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  • Ganan con el sudor de la frente… del otro

    Santiago Ayala Sarmiento

    En el 2009, las oportunidades de participar en una carrera atlética eran contadas con los dedos de una mano. Ni a las empresas les interesaba ni casi existían organizadoras de competencias, porque no se traducía en un buen negocio.

    Pero ese ‘chip’ cambió y hoy se vive una fiebre de certámenes a escala nacional, donde se pasó de una competencia cada dos meses, en el 2010, a casi dos cada fin de semana en este año, en promedio.

    Y en ese escenario, por un lado, las empresas, bajo el argumento de fomentar el deporte en la sociedad, descubrieron una atractiva vitrina para promocionar su imagen, mientras las organizadoras de carreras han proliferado. Hoy, al menos unas 10 firmas se dedican a ello y tienen tanto trabajo que ya no se abastecen.

    Diego Maruri, gerente general de DM3, confirma ese ‘boom’ y explica que eso se debe a varios factores: el interés de las empresas, el incremento de la participación femenina (en el 2001, de cada 10 participantes, uno era mujer; hoy la relación es seis hombres por cuatro mujeres) y la penetración de la tecnología.

    “Hoy, las empresas quieren tener sus propias carreras y nos contratan a las organizadoras. La inversión para una competencia puede ir desde los USD 5 000 hasta los 300 000. En nuestro caso, hay carreras en las que perdemos y hay otras en las que sí ganamos plata”.

    Pedro Nuques, principal de T3 Sports, confirma aquello: una carrera pedestre básica de 5K (cinco kilómetros), donde participen 300 personas, puede organizarse con unos USD 3 000. De allí, los costos van en aumento si a eso se suman ‘chips’, camisetas, premios, publicidad, puntos de abastecimiento de agua, etc.

    “En el 2009, nuestra actividad había caído. Pero en el último año repuntó. Hoy organizamos una carrera semanal. Para montar cada una de ella buscamos auspiciantes y empresas que quieran representar a determinada competencia”.

    Para María Luz Arellano, directora de la revista Vidactiva, especializada en estas competencias, actualmente al menos se realizan dos carreras (pedestres, ciclísticas, de aventura, de obstáculos, etc.), cada fin de semana, en promedio.

    “Ya no nos damos abasto para cubrir todas las competencias. En cuanto a las organizadoras, dependen de la empresa privada y de los auspicios que levantan. El costo de inscripción no cubre normalmente todo o que implica una organización. El costo por persona es superior a los USD 15 que se cobra, en general, por la inscripción para la competencia”.

    Y por esa razón, la presencia de la empresa privada ha sido vital para este negocio. Samuel Castro, gerente de Marketing y Comunicaciones de McDonald’s Ecuador, que realizará la carrera “5K, las mujeres corremos”, en los próximos días, explica que sí es una buena vitrina para la marca y, además, para captar fondos para la fundación de ayuda social de la firma.

    Esta compañía ha invertido alrededor de USD 60 000, para brindar todas las facilidades a 1 200 competidoras.

    Más datos sobre las organizadoras

    • La firma Nike. La marca alista su competencia para las próximas semanas. La organización de esta carrera pedestre demandará USD 200 000, según la organizadora que la asesora.
    • El mercado. Proyecto Aventura, Sport Evolution, Caprafe… son otras firmas que también están impulsando las competencias en el país.
    • La moda. La reacción es tal que hasta entidades que no han tenido tradición en la organización están incursionando. Ese es el caso del Biess, que efectuará su carrera 10K, en octubre.
    • Costos. El precio de las inscripciones de los participantes se ha incrementado también en el último lustro. No hay un monto estándar en las competencias.
  • Grandes y pequeños ganan con el negocio inclusivo

    Pedro Maldonado / Redacción Quito

    Trabajar con recicladores de chatarra fue un reto para Novacero. Los recolectores de desechos metálicos eran desconfiados, no conocían acerca de normas ambientales, ni sobre temas tributarios.

    No obstante, la firma que desarrolla soluciones de acero para la construcción se embarcó, en el 2008, en el programa Negocios Inclusivos: Ganamos Todos, impulsado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin) y la organización no gubernamental SNV.

    Jimmy Baque, vocero de Novacero en temas de responsabilidad social, explicó en la clausura del programa, efectuada hace tres semanas, que con el programa la empresa ofreció capacitación técnica y capital de trabajo a recicladores de chatarra interesados. Ellos se convirtieron en una suerte de abastecedores de materia prima para los procesos productivos de la firma.

    En el 2008, Novacero contó con la colaboración de siete microempresarios y este año fueron 27. “Ellos son -según Baque- la base de nuestras operaciones. Hoy son 2 000 recicladores con los que trabajamos. Y cada uno recibe no menos de USD 260 por tonelada de chatarra”.

    La experiencia de Novacero muestra el concepto de negocios inclusivos. La definición del BID y del Fomin sostiene que “son iniciativas empresariales responsables y rentables, porque incluyen a poblaciones pobres y vulnerables como socios comerciales en la cadena de valor”.

