Etiqueta: imbabura

  • Ellas siembran y venden canastas a domicilio

    José Luis Rosales (F)   redaccion@revistalideres.ec

    Relacionadas

    El maíz es uno de los cultivos tradicionales en el pueblo kichwa Natabuela, que ocupa un territorio entre los cantones Antonio Ante e Ibarra, en Imbabura.

    Con los granos dorados, mujeres como Luzmila Meza, preparan el popular mote. Este maíz cocinado va acompañado de arveja, fréjol, maíz tostado y chochos, que igualmente son sazonados.

    La mujer indígena sostiene que se trata de un proceso laborioso. Todo inicia con la selección de los granos. Ella prefiere las mazorcas de la variedad amarilla.

    Con una habilidad que llama la atención desprende una delgada lámina transparente del maíz. Luego la lava y pone a remojar. El siguiente paso es la cocción, que dura entre cuatro y cinco horas.

    Este potaje que se ofrece en los mercados de Imbabura ha dado fama a mujeres natabuela, que son las principales productoras.

    Sin embargo, a raíz de la emergencia sanitaria por la pandemia del covid-19 y por las restricciones que se aplicaron para frenar la propagación de la enfermedad dejaron temporalmente de acudir a sus puestos de venta.

    Como una alternativa formaron el emprendimiento comunitario Warmikuna Natabuela, que se dedica a la venta de productos agrícolas y alimentos preparados a domicilio. Esta iniciativa es impulsada por 12 mujeres de diferentes sectores de este pueblo.

    Magdalena Chávez, mentalizadora del proyecto, señala que para dinamizar la economía de estas familias se han enfocado en la práctica comunitaria de la minga. “Lo que hemos invertido es nuestro esfuerzo y voluntad por la asociatividad”. El próximo paso es el registro en el Instituto de Economía Popular y Solidaria.

    El cliente tiene la opción de armar su canasta con productos como choclo, fréjol, arveja, tomate, lechuga, aguacate, limón, babaco, piña, fresa, mora. También hay hornado y, por supuesto, mote.

    Cada una de las integrantes aporta con verduras, hortalizas y frutas que ellas mismas siembran. Luz María Potosí, de 65 años, arrienda un terreno en el que cultiva haba, fréjol, arveja, choclo. Una parte de la producción la destina ahora a estas canastas.

    Los pedidos se despachan cada miércoles y sábado. Luzmila Meza, presidenta de la organización, explica que han abierto mercado en las ciudades de Ibarra, Atuntaqui y Otavalo.
    Las actividades empezaron en mayo último. Margarita Chávez, otra de las integrantes, cuenta que este emprendimiento lo promocionan por redes sociales.

    Incluso, algunas socias se capacitan en comunicación digital para microemprendimientos.
    Además, tienen un catálogo con productos y precios que los compradores pueden adquirir. Hay canastas básicas de USD 20. Cada día vende entre 20 y 30.

    Se ha establecido un protocolo de bioseguridad para la selección, empaque y entrega de los productos de este denominado supermercado comunitario.

    Estas emprendedoras también participan en cursos de manejo sustentable agroecológico que les brinda el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).

    Esta es una de las comunidades de aprendizaje que se han establecido en cada parroquia de la provincia, explica Marco Vargas, técnico del Ministerio.

    En un reciente taller aprendieron sobre el manejo y prácticas para la conservación del suelo.
    El funcionario detalla que entre ellas está la rotación de cultivos, el manejo del agua, la incorporación de abono orgánico. Este último, añade, ayudan a mejorar la textura, estructura y el contenido de materia orgánica de la tierra.

    Entre los objetivos igualmente está estimular la conservación de semillas propias de la zona. Vargas explica que en el caso de Natabuela hay una base de mazorcas que por su tamaño, color y sabor son ideales para elaborarlos como mote o maíz tostado.

    20 dólares es el valor de una canasta básicos de alimentos que producen en Natabuela.

    Luzmila Meza, Karinay Luz María Potosí y Margarita Chávez son parte de las 12 integrantes de esta iniciativa productiva, que surgió a raíz de la emergencia sanitaria. Foto: José Luis Rosales/LÍDERES
    Luzmila Meza, Karinay Luz María Potosí y Margarita Chávez son parte de las 12 integrantes de esta iniciativa productiva, que surgió a raíz de la emergencia sanitaria. Foto: José Luis Rosales/LÍDERES
  • Información agroclimática con una interfaz

    José Luis Rosaesl Redactor (I) redaccion@revistalideres.ec

    Relacionadas

    La implementación de una interfaz de visualización de datos agroclimáticos de la provincia de Imbabura es uno de los retos del Centro de Investigaciones de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, sede Ibarra (PUCE-si).

    Este es uno de los 14 proyectos finalistas de la segunda convocatoria para la asignación de fondos concursables del Elevator Pitch del Hub Norte, que lo integran instituciones públicas y privadas.

