ventas bordean los USD 300 al mes.

    El emprendimiento se inició en el 2011, cuando Cardoso estudió un posgrado, a distancia, en Nutrición y Tecnología Alimentaria en la Universidad Oberta de Catalunya (España). De esa formación surgió la idea de desarrollar productos innovadores y sanos. Para iniciar el negocio invirtió cerca de USD 500 en un horno y bandejas en acero inoxidable.

    Al inicio, las ventas bordeaban los USD 60 y, al igual que ahora, Cardoso era la única empleada. No obstante, ella reconoce que la ayuda de sus padres es fundamental, porque la asesoran en la producción y comercialización.

    Esta cuencana promociona sus productos en clubes deportivos, restaurantes, cafeterías… de la ciudad. Uno de sus clientes es Simón Vega, quien conoció la fruta deshidratada en un muro de escalada. Este deportista disfruta los plátanos y duraznos en esta presentación, para reponer energía. Lo que más destaca es el sabor.

    Cardoso toma su emprendimiento con calma. Seguirá vendiendo a su ritmo, para no sacrificar la calidad. La diversificación de la oferta también es importante para esta Licenciada en Historia y Geografía. Por ello, investiga sobre procesos de cocción y así lanza nuevos productos como tomates secos con especias en aceite, tomates deshidratados, mermelada de kiwi, duraznos en almíbar, granola con pepa de sambo, quinua, salvado de trigo y avena, endulzada con panela. Este es uno de sus productos estrella.

    Las ferias agroecológicas que se realizan en la capital azuaya también sirven como vitrina para exponer su producto.

    Oferta
    Los precios de los productos. La mermelada cuesta USD 2,8; fruta deshidratada 1,5; infusiones 2,50; berenjenas al escabeche, 4, entre otros.

    La comercialización local. En restaurantes, cafeterías y clubes deportivos en Cuenca se encuentra este producto.

    LA CIFRA
    USD 500 fue el monto de inversión

  • La fruta seca suma consumidores locales

    redacción quito

    La producción de frutas deshidratadas ecuatorianas en el país empezó hace más de diez años con el objetivo de alcanzar los mercados externos. Y desde hace tres años, estos productos están ganando mercado en el ámbito local.

    Freddy Acosta, propietario de Especias Market, un pequeño local, ubicado en el sector de Santa Clara, en el centro-norte de Quito, cree que la demanda creciente se debe a la influencia europea.

    «Los extranjeros son los que más solicitan estos productos, pero también los ecuatorianos que han vivido en el extranjero», comenta Acosta. Las ventas de frutos secos actualmente se concentran en delicatesen y tiendas gourmet, aunque poco a poco han ganado espacio en las perchas de los supermercados.

    La cualidad de conservación de estas frutas, que pueden durar hasta un año siempre que se guarde en un lugar seco, es otra razón por la que este producto ha cautivado al paladar ecuatoriano.

    Pese a ello, el mercado extranjero se lleva más del 80 y 90% de la producción local. Biolcom, que tiene 10 años en el mercado, por ejemplo, produce cinco toneladas al mes (t); una tonelada se destina al mercado local, explica Toscana Castellanos, presidenta de la compañía.

    Las frutas deshidratadas de más consumo en el mercado extranjero y local son las llamadas tropicales, como uvilla, piña, banano y mango, dice.

    Según datos del Banco Central del Ecuador, el país exportó en el 2012 229,4 toneladas de frutas deshidratadas, lo que en dólares significaron USD 1,6 millones. De esas, 172,53 t; es decir, el 75% se destinó al mercado europeo (Alemania, Francia, España y otros).

    Hace 6 años, las exportaciones de este ítem apenas representaron USD 37 000 y sumaron unas 26 t.

    No obstante, el país aún es un exportador pequeño, comparado con otros países como Filipinas, Costa Rica, Tailandia o Colombia.

    Para fortalecer al sector, en junio pasado seis pequeñas y medianas empresas que trabajan en este segmento se unieron para crear el consorcio de exportación de frutas y alimentos deshidratados, denominado Ecua-Dehyd.

