Etiqueta: historia

  • Cuatro décadas de historia se resumen en un solo anuncio

    Redacción Guayaquil

    En abril de este año, Banco del Pacífico cumplió 40 años de operaciones. Por este motivo, el 11 de abril se lanzó al aire un comercial donde se presentan cronológicamente los sucesos más importantes de la historia de la entidad.

    El objetivo fue recordar la trayectoria del banco, destacando los hitos que ha marcado en términos de servicios financieros y su contribución a la modernización de la banca en el país. Así lo indica Andrés Baquerizo, presidente ejecutivo de la institución. Agrega que también se buscó“fortalecer el vínculo emocional con el cliente y el público en general”.

    Por ello se usaron imágenes de servicios junto a las de las campañas más recordadas con el ‘jingle’ (melodía) tradicional. Adicionalmente, se creó una letra especial para el aniversario de las cuatro décadas. Así, la publicidad inicia con la frase: “Hace ya 40 años una idea se formó. De hacer un banco banco para todo el Ecuador”.

    Este comercial fue parte de una campaña que reúne medios masivos, vía pública y redes sociales. Se apoyó también en la participación con actividades BTL, además de los canales de comunicación del banco como página web y cajeros. La producción costó cerca de USD 70 000.

    BBDO fue la agencia contratada para desarrollar la pieza publicitaria. Alfredo Melossi, gerente de BBDO en Guayaquil, dice que en el proceso de producción participaron un total de 120 personas. Agrega que el comercial fue filmado en Ecuador y Uruguay.

    Melossi cuenta que hubo algunas anécdotas durante la filmación. Recuerda que el equipo de Uruguay, que nunca había escuchado la canción antes, al terminar la filmación la cantaba de memoria.

    María Eugenia Gómez es cliente de Banco del Pacífico. Dice que el comercial transmite el desarrollo del banco. “La canción hace que recuerde mi infancia”.

    Otra clienta es Estefanía Arias, quien opina que el comercial es directo. “A pesar de que no transmite toda la historia del banco, las imágenes son agradables”.

    Los detalles

    Las imágenes. Todo fue recreado, ninguna imagen fue tomada de comerciales anteriores.
    El tiempo. La idea, filmación y posproducción tomó unos dos meses.

  • El auge y caída del Banco Territorial tras 12 décadas de vida

    Thalie ponce y Xavier Montero Redacción Guayaquil / LÍDERES

    Un lunes 3 de enero de 1887 iniciaron las operaciones del Banco Territorial (BT). Hoy, tras 12 décadas de servicio, sus más de 70 000 clientes se aprestan a retirar sus fondos y dar paso a la liquidación del centenario banco.

    LÍDERES presenta una breve radiografía de esta entidad bancaria, ícono de la época de auge cacaotero de fines del siglo XIX y que reflejaba la bonanza económica agroindustrial del Ecuador.

    El nombre del Territorial se sumó al de otras entidades que trascendieron en la economía de la época, como el Banco de la Casa de Luzárraga; Banco de Planas, Pérez & Obarrio (1867); Banco del Ecuador; Banco de la Unión; Banco Comercial y Agrícola (1894), entre otros.

    Guillermo Arosemena, historiador económico y bisnieto del precursor de aquella institución, Eduardo Arosemena, cuenta que el banco surgió en la época de oro de la actividad cacaotera. Su función era financiar esas plantaciones.

    Otro de los objetivos fue impulsar el desarrollo urbanístico de Guayaquil, sobre todo luego del incendio ocurrido en 1896, que acabó con el 80% de la ciudad.

    La primera junta de accionistas del BT -que conceptualizó el proyecto a fines de 1886- se planteó una institución financiera hipotecaria de perfil bajo. Los datos señalan que inició sus operaciones con un capital de 400 000 sucres.

    Según la obra ‘Los bancos del siglo XIX’, de Julio Estrada Ycaza, y que reposa en la biblioteca guayaquileña del Banco Central, el primer gerente del Territorial, Adolfo Hidalgo, percibía un salario mensual de 200 sucres.

    Para Melvin Hoyos, historiador y principal de la Dirección de Cultura de la Alcaldía de Guayaquil, la cautela era parte de la médula corporativa del BT. De allí que sobreviviera a la debacle de 1930 y al crack financiero de 1999.

    Tras este último evento, la institución, que había sido liderada por la familia Goldbaum, pasó a la tutela del Grupo Zunino. En el 2004, el 70% de las acciones del BT se relacionó a la firma Casa Tosi, de la que se desvinculó en octubre pasado.