    Esta red impulsa planes de innovación y desarrollo tecnológico, para mejorar emprendimientos y transferencia de tecnología.

    El plan de la PUCE-si ha sido desarrollado por cinco docentes investigadores y busca solucionar la falta de información climatológica en tiempo real de zonas agrícolas y pecuarias de Imbabura.

    Edmundo Recalde, coordinador de investigación de la Escuela de Ciencias Agrícolas y Ambientales, comenta que si bien hay datos de clima que se consultan desde un teléfono celular, esa información tiene un radio muy amplio.

    En el país los ciclos de época seca o lluviosa se han ido alterando. El docente asegura que es necesario tener cifras específicas de zonas productivas, como las agropecuarias. “Sin datos históricos no se puede hacer predicciones”.

    Este plantel de educación superior posee una red de tres estaciones climatológicas en Ibarra, el valle del Chota y la parroquia Imbaya (Antonio Ante). La primera se instaló en el 2009. Incluso la información ha sido recogida en un anuario agroclimático.

    La propuesta ahora es ubicar otras dos estaciones en los cantones de Urcuquí y Pimampiro, zonas de mayor concentración de productores agrícolas.

    Para ello, se utilizaron datos de un estudio que hizo en el 2017 el Ministerio de Agricultura y Ganadería sobre hectáreas cultivables en las dos jurisdicciones.

    El plan busca visualizar en una interfaz indicadores climatológicos de las cinco zonas que permita a agricultores, ganaderos, asociaciones, acceder a información confiable para tomar decisiones.

    Así podrán saber cuándo sembrar, realizar un control fitosanitario u otro tipo de labor que permita mejorar su productividad.

    El proyecto de instalación de las dos estaciones de estas características en Urcuquí y Pimampiro está dividido en dos etapas.

    La primera fue la localización de sitios para las estaciones. César Zuleta, docente y Phd en meteorología, colaboró en la planificación para configurar esta red con base en análisis de cálculo y científicos.

    Se tomaron en cuenta aspectos como precipitación y temperatura histórica, velocidad y direcciones del viento, la topografía de cada sector, la distancia entre una y otra estación, la situación económica y social.

    En la otra fase se harán los protocolos de conexión entre estaciones y el servidor del centro de educación superior, en donde se almacenará la información. Se desarrollará la plataforma informática e implementará el sitio web y las pruebas de enlace en la nube.

    Recalde señala que la interfaz ayudará a que la información que dispone la universidad pueda llegar a los usuarios. Entre ellos, los datos históricos y el clima en tiempo real, estadísticas y generación de boletines agroclimáticos. El servicio será gratuito.

    La propuesta
    El grupo de investigación.  Edmundo Recalde, estadística y análisis; César Zuleta; meteorología; Stalin Arciniegas, big data; Juan Velasco, mercadeo y Maricela Ormaza, financiero.

    Los recursos. La propuesta a financiarse es de USD 18 828. La PUCE-si aportará 8 378.
    Los beneficiarios de la herramienta.   La información agroclimática también puede servir a instituciones pública, privadas y al sector turístico. Además, universidades e institutos de investigación.

    El docente Edmundo Recalde inspecciona la estación meteorológica instalada en predios de la universidad. Foto: Álvaro Pineda, para LÍDERES
    El docente Edmundo Recalde inspecciona la estación meteorológica instalada en predios de la universidad. Foto: Álvaro Pineda, para LÍDERES
  • Sus camisetas son sus prendas más solicitadas

    José Luis Rosales. (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    Relacionadas

    De comerciante, a productor textil. Juan Carlos Ortiz efectuó ese cambio hace cerca de 15 años. De esa forma surgió JN Factory, que funciona en Atuntaqui (Imbabura), conocida por la confección de ropa y artículos para el hogar. Esta empresa elabora principalmente camisetas, pero también confecciona ternos deportivos, pijamas y chompas.

    El emprendedor dice que la vocación para el comercio la heredó de su padre Carlos. Él estuvo al frente de su ferretería por 45 años. El progenitor le sugirió que invierta en la venta de productos textiles y realizó negocios con fabricantes locales.

    Así trabajó durante seis años. Pero, por sugerencia de sus clientes abrió la fábrica JN. Ortiz reconoce que no tenía suficientes conocimientos del área textil cuando tomó esa decisión. Recuerda que la maquinaria la adquirió a una firma local, que había cambiado de giro de negocio.

    La compra de máquinas de coser, cortadoras, planchadoras, entre otras, costó USD 20 000. No disponía de ese monto, por lo que pidió un crédito bancario.

    Para poner en marcha la planta, Ortiz y su esposa, Verónica Bolaños, establecieron responsabilidades para cada una de las áreas. Él se encargó de la administrativa y comercial y ella de la producción y de la organización de la planta.