    Fruvesol, Agroapoyo, Cevera Fruits, Sumak Mikuy, Biolcom y Álvaro Miño conforman esta asociación, que tiene como objetivo abrir mercados y garantizar un mayor volumen de exportación.

    Para María del Carmen Narváez, de la empresa Agroapoyo, la poca capacidad de producción de frutas deshidratadas que existe en el país fue la razón para buscar aliados. «Hay clientes que piden, por ejemplo, cinco toneladas de piña, cantidad que es difícil de cumplir por una sola empresa. Si nos unimos podemos consolidar más volumen».

    Diego Cevallos, gerente de Cevera Fruits, que está en el mercado dos años, cree que otro reto es la tecnificación y por eso es parte de Ecua-Dehyd. La expectativa de esta firma es que el consorcio pueda invertir en maquinaria de alta tecnología. Todo ello permitirá aprovechar la tendencia de creciente de productos exóticos como las frutas tropicales y ‘light‘, pues los deshidratados conservan la mayoría de nutrientes de la frutas, comenta la representante de esta firma que produjo el año pasado 50 toneladas, de las cuales entre un 10 y 15% fueron al mercado local.

    Narváez cree que la principal fortaleza del país es que la producción es orgánica. «Tailandia y otros países asiáticos no pueden competir en este aspecto. La fruta ecuatoriana es un poco más cara, pero ofrece mayor calidad, por eso tiene gran acogida en países europeos».

  • El sabor de esta fruta llegó desde Tailandia

    Alberto Araujo Redacción Quito / LÍDERES

    Por fuera se asemeja a una cebolla paiteña o a una remolacha coronada por un tallo enano que se abre en cuatro hojas redondas y anchas. Pese a asemejarse a un tubérculo es una fruta exótica llamada mangostino o jobo de la India que llegó al Ecuador hace unos 50 años.

    El mangostino guarda en su interior un fruto semejante a una serie de seis dientes de ajo. Estos tienen la textura de las guabas, pero su sabor se asemeja al de la guanábana y la uva mezcladas, pero mucho más dulce.

    Es poco conocido en el país porque según Ricardo Cobo, uno de sus mayores productores, llegó al territorio nacional de la mano de su abuelo en los años 50. Cristóbal Cobo fue un comerciante de repuestos ambateño que se radicó en Quito en esos años y trajo las semillas de la fruta tras un viaje a Tailandia.

    Sin tener en mente producirla masivamente, sembró las semillas en su finca San Cristóbal, ubicada en el cantón La Independencia (Esmeraldas). Allí se levantaron 16 árboles que siguen dando frutos con sus cerca de 10 metros de alto. De estos árboles, su nieto, Ricardo Cobo, extrajo las primeras semillas en los años 90 para reproducirlas en pequeñas plantas y luego venderlas.

    Así desarrolló un vivero con 2 000 plantas donde invirtió USD 12 000. Pese al delicioso y exótico sabor del mangostino, la venta de las pequeñas plantas no tuvo éxito porque sus primeros frutos se verían después de 10 años de sembradas. «Para un agricultor es muy difícil invertir en un producto que se va a cosechar en 10 años», explica Cobo, quien en ese momento no renunció a su emprendimiento sino que decidió sembrar 1 200 de las 2 000 plantas originalmente criadas en la finca de su abuelo que después pasó a manos de su padre.

    «Pensé que si tenía éxito, 10 años después sería el único productor en el país de esta fruta a gran escala.» De esta manera, Cobo cultivó 8 de las 600 hectáreas de la finca con árboles de mangostino con la perspectiva de que produzcan a largo plazo. En el trabajo se involucraron su padre Washington y su madre Ivonne Arízaga.

    A la par, mantenía los cultivos propios de la finca de palma africana y banano que poco a poco dejó de lado para mantener la inversión en la fruta exótica.