    Seis años más tarde, en el 2010, una resolución de la Junta Bancaria (JB) puso al BT en un proceso de regularización, para sanear sus vacíos. Finalmente, hace dos semanas, la JB lo declaró inviable y procedió al cierre de sus operaciones.

    Cronología 1887.

    El Banco Territorial inició operaciones como institución hipotecaria. El primer préstamo se realizó a Francisco Quezada por 1 600 sucres, con cédulas hipotecarias al 7%.

    1986. Al cumplirse su primer centenario de actividad bancaria, recibió una condecoración de la Orden Nacional al Mérito, en el grado de Gran Oficial, por parte del ex primer Mandatario León Febres Cordero.

    2004. El Banco Territorial que había sido dirigido durante décadas por la familia Goldbaum pasa a ser liderado por el Grupo Zunino. Con la adquisición del 70% de acciones inicia una nueva etapa en el mercado crediticio.

    2013. La Superintendencia de Bancos y Seguros declara inviable al Banco Territorial y ordena la liquidación de depósitos a sus más de 79 000 clientes. El Banco Territorial contaba con cinco agencias en Guayaquil y Quito.

    Más sobre este informe:

    De entiedad hipotecaria a comercial

    El peso del crédito de consumo

  • El peso del crédito de consumo

    La caída

    El Banco Territorial sobrevivió al ‘naufragio’ financiero de finales del siglo XX. Para el 2004 (que cerró con USD 19,4 millones de activos) se realizó el cambio de liderazgo de la familia Goldbaum al Grupo Zunino.

    El proceso de modernización propuesto por los Zunino incluía la vinculación de la entidad financiera con sus tiendas departamentales Casa Tosi.

    La estrategia del BT en el 2005 fue colocar créditos de consumo a través de la tarjeta Crédito Sí (65 000 clientes) y Efectivo Sí. Aquel era un préstamo de consumo desde los USD 120 a los 2 500.

    Según datos de la Superintendencia de Bancos y Seguros (SBS), para diciembre del 2005, la cartera de créditos de consumo por vencer superaba los USD 13,7 millones. En el ejercicio 2004 ese rubro se ubicó en USD 1,2 millones.

    En el 2006 un cliente podía abrir una cuenta de ahorros con USD 1 y se le ofrecía hasta el 5% de interés anual. Así, el BT ingresó al mercado de consumo, en la pujante clase media, con otros bancos como el Centro Mundo (que pasó al Banco Pichincha) y el Unibanco.

    Las operaciones del BT para diciembre del 2007, según la SBS, mantenían una calificación de riesgo de A: «La institución es fuerte; tiene un sólido récord financiero y es bien recibida en sus mercados naturales de dinero».

    Para fines del 2008 se ubicó en A- y cerró el 2010 con la designación de banco BBB- en las vitrinas de sus cinco agencias ubicadas en Quito y Guayaquil.

    La resolución JB2010-1659 del 16 de abril del 2010 sometía al Banco Territorial en un Programa de Regularización para sanear su cartera. A USD 9,1 millones ascendía en ese año su cartera vencida de créditos de consumo.

    Dos años más tarde, en octubre del 2012, el Banco Territorial se desvinculaba de Almacenes Casa Tosi para dar cumplimiento al referéndum del 2011.

    Pero en febrero pasado, la Junta Bancaria pidió al principal accionista del BT que lo capitalice con USD 17 millones, que «no se justificaron fehacientemente». El 18 de marzo pasado, Pedro Solines, principal de la SBS, indicó que el Banco Territorial era inviable y que se debía suspender las operaciones para sus 71 832 clientes a escala nacional.

  • De entidad hipotecaria a comercial

    El auge

    Guillermo Arosemena señala que entre los objetivos del BT constaban financiar al sector cacaotero e impulsar el desarrollo urbanístico de Guayaquil. «En la época (al finalizar el siglo XIX e inicios del XX) se producían variedades de cacao que tomaban entre siete y 10 años para cosecharse. Era indispensable para los cacaoteros tener un financiamiento; ahí es cuando el Territorial entra a jugar un papel fundamental».

    El banco también fue una herramienta importante para la recuperación urbanística de Guayaquil, tras el Gran Incendio ocurrido en 1896. En esta tarea, también intervinieron otras entidades financieras como el Banco de Ecuador, el Banco Comercial y Agrícola, y el Banco de Crédito Hipotecario.