    La pareja apostó inicialmente por la confección de camisetas, que consideran que es una prenda que clientes la prefieren por su fácil uso y costo módico. Es su línea más demandada.
    Luego se diversificó con otras prendas casuales y deportivas. Según él, puede atender todo tipo de pedido. Al principio abrió un almacén y a la par visitaba ferias en Quito y de Tulcán para captar esos mercados.

    Luego contrataron a agentes vendedores y, ahora, entregan en almacenes multimarcas y su producción la realizan bajo pedido.

    Una estrategia de JN Factory es tener un portafolio de 200 a 300 ítems. Por la diversificación de la oferta y la consolidación de clientes venden entre 30 000 y 40 000 prendas al mes.
    Con la pandemia surgió una oportunidad para innovar. La firma empezó a elaborar mascarillas, con distintos diseños. Los tapabocas son un complemento de las camisetas.

    Esta estrategia ha permitido que los compradores anticipen pedidos, por lo que es una pauta para poder ingresar nuevos productos, dice Ortiz. Además, tienen un catálogo con las colecciones de moda, que es promocionado a través de sus redes sociales. 

    20 000 dólares es la inversión que hizo para la adquisición de las primeras máquinas.

    Juan Carlos Ortiz, gerente de JN Factory, dice que el cuidado en la comercialización fue clave para crecer. Foto: José Luis Rosales / LÍDERES
    Juan Carlos Ortiz, gerente de JN Factory, dice que el cuidado en la comercialización fue clave para crecer. Foto: José Luis Rosales / LÍDERES
  • La movilidad y los negocios, en esta aplicación

    Redacción Sierra Norte  (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    Relacionadas

    Los hermanos Ramiro y Fernando Valencia y Juan Pablo Zaldumbide se unieron para desarrollar la plataforma de movilidad sostenible Umayux Ecuador.

    El nombre de la aplicación móvil está inspirado en un vocablo kichwa, que significa inteligente.

    Las operaciones de la ‘app’ se proyectan, inicialmente, para Ibarra (Imbabura) y tiene cinco ejes: delivery, alquiler de bicicletas, tarjeta para pago digital de buses y taxis, así como parqueo tarifado.

    Según Ramiro Valencia, cofundador de esta firma, la propuesta es brindar al cliente cinco servicios con un solo dispositivo.

    La idea surgió hace dos años. El proyecto se ha desarrollado por fases. La pandemia aceleró la puesta en servicio de la ‘app’.

    En junio último. la firma empezó operaciones con taxis convencionales y el servicio de delivery para restaurantes y negocios.

    El público objetivo de la empresa son personas de entre 25 y 50 años, que tienen más dominio de la tecnología. En el primer mes completaron 500 descargas.

    En el diseño de la plataforma para taxis, los socios trabajaron, aproximadamente, 18 meses.
    A través del aplicativo, al solicitar una unidad, el usuario señala el sitio de salida y destino. El programa, que está elaborado con diferentes algoritmos, remite el nombre del conductor, la unidad y el tiempo estimado de arribo.

    Iván Yánez, uno de los 20 taxistas aliados de Umayux, considera que la aplicación ofrece al cliente seguridad y al dueño del automotor ahorro de combustible, por la utilización de rutas óptimas.

    La plataforma también cuenta con 40 locales asociados de las líneas de restaurantes y comercio. Estos, a través de la misma aplicación, interactúan con los compradores para recibir los pedidos.

    Uno de los beneficios que se resalta es que los dueños de estos negocios no deben cancelar ninguna comisión a Umayux.

    Esta marca ha diseñado protocolos para la recepción y entrega del producto, que está a cargo de seis repartidores. Los socios aseguran que las tarifas son módicas.

    Con los ingresos que generen los dos servicios se busca apalancar la expansión de los demás, diseñados para lograr una ciudad más amigable con el peatón y conseguir una movilidad sostenible.

    Por eso, el siguiente paso es el servicio de bicicletas equipadas con candado electrónico.
    Fernando Valencia, cofundador y responsable de electrónica, explica que con la ayuda de un teléfono celular el cliente ingresará un código QR para abrir o cerrar el cerrojo. Además, el dispositivo permitirá monitorear el desplazamiento de cada vehículo.

    La iniciativa, asimismo, está diseñando una tarjeta única de movilidad. Se trata de un sistema prepago para buses urbanos, taxis, parqueo tarifado, sin tener que cancelar en efectivo.
    Juan Pablo Zaldumbide, gerente tecnológico de la firma, resalta la utilización de herramientas novedosas como el procesamiento en la nube, lo que permitirá atender a un sinnúmero de usuarios.