    Desde hace cuatro años, los primeros árboles de entre 5 y 10 metros comenzaron a dar el fruto. Pero en este año se dio la mayor producción. Cada tres días cosecha 500 kilos de la fruta y vende cada kilo entre USD 2,50 y USD 3.

    La fruta solo se da en climas del trópico, justamente el que tiene Esmeraldas que sobrepasa los 30°, con altos niveles de humedad. La cosecha se da entre los meses de febrero y junio y los árboles sembrados tendrán un período de producción de 100 años, asegura Cobo.

    Luis Moreta, gerente de una frutería ubicada en el norte de Quito, indica que ha comprado el mangostino a Cobo desde hace cinco años. El año pasado vendió en la temporada de cosecha (febrero a junio) 100 kilos; solo en febrero pasado vendió cerca de 200 kilos.

    Otro comprador, Francisco Endara, quien administra una frutería también en el norte de la capital, señala que es una fruta con mucho futuro entre los consumidores por su sabor. Agrega que los clientes de su frutería están satisfechos con el mangostino.

  • Chocolates, flores y frutas traen réditos a dos hermanas

    Redacción Loja

    Facturar hasta USD 3 000 en un día con arreglos de flores, chocolates y frutas parecería imposible. Sin embargo Verónica Abad, lojana de 31 años, lo logró con su pequeña empresa de arreglos y tarjetería para fechas especiales.

    La cifra de esta facturación la alcanzó en mayo pasado. Cuando realizó trabajos de estos detalles, por el Día de la Madre, para empresas como el Banco de Loja, Cooperativa de Ahorro y Crédito Copmego, Banco Pichincha, así como por ventas a personas particulares.

    El costo mínimo de cada arreglo es de USD 20 y el máximo de USD 80, dependiendo de las exigencias del cliente. También realizan servicio a domicilio. Abad califica a su éxito como un sueño hecho realidad. Su microempresa la inició desde su casa y sin capital, hace seis años, en el 2007.

    Ella cuenta que el brazo derecho de su negocio es su hermana menor Silvana, de 23 años. La estrategia de su negocio pasa por realizar creaciones inéditas, mantener una publicidad cara a cara, es decir que el producto sea ofrecido personalmente y recomendando por los clientes que ya conocen la oferta.

    Las creaciones manuales son el punto fuerte de esta mujer emprendedora. Desde su adolescencia le llamó la atención crear, por eso decidió estudiar Diseño de Interiores en la Universidad Nacional de Loja. En la actualidad estudia Economía en la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL).

    Su emprendimiento, llamado VerArte, estuvo en planes durante algunos años, pero se cristalizó en noviembre del 2012. Para implementarlo accedió a un crédito de USD 5 000 financiado por el Banco de Loja. El dinero lo invirtió en adecuar la estantería de madera y adquirir materia prima para sus trabajos.

    Hoy, la meta de Abad es abrir un almacén grande y fomentar fuentes de trabajo a más jóvenes que tienen la pasión del arte de crear cosas diferentes.

    Para Miguel Peñarreta, director de la escuela de Banca y Finanzas de la UTPL, la idea de negocio de Verónica Abad está cimentada en lo nuevo y a la vez tradicional. Además, las estrategias de mercado se han consolidado por el volumen de venta que ha alcanzado.

    Una de sus clientes es Gabriela Valdez quien compra los productos de VerArte para sus seres queridos. Además, cuenta que en ocasiones estos arreglos los ha enviado a conocidos en Estados Unidos.

    Los diseños de arreglos florales, frutas y chocolates de esta microempresa han sido distribuidos en los 16 cantones de la provincia de Loja, y en ciudades como Cuenca, Guayaquil, Quito, Ambato, entre otras.

    Sobre el negocio
    Lo más pedido.  Los diseños más vendidos son los desayunos Amorosos para cumpleaños y aniversarios.

    Las ventas.  La facturación diaria de VerArte, en días no festivos, es de USD 100, en promedio.