    El programa Negocios Inclusivos: Ganamos Todos arrancó en Ecuador en el 2008. Participaron nueve empresas: Floralp, Pronaca, Novacero, Industria Lojana de Especerías, Colineal, Epacem, Palmar del Río, La Favorita y Farmaenlace.

    Según los responsables, la inversión alcanzó los USD 2,5 millones. De esa cifra, 1,5 millones vinieron del Fomin y el resto de las empresas participantes. Estos recursos permitieron que las empresas brinden capacitación y asesoramiento. “Los pequeños productores ganaron capacitación, mejoraron su productividad y obtuvieron mejores precios. Es una estrategia ganar-ganar”, asegura Jamie Jenkins, representante de SNV en Ecuador.

    Jenkins aclara que no es asistencialismo, sino una estrategia de negocio que genera beneficios sociales.

    En el caso de Pronaca, el objetivo fue garantizar el abastecimiento de maíz que la empresa utiliza en sus granjas. Julio Valenzuela, representante de la firma, explicó que el programa se cumplió en poblaciones como Ventanas (Los Ríos), El Empalme y Balzar (Guayas), entre otras.

    Valenzuela indicó cifras: “En el 2009 teníamos 190 agricultores y para el 2012 fueron 496. Las toneladas métricas de maíz obtenidas crecieron de 6 064 en el 2009 a 12 063 este año”. Además, según los responsables, los productores de maíz aumentaron en 40% sus ganancias y duplicaron el rendimiento de sus cultivos.

    El proyecto terminó en noviembre, sin embargo el trabajo entre empresas y proveedores continúa. “Dejamos armada una estructura. No es una intervención temporal, se trata de un compromiso permanente”, aclara Roberto Garcés, coordinador del programa.

  • El café de Perú y Colombia gana premios

    AGENCIAS

    El pasado 9 de enero se conocieron los resultados del certamen Cata del Café de Calidad Rainforest Alliance Diciembre 2012, que se llevó a cabo en la Asociación de Cafés Especiales de América (SCAA, en inglés), con sede en Long Beach, California (EE.UU.).

    En esta décima edición, el primer puesto en el ranking a las mejores prácticas de producción cafetalera a escala mundial recayó sobre la asociación de pequeños agricultores Ndumberi, ubicados en la africana región de Kenia Kiambum, y que se alzó con una puntuación total de 87,41.

    Los segundos y terceros lugares se entregaron -respectivamente- para el sello peruano Tunki, del agricultor Raúl Mamaní, que obtuvo 86,91 puntos, y para la firma colombiana El Silencio, que alcanzó un ‘score’ de 86,88.

    La cata de calificación, encabezada por el barista Shawn Hamilton, principal de la cadena estadounidense de cafeterías Java City, contó con la participación de 51 firmas cafetaleras de Brasil (su mejor representante fue O’Coffee – Fazenda Nossa Senhora Aparecida 83,65); India; Indonesia, con la firma Toraja Pedaraman Plantation, que alcanzó los 83,29; Tanzania; y la primera participación de Malawi, con la firma Satemwa Estate, que alcanzó los 80,16 puntos.

    En el caso peruano, que participó con una decena de firmas en este reconocimiento de la ONG, el café Tunki y el café Quechua son productos elaborados por la Central de Cooperativas Agrarias Cafetaleros de los Valles de Sandia (Cecovasa). La firma, fundada en 1970, agrupa a más de 4 600 productores.

    El otro éxito peruano fue el de la marca originaria de Cajamarca, El Sol & Café, que se ubicó, con 84,25 puntos, en el noveno lugar. “Es muy gratificante ver que la sostenibilidad y la mejora constante de la calidad puede ir mano a mano”, manifestó Stephen Leach, barista y gerente mundial de Compras de café en la firma de comercio Maranatha.

    “La cata es una retroalimentación importante para los agricultores. Estoy feliz de evidenciar que la calidad de la taza va en un incremento año tras año”, añadió Jeff Chean, fundador de Groundwork Coffee, una reconocida firma de café tostado orgánico con sede en Los Angeles, EE.UU.

    El tercer puesto fue entregado a los agricultores de la Asociación de Productores de Anserma (Colombia) por su grano empacado bajo el sello de El Silencio. El país del norte participó de este certamen con 10 representantes agremiados a la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia.

    Otros datos

    • Los competidores.  Perú y Colombia participaron, cada nación con una delegación de 10 sellos cafeteros. Brasil y Kenia presentaron las tazas de nueve firmas.
    • La más galardonada.  En el ranking, cinco de los sitiales, incluyendo el primero, pertenecen a firmas keniatas como Ndumberi, Tegu, Gichatha-ini y Yadini.
    • Rainforest Alliance.  El organismo estadounidense califica la sostenibilidad de las firmas en diversas industrias, y mantiene proyectos de investigación a escala mundial.