    Este graduado de ciencias de la computación en Australia explica que a medida que se conecten más usuarios se vincularán con otros servidores virtuales, por lo que el crecimiento es ilimitado. “Cada día se van agregando nuevas cosas. Es un mejoramiento continuo en la programación y funcionalidad de Umayux”.

    Los USD 25 000 invertidos provienen de ahorros. El emprendimiento genera siete fuentes de empleo, incluida la de los cofundadores. Ellos antes incursionaron en instalación de cableado estructurado, servicio de ingeniería eléctrica y una tienda electrónica.

    25 000 dólares han invertido los emprendedores en el desarrollo de la ‘app’

    En Ibarra, creadores y colaboradores de Umayux impulsan esta aplicación como una alternativa para la gente. Foto de la página de Facebook Imbabura en línea
    En Ibarra, creadores y colaboradores de Umayux impulsan esta aplicación como una alternativa para la gente. Foto de la página de Facebook Imbabura en línea
  • Naturaleza y comida, imanes de Imbabura

    José Luis Rosales

    Redactor (I)

    Relacionadas

    La belleza natural y la gastronomía son los principales atractivos que ofrece Imbabura a los turistas nacionales y extranjeros.

    Un estudio realizado por la Universidad Técnica del Norte (UTN), de Ibarra, señala que estos son los dos primeros motivos que convocan a más visitantes. Les siguen los atractivos culturales y las artesanías.

    Esta zona del país es famosa por sus lagos, montañas y valles, matizados por una variedad de climas.

    Si bien hay sitios concurridos como la Plaza de Ponchos, en Otavalo; y la laguna de Cuicocha, en Cotacachi; ahora también sobresalen nuevos atractivos como la ruta del cordero asado en Angochagua, en la capital imbabureña.

    Las empanadas de morocho, fritada, carne colorada, cuy frito y el helado de paila encabezan la lista de los productos de mayor agrado para los visitantes.

    La mayoría de visitantes proceden de Pichincha (31,16%). Después están Guayas (5,03%) y Carchi (3,27%), según la investigación de la oferta y demanda del sector turístico de la provincia de los Lagos, realizada por la Facultad de Ciencias Administrativa (Facae).

    El estudio fue uno de los proyectos aprobados para este año por el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico de la UTN, explica Vinicio Saráuz.

    Este catedrático lideró el equipo del área de Contabilidad y Administración de Empresas que hizo un análisis sobre la oferta.

    La información se levantó en 480 establecimientos turísticos registrados en los seis cantones de Imbabura. De eso se encargaron 280 alumnos de este centro de educación superior, que previamente fueron capacitados sobre la información requerida.

    Esta línea base se hizo en hoteles, hosterías, restaurantes, centros de diversión y se basó en siete temáticas.

    A los emprendedores se les consultó sobre datos generales, acceso a líneas de financiamiento y seguros, cumplimiento de obligaciones. Además sobre equipamiento tecnológico, marketing, capacitación y percepción del turismo internacional.

    Saráuz indica que son ejes relacionados a los ámbitos administrativo, contable y financiero del sector turístico.

    Uno de esas datos, por ejemplo, señala que el 49,39% de los encuestados asegura que el equipamiento de su establecimiento está en buen estado. Mientras que, el 45,28% dice que es excelente.

    En esta primera fase, que empezó en enero y concluye este mes, igualmente se confirmó que Carnaval es el feriado de mayor concurrencia de turistas al año.

    En eso influyen programas como el Carnaval Coangue, en Ibarra, y el Pawkar Raymi de Peguche, en Otavalo, explica Vinicio Guerra, otros de los investigadores de la demanda de turismo.

    También en el caso de los viajeros nacionales la mayoría señala que recorren la provincia de Los Lagos, al menos, una vez en el año.

    La información sobre los foráneos se recabó mediante una encuesta por muestreo no probabilístico que se aplicó a 398 turistas, en junio pasado.

    Xavier Dávalos, docente investigador del área de Marketing, asegura que durante tres semanas, unos 200 encuestadores se desplazaron a las zonas más visitadas por turistas y excursionistas.

    Éstos últimos son los visitantes del día, como los define la Organización Mundial de Turismo. En este análisis este segmento esta en primer lugar con un 38,69%.

    En tanto, los turistas en el que su viaje incluye pernoctación sobresalen los de una noche (20,85%), dos (17,09%) y tres 11,31%.

    Los resultados de este análisis fueron difundidos en días pasados a directivos e integrantes de la Asociación de Hoteleros de Imbabura y a propietarios de restaurantes.

    Dadas las condiciones de la provincia, el turismo es una alternativa importante para el sector rural, según Dávalos.

    Por eso, los catedráticos coinciden que esta investigación está orientada a determinar cuáles son los aspectos que deben implementarse o mejorarse.

    Una de ellas es la construcción de una ruta turística que apoye nuevas iniciativas, como las de Angochagua, señala Guillermo Brucil, integrante del equipo. La idea es tener nuevos servicios para sorprender permanentemente a los visitantes.