    LA CIFRA
    USD 5 000 obtuvo en un crédito para montar el negocio

  • La infusión de frutas y de hierbas cultiva clientes

    Redacción Cuenca

    Es simple. Si a una taza de agua caliente se agregan hojas, frutas, flores o hierbas aromáticas se obtiene una infusión aromática.

    Esta bebida gana consumidores gracias a las mezclas de hierbaluisa, hierbabuena, frutilla, durazno, flor de azahar, kiwi… que se encuentran en tiendas gourmet, restaurantes y almacenes deportivos.

    El consumo de estas infusiones crece en Ecuador, explica la nutricionista Susana Campoverde. La razón es que hay un enfoque hacia lo ancestral y sus beneficios . Estas hierbas y frutas, además de tener buen sabor, ayudan a paliar malestares como dolor de cabeza y cólicos, sin contar que son diuréticas.

    Una de las firmas que elabora estas infusiones es Ferbola. El gerente de esta iniciativa azuaya, Fernando Moscoso, explica que hace un año lanzó este producto debido a su gusto por estas bebidas calientes. Este empresario ha notado la acogida de su marca porque se elabora con materia prima orgánica, que mejora el sabor de la infusión.

    En el local Cikla, que comercializa bicicletas y accesorios deportivos, venden los productos Ferbola con éxito. Uno de los colaboradores de este local, en el sur de Cuenca, David Castro, explica que las infusiones son adquiridas por hombres y mujeres. La que más demanda tiene es la mezcla de piña y kiwi con hierbas.

    Otra marca es Néctar de la Delicia, que se comercializa en restaurantes del centro de la ciudad. Estas infusiones son elaboradas por Margarita Cardoso, quien en una huerta personal cultiva toronjil, lavanda, hierbaluisa… Desde hace más de un año empezó con las infusiones.

    En la tienda orgánica Néctar, en Cuenca, se comercializan los productos de Cardoso. Allí los clientes son tanto ecuatorianos como extranjeros.

    Una consumidora, Marta Astudillo, explica que es imposible ignorar estos paquetes de mezclas porque son coloridos y tienen frutas en rebanadas deshidratadas. «Además, su sabor es delicioso».

    Por esa popularidad, algunos microempresarios identificaron una oportunidad en el mercado y optaron por deshidratar esta materia prima y comercializarla. Aún es un mercado pequeño, pero cada día gana adeptos, asegura el consultor Daniel Méndez.

    Una observación de este consultor es que los actores en este mercado cultivan o trabajan con materia prima orgánica. Esto, no porque sea un requerimiento, sino porque el consumidor de infusiones se preocupa por su salud. Es un consumidor más exigente, que demanda productos sanos, sin pesticidas, explica Méndez.

    Con esto coincide la nutricionista, Susana Campoverde, quien ha identificado que sus pacientes son más exigentes con lo que comen y por eso solicitan más productos orgánicos.

    En el local T&Cups ofrecen infusiones de hierbas y frutas que son acompañadas con postres, cupcakes, macarons… Su propietaria, Doris Correa, explica que quienes más solicitan estas bebidas son mujeres entre 20 y 50 años, mientras los hombres piden más café.

    En T&Cups los sabores de infusiones son jengibre, menta, chocolate, mojito de moras, entre otros sabores exóticos. Correa importa estas hierbas de India, China y EE.UU. Esta azuaya ha identificado un consumidor más exigente que busca productos de calidad.

    No importa si son nacionales o importadas, las infusiones ganan adeptos.

    Cristina Mora también consume con frecuencia estas infusiones. Cuenta que antes de encontrar las infusiones en el mercado aprendió a prepararlas. En un litro de agua cocinaba una raíz de jengibre, un cuarto de manzana y hojas de hierbabuena. Así lograba una bebida desintoxicante y diurética. Sin embargo, dice Mora, ahora con la oferta es más fácil comprar los paquetes porque ya vienen con las frutas y hierbas, incluso algunos son endulzados con stevia (una planta natural). «Es positivo que la evolución de los mercados esté enfocada a productos más sanos».

    LA CIFRA:
    USD 1 en promedio cuestan 100 gramos de hierbas y frutas deshidratadas.