    Posteriormente, en el nuevo siglo, el BT también financió la construcción de las nuevas ciudadelas del norte de Guayaquil, como la Kennedy. Una de las firmas que se benefició con estos créditos fue la constructora Perrone, según Flavio Kittyle.

    Para Arosemena, el BT «es diferente al resto de los bancos que han existido en el país». Señala tres razones: su longevidad, el número de propietarios a lo largo de sus años (unas siete familias) y el hecho de que por décadas fue exclusivamente de índole hipotecaria.

    A la emisión de cédulas hipotecarias se dedicó casi un siglo. De acuerdo con el libro ‘Los bancos del siglo XIX’, de Julio Estrada Ycaza, el BT podía emitir estos documentos de hasta cinco veces su capital inicial. No obstante, la cédula comenzó a desaparecer en el país a inicios de la década de los ochenta, tras un proceso inflacionario que afectó a toda América Latina, recuerda Arosemena. Ese fue su fin como entidad hipotecaria.

    Tras la declinación de la cédula como una herramienta de financiamiento, debido a la devaluación del sucre, algunas instituciones como el Banco de Crédito Hipotecario cerraron sus puertas.

    El BT logró sobrevivir esa crisis de finales del siglo XX. La estrategia emprendida por Federico Goldbaum fue orientarse a la banca comercial; actividad que desempeñó hasta este año.

  • Servifreno, el mundo automotor es el eje de su negocio

    Leonardo Gómez. Redacción Quito / LÍDERES

    El mantenimiento de los sistemas de frenos de vehículos es la especialidad de Punto Car. Este taller funciona desde el 2005 en Quito y es parte de la empresa Servifreno. Por los dos talleres que funcionan en la capital pasan, en promedio, 800 vehículos cada mes.

    La historia de Servifreno se remonta a la década de 1940, cuando Jorge Castro y su esposa Fanny Jaramillo viajaban con frecuencia entre Ambato y Quito para comprar vehículos de la marca Dodge.

    Castro era un apasionado del automovilismo. Incluso obtuvo una marca como corredor de rally en 1950, por el mejor tiempo en la ruta Quito-Tulcán-Quito. Pero con el inicio de la Segunda Guerra Mundial la importación de automóviles de los Estados Unidos se frenó y la oferta de autos era limitada en el mercado local.

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    Castro nunca dejó el automovilismo, pero en 1941 su ruta dio un pequeño giro cuando durante uno de los viajes a Quito, sin encontrar vehículos de venta, recibió una propuesta para trabajar como jefe de talleres de la distribuidora de autos Dodge. Allí pudo ampliar sus conocimientos sobre repuestos automotrices y, sobretodo, sobre el sistema de frenos.

    Su afición y experiencia lo motivó a fundar en 1960 la empresa Servifreno, dedicada a la importación de repuestos para frenos automotrices de modelos livianos y pesados. «Comenzamos con un préstamo de 40 000 sucres (más de USD 2 200 al cambio de la época) y viajamos a los Estados Unidos para buscar proveedores», recuerda su esposa, hoy de 93 años.

    Para entonces Servifreno contaba con ocho empleados. «No había mucha competencia en el mercado en lo que se refería a la distribución de repuestos para carros. Eso facilitó el crecimiento de la empresa, a pesar de que tampoco existían muchos carros».

    Jaramillo recuerda que tanto ella como su esposo viajaban casi a diario llevando los pedidos a Guayas, Cotopaxi, Tungurahua, Esmeraldas… «La idea de Jorge siempre fue la de ganar terreno en el mercado, brindando atención en todo el país. Cuando comenzamos con la empresa él mismo llevaba los pedidos».

    Alfredo Hurtado es el gerente de la distribuidora UtilFreno y cliente de Servifreno desde hace 32 años. Él recuerda que en la década de 1970, Castro era su principal proveedor de repuestos y recuerda de manera especial a Castro. «En más de 30 años de ser cliente nunca he presentado un reclamo. Los productos que distribuyen son de confianza y de excelente calidad», asegura.

    Con el crecimiento de Servifreno, los cuatros hijos de Castro y Jaramillo asumieron cargos en el empresa. Sonia, la segunda de la hijas, se hizo cargo desde 1968 del Departamento de Logística.

    Su otras hijas, Yolanda y Susana, son responsables de la gerencia de las sucursales en el sur y norte de Quito, respectivamente, mientras que Marcelo, el cuarto de los hermanos, asumió la gerencia General en 1990.