    Xavier Dávalos, Guillermo Brucil, Vinicio Saráuz, Eduardo Larra y Vinicio Guerra, parte de los investigadores.
    Xavier Dávalos, Guillermo Brucil, Vinicio Saráuz, Eduardo Larra y Vinicio Guerra, parte de los investigadores. Foto: Álvaro Pineda para Líderes
  • La estevia generó una alianza con campesinos

    José Luis Rosales

    Contenido Intercultural

    Relacionadas

    Seis variedades de infusiones de hierbas aromáticas con estevia, una planta con propiedades edulcorantes, es parte de la oferta de Proysermesa Cía. Ltda.

    La empresa domiciliada en Imbabura conquista el mercado nacional con el dulce natural en líquido y en polvo, mermelada de tuna y galletas de amaranto.

    Esta iniciativa surgió de la mano de Amparito Mejía, hace ocho años. Luego en el 2012, se formó la firma ecuatoriana, que vende sus productos bajo la marca Stevida.

    Como parte de este emprendimiento se fomenta el cultivo orgánico de estevia rebaudiana entre pequeños productores de Imbabura y Carchi. La hojas verdes son la materia prima que se procesa en un laboratorio ubicado en Ibarra.

    Jéssica Narváez, hija de Mejía y una de las socias de esta empresa, comenta que prácticamente empezaron de cero porque no conocía nada sobre la producción de esta variedad vegetal.

    Poco a poco se fueron familiarizando con la siembra, el cuidado y la cosecha. Eso les tomó dos años.

    Proysermesa es una empresa con vocación en el trabajo comunitario, bajo un enfoque de comercio justo. Por eso, mantiene una alianza productiva con grupos como la Asociación Eco Sol, de la cuenca baja del río Mira y con 30 familias de la parroquia La Concepción, de población afroecuatoriana, en Carchi.

    En una hectárea se puede sembrar hasta 80 000 plantas. Sin embargo, los líderes de Proysermesa propusieron que no se convierta en un monocultivo. Es por ello, que junto a las plantas con un alto poder endulzante se sembraron otros variedades de vegetales.

    El arbusto de estevia puede alcanzar una altura de un metro y un ancho de 30 centímetros, si se le cuida adecuadamente. Dependiendo de la zona climática se puede obtener entre tres y cuatro cosechas al año.

    El sueño de tener un negocio propio de Amparito Mejía empezó tras la participación en el concurso Siembra Futuro, un programa de Cervecería Nacional. La emprendedora considera que la capacitación que recibieron fue lo más valioso para hacer un plan de negocios en torno al extracto de estevia, que fue el primer producto de esta firma.

    Esta iniciativa fue una de las 40 ganadoras a escala nacional. Eso les permitió obtener un capital semilla de USD 6 000.

    Luego participaron y triunfaron en el certamen Emprende Ecuador, que impulsó el desaparecido Ministerio Coordinador de la Producción. Ahí, en cambio, les ayudaron a realizar un estudio de mercado. También contrataron a profesionales para diseñar cinco prototipos de productos.

    Se trata de infusiones de manzanilla, menta, hierba Luisa, toronjil y el extracto de estevia. El programa Emprende Ecuador les entregó USD 20 000 como premio. Las socias de este emprendimiento familiar aportaron con 10 000, con lo que pudieron expandir el negocio y transformarlo en empresa.

    Por lo pronto, el cultivo, cosechado, secado, deshidratado y molienda se ejecuta en las comunidades. Luego, ese producto, que sirve de materia prima, es trasladado a Ibarra, para su procesamiento.

    Hace un año y medio sacaron al mercado un te verde con jengibre, una aromática de fresa con jamaica y un mix de especies y hierbas finas. Éste último es una mezcla de estevia, sal marina, albahaca, tomillo, perejil, orégano, cilantro, que sirven para potenciar el sabor de los alimentos.

    Desde Ibarra se distribuye a la bodega de Quito y al resto del país. Las líneas de infusiones, edulcorantes y snacks de Stevida conquistaron cadenas de supermercados como la Corporación Favorita, Santa María, locales naturistas y orgánicos.

    Las emprendedoras Jéssica Narváez y Amparito Mejía  muestran las diferentes presentaciones de los productos de esta iniciativa. Foto: Álvaro PIneda para LÍDERES
    Las emprendedoras Jéssica Narváez y Amparito Mejía muestran las diferentes presentaciones de los productos de esta iniciativa. Foto: Álvaro PIneda para LÍDERES
  • Una firma que da valor agregado a la tuna

    José Luis Rosales (F)  
    Contenido Intercultural

    Relacionadas

    La tuna que florece en los valles áridos de Imbabura inspiró un proyecto de Hugo Gómez. Hace dos años, este arquitecto lojano creó la firma Don Cactus-Doña Tuna, especializada en el procesamiento de la fruta, que se convierte en pulpa, arrope, helado de paila y bebida.