    LA ESPECIALISTA
    Cristina Vázquez / Nutricionista y catedrática

    ‘Apuesa de pequeñas empreas’

    La infusiones de hojas, flores y frutas no son nuevas. Estas vienen desde siglos atrás y eran consumidas para rituales de desintoxicación. Estas bebidas siguen teniendo propiedades curativas y los consumidores optan por alimentarse mejor.

    Hace unos años era común ver a las mujeres tomar bebidas azucaradas, pero hoy optan por las infusiones para acompañar sus postres. Tomando esta bebida benefician a su sistema digestivo, purifican la sangre, eliminan toxinas, balancean sus hormonas…

    Al ser una mezcla de frutas, raíces, hierbas, semillas y especias, tienen propiedades como vitaminas, minerales y otros nutrientes para mejorar la ­calidad de vida.

    Es interesante ver como cada vez hay más personas enfocadas en mejorar la salud y en consumir alimentos saludables, pero también sabrosos. Las infusiones calzan en esa descripción porque la mezcla de ingredientes es agradable al paladar.

    Por lo que he visto, son pequeñas empresas las que apuestan por elaborar este producto que se considera especializado. Es decir, en supermercados comercializan las fundas de hierbas aromáticas que tienen mayor acogida y son más conocidas. Mientras que las infusiones de frutas, hierbas y flores son para consumidores más exigentes, que buscan sabores nuevos.

    Algunos emprendimientos elaboran estas mezclas con productos orgánicos, para que tenga un mejor sabor y sea saludable. Esta tendencia direccionada a lo orgánico es positiva, porque al no usar pesticidas, su consumo no tiene ningún efecto nocivo.

    Aunque cultivar de esta forma es más costoso, porque hay que elaborar abonos orgánicos y una suerte de pesticidas naturales, vale la pena que más empresas se sumen a esta práctica.

    Las infusiones solo requieren imaginación. Se pueden mezclar frutas como moras, frambuesas, papayas, melocotón, maracuyá, uvillas… También hierbas como hierbaluisa, hierbabuena, toronjil, cedrón… A las mezclas de estos ingredientes se puede agregar anís estrellado, canela, pimienta dulce, clavo de olor, etc., que dará buen sabor y también tienen propiedades para calmar los nervios, conciliar el sueño. Incluso tienen propiedades antisépticas, expectorantes y antiinflamatorias.

    Es importante cuidar la salud y conocer las propiedades nutricionales de cada alimento. Hoy la expectativa de vida ha crecido y las personas se acoplan a un entorno que impulsa a hacer ejercicio y a alimentarse mejor.

    En esta rutina calza la inclusión de infusiones, como un hábito para vivir mejor. Además de disfrutar de sabores exóticos como el jengibre, frutas, hierbas mentoladas y las especias, es una terapia para el bienestar.

  • Frozen Tropic en 10 años posicionó su pulpa en el Ecuador y el extranjero

    Leonardo Gómez. Redacción Quito/ LÍDERES

    Para el año 2004 existían pocos proveedores de pulpa de fruta en el mercado ecuatoriano, lo cual era un limitante para restaurantes, hoteles y empresas de catering, que no contaban con muchas opciones a la hora de elegir la materia prima de sus jugos, postres o platillos.

    Esa era una oportunidad de negocio, cuenta Diego Paredes, gerente de Frozen Tropic, una empresa fundada ese mismo año para suplir las necesidades de pulpa 100% natural en el sector corporativo.

    «En Frozen Tropic estamos conscientes de la calidad de las frutas que se producen en el país. Aprovechamos eso para ofertar pulpa de fruta sin ningún tipo de aditivo y bajo estándares de calidad internacionales», cuenta Paredes.

    Esta empresa se inició en el 2004 con una inversión de USD 200 000, que la utilizó para comprar maquinaria. La planta de producción fue instalada en el norte de Quito, con seis operarios que se encargaban del procesamiento de hasta 15 toneladas de fruta por mes.

