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  • La mermelada también da fama a Salinas

    José Luis Rosales

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    Las mermeladas de hobo, tuna, yuca, naranjilla y arasá son uno de los ganchos de la tienda de la Asociación Agroindustrial Santa Catalina, de la parroquia Salinas, en Ibarra, Imbabura.

    Estos dulces se pueden elegir de una lista de 13 sabores. No faltan las mermeladas tradicionales como las de mora, piña, frutilla, mango, kiwi, tomate de árbol, guayaba y babaco.
    Sin embargo, las de hobo y tuna, que florecen en el caluroso valle del Chota, son las emblemáticas en esta tienda artesanal.

    Desde hace tres años los productos se elaboran en este emprendimiento. La iniciativa es impulsada por seis personas.

    Los dulces se ofrecen a los turistas que arriban en el tren de la Ruta de la Libertad, que enlazan a las localidades de Otavalo y Salinas.

    La bocina de la locomotora alerta a María del Carmen Pabón, una de las habitantes de este poblado afroecuatoriano. Ella y su hermana, Gisela, atienden la tienda de Asociación Santa Catalina.

    Previamente se revisa y se ordena los envases de las mermeladas. Todas tienen un pedazo de tela atada sobre la tapa. Ese es un detalle que les da su distintivo artesanal. También, ofrecen trufas, unos bocadillos que se elaboran con chocolate amargo. Además se oferta maní enconfitado y maíz tostado recubierto con panela.

    Pero quizá una golosina para los adultos son pequeños vasos con piña colada, que se ofrece para que los viajeros degusten.

    El lugar es uno de los pasos obligados de los viajeros del ferrocarril del norte. La oferta del periplo incluye la bienvenida de los turistas con grupos de danza en la estación ferroviaria.

    En Salinas, que posee un clima cálido seco, predominan las casas de una sola planta. Por sus estrechas calles los visitantes recorren otros atractivos que impulsa la organización comunitaria Bombódromo Palenque.

    En la tienda artesanal, María del Carmen Pabón relata a los viajeros que esta es una de las iniciativas para dinamizar esta localidad.

    La mujer rememora que la idea del emprendimiento surgió en el 2008, tras participar en un taller sobre la elaboración de productos agroindustriales.

    A la capacitación, que estuvo a cargo de la Prefectura de Imbabura, asistieron 43 vecinos.
    En el curso, que tuvo una duración de 48 horas, aprendieron los secretos para la cocción de mermeladas, arrope de mora, chocolate y piña colada.

    Sin embargo, Pabón recuerda que solo 15 personas mostraron interés de impulsar esta actividad. Luego quedaron 11 y ahora son 6.

    Al igual que otras iniciativas productivas de Salinas, el taller de la tienda empezó a funcionar en un local que fue cedido por la Junta Parroquial de Salinas.

    El equipamiento inicial era básico. Contaban con una batidora y una refrigeradora, que fue donada por una operadora turística, que trae viajeros a esta zona.

    Luego, la Asociación Agroindustrial recibió USD 10 000 del proyecto Fondo Ágil Ecuador, que se confiere a los emprendedores.

    La mitad de ese fondo sirvió para la compra de equipos industriales de cocina. El resto se invirtió en materia prima y en los trámites de los registros sanitarios de las mermeladas de mora y piña.

    Además, estos soñadores ganaron un concurso de emprendimiento que auspició el Ingenio Azucarero del Norte.

    La materia prima para la elaboración de las mermeladas, comenta Gisela Pabón, lo adquieren en comunidades vecinas. El hobo, por ejemplo, compran en Ambuquí, el plátano y las naranjillas, en La Carolina, en Ibarra. Mientras que, el babaco y el chilgualcán, en Urcuquí, y las tunas en la comuna de Mascarilla, en Mira, Carchi.

    Desde hace 15 días promocionan un nuevo dulce de maracuyá. Pabón explica que cuando introducen un sabor siempre hay un período de prueba para que la gente lo conozca.