    La factoría está ubicada en la parroquia Tumbabiro, cantón Urcuquí. El clima cálido seco de la localidad es ideal para el cultivo de este alimento funcional, rico en minerales, calcio, potasio, sodio, entre otros.

    Todo nació como un hobby, comenta Gómez, que vio en esta zona, vecina a balnearios de aguas termales, un potencial para instalar el spa Camila Victoria, que es manejado por Nelya Zvezdina, su esposa, de nacionalidad rusa.

    Para la pareja, las dos líneas productivas se complementan. Pues el centro de belleza utiliza productos elaborados a partir de la tuna y el cactus como el gel para limpiar la piel.

    El emprendedor conoció Tumbabiro cuando fue contratado para construir 50 viviendas nuevas y mejorar 25. Le llamó la atención los lunares verdes de la tuna, que resaltaba en las hondonadas, como un cultivo alterno a la mala calidad de los suelos y a la escasez de agua para riego.

    Con el pago que recibió de la obra arquitectónica adquirió un terreno de tres hectáreas en Tumbabiro. En la mitad de la propiedad sembró 5 000 plantas de las especies amarilla, blanca y roja.

    Los dos primeros tipos de semilla las compró en la comunidad afrochoteña de Tumbatú, cantón Bolívar (Carchi). Mientras que, la roja, a la que denominan sangre de toro, en Tumbabiro. En el resto de terreno se esparció unas matas de algodón, que antes era el cultivo predominante en la zona.

    Los primeros frutos en la finca Hugo, Luz, María, como fue bautizada la propiedad, salieron a los 30 meses, a diferencia de otros lugares en donde brotan a los 36.

    Según Gómez, eso se debe a que colocó nutrientes y a una constante limpieza de la maleza para que se pueda desarrollar bien las matas. Además se instaló un sistema de riego por goteo.

    Para armar la factoría, que se instaló a pocos metros del cultivo, pidió asesoramiento a colegas que ya habían incursionado en este cultivo. La idea fue establecer el tipo de maquinaria indispensable para su línea de producción.

    Adquirió una marmita, de 500 litros de capacidad, en la que se pasteuriza el néctar. También una dosificadora y una selladora. Previamente, la fruta es retirada la piel y semillas y extraída la pulpa.

    La planta tiene una capacidad instalada para procesar 35 000 envases, de 200 gramos, a la semana. En Don Cactus-Doña Tuna consideran que esa es la medida ideal para comercializar la pulpa, el arrope y la bebida de mucílago de la penca de tuna. De ésta última se extrae el líquido.

    Igualmente incursionaron en la elaboración de helados de paila de tuna. Hoy procesan 125 litros a la semana. El mantecado, que viene en envases blancos de 120 gramos, se comercializa en tres puntos de venta en Urcuquí y uno en Ibarra.

    Como una de las estrategias de comercialización, la firma entrega un congelador con el producto. También elaboran helados de guanábana y arazá, los dos frutos provienen de la vecina parroquia de Lita, en Ibarra.

    En abril finalizó el ciclo productivo, que dura cuatro meses. Este año, la excesiva cantidad de lluvias complicó la cosecha. Sin embargo, hubo suficiente cantidad para sacar el producto al mercado. Uno de los valores agregados es que la producción está libre de agroquímicos, asegura Nelya Zvezdina.

    En la adquisición del terreno se invirtieron USD 25 000 y 50 000 más para instalar la planta de procesamiento y el spa.

    En éste último también impulsa la venta, al por mayor y menor, del denominado Yerbatero. Zvezdina explica, que la mezcla de hierbas aromáticas con sabiduría milenaria, pueden ser empleadas para baños, vaporización, cocción… Ofrecen 32 variedades de plantas, con propiedades frías o calientes.

    Los datos

    Los pedidos de los productos pasteurizados se puede hacer a los teléfonos 098 8490 339 ó 099 7238 904.

    Los visitantes de los balnearios de aguas termales, ubicados en Chachimbiro, están entre sus principales clientes.

    La firma cuenta con un local que está ubicado frente al parque principal de la parroquia de Tumbabiro (Urcuquí).

    A la tuna se le atribuye que tiene algunas propiedades para prevenir enfermedades.

    El próximo plan es ofrecer servicio de alojamiento y alimentación. Es un lugar ideal para el descanso y meditación.