    La nueva administración trajo cambios. El primero fue la digitalización del sistema administrativo. «Cambiamos los archivadores de fichas de cartulina por computadoras y capacitamos a todo el personal», cuenta el gerente.

    El segundo cambio, fue buscar una opción para incursionar en la línea de servicios. Así, en el 2005, con una inversión de USD 150 000, se instaló el primer taller de Punto Car.

    Allí se utilizan todos los repuestos que importan con la empresa Servifreno y se ofertan cambios de aceite, diagnóstico y reparación de suspensiones, alineación y balanceo, venta de llantas y aros, ABC de motor… siendo su especialidad la reparación, mantenimiento y revisión del sistema de frenos de vehículos livianos.

    Por esa razón Eduardo Camacho, presidente de la floricultora Rosel, es cliente de Punto Car desde su fundación. «El cuidado de los frenos de un vehículo no es algo con lo que un pueda descuidar o deba escatimar en gastos. Por eso confío en Punto Car, allí se utilizan repuestos de buena calidad».

    Sobre el negocio

    Punto Car. Cuenta con dos talleres en Quito, en los que trabajan 20 personas. Solo en el 2012, Punto Car facturó cerca de USD 400 000.

    Servifreno. Esta empresa cuenta con un crecimiento anual del 14%. Cada producto que presenta al mercado ecuatoriano pasa primero por un periodo de prueba de un año antes de su distribución.

  • Las megaobras sostienen la trayectoria de Etinar

    Andreína Laines. Redacción Guayaquil/ LÍDERES

    Los conocimientos en diseño y construcción de tres emprendedores guayaquileños se unieron para fundar, en 1973, el Estudio Técnico de Ingeniería y Arquitectura (Etinar). En ese año, los socios José Macchiavello Almeida, José Núñez Cristiansen y Ángel Proaño Briones empezaron diseñando y construyendo casas para amigos; luego levantaron ciudadelas, edificios, centros comerciales, urbanizaciones, alcantarillados…

    Hoy, según cuenta Guillermo Jouvin, gerente general, la firma incursiona en nuevos retos. Uno de ellos, es la construcción de la Hidroeléctrica Río Luis en Zaruma (El Oro). «Una vez, en una reunión nos preguntamos, ¿qué no hemos hecho? y alguien dijo: una hidroeléctrica. Y apostamos por ese proyecto», indica.

    Entre las obras de Etinar figuran uno de los primero planes habitacionales populares en Guayaquil: la ciudadela Montebello, ubicada en el noroeste y construida en 1992. Hoteles en la playa también están entre sus obras. Un ejemplo es el Hotel Mira Mar, en Salinas; se suman infraestructuras similares en siete provincias.

    La distribuidora de varillas de hierros Maconsa, provee a Etinar de material hace unos 35 años. Javier León, gerente general, afirma que las relaciones comerciales son buenas. «Es uno de nuestros mayores clientes», destaca.

    Junto a Etinar trabajan entre 300 y 400 subcontratistas y proveedores, lo que permite emplear a unas 4 000 personas indirectamente. Esta firma constructora facturó en el 2004, USD 10 millones, el año pasado llegó a 42 millones.

    Etinar creció al ritmo de Guayaquil. Cuando la gran ciudad se levantaba en infraestructura, esta firma también lo hacía con la construcción de la avenida Del Bombero en 1984, y el Malecón 2000, luego se sumaron al desarrollo urbanístico de Samborondón.

    Jouvin recuerda que en 1999, justo el día que en el país se congelaron los fondos bancarios, él asumió la gerencia. Por eso añade que la empresa afrontó cambios económicos y políticos y destaca que lograr adaptarse a ellos les permitió crecer y posicionarse en el mercado. «La empresa se ha organizado de tal manera que le permite gestionar múltiples proyectos de manera simultánea», señala.

    Diego Serrano, gerente general de Inesa menciona que Etinar es una compañía de grandes proyectos. «Hacen obras grandes y emblemáticas», agrega. Inesa realiza las instalaciones eléctricas y telefónicas a unas 6 u 8 construcciones de Etinar al año. Esas obras suelen durar de seis a 18 meses.

    En el 2012, esta empresa pagó USD 292 502 por Impuesto a la Renta Causado al Servicio de Rentas Internas y en lo que va del año registra USD 10 712 en impuestos a la salida de divisas.

    • El insignia

    Erding Flores, jefe de compras

    ‘Sobrevivimos a los cambios del país’

    Ingresé a Etinar cuando la empresa apenas tenía tres años de ser fundada, soy uno de los colaboradores más antiguos.