    La empresa ofrecía pulpa de fruta en sobres plásticos de 1 kilogramo. Contaba con una variedad de 12 sabores, entre ellos mango, mora, tomate, frutilla, durazno, plátano, maracuyá, etc.

    Pese a ser una empresa nueva en el mercado ya poseían una decena de clientes, pero su crecimiento en el mercado fue sostenido.

    Al segundo año de operaciones su nómina subió a 20 operarios. Para el 2006 la demanda de sus ítems también aumentó, por lo que se requirió una mayor producción. Llegó a procesar hasta 40 toneladas de fruta por mes.

    Esto motivó a los directivos de Frozen Tropic a buscar otro tipo de mejoras para posicionar su producto en el mercado. Se dejó a un lado las fundas plásticas de 1 kilogramo y las reemplazaron por envases tipo ‘gable top’, que conservan mejor el producto y facilitan los procesos de envasado y almacenamiento.

    En el 2008 amplió su línea de producción y comenzaron a vender ‘sachets’ de 100 gramos de pulpa de fruta, para los negocios que requieren un mayor control de sus inventarios.

    Se trata de un sobre con la medida justa para preparar un vaso de jugo. Son bastante útiles, asegura Carlos Vásquez, propietario del restaurante Equinoccio. «No es un buen negocio decirle al cliente que solo tengo jugos de tomate o de naranja. Compro estos ‘sachets’ para ofrecer en el menú una variedad de siete tipos de jugo. De esta manera tengo disponibles varios sabores y evito el desperdicio de fruta».

    Frozen Tropic empezó a exportar parte de su producción en el 2011. Actualmente, el 40% de su pulpa tiene como destino Estados Unidos y Europa.

    En el 2012 decidieron ampliar su oferta y llegar al consumidor final con la venta en supermercados de cajas con cinco sobres de pulpa de diferentes sabores, cada una de 100 gramos. Este año lanzó la marca de jugos Yucho, con el eslogan «La naturaleza al desnudo».

    El nombre de los jugos fue pensado como parte de una estrategia para resaltar que sus productos no contienen nada más que pulpa de fruta. Se cambió la forma de escribir llucho -palabra quichua que significa desnudo- por Yucho.

    «La idea de campaña es mostrar que nuestros productos son 100% naturales, que están desnudos porque no tienen ningún tipo de aditivo», explica Paredes.

    La planta de producción de Frozen Tropic está ubicada en el norte de Quito y trabaja con las normas de calidad ISO 22000 y Kosher, que es el sistema de control de calidad de los alimentos que responden a la normativa judía.

    Con la pulpa de esta empresa se elaboran los helados Coqueiros. Así lo asegura Alfonso Bustos, uno de los socios de esa firma. «Le compramos cada mes un promedio de 500 kilos de pulpa de mora, naranjilla, mango…», dice y agrega que se trata de una empresa que siempre está preocupada por la relación con los clientes. «Trabajamos desde hace ocho años con ellos y existe una comunicación muy fluida, siempre respetan los acuerdos y los plazos», sostiene Bustos.

    El insignia
    El producto es de alta calidad

    Trabajo en Frozen Tropic desde hace cuatro años. Cuando comencé era polifuncional, luego fui transferido al departamento de pelado y corte de frutas, posteriormente a las bodegas y ahora soy supervisor de producción.

    El ambiente de trabajo es muy bueno, hay compañerismo y solidaridad.

    El trabajo es exigente para cumplir con las metas de producción. Es un esfuerzo que vale la pena, porque logramos un producto de buena calidad. La fruta que utilizamos pasa por un riguroso control de calidad y limpieza. Y no es para menos, pues trabajamos con productos alimenticios, de consumo humano, y debemos garantizar un producto impecable.

    Otros datos

    La producción. Esta empresa procesa un promedio de 150 toneladas de fruta cada mes. Todos sus proveedores de fruta son locales y el 60% de sus ventas son en el mercado local.