    Hugo Gómez y  Nelya Zvezdina impulsan la microempresa de procesamiento de tuna y un spa, en Imbabura.  Foto: José Luis Rosales/ LÍDERES
    Hugo Gómez y Nelya Zvezdina impulsan la microempresa de procesamiento de tuna y un spa, en Imbabura. Foto: José Luis Rosales/ LÍDERES
  • Estos cuellos contienen materia prima de Imbabura

    Flavio Novillo

    Relacionadas

    Una prenda con diseños andinos que simplifica a la tradicional bufanda.Paula Jácome es la directora de arte de Ananay. Esta empresa de servicios artísticos y de animación incursionó a mediados de 2016 en la venta de productos textiles, con una línea de cuellos.

    El nombre del negocio está basado en una palabra quichua, que sirve para describir objetos bonitos. El emprendimiento utiliza diferentes tejidos que le proporcionan tres familias de Imbabura. El producto tiene en la parte exterior una composición de poli algodón y en el interior una tela hipo alergénica. Jácome explica que el diseño genera un microclima en el cuello sin apretar la garganta.

    “Todos somos andinos”, afirma la emprendedora. Los diseños de sus prendas tienen una influencia indígena que se combina con toques de la diseñadora. Con una inversión de   USD 1 000 comenzó la producción de 50 cuellos de distintos colores y diseños con motivos andinos.

    Jácome recuerda que en la feria de diseño independiente La Carishina, en diciembre de 2016, se vendieron todas las prendas que llevó para la exhibición.  El emprendimiento continuó el año pasado con la manufacturación de accesorios complementarios como carteras, billeteras, estuches. Además, sacó a la venta chalecos para niños, prenda que se creó a partir de pedazos de telas restantes de la elaboración de otros productos textiles.

    Las prendas son elaboradas con diseños creativos e interculturales. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Las prendas son elaboradas con diseños creativos e interculturales. Foto: Julio Estrella / LÍDERES

    Para Jácome, lo más importante es que el cliente pueda conocer que en la cadena de producción se aplican procesos de comercio justo con sus proveedores. Los productos de este emprendimiento se exhiben en su página de Facebook o en Z Lifestyle Gallery, en Cumbayá. Cada cuello cuesta USD 30. Al mes, este negocio comercializa alrededor de 10 bufandas, lo que representa una facturación de unos USD 300.

    Carolina Benalcázar compró un cuello debido a que necesita una prenda abrigadora por el cambiante clima de Quito. Ella cometa que conoció del concepto de proceso de comercio justo de Ananay y como cliente se siente bien de contribuir con una economía socialmente responsable.

    La empresa tiene varios proyectos de colaboración con artistas de la escena alternativa. Uno de ellos es José Orellana, vocalista de La Madre Tirana, quien vistió una chompa de Ananay para su presentación en el festival Saca El Diablo de este año.

    Actualmente, Jácome trabaja en una nueva línea de ropa que también ocupará el concepto de reutilizar materiales. Se elaborará ropa unisex: camisetas, blusas, chompas, enterizos, entre otros.

    La colección continuará con detalles de diseños tradicionales indígenas. También propone una combinación en el contraste de colores y formas, afirma Jácome. El negocio prevé en junio hacer el lanzamiento oficial. Espera realizar un show room con pasarela y música en vivo. Además, Ananay trabaja en la remodelación de su página electrónica.

    En la página de Facebook, por su parte, este negocio explica a los clientes que todas sus prendas y accesorios tienen una garantía de por vida y se las puede arreglar.

    Paula Jácome junto a sus productos en las oficinas de Ananay. Este negocio fabrica cuellos tejidos y otros accesorios con diseños andinos. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Paula Jácome junto a sus productos en las oficinas de Ananay. Este negocio fabrica cuellos tejidos y otros accesorios con diseños andinos. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • En Imbabura se promueve el cultivo de la uvilla silvestre

    Redacción Sierra Norte

    Relacionadas

    Cada martes, pequeños productores de 12 comunidades de la parroquia San Pablo del Lago, en Otavalo, (Imbabura) llegan, uno a uno, con sus cosechas de uvillas.

    Campesinas como Luz María Cazco, de 37 años, vieron en el cultivo de este fruto, pequeño y de sabor agridulce, una alternativa dentro de su producción agrícola.

    La mayor parte de su vida en su terreno, de media hectárea, ha cultivado únicamente maíz. Desde hace un año empezó a florecer la planta de uchuva. Esta semana logró recolectar 31,5 kilos, que entregó en el centro de acopio, ubicado en el centro del poblado.

    Cazco es uno de los 200 productores de la Asociación Pacta Purisunchi (Caminemos Juntos, en español), que se constituyó hace cuatro años. A más de maíz, la zona ha sido una productora tradicional de cebada y trigo, por lo que uno de los objetivos es diversificar la tierra para mejorar las condiciones de vida de los campesinos de la zona, explica Fausto Proaño, gerente de la Asociación.

    Por eso, cuando la empresa Tierra Fértil llegó con la propuesta de desarrollar el cultivo de la uvilla no quisieron desaprovecharla.