    Ahora esperan que la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria entregue el registro sanitario a las mermeladas de kiwi, tomate árbol, naranjilla. Además, de las trufas de café y piña colada. El trámite lo iniciaron en noviembre del 2014.

    La tienda se mantiene con el arribo de los turistas. Por eso, en un fin de semana, en temporada alta, venden hasta USD 300 al día.

    María del Carmen y Gisela Pabón son las principales impulsoras de la Asociación Agroindustrial Santa Catalina, de la parroquia de Salinas, en Ibarra. Foto: Foto: Francisco Espinoza /  LÍDERES
    María del Carmen y Gisela Pabón son las principales impulsoras de la Asociación Agroindustrial Santa Catalina, de la parroquia de Salinas, en Ibarra. Foto: Foto: Francisco Espinoza / LÍDERES
  • Cuatro décadas dedicadas al turismo local

    Redacción Sierra Norte 

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    El Hotel El Conquistador fue uno de los primeros establecimientos turísticos en instalarse en los alrededores de la laguna de Yahuarcocha, en Ibarra. Su fundador es el cuencano Mario Tacuri Roldán, un emprendedor que se instaló en la capital de Imbabura hace cuatro décadas.
    Él explica que el nombre del establecimiento, que incluye un restaurante, dos salones de eventos, las habitaciones y una discoteca, se debe a su forma de conquistar al cliente.

    Cuando tenía 19 años Tacuri fue contratado para trabajar como mesero en el Hotel Ajaví, que acababa de ser inaugurado.Luego de siete años dejó esa actividad y asumió el reto de administrar el muelle bar de la laguna de Cuicocha, en Cotacachi.

    Trabajó durante seis años. Entre sus logros estuvo haber convertido el negocio en uno de primera categoría. También, instaló una sala de baile y un muelle para ofrecer paseos en bote. Un dinamismo parecido le impuso al muelle de Yahuarcocha.

    Pero, Tacuri siempre tuvo como meta instalar su propio negocio. En más de una ocasión, a su esposa, Ligia Calle, le comentó que con un buen servicio a los clientes era posible abrir su empresa turística.

    El plan fue aprovechar la belleza paisajística que ofrece el sector. Por eso, frente al muelle bar de Yahuarcocha, adquirió un predio de 16 000 m2.

    Tacuri recuerda que el inmueble lo compró en 1980 en 3 000 sucres. La mayor parte la cubrió con sus ahorros y el resto con un crédito bancario. El lugar tiene una vista privilegiada del denominado ‘Lago de sangre’.

    Aunque nunca le ha gustado tomar ni fumar, Tacuri, de 66 años, confiesa que siempre le agradó la vida bohemia. Por eso, le apostó primero a edificar el recinto para la discoteca que lleva el nombre de Studio 54. El centro de diversión cumplió 33 años y aún se mantiene en auge.

    Luego, en el segundo nivel, levantó el restaurante, que tiene capacidad para 400 personas. Ahí se ofrece un variado menú de comida nacional e internacional.

    Uno de sus ganchos es el servicio de coctel, ensalada de frutas y show musical, los fines de semana.La mayoría de clientes llega entre sábado y domingo. Tacuri calcula que el fin de semana atiende a 200 clientes, en promedio.

    A Diego Bracho, habitante de Ibarra, le agrada el sitio por la preparación de la comida y por la atención personalizada.

    Por eso, el visitante asegura que siempre escoge este sitio para las celebraciones familiares.
    La oferta de El Conquistador se incrementó con dos salones para la recepción de actos sociales, como matrimonios, bautizos, grados. En uno cabe 130 personas y en el otro 150.
    Por último, se edificó el centro de hospedaje en el que se pueden alojar a 50 huéspedes. En feriados como Navidad, Fin de Año, Carnaval, Semana Santa, los clientes aumentan.