    Recuerdo que yo llenaba los cheques en máquina de escribir e iba a pagar a los obreros en efectivo. Llevaba dinero en mis bolsillos hasta la obra. Hoy todo cambió, soy Jefe de Compras, apruebo todos los pagos bancarios.

    La empresa fue creciendo poco a poco, según la demanda de infraestructura de la ciudad. Al inicio hacíamos obras pequeñas y hoy ya hemos construido casi de todo. Trabajar en Etinar me dio confianza y estabilidad. En estos 37 años que llevo laborando puedo decir que es una empresa visionaria. Es una compañía que ha sobrevivido a los cambios del país y a sus cri sis económicas.

  • Casos empresariales: Junta de Beneficencia de Guayaquil

    por WILSON JÁCOME Profesor IDE Business School

    La Junta de Beneficencia de Guayaquil (JBG) es dirigida desde 1887 por un grupo colegiado de benefactores; periódicamente, eligen a uno de ellos para que los presida. En el primer lustro del siglo XXI, era don Lautaro Aspiazu.

    Entre los problemas institucionales de la JBG destacaba el de la autonomía, amenazada no solo por los temas económicos del momento sino por distintas disposiciones del sector público. La Lotería Nacional, una de las fuentes importantes de ingresos, podía perder su carácter de concesión exclusiva. Además, otra fuente importante de ingresos, la de las donaciones, se había disminuido notablemente.

    Había que tomar decisiones muy importantes, el servicio más demandado y prestigioso como era el de la salud podía deteriorarse seriamente, afectando a miles de personas que no tenían más alternativa que los servicios de Junta de Beneficencia.

    A continuación, presentamos una adaptación reducida del caso original relacionada con una situación de responsabilidad social empresarial.EL INICIO DE LA JBG

    Hacia finales del siglo XIX los progresos como los barcos de vapor, el naciente ferrocarril, no solo promovían un creciente intercambio económico, sino que aumentaba el flujo migratorio hacia Guayaquil y Quito. El crecimiento poblacional conllevaba mayores necesidades en salud, educación e, incluso, sepultar dignamente a quienes fallecen. Se presentaban problemas con obras de canalización y agua potable inconclusas, insalubres condiciones del suelo o del manglar, y con edificaciones de madera en ciudades del Litoral, había mucho trabajo combatiendo incendios y pestes.

    En Guayaquil el único hospital no tenía la capacidad para atender la sobredemanda. Esa era la realidad de todos los cabildos. Dada esa situación, el Congreso en 1887 autorizó a los municipios para que deleguen la administración de hospitales, cementerios y asilos a Juntas de Beneficencia.La creación de la ordenanza fue en diciembre de 1887, nombraron los primeros miembros el 29 de enero de 1888 y esta última es la fecha de aniversario. JBG es una Persona Jurídica de derecho privado con finalidad social, reglada por el Código Civil. Su primer director fue Eduardo Arosemena. Se le encargó la administración del hospital, el manicomio Vélez y el pequeño cementerio.EL ENTORNO Y LA SITUACIÓN INTERNA

    Debido a la crisis del 2000 muchas fundaciones tuvieron problemas serios, como el congelamiento de cuentas bancarias, y pérdida del poder adquisitivo a causa de la devaluación y luego, el cambio del sistema monetario (dolarización). El problema del congelamiento se resolvió, gracias a las gestiones del sector; pero la iliquidez, en una entidad como la JBG, con gastos diarios elevados e impostergables, se sintió.En lo interno, uno de los 39 directores notaba con preocupación la necesidad de remozar el cuerpo colegiado, consideraba que algunos de ellos debido a su edad colaboraban limitadamente.

    Cada miembro tiene un mínimo de dedicación por tradición y deber moral ante la JBG de dos horas diarias; sin embargo, ese mínimo de trabajo directivo, por el que jamás han recibido honorarios, se supera fácilmente ante la responsabilidad creciente que cada uno asume.Lautaro Aspiazu constataba que el problema en los más de 100 años de la JBG siempre fue el mismo: procurar la estabilidad financiera, para atender los gastos humanitarios. La JBG se había enfrentado a pretensiones estatales para eliminar su autonomía, como la supresión de las limitadas asignaciones presupuestarias o la pérdida forzada de la exclusividad de la Lotería Nacional.LOS MOMENTOS CRÍTICOS