    Proaño recuerda que al inicio arrancaron con una veintena de agricultores. Sin embargo, tras las primeras cosechas se fueron sumando más campesinos.

    “Ellos no le daban la importancia a la uvilla por tratarse de una planta que crece de forma silvestre”. Sin embargo, en esta localidad le han podio adaptar sin inconveniente a los 2 900 metros.

    Las primeras siembras se hicieron con la variedad manzana, pero ahora también se ha introducido la redonda. Los asociados fueros capacitados sobre el manejo técnico de la planta.
    Cazco señala que les enseñaron cómo prevenir enfermedades.

    La asociación alcanza una producción de 1,5 a 2 toneladas, por semana. Todo el producto, que es previamente seleccionado, se entrega a la firma Tierra Fértil.

    Una imagen del trabajo de los campesinos que forman parte de la Asociación Pacta Purusinchi,  quienes producen uvilla en Imbabura. Foto: Francisco Espinoza/para LÍDERES
    Una imagen del trabajo de los campesinos que forman parte de la Asociación Pacta Purusinchi, quienes producen uvilla en Imbabura. Foto: Francisco Espinoza/para LÍDERES
  • Cerámicas con diseños étnicos y contemporáneos

    José Luis Rosales

    Relacionadas

    Como un centro para motivar a nuevos emprendedores se concibió a la Casa de la Cerámica de San Antonio de Ibarra.

    Desde julio de 2013, el taller y la galería funcionan en la casa Daniel Reyes, situada en el centro de esta parroquia, cuna de hábiles escultores y talladores de la madera.

    Es una propuesta orientada a diversificar la producción artesanal local, explica Andrea Heredia, titular de la Asociación El Hormiguero, grupo a cargo de la administración del establecimiento.

    “Es importante no solo por el área productiva sino también para difundir, desarrollar y revalorizar el arte ancestral de la alfarería”.

    Por eso, esta idea de negocio que incluye un centro de formación y capacitación recibió el respaldo de la Junta Parroquial local y la Agencia de Cooperación Internacional de Corea del Sur (Koica).

    Este ente apoyó para la construcción y el equipamiento de la Casa de la Cerámica. El inmueble, de una sola planta y ladrillo visto, fue levantado en la parte posterior del edificio patrimonial.

    El taller está equipado con cuatro tornos y dos hornos eléctricos, una máquina procesadora de material, moldes… Heredia indica que el aporte internacional bordeó los USD 30 000.

    Koica además envió una voluntaria para que comparta la técnica surcoreana para el modelado del barro. Este método exige el uso de arcillas puras y la cocción de las piezas sobre los 1 500 grados centígrados, comenta Karla Bossano, exalumna y dueña del taller La Estancia del Arte, que funciona en la vecina parroquia de Chaltura (Antonio Ante).

    También, resalta los diseños y matices de gran atractivo. Esos conocimientos los adquirió de Zixon Chun Lee, que laboró en esta localidad hasta enero pasado.

    El Centro de Formación y Experimentación en Cerámica ofrece cursos permanentes para niños y adultos. Las clases son prácticas y se imparten los lunes y martes. Según el instructor Diego Buitrón, los participantes pueden aprender a reconocer el tipo de materia prima que se necesita y elaborar objetos de alta complejidad. Todo depende del nivel que curse.

    Para cada fase, asegura, escogen una temática distinta. Han elaborado piezas inspiradas en las estaciones climáticas, planetas, astros, animales… De cada modalidad dependerá la técnica que se emplee como cordel, molde, plancha y torno eléctrico.

    Por su visión social, la Casa de la Cerámica también ofrece el servicio de horno para la cocción de piezas. Tiene un costo de USD 10, por un grupo de piezas horneadas.
    Los integrantes de la Asociación El Hormiguero, que son egresados del Instituto de Artes Plásticas Daniel Reyes de San Antonio, están satisfechos con lo que han obtenido hasta el momento.

    Andrea Heredia rememora que el primer emprendimiento lo instalaron en Otavalo, con el apoyo de la Unión Europea. Ese proyecto estuvo dirigido al rescate de la alfarería con diseños étnicos. Entre los primeros objetos se realizaron réplicas de la cultura Pasto y luego de la Karanki. Las piezas eran comercializadas en el Museo Mindalae, en Quito.
    Ahora este tipo de cerámica se ofrecerá en las vitrinas artesanales del Centro Cultural El Cuartel de la capital imbabureña.

    Antony Bravo, Andrea Heredia y Diego Buitrón impulsan la Casa de la Cerámica, en San Antonio de Ibarra. Foto: Francisco Espinoza para LiÍDERES
    Antony Bravo, Andrea Heredia y Diego Buitrón impulsan la Casa de la Cerámica, en San Antonio de Ibarra. Foto: Francisco Espinoza para LiÍDERES