    Una sociedad. Frozen Tropic fue fundada por un Directorio de cinco socios y es parte del Grupo Hanasca.

    La exportación. En el 2011 comenzaron a exportar sus productos a los Estados Unidos y Europa. Los más solicitados son las pulpas de maracuyá, mango y piña.

  • Ecopacific: Un negocio que crece con toda la energía del coco

    Mónica orozco

    Ecopacific quiere «mundializar» el agua de coco. Esta empresa, que hoy factura USD 9,4 millones al año, nació con un refrigerador y 200 cocos.

    «Siempre quise traer el agua de coco a Quito», recuerda el emprendedor manabita y actual gerente de la firma, Kevin Barcia. Así que no lo pensó más, tomó su refrigerador y lo instaló en una cebichería de la capital, para ofrecer pipas de coco que él peló, preparó y empacó.

    Corría el 2003 y Barcia recuerda que fue de pura locura. «Llenamos la ‘refri’ de cocos pelados y en cuestión de una hora terminamos de vender todo».

    Esta experiencia lo animó a diseñar un proyecto para industrializar el producto y ese mismo año nació Coco Freeze, agua de coco embotellada. «Quise unir mi amor por esa bebida, líquido de Dios, con la innovación», comenta el joven empresario de 33 años.

    La marca se expandió entre tiendas de barrio y restaurantes. Y luego se colocó en las perchas de las grandes cadenas de supermercados, farmacias, panaderías, hoteles, cafeterías, entre otros locales.

    Cinco años después, esta iniciativa se fusionó con el negocio de los padres de Kevin, Javier Barcia Mendoza y Nelly Jarre Mieles, que hasta ese entonces se dedicaban a producir y comercializar limón fresco para supermercados y otros.

    A esta sociedad se sumaron más tarde sus dos hermanos y en el 2008 se conformó lo que hoy es Ecopacific.

    Con ello, dejaron de ser productores agrícolas y emprendieron una estrategia de innovación. Ecopacific empezó con agua de coco y limón fresco.

    Pero uno de los valores de la empresa es estar literalmente ‘locos’ por la innovación. «Es una especie de obsesión», dice Barcia. Por ello, sumó nuevos productos hasta que hoy cuenta con 120 ítems agrupados en tres líneas: embotellados (jugos y néctares), producto a granel (frutas y verduras) y la línea de procesados de la marca Horti Listo (frutas y verduras semiprocesadas).

    Entre estos últimos están productos como sambo, zapallo, zanahoria, grosellas, remolacha, entre otras, que se ofrecen listas para preparar o consumir.

    La firma quiere convertirse en el principal aliado de supermercados, tiendas y otros locales en el segmento de perecibles; ser el «casero por excelencia».

    «Nuestro elemento diferenciador es que los productos están listos para consumir. La fruta es un producto difícil de manejar, porque hay temporadas de cosecha y escasez. El trabajo es buscar el mejor producto en el momento de su existencia», indica Gabriela Sandoval, gerenta de Marketing de Ecopacific.

    Entre el 80 y 90% de los insumos de esta empresa son nacionales, gran parte de Manabí. La mayoría de sus proveedores son agricultores (unos 200), a quienes compran de manera directa.

    Los jugos son 100% fruta y no contienen preservantes, colorantes ni saborizantes. La eficiencia en sus procesos y la calidad de los productos les hizo merecedores del reconocimiento como mejor proveedor por tres años en la categoría de perecibles en Supermaxi, y como mejor proveedor en el 2013 en la categoría Frutas y Verduras, del Santa María.

    Rosa Tapia, copropietaria del Market Figazza, que dispone de dos locales ubicados en el norte de Quito, explica que los productos de Ecopacific son de alta rotación en la tienda; en especial, el agua de coco y los jugos de naranja. La firma es su proveedor desde hace dos años.

    «La mayoría de clientes busca estos productos naturales como jugos que, si bien no son preparados ese instante, tienen gran calidad y son naturales», comenta Tapia, que adquiere USD 2 000 por mes en productos de Ecopacific.