    La JBG siempre había presupuestado sus ingresos contando sobre todo con donativos de iniciativa privada local e incluso internacional.A inicios del nuevo milenio, los niveles de ingresos, que permitiesen un adecuado margen de maniobra, se volvían insuficientes. Lo habían solucionado con donaciones emergentes de empresarios y de miembros del directorio, pero eso no era sustentable.Se planteaba la conveniencia de dar a conocer las calladas pero eficientes labores benéficas a los distintos sectores de la sociedad, para ello había que montar una campaña de difusión y usar parte de los escasos recursos, y surgía el interrogante: ¿Qué ventajas y qué riesgos traería ser más conocidos?La complejidad y demanda de los servicios prestados había requerido la contratación de personas de diversos niveles profesionales. La JBG contaba con médicos, profesores, tecnólogos, administrativos, personal auxiliar de diversas calificaciones, además de la ayuda de voluntarios.Todo ese personal necesitaba vibrar con la misión de la JBG y trabajar coordinada y eficazmente.La atención a la salud de personas de escasos recursos se había convertido en uno de los principales servicios de la JBG. Esa tarea demandaba constante atención e ingresos. LA PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA (HLV)

    Para mejorar la unidad y alineación de objetivos de cada servidor del HLV con los propósitos estratégicos de la JBG se decidió aplicar la metodología de Pablo Cardona, profesor de IESE Business School, denominada como “Dirección por misiones”.¿Cómo aplicar este modelo a una institución con 60 áreas de servicios; más de 2 000 servidores; que no podía suspender ni disminuir actividades; en la que muchos profesionales trabajaban un máximo de 4 horas por día y en la que se habían dado iniciativas fallidas; en las que existían los lamentables celos y líos entre profesionales; en las que se preveía la normal resistencia al cambio?LOS PLANES QUE ESTÁN EN MARCHA

    Elegidos por sus pares Óscar Orrantia y Werner Möeller han sucedido a Lautaro Aspiazu y han continuado con el desarrollo de la JBG. Los planes en ejecución desde el 2013 son:

    1) Se han contratado consultores externos para revisar procesos.

     2) Todas las cuentas son auditadas por especialistas externos.

    3) Las actividades se difunden en medios impresos y digitales y por el Informe anual de Responsabilidad Social.

    4) La Dirección de Desarrollo Humano se ha enfocado en la superación del personal de la Junta y enfocado al cliente interno y externo, con más de 120 000 h/H de capacitación y un plan de becas internas y externas.

    5) Se modernizan y se amplían los servicios de atención al adulto mayor, de educación y servicios exequiales.

    6) Se ayuda a fundaciones que laboran en áreas similares a la institución.

    7) En el campo de la salud se atienden pacientes de todo el país.

    8) Se han adquirido equipos de imágenes de última tecnología. Se transmiten imágenes por Internet.

    9) Se cuenta con un laboratorio de análisis bioquímico de gran capacidad, totalmente computarizado.

    10) Los hospitales de la JBG se han transformado en unos de alta especialidad. Ejemplo: se hacen trasplantes de órganos, cirugías cardíacas para neonatos y pediátricas.

    11) Los quirófanos se han remodelado para convertirlos en lo más avanzado. 

    12) Se han conseguido estándares internacionales relacionados con el manejo de infecciones.

    13) Se ha implantado un nuevo software hospitalario. Las salas generales se han remodelado.

    14) Reciben atención los pacientes del MSP y del IESS.

    15) Se ha construido el Hospital de niños Dr. Roberto Gilbert. Funciona con los procesos más avanzados.

    16) Se ha modernizado el Instituto de Neurociencias.

    17) Está construyéndose el Hospital Gineco obstétrico Alfredo G. Paulson, en un área de 40 000 m2.

    18) Se ha trabajado en un plan estratégico para los próximos cinco años, con la misión de contar con los mejores hospitales en servicio y especializaciones del Ecuador y de la región.


  • IMG, el taller de muebles que saltó a la gran industria

    Redacción Quito

    Industrias Metálicas Gordón (IMG) fue fundada el 4 de octubre de 1978 por Ramiro Gordón y su esposa, Nancy Salazar. Esta firma se especializa en muebles hospitalarios, de oficina, educativos y personalizados.

    Esta firma, que hoy factura USD 4,5 millones anuales, tuvo su primer contrato con la Escuela de Perfeccionamiento del Ejército, en el sur de Quito. Allí se necesitaba una persona para elaborar casilleros y camas. Gordón vio la oportunidad de negocio y con la ayuda de una máquina de escribir prestada redactó una propuesta. «Al momento de escribir la pro forma me di cuenta que teníamos que ponerle un nombre y así nació IMG», señala este empresario.