    Tacuri involucró a su familia en el negocio. Su esposa es la responsable de la contabilidad y de la supervisión del restaurante, su hija Fernanda le ayuda en la administración y su primogénito, Geovanni maneja la sala de baile.

    La infraestructura turística se levanta en 6 000 m2. Con un tono de orgullo, Tacuri afirma que le tomó 25 años en lograrlo.

    Uno de sus ganchos del hotel El Conquistador es el servicio de coctel, ensalada de frutas y show musical, los fines de semana. Foto: Archivo / LÍDERES
    Uno de sus ganchos del hotel El Conquistador es el servicio de coctel, ensalada de frutas y show musical, los fines de semana. Foto: Archivo / LÍDERES
  • El lago San Pablo y el Imbabura son sus mejores aliados

    José Luis Rosales (I)

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    redaccion@revistalideres.ec

    La imagen del lago San Pablo y del volcán Imbabura son un valor agregado que ofrece Mira Lago, en el ingreso sur de Otavalo.

    El paisaje se mira nítido por los ventanales de la cafetería, ubicada junto a la vía Panamericana, que enlaza a Pichincha con Imbabura, a 3 km del límite de El Cajas.

    Todo empezó hace tres décadas. Pedro Izurieta se ‘enamoró’ de este rincón de Imbabura, durante los constantes viajes hacia Carchi. Ahí, este ingeniero civil oriundo de Riobamba desarrollaba varios contratos de construcción.Más de una vez comentó a su esposa, Cristina Tapia, de la geografía ideal para instalar un establecimiento enfocado en el turismo.

    La propuesta tuvo eco. Compraron un terreno de 11 000 m2, en la comunidad Mariscal Sucre, parroquia González Suárez.

    Antes de levantar la flamante infraestructura, de ladrillo visto y amplios ventanales, con un área de 1 082 m2 de construcción, tuvieron que aplanar una loma.

    Lo primero que edificaron fueron dos cabañas, de 200 m2. Ahí instalaron, hace 15 años, una cafetería y una tienda de artesanías.Con ello, empezaron a enganchar a los visitantes, nacionales y extranjeros, que iban rumbo a Otavalo. Así recuerda Cristina Tapia.

    Con los años fue creciendo el número de clientes. Ahora les visitan un promedio de 1 000 turistas cada sábado. El sitio es una parada casi obligatoria para los operadores de turismo.
    “A los turistas siempre le sugerimos la foto con el lago y el volcán”, indica Giovanny Proaño, guía de Adventure Life. También -dice- les agrada la artesanías y el menú.

    Ese flujo obligó a ampliar los servicios y las nuevas instalaciones, abiertas desde el 3 de junio.

    El edificio, de cinco niveles, se levantó en un año, a un costo de USD 350 000. El 30% se cubrió con ahorros familiares y el resto con un crédito de la CFN.

    Pedro Izurieta Tapia, jefe del proyecto, explica que en el estilo arquitectónico fusionaron un diseño rústico y contemporáneo.

    Uno de los inconvenientes que enfrentó este emprendimiento familiar fue la espera de cuatro meses hasta que se defina el diseño de ampliación de la carretera.

    La pareja de industriales repartió, hace 12 años, el negocio a sus cinco hijos. Hace tres meses, ellos constituyeron Mira Lago Izta Services Compañía Limitada.

    La compañía contempla ahora tres ejes en el negocio: cafetería, artesanías y restaurante. “La idea es que la gente se quede”, explica Katalina López, administradora.

    Para ello, entre los atractivos está el menú del local. Los desayunos llevan nombres como: Mira Lago, Taita Imbabura y Quinde. El costo oscila entre USD 4 y 5.

    El primero lleva una tortilla de huevos revueltos con jamón, un sánduche de queso y jamón, empanada o torta de la casa. Se acompaña de café, bizcochos, queso de hoja y manjar de leche.

    En el área de artesanías, en cambio, se ofrece chales, bufandas, sombreros, cerámicas, souvenirs. Hay un centenar de proveedores.