    Este año, la firma ecuatoriana busca cubrir 1 200 puntos de venta. Actualmente tienen 575. Para cumplir con la meta, Ecopacific invertirá USD 1,5 millones en ampliaciones y nueva maquinaria. La firma lanzará este año dos marcas Juz (néctares) y Eco-love (bebidas funcionales), explicó Sandoval.

    Además, busca fortalecer el mercado de Guayaquil y hoy desarrolla un plan piloto para ofertar carne de res. «Y así seguir completando el portafolio de perecibles y diversificar más», dice Barcia.

  • Grupo Rueda, con su canasta de frutas abastece a ocho mercados

    Redacción Quito

    A mediados de la década de los noventa, Carlos Rueda tenía un dilema: invertir sus ahorros en una maestría en Negocios y Administración (MBA) o emprender su negocio.

    El emprendedor escogió el segundo camino y cree que no se equivocó, porque gracias a esa decisión nació Grupo Rueda, que ahora está presente en Colombia, Chile, Perú, Venezuela, Costa Rica, El Salvador y EE.UU.

    Esta firma, que se dedica a la importación y exportación de productos alimenticios, como frutas y cárnicos, mueve un promedio de 7 200 toneladas mensuales en todas las naciones en donde opera.

    Pero en principio no fue así. Rueda se inició en el mercado de las importaciones y exportaciones con la comercialización de maíz y arroz. El flamante graduado de Ingeniería Comercial de la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE), compraba los productos en Quevedo (Los Ríos) y los comercializaba en Ipiales (frontera entre Ecuador y Colombia); era un intermediario.

    Así se mantuvo por un año hasta que sus compradores decidieron adquirir las gramíneas directamente a los productores. En esa época conoció a una vendedora de frutas que importaba desde Chile y luego vendía en la frontera norte y en Quito.

    Era 1998 y junto a un socio importaron un contenedor de manzanas, con una inversión de unos USD 30 000. La primera importación no resultó un buen negocio. De hecho, perdieron y su socio se retiró. La falta de conocimientos en los trámites de desaduanización y el no encontrar compradores a tiempo hicieron que su experimento fallara.

    Sin embargo, Rueda no desertó y continuó solo. El quiteño notó que con los procedimientos adecuados su idea iba a ser rentable. Encontró un cliente en Quito y así trabajó durante un año; en esa ocasión ingresó al país 10 contenedores de manzana de la firma chilena Frusan.

    Gracias a los pagos puntuales, Frusan le otorgó crédito y así pudo adquirir más productos para abastecer a su creciente clientela. En esa época operaba con el nombre de Frutera del Litoral.

    En el 2002 construyó su primera planta de acopio en Durán. Ese mismo año abrió en Santiago de Chile, Rueda Export Cía. Ltda, su nueva firma. Tres años después abrió Frutera del Litoral Colombia. En esa nación, además de ofrecer fruta fresca también introdujo su línea de fruta empacada, bajo la marca de Fruta Vida. La empresa en tierras colombianas ahora es la segunda más grande del grupo, luego de Ecuador.

    Su consolidación en esos lugares causó la expansión a Venezuela, Perú, El Salvador, Costa Rica. En junio del año pasado, inauguró su oficina en Miami y desde hace cinco años todas las empresas conforman el Grupo Rueda.

    Desde el 2011, la firma inició la cosecha de uva. En el momento cuenta con 60 hectáreas de la fruta en la provincia de Santa Elena. Asimismo, comenzó la producción de carne de cordero y cerdo.

    Corporación Favorita es uno de sus clientes desde hace siete años. Eduardo Castro, gerente de Bodega, comenta que les compran un promedio de 60 contenedores al año. Destaca su puntualidad y buena calidad.

    Mientras que Gabriel Garzón es propietario de una carnicería que lleva su mismo nombre. Él adquiere carne de cerdo de Grupo Rueda desde hace seis años; destaca su calidad.

    La cifra
    USD 1 millón invirtió la empresa en su proyecto en la provincia de Santa Elena