    La naciente empresa obtuvo el contrato. El 50% del capital de ese primer negocio le permitió invertir en maquinaria que compró a Ecuatoriana de Maquinaria, con un crédito a 18 meses. Gordón alquiló un galpón de madera, compró la materia prima y junto a su esposa, su hermano Jaime Salcedo y su cuñado, Marcelo Salazar, comenzaron la producción. «Solo éramos los cuatro, mi esposa lavaba los muebles. Yo aprendí a ser soldador, carpintero y pintor».

    Gordón aprendió todo empíricamente. Reconoce que no tenía los conocimientos necesarios para producir esos muebles, pero no se rindió. Terminó a tiempo el primer contrato y comenzó a ofrecer sus servicios en el Centro Histórico para poder pagar la deuda de la maquinaria.

    Los contratos empezaron a aparecer. Fabricó muebles para Correos del Ecuador, las Fuerzas Armadas del Ecuador y para Visión Mundial, una organización sin fines de lucro, para la que fabricó en 1979 unos 20 000 productos entre armarios, pupitres y vitrinas. «Recuerdo ese contrato porque me cancelaron el total en un cheque, sin garantías. Llegué donde mi esposa y lloré de la emoción».

    Ese contrato le permitió aumentar el tamaño de la planta, de 200 m2 a 500 m2. Aumentó su personal de 4 a 32 personas y lograron entregar el contrato con cuatro días de anticipación.

    Hoy, la empresa cuenta con 80 colaboradores y genera 100 empleos indirectos. Ha realizado proyectos para Petroecuador, la Secretaría Nacional de Comunicación, el Edificio Makro, la Residencia del Cuerpo Diplomático, Confiteca, entre otros contratos públicos y privados.

    Asimismo, esta empresa ha diseñado y fabricado muebles en el extranjero para Cuba, Venezuela y Perú. «A Cuba enviaron 370 casilleros y 370 camas hospitalarias en el 2012″, cuenta Lenin Gordón, gerente general de la empresa.

    Dentro de los proyectos que realizan están los muebles automatizados como camas hospitalarias y sillas de ruedas eléctricas para cuadrapléjicos. «Esto nos permite competir con los productos importados que llegan al país».

    IMG cuenta con certificaciones ISO 9001, permisos del Municipio de Quito y están afiliados a la corporación ‘Mucho mejor Ecuador’. Así también esperan para el 2015 conseguir la certificación de buenas prácticas empresariales y el Certificado de Calidad Inen.

    Ángela Galárraga, propietaria de la distribuidora Cenproa, contrató sus servicios para fabricar escritorios y archivadores para instalar las nuevas oficinas de su empresa. «Dejaron los muebles en la fábrica y los instalaron. Son 15 años desde ese contrato y los escritorios siguen con excelente calidad».

    Datos adicionales

    Publicidad. La empresa solamente se ha promocionado en el mercado de boca a boca. En el 2014 abrieron su departamento de Mercadeo y Ventas.

    Proyectos. Entregaron 75 000 camas para la Vicepresidencia de la República. Instalaron el Hospital Santa Helena.

  • Samuel Morocho triunfó como chef en Nueva York

    Giovanni Astudillo (I) Redacción Cuenca / LÍDERES

    El tenista croata, Marin Cilic, ganó a principios de este mes el Abierto de Tenis de Estados Unidos (US Open). La celebración del primer Grand Slam de su carrera se realizó en el restaurante Primola, ubicado en la segunda avenida y calle 64, en Manhattan, Nueva York.

    De ese festejo, que se publicó en el New York Post, se enteró el cañarense Samuel Morocho hace dos semanas, en su vivienda en el norte de la capital azuaya. Su emoción era visible cuando el croata, Giuliano Zuliani, su socio, le contó vía telefónica sobre la celebración efectuada en este restaurante, cuya especialidad es la comida italiana.

    Morocho, de 50 años, es copropietario de Primola desde 1998. En ese entonces, Zuliani le ofreció la oportunidad de adquirir la mitad de las acciones de este negocio. La inversión alcanzó los USD 600 000. Parte de ese dinero lo reunió vendiendo las propiedades que compró en Cuenca, con los ahorros que acumuló por su trabajo en Estados Unidos. También, vendió un bus interprovincial. «Conseguí unos USD 200 000».