    Los beneficios del flamante proyecto se empiezan a sentir. En el primer mes facturó USD 7 000. López explica que eso supera los USD 1 700, en promedio, que ingresaban antes de la ampliación.

    En Mira Lago al momento se ultiman los acabados del restaurante y de la sala de convenciones, que abrirán en tres meses más.

    Ricardo Andrade, director de Turismo del Municipio de Otavalo, señala que el sitio aporta al mejoramiento de servicios turísticos.

    Insignia

    ‘El paisaje es nuestra mayor fortaleza’

    Grace Izurieta.Gerenta General de Mira Lago. Foto: José Mafla/ LÍDERES.
    Grace Izurieta.Gerenta General de Mira Lago. Foto: José Mafla/ LÍDERES.

    Estudié hotelería en Ecuador y realicé una maestría en Negocios Internacionales y Liderazgo en University of Ulster, en Inglaterra. Con la ventaja de la ubicación de Mira Lago, plasmamos algunas ideas mías, de mi familia y lo que hemos visto en otros países, en el diseño para la ampliación de esta atracción turística de Imbabura.

    El paisaje que tenemos es único. Buscamos aprovechar al máximo este espectáculo natural.
    Me encargo de la administración del establecimiento. Las áreas de cafetería, tienda de artesanías, restaurante y el salón de convenciones los manejamos individualmente.

    En la última sección, una de las estrategias que vamos a desarrollar es visitar empresas para vender paquetes que incluyan el servicio para reuniones empresariales, conferencias, convenciones. También ofreceremos nuestra línea de alimentos y bebidas y logística. Esa experiencia la conocí en Australia y la voy implementar en esta firma. También busco aplicar mis conocimientos.

    La familia Izurieta Tapia posiciona su empresa Mira Lago, con el complejo turístico. Este año lograron levantar un nuevo local, en donde instalarán un restaurante y un salón de convenciones. Foto: Fotos: José Mafla / LÍDERES.
    La familia Izurieta Tapia posiciona su empresa Mira Lago, con el complejo turístico. Este año lograron levantar un nuevo local, en donde instalarán un restaurante y un salón de convenciones. Foto: Fotos: José Mafla / LÍDERES.
  • Yachay tendrá una fábrica de software

    Andrés Jaramillo

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    Las primeras conversaciones para conseguir apoyo y lograr la instalación de una fábrica de software en la ciudad del conocimiento,Yachay, se dieron hace seis meses. Entonces se buscó el respaldo de una firma internacional que sea experta en el tema.

    Se logró un acuerdo con Indra Sistemas S.A. La multinacional tiene 75 fábricas en diferentes rincones del mundo. La mayoría en España, pero también en Asia, Filipinas y Centroamerica. En Ecuador espera invertir alrededor del 6% de sus rentas.

    Este 6 de febrero del 2014 se firmó el convenio que permitirá concretar esta fábrica en Urcuquí, provincia de Imbabura. Héctor Rodriguez, gerente de Yachay, explicó que será un espacio para generar innovación y el desarrollo de tecnologías de la información para el país.

    Uno de los componentes que Indra prioriza es el de las tecnologías para personas con discapacidad. La fábrica estará ubicada en el nuevo centro de innovación Innópolis. Pertenece al sector del Conocimiento, uno de los cuatro de la ciudad Yachay.

    En los primeros seis meses de este 2015 se espera tener habilitado totalmente el espacio para que pueda ser aprovechado por los emprendedores, Indra y otras firmas que quieran apoyar la iniciativa. En esa infraestructura se invierten USD 10 millones.

    Hoy, 6 de febrero, se firmó el convenio que permitirá la creación de la fábrica de software en Yachay. Foto: Andrés Jaramillo/ EL COMERCIO.
    Hoy, 6 de febrero, se firmó el convenio que permitirá la creación de la fábrica de software en Yachay. Foto: Andrés Jaramillo/ EL COMERCIO.