    El resto fue financiado a dos años y lo pagó antes del plazo sin problemas, con lo que generó el mismo negocio. Zuliani lo escogió porque su anterior socio se retiró y buscó una persona confiable y con deseos de superación. Según el croata, Morocho es responsable y le gusta capacitarse. «Siempre está creando nuevos platos». Cada dos años, el ecuatoriano realiza cursos de cocina en Roma, Milán, Venecia… Su esposa Ruth Campoverde siempre le acompaña.

    Él nació en el cantón cañarense de Déleg, que es el poblado con mayor migración en el sur del Ecuador. Como dice el chef, es un pueblo casi vacío por el éxodo de sus habitantes. Él lo dejó cuando era adolescente y fue a estudiar en el colegio de los franciscanos de Azogues. Lo hizo como interno y solo tres veces al año salía para visitar a su familia.

    Después, ingresó a la Universidad de Cuenca para estudiar en la Facultad de Jurisprudencia, pero solo duró un ciclo porque prefirió emigrar a Estados Unidos, donde vivía su padre Luis desde mediados de la década de los 70.

    Morocho viajó como ilegal el 14 de abril de 1984. De Guayaquil voló a Ciudad de México y desde allí por tierra a la frontera estadounidense y luego a Los Ángeles, donde tomó un vuelo a Nueva York. «En esa época era fácil el viaje… Ahora es muy riesgoso».

    Su progenitor y otros parientes laboraban en restaurantes en esa ciudad y por contactos consiguió un trabajo en un restaurante italiano. Durante tres meses lavó platos y después fue ascendido para preparar pasta. Pesó su deseo de aprender.

    A los dos años, Morocho regresó al Ecuador para arreglar sus papeles, pero su estadía de dos meses le costó el trabajo. Se enteró que Zuliani necesitaba empleados para la cocina del restaurante Primola que estaba abriendo. Era 1986.

    Ambos se conocían, porque el croata solía comer en el restaurante donde antes laboraba Morocho. La facilidad para hacer amigos fue la clave.

    En su nuevo trabajo se encargó de la preparación de las carnes a la brasa y laboró por 12 años, en constante ascenso. Ahora, como dueño, es Jefe de los chefs y es el encargado de las compras. «Todo pasa por sus manos», dice Zuliani.

    Las especialidades de Morocho son la langosta con pasta o con risotto. También, el tartufo blanco, que es la trufa más cara del mundo. Morocho dice que un plato cuesta USD 200.

    Su trabajo es minucioso y no puede descuidar ningún detalle para mantener el prestigio. Cilic no ha sido la única personalidad que ha visitado Primola: también Pelé, Alfredo James Pacino (Al Pacino), Hillary Clinton, entre otros.

    Morocho destaca la calidez de estos personajes, «que son muy abiertos». De ellos conoce sus gustos. Él y Zuliani, quien se encarga de la atención, lograron combinar sus habilidades para que el negocio crezca. En el 2002 abrieron otro restaurante, Canaletto, en Manhattan. La comida italiana también es la especialidad, pero su estilo es más informal. En cambio, Primola es más clásico y grande. Tiene 24 mesas, siete meseros y cinco cocineros para atender a un promedio de 200 personas al día.

    Su cuñado, Julio Campoverde, quien es dueño del restaurante Grecia, en el centro de Cuenca, destaca la humildad y la apertura para enseñar. «Cuando llega al país me enseña nuevos platos».

    Ahora, Morocho piensa en el futuro. Su apuesta es abrir un hotel en el Centro Histórico de Cuenca. Más de USD 1 millón está destinado a ese propósito y estará listo en un año y medio. El arquitecto, Claudio Ullauri, está encargado del proyecto. Para él, Morocho es muy hábil para negociar y se esfuerza por conseguir los mejores precios. «Sabe invertir y analiza entre todas las opciones».

    Otra característica, que destaca Ullauri, es la facilidad para hacer amigos y su dedicación en los proyectos. «Ha estado hasta la medianoche viendo cómo hemos sacado el material de la casa». Se trata de un bien patrimonial con patio, traspatio y huerta. Serán 21 habitaciones.

    Su experiencia y capacitación

    En 1982. Se graduó de bachiller en el colegio de los franciscanos en Azogues. Luego, siguió un ciclo de Jurisprudencia en la Universidad de Cuenca.

    La capacitación. Este chef ecuatoriano ha realizado cursos de comida italiana. Ha viajado a Roma, Milán y otras urbes italianas. También en Grecia. Otra de sus especialidades es los postres.